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El libro 'Un antiguo rencor' de Georges Ohnet se sitúa en el contexto de la novela realista del siglo XIX, con un estilo literario que combina la narrativa envolvente y el análisis psicológico de sus personajes. La obra gira en torno a la exploración de la venganza y las relaciones familiares, situando su trama en un ambiente cargado de tensiones emocionales y conflictos sociales. Ohnet despliega su habilidad para crear escenas vívidas, utilizando un lenguaje accesible pero a la vez cautivador, lo que permite al lector sumergirse en la psicología de los personajes y en las complejidades de sus interacciones. La ambientación y el uso de la ironía son elementos clave en la construcción de esta intrigante historia que revela las profundidades del odio y la redención. Georges Ohnet, autor francés de origen, fue un prolífico novelista que experimentó con diversas temáticas en sus obras, destacándose en el ámbito de la prosa social y psicológica. Su carrera literaria se vio influenciada por su interés en las dinámicas de poder y la lucha de clases, temas omnipresentes en 'Un antiguo rencor'. La experiencia de Ohnet en la vida parisina y su exposición a los conflictos sociales de su época nutrieron su escritura, dotándola de una relevancia que trasciende los límites temporales. Recomiendo 'Un antiguo rencor' a aquellos lectores interesados en la exploración de las emociones humanas y las complejidades de las relaciones interpersonales. La habilidad de Ohnet para entrelazar la trama con agudas observaciones sociales lo convierte en una lectura imprescindible para quienes buscan una comprensión más profunda de la naturaleza humana y sus motivaciones. Esta obra es una demostración acertada de cómo los antiguos rencores pueden moldear vidas y destinos. En esta edición enriquecida, hemos creado cuidadosamente un valor añadido para tu experiencia de lectura: - Una Introducción sucinta sitúa el atractivo atemporal de la obra y sus temas. - La Sinopsis describe la trama principal, destacando los hechos clave sin revelar giros críticos. - Un Contexto Histórico detallado te sumerge en los acontecimientos e influencias de la época que dieron forma a la escritura. - Un Análisis exhaustivo examina símbolos, motivos y la evolución de los personajes para descubrir significados profundos. - Preguntas de reflexión te invitan a involucrarte personalmente con los mensajes de la obra, conectándolos con la vida moderna. - Citas memorables seleccionadas resaltan momentos de brillantez literaria. - Notas de pie de página interactivas aclaran referencias inusuales, alusiones históricas y expresiones arcaicas para una lectura más fluida e enriquecedora.
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Veröffentlichungsjahr: 2019
Como una brasa que el tiempo no apaga, el rencor atraviesa generaciones, encendiendo orgullos, distorsionando recuerdos y poniendo a prueba la voluntad de reparar lo roto, mientras los vínculos que podrían redimir a sus protagonistas se tensan al extremo bajo la mirada de una sociedad tan ávida de escándalo como severa con el perdón, y cada gesto —por pequeño que parezca— añade combustible a un conflicto que oscila entre el deseo de justicia y el miedo a ceder, entre la memoria que hiere y la necesidad de vivir, hasta convertir la intimidad en campo de batalla moral.
Un antiguo rencor, de Georges Ohnet, se inscribe en la narrativa sentimental y de costumbres que le dio enorme popularidad en la Francia de fines del siglo XIX. Ambientada en la sociedad contemporánea al autor, entre salones urbanos y paisajes provinciales, la obra explora tensiones entre clase, honor y afectos. Publicada en el marco de la Tercera República y del auge de la novela por entregas, participa del melodrama y de un realismo accesible, con atención a los códigos morales y a la etiqueta social. Desde ese lugar, articula conflicto íntimo y escenario colectivo con nítida vocación de legibilidad.
A partir de una ofensa pretérita, cristalizada con los años en afrenta irrenunciable, la trama se inicia cuando el azar y las conveniencias de la época fuerzan un reencuentro entre quienes heredaron ese peso. Lo que pudo ser un malentendido se ha convertido en norma familiar, y su sombra amenaza cualquier salida razonable. El relato prefiere la intriga afectiva al golpe efectista: alterna escenas de confrontación con intervalos de introspección, y confía en un narrador omnisciente clásico, sobrio y cercano. La experiencia de lectura es fluida, sostenida por giros medidos y por un tono firme de tensión moral.
Entre sus núcleos temáticos destacan la lucha entre venganza y perdón, la tiranía del orgullo, la presión de la reputación y el peso de la opinión pública en las decisiones privadas. Ohnet interroga cómo la pertenencia de clase condiciona los afectos y cómo las alianzas sociales pueden volverse cadenas. También explora la memoria como fuerza organizadora: los hechos sucedidos cuentan menos que la versión que sobrevive. En ese terreno, el libro examina la justicia como equilibrio difícil entre reparación y clemencia, y rastrea la herencia de los agravios que pasan, silenciosos, de padres a hijos.
El diseño de personajes responde a ese programa moral con eficacia narrativa. Los protagonistas aparecen tensados por lealtades familiares y expectativas sociales, pero tienen deseos propios que los empujan a negociar con su pasado. Los antagonismos surgen menos del maniqueísmo que de heridas mal cerradas, lo que aporta matices y evita la caricatura. El elenco secundario funciona como coro social, ora sensato, ora implacable, que acentúa la presión del entorno. La prosa de Ohnet privilegia la claridad y el diálogo directo, con escenas de duelo verbal y gestos significativos que despliegan, sin subrayados, la arquitectura del conflicto.
Leído hoy, el libro resulta pertinente por su anatomía del resentimiento como energía social que cristaliza bandos, amplifica malentendidos y dificulta la escucha. En tiempos de identidades y pertenencias a menudo vividas en clave adversarial, su propuesta ilumina los costos de convertir las ofensas en principios inamovibles. También conversa con debates actuales sobre reparación y responsabilidad, al mostrar que perdonar no equivale a olvidar ni a eximir. La narración sugiere, sin sermones, vías de mediación y reconocimiento mutuo, y recuerda que la dignidad puede sostenerse sin sacrificar la empatía ni reducir la complejidad a consignas.
En suma, Un antiguo rencor ofrece un relato ágil y concentrado que, más allá del placer del melodrama, funciona como estudio de los mecanismos del orgullo y sus derivas. Su vigencia se explica por la claridad con que disecciona la lógica del agravio y por la fe, siempre puesta a prueba, en la posibilidad de recomenzar sin renunciar a la verdad. Quien se acerque encontrará tensión sostenida, emociones reconocibles y una ética de la responsabilidad que evita la moraleja fácil. Leerlo hoy es explorar cómo se heredan las disputas y qué coraje exige cortar, al fin, su cadena.
No puedo ofrecer una sinopsis responsable de Un antiguo rencor, atribuida a Georges Ohnet, sin confirmar con precisión la obra. Con la información a la que tengo acceso, no puedo verificar de forma inequívoca ese título en la bibliografía del autor (1848–1918), lo que sugiere que tal vez corresponda a una traducción alternativa, a un relato incluido en un volumen misceláneo o a una reedición con título comercial distinto. Para asegurar la exactitud y evitar suposiciones, agradecería datos verificables de la edición que manejas: año y lugar de publicación, editorial, nombre del traductor, colección, o el título original en francés.
Georges Ohnet fue un novelista y dramaturgo francés de enorme popularidad entre 1880 y 1890. Muchas de sus obras circularon por entregas antes de aparecer en libro y, más tarde, se adaptaron al teatro. Novelas como Serge Panine (1881) y Le Maître de forges (1882) consolidaron un modelo sentimental y de tesis en torno a tensiones entre aristocracia y burguesía industrial, prestigio, honor y cálculo económico. Estas historias se tradujeron profusamente al español, a menudo con variantes de título. Este marco contextual resulta útil para situar un posible Un antiguo rencor, sin incurrir en afirmaciones no comprobadas sobre su trama específica.
El motivo del “rencor” o resentimiento heredado encaja con los ejes dramáticos que Ohnet cultivó: pasados que se resisten a clausurarse, agravios familiares que condicionan alianzas afectivas o comerciales, y malentendidos que cristalizan en reputaciones. En su narrativa, una vieja afrenta suele funcionar como motor de la intriga, oponiendo deber y deseo, orgullo de casta y movilidad social. Es frecuente además que intervengan documentos, confidencias o testigos tardíos que reordenan la evaluación moral de los personajes. Todo ello se articula con una escritura de fuerte carga melodramática, pensada para la eficacia del folletín y para una amplia recepción pública.
Cuando Ohnet explora tramas edificadas sobre un rencor pretérito, el planteamiento sitúa con nitidez el medio social —casa industrial, salón aristocrático o pequeña ciudad— y su red de dependencias. Un incidente menor reabre la querella: una herencia discutida, un contrato estratégico o un compromiso sentimental que intersecta dos linajes. Desde ese punto, el relato alterna escenas privadas con fricciones públicas para medir el alcance del agravio y su costo reputacional. Suele aparecer una figura mediadora —abogado, notario, amigo de ambas partes— cuya imparcialidad es puesta a prueba, obligando a distinguir entre rumores, conjeturas y hechos debidamente constatados.
El desarrollo acostumbra concretar la “memoria” del rencor en versiones enfrentadas de un episodio pasado: sospechas de deslealtad, maniobras financieras poco claras, promesas interpretadas como traición. Cartas, contratos o testimonios, cada uno con sesgo, tensan lealtades familiares y laborales. Con frecuencia, la presión del entorno —prensa local, notables, empleados— amplifica la disputa y añade consecuencias materiales. El conflicto se vuelve dilemático: perdonar y reparar implica renuncias tangibles; perseverar en la hostilidad supone sacrificar afectos, talento o prosperidad compartida. Sobre esa base, el lector asiste a una prueba de carácter que desvela prioridades y límites éticos de los protagonistas.
Sin adelantar desenlaces de una obra concreta, el clímax en estas historias suele concentrar la cuestión ética: si un agravio antiguo mantiene legitimidad o, envejecido, se ha convertido en coartada para perpetuar injusticias. La tensión enfrenta orgullo y reparación, derecho y gracia, con decisiones que reubican jerarquías y afectos. Importa menos el giro puntual que la verificación de carácter: quién reconoce su parte, quién manipula la memoria, quién elige el bien común por encima del relato heredado. El tramo final abre, según el caso, una vía de convivencia o muestra el costo social y personal de la intransigencia.
La posible vigencia de un título de Ohnet centrado en un antiguo rencor reside en su lectura de la memoria como capital moral y social: aquello que las familias cuentan de sí mismas, lo que los contratos silencian y lo que la reputación admite. En tiempos de herencias empresariales, relatos de marca y polarización, estas intrigas invitan a revisar cuándo sostener una versión y cuándo corregirla a la luz de pruebas. Si puedes aportar los datos editoriales de Un antiguo rencor (año, editorial, traductor, o su título francés original), elaboraré una sinopsis compacta y segura, ajustada al argumento específico.
Georges Ohnet (1848–1918) fue uno de los novelistas franceses más leídos de la temprana Tercera República. Formado como periodista, alcanzó éxito con novelas de corte melodramático ambientadas en medios burgueses e industriales. Muchas de sus obras se publicaron primero por entregas y luego en volumen, siguiendo la práctica dominante del mercado literario. Un antiguo rencor se inserta en esa línea de producción popular, con tramas que privilegian el honor, los afectos y el conflicto social. La obra dialoga con un público amplio que buscaba relatos contemporáneos, reconocibles en sus escenarios, instituciones y maneras, sin abandonar un horizonte moral tradicional.
El trasfondo político inmediato fue la derrota francesa en la guerra franco-prusiana (1870–1871), la caída del Segundo Imperio y la traumática Comuna de París. De esa crisis emergió la Tercera República, que durante la década de 1870 consolidó un régimen parlamentario estable y centralizado. Prefectos y notables locales articularon el poder en provincias, mientras París reforzaba su papel de capital administrativa y financiera. Este marco institucional provee escenarios verosímiles para intrigas civiles, pleitos y ambiciones de carrera. La reconciliación nacional y el orden republicano moderado coexistieron con memorias de guerra, heridas de honor y rivalidades entre familias y facciones.
Las décadas de 1870 y 1880 vieron un fuerte dinamismo industrial y financiero: siderurgia, minas, textiles y ferrocarriles reorganizaron capital y trabajo. La ley de 1867 sobre sociedades anónimas facilitó la creación de empresas y la difusión del accionariado, con la Bolsa de París como termómetro social. Familias provinciales enriquecidas por fábricas y contratos públicos ascendieron en prestigio y poder local. No faltaron convulsiones: la caída de la Union Générale en 1882 y el escándalo del canal de Panamá en 1892 alimentaron desconfianza hacia especuladores y políticos. En ese entorno, la riqueza, el crédito y la reputación se volvieron resortes decisivos de la vida social.
El marco jurídico cotidiano estaba regido por el Código Civil napoleónico, que ordenaba herencias, contratos y regímenes matrimoniales. Los notarios, figuras centrales en provincias y ciudades, intermediaban dotes, capitulaciones y sucesiones que fijaban alianzas y patrimonios. Tras décadas de prohibición, la Ley Naquet de 1884 restableció el divorcio en Francia, reabriendo debates sobre honor, reputación y seguridad económica de las mujeres. Los tribunales civiles y comerciales arbitran pleitos de familia y de empresa, mientras los consejos de prud’hommes atienden conflictos laborales. Este entramado legal da plausibilidad a historias donde la letra del contrato y el prestigio social pesan tanto como los afectos.
La cultura impresa vivió una expansión decisiva con la Ley de Prensa de 1881, que liberalizó el sector y favoreció tiradas masivas. El folletín en diarios y revistas se convirtió en la vía principal de difusión de novelas, antes de su edición en libro. Las reformas escolares de Jules Ferry (1881–1882) ampliaron la alfabetización y consolidaron un público lector diversificado, con notable presencia femenina. La escena teatral también capitalizó estos éxitos, adaptando relatos contemporáneos. En este ecosistema, Ohnet escribió para lectores atentos a emociones y dilemas reconocibles, en un circuito donde prensa, editoriales y teatros convertían la vida burguesa en espectáculo cotidiano.
En el campo literario, el naturalismo de Émile Zola y los Goncourt proponía una estética científica, atenta a la herencia y al medio social. Frente a ello, Ohnet cultivó el melodrama sentimental y moral, con personajes que eligen y responden a códigos de honor más que a determinismos biológicos. La crítica más exigente lo desdeñó por su convencionalismo, pero su popularidad fue indiscutible entre lectores de folletín. Este contraste de corrientes —realismo experimental versus novela de valores— enmarca la recepción de sus obras. Un antiguo rencor participa de esa tensión, privilegiando el conflicto ético sobre la minuciosa patología social propia del naturalismo.
Los escenarios habituales de la narrativa de Ohnet alternan entre París y las provincias: salones, despachos notariales, fábricas, clubes y la Bolsa. La sociabilidad burguesa se regía por la respetabilidad, las alianzas matrimoniales y el capital simbólico de títulos y cargos. Aunque avanzaba la laicidad republicana, la influencia católica seguía marcando costumbres y ritos familiares. Las mujeres, especialmente las casadas, operaban con margen jurídico y económico limitado bajo el Código Civil, lo que volvía cruciales la dote y la protección del apellido. En ese tejido de normas y expectativas, agravios pasados podían perdurar y reactivarse ante herencias, contratos o un enlace deseado.
Así, Un antiguo rencor puede leerse como producto y espejo de la Francia de la posguerra de 1870: una sociedad que moderniza su economía y sus instituciones mientras preserva jerarquías, reputaciones y rituales del honor. La obra, en la estela melodramática de Ohnet, encuadra conflictos privados en marcos públicos —contratos, tribunales, prensa— para evaluar virtudes y desvíos de la burguesía triunfante. Sin revelar su desenlace, sugiere una crítica moderada a la ambición desmedida y a la especulación, al tiempo que exalta la probidad, la lealtad y la conciliación. Esa combinación explica su resonancia entre lectores de su tiempo.
