Reprogramación del movimiento humano - Martin Pazzaglia - E-Book

Reprogramación del movimiento humano E-Book

Martin Pazzaglia

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Beschreibung

Este libro fue escrito con el fin de comunicar la variabilidad de aspectos que deben tener en cuenta los profesionales de la salud física que quieran abordar a sus pacientes o atletas con una mirada integral. Se describe de forma superficial la anatomía y biomecánica del ser humano que se debe conocer para formular procesos de acción sobre las problemáticas de los pacientes y los objetivos kinésicos de los deportistas. Se hace referencia al desarrollo motor del ser humano desde su nacimiento hasta el primer año de vida, ya que al analizar este proceso se descubre y se puede explicar cómo se produce el desarrollo y aprendizaje de los movimientos. En relación a esto, se expone el contexto que lleva a los sujetos a perder las capacidades motrices aprendidas y como las restricciones que se instalan por las condiciones de la vida moderna pueden limitar las funciones, modificar la postura y también limitar las habilidades deportivas. En la segunda mitad del libro se mencionan algunos movimientos básicos del entrenamiento que tienen relación a mejorar la salud de los practicantes pero que pueden mostrar problemas en la práctica diaria. Sobre estos se nombran aspectos que pueden llevar al desarrollo de lesiones deportivas en fases formativas o instancias avanzadas del entrenamiento, y se sugieren observaciones que servirán al lector de guía para enseñar o corregir la ejecución de las diversas técnicas. Se describen los movimientos metodológicos del levantamiento olímpico y como podemos visualizar los errores provenientes de restricciones articulares que dificultan el movimiento normal de los sujetos que lo practican. Ya que esta disciplina puede usarse para mejorar la salud física de una población así como también para incrementar el rendimiento físico de los equipos deportivos, resulta fundamental brindar herramientas de evaluación y corrección de los problemas que podemos encontrar en los mismos. En los capítulos finales se propone una serie de ejercicios de movilidad y elasticidad relativos al progreso de desarrollo motor del ser humano que podemos utilizar dentro de los planes de rehabilitación o entrenamiento para devolver la habilidad motriz a un sujeto. Así podemos actuar luego de una lesión para integrar nuevamente a la actividad física a una persona o ayudar al practicante que encuentra restricciones del movimiento en su actividad deportiva y trabajar los aspectos deficitarios de atletas que nos permitirán disminuir la posibilidad de desarrollar lesiones.

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MARTIN PAZZAGLIA

Reprogramación del movimiento humano

Pazzaglia, MartínReprogramación del movimiento humano / Martín Pazzaglia ; editado por Yamid Zuluaga ; fotografías de Facundo Nahuel Ramos ; ilustrado por Benjamín Busch Frers. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Martín Pazzaglia, 2023.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-88-9740-0

1. Fisioterapia. I. Zuluaga, Yamid, ed. II. Ramos, Facundo Nahuel, fot. III. Busch Frers, Benjamín, ilus. IV. Título.CDD 615.82

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

A mi familia y amigos que siempre me acompañaron y alentaron las iniciativas de hacer algo diferente.

A los entrenadores y kinesiólogos que interesados en mejorar me ayudan a crecer con dudas, opiniones y conocimientos nuevos.

A todos los que quieran crecer profesionalmente y tener herramientas nuevas.

A mis pacientes que me brindan su confianza, a los que pude ayudar a solucionar su dolor, y a los que no pude… Lo seguiré intentando...

Índice de contenido

Prólogo

Capítulo 1 - Repaso de anatomía

Capítulo 2 - Origen del movimiento

Capítulo 3 - Origen de las disfunciones

Capítulo 4 - Disfunciones comunes de la postura y el movimiento

Capítulo 5 - Movimientos del entrenamiento

Capítulo 6 - Restricciones en la biomecánica del ejercicio

Capítulo 7 - Movimientos del levantamiento olímpico

Capítulo 8 - Compensaciones posturales en levantamiento olímpico

Capítulo 9 - Evaluación general de la postura y el movimiento

Capítulo 10 - Reeducación del movimiento

Prólogo

En este texto se describe el origen y desarrollo de los movimientos del ser humano desde su nacimiento, se explica el sentido en que se pierde la capacidad de moverse y posicionar el cuerpo y se proponen una serie de ejercicios que sirven para mejorar la actitud postural y devolver las funciones perdidas.

Al conocer la normalidad de nuestras funciones motrices podemos entender mejor las causas de las alteraciones posturales hacia las que nos guían los hábitos sedentarios de la vida moderna.

Encontrarás la explicación del porqué la postura correcta es posible solo si las estructuras que mantienen nuestros cuerpos alineados cuentan con la capacidad de movimiento esencial que el desarrollo normal debió proveer.

También se explican las problemáticas restrictivas que afectan al atleta que practica levantamiento olímpico y otros movimientos asociados. Se expone el contexto biomecánico que puede condicionar a los atletas a desarrollar lesiones por disfunción en relación con la práctica de este tipo de entrenamientos.

Capítulo 1

Repaso de anatomía

Para una mayor comprensión de cómo podemos involucrarnos en la recuperación de la postura y de los movimientos de las personas, a través de la indicación de ejercicios contenidos en este libro, es imprescindible recordar ciertos conocimientos relativos al cuerpo humano.

En este primer capítulo vamos a describir brevemente las estructuras anatómicas que componen el cuerpo humano y su biomecánica.

Se hará un repaso ligero sobre los segmentos del cuerpo que debemos reconocer y los rangos de movimiento que presentan las principales articulaciones de mayor relevancia.

A continuación, se describe:

1. Tronco, cavidades y rangos de movimiento.

2. Tren superior, articulaciones y rangos de movimiento.

3. Tren inferior, articulaciones y rangos de movimiento.

4. Integración de la función del tronco y miembros.

1. Tronco, cavidades y rangos de movimiento

El tronco es una de las partes principales del cuerpo humano. Está integrado por el conjunto de estructuras óseas conocidas como tórax, columna vertebral y pelvis.

El tórax se encuentra conformado por la unión del esternón con las vértebras dorsales, que se hallan conectadas a través de las costillas. De los doce pares de costillas que existen, las diez primeras se insertan por delante en el esternón, de las cuales, seis se unen individualmente y las últimas cuatro comparten la inserción a través del cartílago esternocostal. Las costillas se articulan en su parte posterior con la columna dorsal, mientras que las dos últimas son conocidas como costillas flotantes, por carecer de unión articular en su parte anterior con el esternón (Figura 1).

Figura 1. Vista frontal y superior del tórax.

En el tren superior encontramos la cintura escapular, que tiene origen en la parte anterior del tronco a través de la unión articular esternocostoclavicular, y, por su parte posterior, la escápula forma una articulación «ficticia» con la parrilla costal, debido a que no posee verdadera congruencia articular osteocartilaginosa. La cintura escapular es el conjunto articular que da origen a los miembros superiores y permite los movimientos de transición con el tronco.

Figura 2. Vista lateral y posterior de la columna vertebral.

La columna vertebral es una estructura ósea que está conformada por tres conjuntos de vértebras de diversas características, con un extremo superior o cefálico y otro inferior o caudal. Las siete vértebras superiores corresponden a la zona cervical, estas se continúan con doce vértebras dorsales en la parte media y en el extremo inferior encontramos las cinco vértebras lumbares (Figura 2).

En su conjunto, las vértebras proporcionan soporte al cráneo y se disponen en forma descendente hasta llegar al sacro, donde se produce la mayor descarga de peso. En este trayecto, las estructuras vertebrales permiten la coordinación y autonomía de los movimientos del tronco y los miembros, a la vez que protegen el trayecto del descenso de la médula espinal por el tubo neural.

En su parte cérvicodorsal, la columna articula con la cintura escapular y con la parrilla costal. En la sección inferior, la columna lumbar se une a la cintura pélvica, y esta con los miembros inferiores.

La pelvis está formada por la unión del sacro con los coxales, estos últimos poseen la cavidad articular que conecta los fémures de los miembros inferiores. Esta estructura se encarga de soportar y distribuir las cargas sostenidas sobre la columna, así como las fuerzas que aplican los miembros inferiores (Figura 3).

Figura 3. Vista frontal de la pelvis.

El tronco posee movimientos de flexión, extensión, inclinación y rotación. En cada segmento vertebral, la columna tiene su propio rango de movimiento, y en caso de estar limitado uno o varios segmentos vertebrales en alguno de los sentidos, se hace necesario un movimiento compensatorio en otro nivel. En la columna vertebral encontramos un rango total de 145° de flexión; de los cuales 60° corresponden a la zona lumbar, 45° a la dorsal y 40° a la cervical. En contraposición tenemos un total de 135° de extensión de columna, correspondientes 35° a la zona lumbar, 25° a la dorsal y 75° a la cervical. En relación con la inclinación, el total es de 85° con 20° de la zona lumbar y dorsal y 45° cervical. Por último, en la rotación el total es de 90°, donde 5° son de la zona lumbar, 35° dorsal y 50° cervical (Figura 4).

Figura 4. De izquierda a derecha se observan movimientos generales de flexión, extensión, inclinación y rotación del tronco.

2. Tren superior, articulaciones y rangos de movimiento

En el tren superior encontramos la escápula, que es capaz de realizar movimientos de elevación, descenso, aducción, abeducción, y los movimientos combinados que son báscula externa en conjunto con la flexoelevación del brazo, y báscula interna en sentido contrario (Figuras 5 y 6).

La articulación glenohumeral posee 180° de flexoelevación, 45° de extensión, una rotación externa de 80° e interna de 30°, y una aducción de 30° que, en sentido contrario, llega hasta 90° de abducción si tomamos la línea del hombro, y de 180° si lo consideramos en conjunto con la posibilidad de subir hasta una flexoelevación. El último detalle es posible si tenemos en cuenta la paradoja de Codman, quien describió con su nombre el suceso en el cual se explica la forma por la que el hombro puede continuar la abducción hacia la flexoelevación; en este es necesaria una rotación externa de la cabeza del húmero seguida de una rotación interna que se produce de forma automática para asegurar el brazo en vertical.

Figura 5. Arriba: elevación, descenso, abeducción. Abajo: aducción, báscula externa, báscula interna.

Figura 6. De izquierda a derecha: flexoelevación y extensión, abeducción hasta 180 grados, aducción y abeducción horizontal, rotación externa e interna.

3. Tren inferior, articulaciones y rangos de movimiento

En el tren inferior, la pelvis puede dirigirse en anteversión o retroversión, es de importancia mencionar que estos movimientos no solo se dan en forma bilateral como cuando observamos un error en retroversión en la sentadilla, sino que también se manifiesta de forma asimétrica y son determinantes en las fases de marcha normales. La primera articulación desde la pelvis que encontramos es la cadera, que posee 125° de flexión, 15° de extensión, 45° en sentido de las rotación, aducción y abducción (Figuras 7 y 8).

Figura 7. Pelvis en anteversión y retroversión.

Figura 8. Movimientos de cadera. De izquierda a derecha: flexión, extensión, aducción, abeducción.

En la rodilla tenemos movimientos de gran amplitud que son los principales, en los que encontramos 130° de flexión en relación con la extensión completa, de la cual se considera que parte el movimiento. Además, la rodilla tiene la posibilidad de rotar sobre su propio eje unos pequeños grados cuando está en flexión. En este sentido, la rotación externa es más amplia que la interna. La combinación de flexión con rotaciones de la rodilla es natural hasta cierto límite, pero en casos de restricción de la movilidad en las caderas y tobillos en los que se manifiestan excesivamente, suele ser causante de la predisposición al desarrollo de lesiones.

Mencionamos el tobillo para hacer referencia a los movimientos que corresponden a la articulación tibioperoneoastragalina por ser la más relevante para este texto.

En esta articulación encontramos, en promedio, 20° de movimiento en flexión dorsal y 50° de extensión o flexión plantar, presentándose como los más determinantes para el lector, debido a su relación con los movimientos del entrenamiento y la posibilidad de relacionarlos con restricciones evidentes de forma visual, que se describen más adelante en este libro. Es prudente recordar que la articulación del tobillo presenta capacidad de moverse en inversión y eversión, en asociación con los otros sentidos ya mencionados.

4. Integración de la función del tronco y miembros

Cada grupo de vértebras proporciona la capacidad de generar movimientos en conjunto con el tren superior o inferior, respectivamente. Es por esta relación que los miembros pueden compensar movimientos que la columna no pueda ejecutar, lo que también sucede en forma recíproca.

Entre los ejemplos más comunes que podemos nombrar, la falta de flexión en las caderas o tobillos obliga a la compensación de flexión lumbar en las sentadillas. En otro caso, la falta de movilidad del miembro superior en flexoelevación recluta un exceso de extensión lumbar en los movimientos de empuje por encima de la cabeza.

Capítulo 2

Origen del movimiento

En este capítulo haremos una descripción de las etapas de desarrollo normal del niño durante los primeros doce meses de vida. En la narración, el lector podrá comprender cómo se llega al origen de la postura estándar del ser humano. Se explica cómo y porqué la columna vertebral desarrolla sus curvas en base a sus funciones. También, será evidente que los miembros superiores e inferiores alcanzan las funciones propias en relación con las acciones que el ser humano estimula en cada etapa del crecimiento.

Se puede comprender que, si un sujeto en desarrollo no recibe los estímulos del medio necesario para alcanzar los hitos funcionales y biomecánicos en cada etapa, es probable que durante las siguientes etapas de su desarrollo prevalezca alguna limitación de movimiento.

Como describe Lois Bly en su libro Componentes del desarrollo motor típico y atípico1, en el niño recién nacido predomina la actividad flexora, es decir, que el movimiento no es más que indicios por reflejos y debe desarrollar todos los movimientos que utilizará en la vida adulta desde cero.

Primer mes

Según Bly, al comienzo, el tono flexor fisiológico domina al ser humano, el tronco se mantiene en flexión, no hay curvas formadas todavía y vemos los miembros inferiores y superiores en patrones totalmente flexores. Incluso la cabeza, que es muy pesada y grande en proporción al tamaño del niño, tiende a la flexión (Figura 9).

Figura 9. Bebe recién nacido con tono flexor dominante.

La fuerza de gravedad y los estímulos que recibe desde su cuerpo y el medio lo guiarán al desarrollo motor.

En el primer mes de vida desarrolla la actividad sensorial (visual, vestibular o propioceptiva), empieza a controlar la posición de la cabeza. Al comienzo será solamente un giro lateral, mientras se encuentra en la posición bocabajo.

Si está bocarriba, y es arrastrado a la posición de sentado, comienza a trabajar la musculatura flexora del cuello activamente para evitar que la cabeza caiga hacia atrás, y luego domina la extensión antigravitatoria.

Segundo mes

En el segundo mes, al estar bocarriba, la cabeza rota más a ambos lados, se incrementa la actividad extensora del cuello, los brazos caen por la gravedad y mejoran la capacidad de rotación externa.

Figura 10. Comienza a disminuir el tono flexor dominante por acción de la gravedad y aparece mayor rango de abeducción y rotación externa en los miembros.

También, en los miembros inferiores la gravedad mejora la rotación externa y abducción de las caderas (Figura 10).

Tercer mes

El tercer mes se caracteriza por el comienzo de la simetría activa y control bilateral de los músculos de cuello y tronco. En la posición bocabajo, la extensión cervical es acompañada del mismo movimiento en la espalda alta. De esta forma, se comienza a apoyar los antebrazos, lo cual entrena la estabilidad en la articulación del hombro, al levantar el pecho del plano. Dichos movimientos hacen trabajar extensores y estabilizadores de cabeza y tronco, en conjunto con los flexores de la parte superior del pecho (Figura 11).

Figura 11. Mejora la extensión cervical, aprende a controlar la estabilidad de las escapulas y los movimientos cercanos de los brazos.

Los miembros inferiores se mantienen en abducción y rotación externa con semiflexión de rodilla y tobillos.

Cuarto mes

En el cuarto mes aparecen simetrías con fuerza: el bebé tiende a llevar la columna a una extensión completa generando la aducción escapular bilateral, que también puede verse cuando es asistido en la posición de pie. Al comienzo de la marcha es un movimiento reflejo que refuerza la estabilidad del tronco superior, cuello y hombros. Tener los antebrazos apoyados y la mirada al frente permite visualizar y alcanzar juguetes con las manos, de modo que alterna el apoyo en los antebrazos. Esto mejora la actividad abdominal, produciendo mayor activación y, así, el bebé tiende a girar el cuerpo apoyando un lateral, lo que genera la disociación de los miembros inferiores.

En la postura bocarriba, la activación abdominal permite sostener la pelvis y buscar las piernas, lo que dará mayor control al miembro inferior para la posición sentado y de pie (Figura 12).

Figura 12.Mejora el control del miembro superior, a la vez usa la fuerza y estabilidad abdominal para alcanzar las piernas.

Quinto mes

En el quinto mes, el bebé logra extender sus brazos totalmente estando bocabajo; dado que hay mayor control escapular, puede sostener objetos con una mano mientras se apoya en el antebrazo. Esto aumenta la carga sobre la pelvis, mejorando la propiocepción en la cadera y miembros inferiores. En una posición de extensión total, los músculos abdominales y pectorales se encargan de dar una acción estabilizadora. Por otro lado, también es posible tener las piernas disociadas debido a que la flexión lateral del tronco facilita la elevación de la pelvis contralateral. Como consecuencia, el miembro inferior de ese lado se flexiona, abeduce y rota externamente. Por último, en algunas ocasiones la pérdida de control lleva al bebé a girar de manera involuntaria, lo cual se controlará próximamente.

En la postura bocarriba, el control abdominal continúa en aumento y los músculos de la cadera permiten llevar los pies a la boca, lo cual estimula sensorialmente cada una de las partes. Por otro lado, también es capaz, desde esa misma posición, de cambiar hacia una flexión lateral, lo que permite elongar el lado apoyado y fortalecer el contralateral. Esto mejora el control unilateral. Todos estos movimientos contribuyen al período preparatorio para alcanzar el bípedo y lograr la marcha.

Al ser arrastrado a la posición de sentado en anillo, el bebé ya controla la cabeza y el cuello, también los abdominales sostienen la caja torácica y así se evita la elevación de la cintura escapular. De esta forma, el fortalecimiento de la acción abdominal trae el reflejo de flexión total de los miembros inferiores.

Estando sentado continúa inclinándose hacia adelante. Dado que sus caderas no poseen suficiente tono extensor para estabilizar el tronco, el bebé apoya sus manos cargando peso para generar estabilidad. Esta acción también se logra con aducción escapular bilateral simétrica, lo cual refuerza la extensión de la columna vertebral (Figura 13).

Figura 13. En sentado se apoya sobre los brazos y activa la zona media en conjunto con la acción escapular, esto mejora el control del tronco erguido.

Sexto mes

En el sexto mes, el bebé utiliza los movimientos aprendidos para disociar movimientos de brazos y piernas. Puede llevar el peso de su cuerpo sobre un brazo extendido en la posición de prono; además, continúa trabajando la estabilidad escapular, lo que mejora el equilibrio sobre los miembros superiores. De este modo, puede empujarse sobre las piernas, luego extenderlas para formar una posición de carpa (Figura 14).

Si es sostenido por un adulto, o se sostiene de un objeto firme, puede flexionar y extender las piernas. Así, logra sentarse con las piernas abducidas y rotadas internamente, mejorando el control del tronco sobre la pelvis, apoyando las manos por fuera de la base de sustentación para girar, rodar, alcanzar y sostener objetos o mirar en diferentes direcciones, y ya pudiendo sostener el tronco en vertical. Al ser sostenido de pie, puede rebotar subiendo y bajando para estimular la musculatura y propiocepción vestibular.

Figura 14. El control del tronco en horizontal se coordina con las acciones del tren superior e inferior y las piernas refuerzan su capacidad de extensión.

Séptimo mes

En el séptimo mes, el bebé es capaz de sentarse independientemente y comienza a realizar desplazamientos de peso en la posición, pudiendo disociar las extremidades inferiores de las acciones del tronco.

La posición de prono será la predilecta porque es la más funcional para el bebé. Esta le posibilita explorar, realizar más tareas y disociar las extremidades inferiores y superiores del tronco. También le permite hacer una transición del sentado al prono y pasar a la cuadrupedia. Así empezamos a divisar una lordosis lumbar, que ocurre cuando los músculos abdominales no están lo suficientemente activos para dar control a la caja torácica y pelvis. En dicha situación, tampoco la cintura escapular es capaz de cumplir su función.

La estabilidad de la pelvis y la lordosis lumbar es muchas veces mantenida por la contracción de los músculos flexores de cadera. Con la práctica de los movimientos de transición y gateo, los abdominales estarán más activos, el bebé no necesita fijarse con los músculos flexores de cadera y los músculos de la cintura escapular pueden estabilizar el tronco superior. Así, el bebé utiliza las flexiones laterales del tronco y las rotaciones, que responden a la dirección de la mirada para disociar las extremidades superiores e inferiores.

Asistido para mantenerse de pie, sosteniéndose con las manos, el bebé es capaz de flexionar y extender las piernas activa y simultáneamente, sin embargo, no puede todavía realizar desplazamientos laterales ni levantar una u otra pierna (Figura 15).

Figura 15. En posición de pie mejora el control del tronco superior y refuerza el patrón extensor antigravitatorio de los miembros inferiores.

Octavo mes

En el octavo mes, el control del tronco del bebé sentado mejora. Utiliza con menos frecuencia los miembros superiores para la estabilidad posicional. Así, se sienta con las rodillas extendidas y las caderas aducidas. Algunas veces cambia a la posición de semianillo —una pierna extendida y la otra abeducida y rotada externamente—, lo cual le permite realizar movimientos laterales y rotaciones del tronco sin caerse.

Figura 16. La estabilidad de tronco en sentado le permite cambiar de posición sobre su pelvis sin utilizar los brazos como apoyo, a la vez que mejora el rango de movimiento y control sobre las caderas.