Tormenta roja 1944. La ofensiva soviética I - Juan Pastrana Piñero - E-Book

Tormenta roja 1944. La ofensiva soviética I E-Book

Juan Pastrana Piñero

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Beschreibung

El verano de 1944 fue la constatación de la derrota de la coalición del Eje en el Frente del Este. En apenas cuatro meses la lucha se trasladará del territorio soviético hasta las puertas de Alemania, en una hecatombe mucho mayor que la más conocida batalla de Stalingrado. Fue una lucha desesperada en la que las fuerzas alemanas se vieron superadas en potencia de fuego y movilidad por un enemigo al que continuaban menospreciando. Toda posibilidad de llegar a invertir el curso de la lucha en el este mediante una defensa enérgica saltó por los aires en menos de cuatro meses.

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Tormenta roja 1944

Caída de Finlandia y operaciónBagration

Tormenta roja 1944

Caída de Finlandia y operaciónBagration

JUAN PASTRANA

Colección:Historia Incógnita

Título:Tormenta roja 1944. Caída de Finlandia y operaciónBagrationAutor:© Juan Pastrana

Copyright de la presente edición: © 2023 Ediciones Nowtilus, S. L.Camino de los Vinateros, 40, local 90, 28030 Madridwww.nowtilus.com

Elaboración de textos:Santos Rodríguez

Diseño de cubierta:ExGaudia, Asociación CulturalCoordinación editorial:Nemo Edición y Comunicación, SLCorrección y maquetación de interiores:Nemo Edición y Comunicación, SL

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

ISBN e-Book:978-84-1305-343-1Fecha de edición:febrero 2023

Índice

Prefacio

Introducción

PARTE I. LA TEMPESTAD QUE CRECE EN EL ESTE

Capítulo 1. El Frente del Este: del invierno de 1943 a la primavera de 1944

Capítulo 2. LaWehrmachten la primavera de 1944

Capítulo 3. El año de las diez ofensivas

Capítulo 4. Un tiempo de decisiones: la doble amenaza (abril-mayo 1944)

PARTE II. ESTALLA LA TORMENTA

Capítulo 5. Apertura: la segunda invasión soviética de Finlandia

Capítulo 6.Bagration(I): planificación ymaskirovka

Capítulo 7.Bagration(II): noventa y seis horas críticas, del 19 al 23 de junio

Capítulo 8.Bagration(III): la semana de la derrota, del 27 de junio al 3 de julio

PARTE III. APOCALIPSIS

Capítulo 9. No queda nada: el nuevo «milagro Model»

Capítulo 10. Expandiendo la ofensiva

Anexo I. Orden operacional 11154/42: Tareas básicas de la defensa

Anexo II. Orden operacional número 11

Anexo III. Entregas de material a la URSS mediante préstamo y arriendo

Anexo IV. Directriz número 51

Anexo V. Orden diaria número 70 de J. V. Stalin

Anexo VI. Orden operacional número 8

Anexo VII. Orden delFührerdel 23 de julio de 1944

Índice de mapas

Bibliografía

Prefacio

ElobergefreiterHans Schmidt de la 206.ª división de infantería luchaba por mantener sus ojos abiertos. Sin lugar a dudas le había tocado uno de los peores turnos de vigilancia: el que se alargaba desde medianoche hasta las cuatro de la mañana. Esta rotación hacía que apenas pudiese dormir tres o cuatro horas antes de incorporarse a su puesto, y luego, con suerte, un par de horas más antes del toque de diana. Al menos, las noches ya no eran tan frías; a finales del mes de junio incluso se estaba bien con el simple uniforme de campaña. Volvió a echar una fugaz mirada a su reloj, menos de diez minutos para el relevo. Sus cansados ojos volvieron a otear el horizonte, más allá de la línea de alambradas que protegía los atrincheramientos de su unidad. Lejos, hacia el norte, fugaces y solitarios destellos rompían la oscuridad de la noche. Probablemente algún cañón soviético que afinaba su puntería, como venía sucediendo durante las últimas semanas; o tal vez solamente quisiera interrumpir el sueño de los cansadoslandseralemanes. En cualquier caso, Schmidt era ya demasiado veterano para preocuparse por el esporádico y lejano fuego de artillería soviético; su mirada se concentraba más en las sombras que parecían recorrer el perímetro alambrado. Nada, falsa alarma, pero con losrusskisuno nunca podía estar seguro. Su habilidad para camuflarse con el terreno, sobrepasar las alambradas y capturar a uno o dos centinelas distraídos era legendaria.

Sintió, más que oyó, la llegada de su relevo, un joven soldado de apenas dieciséis años al que entregó los binoculares y la pistola de bengalas, y le recordó que solamente debía disparar si estaba absolutamente convencido de que había visto algo. Teóricamente debería haberle entregado tres cartuchos para la pistola, pero apenas tenían uno hasta que llegase un nuevo cargamento de intendencia. Se dirigió con paso cansado a su búnker semienterrado para intentar dormir un poco, aunque sin poderse quitar de la cabeza la mirada asustada del joven reemplazo, llegado apenas una semana antes. Ya quedaban muy pocos veteranos y sus sustitutos eran cada vez más y más jóvenes. Se sentó a la entrada del búnker, se cubrió con un capote y encendió un cigarrillo. Fumar al descubierto era invitar a cualquier francotirador soviético a que practicase el tiro al blanco con el fumador, y Schmidt ya lo había visto demasiadas veces como para no tomar las precauciones básicas. Cayó en la cuenta de que en menos de veinticuatro horas se cumpliría el tercer aniversario de su entrada en la Unión Soviética. Sonrió amargamente al recordar los estúpidos sueños de conquista rápida de los enormes territorios rusos. Apagó el cigarrillo y se dirigió a su catre.

A unos kilómetros a retaguardia de la posición de Schmidt, el general Gollwitzer, comandante del LIII Cuerpo de Ejército, tampoco dormía. Al igual que Schmidt o su sustituto, oteaba el horizonte con preocupación. No dejaba de preguntarse, con ese instinto propio de los oficiales veteranos, en qué andarían metidos los rusos. Los rumores apuntaban a una inminente ofensiva, pero, a pesar de los ruegos a su superior, elgeneraloberstGeorg-Hans Reinhardt, comandante en jefe del 3.erEjércitoPanzer, no habría ninguna rectificación de líneas. No es que su superior no compartiese su opinión, de hecho, lo hacía plenamente: el sector que estaba defendiendo el LIII Cuerpo de Ejército alrededor de la ciudad de Vitebsk estaba demasiado expuesto y no podría ser defendido con éxito si los rusos presionaban con fuerza. El problema eran los escalones superiores del Grupo de Ejércitos Centro y, en especial, el mariscal de campo Busch. Ese miserable era incapaz de entender lo que se les iba a venir encima y solo podía seguir a pies juntillas las instrucciones de Hitler: no habría retirada alguna, cada metro de territorio ocupado por las fuerzas alemanas debía ser defendido hasta el final. Tal vez, solo tal vez, elOberkommando das Heeres(OKH) tuviese razón y la ofensiva contra el Grupo de Ejércitos Centro fuese solamente una maniobra de distracción de una operación dirigida más al sur. Tal vez.

Mucho más a retaguardia, en Minsk, el mariscal de campo Busch dormía. Era un sueño intranquilo, puesto que, a pesar de la opinión de muchos de los altos oficiales a sus órdenes, Busch había intentado en diversas ocasiones obtener el permiso delFührerpara retirar sus tropas a posiciones más seguras. Pero la negativa del dictador había sido tajante. Ni siquiera había permitido la construcción de una segunda línea de fortificaciones, más potente, a retaguardia de la actual línea de despliegue. Decía que sería un incentivo para los soldados a abandonar sus actuales posiciones en cuanto se produjesen los primeros ataques. La consigna seguía siendo pegarse al terreno y resistir hasta el final. Y Busch no era un oficial que tuviese el coraje de oponerse alFührer; demasiados mandos lo habían hecho para acabar destituidos y reemplazados por otros más fieles a Hitler. Así que transmitió las órdenes recibidas a todos los mandos. No habría rectificación de líneas. El Grupo de Ejércitos Centro, la mayor agrupación de tropas delHeeren el Frente del Este, lucharía y derrotaría cualquier ataque soviético en sus actuales posiciones. Fin de la discusión.

Lo que tanto Busch como Reinhardt, Gollwitzer o Schmidt ignoraban era que la tormenta que, en mayor o menor medida, sabían que se estaba preparando tras las líneas soviéticas iba a ser de unas dimensiones que desafiaban incluso sus visiones más pesimistas. En menos de cuarenta y ocho horas, el cuerpo de Schmidt iba a quedar despedazado por un impacto directo de un obús soviético de 152 mm en el bombardeo que marcaría el inicio de la operaciónBagration, la mayor ofensiva soviética de la Segunda Guerra Mundial. Apenas una semana después del primer cañonazo, Gollwitzer marcharía camino delgulagen el interior de la Unión Soviética, Reinhardt estaría luchando por la supervivencia del 3.erEjércitoPanzery Busch sería relevado por Hitler por incompetencia manifiesta en la gestión de la defensa del Grupo de Ejércitos Centro, reemplazado por uno de los hombres milagro del dictador alemán: el mariscal de campo Walter Model. Esta es la historia de la fase final de la guerra en el Frente del Este, deBagration, de la aniquilación del Grupo de Ejércitos Centro y la desesperada lucha de Alemania que concluyó en Berlín en 1945.

Introducción

A finales del mes de mayo de 1944 no había duda posible sobre qué bando sería el vencedor en la Segunda Guerra Mundial. La ininterrumpida serie de derrotas sufridas por las fuerzas del Eje desde 1943, empezando por Stalingrado y el norte de África, siguiendo con Kursk y la invasión de Italia, había dejado bien a las claras que la derrota de Alemania era tan solo una cuestión de tiempo. Sin embargo, el régimen de Adolf Hitler aún disponía de enormes recursos militares y prácticamente toda Europa seguía bajo su dominio, a lo que se unía el hecho de que la industria alemana había marcado un máximo en términos de producción armamentística, y los nuevos diseños de carros de combate (Panther Ausf A y G,PanzerIV Ausf H y J, KingTiger) y aviones a reacción (Messerchmidt 262, Arado 234) estaban incrementando sustancialmente sus números. Todo esto permitía pensar que era posible generar una brecha tecnológica que compensase la aplastante superioridad numérica soviética y norteamericana. Si, por otro lado, las fuerzas alemanas lograban rechazar el inminente desembarco anglonorteamericano en Francia, podrían redirigirse unidades destacadas en Francia hacia el Frente del Este, lo que incrementaría la resistencia y, tal vez, forzaría una negociación de un armisticio en términos no demasiado onerosos para el régimen nazi.

Menos de dos meses después, las fuerzas alemanas luchaban no para rechazar el desembarco de Normandía, sino tan solo para evitar el colapso del Frente Occidental; en el Frente del Este, el Grupo de Ejércitos Centro había desaparecido en la mayor catástrofe militar alemana de la guerra, superior incluso a la más famosa batalla de Stalingrado, y las fuerzas soviéticas se lanzaban sobre las fronteras rumana, checa y húngara.

El verano de 1944 fue, pues, el momento clave de la Segunda Guerra Mundial en términos de colapso de laWehrmacht; a partir de finales de julio, todos los frentes iniciaron una acelerada contracción que dejaría patente que no habría armisticio alguno, y que tan solo era cuestión de tiempo el colapso final.

A pesar del establecimiento de un nuevo frente para laWehrmachttras la imposibilidad de rechazar los desembarcos aliados en Francia, el Frente del Este siguió siendo el foco central de la lucha contra Alemania, habida cuenta de los recursos militares desplegados. En una serie de sucesivas ofensivas, el Ejército soviético demolió completamente todas y cada una de las líneas defensivas alemanas, desde Finlandia hasta el mar Negro, aunque ninguna operación pudo compararse, en términos materiales, aBagration, la ofensiva que aniquiló completamente al Grupo de Ejércitos Centro en apenas tres semanas. A pesar de ello, y como defenderé en las páginas siguientes, esta ofensiva no fue, estratégicamente hablando, la que obtuvo los mejores resultados, aunque sí fue clave en el desmoronamiento de todo el dispositivo alemán en el este. El papel central asignado por elStavka, el alto mando soviético, correspondió a otra ofensiva mucho menos conocida: la denominada Lvov-Sandomierz, que obtuvo unos resultados estratégicos mucho mayores y a la queBagrationestaba subordinada, ya que esta última debía crear las condiciones necesarias para el triunfo que supuso Lvov-Sandomierz. Ambas operaciones estaban íntimamente relacionadas, puesto que el fracaso deBagrationconvertiría a Lvov-Sandomierz en una tarea mucho más difícil, y permitía a las fuerzas alemanas una resistencia mucho más efectiva y extensa en el tiempo. Y, secundariamente, dicho fracaso también tendría efectos sobre la cuarta gran operación del año 1944: la invasión de Rumanía (ofensiva Iasi-Kishinev).

Afortunadamente para los soviéticos, todo el engranaje de sucesivos ataques funcionó casi a la perfección; en menos de cuatro meses, las fuerzas de Stalin habían expulsado a las de Hitler de todos los territorios soviéticos que aún ocupaban; se habían adentrado en Polonia hasta el Vístula; amenazaban las fronteras de Eslovaquia, Bulgaria y Hungría; Rumanía y Finlandia se habían rendido y cambiado de bando; y los alemanes se aprestaban a evacuar los Balcanes para evitar que sus fuerzas en esa zona quedasen cercadas. El colapso germano era total, y la certidumbre de la derrota final, incuestionable.

PARTE I

LA TEMPESTAD QUE CRECE EN EL ESTE

Capítulo 1

El Frente del Este: del invierno de 1943 a la primavera de 1944

El 31 de diciembre de 1943 se cerraba unannus horribilispara Alemania y sus aliados, y las perspectivas de que 1944 fuese mejor no eran precisamente muy altas. Para empezar, 1943 había sido un año marcado por la aniquilación del 6.º Ejército en Stalingrado, junto a los 3ery 4.º Ejércitos rumanos, el 2.º Ejército húngaro y el 8.º Ejército italiano. Le seguiría la pérdida de la práctica totalidad de los territorios ocupados durante el año 1942, la debacle de la batalla de Kursk, la capitulación de las fuerzas del Eje en Túnez y la invasión de Italia.

La situación era particularmente preocupante en el Frente del Este, donde las fuerzas soviéticas habían forzado un retroceso constante de las tropas alemanas hasta el interior de Ucrania, perdiendo la ciudad de Kiev el 6 de noviembre, y viendo cómo la línea defensiva del río Dnieper, en la que se habían puesto grandes esperanzas de poder contener elavance soviético, era sobrepasada sin demasiadas dificultades por el Ejército Rojo.

Mapa 1. Línea del Frente del Este a principios de 1944.

De hecho, el propio coronel Reinhard Gehlen, responsable delFremde Heere Ost(el servicio de inteligencia alemán encargado de informar sobre las fuerzas soviéticas), declaraba:

En la primavera de 1944 la situación militar en el Frente del Este era tan oscura que consideré necesario enviar nuestros informes de inteligencia a largo plazo solamente mediante sobres sellados a los miembros principales del Estado Mayor General y al comandante Baun [Hermann Baun era el responsable de las operaciones de espionaje en la Unión Soviética]. Tuve que pedirles que no enseñasen los informes a nadie más y que los documentos me fuesen devueltos directamente.

Según los servicios de inteligencia soviéticos, el balance de fuerzas a inicios de diciembre de 1943 en el Frente del Este sería el siguiente:

Tabla 1. Balance de fuerzas en el Frente del Este

Eje

Unión Soviética

Proporción

Divisiones (total)

236

480

Divisiones

panzer

25

85

Divisiones motorizadas

18

---

Total efectivos

4.906.000

5.568.000

1:1,15

Carros de combate

5.400

5.628

1:1,04

Artillería (piezas)

54.000

24.000

Aviación

3.000

8.818

1:2,93

Las cifras anteriores han de tomarse con una precaución extrema. La comparativa de divisiones no tiene demasiado sentido, habida cuenta de que la división de fusileros estándar soviética no desplegaba más de siete mil efectivos, es decir, la mitad que una alemana, siendo muchas veces su número más aproximado a los tres mil efectivos que a los siete mil. Lo mismo sucede con las divisiones de carros, por lo que la práctica habitual es asimilar una división alemana, ya sea de infantería o blindada, al equivalente soviético de un Cuerpo de Ejército. Además, los datos anteriores solamente muestran las fuerzas de artillería agrupadas en divisiones de esa arma, sin arrojar un total aproximado que se situaría fácilmente en el cuádruple de la cifra indicada por Erickson.

Confirmando los peores temores alemanes, las fuerzas soviéticas continuaron sus ataques a lo largo de casi todo el frente en sucesivas operaciones. ElStavkao alto mando soviético había aprendido de sus errores del pasado y era plenamente consciente de que una ofensiva general a lo largo de todo el frente era algo imposible de coordinar y gestionar eficientemente, a pesar de la creciente superioridad material y humana sobre las fuerzas del Eje. Así pues, determinó realizar ofensivas parciales que permitiesen una mejor gestión y asignación de las fuerzas de reserva disponibles, empezando por el levantamiento del cerco de Leningrado.

UN ABANICO DE OPORTUNIDADES

En octubre de 1943 el agotamiento del impulso ofensivo de las fuerzas soviéticas y la llegada al límite de sus recursos logísticos impusieron una pausa que fue aprovechada por Stalin, recién llegado de la conferencia de Teherán, para convocar a principios de diciembre una reunión delStavkay el GKO (Gosudarstvennyj Komitet Oboronyo Comité de Defensa del Estado) con el objetivo de planificar los movimientos ofensivos de 1944.

A diferencia de otros movimientos ofensivos anteriores, Stalin no se permitió el lujo de sobrevalorar las capacidades de sus tropas, en especial las deficiencias de sus altos oficiales a la hora de coordinar grandes agrupaciones de tropas en movimientos ofensivos de amplio espectro. Un intento de atacar en toda la extensión del frente podía conducir a que las ganancias fuesen mucho menores de las esperadas, e incluso de que se produjese alguna derrota que alargase el conflicto. Además, elStavkainformó de que los recursos disponibles, aunque enormemente superiores a los alemanes, no permitían más que lanzar un ataque con un máximo simultáneo de cuatro o cinco frentes, lo que limitaba también los movimientos que podían realizarse.

La decisión adoptada resultó un compromiso entre la vieja idea de Stalin de demoler completamente el Frente del Este y las limitaciones, bastante realistas, indicadas por elStavka; la idea final sería la de una serie de ataques consecutivos a lo largo de todo el frente, en lo que se conocería posteriormente como «el año de los diez grandes golpes»1. Estas ofensivas concatenadas debían apoyarse mutuamente y crear cada una de ellas las condiciones para que la siguiente tuviese las mayores opciones de triunfo. En concreto, los ataques serían (las fechas entre paréntesis son las de realización final de las operaciones):

1.Renovación de los ataques en Ucrania hasta alcanzar la frontera polaca (diciembre 1943-abril 1944).

2.Levantamiento del asedio de Leningrado y avance sobre los países bálticos (enero-marzo 1944).

3.Asalto sobre el Grupo de Ejércitos Centro (diciembre 1943-abril 1944).

4.Ocupación de Crimea (abril-mayo 1944).

5.Invasión de Rumanía (abril-mayo 1944).

6.Invasión de Finlandia (junio-agosto 1944).

7.Liberación de Bielorrusia (junio-agosto 1944).

8.Ofensiva en Ucrania y sur de Polonia (julio-agosto 1944).

9.Segunda invasión de Rumanía (agosto-octubre 1944).

10.Ofensiva en el Báltico (septiembre-noviembre 1944).

11.Irrupción en los Cárpatos (septiembre-noviembre 1944).

12.Ofensiva en Petsamo (octubre de 1944).

Según el mariscal Zhukov, que participó en dicha reunión:

En diciembre de 1943, tras la Conferencia de Teherán, se produjo el debate sobre las cuestiones militares y políticas que afectaban a nuestro país. Vassilevsky encargó a Antonov presentar a Stalin el informe sobre operaciones futuras. La conclusión principal fue que nuestra capacidad económica y militar superaba en gran medida a la del enemigo. Esta supremacía diseñó el curso futuro de la guerra. ElStavkay el Estado Mayor general habían estudiado intensamente nuestras capacidades y las del enemigo. Teníamos una gran ventaja en recursos humanos, materiales y técnicos, y podíamos, por tanto, abordar las cuestiones estratégicas de manera diferente. Más tarde, en círculo restringido, Stalin lanzó la pregunta sobre la forma que tomarían las nuevas operaciones […] Se discutió los lugares de concentración de nuestras fuerzas. Se seleccionaron diez. El jefe supremo ordenó al Estado Mayor realizar los cálculos preliminares para la puesta en marcha de estos diez ataques.

Como se puede observar fácilmente en el anterior listado, el encadenamiento de ofensivas iba a afectar a la totalidaddel Frente del Este, desde el mar Negro hasta Noruega, por lo que continuaba siendo un heredero de los planes de Stalin de aprovechar al máximo la superioridad material de las fuerzas soviéticas, obligando a los alemanes, como veremos más adelante, a concentrar sus mucho menos numerosos recursos en los ejes de acción que creíanmás probables para una acción de las tropas enemigas y reforzando el carácter reactivo de las fuerzas alemanas.

Por otro lado, Stalin insistió en que todas las ofensivas debían conllevar al mismo tiempo beneficios militares y políticos, ya fuesen estos últimos la liberación de territorio soviético, la invasión de un país del Eje o el incremento de la esfera de influencia soviética posterior a la finalización del conflicto. Si se analizan las acciones anteriormente listadas, resulta fácil observar que todas y cada una de ellas cumplen con los dos criterios citados.

Las ofensivas seguirían, territorialmente, un esquema marcado por la climatología. Considerando que sobre abril o mayo las lluvias de primavera impedirían cualquier tipo de ataque, habría una primera tanda de ataques (1 a 3 del anterior listado) hasta la interrupción forzada; entonces tomarían el relevo los sectores más al sur del frente (4 y 5) para después volver a atacar en toda la extensión durante el resto del año (6 a 12). De todas formas, antes de lanzar la serie de ataques principales en verano, habría una nueva reunión que evaluaría los resultados conseguidos hasta entonces y reevaluaría, en caso de ser necesario, los planes formulados con anterioridad.

El curso de acción adoptado también iba a confundir a los alemanes, acostumbrados a que el Ejército Rojo concentrase sus esfuerzos en un único sector a la hora de tomar la ofensiva. El hecho de que se abarcase la totalidad del frente iba a ser una novedad para la cual el OKH no estaba en absoluto preparado.

LA PÉRDIDA DE UCRANIA

La debacle de Kursk había propiciado un avance de las fuerzas soviéticas a través de Ucrania que no se detendría, comoya hemos comentado, hasta el mes de octubre de 1943, motivado más por los problemas logísticos y el agotamiento de las tropas que por una insuperable resistencia germana. Pero esta pausa solamente debía servir como un paréntesis que permitiese la reconstitución de las fuerzas soviéticas antes de proseguir su avance con dos objetivos muy claros: alcanzar las fronteras de Rumanía y Polonia. Para ello se dispondría de los 1.er, 2.º y 3.erFrentes de Ucrania; el 4.º, como veremos en el siguiente apartado, se reservaba para otra misión.

No entra dentro de los objetivos de este trabajo un análisis detallado de la nueva serie de derrotas sufridas por los Grupos de Ejército A y Sur, análisis que requeriría por sí mismo todo un libro. Por tanto, me limitaré a ofrecer una somera síntesis de lo ocurrido entre los meses de diciembre de 1943 y abril de 1944.

El movimiento ofensivo soviético se basaba en una creciente superioridad en todos los aspectos, pero tenía el problema de presentar dos ejes divergentes de avance, lo que podía ser aprovechado por los defensores para batir por separado a los Frentes Soviéticos si se les concedía la menor oportunidad. Por tanto, era necesaria una excelente coordinación a nivel de varios frentes.

Para los alemanes, con sus fuerzas agotadas tras los incesantes combates desde julio, las perspectivas de resistir el asalto eran, cuando menos, cuestionables. Por un lado se confiaba en el activo para la defensa que representaba el río Dnieper, a lo largo del cual se había construido la denominada «líneaPanther». Además, aún se contaba con formaciones acorazadas relativamente potentes que podían actuar sobre las penetraciones soviéticas antes de que las cabezas de puente se tornasen inmunes a los contraataques. Por otro lado, sus formaciones de infantería estaban terriblemente desgastadas y cada vez eran más inexpertas, con solo un puñado de veteranos complementados con muchos reclutas de instrucción bastante somera. Además, la V-VS había arrebatado ya la supremacía general del aire a la otrora todopoderosaLuftwaffe, aunque localmente la fuerza aérea germana podía seguir lanzando golpes devastadores a las columnas soviéticas.

Todas las esperanzas germanas se hundieron entre los meses de noviembre y diciembre. Con gran parte de su potencialdesgastado por las batallas al este del Dnieper, la defensa de la líneaPantherperdió gran parte de su fortaleza. Además, dicha línea no era más que un trazo en los mapas, ya que poco se había hecho para fortificarla adecuadamente, debido a la creencia de Hitler de que actuaría como un imán que impulsaría retiradas cuando se debía defender el terreno que las tropas ocupaban.

El asalto soviético logró franquear la supuestamente impenetrable, según la propaganda alemana, líneaPanthero muralla del este con una facilidad mucho mayor de la esperada. A pesar de la desesperada resistencia germana, el río fue franqueado en diversos puntos por los que avanzó un torrente de fuerzas blindadas e infantería imposible de sellar y que llevó al retroceso continuo de los Grupos de Ejército A y Sur. Y no solo eso, sino que la extensión de la ofensiva llegó incluso a golpear al Grupo de Ejércitos Centro, como veremos en el siguiente apartado.

El avance consiguió el gran objetivo simbólico de capturar Kiev el 6 de noviembre, aunque la lucha por la posesión de la ciudad se alargó hasta bien entrado el mes de diciembre; Hitler no quería perder la capital de Ucrania y empeñó en fútiles contraataques a gran parte de las fuerzas acorazadas que le quedaban al Grupo de Ejércitos A. Con los alemanes desgastados, el Ejército Rojo volvió a atacar a partir del 24 de diciembre, reanudando su ofensiva al oeste de Kiev con el 1.erFrente Ucraniano.

El reinicio de los combates llevó a una retirada general alemana en dos ejes divergentes: por un lado, la presión del 1.erFrente Ucraniano, al que se uniría el 2.º, forzó el retroceso del Grupo de Ejércitos Sur sobre las fronteras polaca y checa, en el transcurso de la cual se produjo el embolsamiento de Korsun-Cherkassy, en el que quedaron atrapados los XI y XLII Cuerpos del Ejército, es decir, unos cincuenta y seis mil hombres de los que apenas lograron escapar unos treinta mil. Por el otro lado, el 3.erFrente Ucraniano obligó a la retirada del Grupo de Ejércitos A en dirección a Rumanía.

El caso de Korsun no fue el único; la reticencia de Hitler a permitir retiradas, aunque fuesen dictadas por la necesidad militar, condujo a una enorme bolsa en la zona de Kamenets-Podolsk en la que se vieron atrapadas veintidós divisionesdel 1.erEjércitoPanzer. Afortunadamente para los alemanes, la mayor parte de las fuerzas logró romper el cerco y escapar para reintegrarse a la defensa desesperada de las fronteras eslovacas, que ya se encontraban a tiro de piedra de las puntas de lanza del Ejército Rojo.

Mapa 2. Avances del Ejército Rojo entre marzo de 1943 y enero de 1944.

Las ofensivas soviéticas se sucederían sin prácticamente interrupción hasta abril de 1944, cuando la logística impuso su inexorable ley y detuvo el avance del Ejército Rojo. Dicha pausa era necesaria también para poder organizar convenientemente la ofensiva de verano, puesto que aún se debía decidir dónde debía caer el golpe principal.

A pesar del éxito, el precio había sido muy alto, ya que, aunque la resistencia germana fue tenaz y el desgaste de los atacantes, extremo, provocó grandes pérdidas en hombres y material, difícilmente reemplazables, no solo a los Grupos de Ejército Sur y A (redenominados como Grupos de Ejército Ucrania Norte y Sur respectivamente), sino también al Grupo de Ejércitos Centro.

EL GRUPO DE EJÉRCITOS CENTRO (I): EL RETROCESO

Al mismo tiempo que los alemanes recibían el asalto en Ucrania, el Grupo de Ejércitos Centro alemán, mal que bien, logró resistir los ataques que contra él desencadenaron las fuerzas soviéticas y cuyo retroceso fue mucho menor que el de sus vecinos del norte y el sur. De hecho, los ataques sobre las posiciones del Grupo de Ejércitos Centro habían sido una constante desde la finalización de la batalla de Kursk, pero siempre se había conseguido resistir sin perder la cohesión de las fuerzas. Aunque la segunda mitad del año 1943 había sido testigo de importantes retiradas en el ala derecha del Grupo de Ejércitos Centro, en el resto del sector defendido por esta agrupación las pérdidas de terreno habían sido mucho menores, y se había logrado estabilizar el frente hacia octubre de 1943. Sin embargo, en noviembre de ese mismo año elStavkaordenó romper las defensas alemanas que discurrían siguiendo la líneagrosso modoNevel-Vitebsk-Orsharío Dnieper; el objetivo era impedir que los alemanes dispusiesen de suficiente tiempo para fortificar el margen occidental del gran río, la última gran barrera fluvial antes de la frontera de la antigua Polonia.

El Grupo de Ejércitos Centro era, en aquel momento, la más poderosa agrupación de tropas en el Frente del Este. Teóricamente, desplegaba cuarenta y dos divisiones de infantería, ocho divisionesPanzero de granaderosPanzery cuatro divisiones de campaña de laLuftwaffe. Sin embargo, estos números escondían que doce divisiones de infantería y cuatroPanzerestaban reducidas a merosKampfgruppen, una fuerza equivalente a un regimiento. Este hecho se explica por la combinación de dos factores: el enorme ritmo de pérdidas en los meses de septiembre y octubre y la incapacidad de enviar suficientes reemplazos para cubrir las bajas. En los dos meses señalados, el Grupo de Ejércitos Centro sufrió un total de más de noventa y cinco mil bajas, según el detalle adjunto:

Mapa 3. Avances del Ejército Rojo entre marzo y diciembre de 1943.

Tabla 2. Bajas del Grupo de Ejércitos Centro

Muertos

Heridos

Desaparecidos

Total

2.º Ejército

5.362

20.163

2.862

28.387

4.º Ejército

6.048

21.485

3.022

30.555

9.º Ejército

4.494

15.489

2.603

22.586

3.er Ej.

Panzer

2.563

10.534

1.023

14.120

Total

18.467

67.671

9.510

95.468

Fuente: Heeresartz 10 [BA/MA RW 6/556 6/558].

De toda la línea, la preocupación principal para el Grupo de Ejércitos Centro era el sector asignado al 2.º Ejército, su ala derecha que enlazaba con el 4.º EjércitoPanzer(Grupo de Ejércitos Sur). Dentro de esta zona, había dos puntos problemáticos: el primero era el enlace con la agrupación del sur, ya que el 1.erFrente Ucraniano había establecido una cabeza depuente sobre el río Pripiat, cortando el enlace entre las fuerzas alemanas. Aunque se intentó un contraataque combinado del 4.º EjércitoPanzery el 2.º Ejército a principios de octubre, los soviéticos movilizaron importantes fuerzas y retuvieron la posesión del saliente.

El otro punto de preocupación era en la zona alrededor de Gomel, que constituía una cabeza de puente alemana sobre el río Sozh y que debía ser defendido a toda costa por constituir un nudo ferroviario de gran importancia para la llegada de suministros. Además, los soviéticos habían logrado cruzar el río Sozh a ambos lados de Gomel con lo que la ciudad constituía un saliente de enorme dificultad para la defensa, hasta tal punto que Hitler autorizó la retirada si se corría el riesgo de cerco y destrucción de las fuerzas defensoras. Las tropas fueron retiradas y redesplegadas para reforzar la línea del frente.

El problema mayor, sin embargo, resultó estar al sur de Loyev, en la confluencia de los ríos Dnieper y Sozh, donde las fuerzas soviéticas bajo el mando del general Rokossovsky lanzaron un potente ataque, el 15 de octubre, que consiguió perforar el sistema defensivo alemán y avanzar sobre Rechitsa, lo que amenazaba con cortar el ferrocarril que iba hasta Gomel. Sin embargo, Rokossovsky se conformó con establecer una cabeza de puente, habida cuenta de la creciente resistencia alemana, la falta de municiones y el cansancio de sus tropas. Finalmente, el 10 de noviembre, y tras acumular sustanciales reservas en la cabeza de puente, que incluían los cuerpos de tanques 1.º de la Guardia y 9.º, Rokossovsky lanzó su tercer ataque, logrando romper la defensa enemiga y progresar sobre Rechitsa, aunque

la progresión de las tropas durante este periodo se llevó a cabo con grandes dificultades. El enemigo se resistía tenazmente, tratando de detener nuestra ofensiva. Se exigía de los soldados y comandantes gran valor, energía y amplia iniciativa. Estas cualidades de nuestros combatientes se pusieron de manifiesto aquellos días en toda su plenitud. Los tanquistas combatieron muy bien.

La situación llegó al punto que incluso Hitler tuvo que autorizar la retirada del 2.º Ejército para que no se viesecopado por la progresión soviética. Además, el 22 de noviembre, Rokossovsky lanzó un nuevo ataque, esta vez en el sector de Propoysk, defendido por fuerzas del 9.º Ejército. Ante la imposibilidad de mantener el saliente de Gomel, Hitler autorizó su abandono, mientras el Grupo de Ejércitos Centro intentaba contener la nueva amenaza. Todos los intentos de sellar la nueva penetración resultaron fútiles y el 9.º Ejército se vio obligado a replegarse en dirección al Dnieper, operación que completó hacia el 4 de diciembre.

Mapa 4. La cabeza de puente del Dnieper. Octubre-diciembre de 1943.

El repliegue permitió liberar algunas formaciones para un contraataque conjunto de los 9.º y 2.º Ejércitos, que se vieron complementadas con la llegada de la 16.ª divisiónPanzerdesde Italia. El asalto tuvo un buen comienzo el 20de diciembre, logrando copar las puntas de lanza soviéticas, pero la constante llegada de formaciones enemigas desde los flancos obligó a la detención de las operaciones el día 26 de diciembre. Un gran activo para el Grupo de Ejércitos Centro era que ahora su flanco derecho descansaba protegido por las teóricamente impenetrables marismas del Pripiat, lo que tenía el doble efecto de impedir operaciones blindadas soviéticas a gran escala en esa zona y, de rebote, una mayor densidad defensiva en el resto de los sectores, puesto que se podían transferir tropas desde el ala derecha y el frente había sido sensiblemente recortado. Sin embargo, para Rokossovsky la justificación para el pase a posiciones defensivas sería completamente independiente de las acciones tácticas germanas:

Llegó el momento en que era preciso pensar en una pausa en las operaciones ofensivas, ya que las tropas estaban extenuadas. Aún nos esperaban difíciles combates, y había que prepararse sólidamente para poner a punto las comunicaciones, disminuir hasta el mínimo la dilatación de los transportes y reconstruir los pasos sobre los grandes ríos.

Aunque no se había producido una ruptura total del frente, la conexión con el Grupo de Ejércitos Sur se había perdido, la líneaPantherestaba rota, las fuerzas soviéticas habían establecido cabezas de puente sobre el Dnieper y se continuaba en la misma dinámica de repliegue que no parecía tener fin. El precio en sangre había sido relativamente elevado.

Tabla 3. Bajas en el Grupo de Ejércitos Centro

Muertos

Heridos

Desaparecidos

Total

2.º Ejército

1.086

4.399

504

5.989

4.º Ejército

1.726

6.520

815

9.061

9.º Ejército

2.331

10.475

1.141

13.947

Total

5.143

21.394

2.460

28.997

Fuente: Heeresartz 10 [BA/MA RW 6/556 6/558].

Sin embargo, no fue el único punto donde el Grupo de Ejércitos Centro sufrió la creciente presión de las fuerzassoviéticas. En su ala izquierda, en la conjunción con el grupo de Ejércitos Norte, se había desarrollado otra crisis de grandes proporciones, centrada en la posesión de la ciudad de Vitebsk.

La divisoria entre los Grupos de Ejército Norte y Centro fue fluctuante durante el año 1943. A mediados de septiembre, y tras las primeras retiradas del Grupo de Ejércitos Centro, su extrema ala izquierda, compuesta por el XLIII Cuerpo de Ejército (205.ª, 83.ª y 263.ª divisiones de infantería), fue traspasada del 3erEjércitoPanzer(Grupo de Ejércitos Centro) al 16.º Ejército (Grupo de Ejércitos Norte) con la responsabilidad de defender los nudos de comunicación y ferroviarios de Nevel y Novosokolniki. El Ejército Rojo era plenamente consciente de que la unión entre ambos grupos de Ejército era un punto débil en el despliegue alemán, así que elStavkaordenó al Frente de Kalinin (redenominado, posteriormente, 1.erFrente Báltico) organizar una ofensiva que penetrase profundamente en el dispositivo germano, separando ambas agrupaciones de tropas con vistas a disponer de puntos de lanzamiento para ulteriores ofensivas.

Así, el 6 de octubre de 1943 el 3erEjército de choque lanzó a cuatro de sus divisiones de infantería, acompañadas por dos brigadas de carros sobre la 2.ª división de campaña de laLuftwaffe, que se desmoronó ante la avalancha soviética. Tan rápido y completo fue el hundimiento de la 2.ª división, que los soviéticos lanzaron fuerzas motorizadas a través del hueco en dirección a la retaguardia del 16.º Ejército, alcanzando la ciudad de Nevel y capturándola de forma inmediata. Un furioso Hitler preguntó al jefe de Estado Mayor del 16.º Ejército cómo era posible que una ciudad fortificada como Nevel hubiese caído con tanta rapidez, y recibió la lacónica respuesta de: «¿Cómo son de fuertes las mejores defensas cuando no se dispone de tropas para ocuparlas?».

La reacción inmediata del mariscal de campo Küchler, comandante del Grupo de Ejércitos Norte, fue la de ordenar a sus tres divisiones de reserva que se pusiesen en marcha hacia la zona de Nevel, sellasen la penetración soviética y contraatacasen para recuperar la posesión de la ciudad. Sin embargo, problemas logísticos demoraron el inicio del ataque, que se limitó a una única división el día 8, justo cuando los soviéticos, que habían acumulado en la penetraciónimportantes fuerzas, atacaron a su vez, ampliando la separación entre los dos grupos de Ejército hasta los veinticinco kilómetros.

Mapa 5. La ruptura soviética en Nevel.

Sin embargo, la llegada de refuerzos alemanes a la zona, provenientes tanto del Grupo de Ejércitos Norte como del Centro, lograron estabilizar la situación, a pesar de que los soviéticos lograron incrementar la amplitud de su penetración el 15 de octubre atacando en dirección a Nososokolniki, aunque sin llegar a conquistar la ciudad. A este movimiento siguió una pausa mientras los atacantes acumulaban más fuerzas para reanudar el ataque y los defensores se afanaban en eliminar la mayor parte posible de guerrilleros que actuaban en su retaguardia (operaciónHeinrich) para poder concentrar todos sus esfuerzos en el más que previsible ataque de continuación soviético.

El 2 de noviembre, los 3.ery 4.º Ejércitos de choque se lanzaron al ataque sobre el flanco izquierdo del 3.erEjércitoPanzer, tras varios días de ataques limitados para efectuar pequeñas rupturas en las líneas alemanas. El ataque consiguió una ruptura consistente, tras lo cual el 3.erEjército de choque prosiguió el ataque sobre la retaguardia del 16.º Ejército, mientras el 4.º Ejército de choque hizo lo propio contra el 3.erEjércitoPanzer. Ambas agrupaciones alemanas reforzaron inmediatamente los sectores amenazados; en el caso del 16.º Ejército, mediante la llegada de varios batallones del 18.º Ejército, que se usaron para anclar las posiciones de su flanco derecho, mientras que el 3.erEjércitoPanzerrecibía una división acorazada del 9.º Ejército, lo que obligaba a los atacantes a desviarse en dirección suroeste.

Las noticias de la ruptura alteraron profundamente a Hitler, que convocó a una reunión a los dos máximos dirigentes de los Grupos de Ejército Norte y Centro, los mariscales de campo Küchler y Busch, y les ordenó que acumulasen fuerzas para lanzar un contraataque el 8 de noviembre, aislando a los dos Ejércitos soviéticos y aniquilándolos. Aunque Busch se mostró de acuerdo, Küchler argumentó que las únicas fuerzas con las que podía llevar a cabo dicho contraataque tenían que proceder del 18.º Ejército, lo que significaría debilitar el cerco de Leningrado en un momento en que se estaban recibiendo informes de una creciente acumulación de fuerzas soviéticas que indicaba una posible ofensiva en ese sector. Impertérrito, Hitler ordenó a Küchler ignorar esos informes y centrarse en la penetración enemiga sobre su flanco derecho y retaguardia.

Así pues, Küchler se vio forzado a transferir dos divisiones de infantería adicionales desde el 18.º Ejército para el previsto contraataque, que se unirían a otras dos formaciones idénticas del 16.º Ejército. Mientras tanto, fuerzas de los 6.º y 11.º Ejércitos de la Guardia se habían incorporado al ataque sobre el sector del 16.º Ejército, lo que permitió al Grupo de Ejércitos Centro concentrar una división acorazada y otra de infantería para atacar el 8 de noviembre.

El contraataque alemán desde el sector del 3.erEjércitoPanzer(252.ª división de infantería y 20.ª divisiónPanzer) comenzó, como estaba previsto, el 8 de noviembre y se consiguió una inmediata penetración; sin embargo, las fuerzas del Grupo de Ejércitos Norte no se movieron, ya que segúnKüchler se encontraban inmovilizadas por una creciente presión soviética. Hitler ordenó al mariscal atacar de cualquier forma el 10 de noviembre, acción que solamente pudo llevar a cabo con unos pocos batallones que nada lograron, ya que toparon inmediatamente con unas fuerzas soviéticas muy superiores a las suyas. Con el contraataque alemán a medio gas, las unidades de punta de lanza soviéticas siguieron avanzando en dirección oeste, extendiendo la penetración sobre la retaguardia de ambos grupos de Ejército hasta los ochenta kilómetros. Ante la insistencia de Hitler, Küchler transfirió otra división más desde el sector de Leningrado hasta el 16.º Ejército, mientras los soviéticos insertaban la práctica totalidad del 11.º Ejército de la Guardia contra el 3erEjércitoPanzer, obligando a cancelar el contraataque y utilizar ambas divisiones para sellar la penetración, lo que disminuyó enormemente, al mismo tiempo, las posibilidades de éxito del contraataque desde el norte.

El asalto dio comienzo, finalmente, el 1 de diciembre, tras dos semanas de retrasos por la lluvia, el barro y un episodio de temperaturas extremadamente bajas. El ataque quedó empantanado, literalmente, apenas arrancar, con todo el terreno convertido en un inmenso mar de lodo por una inesperada subida de temperaturas. De cualquier manera, Hitler insistió en que se realizase un nuevo ataque antes de final de mes que eliminase completamente la penetración enemiga, mientras se desarrollaba una nueva crisis en el sector del 3.erEjércitoPanzer.

Si hasta finales de noviembre las fuerzas del Ejército Rojose habían contentado con avanzar en dirección oeste y realizar intentos de giro para caer sobre la retaguardia de los 16.º y 3erEjércitoPanzer, el 21 de noviembre cambiaron completamente la dirección de su ataque. El 4.º Ejército de choque realizó un giro en dirección sureste avanzando contra las ciudades de Gorodok y Vitebsk. Tras una pausa debida a problemas logísticos y climatológicos, el 13 de diciembre el 11.º Ejército de la Guardia se lanzó al ataque sobre el flanco izquierdo del 3.erEjércitoPanzerdesde tres direcciones distintas, y logró aislar a dos divisiones alemanas en sendos cercos. Aunque el general Reinhardt, comandante del 3.erEjércitoPanzer, solicitó permiso para replegar su flanco y mejorar la defensa, el mariscalde campo Busch se lo negó. Ante el creciente peligro, Reinhardt ordenó a las divisiones rodeadas romper el cerco y reintegrarse a las líneas en repliegue del 3.erEjércitoPanzer, cosa que lograron a un gran coste en hombres y material. Finalmente, Hitler reconoció la imposibilidad de sellar la brecha, pero continuó negándose a autorizar repliegues, acción que el 3.erEjércitoPanzerya estaba ejecutando y que conformaron su despliegue como un arco alrededor de la ciudad de Vitebsk. El 23 de diciembre se demostró la oportunidad del retroceso, ya que los Ejércitos 4.º de choque, 11.º de la Guardia, 39.º y 43.º lanzaron un ataque conjunto sobre el perímetro de la ciudad, forzando un nuevo repliegue alemán, cortando el ferrocarril Vitebsk-Polotsk y amenazando con hacer lo mismo con la línea Vitebsk-Orsha. Sin embargo, Busch transfirió dos nuevas divisiones desde los 2.º y 9.º Ejércitos, que sumadas a otras dos formaciones recibidas del Grupo de Ejércitos Norte, lograron contener el avance soviético antes de su llegada al perímetro defensivo inmediato de la ciudad.

Mientras tanto, en el sector del 16.º Ejército, Hitler autorizó un repliegue parcial para poder liberar algunas fuerzas, pero las continuas transferencias entre los dos ejércitos que componían el Grupo de Ejércitos Norte habían debilitado en gran medida al 18.º Ejército, con funestas consecuencias, como veremos en el siguiente apartado.

Las batallas en torno a Nevel fueron un éxito relativo para ambos bandos. Para las fuerzas soviéticas, se había logrado una potente penetración en el punto de unión de los dos Grupos de Ejército alemanes, estableciendo posiciones de partida para ulteriores avances. Además, aunque no se notó en ese momento, se habían mejorado las posibilidades de que un asalto contra el 18.º Ejército tuviese éxito, y se había forzado al 3erEjércitoPanzera adoptar un despliegue de difícil defensa por la obligación de mantener Vitebsk, que ahora era un saliente rodeado de fuerzas soviéticas en sus tres cuartas partes.

Para los alemanes, el éxito también era relativo. La penetración soviética hubiese podido representar una enorme amenaza para todo el despliegue de ambos grupos de Ejército en el caso de que los soviéticos hubiesen proseguido su avance profundo o girado con mayores fuerzas sobre la retaguardia de los Ejércitos 16.º y 3.ºPanzer. Sin embargo, dichaamenaza se había conjurado, la penetración estaba sellada y se había logrado mantener la posesión de Vitebsk, un nudo ferroviario y de comunicaciones clave para la logística del 3.erEjércitoPanzer. Sin embargo, no pasaría mucho tiempo antes de que los soviéticos volviesen a poner a prueba las capacidades defensivas del Grupo de Ejércitos Centro.

EL FINAL DEL ASEDIO DE LENINGRADO

Aunque durante 1943 el cerco de la antigua capital de los zares ya había sido roto, creando un corredor por el que llegaron suministros y tropas de refresco, no fue hasta enero de 1944 cuando las fuerzas soviéticas lograron hacer retroceder definitivamente a los sitiadores. Esta ruptura parcial del cerco tan solo suponía que la ciudad podría continuar resistiendo, pero seguía estando al alcance de la artillería germana, por lo que era necesario hacer retroceder, de una vez por todas, a las fuerzas sitiadoras.

Tras el agotamiento de la operaciónCentella, las fuerzas alemanas ocupaban una serie de fortificaciones que se extendían durante ciento sesenta kilómetros, desde Pulkovo hasta Novgorod. Los bombardeos continuaban siendo terribles, pero no fue hasta el mes de septiembre de 1943 cuando se empezó a planificar el ataque que debía librar, de una vez por todas, a la antigua capital de los zares de la amenaza nazi. La ofensiva se lanzaría en invierno, cuando la nieve y el hielo reemplazasen a la lluvia que hacía prácticamente imposible el desplazamiento de las tropas. El objetivo declarado iba mucho allá de forzar un retroceso de las fuerzas alemanas:

En conexión con la situación general, el Mando Militar del Frente de Leningrado considera que ha llegado el momento de plantear la cuestión de la destrucción del 18.º Ejército, la fuerza básica del ala norte del Frente del Este, y no tan solo liberar completamente Leningrado, sino también capturar la cabeza de puente de Luga con un avance hasta la línea del río Luga desde la desembocadura del río hasta la población de Luga, un requisito previo para posteriores operaciones en el área del Báltico.

Durante todo el otoño se acumularon los medios necesarios para la ofensiva, que debía partir desde la cabeza de puente de Oranienbaum y las colinas de Pulkovo, convergiendo sobre Krasnogvardeisk y aislando así al 18.º Ejército. En el Frente del Volkhov, se lanzaría un ataque en pinza sobre Novgorod para crear un segundo punto de esfuerzo y evitar así el desplazamiento de tropas de un sector a otro. Le seguiría un movimiento convergente de ambos ataques con el que se pretendía rodear y aniquilar al 18.º Ejército, para luego volver la atención sobre el 16.º, derrotarlo y forzar su retirada a los Estados bálticos, confiando en aniquilarlo antes de que llegase a la línea del río Narva.

Estos preparativos no pasaron desapercibidos para el comandante del Grupo de Ejércitos Norte, el mariscal de campo Georg von Küchler, entre otros motivos porque el escaso territorio alrededor de la ciudad controlado por los soviéticos hacía imposible ocultarlos. Así, el 21 de diciembre, Von Küchler ordenó la evacuación de todos los civiles a la líneaPanther, una serie de fortificaciones situadas a unos doscientos cincuenta kilómetros a retaguardia de las actuales posiciones alemanas y cuyos trabajos se habían iniciado en septiembre de 1943; se trataba de fortificar una línea que reseguía el curso del río Narva y los lagos Peipus y Pskov. Sin embargo, las unidades de combate debían seguir en sus atrincheramientos, puesto que Hitler no autorizó ninguna retirada2.

La ofensiva sería una operación combinada de los Frentes de Leningrado, Volkhov y el 2.º báltico, que sumaban más de un millón doscientos cincuenta mil efectivos, apoyados por unas siete mil piezas de artillería de todos los tipos. Frente a ellos, apenas unos seiscientos mil hombres del Grupo de Ejércitos Norte. Recibiría el nombre de ofensiva de Novgorod-Luga. El 2.º Ejército de choque, con cinco divisiones de fusileros y seiscientas piezas de artillería, además de diversas unidades de carros y cañones de asalto, avanzaría desde Oraniembaum para atraer la atención de los alemanes; un díadespués se uniría al ataque el resto del Frente de Leningrado y el Frente de Volkhov.

Mapa 6. Retroceso del Grupo de Ejércitos Norte (enero-marzo 1944).

El 14 de enero de 1944 el 2.ª Ejército de choque dio inicio a la ofensiva, apoyado por el ataque del 42.º Ejército desplegado al suroeste de Leningrado. La suerte fue dispar: la 10.ª división de campaña de laLuftwaffese hundió prácticamente de inmediato ante el ataque del 2.º Ejército de choque, pero el 42.º Ejército topó con una potente barrera de artillería del L Cuerpo de Ejército alemán, que impidió cualquier avance significativo. Al día siguiente, el 15 de enero de 1944, un masivo bombardeo anunció la expansión del ataque al flanco derecho del 18.º Ejército, en el área de Novgorod.

La resistencia germana, apoyada en unas fortificaciones que habían sido constantemente mejoradas durante casi tres años, logró convertir el avance soviético en una lucha terrible por cada metro de terreno. Además, las fuerzas soviéticasmostraron una extrema falta de imaginación táctica, en marcado contraste con el resto del Frente del Este, utilizando simples tácticas de asalto frontal y una pobre coordinación de la infantería con las fuerzas blindadas que provocó enormes pérdidas. El optimismo entre los mandos alemanes era tal que incluso hablaban de una nueva victoria, pero el 16 de enero la 61.ª división de infantería, que había sido enviada en apoyo de la vapuleada 10.ª división de campaña de laLuftwaffe, informó de que su frente estaba colapsando ante la ininterrumpida presión soviética. Igualmente, en la zona de Novgorod, y a pesar de los refuerzos enviados, los soviéticos estaban a punto de conseguir cercar el XXXVIII Cuerpo de Ejército; a pesar de ello, Hitler rechazó todas las peticiones de Küchler, que solicitaba un repliegue a la líneaPanther. En vista de la situación, el comandante del Grupo de Ejércitos Norte ordenó el inmediato repliegue de las dos divisiones de su ala norte, pero era demasiado tarde: con fuerzas soviéticas convergiendo desde el este y el oeste sobre las 10.ª y 61.ª divisiones, tan solo algunos elementos pudieron escapar para incorporarse a la nueva línea de defensa. En Novgorod, cinco batallones alemanes quedaron rodeados, pero, sorprendentemente, Hitler autorizó que intentasen romper el cerco y retirarse al oeste.

Sin embargo, todo el Frente Alemán estaba colapsando. La introducción de fuerzas de refresco soviéticas permitía mantener la presión y la necesidad de replegarse, para evitar el cerco de todas las fuerzas que seguían en el perímetro de Leningrado, era ya acuciante. El 22 de enero Klücher se reunió con Hitler para intentar convencerle de la necesidad del repliegue a la líneaPanther, pero lo único que recibió fue un nuevo discurso del dictador sobre los peligros de las retiradas voluntarias:

Estoy en contra de todas las retiradas. Tenemos crisis dondequiera que estemos. No hay garantía alguna de que logremos sostenernos en laPanther. Si retrocedemos de forma voluntaria, los rusos no llegarán allí con solo la mitad de sus fuerzas. Deben ser desangrados en su avance. La batalla debe librarse lo más lejos posible de la frontera alemana.

En otras palabras, Hitler ordenaba a las fuerzas de Küchler aguantar hasta el último momento antes de replegarse, pero ignoraba el hecho de que todo el Frente del Grupo de Ejércitos Norte ya se estaba derrumbando, y que si no había una retirada, siquiera parcial, el avance soviético amenazaba con copar la práctica totalidad del 18.º Ejército, con lo que el camino quedaría expedito hasta los Estados bálticos. Ignorando esta directriz, el comandante del 18.º Ejército, el general Georg Lindemann, ordenó abandonar Pushkin y Slutsk, replegando sus tropas para ganar consistencia en la defensa; consciente de que había desafiado las órdenes de Hitler, informó al OKH del hecho consumado, indicando que, si no estaban de acuerdo, lo relevasen del mando. A regañadientes, el OKH sancionó su decisión, pero indicó que cualquier ulterior repliegue estaba fuera de discusión. Ese mismo día, el teniente Vasily Churkin de la 80.ª división de fusileros soviética escribía en su diario:

Los alemanes se están retirando de Leningrado. Por la noche el horizonte parece estar en llamas, los alemanes están quemando las casas y minando las carreteras mientras se retiran. Ha sido terrible ver cómo nuestra bella ciudad sufría tanto. Queremos empujar a la escoria fascista lejos, de una vez y para siempre.

Incluso en fecha tan tardía como el 27 de enero, con todo el Frente del 18.º Ejército lleno de penetraciones soviéticas y tras haber sufrido más de cuarenta mil bajas, Hitler se negó a permitir el repliegue aPanther.Llegados a este punto, el jefe del Estado Mayor de Küchler, el general Eberhard Kinzel, ordenó el repliegue general al 18.º Ejército, decisión finalmente aceptada por Hitler el día 30 de enero. Al día siguiente, Küchler fue reemplazado por el «bombero de Hitler», el mariscal de campo Walter Model.

En ese momento la situación del 18.º Ejército era completamente desesperada. El ataque soviético había fragmentado sus fuerzas en tres grupos principales que intentaban, inútilmente, mantener la línea del río Narva. En muchos sectores el frente era mantenido tan solo por pequeñas unidades, sobrepasadas en sus flancos por los victoriosos soviéticos. Únicamente se podía contar para restaurar el frente con dosunidades recién llegadas: la 12.ª divisiónPanzery la 58.ª división de infantería, a las que se uniría posteriormente la división de granaderosPanzer Feldherrnhalle.

A la llegada de Model, la situación era prácticamente apocalíptica. El ala izquierda del Grupo de Ejércitos Norte, formada por el LIV Cuerpo de Ejército y el III CuerpoPanzerde las SS, había sido forzada a retroceder hasta el río Narva, el extremo norte de la líneaPanther. El ala derecha, formada por el 16.º Ejército, se retiraba sin dejar de combatir presionado por el 2.º Frente Báltico, pero había perdido completamente el contacto con el 18.º Ejército. En el centro, apenas unas pocas unidades dispersas y de escaso poder combativo tras haber sufrido enormes pérdidas, intentaban sostener la línea del río Narva. Aun así, el «efecto Model» se dejó sentir; combinando retiradas parciales y el uso de los escasos refuerzos que iban llegando, logró ralentizar la progresión soviética y restaurar el contacto con el 16.º Ejército el 6 de febrero. Pero el Ejército Rojo había olido sangre y estaba dispuesto a acabar el trabajo.

El 10 de febrero se intensificaron los asaltos soviéticos, lo que provocó una nueva crisis en el sector de la 24.ª división de infantería, hasta tal punto que amenazaban con descolgarse sobre la retaguardia de la 12.ª divisiónPanzer; Lindemann informó a Model de que no quedaba otro remedio que replegarse a laPanther, a lo que el mariscal de campo accedió a regañadientes. La decisión no estaba exenta de riesgos, puesto que implicaba una retirada bajo constante presión de un enemigo que superaba en movilidad a unas fuerzas alemanas al borde del colapso moral y material. Sin embargo, mediante el uso intensivo de las escasas reservas disponibles, especialmente la 12.ª divisiónPanzer, se logró alcanzar la relativa seguridad de las defensas estáticas en los lagos Peipus y Pskov, donde el frente se estabilizó de nuevo a principios de marzo de 1944. Conseguido el objetivo, el Frente del Volkhov fue desmantelado y sus fuerzas, transferidas a los Frentes de Leningrado y 2.º báltico. El precio de la victoria había sido trescientas quince mil bajas para los atacantes y unas ochenta y siete mil para los defensores3.

La derrota del Grupo de Ejércitos Norte suponía una amenaza indirecta a las fuerzas finlandesas desplegadas en el istmo de Carelia, que ahora no podían ser apoyadas en el sur por su aliado germano y debían confiar en sus propias capacidades para detener ulteriores ofensivas soviéticas. Por otro lado, también amenazaba directamente las fronteras de Estonia, protegidas por la líneaPanther, y, al sur del lago Peipus, el despliegue del Grupo de Ejércitos Centro. Pero no era el único sector donde las amenazas para Alemania y sus aliados se multiplicaban.

EL GRUPO DE EJÉRCITOS CENTRO (II): RESISTENCIA A ULTRANZA

El 5 de enero de 1944 dio comienzo un nuevo asalto sobre la ciudad de Vitebsk, a la que habíamos dejado rodeada por tres partes por las tropas soviéticas tras su ofensiva de Nevel. Los ataques soviéticos se concentraron sobre las posiciones de la 6.ª división de campaña de laLuftwaffe, al noroeste de la ciudad, que quedó reducida a unos pocos centenares de efectivos, y las de la división de granaderosPanzer Feldherrnhalle. A pesar de los intensos combates, las fuerzas defensoras lograron impedir penetraciones significativas, por lo que los atacantes variaron el foco de su asalto al día siguiente, volviendo a golpear la divisiónFeldherrnhalley la 246.ª división de infantería, sectores este y sureste del perímetro defensivo. En esta ocasión se empleó al recién llegado 5.º Ejército; tras el habitual ataque probatorio, el asalto se convirtió en general, pero, sorprendentemente, los alemanes lograron resistir y el ataque fue cancelado.

El 13 de enero el 1.erFrente Báltico volvía a atacar, de nuevo en el sector de la 6.ª división de campaña de laLuftwaffe, el lugar donde había parecido más prometedor el anterior asalto. Pero las posiciones habían sido reforzadas con el 519.º batallón AT y fuerzas de la 256.ª división de infantería, por lo que la resistencia fue mucho mayor de la esperada y, nuevamente, se canceló el ataque.

Sin embargo, tan solo se trataría de una pausa. El 3 de febrero se reanudaron los combates tras una intensa preparaciónartillera. Esta vez el Ejército Rojo decidió atacar en dos puntos simultáneamente, al noroeste y al sureste de la ciudad, con la intención manifiesta de embolsar a todo el IX Cuerpo en el saliente de Vitebsk. A pesar de la enorme desproporción de medios, los atacantes no lograron efectuar una ruptura hasta el 12 de febrero, justo para ver cómo el éxito se les escapaba al sobrevenir un enorme temporal de nieve que impidió cualquier movimiento y dio tiempo a los alemanes para reforzarse, de manera que cualquier intento de reiniciar la ofensiva se tornó imposible.

Los ataques sobre Vitebsk no fueron los únicos asaltos que protagonizaron las fuerzas soviéticas sobre la línea defendida por el Grupo de Ejércitos Centro. Como bien apunta el historiador norteamericano David M. Glantz en uno de los escasos trabajos sobre este periodo, entre diciembre de 1943 y abril de 1944, las fuerzas soviéticas lanzaron no menos de diez operaciones de gran envergadura sobre las posiciones defendidas por el Grupo de Ejércitos Centro, que, mayoritariamente, se traducirían en un sonoro fracaso global que llevaría a la destitución del mariscal Sokolovsky como máximo responsable del Frente Occidental y la división de este frente en dos: los 2.º y 3.erFrentes Bielorrusos, a fin de mejorar la gestión de sus recursos cuando se renovasen los movimientos ofensivos.

La defensa efectuada por el Grupo de Ejércitos Centro fue el mayor éxito defensivo alemán durante el periodo comprendido entre el final de la batalla de Kursk y el desencadenamiento de la ofensiva de verano soviética. Demostró la importancia de las líneas fortificadas, aunque fuesen tan solo fortificaciones de campaña, que, adecuadamente apoyadas por artillería y con una fuerza de reacción blindada, podían soportar ataques de fuerzas superiores, especialmente si estaban mal coordinadas entre sí y con su apoyo aéreo. Pero, como veremos más adelante, este éxito acabaría tornándose en contra de sus protagonistas al instalar en la mente delFühreralemán una sensación de invulnerabilidad de las posiciones defendidas por el Grupo de Ejércitos Centro, sobreestimando su capacidad de defensa y obviando que el Ejército soviético pudiese aprender más de sus fracasos que los alemanes de sus éxitos.

Todo ello haría que, en apenas dos meses, los acontecimientos diesen un vuelco dramático, y se convirtiera en la mayor derrota de las fuerzas alemanas en la Segunda Guerra Mundial.

LA RECONQUISTA DE CRIMEA

En el extremo más meridional del frente, las fuerzas soviéticas se lanzaron a la reconquista de Crimea, que había quedado aislada tras los espectaculares avances del Ejército Rojo durante los meses finales de 1943. La insistencia de Hitler en mantener la península para evitar que se convirtiese en punto de lanzamiento de incursiones de la V-VS, la fuerza aérea soviética, sobre los yacimientos petrolíferos rumanos de Ploesti, condenó a la práctica aniquilación a las fuerzas defensoras. Y eso a pesar de la petición conjunta de Von Kleist (comandante del Grupo de Ejércitos A), Jaenecke (comandante del 17.º Ejército) y Zeitzler (jefe del Estado Mayor del OKH). Pero Hitler ni se inmutó y ordenó que las posiciones de Crimea fuesen defendidas hasta el fin; no tan solo eso, sino que ordenó incrementar la guarnición que pasó de una única división alemana de infantería a cinco, además de dos brigadas de cañones de asalto, a las que se había de añadir las siete divisiones de infantería rumanas que ya estaban desplegadas en la zona, alcanzando un total de ciento cincuenta mil efectivos. El petróleo rumano dominaba toda su concepción, como reconoció en una conferencia el 27 de octubre de 1943:

Mientras exista alguna posibilidad, debe evitarse a toda costa una evacuación de Crimea, en tanto subsista alguna esperanza de poder restablecer la situación en la parte meridional del Frente del Este. Si la evacuación se hace inevitable, debe realizarse por mar. Los pasos necesarios para preparar los transportes hay que darlos independientemente de si dichos transportes serán empleados para el aprovisionamiento o la evacuación de la península. La Armada y laLuftwaffehan de reforzarse con la mayor celeridad.

Tal vez elGrossAdmiral