Siente bien, vive mejor - Xavier Montaner - E-Book

Siente bien, vive mejor E-Book

Xavier Montaner

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Beschreibung

Vivimos en una sociedad que nos exige sentirnos bien a todas horas y con todo el mundo, y que nos induce a escondernos del miedo, la tristeza y las preocupaciones. Sin embargo, la psicología científica nos muestra que cuanto más luchamos contra las emociones desagradables más sufrimiento nos causan con el paso del tiempo. En este libro encontrarás un conjunto de herramientas prácticas que te ayudarán a: - Aceptar tus emociones desagradables para que interfieran menos en tu vida. - Distanciarte de tus preocupaciones y de los pensamientos que no te ayudan. - Descubrir qué tipo de persona quieres ser. - Conectar con tus valores. - Aprender a estar en el momento presente de un modo flexible. - Vivir una vida más plena.

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PORTADA

SIENTE BIEN, VIVE MEJOR

siente bien,

vive mejor

Prólogo de Jenny Moix

Xavier Montaner

siente bien,

vive mejor

Libérate de preocupaciones y mejora tu salud emocional

PORTADILLA

© del texto: Xavier Montaner, 2023.

© del prólogo: Jenny Moix, 2023.

© de esta edición: RBA Libros y Publicaciones, S. L. U., 2023.

Avda. Diagonal, 189 - 08018 Barcelona.

rbalibros.com

Primera edición: noviembre de 2023.

ref.: obdo253

isbn: 978-84-1132-519-6

el taller del llibre · realización de la versión digital

Queda rigurosamente prohibida sin autorización por escrito

del editor cualquier forma de reproducción, distribución,

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a las sanciones establecidas por la ley. Pueden dirigirse a Cedro

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si necesitan fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra

(www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

Todos los derechos reservados.

CRÉDITOS

a mi tribu: alba, àfrica y lluc

DEDICATORIA

9

contenido

Prólogo de Jenny Moix 11

Introducción 17

Las habilidades VIDA 21

VER 31

1. VER tu experiencia 37

2. VER los consejos de tu mente 53

3. La habilidad de VER 67

INTENCIÓN 83

4. La pregunta de la VIDA 89

5. La lucha 105

6. La apertura 121

DIRECCIÓN 143

7. Comprende tu mente, confía en tu experiencia 147

8. Escoge tus valores 167

9. La conexión con tu DIRECCIÓN 181

CONTENIDO

contenido

10

ACCIÓN 193

10. La Matrix 199

11. La mochila de la ACCIÓN comprometida 219

El arte de transitar tu VIDA 235

Agradecimientos 239

11

PRÓLOGO DE JENNY MOIX

Si estás leyendo estas líneas es que tienes los ojos abier-tos. Aunque quizás no te sirva de mucho.

A todos nos ha pasado que intentamos sumergirnos en un libro y al cabo de un rato nos damos cuenta de que, aunque nuestros ojos se hayan paseado por muchas lí-neas, no nos ha llegado ni media idea. Y es que los párpa-dos son solo una simple persiana. Podemos subirla, pero si no abrimos la mente, la realidad no puede ser tocada.

Perdernos el contenido de unas cuantas páginas es una cuestión baladí comparada con dejar pasar la vida mien-tras andamos encerrados en el recinto de nuestra mente.

Imagina que reservas habitación en un hotel y pagas un plus considerable para poder disfrutar de vistas al mar. Llegas y el acceso a la terraza se encuentra cerrado. No lo tolerarías. Sin embargo, es algo con lo que convi-vimos, nos sucede a menudo. Habitualmente, lo que nos impide disfrutar del panorama marino no es una puerta cerrada, sino una tupida cortina de pensamientos.

Nos situamos en el balcón, empezamos a vislumbrar el paisaje y a los pocos segundos empiezan a entrar cavi-laciones que se interponen entre el horizonte y nosotros.

Prólogo de Jenny Moix

prólogo

12

La fiesta por la que hemos pagado tanto se ha termina-do. Y es que descorrer la cortina de preocupaciones es de lo más complicado. Para nosotros no son simples ideas, sino horribles realidades que debemos atender.

Xavier Montaner, de una forma extremadamente di-dáctica y a través de multitud de ejemplos y ejercicios, nos empuja a que nos demos cuenta de la diferencia en-tre lo que fabrica nuestro cerebro y la realidad. Es la única forma de apartar el velo mental y asombrarnos por fin ante el paisaje.

A lo largo del libro, el autor nos regala cantidad de anécdotas personales y nos describe algunos de los casos que ha atendido en su consulta psicológica para que vea-mos los castillos imaginarios de los otros. A partir de ahí, empieza tu tarea: mirarte y darte cuenta de que los otros son solamente tu simple reflejo. Este es el trabajo constante que debes realizar mientras leas este libro.

Una de las frases que más nos entusiasma oír a los psicólogos es: «Me he dado cuenta de...». Darse cuenta de algo es el primer paso, a veces incluso el único. Son pequeñas iluminaciones. Estoy convencida de que expe-rimentarás muchos de estos insights,de estos «darse cuenta» a lo largo de estas páginas. Si quieres conseguir la máxima cantidad posible, te aconsejo que leas despa-cio y te preguntes constantemente sobre las ideas que poco a poco el doctor Montaner va enlazando con sumo esmero para que nos vayan calando.

Darse cuenta de que nada es tan importante, de que es imposible gustar a todo el mundo, de que la vida está llena de posibilidades... nos ayuda a apartar muchos pensamientos oscuros de en medio. Y este es el primer objetivo del autor, pero no se detiene ahí.

prólogo de jenny moix

13

Sin ánimo de hacer ningún spoiler, adelantaré que a lo largo de la lectura te vas a encontrar en algunas si-tuaciones ficticias un poquitín apuradas. Ahí se te invi-tará a formularte cantidad de preguntas, todas alrede-dor de un interrogante central: «¿Qué quiero hacer con mi vida?».

Esta es una cuestión que solemos plantearnos de una forma equivocada. Habitualmente, elegimos dia-nas: «Quiero encontrar pareja», «quiero tener hijos», «quiero viajar mucho», «quiero estudiar»... Es un «ir hacia algo». Como si eligiéramos una estación adonde llegar.

No se trata de ir escogiendo destinos en nuestra exis-tencia. Para entenderlo, vamos a acotar el tema, y en lugar de pensar en la vida, pensemos en el hoy. La mayo-ría llevamos agenda, o escribimos listas, o enumeramos mentalmente lo que vamos a llevar a cabo durante la jornada. Son los objetivos del día. Nos encanta ir ta-chándolos. Pero ¿solo quieres ir tachando las tareas de la lista que tienes para el día de hoy o quieres vivir cada una de una determinada manera? ¿Te planteas en algún momento si quieres actuar centrado, con calma, de for-ma justa... o de cualquier otra manera?

Tenemos claro quéqueremos hacer, pero ¿conecta-mos con el cómo? Todo nos iría mejor si la importancia la cambiáramos de adverbio: del quéal cómo.

Xavier Montaner sabe que necesitamos entrar en con-tacto con nuestros valores, que debemos tener presente cómoqueremos comportarnos. A tal fin nos propone una serie de actividades que nos plantarán frente a nues-tra existencia, y nosotros deberemos explicarle cómo queremos vivirla. Nuestro afán por tachar todo lo pen-

prólogo

14

diente, nuestras prisas, son justamente lo que puede ha-certe caer en la tentación de saltártelas. Pues bien: no lo hagas.

Aquí, en la pared que hay detrás de mi ordenador, tengo colgado un papelito con una chincheta. Es algo que nos aclaró Confucio, el sabio chino. Un mensaje que ha atravesado siglos hasta llegar a nosotros:

El sabio comienza por hacer lo que quiere enseñar y después enseña.

Basándome en esta premisa, diré que Xavier Montaner es un sabio. Y como todos los sabios, es muy humilde. Su humildad la podrás ir comprobando a medida que avan-ces en la lectura. Te irá explicando algunas trampas que le ha tendido su propia mente, en las que él ha caído de cuatro patas.

Sé que lo que enseña lo ha comprobado en primera persona porque puedo presumir de conocerlo. Xavier fue mi alumno durante la carrera de Psicología y luego mi doctorando. Esto significa que recorrimos juntos la aven-tura de la investigación que supone una tesis. Así que tu-vimos la oportunidad de disfrutar de largas conversacio-nes sobre la naturaleza humana en las que, como humanos que somos, también hablábamos de nosotros mismos. Por eso doy fe de la autenticidad de todo lo que vas a leer. Me refiero a que Xavi se presenta sin trampa ni cartón, como es él.

Algunas de las preguntas que en estos momentos te están esperando en las páginas que sostienes en tus ma-nos, me han interpelado profundamente. Me han ayuda-do. Por eso, aunque para mí, en las primeras líneas, Xavi,

prólogo de jenny moix

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aún tuviera forma de alumno, al cerrar el libro había adoptado la de maestro.

Respira profundamente y acomódate lo mejor que puedas, debes relajarte para empezar el viaje de autoco-nocimiento que te espera. Mantén siempre tus ojos abier-tos de verdad para no dejar escapar ni una línea de este libro y ni una línea de tu vida.

jenny moix

17

introducción

¿Recuerdas cuando eras estudiante y la profesora pedía un voluntario para salir a la pizarra? ¿Qué solías hacer? Cuando necesito un voluntario en mis clases universita-rias, los alumnos empiezan a mostrar comportamientos extraños: se miran las uñas, fingen estar escribiendo, mi-ran al horizonte con los ojos entrecerrados como si estu-vieran reflexionando sobre algo profundo. ¿Y por qué hacen eso? ¿Acaso tú no hacías lo mismo? Cuando se comportan así, les digo que no hagan el zombi, ¡porque lo parecen! Sus emociones se apoderan de ellos y se trans-forman en autómatas teledirigidos por la vergüenza, la inseguridad y la ansiedad. No reaccionan así por su pro-pia voluntad o intencionadamente, sino arrastrados por aquello que sienten. Sus mentes les dicen:«Si no miras al profe a los ojos, no te escogerá...». Y en realidad no sa-ben que lo que temen no es salir a la pizarra, sino «sen-tir» lo que implica salir a la pizarra. Y tú y yo no somos distintos de ellos.

Todos nos hemos comportado como zombis alguna vez. Todos tememos sentir determinadas emociones o que nos vengan a la mente determinados recuerdos o pensa-

Introducción

introducción

18

mientos. A lo largo del día, las emociones incómodas o los pensamientos difíciles nos atrapan y nos dirigen a su merced innumerables veces sin que nos demos cuenta. Cuando sentimos vergüenza, no decimos lo que pensa-mos; cuando sentimos rabia, gritamos o nos alejamos a regañadientes, cuando sentimos pereza, dejamos de hacer cosas importantes. Reaccionamos a lo que sentimos en lugar de responder con intención, repetimos patrones en lugar de escoger cómo queremos ser con lo que hace-mos, con los demás o con nosotros mismos. Cuando las emociones que experimentamos son leves (como la an-siedad que sienten mis estudiantes cuando pido un vo-luntario), no pasa nada, pero cuando pasamos una época en que nos cuesta conciliar el sueño, tenemos problemas graves con nuestra pareja o en nuestro trabajo, o atrave-samos un proceso de duelo, las emociones y los pensa-mientos difíciles pueden arrastrarnos a hacer barbarida-des que quizás lleguen a condicionar nuestra trayectoria vital. La cuestión es que, en los momentos más difíciles, cuando nos sentimos embargados por la rabia, por la tristeza o por la ansiedad, la vida nos hace una pregunta: «¿Qué vas a hacer con eso que sientes?». Y, en función de la respuesta que demos a esa pregunta, la trayectoria de nuestra vida puede tomar caminos muy dispares. Mis estudiantes suelen escoger sin libertad hacer el zombi para no sentir vergüenza, pero, como decíamos antes, ¿y tú, qué haces cuando la vida te pregunta?

En este libro no encontrarás fórmulas mágicas para dejar de sentir ansiedad. Tampoco una técnica maravi-llosa que te ayude a dejar de pensar en lo que te preocu-pa. Sin embargo, quizás aquí encuentres distintos modos de responder a la pregunta de la VIDA que no son los ha-

introducción

19

bituales. Recorrerás un viaje alrededor de tu sentir para descubrir qué hacen y qué esconden tus emociones difí-ciles. Por medio de una serie de metáforas y ejercicios prácticos basados en la terapia de aceptación y compro-miso (creada por Steven Hayes y colaboradores), apren-derás a identificar aquellas emociones que más interfie-ren en tu día a día para gestionarlas de un modo más eficaz, y así poder conectar con una vida más plena. Ten-drás a tu disposición una serie de herramientas que te ayudarán a conocerte mejor y a renegociar el modo en que te relacionas con tus preocupaciones y con tus emo-ciones, sin luchar contra ellas. Te ayudará a descubrir qué es lo que más valoras en esta vida. Te ayudará a cuidar lo que te importa.

21

las habilidades VIDA

Hace unos años tuve un paciente con rasgos de persona-lidad antisocial al que llamaremos Manuel. En una de las sesiones, me explicó que esa misma semana había empezado a seleccionar la basura. «Me alegro de que hayas decidido empezar a cuidar el medio ambiente, Manuel», le dije. Me respondió en tono jocoso que no había empezado a reciclar, sino que lo que hacía era se-leccionar. «¿Cuál es la diferencia?», le pregunté inocen-temente. Y él me respondió: «Yo no reciclo. Yo seleccio-no porque así puedo tirar el papel en el contenedor del cristal y el cristal en el contenedor del papel».Sorprendi-do, le pregunté por qué hacía tal cosa. Su respuesta, lejos de lo que me esperaba, me sorprendió aún más. Me dijo que estaba harto de que lo culparan por contaminar el medio ambiente y de trabajar para el Estado sin obtener ningún beneficio a cambio, porque él no tenía la culpa. Estaba furioso. Me explicó que hacía unos días había tenido una revelación: cuando fue al supermercado con la intención de comprar unos tomates, allí vio un montón de bandejas de plástico enormes con tomates cortados en rodajas individuales. «Me obligan a reciclar porque

Las habilidades VIDA

las habilidades vida

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contamino, pero resulta que voy a comprar cuatro to-mates... ¡y tengo que llevarme un enorme paquete de plástico para cuatro rodajas de tomate! ¿Quién tiene la culpa de eso? ¡Que vendan solo los tomates y se queden el plástico! ¡Así no habrá contaminación! ¡La culpa la tiene este sistema capitalista! Deberían vender la leche en botellas de cristal como se hacía años atrás, y servir los productos a granel...».

Aunque sus argumentos no justificaban sus acciones, Manuel no deja de tener razón. Vivimos en un sistema que culpabiliza al sujeto de la contaminación y que, mu-chas veces, antes que proteger el medio ambiente, está salvaguardando los sistemas económicos. Con la salud mental y emocional pasa algo similar. Nuestras socieda-des consumen cada vez más psicofármacos, y tendemos a reducir el sufrimiento humano a una disfunción inter-na, mientras que prestamos poca atención a las causas sociales como la pobreza, las malas condiciones labora-les o el estrés al que nos vemos sometidos. Desde 1980, las prescripciones de psicofármacos como los antidepre-sivos o los ansiolíticos han aumentado más de un qui-nientos por ciento. Y no deja de ser curioso que todo esto suceda en el que quizás sea uno de los mejores mo-mentos de la humanidad. Si, de entre todos los periodos históricos conocidos, tuviéramos que escoger una época para nacer, sin lugar a dudas esta sería la mejor. A pesar de la última epidemia o de las actuales guerras, en mu-chos rincones de la Tierra hemos avanzado muchísimo en el objetivo de acabar con el hambre, el racismo o la esclavitud. Si comparamos el presente con nuestro pasa-do, el siglo xxiquizás sea el que reúne mejore condicio-nes para la vida del ser humano.

las habilidades vida

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Sin embargo, en lo referente a la salud emocional, en lugar de avanzar, parece que estamos retrocediendo. Cada día hay más personas con depresión, ansiedad y trastornos mentales severos. Cada día hay más personas medicadas. Vivimos sumergidos en un ambiente mediá-tico que tiende a patologizar las emociones y a culpar a las personas por no ser lo suficientemente fuertes, inteli-gentes o valerosas. La sociedad nos anima a luchar con-tra lo que sentimos, porque presupone que estar triste o sentir mucha ansiedad es un problema que debemos re-solver. Recuerdo que una paciente me explicaba que su médico le dijo una vez: «Tienes que estar menos nerviosa, eso te altera». Pero ¿cómo se puede controlar eso? ¿Aca-so decido yo estar nerviosa y perjudicarme la vida? ¿Acaso me he propuesto estar deprimida y no ir a trabajar para que hablen mal de mí y después sentirme aún más hun-dida?

En Occidente, la tecnología intenta acercarnos a un mundo de placer y sin dolor. La penicilina, la energía nuclear, el transporte motorizado, en su intento de apor-tar mayor comodidad y bienestar, están causando más problemas de los que pueden resolver. A medida que in-tentamos controlar el mundo, este se nos escapa más y más. Con el mundo emocional pasa lo mismo.

Deberíamos comprender que nuestras emociones no son nuestras enemigas. La mayoría de las veces están ahí para señalarnos que algo no está funcionando. Sin em-bargo, a veces son tan intensas y dolorosas que resulta muy difícil escucharlas. Por eso, nuestra mente, alentada por la sociedad y por el entorno, intenta atenuarlas o incluso acabar con ellas. Al fin y al cabo, ese es el traba-jo de la mente, controlar y resolver problemas.

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La mente nos permite hacer cosas extraordinarias. Podemos construir mundos enteros con la imaginación, viajar al presente y al futuro sin apenas esfuerzo y expe-rimentar sensaciones que no existen en la realidad tangi-ble. Sin embargo, la mente también tiene un lado oscuro.

Una de sus funciones principales es preservar tu inte-gridad física y, como decíamos, eso se lo toma muy en serio. Cuando ves un semáforo en rojo, tu mente tiene algo que decir: «¡Para!». Cuando vas caminando sola por la noche y escuchas unos pasos tras de ti, tu mente tiene algo que decir: «¡Camina más rápido!». De hecho, tu mente siempre está diciendo cosas, aunque no haya peligros a tu alrededor, o aunque tú no lo desees. Si aho-ra dejas de leer durante unos segundos y escuchas con atención lo que está sucediendo en el interior de tu cabe-za, advertirás que tu mente está opinando y diciéndote algo asícomo «es verdad», «no, no estoy de acuerdo», «ahora no estoy pensando en nada»... Hagas lo que ha-gas, tu mente siempre está ahí disparando ideas y pala-bras, buscando coherencia entre aquello que percibes con tus sentidos y tu historia personal, y advirtiéndote de las amenazas presentes o futuras. ¡Siempre te está ha-blando! Resulta agotador. Es como si en el interior de la cabeza tuvieras un Congreso de los Diputados hasta los topes de personas discutiendo acerca de todo lo que ves y sientes, juzgando lo que es bueno o malo para ti, ana-lizando pormenorizadamente los detalles de lo que te sucede y elaborando un plan de prevención de riesgos con vistas al futuro para dirigir tus acciones de un modo eficiente y seguro. A veces les pregunto a mis pacientes: «¿Te imaginas tener a un amigo que te hablara como te habla tu mente?». La gran mayoría me contesta así:

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«¡No, por Dios! ¡Sería insoportable!». Y es cierto. Aun-que no lo desees, tu mente seguirá protegiéndote irreme-diablemente de todo aquello que implique algún tipo de molestia o dolor. No lo hace de mala fe. Esa es su mi-sión, porque tu cerebro no ha evolucionado para pro-mover tu bienestar emocional y que encuentres la felici-dad, tu cerebro ha evolucionado para protegerte de los peligros que te rodean. Su cometido es alejarte de lo que te produce miedo, ansiedad, tristeza, asco o rabia. Po-dríamos decir que tu cerebro está biológicamente pro-gramado para hacerte huir de lo que te provoca emocio-nes desagradables e intensas. Sin embargo, te animo a que hagas la siguiente reflexión:

Piensa en alguna cosa que hayas conseguido en esta vida de la que estés profundamente orgulloso u orgullo-sa. Por ejemplo, haber aprobado un examen muy difícil, haber sido padre o madre, haberte sacado el carné de conducir... Piensa en algún ejemplo y escríbelo:

__________________________________________________________________________________________________________

Una vez lo hayas escrito, pregúntate lo siguiente:

Mientras tratabas de conseguirlo, ¿en algún momen-to sentiste ansiedad, miedo, inseguridad, cansancio o cualquier otra emoción desagradable?

SÍ NO

Si lo que has escrito en el recuadro anterior es algo lo suficientemente importante para ti, estoy convencido de que la respuesta es que sí, porque las cosas que valen la

las habilidades vida

26

pena y que nos conectan con la plenitud siempre impli-can estar dispuestos a sentir alguna emoción desagrada-ble. Y en el camino que recorriste para conseguir lo que has escrito, quizás tu mente te aconsejara que abandona-ses en algún momento. Cuando empezamos una dieta, la mente nos dice «por una galleta no pasa nada».Cuando nos proponemos hacer ejercicio, nuestra mente nos dice «hoy hace mucho frío, mejor empieza mañana». Y lo hace para que no sintamos la urgencia de comer, el frío ni otras sensaciones desagradables, pero... ¿te imaginas tener a una persona a tu lado las veinticuatro horas del día di-ciéndote ese tipo de cosas? Tu mente te las dice con bue-na intención, para que no sientas malestar emocional ni físico. Está diseñada justamente para eso, para proteger-te, pero no se da cuenta de que algunas veces sus desa-fortunados consejos no te conducen a una vida más ple-na ni más rica.

Cuando un nuevo paciente se sienta por primera vez en mi consulta, le doy espacio para que me explique en qué situación vital se encuentra. Algunas veces, tras unos minutos de charla, lo animo a hacer el ejercicio que te vamos a presentar a continuación. Este ejercicio nos ayuda a percatarnos de la influencia que ejerce nuestra mente en todo cuanto hacemos, decimos y sentimos. An-tes de practicarlo, es muy importante que leas la siguien-te advertencia:

ADVERTENCIA:Tu mente intentará que pases directamente al ejercicio sin terminar de leer la advertencia. Toma nota de ello y acaba de leerla igualmente. En el momento en que leas el ejer-cicio, tu mente te dirá: «Esto es una tontería y no va a servir

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para nada». Ten en cuenta también este mensaje y haz el ejer-cicio, pero saltándote esa advertencia, para que puedas expe-rimentar en tu propia piel lo que sucede. Al final, cuando hayas hecho el ejercicio, tu mente te repetirá que es una tontería y que no sirve para nada. Fíjate en eso también y, después, lee las líneas que siguen al ejercicio. ¿Preparado?

EJERCICIO: EL INTERRUPTOR DE LA CONCIENCIA

Quizás este ejercicio te parezca un poco extraño, pues no suele ser del agrado de las mentes. Aun así, procura seguir al pie de la letra los siguientes pasos:

1.Repite mentalmente durante quince segundos la siguiente fra-se: «No puedo levantar el brazo derecho, no puedo levantar el brazo derecho, no puedo levantar el brazo derecho...». Cuando pasen los quince segundos avanza hacia el paso número 2.

2.Sin dejar de repetirte la frase «No puedo levantar el brazo derecho», centra toda tu atención en tu brazo derecho, inmó-vil, percibiendo las sensaciones que transmite durante quin-ce segundos más.

3.Mientras sigues repitiendo la frase «No puedo levantar el brazo derecho», levanta el brazo lentamente hasta erguirlo firmemente sin dejar de repetirte «No puedo levantar el bra-zo derecho».

4.Percibe tu brazo derecho erguido mientras sigues repitién-dote «No puedo levantar el brazo derecho».

Es muy probable que tu mente ya haya dictaminado que este ejercicio es una tontería. Percíbelo también. Sí, pare-ce una tontería, pero no lo es. No lo es, porque muchos

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de los pacientes que he conocido a lo largo de mi trayec-toria profesional han perdido su empleo, han hecho su-frir a sus seres queridos o han pasado por situaciones y experiencias tremendamente dolorosas porque en deter-minados momentos de su vida no fueron capaces de hacer lo que acabas de hacer tú en este ejercicio: desobedecer a su mente. Dicho en otras palabras: no fueron capaces de activar el interruptor de la conciencia.

Activar el interruptor de la conciencia te brinda la posibilidad de conectar con el presente y empezar a transformar tu VIDA. Te permite encontrar plenitud y descubrir los beneficios de lo que en psicología clínica denominamos conciencia plena. Cuando lo activas, en-ciendes una luz que te ayuda a ver con claridad todo cuanto hay en la habitación de tu vida: las cosas buenas y las malas. Con la luz encendida, descubres que hay muchas cosas que ni siquiera sabías que estaban en ese rincón oscuro. Descubres que, a pesar de estar sintien-do un miedo intenso, tienes la posibilidad y el poder de avanzar con ese sentir hacia lo que te importa. Descu-bres que, aunque te sientas llena de rabia, puedes apren-der a escoger no gritar, no pegar o no actuar de un modo desagradable con tus hijos o tu pareja para luego sentir una preciosa paz interior. Descubres que no tie-nes que ser una esclava de tu mente y que puedes esco-ger no quedarte atrapada en tus preocupaciones duran-te toda la noche y sin pegar ojo. Y la buena noticia es que la habilidad de encender el interruptor de la con-ciencia es una habilidad que, como cualquier otra, se pue-de entrenar.

¿Y cómo se hace esto? ¿Cómo podemos conseguir apartar las preocupaciones para poder dormir mejor y

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29

conseguir una mayor tranquilidad? ¿Cómo podemos con-seguir que el miedo o la rabia interfieran menos en nues-tras relaciones personales, en lo que hacemos o en el tipo de persona que queremos ser? ¿Cómo puedo llegar a ser una persona más segura, más valiente o decidida?

En este libro encontrarás un montón de ejercicios que te ayudarán a entrenar habilidades basadas en la terapia de aceptación y compromiso, creada por Steven Hayes y colaboradores. Estas habilidades, a las que a mí me gus-ta llamar habilidades VIDA,te ayudarán a activar el in-terruptor de la conciencia en los momentos difíciles y a emprender el camino hacia la plenitud y el bienestar emo-cional.

• V:Ver.

• I:Intención.

• D:Dirección.

• A:Acción comprometida.

VER

VER

33

Te levantas por la mañana y te diriges al lavabo. Te lavas la cara mientras te preguntas si te quedan galletas inte-grales para desayunar: «Creo que quedaban tres. Esta tarde tengo que ir al supermercado porque también falta suavizante».Te diriges a la cocina y empiezas a prepa-rarte el café: «¿Dónde demonios dejé el mando de la tele anoche? No voy a poder ver las noticias».Te comes las galletas y te bebes el café mientras escuchas que el paro ha subido el último mes: «Espero que mi hermana en-cuentre trabajo, la cosa está muy negra. Si no, tendré que pasarle doscientos euros al mes».Te diriges hacia la ducha y entras en contacto con el agua caliente. Es rela-jante: «Hoy tengo que ducharme un poco más rápido porque, si llego tarde a la reunión, tendré bronca. ¿Hoy era la cita con el dentista? Ahora cuando salga de la du-cha lo miro. Si es hoy, tendré que llamar a Pedro para que recoja a los niños esta tarde...».

¿Te suena? A lo largo del día hacemos un montón de cosas mientras nuestra mente divaga a mil kilómetros

ver

34

de distancia. A esto yo lo llamo funcionar con los ojos ce-rrados. Los seres humanos tenemos la capacidad de ha-cer cosas simples o extremadamente complejas con los ojos abiertos o con los ojos cerrados. Cuando estás con los ojos cerrados, tu mente está en un lugar distinto del presente y de la tarea que estás realizando. Cuando estás con