RenaSer Mamá - Soledad Sartor - E-Book

RenaSer Mamá E-Book

Soledad Sartor

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Beschreibung

Este libro es una invitación a explorar distintas herramientas que te acompañaran a transitar la gestación y nacimiento de tu bebé de una manera integral abarcando todos los puntos de tu ser: cuerpo, mente y alma. El proceso consiste en hackear las creencias y tomar perspectiva haciendo que esta experiencia sea amorosa y trascendente. Espero profundamente te sea iluminadora y expansiva. Podrás encontrar: Guía para la práctica del Yoga, Proceso fisiológico del embarazo y parto, Meditaciones y Visualizaciones (también en versión audio), -Mandalas para colorear y Vivencias de papás que nos compartiero sus procesos.

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Soledad Sartor

RenaSer Mamá

Sartor, Soledad

RenaSer Mamá / Soledad Sartor. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Muiños de Vento, 2022.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-48266-4-0

1. Maternidad. I. Título.

CDD 649.10242

Autora Soledad Sartor

Arte de tapaMica Cavia - [email protected]

EdiciónMiguel Borra - www.estudiomb.com.ar

Edición en formato Digital

Publicado por Muiños de Vento Editorial

Conversión a formato digital para Muiños de Vento Editorial por Libresque

ISBN 978-987-48266-4-0

Ha sido hecho el depósito que marca la ley 11.723

Septiembre 2022, Buenos Aires, Argentina

© Soledad Sartor

Todos los derechos reservados

Queda prohibida la reproducción parcial o total por medio de cualquier medio gráfico o informático sin previa autorización del editor.

Agradecimientos

A la vida y a la posibilidad de hacer mi experiencia en ella.

A mis hijas ya que sin su existencia este camino nunca se habría abierto para mí.

A mi red, familia y amigos, por sostenerme y permitirme apoyarme cuando siento que no puedo.

A la naturaleza que con su sabiduría implacable me inspira, alimenta y guía.

@sol_sartor_

Sol Sartor

Videos paso a paso

Sol Sartor

@mamiferas.oficial

Mamiferas.oficial

Sole Sartor (Podcast de visualizaciones, meditaciones y mucho más)

Rena-ser en la maternidad

A mí personalmente la maternidad me ha interpelado…

desnudado, me ha confrontado…

transformado …

Me ha destrozado, reformulado y vuelto a armar…

Me ha inspirado,

Me ha educado…

En el servicio, en la entrega,

En el amor más total y absolutista

El que entrega más que la misma entrega

El que brota por todos lados en forma de leche, sangre, lágrimas, risas, gritos.

Y agradezco en todas las formas posibles, tamaña experiencia de crecimiento incalculable,

Si tan solo me animo a abandonarme

Y ser en el amor y la locura que todo esto me genera

Gracias Gaia y Ananda

Por convertirme en mamá

Primera parte

El inicio

DEBEMOS COMPRENDER QUE EL ALUMBRAMIENTO ES UN LOGRO FUNDAMENTALMENTE ESPIRITUAL, A LA VEZ QUE FÍSICO; DEBEMOS COMPRENDER QUE EL NACIMIENTO DE UN NIÑO ES LA PERFECCIÓN ÚLTIMA DEL AMOR

Dr. Grantly Dick-Read

Acá estoy, en la búsqueda de sistematizar, ordenar un camino, y como suele suceder primero fue, si es que no está siendo un camino interno.

Esto inició, cuando supe que estaba embarazada por primera vez. Gaia estaba formándose adentro mío, nos había elegido para ser su papa y su mama. No fue para nada romántico, mi pareja estaba en una crisis que más que crisis era un final. Mas yo sabía, con todo el miedo y dudas que sentía, y créeme que era mucho. Que amaba a ese ser, y estaba totalmente disponible para quien quiera que fuera que llegaba.

Hasta ese momento jamás me imagine madre, nunca me lo había planteado, ni había fantaseado con esa idea. Es más, estaba convencida de que la maternidad, los niños y “todo ese universo” no eran para mí, simplemente porque no lo elegía.

Mas cuando estuve ahí, sintiéndola… todas las referencias racionales (que eran super validas de cara a las circunstancias) se desvanecieron.

Si… ese fue el inicio.

Me comprometí tanto con la maternidad y todo lo que implica, que es MUCHO que empecé a trabajar con mamas. Soy profe de Yoga así es que empecé a dar clases para embarazadas cuando Gaia era muy pequeña aún.

Como se imaginarán estaba sola, es decir, sin mi pareja… ya que definitivamente esa crisis si fue el final. Con lo cual comprendí, porque me paso por el cuerpo, esa necesidad profunda que tenemos las personas que gestamos y criamos de hermanarnos en una experiencia de tal magnitud, que nadie más que nosotras, es decir quienes habíamos vivido la experiencia podían comprender cabalmente. Así nacieron entonces los grupos de mamas. Al principio reuniones entre amigas, les dábamos masajitos “shantala” a los bebes y nosotras hablábamos de esas cosas que a nadie le importan, como cacas, mamaderas, chupete sí o no, teta libre demanda sí o no, pañales de tela las más osadas y demás menesteres de una materia profundamente subvaluada, nadie de verdad imagina a priori lo que conlleva y significa la experiencia de gestar, parir y criar, ni siquiera nosotras mismas, hasta que de repente vemos, sabemos, comprendemos que podemos y resulto ser que podemos mucho mas de lo que creíamos.

Esos grupos se fueron metamorfoseando hasta llegar a “Rena Ser Mama”, un espacio de intercambio de saberes, contención y también un momento para nosotras que practicábamos Yoga con los bebes encima. Estos encuentros generaron en quienes participamos mucho encuentro, amistad y empoderamiento. El intercambio de saberes siempre nos hace más grandes, estoy convencida de eso, sin imposiciones ni recetas, solo compartir desde el sentir.

En este trayecto y porque es una característica personal estudie mucho, leí, escuche a quienes saben y a quienes no saben tanto, más se entregan a la experiencia con compromiso. Y aprendí algo.

Un día Danila, mujer poderosa de mirada profunda, ese tipo de personas determinadas que saben lo que quieren y hacia dónde van (por lo menos así la percibo yo), me pidió que la acompañara a tener a su pequeña en casa, estaríamos la partera, su compañero y yo. ¡Imaginate que honor!, hacia allí nos aventuramos, trabajamos previamente con masajes, yoga, y largas charlas hasta que el día llego, eligió el 9 de julio para arribar, 18 horas de trabajo de parto, muy intenso y sagrado, como todos y cada uno, ahí sí que empezó otro capítulo. Así casi sin querer, acompañando en la figura de una doula a parejas en el nacimiento de sus bebes. La experiencia más sublime que conozco.

Y aquí estoy escribiendo, la idea de esto, luego de una pequeña introducción era sistematizar, y darle forma a ese camino que hace ya casi una decena de años venimos transitando y les quiero compartir, espero les sea de utilidad y disfruten el viaje.

SS.

Invierno del 18

Vaqueros, Salta, Argentina.

Una mirada posible sobre el parto respetado

La vida irrumpe en la vida

Abundan definiciones artículos, leyes más o menos técnicos, más o menos “conscientes”, de cómo es que “deberíamos” parir a nuestras crías. Personalmente le di muchas vueltas a esto (primero en mi experiencia personal y luego acompañando mujeres) en función también de las posibilidades de que disponemos en la región, y los relatos de los que nos nutrimos las madres a la hora de pensar en cómo será este momento que genera tanto de todo. Qué es lo más conveniente y que no, en fin.

Lo que me sale del corazón es que cada una pare como puede, con las herramientas que ha recabado, los relatos que le han dado forma a la imagen de lo deseado; y es eso lo que observo en las mujeres. Y va de lo más variado; hay quienes con la tirilla del test reservan turno para una cesárea programada, hasta quienes se apartan a un paraje desierto al lado de un río y cortan el cordón con los dientes. En el medio, todos los matices posibles.

Creo que un parto respetado es fundamentalmente el parto que una decide tener, siento y observo que se juegan cuestiones tan arcaicas, primitivas, inconscientes personales, inconscientes colectivos, que dar recetas a seguir porque es “lo que va en el momento”, es para mí imposible, siento que cada madre va delineando consciente e inconscientemente un camino que tampoco le pertenece solo a ella, ya que es una aventura de tres.

Sí me parece fundamental que todas las mujeres que están por dar a luz, puedan recibir toda la información disponible (y con “San Gugle” esto es una maravilla), poder nutrirse de varias miradas, ya que el saber de la medicina es solo una campana, y hace vista gorda, para mi gusto de un montón de sutilezas (a veces fundamentales) que a la hora de encarar este momento de tanta trascendencia se vuelven elementales. Solo con tomar conciencia de que la ley que cuida y preserva tanto a la madre como al niñx la llamamos “Ley de parto humanizado” conlleva a pensar que esta ley busca preservarnos de una práctica que no es, o era humana. Y esto si que aterra, ¿cómo podemos pensar así en traer a nuestros hijos en un contexto inhumano?

Creo e insisto en que la información empodera, y es necesario que como gestantes nos nutramos de toda la información posible para ir delimitando lo que es necesario y deseado para cada una, pensando en los propios anhelos y limitaciones, vamos delineando nuestra “Filosofía de parto” y así buscar lxs profesionales e instituciones (o no) que cada una sienta que se adecúa a lo buscado y lo posible.

Creo que es momento por parte de quienes gestamos de responsabilizarnos acerca de cómo traeremos a nuestros niñxs al mundo, esto demanda implicarse (herramientas y alternativas abundan, de todo tipo y color), más la implicancia considero es lo central, y no es otra cosa que implicarse con la propia existencia.

Así es gentes… entre otras muchas cosas la mater-paternidad demanda IMPLICANCIA Y COMPROMISO y creo que es de las experiencias más poderosas que podemos experimentar cuando logramos entregarnos a esta fascinante aventura, es transformarte desde cada célula del cuerpo, cada pensamiento limitante (porque los limites se corren y podes mucho más de lo que sospechabas). Y si crees que tenés un alma, tu alma se expande y se fusiona con la fuerza de la creación, codo a codo…

Acá te dejo el link oficial por si quieres interiorizarte más sobre la “Ley de parto humanizado”:

www.argentina.gob.ar

LA MALDICIÓN DE EVA

(Marie F. Mongan, M Ed. M. Hy.. Hipnoparto, “una celebración de vida”)

Donde se espera dolor, se experimenta dolor.

La creencia de que el dolor forma parte natural del parto ha sido forzada sobre la mujer.

¿Por qué las mujeres parimos con dolor? Este texto realiza un claro recorrido histórico - antropológico que da cuenta del camino que hemos realizado como civilización hasta llegar a la firme creencia de que parir duele y mucho…

Durante siglos y especialmente en las sociedades occidentales, las mujeres han recibido una programación negativa con respecto a la naturaleza del parto. Durante innumerables generaciones la sociedad en general y las mujeres en particular, han aceptado la suposición de que se debe parir en agonía, y donde se espera dolor, se experimenta dolor.

La creencia de que el dolor forma parte natural del parto ha sido forzada sobre la mujer.

Si recorremos la historia de la civilización entendemos que este no ha sido siempre el caso.

Para entender la secuencia de eventos que han llevado a creer que el dolor es la supuesta maldición de la mujer, debemos devolvernos en el tiempo al año 3000 antes del nacimiento de Jesucristo y de la expansión judeo-cristiana, a una época cuando las mujeres daban a luz de manera natural y con el mínimo malestar, a menos que se presentara una complicación. La vida de la gente en estos tiempos antiguos se centraba en torno a la naturaleza, y la maternidad honraba a la madre naturaleza, a la madre tierra, a la madre creadora. Las mujeres eran veneradas como las creadoras de la vida.

Estos pueblos primitivos honraban todos los aspectos de la naturaleza y consideraban el nacimiento como la manifestación más elevada de la naturaleza. Cuando una mujer estaba a punto de dar a luz, todos se reunían a su alrededor en el templo para la “celebración de la vida”, pidiéndole a la deidad que bendijera al niño con salud y fortaleza. El parto era un rito religioso, y no un sufrimiento en el cual se transformaría más adelante.

Las mujeres eran sanadoras. Hasta 1930 todavía había mujeres en pequeñas zonas rurales griegas que se reunían alrededor del árbol del nacimiento, un árbol de ramas bajas donde la mujer se colgaba y sostenía para dar a luz en medio de alegría, libre de sufrimiento y dolor.

Con la difusión del cristianismo, una nueva creencia se extendió por toda Europa, trayendo consigo la “maldición de Eva”. La creencia en un dios único y masculino remplazó el concepto de diosa femenina. Los templos y altares de piedra de esta gente primal que adoraba la naturaleza fueron destruidos y catedrales cristianas fueron construidas en su lugar.

En el siglo 2 d.c. Clemente de Alejandria escribió: “Toda mujer debería sentirse avergonzada por la sola idea de ser mujer.” Las mujeres pobres y sin educación temieron por el solo hecho de ser mujeres. Se les prohibió la práctica de sus dones sanadores, fueron forzadas a reunirse en secreto y a trabajar en la obscuridad de la noche. Así fue como la brujería, un don honrado y apreciado de sanación, se transformó en la herramienta del diablo y fue prohibida. Todos los asuntos de medicina y curación pasaron a manos de los sacerdotes y monjes quienes aclamaban que su poder venia directamente de Dios.

Las mujeres, culpables de la expulsión del paraíso y de las enfermedades e infortunios como consecuencia de esta, fueron declaradas brujas y torturadas, mutiladas y quemadas en la hoguera. Esta matanza de mujeres y niñas de aldeas enteras continuo por más de cinco siglos.