Río arriba - Yanela Barceló - E-Book

Río arriba E-Book

Yanela Barceló

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Beschreibung

"RIO ARRIBA… en busca del Pantanal de Mato Grosso del Sur" es una historia real llevada al texto donde nos muestra el afán combinado con la aventura de llegar a un destino predeterminado, saltando vallas de supervivencia y convivencia entre la tripulación. Nos relata un grupo de 7 amigos dispuestos a lograr un objetivo en común. Se produce en los años 1974 lo que al día de hoy cada participe de esta travesía, algunos no están físicamente y los que están viven sin tener ninguna relación posterior. Quizás nos enseña que los tiempos son cambiantes y que la vida nos separa sin tener muchas posibilidades de reencontrarnos con anécdotas de la juventud. Una narración combinando matices informativos con anécdotas vividas.

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Seitenzahl: 129

Veröffentlichungsjahr: 2021

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Yanela Barceló

RÍO ARRIBA

En busca del Pantanal de Mato Grosso del Sur

Barceló, Yanela

Río arriba? en busca del Pantanal de Mato Grosso del Sur / Yanela Barceló. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2021.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: online

ISBN 978-987-87-1667-1

1. Narrativa Argentina. 2. Novelas. I. Título.

CDD A863

EDITORIAL AUTORES DE ARGENTINA

www.autoresdeargentina.com

[email protected]

Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723

Impreso en Argentina – Printed in Argentina

Índice de contenido
Portada
Créditos
Índice
Agradecimiento
Río arriba. En busca del Pantanal de Mato Grosso del Sur
Sinopsis

Agradecimiento

Mi agradecimiento a quien me permitió hacer esta obra siendo una transcripción en versiones originales del libro diario escrito en ese entonces, en 1974 por “Chini”, uno de los siete protagonistas de esta “expedición aventurera”.

“Chini” de sobrenombre es el Dr. Rodolfo Eduardo Biolchi a la fecha, un prestigioso médico gastroenterólogo. A la fecha pasaron los años y se recibió de médico, ejerció su profesión en París, Francia, Buenos Aires y actualmente está radicado en su querida y amada ciudad de Resistencia, capital de la provincia del Chaco, Argentina.

Es amante de la navegación local, de su profesión y socio activo de la Organización Rotaria Internacional del Distrito 4845 correspondiente a todo el nordeste argentino y la hermana República del Paraguay.

ILUSTRACIÓN GEOGRÁFICA REALIZADA POR LA EXPEDICIÓN

En memoria de los amigos que ya no están físicamente para compartir y rememorar viejos tiempos:

CAPITÁN: Manuel Waldemar Aguirre

CONTRAMAESTRE: Luis Chera

ACOMPAÑANTEII: Hugo Omar Quiroz

COCINERO: Oscar Catalina

—¿Por qué dices que tu padre no te dará permiso?

Pregunta preocupado Jorge Michilo, un joven musculoso, alto, esbelto, rasgos netamente wichís, oriundo y raíces de antepasados del Impenetrable Chaco argentino, con su voz uniforme en los sonidos, que se pronuncian con el aire que sale de los pulmones, sumado a los movimientos articulatorios de la faringe y la laringe, en plena pubertad, con tan solo 19 años, sentado en el cordón de la vereda de la plaza principal de la ciudad de Resistencia, capital de la provincia de Chaco, Argentina. Jorge no puede entender que algo se frustraría en la organización de su tan soñado viaje…

—¿Por qué tu papá no te deja, Chini? —vuelve a preguntar.

Moviendo la cabeza a ambos lados de su cuerpo y con cara angustiada, “Chini” era el sobrenombre más definitorio para llamarlo a su amigo Rodolfo Eduardo Biolchi, también un joven de 18 años, muy flaco en su contextura, cabello melena como un músico de los Rolling Stone de esas épocas entradas a octubre de 1974, alto, musculoso, con voz todavía cambiante en sus timbres dada la pubertad en sus venas.

—¡No! Parece que no puedo ir al viaje porque papá dice que soy muy irresponsable y no sé cuidarme solo.

—Mira, amigo —dice Jorge nuevamente—, hablaremos con él y lo lograremos.

—Bueno, vamos a la reunión del grupo para arreglar detalles —dice Chini desahuciado, casi de mal humor, como tramando una estrategia si la negación del padre persistía.

Ambos se dirigen entre jugueteos, saltos dignos de adolescentes, van camino a la casa de Luis Chera, a unos pasos de allí, Luis se postulaba para contramaestre en la travesía planificada.

Llegando los chicos, casi sin anunciarse, ingresan al predio, no había cercos ni rejas, nada los separaba de la calle de tierra a la parte posterior de la casa.

Cuando llegan Chini y Jorge a la casa, están haciendo un delicioso asado a las brasas los compañeros Manuel Valdemar Aguirre, un hombre de 45 años, de profesión abogado, habilidoso para todo lo que fuera motores, desafiaba cualquier problema mecánico que tuvieran todos sus vecinos en el barrio que lo vio nacer. Su papel sería en esta travesía de capitán, lo que hacía sospechar que Chini y Jorge mantenían un respeto más señalizado al momento de dirigir las palabras y además Manuel era muy amigo del padre de Chini, esta amistad serviría para que ayuden a Chini a obtener un permiso al deseado viaje, abriendo una botella de vino tinto está a su lado Hugo Omar Quiroz con sus 47 años en la espalda, de profesión chapista, el más musiquero y amigo de toda la ciudad. Con las manos entre la carne, salando las costillas de vaca para su posterior puesta en la parrilla a carbón estaba Oscar Catalina, aspecto bajo, bien amigable a todos los manjares de la vida, su saliente panza abdominal indicaba que el sería el cocinero del equipo en formación…

—¡Hola, chicos! —los recibe la señora de Luis.

—Pasen… ¿qué van a tomar? —Muy amablemente indica con la mirada una gaseosa dulce que estaba sobre la mesa, como diciendo que a la edad de ellos no podrían pedir nada alcohólico…

—Gracias —dice Chini—, tomaremos agua con hielo.

Catalina irrumpe:

—Somos 6 en esta reunión, ¡está faltando Ángel!

—Sí, Ángel no llega —comenta Jorge.

Ángel Edgardo Aguirre, una personita de 18 años con todas las hormonas THP sobre piel, tormentas de hormonas que alteraban el comportamiento de sus testosteronas, toda su juventud se reflejaba en su sonrisa, quería comerse el mundo, todo lo relacionaba a la sexualidad, su ansiedad al límite extremo siempre, ese era Ángel.

Para el lado de la entrada de la casa ingresa una bicicleta a la que le faltaban las partes básicas, pero igual funcionaba.

Luis Chera se dirige a Ángel:

—¡¡Hola, muchacho!! De ahora en más debemos ser puntuales en todo, y aviso que mañana en la mañana iré a hablar con el Dr. Pedro Biolchi para saber si dará permiso a Chini para el viaje.

Chini justo ponía un pedazo de rica carne en su boca, no sabía si tragarla por miedo a atragantarse, sabía que su padre no lo dejaría viajar.

Manuel Aguirre toma la palabra:

—Daré la planificación de nuestra travesía, y presentaré el Rol mañana a la Prefectura Nacional Argentina para su aprobación.

”Todos debemos tener la vacuna de la fiebre amarilla, el documento que acredite nuestra identidad, un bolso no muy grande con la menor cantidad de ropa, una toalla, los utensilios de aseo personal y elementos de entretenimiento como barajas al estilo español, revistas, libros y por sobre todo un gran espíritu de supervivencia y goce para disfrutar de la naturaleza del cauce del gran río Paraguay y todo lo que se presentará en tan grande desafío.

Continúa Manuel en su discurso:

—La lista de la tripulación será de la siguiente manera:

Cantidad de Tripulantes: 7

CAPITÁN: yo, Manuel Waldemar Aguirre

CONTRAMAESTRE: Luis Chera

ACOMPAÑANTE I: Rodolfo Eduardo Biolchi, ¿¿si va??

ACOMPAÑANTE II: Hugo Omar Quiroz

ACOMPAÑANTE III: Jorge Michilo

COCINERO: Oscar Catalina

MAQUINISTA: Ángel Edgardo Aguirre

La embarcación se llamará “EL GAUCHITO”

Matrícula No. RA 43295

Rol: PUERTO DE BARRANQUERAS, RESISTENCIA. PUERTO CORUMBA, BRASIL

DESTINO FINAL: Puerto Corumba.

MOTIVO DEL VIAJE: caza y pesca

DÍA DE SALIDA 3 octubre de 1974

DÍA DE LLEGADA A DESTINO: aproximadamente el 22 de octubre de 1974.

DÍA DE LLEGADA A INICIO: 1 noviembre 1974.

La noche continuaba, las brasas dejaban sentir el olor característico de la grasa derritiéndose, todo era ameno, había gran diferencias de edades entre los integrantes, pero quizás eso ayudaría a no hacer tan aburrida la misión planificada.

Ya entrada la medianoche la Sra. de Luis sirve un helado para cada uno, sin determinación anticipada de gustos.

—Lo que te toca te toca —dice muy intrépido Jorge, desafiando cuáles serían los gustos de helados servidos.

—Ya es hora de irse —ordena Manuel, asumiendo características de capitán.

—Mañana es 2 de octubre, al otro día zarpamos, hagan sus bolsos y avisen cuando estén listos.

—¿A qué hora nos encontramos? —pregunta Quiroz.

—El lunes a las 7 de la mañana en el puerto, ¡el que no está puntual no viajará!

Se saludan todos, cada cual con sus emociones de concretar algo tan hablado, solo Chini debía resolver su situación…

Un minuto pasó de la medianoche del sábado, Chini irrumpe en la sala de su padre, él un gran y conocido médico de la ciudad, amante de la música clásica, muy riguroso en sus determinaciones, padre de 4 varones, Chini era el más pequeño. Saca coraje para conversar con su padre, la adrenalina y el deseo de libertad de irse a la travesía eran más fuertes que el miedo a la contestación negativa que podría recibir, se lanza como torpedo:

—Padre, estuvimos reunidos con tus amigos para ultimar detalles del viaje a Puerto Corumba en Brasil, allá, en Mato Grosso. —Chini estiraba la oración para que el padre la vaya digiriendo y sea más leve la contestación—. Tienen pensado zarpar el lunes 3 de octubre, necesito su consentimiento.

Así de una dijo todo… Total era un no o un sí nada más…

—Mire, hijo —responde el doctor con voz firme y seguro de sí mismo. Usted ya tiene 18 años, es dueño en parte de sus actos, lo dejaré que vaya porque los amigos que irán son mis amigos de la niñez y sé que estará cuidado.

Las piernas de Chini no podían demostrar la alegría que sentía, porque si lo hacía, saltaba sobre el piano en que muy suavemente su padre tenía las manos apoyadas sobre sus teclas, la mesa de comedor de roble lustrada… debía demostrar que las emociones no cambiaban su conducta, era como una demostración de que ya era hombre delante de su padre.

—Gracias, padre, seré muy respetuoso con todos y acataré las órdenes de los mayores del grupo —dice Chini dando un abrazo a su padre, donde las espaldas se palmearon como sellando un pacto de caballeros.

El domingo transcurre normalmente, el almuerzo en cada casa estaba presente. Con la bicicleta de Chini Ángel y Jorge siempre era una cita en la plaza, estaban exhaustos, hablaban de sus preparativos, de si conocerían chicas en la travesía, la ilusión al igual que las hormonas no dejaron dormir a la tripulación más joven, esa noche fue larga, cada uno en su casa, pero larga, había que madrugar, llegó el día.

3 de octubre… Todos en horario presentes en el Puerto de Barranqueras, alistados, emocionados, con incertidumbre.

El personal de la Prefectura Nacional Argentina hace las verificaciones de la embarcación y de las identidades de los tripulantes.

El Puerto de Barranqueras a esa hora era muy activo, grandes barcos surcaban el río Paraná, la infraestructura natural compartida por varios países estaba formada por las hidrovías y los corredores bioceánicos, las vías fluviales Paraná–Tieté; Paraná–Paraguay y el Uruguay. El puerto de Barranqueras fue siempre un punto estratégico para las cartas navegables. Estaba ordenado por la Administración del Puerto, por Prefectura Naval Argentina, la Aduana de Barranqueras, Agencias Marítimas, la Ex–Junta Nacional de Granos, las terminales petroleras y areneras privadas.

El puerto Barranqueras ubicado sobre la ribera derecha del río Paraná, en el kilómetro n.º 1198 de la ruta general de navegación, en el corazón, en el centro geográfico de la región, a 7 km de la capital del Chaco, la ciudad de Resistencia (con casi 320. 000 habitantes, aproximadamente) y a 10 km del Aeropuerto Internacional Gral. San Martín. Está frente a la ciudad de Corrientes, capital de la provincia homónima.

Amarrado a una gran soga gruesa está el barco que los llevará, EL GAUCHITO, nombre característico de la zona, como determinando que se bancará tormentas, fuertes vientos, largas travesías y siempre estará firme como El Gauchito, refranes populares clásicos de la zona.

Ya todos arriba de la embarcación, amigos, familiares los saludaban, levantaban sus manos como deseando que todo esté bien en la travesía, ¡qué emoción los inundaba a todos!

—¡Motores en marcha! ¡Que Dios y la Virgen nos acompañen!.

Se escucha la voz del capitán, más alto que toda la tripulación, como determinando su poderío o su experiencia… la vestimenta era acorde a la ocasión, el gorro de capitán lucía en lo alto de su cabellera al igual que la bandera Pabellón Argentino flameaba.

Eran las 8:45 horas de salida del Puerto de Barranqueras, con todos ellos la emoción, el tiempo estaba nublado, poco viento, lloviznas aisladas, velocidad normal.

Atrás quedó el puerto, la ciudad, los amigos que no pudieron venir, al costado a la orilla derecha se va perdiendo la postal de la ciudad de Corrientes, igual la de Resistencia, ahí nomás ya nuestra primera parada, la isla del Cerrito, sobre el puerto estaban esperando don Oscar Chera y su Sra. con un rico pollo a la parrilla como gratificación del paso de la tripulación por sus tierras. Vino y guitarreadas se entrelazaban con la cena.

Don Oscar da una reseña de la hermosa tierra donde habita diciendo que la isla del Cerrito está en la desembocadura del río Paraguay sobre el río Paraná, pequeño pedazo de tierra de 23 km de largo por 12 de ancho. Con una singular forma semejable a una herradura, está delimitada por los cauces principales de los río Paraguay y Paraná y el riacho Ancho. Las principales actividades son la pesca y el turismo, constituyéndose como el principal centro turístico de la provincia. Su estratégica ubicación la hizo formar parte de numerosos hechos históricos, entre los que se destaca su participación en la guerra de la Triple Alianza y el haber sido cabecera de las autoridades del Territorio Nacional del Gran Chaco. Durante buena parte del siglo XX se instaló un leprosario donde fue residencia de todos los afectados por la peste de la lepra de todas las zonas de Argentina y Paraguay y este al ser levantado y sacado de uso años más tarde permitió el fomento de la isla como atracción turística. Se sabe que el primer blanco en avistarla y desembarcar en ella fue Sebastián Caboto (1484–1557), quien llegó a la isla en 1528. Caboto y sus soldados estaban en la búsqueda de una montaña de oro y plata, y se detuvieron en la isla para deliberar si seguían el trayecto por agua o por tierra. Permanecieron anclados durante 15 días, en los que Caboto envió –con pobres resultados– a algunos hombres a explorar el río Bermejo, además de tener que sofocar un motín. No obstante su estratégica ubicación, nunca se logró un emplazamiento formal en la isla, más que la temporal instalación de cazadores, pescadores y madereros de la ciudad de Corrientes.

—Cuánta amabilidad —pensaba Chini—. Qué hermoso lugar. Pero las gotas gigantes de la lluvia intensa que se precipita hacen cambiar de ideas a Chini, ya siendo las 16 h de esa tarde la lluvia no cesaba, pero la tripulación seguía firme en búsqueda de su meta.

Ya sobre las 20 h del primer día, la lluvia va calmando, aparece entre nubes la luna, fiel compañera de la travesía, calma el viento, siguen navegando.

Es la 1. 30 del siguiente día, no se dan cuenta de que la noche hace rato los acompaña, la euforia los invade, todo es alegría arriba del barco.

—¡Buscaremos un lugar en la costa para atracar! —avisa el capitán.

—¡Amarraremos allí! —Con sus brazos largos indica a la altura del río de Oro una playa hermosa perdida en medio de la noche, solo se reflejaba la arena con la tenue luz de la luna.

—¡¡Cocinero!! ¿Cuál es el menú? —pregunta Luis

Rápidamente contesta Oscar, el cocinero designado por el capitán:

—La cena, señor, ¡será embutidos con papas hervidas!

—Maquinista controle aceite, gasolina por favor.

— Acompañantes, ¡organicen la mesa para cenar! Y después las camas para dormir.

—Sí, señor, todos responden.

La cena muy buena, la noche ya entrada, la adrenalina de la partida se va disolviendo consumida por el cansancio y estrés sano que provoca la situación.

Se apagan los motores, las luces son mínimas, será la primera noche de descanso dentro de El Gauchito.

El capitán no dormía con la tripulación, él estaba aparte, separado como delineando una actitud… de poderío.

Eran las reglas de la navegación.

Chini, Jorge y Ángel, los tres adolescentes, se hacían notar, risas y balbuceadas se notaban en la noche silenciosa. Esa primera noche todo concluyó tranquilo.

Amanece el viernes 4 de octubre, la tripulación duerme, el capitán prepara su mate, costumbres argentinas radicadas en la propia identidad sugieren “argentinidad”. También es el símbolo de la tradición y expresión paradigmática de las costumbres. El mate está en el corazón de los habitantes de la región. Esta rica infusión hecha con hojas de yerba mate (Ilex paraguariensis), planta originaria de las cuencas del río Paraná, acompañará a todos en el viaje.