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En esta obra, Lorca aplica a la poesía el concepto musical de «suite»: composiciones integradas por diferentes movimientos que comparten la misma tonalidad. Así, los textos de este volumen comparten una única idea, pero llevándola al campo lírico. Se compone así una serie de poemas alrededor de un tema común. Suites estaba llamado a ser una de las obras monumentales de Lorca, pero se vio truncada por su asesinato.
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Seitenzahl: 53
Veröffentlichungsjahr: 2021
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Federico García Lorca
Saga
Suites
Copyright © 1919, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726479454
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
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This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
www.sagaegmont.com
Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com
Cristo
tenía un espejo
en cada mano.
Multiplicaba
su propio espectro.
Proyectaba su corazón
en las miradas
negras.
¡Creo!
Vivimos
bajo el gran espejo.
¡El hombre es azul!
¡Hosanna!
Doña Luna.
(¿Se ha roto el azogue?)
No.
¿Qué muchacho ha encendido
su linterna?
Sólo una mariposa
basta para apagarte.
Calla... ¡pero es posible!
¡Aquella luciérnaga
es la luna!
Todo es abanico.
Hermano, abre los brazos.
Dios es el punto.
Un pájaro tan sólo
canta.
El aire multiplica.
Oímos por espejos.
Andamos
sobre un espejo
sin azogue,
sobre un cristal
sin nubes.
Si los lirios nacieran
al revés,
si las rosas nacieran
al revés,
si todas las raíces
miraran las estrellas,
y el muerto no cerrara
sus ojos,
seríamos como cisnes.
Detrás de cada espejo
hay una estrella muerta
y un arco iris niño
que duerme.
Detrás de cada espejo
hay una calma eterna
y un nido de silencios
que no han volado.
El espejo es la momia
del manantial, se cierra,
como concha de luz,
por la noche.
El espejo
es la madre-rocío,
el libro que diseca
los crepúsculos, el eco hecho carne.
Campanillas de oro.
Pagoda dragón.
Tilín, tilín,
sobre los arrozales.
Fuente primitiva.
Fuente de la verdad.
A lo lejos,
garzas de color rosa
y el volcán marchito.
En los ojos se abren
infinitos senderos.
Son dos encrucijadas
de la sombra.
La muerte llega siempre
de esos campos ocultos.
(Jardinera que troncha
las flores de las lágrimas.)
Las pupilas no tienen
horizontes.
Nos perdemos en ellas
como en la selva virgen.
Al castillo de irás
y no volverás
se vapor el camino
que comienza en el iris.
¡Muchacho sin amor,
Dios te libre de la yedra roja!
¡Guárdate del viajero,
Elenita que bordas
corbatas!
Adán y Eva.
La serpiente
partió el espejo
en mil pedazos,
y la manzana
fue la piedra.
Duerme.
No temas la mirada
errante.
Duerme.
Ni la mariposa,
ni la palabra,
ni el rayo furtivo
de la cerradura
te herirán.
Duerme.
Como mi corazón,
así tú,
espejo mío.
Jardín donde el amor
me espera.
Duérmete sin cuidado,
pero despierta,
cuando se muera el último
beso de mis labios.
El aire,
preñado de arcos iris,
rompe sus espejos
sobre la fronda.
Mi corazón
¿es tu corazón?
¿Quién me refleja pensamientos?
¿Quién me presta
esta pasión
sin raíces?
¿Por qué cambia mi traje
de colores?
¡Todo es encrucijada!
¿Por qué ves en el cielo
tanta estrella?
¿Hermano, eres tú
o soy yo?
¿Y estas manos tan frías
sonde aquél?
Me veo por los ocasos,
y un hormiguero de gente
anda por mi corazón.
El búho
deja su meditación,
limpia sus gafas
y suspira.
Una luciérnaga
rueda monte abajo,
y una estrella
se corre.
El búho bate sus alas
y sigue meditando.
El agua
toca su tambor
de plata.
Los árboles
tejen el viento
y las rosas lo tiñen
de perfume.
Una araña
inmensa
hace a la luna
estrella.
¿Quién segó el tallo
de la luna?
(Nos dejó raíces
de agua.)
¡Qué fácil nos sería cortar las flores
de la eterna acacia!
María del Reposo,
te vuelvo a encontrar
junto a la fuentefría
del limonar.
¡Viva la rosa en su rosal!
María del Reposo,
te vuelvo a encontrar,
los cabellos de niebla
y ojos de cristal.
¡Viva la rosa en su rosal!
María del Reposo,
te vuelvo a encontrar.
Aquel guante de luna que olvidé,
¿dónde está?
¡Viva la rosa en su rosal!
Limonar.
Momento
de mi sueño.
Limonar.
Nido
de senos
amarillos.
Limonar.
Senos donde maman
las brisas del mar.
Limonar.
Naranjal desfallecido,
naranjal moribundo,
naranjal sin sangre.
Limonar.
Tú viste mi amor roto
por el hacha de un gesto.
Limonar,
mi amor niño, mi amor
sin báculo y sin rosa.
Limonar.
SUITE PARA PIANO Y VOZ EMOCIONADA
Aquel camino
sin gente.
Aquel camino.
Aquel grillo
sin hogar.
Aquel grillo.
Y esta esquila
que se duerme.
Esta esquila...
El buey
cierra sus ojos
lentamente...
(Calor de establo.)
Éste es el preludio
de la noche.
La estrella
vieja
cierra sus ojos turbios.
La estrella
nueva
quiere azular
la sombra.
(En los pinos del monte
hay luciérnagas.)
La mano de la brisa
acaricia la cara del espacio
una vez
y otra vez.
Las estrellas entornan
sus párpados azules una vez
y otra vez.
Hay un lucero quieto,
un lucero sin párpados.
-¿Dónde?
-Un lucero...
En el agua dormida
del estanque.
El camino de Santiago.
(Oh noche de mi amor,
cuando estaba la pájara pinta
pinta
pinta
en la flor del limón.)
Aquella estrella romántica
(para las magnolias,
para las rosas).
Aquella estrella romántica
se ha vuelto loca.
Balalín,
balalán.
(Canta, ranita,
en tu choza
de sombra.)
La osa mayor
da teta a sus estrellas
panza arriba.
Gruñe
y gruñe.
¡Estrellas niñas, huid;
estrellitas tiernas!
Doña Luna no ha salido.
Está jugando a la rueda
y ella misma se hace burla.
Luna lunera.
Y las estrellas pobres,
las que no tienen luz,
¡qué dolor,
qué dolor,
qué pena!,
están abandonadas
sobre un azul borroso.
¡Qué dolor,
qué dolor,
qué pena!
En Sirio
hay niños.
Ábrete, sésamo
del día.
Ciérrate, sésamo
de la noche.
El espacio estrellado
se refleja en sonidos.
Lianas espectrales.
Arpa laberíntica.
No puedes contemplarte
en el mar.
Tus miradas se tronchan
como tallos de luz.
Noche de la tierra.
En la pradera bailaba
mi corazón.
(Era la sombra
de un ciprés
sobre el viento.)
Y un árbol destrenzaba