Rituales canalizados - Nanu Cerey - E-Book

Rituales canalizados E-Book

Nanu Cerey

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Beschreibung

Rituales canalizados no es un simple libro, es una experiencia espiritual. Es la invitación a hacer una pausa interna, un viaje íntimo para reconectarse con lo sagrado de la propia existencia. A partir de distintas prácticas, mensajes y rituales, se guía al lector a abrir un canal hacia el mundo invisible. La autora, psicóloga y médium, ha podido transcribir las palabras de Guías y Maestros, pudiendo materializar estos rituales cargados de sencillez y profundidad. Este libro es un manual para quienes buscan respuestas, armonía interna y la posibilidad de crear un puente entre lo divino y lo cotidiano de la vida terrenal.

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Seitenzahl: 148

Veröffentlichungsjahr: 2025

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NANU CEREY

Rituales canalizados Una pausa espiritual

Nanu CereyRituales canalizados una pausa espiritual / Nanu Cerey. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2025.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-6081-0

1. Espiritualidad. I. Título.CDD 130

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Índice de contenido

Presentación

Recomendaciones

Prólogo

Introducción

Ritual de iniciación

Ritual 1 - Tu mochila

Ritual 2 - Los 7 senderos

Ritual 3 - Creando el sendero

Ritual 4 - Presentación de los 5 elementos

Ritual 5 - Elemento Fuego

Ritual 6 - Elemento tierra

Ritual 7 - Elemento Aire

Ritual 8 - Elemento Éter

Ritual 9 - Los Chakras

Ritual 10 - Reconociendo los Chakras

Ritual 11 - La luz divina

Ritual 12 - Luz del mundo

Ritual 13 - Luz de colores

Ritual 13 bis - Los Chakras de colores

Ritual 14 - Combos de luz

Ritual 15 - El Cosmos

Ritual 16 - El aire en tus venas

Ritual 17 - La Madre Tierra

Ritual 18 - Transformando el aire del ambiente que nos rodea

Ritual 19 - Construyendo puentes hacia el corazón

Ritual 20 - Siendo quien soy, conectando con mí sentir

Ritual 21 - Lavando y sanando vidas pasadas

Ritual 22 - Limpieza de objetos

Ritual 23 - Conectando con ángeles o Seres de luz o Maestros ascendidos

Ritual 24 - Sanando el karma

Ritual 25 - La lluvia que arrastra

Ritual 26 - Sanando el niño interior

Ritual 27 - El sendero perdido

Ritual 27 bis - El sendero perdido

Ritual 28 - Burbujas de jabón

Ritual 29 - Arcoíris

Ritual 30 - Campo adentro

Ritual 31 - (sin nombre)

Ritual 32 - El Cosmos (dos)

Ritual 33 - La despedida

Ritual 34 - Salir al sol

Ritual 35 - Puesta de Sol

Ritual 36 - La luna, la protectora de energía

Ritual 37 - Manos en la masa

Ritual 38 - Juego de roles

Ritual 39 - “Y” la luna

Ritual 40 - Crecer se logra desde el interior

Ritual 41 - El símbolo del infinito

Ritual 42 - “Y” la luna (agregado)

Ritual 43 - Siguiendo al cosmos

Ritual 44 - El Espíritu Santo

Ritual 45 - Disolviéndonos en el Cosmos

Ritual 46 - Siendo el cosmos

Ritual 47 - Somos todos uno

Rituales de cierre y despedida

Ritual 48 - Iniciando el proceso de cierre

Ritual 49 - El santísimo

Ritual 50 - Jesús de Nazaret, Mahoma, Buddha

Ritual 51 - Final – Inicio

Palabras finales

A mis Guías y Maestros de esta vida (y otras tantas),por enseñarme que en la duda se abre el canal hacia la verdad

A mi compañero de vida, mi niño con alas y mi niña arcoíris

Presentación

Bienvenidos a este viaje. Mi nombre es Nadia, me dicen Nanu y soy médium.

Mi historia personal es bastante larga y no creo que sea la finalidad de este libro contarla. Sin embargo, me gustaría compartir con ustedes algunos detalles. Hace algunos años atrás, mi vida dio un vuelco de 180 grados. Soy licenciada en psicología y trabajo acompañando a pacientes que se enfrentan a enfermedades que amenazan o limitan la vida. Durante mi formación en dicha especialidad (Cuidados Paliativos), me comenzaron a pasar cosas extrañas. En las recorridas por las salas del hospital, comencé a visualizar en algunos pacientes una luz alrededor de sus cabezas. Empecé a preguntarme: “¿Me estaré volviendo loca?, ¿Será sugestión?, ¿Tendré un problema en la vista?”. En ese momento, decidí pensar que no era nada relevante.

Pero con el trascurso de los meses, comencé a notar que a los pacientes que les veía la luz, al poco tiempo morían. Entonces decidí usar esa información secreta en mi trabajo diario. Rápidamente gané dentro de mi equipo la fama de “adivinadora”. Paciente tras paciente continuaba acertando. Por una parte, esa precisión me aterraba, pero en el fondo había una inexplicable sensación de paz.

A medida que pasó el tiempo, las cosas empeoraron. De a poco, empecé a “recibir” cierta información sobre el tiempo de vida que tenían los pacientes. Es decir, al ver a un paciente determinado, podía “sentir” cuántos días de vida le quedaban. Nuevamente, comencé a acertar.

¿De dónde venía esa información? Sabía que no era mía. La mayoría de las veces no estaba de acuerdo con los datos o las fechas que llegaban a mi mente. “Mañana muere el paciente” resonaba en mi cabeza, mientras mis ojos veían a una persona sentada y comiendo tranquila en su cama. “Es imposible ¡estoy loca!”, sentenciaba. Al día siguiente, una enfermera me anoticiaba del fallecimiento del paciente por algún imprevisto ¡La exactitud me helaba la sangre! También estaba convencida de que no era una mera casualidad, porque era estadísticamente improbable que acertara siempre. Mi mente era un torbellino de preguntas.

Obviamente, empecé a buscar información. Leí sobre la intuición, el aura, las canalizaciones y la mediumnidad ¡Era una locura! Podía llegar a creer en algo de eso, pero no podía concebir que me pasara a mí. Seguí callando y leyendo algunas cosas en secreto. No era mi momento para contarlo, no estaba lista.

Luego de un año junté valor y finalmente me animé a compartirlo con mis jefas de Cuidados Paliativos. Me escucharon con mucho amor y respeto. Rápidamente creyeron en mí. Al fin y al cabo, ellas también habían podido evidenciar esa cantidad de aciertos inexplicables.

Después de esa confesión, mis síntomas empeoraron aún más: todo comenzó a brillar. No solamente veía esa luz en los pacientes próximos a morir, sino que estaba en todos los objetos que me rodeaban (las personas, los papeles, los cubiertos, la comida). Era como un reflector de luz que salía de adentro de casi todo lo que veía.

Decidí entonces sacar un turno con un neurólogo para determinar si existía algo orgánico que lo justificara. “Claramente tengo un tumor cerebral”, pensé aterrada ¡Tenía que haber alguna explicación racional y científica!

Un día llegué a casa luego del trabajo y me senté en la mesa del living a leer un libro espiritual que me habían prestado. Como las hojas del libro me encandilaban, decidí apagar todas las luces para poder leer. En ese momento llegó mi marido, me miró confundido y me preguntó por qué leía a oscuras ¡Y ahí rompí en llanto! Le conté en detalle todo lo que me venía sucediendo. Como siempre, mi esposo tomó mi mano cariñosamente y me tranquilizó. Con su voz y temple de médico cirujano, me dijo tiernamente que no había nada orgánico que justificara el cuadro que describía. Me revisó, me dio una breve clase de anatomía y me planteó que quizás mis compañeras tenían razón.

A pesar de la opinión de los demás, decidí sacar varios turnos con neurólogos. Sistemáticamente me los cancelaban. “El doctor tuvo un imprevisto”, “El doctor necesita reprogramar el turno”, me decían las secretarias. Parecía que el destino tenía otros planes para mí. Nunca logré ir.

Los días y meses fueron pasando. El universo lentamente fue acomodando las cosas y marcándome el camino a seguir. Por ejemplo, me acercó a personas que se convirtieron en mis maestras terrenales, puso en mis manos aquellos libros que necesitaba leer para entender lo que me pasaba, me llevó a lugares para comprender esa conexión. Lentamente fui procesando y descubriendo un universo nuevo dentro y fuera de mí. Continué estudiando y experimentando muchas cosas maravillosas, por ejemplo: ver el aura en colores, poder percibir emociones que otros sentían internamente y escuchar los mensajes “del otro lado” de manera más clara y precisa. Tomando la idea de otra médium, comencé a escribir la información que me llegaba. Al principio los mensajes ocupaban algunos pocos renglones, pero con el tiempo se extendieron de forma tal que llego hoy a escribir un libro entero.

Luego de un año de canalizar información para mí, empecé a “bajarle” mensajes a otras personas. Lo que comenzó como un juego de práctica con los pocos amigos que sabían de esta capacidad, luego se expandió a muchas personas que nunca había visto en mi vida. La exactitud de los mensajes y las pruebas era sorprendente.

Todos estos años transcurrieron con cierto miedo y desconfianza en mí misma. A pesar de lo que muchos creen, ser psicóloga es para mí un gran peso ¿Qué pensarían mis colegias si se enteran? ¿Estaré realmente loca? Aún hoy con varios años recorridos, sigo callando esta habilidad en muchos ámbitos.

Ha sido un largo recorrido espiritual y personal el haber llegado hasta aquí. Siempre existe la duda y el miedo de estar inventándolo. Sin embargo, los innumerables mensajes que he canalizado y las incontables sesiones que he podido realizar, me han llenado de fe. Estos mensajes siempre traen consigo un sentimiento de paz indescriptible. Así también lo han sentido aquellas personas receptoras de los mensajes.

Antes de comenzar con los rituales, me gustaría situar este libro en tiempo y espacio. Se comenzó a escribir el 2 de agosto de 2020 en Buenos Aires, Argentina. Estas páginas se plasman en medio de la pandemia de COVID 19.

En medio de un trabajo desbordante en mi hospital, la cuarentena eterna y la maternidad, puse en marcha (en conjunto con otra persona) un emprendimiento espiritual. En ese espacio virtual pudimos transformar ese caos mundial en un canal de luz. Cada una de nosotras, con sus propias herramientas, buscamos devolverles a otras personas la fe y la esperanza. Comenzamos a ofrecer sesiones de mediumnidad, tarot y “tarotización” (término canalizado por mi para combinar ambas herramientas). Quizás eso fue la clave y la semilla de este libro. A partir de la puesta en marcha de ese emprendimiento, me comenzaron a llegar mensajes de mis Guías espirituales para que empezara a escribir.

Ellos querían que escribiera un libro sobre rituales y me dijeron que se llamaría “Rituales Canalizados”. “¿Rituales?, ¿Qué voy a escribir sobre eso? Yo no sé nada del tema ni tampoco hago ese tipo de cosas”, dijo internamente mi razón.

Pero si algo he aprendido en estos años de canalizar mensajes, es a confiar en el proceso. Me entrego nuevamente a creer en esta maravillosa conexión espiritual, sabiendo que aún me faltan muchas respuestas. Quizás a medida que lo vayamos construyendo pueda ir respondiendo a los miles de interrogantes que me interpelan en este momento.

Aun así, salto al vacío y confío que “ellos” tienen preparado algo importante para transmitir.

Gracias a cada uno de ustedes por acompañarme en este maravilloso y sorprendente viaje.

Recomendaciones

Existen diversas maneras de usar este libro de rituales. Se aconsejan dos. La primera vez que llegue a tus manos, se recomienda hacer los rituales por orden. Una vez finalizada esta modalidad, puedes utilizarlo como oráculo, es decir, abrirlo al azar y realizar el ritual que corresponda a la apertura.

Ten en cuenta que en algunos rituales aparecerán conceptos como “Maestros ascendidos”, “Seres de luz”, o nombres de ciertas divinidades. En caso que no te resuene alguno de ellos, utiliza los nombres que se acomoden a tus creencias. Sin embargo, se te invita a experimentarlos para pasar por la experiencia.

Por último, los rituales pueden realizarse de manera íntima y personal. Sin embargo, también pueden ser utilizados para leérselos y transmitírselos a otras personas (por ejemplo: en talleres, encuentros, retiros espirituales).

Úsalos a conciencia y con amor, son justamente la materia prima de cada uno de ellos.

Mucha suerte en esta maravillosa experiencia espiritual.

Prólogo

Las palabras de “ellos” llegan a mi mente como imágenes, sensaciones, pensamientos. Puedo sentir que esas ideas no son mías, porque son muy sabias y profundas. Muchas veces dejo a un lado los mensajes y consejos que me dan. Mi parte humana se enoja, cuestiona y pelea un poco con “ellos”, pero generalmente suelo tomar sus mensajes con humildad y amor. Mucha de la información que recibo es de otras religiones o incluso épocas diversas, a las que no tuve acceso u oportunidad de estudiar. A partir de eso, intento investigar y corroborar lo que me dicen. Las coincidencias, sin duda, siempre me impactan.

En general suelen contactarme personas fallecidas, Guías espirituales y divinidades (Jesús, Buddha, etc.). Tienden a presentarse y hacerme sentir características de sus personalidades para que pueda reconocerlos. Dependiendo el lugar donde se “paren” junto a mí, puedo interpretar si son hombres, mujeres o seres específicos. Por ejemplo: si percibo un ser del lado derecho de mi cuerpo, suele tratarse del alma de un humano masculino. A veces escucho su timbre de voz o me muestran imágenes (cortes de cabello, fotos, objetos específicos) que intento trasmitir al receptor del mensaje de la manera más fiel posible.

No necesito rituales específicos para conectar ni entablar una conversación. Con la práctica aprendí a ordenar los mensajes dentro de mi cotidianeidad. “Ellos” están siempre allí a disposición para escucharme, ayudarme o, como ahora, para encomendarme alguna tarea. Es un intercambio de energía en el que siempre siento que salgo favorecida. Por ejemplo, me permiten preguntarles todas las dudas que tengo de la vida, la muerte y mi vida terrenal. Siempre me devuelven hermosos consejos. Entonces, ¿cómo no ayudarlos a entregar sus mensajes?

Mi maestro en esta vida es Jesús. Él es mi referente y Guía espiritual. Según me ha dicho, antes de nacer hemos pactado eso entre nosotros. Pero en este libro hay muchos más colaborando en la producción. Durante casi toda la escritura me ha venido a la mente la imagen de un Dios hindú. Lo he buscado en internet para poder plasmar su nombre aquí: Krishna. Aún no he leído nada de él, pero me pareció sensato y justo poner su nombre.

En estas páginas simplemente me entrego a tipear lo que me “dictan”, tratando de no obstruir el mensaje con mis propios pensamientos. Tarea difícil para alguien tan estructurada y racional como yo. Sin embargo, con los años he aprendido a hacerlo sin juzgarme ni preocuparme demasiado por ello. Bueno, quizás un poco. Aun así, he descubierto que la confianza abre el camino instantáneamente y las oportunidades aparecen como por arte de magia.

Todo lo que escriba a continuación (a no ser que lo aclare) son palabras textuales que canalizo para ustedes. Se las entrego para que se las apropien, las cuestionen y las experimenten. Creo que no hay otra manera de explicarlo, simplemente hay que “dejarse llevar”.

Introducción

A partir de ahora, querido lector, comienza el mensaje canalizado.

“Aquí arranca el viaje, dijo Nanu y así es. Queremos construir con ustedes un puente de conocimiento y sabiduría ancestral. Para ello no se requieren cultos específicos ni muchos materiales extravagantes. Sin embargo, creemos que se necesita cierta predisposición para creer en algo más. Utilizaremos esa conexión que existe inherentemente en todos los Seres y que ahora podremos encausar (de manera consciente) para realizar estos rituales. No importa si algún ejercicio no te resuena, lo que verdaderamente interesa es que tu intención sea clara: sanar, limpiar, aprender, conectar, creer. No todas las personas están listas para ello, pero muchos de ustedes han decidido emprender un sincero camino espiritual. Aquí solamente brindaremos algunas experiencias de conexión. Las mismas no serán paranormales o súper sorprendentes, porque creemos que en las cosas más simples se encuentra Dios. Nada más profundo que mirar el tallo de una flor, su estructura, su fuerza interna, su delicado aroma para comprender el universo entero ¿No lo crees? ¿Lo has probado siquiera? ¿Te han enseñado a mirar una flor y encontrar a Dios? ¿Y a mirar un pétalo y encontrarte?

Claro que no. No hay tiempo en Occidente para eso. Muchas veces se cree que la poesía es menos importante que las matemáticas. La lógica humana por momento me aterra (se ríe). Entonces quiero enseñarte a mirar una flor, a conectar con el agua, a escuchar el canto de un pájaro, a detenerte a sentir la apertura un pimpollo, a percibir cómo se calienta la piel de tu rostro con el sol de la primavera. Eso es un ritual por sí mismo y no requiere más que unos minutos al día para conectarte con el universo entero.

Entonces, no importa si crees en Dios, o qué nombre le pongas (Allha, Jesús, Mahoma); tampoco si crees en un ser ascendido (Buddha) o si lo llamas energía, universo, sol, luna, astros. Lo que realmente importa, es la idea plural de amor, es decir, el amor en todas sus formas y tiempos. Aquí intentaremos trasmitir la importancia de conectarse cada día (o cada tanto) con Dios, con esa deidad o energía que te enlaza con tu propia esencia superior.

Entonces estamos listos para el viaje. Al revés de lo que pensamos, dejaremos el equipaje que cargamos y que hemos empacado durante toda la vida. Para esta apertura, soltaremos todas las creencias que rodean la mente. Ahora, con las manos libres para tomar nuevos conocimientos y experiencias, nos entregamos a un ritual de iniciación”.

RITUAL DE INICIACIÓN

Ritual 1

Tu mochila

Lee primero el ejercicio y luego intenta hacerlo. Si necesitas releerlo a medida que lo haces, también estará bien. No te preocupes, hazlo a tu ritmo.

Nos sentamos o acostamos cómodamente. Cerramos los ojos y nos imaginamos a nosotros mismos sentados con las piernas cruzadas en posición de loto (una pierna cruzada sobre la otra). Respiramos tres veces de manera profunda. En cada exhalación imaginamos que un humo espeso sale de nuestro cuerpo. Inhalamos luz y exhalamos humo.