Solsticio de verano - una novela erótica - Ossian Strömquist - E-Book

Solsticio de verano - una novela erótica E-Book

Ossian Strömquist

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  • Herausgeber: LUST
  • Kategorie: Erotik
  • Sprache: Spanisch
Beschreibung

"Dejó que su mano se deslizara hacia abajo, lentamente sobre su estómago. Notó cómo todos la seguían servilmente con la mirada. Lo concentrados que estaban en ella, en cada uno de sus movimientos". Sara está deseando descansar de la agitada vida en la ciudad y pasar los días en el idilio rural veraniego de Harpsund. En pleno verano, justo cuando la inquietud empieza a aparecer, su amigo de la infancia Hugo llega con Love y Anton. El día está a la altura de la idea típica de noche sueca de San Juan perfecta. El tiempo es glorioso, comen y beben con gusto, nadan y hablan. Mientras tanto, los ánimos se van caldeando entre Sara y los tres hombres.

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Seitenzahl: 43

Veröffentlichungsjahr: 2023

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Ossian Strömquist

Solsticio de verano - una novela erótica

Translated by Carolina Gandia Segura

Lust

Solsticio de verano - una novela erótica

 

Translated by Carolina Gandia Segura

 

Original title: Sommarsolstånd

 

Original language: Swedish

 

Imagen en portada: Shutterstock

Copyright © 2020, 2023 Ossian Strömquist and LUST

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726602135

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

La casa de verano de Sara Strömstedt estaba a unos treinta minutos de Harpsund, junto a un lago rodeado de colinas y árboles, sin salida, por lo que el agua nunca llegó a ser ni corriente ni especialmente ondulada. Una de las consecuencias de esto era que en primavera, al derretirse gradualmente el hielo, el agua generalmente mantenía su quietud sin que los grandes témpanos de hielo se alejaran y se arriesgaran a llevar consigo lo que pudiera haber quedado atrapado en ellos en el momento de la congelación. Esto permitía que los muelles flotantes más grandes permanecieran en el agua, incluso durante el invierno, sin el riesgo de ser arrastrados o destruidos por el movimiento del hielo. Esta conveniencia natural había dado lugar a una tendencia particular en la zona. Cada parcela tenía una o más balsas, muelles flotantes o balsas de sauna cerca de sus casas de campo junto al lago, que a menudo actuaban como una extensión natural de los balcones de éstas. Se utilizaban para tomar el sol, o los que tenían vallas, mesas y sillas, para comer sentados en medio del lago. Las pequeñas hélices eléctricas permitían pasar días o noches en el agua, expuestos al sol o protegidos de los mosquitos y las moscas que preferían quedarse más cerca de la orilla.

La familia de Sara tenía dos balsas de este tipo, una para tomar el sol o comer y otra para la sauna. Sus padres poseían una casa de campo más grande junto al agua. La propia Sara había heredado la casa de campo que su abuelo había construido para sí mismo en una época en la que incluso el hijo de un carpintero de los suburbios de Estocolmo podía permitirse el lujo de tener su propia casa de verano en el interior. La casa de su abuelo estaba solo treinta metros más arriba, en la misma gran extensión de césped que la casa de los padres de Sara. Por lo demás, la granja estaba rodeada de arbustos y árboles. Aunque el vecino más cercano no estaba más que a unos cien metros de distancia, uno tenía la sensación de privacidad, de que la parcela, las dos casas de campo y los muelles de la orilla del lago estaban bastante alejados del mundo exterior.

Sara estaba de vacaciones. Se sentó en el porche fuera de la casa de campo y leyó El muro, de Marlene Haushofer. Era la víspera de San Juan y el día parecía seguir cumpliendo con el arquetipo de la víspera de San Juan sueca ideal, el arquetipo que nunca parecía coincidir con la realidad. Había pasado la del año anterior aquí con su familia. Se acomodaron en el interior, protegidos de la lluvia y el viento en la casa de sus padres, bien abrigados con jerséis de punto y pantalones largos. La temperatura exterior había sido la misma que la media de noviembre del año anterior. Ahora llevaba un vestido de verano ligero y vaporoso que le llegaba justo por encima de las rodillas. La hacía sentir más fresca y le acariciaba la piel suave y ligeramente bronceada cuando andaba descalza sobre la hierba, por el camino y la madera. Llevaba su pelo castaño oscuro suelto, algo poco frecuente, que le bailaba sobre los hombros y el cuello. No es que lo tuviera especialmente largo, se lo había cortado cuando empezó el grado de economía en la Universidad de Uppsala. Primero lo vio como un medio para que la tomaran más en serio, de ajustarse a un ideal masculino adecuado. Sorprendentemente, había tenido un efecto notable. Desde entonces, se limitaba a mantener el pelo así, a menudo con un moño firme durante las horas de trabajo. Cuando no trabajaba, siempre se dejaba el pelo suelto, como un ritual para ayudar a su cuerpo a entender cuándo estaba relajado y cuándo estaba tenso. Ahora estaba de vacaciones. Una ola de relajación la invadió, pasando por sus músculos y su mente. Una incipiente inquietud ya se había abierto paso en su mente. Ahora estaba deseando tener compañía.

Sara había preparado la llegada de Hugo, Anton y Love desde Estocolmo. Sara y Hugo se conocían desde la escuela primaria. Incluso habían salido y estado juntos durante un tiempo cuando ambos eran veinteañeros, pero no había durado más que unos meses. Desde entonces, seguían siendo amigos y cuando quedaban era normalmente para salir, en las pocas ocasiones en que Sara tenía tiempo y energía para participar en la vida nocturna de Estocolmo.