Somos lo que hacemos - Jorge Horni - E-Book

Somos lo que hacemos E-Book

Jorge Horni

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Beschreibung

La adicción no es una expresión molecular, biológica o psicológica aislada, que se explica y evidencia por los altos niveles de dopamina en el núcleo accumbens o por un rasgo psicológico o social particular; tampoco es un defecto o falla física objetivada en alguna región del cuerpo, el cerebro. La adicción, lejos de cualquier reduccionismo, es una manifestación de conjunto, integrada, un fenómeno molar, holístico. Las expresiones adaptativas de mayor eficacia, las que nos importan, son "las conductas vivas", "lo que el hombre hace", como construcciones significativas, poiesis, por las que el organismo humano actúa como un todo en su entorno. La adicción es conducta La adicción es un trastorno de la conducta de uso o consumo, que en los rasgos que la definen es dependencia, es desregulación de las emociones, es deseo convertido en necesidad imperiosa y patrón compulsivo; y en un sentido pleno, significa que la vida de la persona, determinada, se organiza y gravita sobre el consumo. A partir de la experiencia y la práctica específica de consumo en tanto fuente generadora de cambios per se, planteamos nuestra tesis: la conducta crónica de uso o consumo es un potencial factor de riesgo en la génesis de la adicción, y una constante en su mantenimiento. Idea que supone una concepción de la adicción como algo que hacemos, a partir de nuestra implicación activa con los otros y con el mundo.

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Seitenzahl: 179

Veröffentlichungsjahr: 2023

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JORGE HORNI

Somos lo que hacemos

La adicción, un trastorno de la conducta de uso o consumo

Horni, Jorge Somos lo que hacemos : la adicción, un trastorno de la conducta de uso o consumo / Jorge Horni. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2022.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-3441-5

1. Ensayo. I. Título. CDD 362.29092

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Tabla de contenidos

Prólogo

Prefacio

Introducción

PARTE I

Planteando el problema

Modelos en Pugna

La conducta humana tiene sede en la vida dinámica de la persona

De la conducta

De la conducta crónica de consumo (CCC)

PARTE II

De las teorías sobre la Adicción

Teorías Biomédicas de la Adicción

Neuroplasticidad

Neuroimagenes

Circuitos de recompensa

Hipofunción frontal

De la toma de decisiones

La adicción, una enfermedad del cerebro

Teorías Biopsicosociales de la Adicción

El Modelo Psicológico Individualista

Teorías Socioculturales de la adicción

Modelo de los Factores Socioestructurales

Del Modelo Socioecológico

PARTE III

La Adicción y las leyes del aprendizaje

Del Sistema de Recompensa Cerebral y el Condicionamiento Operante.

Teoría motivacional de la adicción: Neuroadaptación y Alostasis

Teoría de la Sensibilización al Incentivo

Aprendizaje por Habituación y Sensibilización

Formación del hábito y repeticiones

Condicionamiento Clásico

Condicionamiento Operante

Aprendizaje Cognitivo-Social

PARTE IV

Vulnerabilidad y Adicción Del Paradigma de la Vulnerabilidad. Factores de Riesgo

Vulnerabilidad psicológica

Estilo de Vida y Vulnerabilidad

Adolescencia y Vulnerabilidad

Hipótesis de las Patologías Duales.

Genética y vulnerabilidad

Epigenética y Vulnerabilidad

Natura/Nurtura

De la vulnerabilidad social y cultural

PARTE V

Paradigma de la Enfermedad vs. Paradigma del Trastorno

De la enfermedad

Del trastorno. La Adicción un Trastorno de la Conducta de Uso o Consumo

Del diagnóstico

La adicción es una sola.

La Adicción, un Trastorno Primario

PARTE VI

Un análisis de la conducta de uso o consumo

Fases y Evolución de la conducta de consumo

Fase I. Período inicial en la evolución de la conducta de consumo

Período intermedio en la evolución de la conducta de consumo

Período último en la evolución del trastorno

La adicción, un proceso dinámico de construcción a partir de la práctica y la experiencia específica de consumo

La adicción, una nueva forma de conducta

El adicto y la lógica del vacío

Sociedad y cultura consumista. La adicción una patología del consumo.

El consumo, fetiche que modela la subjetividad

ANEXO

Tres historias de consumo ficcionadas

Yo, el dealer

El corso

El viaje

Bibliografía

Landmarks

Cover

Table of Contents

A mis hijos Manuel y Francisco.

A Sonia, de quien aprendo por su férrea convicción y su particular modo de enfrentar las cosas…

Prólogo

Estimado lector, este libro que usted tiene entre sus manos podrá ser leído en unas cuantas horas. Es posible que usted considere, por su extensión, que pueda ser recorrido rápidamente. Si usted hace ese uso, se informará sobre una aproximación hacia el problema de las adicciones considerado como un fenómeno multidimensional y complejo. Pero si realmente le interesa el tema, concluirá que este libro amerita al menos otras lecturas, para repasar lo que Jorge quiere transmitirle, un mensaje amablemente expresado, muy potente y cargado de una gran concentración de sentido. Entonces puedo compartir con usted que el texto que va a leer es la adecuación de la tesis doctoral que le permitió a Jorge Horni graduarse en el Doctorado en Psicología de la Universidad del Salvador el 30 de octubre de 2020, en plena pandemia.

El hecho de que se trate de una adecuación de una tesis doctoral a un libro, implica que el texto en sí constituye lo esencial de un trabajo que le llevó al autor al menos unos 5 años, pero que presupone las inquietudes profesionales más profundas de Jorge en relación al problema de las adicciones; las mismas que lo llevaron a buscar la realización de una carrera de doctorado, y que mes a mes durante dos años lo hicieron ir y venir de Mar del Plata a Buenos Aires y viceversa para cursar los días lunes y martes.

El resultado de su tesis, este texto ofrecido tal como quedó, constituye el desarrollo de un modelo que puede resultar muy útil a los clínicos que lidiamos con las adicciones día a día, no solo porque se trata de un recorte de una investigación científica, sino porque dicha investigación implica a las motivaciones del profesional que trabaja desde hace años con estos pacientes y sus diversas problemáticas en diferentes dispositivos. Las preguntas que guían este texto están respondidas en los problemas planteados y desarrollados en cada capítulo, a modo de recorrido sobre lo que vale la pena que un profesional o un académico puedan preguntarse en torno al fenómeno de las adicciones. El autor nos interroga sobre cómo una adicción es, desde cierta perspectiva, un punto de llegada: ¿Cómo se genera? ¿Qué elementos están en juego? ¿Cómo se articulan? Será desde esa consideración, que el profesional que intervenga en el diagnóstico y tratamiento de estas personas, deberá ponderar cómo ese trastorno devino tal modo de ser en el mundo, y quizá pueda tomar de allí elementos que le permitan influir en esas mismas personas para poder ayudarlas a salir de ese infierno.

No se trata de un texto definitivo, se trata de un posicionamiento consistente, liberado a ser modificado, enriquecido por la clínica misma y por la dialéctica que suponen la práctica profesional y la investigación científica. En consecuencia, lector amigo, lea este libro, y al final sabrá qué lugar darle en su biblioteca, para poder volver a él cuando la realidad misma le plantee aquellas inquietudes, las que motivaron a que Jorge nos regale este precioso texto, y que él generosamente comparte para que podamos entender algo más de las conductas adictivas, qué elementos juegan en su génesis y qué criterios tener en cuenta para su tratamiento.

Prof. Dr. Ignacio Barreira

05 de diciembre de 2022

Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Prefacio

El interés de este trabajo recae sobre la conducta de uso o consumo en los casos en que adquiere características que la convierten en un potencial factor de riesgo en la génesis de la adicción; es el caso de la conducta crónica de uso o consumo.

Sobre la praxis específica de consumo, como punto de partida y de llegada, discurre “el proceso de hacerse adicto”.

El propósito es presentar, a partir de la experiencia y praxis de consumo, una serie de conceptos, observaciones y descripciones específicas y relevantes en el tema de la adicción desde la perspectiva de su desarrollo; pero también, y sobre todo, sugerir un modo de aprehender los hechos a partir de una concepción dinámica de la conducta y de la vida de las personas en su implicación activa con los otros y el mundo.

La dinámica humana que es conducta, vida, historia, destino, trascendencia y no “cosa”, cambia su estructura con la adicción reconfigurando el campo de sentido de la conducta.

Introducción

Atávica es la relación del hombre con las drogas. La droga, que es promesa y engaño, alienta hasta la fantasía las expectativas de superpoderes, recreativas, religiosas y curativas, componentes estables del drama humano; desde la espinaca de Popeye hasta la “píldora de la felicidad” o la píldora inteligente, smart drug (modafinilo), de la industria farmacológica.

Ha dicho Borges que todo lo que nos ocurre, incluidas las humillaciones, las desventuras, nos es dado como material con lo que modelamos “nuestra obra”; en nuestras vidas, condenado el individuo a hacerse, realiza su destino de búsqueda y el uso de drogas es parte de ese repertorio, que encuentra justificación en la estructura y la dinámica de la realidad humana y de la vida misma. Sin embargo, se convierten en una objeción, cuando lejos de las promesas que ofrecen, causan perjuicios y enferman. Puede ocurrir con una única dosis y definitivamente es el caso de la adicción.

Del organismo humano en tanto sujeto capaz de proyectar, cambiar, enamorarse, o consumir drogas, nos interesa en particular el proceso de hacerse adicto*.

Cuando la adicción o la locura irrumpen la escena, el sistema humano total, de la molécula a la cognición, del individuo al grupo, se conmociona.

La conducta de uso normal (normal en tanto no está problematizada por el consumo) cuando es interpelada por el consumo, es obligada a reinventarse hacia un nuevo equilibrio con drogas, juego, compras. La adicción como la locura (modos de enfermar) son extravíos del hombre en su orientación vital.

Las descripciones moleculares, biológicas, psicológicas, sociales y culturales son dimensiones internas de la conducta, que aisladas, no explican la conducta resultante, total, que es creación, poiesis, y escapa a cualquier reduccionismo: predisposición genética, circuitos sinápticos, cortezas, deseos inconscientes, vínculos primarios, condicionamientos.

Las conductas que nos importan son las conductas molares por las que el organismo, el individuo humano, se mueve como un todo y actúa sobre el medio y sobre las relaciones que lo unen al medio: escribir un libro o usar drogas. Nos importa del hombre ¿qué hace y por qué lo hace?

Es necesario adelantar una definición: cuando hablamos de “conducta de uso o consumo” o de “adicción”, nos referimos a conceptos genéricos que comprenden tanto el uso de drogas, como a conductas, actividades u objetos; no hay distintas adicciones, el fenómeno en aquello que lo define, es uno; la adicción es una sola. Argumentamos que tanto la adicción a sustancias como las denominadas “adicciones no químicas o comportamentales”, presentan rasgos comunes: compulsión, imposibilidad de suspender el consumo, abstinencia, tolerancia, dependencia, características clínicas, pluralidad de causas sugeridas, tratamiento, características “socio-psico-fisiopatológicas” (ver en este trabajo: “La adicción es una sola”)

El interés de este trabajo es poner en el centro de la escena, el fenómeno de la adicción desde la perspectiva de la conducta de consumo en tanto “experiencia y práctica” que excede la simple ingesta o acción de consumo, hacia formas complejas de la conducta que responden a una dinámica de múltiples implicaciones, entendida como una actividad o una praxis vital. Nos importa, la experiencia y la conducta de consumo cuando es mantenida en el tiempo, de modo crónico; y sobre el lugar o rol que tiene la conducta crónica de consumo en la génesis del trastorno; génesis que implica un cambio en la relación de consumo y el paso de la conducta de uso o consumo a la compulsión, la dependencia y la adicción. Es decir, en cómo la relación de uso, casual, deliberada deviene en una relación necesaria que se configura como patrón determinado. La práctica especifica de consumo, cuando se mantiene a lo largo del tiempo, conducta crónica de consumo mediante, deviene en “un lugar donde ocurren cosas”, como un espacio dinámico de fuerzas y como fuente de cambio per se; todo este proceso sugiere la idea de la adicción como un proceso de construcción en el que estamos involucrados, como algo que hacemos.

En este proceso la conducta de uso o consumo es vulnerada y enferma. La adicción es una patología del consumo.

Las prácticas y las conductas aisladas, esporádicas, las que entendemos como uso, en general tienen un impacto pasajero, como un fenómeno fugaz, sobre el organismo y el individuo, asociado en general a una experiencia de gratificación: beber una copa de vino, fumar, apostar, realizar una compra; de este modo, el consumo es un medio por el cual se busca y en el mejor de los casos se obtiene, una satisfacción particular. Las cosas cambian cuando el consumo se instala como una praxis regular, a la que el sujeto acude sin opción; o dicho de otro modo, cuando es adicción, el sujeto no acude porque quiera ir, sino que acude porque no puede dejar de hacerlo; se produce, usando la expresión de Robinson & Berridge una hipersensibilización al incentivo; el individuo aprende a “esperar la recompensa” y sujeto a esta anticipación, como un autómata, repite y persiste en la acción de consumo aunque el resultado esperado no llegue o resulte adverso; las consecuencias ya no importan. El placer del inicio deviene en necesidad imperiosa y la conducta de consumo en un fin en sí mismo; el individuo se entrega a una repetición sin fin, es la conducta por la conducta misma; accionado el automatismo, no hay última dosis o última jugada; la conducta pierde sentido adaptativo; cuando una persona se alimenta detiene su ingesta cuando está satisfecha, en el caso del obeso mórbido o comedor compulsivo se rompe el ciclo de necesidad-satisfacción y la conducta no encuentra límite.

La conducta crónica, de repetición, sostenida en el tiempo, encuentra correlación con la manifestación de cambios y efectos de carácter crónico distinto a los efectos agudos como el de una dosis o ingesta aislada; la cronicidad es una condición que se presenta en distintas experiencia; pensemos en los cambios a que está expuesto una persona sometida a condiciones de estrés crónico durante meses o años, con las consecuentes alteraciones psicológicas y fisiológicas; o lo que ocurre con el aumento de la rigidez arterial como resultado de cambios celulares y estructurales, en un organismo sometido a el consumo crónico de cafeína.

La adicción trasciende el concepto de dependencia en su sentido fisiológico de adaptación homeostática del organismo, evidenciada por indicadores como la tolerancia y la abstinencia y que en el plano psicológico es deseo devenido en necesidad imperiosa; la adicción, en un sentido pleno, significa que la vida de la persona está determinada por la relación de consumo y se ordena en función del consumo (sustancias, juego, pantallas), a tal punto que la persona no imagina vivir sin consumo. En la adicción, la relación de consumo es otra; el cambio es cualitativo, ya no es uso ni abuso; la adicción implica un nuevo orden, una nueva configuración de carácter estable, cerrada, con límites claros en la experiencia y la conducta del individuo. La relación de uso o consumo pierde el carácter de acción deliberada, abierta y deviene en acción determinada.

Definido el fenómeno de la adicción, desde la perspectiva de la relación y la práctica de consumo, como un territorio dinámico de acciones, actividades, relaciones e interacciones de múltiples implicaciones, planteamos el fenómeno como algo que resulta de nuestro trato con las cosas y el mundo.

* Con la expresión “hacerse adicto”, no connotamos un acto deliberado, voluntario, sino un proceso de construcción a partir de la dinámica de la conducta activamente implicada en la relación con los otros y el mundo.

PARTE I

Planteando el problema

Todas las posibilidades distintas de cero, aún aquellas a las que adscribimos una ínfima propensión, acabarán por realizarse en el tiempo; siempre que dispongan de tiempo para hacerlo, esto es, con tal que las condiciones se repitan con suficiente frecuencia o permanezcan constante el suficiente tiempo.

Karl Popper

Cuando la experiencia de consumo es interrogada, y de modo específico la conducta crónica de consumo (en adelante CCC), surge de modo sugestivo la pregunta: ¿es posible que, consumir drogas las veces y el tiempo suficiente, CCC mediante, se convierta en un potencial factor de riesgo per se, con capacidad de vulnerar la conducta de uso o consumo, y generar condiciones favorables para el desarrollo del trastorno?

Adelantamos nuestra respuesta: la CCC deviene en un potencial factor de riesgo en la génesis de la adicción; dicho de otro modo, la CCC vulnera la conducta de uso o consumo. Esta idea supone una concepción sobre la adicción como algo que hacemos, a partir de nuestra implicación activa con el mundo; tesis que reivindica el rol de la experiencia y de la práctica de consumo per se, cómo fuente generadora de cambios.

Existe controversia en el ámbito científico respecto a las causas y a los factores que intervienen en la génesis de la adicción. Sin embargo, encuentra consenso la hipótesis del Paradigma de la Vulnerabilidad, qué si bien es reconocida la importancia de la CCC, sin embargo, es la presencia de alguno de los factores de riesgo de variado sesgo, la condición que define la manifestación del trastorno: genéticos, fisiológicos, psicológicos sociales o culturales. De tal modo que la adicción, se presenta como una ecuación de tres términos: consumo crónico + vulnerabilidad= adicción.

La adicción es considerada un fenómeno determinado por factores de riesgo que van desde la vulnerabilidad genética, psicológica, social y cultural, hasta las teorías que refieren a patologías de “base”, y que sostienen que el alcohólico es un depresivo “de base” o el cocainómano es un psicópata “de base”. En estas consideraciones la adicción siempre remite y depende de “otra cosa”.

Si bien la adicción es referida como un proceso donde la conducta de consumo cumple con etapas que empujan el desarrollo hacia la etapa siguiente, sin embargo, este proceso no será efectivo para la manifestación del trastorno sin condiciones de vulnerabilidad predisponentes: genéticas, epigenéticas, psicológicas, sociales, culturales.

El paradigma de la vulnerabilidad individual en las adicciones, se basa en la observación que de las personas que consumen drogas o realizan actividades potencialmente adictivas, solo un porcentaje menor desarrolla una conducta problemática o un trastorno de adicción. Las investigaciones son tan diversas como lo son los factores de vulnerabilidad propuestos como condición para el trastorno. En general es consensuada la idea respecto a que, si bien el uso inicial de drogas es voluntario, el consumo continuado genera un deterioro progresivo de las funciones neurales y la pérdida eventual de la voluntad y que en personas con vulnerabilidades (genéticas, estrés crónico, enfermedades psiquiátricas concomitantes) el uso de drogas puede devenir en conductas compulsivas propias de la adicción.

Modelos en Pugna

No obstante, el notorio avance de la ciencia en la explicación y la comprensión de las adicciones, la pregunta sobre porque las personas se hacen adictas y de cómo la conducta de uso o consumo deviene en conducta compulsiva y en adicción, sigue siendo objeto de controversias e investigación.

La diversidad de enfoques y teorías ponen de relieve la complejidad del tema y el reconocimiento de la pluralidad de dimensiones y factores implicados en la comprensión del trastorno. En los últimos años, las Ciencias Cognitivas en tanto concierto de disciplinas como la neurociencia, la psicología cognitiva, la lingüística, la física, la filosofía entre otras y la Neurociencia Cognitiva en particular han realizado novedosos aportes sobre la adicción. Sin embargo, han tenido predominancia conjeturas teóricas y meta-teóricas de carácter reduccionista. Es el caso de Kandel que, a partir del estudio de los mecanismos celulares y moleculares de la memoria y el aprendizaje en la Aplysia, un caracol marino gigante desarrolla una biología de la mente que identifica las emociones, pensamiento, sentido de identidad y libre albedrío con células nerviosas y moléculas.

Francis Crick, otro galardonado con el Premio Nobel, en la misma línea, destaca que nuestras dichas y desgracias, nuestros recuerdos y ambiciones, nuestro sentido de identidad personal no son más que el comportamiento de un enorme amasijo de células nerviosas y de moléculas asociadas.

Para el enfoque biomédico, el núcleo del problema de la investigación en adicciones se centra en las propiedades fisicoquímicas de la droga con “capacidad adictiva” y la respuesta biológica que da el organismo. Según el paradigma de la enfermedad y de acuerdo a la tesis de la adicción como una “enfermedad del cerebro”, lo que enferma es el órgano cerebral como resultado de la acción de las drogas. El mayor esfuerzo de investigación se orienta a desentrañar los mecanismos de acción de las sustancias psicoactivas y su íntima relación con la fisiopatología del cerebro; en particular los cambios y las adaptaciones por neuroplasticidad en los circuitos del placer o de recompensa cerebral. Según la teoría, la conducta humana es una función de la actividad cerebral. La sede de la conducta humana tiene una constitución física en sus orígenes y en las actividades internas que suceden dentro de los límites del cerebro. De modo que, según esta tesis, “somos un cerebro”. Estas ideas de reminiscencia cartesiana, ubica dentro del cuerpo y del cráneo en particular, el centro de la creación de los fenómenos mentales y la experiencia humana. El cerebro es como un homúnculo, o centro de misión que piensa, crea el mundo, lo representa con independencia de la dinámica de la vida y del mundo.

El reduccionismo biológico que excluye las dimensiones psicológicas, sociales y culturales en la explicación del problema, generó respuestas y advertencias que no se hicieron esperar como lo refieren Hall, Carter y Forlini en su artículo: “The Brain Disease Model of Addiction: Is It Supported by the Evidence and Has It Delivered on Its Promises?” (“¿El modelo cerebral de la adicción: está fundado en evidencias y ha cumplido sus promesas?”) y más tarde Becoña Iglesias refiriéndose a una publicación en la revista Nature, dirigida al director con el título “Addiction: not just brain malfunction” (Adicción: no solo un mal funcionamiento cerebral) Heim critica la consideración de la adicción como una enfermedad del cerebro, y sostiene que el abuso de sustancia no es simplemente una consecuencia del mal funcionamiento cerebral y que no puede separarse de sus contextos sociales, psicológicos, culturales, políticos, legales y ambientales.