Tu prójimo como a ti - Pedro Calderón de la Barca - E-Book

Tu prójimo como a ti E-Book

Pedro Calderón de la Barca

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Beschreibung

Tu prójimo como a ti es un auto sacramental de Pedro Calderón de la Barca, género en el que llegó a alcanzar la plenitud, al combinar a la perfección con su talento natural, amante de la pintura y de las sutilezas y complejidades teológicas.

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Seitenzahl: 66

Veröffentlichungsjahr: 2020

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Pedro Calderón de la Barca

Tu prójimo como a ti

 

Saga

Tu prójimo como a tiOriginal titleTu prójimo como a ti

Cover image: Shutterstock Copyright © 1674, 2020 Pedro Calderón de la Barca and SAGA Egmont All rights reserved ISBN: 9788726499506

 

1. e-book edition, 2020

Format: EPUB 2.0

 

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

SAGA Egmont www.saga-books.com – a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAS

La Culpa El Sol El Mundo Un Levita El Demonio Un Sacerdote La Lascivia El Güésped El Género Humano La Noche El Deseo Músicos La Gracia [Un Samaritano] El Lucero [El Coro] La Aurora

Sale en lo alto del primer carro, que será una

montaña, la Culpa, vestida a lo bandolero,

con capa gascona, montera, charpa y pistolas

 

Culpa ¡Ah de la cumbre del monte!

¡Ah del elevado risco,

parda envidia, si no verde

emulación del Olimpo!

¡Ah de la inferior esfera 5

del mundo! ¡Ah del mundo mismo,

árbitro dueño de cuanto

mira el sol!

 

Sale el Mundo de bandolero, del segundocarro,

también en lo alto

 

Mundo ¿En qué te sirvo,

que ya a tus órdenes vengo

en el traje que me has dicho, 10

bien que asombrado de ver

que no penetre el designio?

Culpa Presto lo sabrás; espera

mientras los demás alisto.

¡Ah de las duras entrañas 15

de ese entreabierto obelisco,

volcán por donde respiran

las gargantas del abismo!

¡Ah del centro de la tierra!

¡Ah del abrasado limbo, 20

rey de sus sombras!

 

En lo alto también, sale del tercer carro el

Demonio, de bandolero

 

Demonio ¿Qué quieres,

que ya a tus voces asisto

conjeturando tu intento

a cuya causa me miro

por la costumbre del robo 25

en hábito de bandido?

Culpa También lo sabrás; aguarda.

¡Ah del más ameno sitio

que vistió la primavera

a desdenes del estío 30

y a desaires del invierno,

de tanto matiz distinto

siendo tus flores tu imagen,

pues sensüal apetito

de solo un suspiro naces 35

a morir de otro suspiro!

 

Sale del cuarto carro la Lascivia, en el mismo

traje, y en lo alto

 

Lascivia ¿Qué intentas, que ya la errada

güella de tus voces sigo,

girasol de tu semblante

que siempre idolatré?

Culpa Amigos, 40

¡al valle, al valle!, y venciendo

 

Bajando al tablado

 

los intrincados caminos

de la humana vida, que es

un confuso laberinto,

todas sus sendas tomad, 45

tomad todos sus distritos;

no se nos escape hoy

la mejor presa a que aspiro

después que de bandolera

usé el traidor ejercicio. 50

 

Bajan todos, y júntanse en el tablado

 

Mundo ¡Al valle!

Demonio ¡A la falda!

Lascivia ¡Al llano!

Mundo Ya el primero yo, en el sitio

que para teatro eliges

de algún trágico conflicto,

la güella que dejas borro, 55

la estampa que borras piso,

porque siendo como soy

del ardiente polo al frío

el Mundo, monarca noble

de cuanto por varios giros 60

el sol a círculos dora

y la luna platea a visos,

nadie primero que yo

se ha de ver en tu servicio

obediente, porque vea 65

ese celestial zafiro

que a la culpa original

en mí a todo el mundo rindo.

Demonio Yo, que los cóncavos senos

de sus entrañas habito, 70

rey de tinieblas y sombras,

también te las sacrifico,

porque también el sol vea

que, siendo del Mundo amigo,

si él va tras ti, yo tras él, 75

porque tras mí al punto mismo

venga también la que es

alma en quien los dos vivimos

como principal estrago

de potencias y sentidos. 80

Lascivia Esa soy yo, que de todos

soy el primero caudillo,

como primera cerviz

de aquel horrible vestiglo

sobre cuyas siete bocas 85

dorado veneno brindo,

porque siendo como soy,

cuando mi esencia averiguo,

el veneno más süave,

el más halagüeño hechizo, 90

el más cariñoso daño

y el más cercano apetito,

es fuerza que haya de ser

(de uno en otro silogismo

sacada la consecuencia) 95

el más familiar peligro

del hombre, pues en sus venas

de su mismo humor me crío

tan doméstico gusano

que me alimento dél mismo. 100

Y pues ya Mundo, Demonio

y Lascivia, que enemigos

del alma, te obedecemos,

a tu orden estamos, dinos

¿a qué fin, original 105

Culpa, quieres que vestidos

de bandoleros vengamos?

Demonio ¿Qué alegórico sentido

a aqueste disfraz te mueve?

Mundo ¿Qué no alcanzado motivo 110

a estas armas te ocasiona?

Culpa Oíd y sabréis mis designios.

Yo desde que vitoriosa

quedé en aquel desafío,

que en la florida campaña... 115

Pero antes de decirlo,

para que os hagan más fuerza

los ojos que los oídos,

valiéndome de las ciencias

que diabólica ejercito 120

os he de poner en ellos

la causa que me ha movido

a esta junta y a este traje.

¿Quién es el que allí habéis visto?

 

Ábrese un peñasco y vense en él el Hombre

dormido, vestido de pieles, y el Deseo

hablándole al oído, de pieles también

 

Demonio El Género Humano.

Mundo El Hombre. 125

Culpa Quien cuando yace dormido

en su primero sepulcro

al alma le habla…

Lascivia …su mismo

deseo.

Culpa Pues atended;

diga él lo que yo no digo. 130

Hombre Tienes razón. ¿A qué nace

Despierta el hombre si reducido

a beber de su sudor

y a comer de su ejercicio

malogra la vida, siendo 135

instante tan improviso

que llega como fin cuando

se aguarda como principio?

Deseo Pues ya que de tu deseo

hoy te miras persuadido, 140

salgamos de aquestos montes

y olvidados de que fuimos

tierra en ellos y seremos

en ellos tierra, atrevidos,

vanagloriosos y osados, 145

vivamos lo que vivimos;

veamos tierras, veamos mares,

poblaciones, edificios,

tratos, comercios y gentes.

Hombre Otra y mil veces me afirmo 150

en que dices bien, Deseo.

Y así hoy has de ver que pido

cuantos naturales dotes

fueron patrimonio mío,

para que entregado en ellos 155

use de ellos a mi arbitrio.

Lascivia ¿Es la parábola esta

del padre que dio a su hijo

su herencia, y pródigo él

hizo de ella desperdicio? 160

Culpa No, aunque es parábola.

Los Tres ¿Cuál?

Culpa Ella es la que ha de decirlo.

Hombre ¡Ah de la primera edad

del hombre! ¡Ah del primitivo

estado de su inociencia! 165

 

Sale un Levita, vestido de sacerdote a lo antiguo

 

Levita ¿Qué quieres, que yo, ministro

suyo, por ella respondo?

Hombre ¿Pues quién eres?

Levita Aunque indigno

por mí, por el heredado

sacerdocio de mi tribu 170

un levita suyo soy,

y como tal me anticipo

a hablar por ella, supuesto

que ninguna edad ha habido

que para el culto de Dios 175

no tenga oráculos vivos

que dél le informen, a cuyo

efeto el orbe describo

llevando mi ley. ¿Qué quieres

en fin?

Hombre Que pues del nativo 180

centro salgo a ver la luz,

no haya de ser por resquicios;

ausentarme de mi patria

quiero, y ver de mi destino

los hados buenos o malos; 185

y así para este camino

pretendo que mi primera

edad me dé cuanto ha sido

natural herencia mía.

Levita A tu intento no resisto 190

porque impedirte no puedo

el uso de tu albedrío,

y así unos cinco talentos

—que no falta quien ha dicho

por ser naturales dotes 195

que son tus cinco sentidos—

te entrego, y para explicarme

en alegórico estilo

en esta joya de piedras

preciosas los significo 200

 

Dale un sombrero con un cintillo de oro y

piedras

 

no sin alguna alusión,

pues es la joya un cintillo

que te adorne la cabeza

por ser la región del juicio

con que has de usar dellos, puesto 205

que de tacto, vista, oído,

olfato y gusto, que en ella

te doy, dar cuenta es preciso



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