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Aquí Calderón de la Barca trata un tema eterno, lo real y lo imaginario… Sueños hay que verdad son pertenece a la serie de autos sacramentales inspirados en la Biblia. El argumento bíblico relata que un faraón sueña que está a la orilla del río y ve siete vacas robustas y luego otras siete vacas flacas que se comían a las primeras. El faraón despierta, vuelve a dormirse y sueña que siete espigas buenas y hermosas son devoradas por otras siete espigas flacas. El faraón llama a todos los adivinos de Egipto, pero éstos no consiguen interpretar el sueño. Entonces el jefe de los coperos le dice al Faraón que hay un joven hebreo encarcelado que les había aclarado unos sueños que él y el panadero habían tenido. El faraón llama a José. Éste dice que habrán siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto y luego otros siete años de escasez. Aconseja al faraón que recoja la quinta parte de las cosechas y las guarde para comerlas en los siete años de escasez. El faraón en agradecimiento nombra a José gobernador de todas las tierras de Egipto y además su primer ministro. Se quita el anillo de su mano y lo pone en la mano de José; lo viste de blanco, le entrega un collar de oro y le da por esposa a la sacerdotisa Asenet.
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Seitenzahl: 65
Veröffentlichungsjahr: 2010
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Pedro Calderón de la Barca
Sueños hay que verdad son
Barcelona 2024
Linkgua-ediciones.com
Título original: Sueños hay que verdad son.
© 2024, Red ediciones S.L.
e-mail: [email protected]
Diseño de cubierta: Michel Mallard
ISBN tapa dura: 978-84-1126-092-3.
ISBN rústica: 978-84-96290-21-1.
ISBN ebook: 978-84-9953-458-9.
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Créditos 4
Brevísima presentación 7
La vida 7
Los sueños 7
Personajes 10
Acto único 11
Libros a la carta 97
Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 1600-Madrid, 1681). España.
Su padre era noble y escribano en el consejo de hacienda del rey. Se educó en el colegio imperial de los jesuitas y más tarde entró en las universidades de Alcalá y Salamanca, aunque no se sabe si llegó a graduarse.
Tuvo una juventud turbulenta. Incluso se le acusa de la muerte de algunos de sus enemigos. En 1621 se negó a ser sacerdote, y poco después, en 1623, empezó a escribir y estrenar obras de teatro. Escribió más de ciento veinte, otra docena larga en colaboración y alrededor de setenta autos sacramentales. Sus primeros estrenos fueron en corrales.
Lope de Vega elogió sus obras, pero en 1629 dejaron de ser amigos tras un extraño incidente: un hermano de Calderón fue agredido y, éste al perseguir al atacante, entró en un convento donde vivía como monja la hija de Lope. Nadie sabe qué pasó.
Entre 1635 y 1637, Calderón de la Barca fue nombrado caballero de la Orden de Santiago. Por entonces publicó veinticuatro comedias en dos volúmenes y La vida es sueño (1636), su obra más célebre. En la década siguiente vivió en Cataluña y, entre 1640 y 1642, combatió con las tropas castellanas. Sin embargo, su salud se quebrantó y abandonó la vida militar. Entre 1647 y 1649 la muerte de la reina y después la del príncipe heredero provocaron el cierre de los teatros, por lo que Calderón tuvo que limitarse a escribir autos sacramentales.
Calderón murió mientras trabajaba en una comedia dedicada a la reina María Luisa, mujer de Carlos II el Hechizado. Su hermanó José, hombre pendenciero, fue uno de sus editores más fieles.
Un tema eterno, lo real y lo imaginario... Sueños hay que verdad son pertenece a la serie de Autos sacramentales inspirados en la Biblia.
El argumento bíblico relata que un faraón sueña que está a la orilla del río y ve siete vacas robustas y luego otras siete vacas flacas que se comían a las primeras. El faraón despierta, vuelve a dormirse y sueña que siete espigas buenas y hermosas son devoradas por otras siete espigas flacas.
El faraón llama a todos los adivinos de Egipto, pero éstos no consiguen interpretar el sueño. Entonces el jefe de los coperos le dice al faraón que hay un joven hebreo encarcelado que les había aclarado unos sueños que él y el panadero habían tenido. El faraón llama a José. Éste dice que habrán siete años de gran abundancia en Egipto y luego otros siete años de escasez. Aconseja al faraón que recoja la quinta parte de las cosechas y las guarde para comerlas en los siete años de escasez.
El faraón en agradecimiento nombra a José gobernador de Egipto. Se quita un anillo de su mano y lo pone en la mano de José; lo viste de blanco, le entrega un collar de oro y le da por esposa a la sacerdotisa Asenet.
Asenet
Aser
Bato
Benjamín
El Alcaide
El Copero
El Panadero
El Rey
El Sueño
Gad
Isacar
Jacob
Josef
Judás
La Castidad
La Fe
Leví
Manasés
Músicos
Neftalí
Rubén
Simeón
Sombra 1
Sombra 2
Zabulón
(Sale la Castidad, dama, coronada de flores, y el Sueño.)
Sueño ¿Dónde me llevas, hermosa
virtud, que entre los diversos
coros de cuantas virtudes
siguen al legal Cordero,
tú sola los crespos rizos 5
coronas de tus cabellos,
de cuantas vírgenes rosas
guarnecen los rizos crespos
de todas las demás, dando
a entender que en tu obsequio 10
todas se complacen? ¿Dónde
me llevas (a decir vuelvo)?;
porque siendo, como eres,
en tantos Sagrados Textos
triunfante laurel, que arrastra 15
los no fáciles trofeos
de la lid de los sentidos,
vencedores de sí mesmos,
parece que hace no poca
repugnancia a tu respecto 20
que la virtud, que es de todas
las virtudes ornamento,
me traiga a centro que es
de todos los vicios centro.
Esta es la cárcel de Egipto; 25
bien claro te dice el serlo
que es la posada que alberga
por huéspedes de aposento
al homicidio y al robo,
al fraude y al adulterio. 30
¿Pues, cómo cabe en razón
(repito otra vez) que siendo
(si no lo han dicho las señas,
tu nombre lo diga excelso)
la castidad, que es la suma 35
pureza, que vence a un tiempo,
para los triunfos del alma,
las rebeliones del cuerpo;
y ella la sentina, donde
el político gobierno 40
de la república arroja
los perniciosos desechos,
que son escorias del siglo,
tú te atreves a entrar dentro,
sin temor de que te empañe 45
el vapor de sus alientos?
Y aun no cesa aquí mi duda,
sino en que para este efecto
aparentemente hayas
tomado el semblante bello 50
de Asenet, hermosa hija
del sacerdote del Templo
de Heliópoli, ciudad del Sol,
y aun ella, el Sol mesmo.
Sepa, pues, de estas dos dudas 55
la causa, porque suspenso,
hasta oír tu voluntad
tendrás a mi entendimiento.
Castidad Vaga fantasía, que sabes
hacer con tus devaneos 60
la quietud de los sentidos,
de los sentidos estruendo,
pues cuando para el descanso
te ha introducido el sosiego,
traidoramente has sabido 65
sacar del descanso el riesgo;
fantástica aparición,
que en imágenes de viento,
bien como yo de Asenet
(por complacerme en objeto 70
tan gloriosamente amable,
tan amablemente honesto)
la forma tomé, tomaste,
por complacerte, en Morfeo
tú de su negro semblante 75
lo adusto, pálido, y yerto:
ya, a la una de las dudas
te he respondido, supuesto
que el haber vestido tú
sombras, y luces yo, a efecto 80
habrá sido de hacer más
representable un concepto,
en que importa que seamos
debajo de los dos velos
de Morfeo y Asenet, 85
yo la Castidad, tú el Sueño;
y aunque también a la otra
duda responderte puedo,
en cuanto a que sea una cárcel
campaña de nuestro duelo, 90
no lo he de hacer hasta que
te digan mis sentimientos
la razón con que quejarme
de tu sinrazón pretendo.
Y, pues no tiene el oírlo 95
la fuerza que tendrá el verlo,
llega conmigo. ¿Qué escuchas?
(Dentro voces y cadenas.)
Sueño Lo que ves, escucho y veo:
de la cadena el ruido
y de la queja el lamento. 100
Castidad Retírate ahora, y atiende
a su pavoroso acento.
(Dentro.) ¡Ah del calabozo!
Todos ¿Quién
es quien llama?
(Dentro.) Allá va un preso,
que, esclavo, para que sirva 105
a todos, envía su dueño.
(Salen el Copero y el Panadero con prisiones.)
Los dos ¿Esclavo, para que sirva
a todos, envía su dueño?
Copero ¿Quién será este desdichado,
tan desdichado que siendo 110
esclavo a ser preso venga
dos veces cautivo, puesto
que servidumbre y prisión
le están doblando los hierros?
Panadero Será algún facineroso 115
que su amo tenga por menos
mal, darle a una cárcel que
sufrirle en casa.
Copero ¡Que luego
te has de ir hacia lo peor!
¿No puede ser, que sea, ¡ay, cielos!, 120
otro infeliz que sin culpa
padezca, cual yo padezco?
Panadero También padezco sin ella
yo; mas no he de creer por eso
que no padezcan culpados 125
los demás.
Copero A ver lleguemos
quién será este preso.