Una comparación de los cuatro Evangelios - Dr. Paul G. Caram - E-Book

Una comparación de los cuatro Evangelios E-Book

Dr. Paul G. Caram

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Beschreibung

Anteriormente titulado "Los evangelios sinópticos", el estudio del Dr. Paul Caram de los cuatro evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan ayudará al lector a comprender la historia completa de los Evangelios, entretejiendo magistralmente los relatos de todos los escritores de los Evangelios. Usted verá cómo las aparentes discrepancias y desigualdades cuando son vistas aunadas, dan una perspectiva clara de la vida y enseñanzas de Cristo, para que todo creyente no sólo conozca, sino entienda los caminos de Dios, pero también siga Sus pasos como verdadero discípulo de nuestro Señor Jesús.

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Una comparación de los cuatro Evangelios

Título actualizado en inglés: “A Comparison of the Four Gospels”

© por Paul G. Caram

Enero 1999

Versión 2.0 en inglés, revisada en Julio 2015

Título actualizado en español: “Una comparación de los cuatro Evangelios”

Título original: “Los Evangelios Sinóptico”

© por Paul G. Caram

Traducción al español: Marian Belmonte, España. Junio 2004.

Editor de la edición en español: Raimundo J. Ericson. Diciembre de 2004.

Versión 2.0 en español, revisada en Octubre 2020: Luisa Baldwin

Todos los derechos reservados.

Publicado por Zion Christian Publishers.

Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico o mecánico, sin permiso por escrito del editor, excepto en el caso de citas breves en artículos o reseñas.

A menos que se indique lo contrario, las citas son tomadas de la Santa Biblia, versión Reina-Valera © 1960, propiedad de las Sociedades Bíblicas Unidas.

Publicado en formato e-book en octubre 2020

En los Estados Unidos de América.

ISBN versión electrónica (E-book) 1-59665-495-3

Para obtener más información comuníquese a:

Zion Christian Publishers

Un ministerio de Zion Fellowship, Inc

P.O. Box 70

Waverly, NY 14892

Tel: (607) 565-2801

Llamada sin costo: 1-877-768-7466

Fax: (607) 565-3329

www.zcpublishers.com

www.zionfellowship.org

Muchas gracias a las siguientes personas y recursos por sus aportes:

• Dr. Brian J. Bailey

• Bullinger’s Companion Bible

• Diccionario Bíblico Ilustrado: Zondervan

• Diccionario Expositivo Vines de Palabras del Nuevo Testamento

• Comentarios de Matthew Henry

• Los conocimientos editoriales de Mary Humphreys y corrección de pruebas de Sharon J. Miller

• Numerosas otras fuentes recopiladas durante cuarenta años de estudio y enseñanza.

Prefacio

Los Evangelios son los libros más importantes de la Biblia; éstos registran las palabras y la vida misma de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. En este estudio compararemos 83 de los mismos relatos registrados por Mateo, Marcos y Lucas. De éstos, 24 también se encuentran en Juan.

Además, consideraremos 52 relatos encontrados solamente en el Evangelio de Lucas, y 27 relatos encontrados solamente en el Evangelio de Mateo.

Hay un mapa al principio del libro. Recomiendo que lo estudie y lo analice cuidadosamente. Es muy útil tener una imagen en su mente del lugar donde ocurre cada suceso. En especial, debería visualizar las cinco regiones principales de Israel donde Cristo ministró: Galilea, Samaria, Judea, Decápolis y Perea.

La cronología también es muy importante. En el capítulo 8 hay un bosquejo de los cuatro Evangelios. Es importante no ignorarlo. Es más, debería ser consultado frecuentemente. La mayoría de los Evangelios no siguen un orden cronológico perfecto. El bosquejo ayuda a guiarnos con precisión de un suceso a otro, en el orden en que ocurrieron.

Al combinar los Evangelios capítulo 9, obtenemos el cuadro completo de cada suceso. Cada escritor de los Evangelios contribuye con algo que los demás omitieron. Al combinar las narrativas, las escenas se hacen vívidamente claras y se nos abren nuevas verdades de la vida de Cristo.

Este libro de texto no debería ser hojeado como un periódico. Por supuesto, tampoco debería serlo la Biblia. Lea cada párrafo lentamente y pídale a Dios que haga que Su Palabra sea viva para usted. Subraye aquellas secciones que el Espíritu Santo hace vivas, y medite en ellas. Escriba en un cuaderno especial lo que Dios ilumine. Pídale al Señor que escriba Su Palabra en su corazón. Para su propio beneficio personal, debería repasar su libro de texto una y otra vez en el futuro. Que el Espíritu del Señor sea su Maestro al abrir las páginas de este manual.

Bendiciones en Jesucristo,

Paul G. Caram

Ciudades de la época del Nuevo Testamento

Encuentre y memorice la ubicación de cada una de las siguientes ciudades:

Arimatea: Ciudad de José, el consejero piadoso que, en su propio sepulcro, enterró a Jesús (Lc. 23:51)

Azoto: La ciudad a la que Felipe fue arrebatado después de haber estado en Gaza (Hch. 8:26-40)

Beerseba: La parte más al sur de Judea.

Belén: Donde Jesús nació, la ciudad de David.

Betábara: Otro lugar donde Juan bautizaba.

Betania: La aldea de María, Marta y Lázaro.

Betsaida: En Galilea, ciudad natal de Felipe, Pedro y Andrés, cerca del lugar donde Jesús alimentó a los 5,000.

Caná: Donde Jesús hizo Su primer milagro al convertir el agua en vino, en una boda.

Capernaum: Cristo fijó Su centro de operaciones aquí (en Galilea) durante Su ministerio, al igual que Pedro.

Cesarea: Base militar romana en el Mediterráneo, donde vivieron Pilato, Cornelio y otros.

Cesarea de Filipo: En la base del monte Hermón, donde Pedro confesó: “Tú eres el Cristo”.

Corazín: Una ciudad condenada por Cristo por causa de los milagros que vieron, pero no se arrepintieron.

Damasco: La ciudad más antigua de la Tierra, el lugar donde Pablo se convirtió, situada a unos 220 kilómetros al noreste de Jerusalén.

Decápolis: Una zona al este del río Jordán, donde Cristo ministró.

Efraín: Una ciudad al noreste de Jerusalén (Jn.11:54) cerca del desierto, donde Jesús habitó por algún tiempo.

Enón: Un lugar donde Juan bautizaba, porque allí había mucha agua.

Fenicia: Zona del Líbano (Tiro) donde fue sanada la hija de la mujer sirofenicia.

Gadara: Una ciudad cerca del mar de Galilea, donde Jesús liberó al hombre poseído por demonios.

Galilea: Un mar. También un gran territorio en el norte de Israel, de donde provenían Jesús y todos los apóstoles.

Gaza: Donde Felipe le predicó al eunuco etíope.

Hebrón: Una de las ciudades más antiguas de la Tierra, sin una sola mención en el Nuevo Testamento.

Jericó: Donde Jesús sanó al ciego Bartimeo.

Jope: Donde Pedro tuvo la visión, a medio día, de Dios purificando y aceptando a los gentiles.

Judea: Es el sur de Israel. Jerusalén era la capital. El Templo estaba aquí, el centro del judaísmo.

Lida: Donde Pedro sanó a Eneas y todos los que moraban en Lida y Sarón se volvieron al Señor.

Macaerus: El lugar donde estaba el castillo de Herodes, donde Juan estuvo preso y fue ejecutado.

Monte Hermón: Donde se cree que Jesús fue transfigurado.

Naín: Donde Jesús resucitó al hijo de la viuda.

Nazaret: Ciudad natal de Jesús, a unos treinta y dos kilómetros al suroeste de Capernaum.

Perea: La zona directamente al este de Jerusalén, al otro lado del Jordán, donde Jesús ministró.

Río Jordán: Nace en la base del monte Hermón y pasa por el mar de Galilea, hasta el mar Muerto.

Sicar: En Samaria, donde estaba el pozo de Jacob (Jn. 4:5-6) donde Jesús habló a una mujer.

En particular, concéntrese en las cinco regiones principales de Israel donde Jesús ministró:

JUDEA

SAMARIA

GALILEA

DECÁPOLIS

PEREA

LOS EVANGELIOS SINÓPTICOS

(Mateo, Marcos, Lucas)

INTRODUCCIÓN

A los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas se les llama sinópticos. La palabra “sinóptico” viene del griego “synoptikos”, que significa “ver el todo en conjunto, tener una visión general”. Juntos, los tres Evangelios presentan la vida y las enseñanzas de Cristo, cada uno desde una perspectiva diferente. Se necesitan los tres Evangelios juntos para obtener el cuadro completo. Podríamos compararlo con estar en el banco de los testigos en la corte. Cada persona describe el mismo incidente, pero desde su propio punto de vista. Cuando John F. Kennedy fue asesinado, algunos vieron la escena desde edificios cercanos. Otros estaban de pie cerca de la caravana de automóviles, a ambos lados de la carretera. Varios estaban en la caravana. Cada uno describió lo que había oído y visto desde un punto diferente. Éste fue el caso en la escritura de los Evangelios Sinópticos. Registran muchos de los mismos sucesos, pero desde ángulos distintos. El contenido del Evangelio de Juan está separado de los otros tres de manera única.

Dos razones para las diferencias en los relatos de los Evangelios

¿Por qué son distintos los Evangelios? Hay dos cosas principales que debemos considerar cuando comparamos las diferencias entre los Evangelios. En primer lugar, las personalidades de los escritores de los Evangelios eran diversas. En segundo lugar, las audiencias a quienes escribían eran disímiles. Mateo, un contador, escribió al mundo judío. Marcos, un intérprete de Pedro, escribió al mundo romano. Lucas, un médico y erudito, escribió al mundo griego. Juan escribió para todos.

Mateo, Marcos y Lucas son inherentemente distintos. Sin embargo, todos presentan el mismo Evangelio y todos fueron inspirados por el mismo Espíritu. Los tres escritores dirigieron sus mensajes a diferentes públicos, que tenían necesidades distintas. Cada escritor registró de manera selectiva las enseñanzas de Cristo que se aplicaban a sus lectores respectivos. Otras enseñanzas fueron omitidas a propósito. Por ejemplo, Marcos menciona que las mujeres no deben divorciarse de sus esposos (Mc.10:12), mientras que Mateo no incluyó esto en su Evangelio a los judíos, ya que de todos modos la Ley judía no permitía a una mujer judía divorciarse de su esposo.

La singularidad del Evangelio de Juan

El Evangelio de Juan es diferente de Mateo, Marcos y Lucas. El Evangelio de Juan trata principalmente de las palabras y discursos del Señor Jesucristo. Juan no registra ninguna parábola. Marcos tiene algunas, Lucas tiene diecinueve y Mateo, dieciocho. La palabra “fe” no se encuentra en Juan, aunque “creer” se menciona con frecuencia. Una tercera parte del Evangelio de Juan cubre un solo día: la Pascua en la que nuestro Señor fue crucificado. Los capítulos 13 al 19 ocurrieron el mismo día.

Mateo, Marcos y Lucas predicen, todos, la destrucción próxima de Jerusalén (70 d.C.), y fueron escritos antes de que cayese Jerusalén. Juan fue escrito mucho después de que la ciudad fuese saqueada, y no predice su caída. Juan utiliza la hora romana (con algunas excepciones en las que usa la hora hebrea cuando se refiere a un evento en el que sólo involucra hebreos p.ej.: Jn. 4:8); la hora romana es igual a la nuestra. Los Evangelios Sinópticos usan la hora hebrea. El día judío empezaba seis horas más temprano, a las 18:00. El nuestro empieza a las 24:00. Vea el diagrama del tiempo en el capítulo 9.

RESUMEN DEL EVANGELIO DE MATEO

La personalidad de Mateo: un contador

Mateo, un ex recaudador de impuestos, es el único de los escritores de los Evangelios que registra la historia de cuando Jesús pagó el impuesto del Templo (Mt.17:24-27). La experiencia de vida de un hombre siempre surge en su predicación. Mateo hace referencia a monedas poco comunes, mientras que Marcos menciona tres tipos de monedas diferentes que eran usadas por la gente de más bajos recursos, (la blanca, el cuadrante, el denario). Lucas hace referencia a la blanca, el cuadrante y la mina, mientras que Mateo, quien tenía el hábito de manejar dinero, usaba términos tales como Dracma (Mt. 17:24, impuesto anual del Templo, aprox. dos denarios romanos); Estatero (Mt. 17:27, correspondiente a cuatro dracmas); y el Talento (Mt. 18:24; 25:15, que era valuado aproximadamente 60 veces más que la mina mencionada por Lucas). Mateo también habla del oro, la plata y el bronce, y de terminología financiera tal como cálculos, deuda y cambistas, comunes para un contador.

Mateo es categórico. Fiel a su instinto de “contador”, construyó su Evangelio bajo encabezados. Tomó fragmentos de los sermones del Señor y los juntó en un gran sermón que llamó “El Sermón del Monte”, que se encuentra en Mateo, capítulos 5, 6 y 7. Cristo no predicó este sermón de una sola vez. Lucas nos ayuda a apreciar mejor cuándo predicó Jesús estos mensajes sueltos (Lc. 6:20-49; 11:11-13, 33-36 y 12:22-34). Mateo recopiló las parábolas de Cristo acerca del reino y las agrupó en el capítulo 13. También reunió otros mensajes y relatos importantes, y los colocó bajo encabezados apropiados:

Capítulos 1-2:  Genealogía y nacimiento de Jesús.

Capítulo 3:  El bautismo de Jesús.

Capítulo 4:  Tentación y comienzo del ministerio de Cristo.

Capítulos 5-7:  El Sermón del Monte.

Capítulo 10:  La misión de los doce. El mandamiento de tomar la cruz diariamente.

Capítulo 13:  Las parábolas del reino.

Capítulo 18:  La enseñanza acerca de la grandeza y el perdón.

Capítulo 23: La acusación a los fariseos.

Capítulo 24:  El discurso del monte de los Olivos. La Segunda Venida de Cristo.

Capítulo 25:  Las parábolas a la luz de Su venida.

Mateo se dirige al mundo judío

Mateo escribe su Evangelio a los judíos. Él es judío de forma singular y completa en su presentación, y esto se hace evidente por la genealogía que traza el linaje de Cristo hasta Abraham, pasando por David (1:1) y su énfasis en el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento, que los judíos encontraban muy significativo. Hay alrededor de 129 referencias al Antiguo Testamento en Mateo, pero en comparación hay pocas en Marcos. El Evangelio de Marcos fue escrito al mundo romano, que no tenía ningún aprecio por las Sagradas Escrituras. Mateo trató de convencer al mundo judío de que Jesús de Nazaret era el Mesías prometido del Antiguo Testamento. Relacionó repetidamente profecías mesiánicas del Antiguo Testamento con la vida y ministerio de Jesús, mostrando cómo fueron cumplidas en Él. Dado que Mateo escribe a los judíos, busca contestar tres preguntas principales que estaban en primer lugar en las mentes de los judíos con respecto al Mesías:

1. ¿PODÍA REMONTARSE EL LINAJE DE JESÚS A DAVID?

2. ¿APOYABA JESÚS LA LEY?

3. ¿HABÍA VENIDO JESÚS A ESTABLECER EL REINO?

1. ¡EL LINAJE DE JESÚS CIERTAMENTE PODÍA REMONTARSE AL REY DAVID! Lo primero que tenían que saber los judíos acerca de Jesús era Su relación ancestral con David. Todos ellos sabían y entendían que el Mesías descendería del linaje de David. Por tanto, Mateo contestó claramente a la primera pregunta de los judíos cuando comenzó su Evangelio con la genealogía de Cristo: “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham” (1:1). Jesús es llamado el “Hijo de David” repetidamente (9:27; 12:23; 15:22; 20:30; 21:9, 15). Jesús dejó muy en claro que no sólo era descendiente de David, sino que también era el Señor de David (22:42-45). Cristo recibió Su cuerpo físico del linaje de David (Ro. 1:3). Su espíritu, por supuesto, era eterno. El milagro de la encarnación hizo que Jesús fuera Dios y hombre simultáneamente.

2. ¡JESÚS CIERTAMENTE APOYÓ LA LEY! Él declaró: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido” (5:17-18). Cristo vino a cumplir la Ley en el sentido más estricto de la palabra, trayendo la Ley al corazón por un pacto nuevo y mejor. Él vino a traer redención al meollo mismo del ser del hombre. Jesús enseñó que la justicia de uno debía ser mayor que la de los escribas y fariseos, que era externa, si quería ser digno del reino de los cielos (5:20). Cristo estableció un nivel muy elevado al ordenar: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (5:48).

Ver el Apéndice I.

Para beneficio de los lectores judíos, Mateo retrata a Jesús como un Moisés nuevo y más grande. Este Moisés nuevo y más grande, muestra efectos más elevados de la Ley. Él enseñó: “Oísteis que fue dicho a los antiguos… pero yo os digo” (5:21, 27, 31, 33, 38, 43). Cada vez que dijo: “pero yo os digo”, Él daba interpretaciones más profundas de la Ley. Jesús iba más allá de los hechos, a las actitudes del corazón. El Sermón del Monte (cap. 5 al 7) es un cuadro de la Ley escrito en el corazón. Cristo, como el nuevo y más grande dador de la Ley, buscaba traer la Ley a los corazones de Su pueblo. Él hablaba como quien tiene autoridad, y no como uno de los escribas (7:28-29).

3. ¡JESÚS CIERTAMENTE HABÍA VENIDO A ESTABLECER EL REINO! Solamente Mateo utiliza la expresión “el reino de los cielos”, y la usa 33 veces. Principalmente, Cristo vino a establecer un reino interno y espiritual en las vidas de las personas. Los principios para la vida del reino quedaron plasmados en este Sermón del Monte. Cristo enseñó que el corazón necesitaba ser conquistado (15:18-20). Para que la sociedad cambie, los corazones de las personas tienen que cambiar. Los verdaderos problemas de la vida son espirituales, así que Cristo habló acerca del corazón más que de ninguna otra cosa. La política no es la respuesta. Solamente un mover del Espíritu de Dios puede cambiar la manera en que la gente vive. La sociedad nunca cambia, a menos que el hombre y la mujer sufran un cambio divino en sus corazones. Este reino espiritual que Cristo vino a establecer es una realidad interior de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo (Ro.14:17).

El reino de los cielos, por lo tanto, se refiere a tres esferas: 1) El cielo mismo. 2) Este reino celestial debe venir a nuestra vida personal. Jesús enseñó: “El reino de Dios está en vosotros”. 3) Al final, habrá un reino físico traído a la Tierra: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. Esto sucederá en el tiempo del Milenio, pero empieza en el corazón.

El Evangelio de Mateo es muy judío. Muchas de las declaraciones de Cristo tienen un sabor judío especial: “No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (15:24) y: “Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (10:5-6). Mateo es el único escritor de los Evangelios que refuta la acusación de los judíos de que los discípulos de Jesús habían robado Su cuerpo (28:11-15).

RESUMEN DEL EVANGELIO DE MARCOS

El Evangelio de Marcos fue escrito por Juan Marcos, bajo la dirección de Pedro. Cuando el apóstol Pedro proclamaba la Palabra de Dios en Roma, había mucha gente presente mientras Juan Marcos traducía el mensaje de Pedro al latín. El público de Pedro le pidió a Marcos que pusiese las enseñanzas de Pedro por escrito, y el resultado fue el Evangelio de Marcos. Bajo la guía del Espíritu Santo, Marcos tomó de las palabras de Pedro y creó su Evangelio, lo adaptó especialmente para sus oyentes romanos (65 d.C.).

La Iglesia primitiva era unánime en cuanto a dos cosas: El Evangelio de Marcos fue escrito por Juan Marcos, y este presenta la predicación de Pedro. Algunos padres de la Iglesia primitiva, tales como Papías, Eusebio, Clemente y Orígenes, atribuyen este Evangelio a Marcos. Papías (140 d.C.) menciona al apóstol Juan, que dijo: “Siendo Marcos el intérprete de Pedro, todo lo que registraba lo escribía con gran exactitud…él estaba en compañía de Pedro, quien le dio la instrucción necesaria, pero no para dar una historia de los discursos de nuestro Señor”.

Marcos escribe al mundo romano

Marcos adaptó su Evangelio al mundo romano. Los romanos no eran religiosos, ni filósofos, como los griegos. Les impresionaba la fuerza física y el poder militar. Los romanos respetaban a la autoridad, y eran personas de acción. Por lo tanto, el Evangelio de Marcos es muy rápido y está lleno de acción. Las expresiones inmediatamente, enseguida, al instante, luego que, y al momento se encuentran 44 veces.

Características del Evangelio de Marcos:

•  Poca enseñanza.

•  No aparece el Sermón del Monte.

•  Pocas parábolas (Mateo tiene 18; Lucas, 19).

•  No hay registro del nacimiento o niñez del Señor.

•  No hay una genealogía de Jesús.

•  Hay pocas citas del Antiguo Testamento (Mateo tiene 129).

•  Pero contiene casi todos los milagros notables de Cristo.

TEMA: Cristo no es presentado a los romanos como el Maestro de Israel o un Moisés más grande, como Mateo lo describió a los judíos. En vez de eso, Marcos lo presenta como el poderoso hacedor de milagros. Jesucristo podía controlar la naturaleza: los vientos y el mar le obedecían. El mundo espiritual temblaba ante Él; tenía poder sobre todo tipo de enfermedad y dolencia, incluida la muerte. Ciudades enteras eran sanas por Él. Tenía poder sobre la economía, alimentó a cinco mil personas con sólo un puñado de comida. Hablaba con una autoridad que ninguno pudo desconocer. Pero, a pesar de tener tan gran poder, Él pudo humillarse ante aquellos que eran mucho más débiles y dar Su vida en rescate por muchos (Mc. 10:42-45). Esto era un reto para la mente y forma de pensar de Roma.

Cristo enseñó que la verdadera grandeza y la verdadera fuerza no se obtienen imponiéndonos a los demás para alcanzar la cumbre. Ésos son los métodos del mundo. Él nos dijo que, si queremos ser los mayores entre los hermanos, debemos aprender a ser siervos de todos. Las personas que son realmente grandes son siervos. Ellos pueden sobrellevar la apariencia de fracaso, pero la gente insegura tiene la necesidad de aparentar tener éxito. Jesús podía entrar en Jerusalén montado en un pollino. ¡Solamente alguien verdaderamente grande podría haber hecho eso! (ver Zac. 9:9).

Personalidades diferentes, llamados diferentes

¿Por qué razón, Mateo, Marcos y Lucas son tan parecidos y, sin embargo, tan diferentes? Todos presentan el mismo Evangelio, y todos fueron inspirados por el mismo Espíritu Santo. Sin embargo, los tres escritores tenían personalidades diferentes y escribían a personas que tenían contextos y necesidades diferentes. Cada escritor, bajo la dirección del Espíritu Santo, seleccionó de las enseñanzas de Jesús lo que pudiera aplicarse a las necesidades de sus respectivos lectores.

Dios usa a hombres y mujeres con diferentes personalidades y dones para alcanzar a cierto tipo de personas. Lucas, el elocuente, fue comisionado a escribir a los filósofos griegos. Mateo Leví ministró al mundo judío. Pedro, el explosivo, a través de Juan Marcos, ministró a los agresivos romanos.

Dios también lo preparará a usted y lo enviará a las personas que Él elija. Dios nos conoce y entiende a cada uno de nosotros íntimamente. Él sabe precisamente a qué tipo de gente podemos ministrar de manera más efectiva. Podríamos pensar que sabemos quiénes son aquellos con quienes mejor podemos identificarnos, pero Dios puede tener otro plan para nuestras vidas. Usted podrá alcanzar a personas que otros no pueden alcanzar. Otros podrán alcanzar a personas que usted no puede alcanzar. Dios nos ungirá y fluirá a través de nosotros en Su forma propia y única, tal como hizo con Mateo para los judíos, con Marcos para los romanos y con Lucas para los griegos. Recuerde la Palabra del Señor para nosotros en Salmos 47:4: “Él nos elegirá nuestras heredades”. Dios es el que determina a qué personas vamos a ministrar y reclamar para nuestra herencia espiritual (ver Sal. 2:8).

Comparación entre Mateo y Marcos

Clemente de Alejandría (144 – 220 d.C.) declaró que los Evangelios que contienen genealogías (es decir, Mateo y Lucas) se escribieron primero. Los Evangelios de Marcos y Juan vinieron después. Por tanto, la suposición de algunos de que Mateo tuvo que tomar prestado del contenido de Marcos es probablemente errónea. Marcos se escribió después de Mateo, (fechas de escritura estimadas: Mateo: 50 d.C.; Marcos: 65 d.C.).

•  Mateo se escribió a los judíos, y cita frecuentemente el Antiguo Testamento.

•  Marcos fue escrito a los romanos, y cita muy poco el Antiguo Testamento.

•  Marcos explica ciertas tradiciones judías (Mc. 7:2-4; 7:11; 14:12).

•  Marcos traduce palabras del arameo (Mc. 5:41; 7:34; 14:36; 15:22, 34).

•  Marcos explica la relación geográfica entre el monte de los Olivos y el Templo (Mc. 13:3).

•  Marcos explica expresiones griegas mediante sus equivalentes en latín (Mc. 12:42; 15:16).

•  Marcos menciona que las mujeres no deben divorciarse de sus maridos.

•  Mateo no incluyó esto porque, de todos modos, a las mujeres en la sociedad judía no se les permitía divorciarse de sus maridos.

Está muy claro que Mateo y Marcos escribían a dos sociedades diferentes. Mateo nunca hubiera intentado aclarar costumbres judías para el mundo judío, como Marcos hizo para los romanos (Mc. 7:2-4). Tampoco Mateo hubiera explicado jamás que el monte de los Olivos estaba frente al Templo (Mc. 13:3), pues todo judío lo sabía. Mateo no necesitaba traducir palabras del arameo para los judíos; pero Marcos, que escribía a una sociedad no judía, lo encontró muy necesario. Lucas, que escribía al mundo griego, también explicó que la fiesta de los Panes sin Levadura era llamada la Pascua. Todo judío lo sabría desde su juventud, pero un gentil no (Lc. 22:1).

RESUMEN DEL EVANGELIO DE LUCAS

Lucas era médico y compañero de viaje del apóstol Pablo (ver Col. 4:14). Pablo se refiere a él como “el médico amado”, indicando su dulzura de carácter. Muchos habían abandonado a Pablo al final de su vida. Sin embargo, Lucas continuó siendo sumamente leal hasta el final (ver 2 Ti.1:15; 4:16). Unas de las últimas palabras de Pablo fueron: “Sólo Lucas está conmigo” (2 Ti. 4:11).

Lucas tenía una capacidad inusual para la investigación. Era un historiador capaz y preciso, y poseía un lenguaje pulido que ningún escritor del Nuevo Testamento pudo superar. Además de su conocimiento médico, tenía interés por los barcos y tenía experiencia en el mar. Era un viajero, y esto aparece en sus narraciones en el libro de Hechos. En Hechos, acompañó a Pablo en sus viajes misioneros (16:10), y continuó en contacto estrecho con Pablo hasta la muerte de éste. Lucas nunca revela su nombre en la narración de los Hechos, pero se incluye discretamente al decir “nosotros” (16:10-17; 20:5; 21:18; 27:1–28:16). Esto indica su humildad de mente y corazón.

Como uno de los escritores del Nuevo Testamento, Lucas ocupa el segundo lugar en cuanto a contenido, después de Pablo. Lucas escribió casi tanto como Pablo. Combinando los 24 largos capítulos del Evangelio de Lucas con sus 28 capítulos del libro de Hechos, Lucas aportó al Nuevo Testamento casi tanto como las 14 epístolas de Pablo. El apóstol Juan está en tercer lugar.

Las dos obras maestras literarias de Lucas (el Evangelio de Lucas y el libro de Hechos), podrían ser consideradas el Volumen Uno y Volumen Dos de una única obra. Hechos continúa donde termina su Evangelio. El libro de Hechos fue escrito poco tiempo después de su Evangelio, (probablemente el Evangelio en 62 d.C. y Hechos en 63 d.C.). Ambos libros fueron escritos a Teófilo y quienes lo rodeaban. Teófilo era un noble griego de alto rango a quien Lucas da el título de “excelentísimo Teófilo” (Lc. 1:3; Hch. 1:1). Por tanto, Lucas escribía a una sociedad griega culta. Su presentación del Evangelio era para los cultos, los pensadores y aquellos que apreciaban el lenguaje bello y los detalles complejos.

Las fuentes de los escritos de Lucas

Durante muchos años Lucas tuvo contacto cercano con Pablo y numerosos líderes cristianos tales como Timoteo, Silas, Marcos, Bernabé, Santiago, el hermano del Señor, los doce apóstoles y muchos de los quinientos hermanos que estuvieron con Cristo durante Su ministerio y habían sido testigos de Su resurrección (ver 1 Co.15:6). Como resultado de estar en Jerusalén (Hch. 21:17), Cesarea, y otros lugares en los que Cristo y Sus apóstoles ministraron, Lucas tuvo oportunidades magníficas de obtener conocimiento de primera mano acerca de nuestro Señor, de Sus enseñanzas, de Sus milagros, de Su redención y de los comienzos de la Iglesia.

Lucas declara en su prólogo (Lc.1:1-4) que hizo una investigación intensiva de la historia del Evangelio para poder escribir un relato confiable. Su prólogo muestra claramente que tenía acceso a numerosos documentos escritos, así como a testimonios orales de testigos confiables (Lc.1:1-2). Lucas tenía a su disposición las fuentes de información más íntimas y directas. Conocía personalmente a Santiago, el hermano de Jesús (Hch. 21:18). Probablemente también conocía a María, la madre de nuestro Señor. Tenía un diálogo directo con muchos de los hombres y mujeres que describe en su Evangelio y en el libro de los Hechos. Lucas pudo, por lo tanto, trazar la historia de todas las cosas concernientes a Jesús con exactitud, para así poder escribir un Evangelio que permitiese a los creyentes saber con certeza “las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas” (Lc. 1:1, 4).

La vida devocional de Lucas

Lucas, más que cualquier otro de los escritores de los Evangelios, tomó nota especial de cuán frecuentemente oraba Jesús, y esto es una indicación del propio corazón de Lucas. Él mismo era un hombre de oración y se vería atraído de manera natural a este aspecto de la vida de Cristo. Lucas fue el único escritor en registrar que Cristo oraba mientras era bautizado: “…también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió” (Lc. 3:21, subrayado del autor). Mateo y Marcos omiten la parte que habla de que Jesús estaba orando.

Solamente Lucas incluye el episodio de Jesús orando toda la noche cuando tuvo que elegir doce apóstoles de entre Sus muchos discípulos: “En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles” (Lc. 6:12-13, subrayado del autor).

Cuando Jesús preguntó a Sus discípulos: “¿Quién dice la gente que soy yo?”, Lucas dirige la atención hacia el hecho de que Jesús había estado en espíritu de oración antes de hacer la pregunta: “Aconteció que mientras Jesús oraba aparte, estaban con él los discípulos; y les preguntó, diciendo: ¿Quién dice la gente que soy yo?” (Lc. 9:18, subrayado del autor). Lucas da a entender que el Padre instó a Jesús a que preguntase eso cuando oraba. Mateo y Marcos no incluyen esto.

En Lucas 9:29 Cristo fue transfigurado mientras oraba. La oración abre los cielos y nos pone en contacto con la gloria de Dios. Una vez más, Mateo y Marcos no incluyen esta faceta de que Jesús oraba cuando fue transfigurado, (ver 1:10; 5:16; 6:28; 11:1-2; 18:1; 21:36; 22:32,40,44,46).

El estilo literario de Lucas

Lucas era médico. Señala en su Evangelio enfermedades poco comunes, tales como el hombre hidrópico en 14:1-6. Los cuatro escritores de los Evangelios registran que Pedro le cortó la oreja a un hombre con la espada, pero sólo Lucas incluye que Jesús lo sanó (22:50-51). Lucas es el único que registra que los vasos sanguíneos de la frente de Jesús se rompieron, por la presión contra Su mente, en el huerto de Getsemaní (Lc. 22:44). Solamente Lucas incluye el mensaje de Cristo en Nazaret cuando Él comenzó Su ministerio diciendo: “Él me ha enviado a sanar”, y concluyó con “Médico, cúrate a ti mismo” (4:18, 23). Solamente Lucas registra que “el poder del Señor estaba con él para sanar” (5:17). Hay más menciones de sanidad en Lucas que en Mateo y Marcos combinados. Siendo médico, para Lucas era natural hacer historias clínicas de los casos que relata, utilizando un lujo de detalles. Esto es cierto especialmente con los nacimientos de Juan el Bautista y de Jesús. Sin duda, un médico que había ayudado a dar a luz a muchos bebés durante su carrera estaría fascinado con la concepción sobrenatural del niño Jesús (Lc. 1:30-38). Solamente Lucas incluye esto en su narración. Y, cuando registra la genealogía de Cristo, llega tan atrás como Adán y Dios mismo en 3:23-38. Ciertamente el “médico amado” creía en ir a la fuente de todos los asuntos. Ningún escritor es más minucioso, preciso, ordenado y científico que Lucas.

Cuando Lucas describe el nacimiento de Juan el Bautista, vuelve a hacer una historia clínica de las vidas de los padres de Juan (1:5-25). Zacarías y Elisabet habían orado durante muchos años por un hijo, pero seguían sin poder tener hijos. De repente, a cierta hora del día, cuando Zacarías ministraba en el altar, siguiendo cierto orden sacerdotal, un ángel específico, Gabriel, se le apareció. No sólo se le apareció en el altar, sino a la derecha del altar. Lucas incluyó cada punto. Sin embargo, cada detalle estaba saturado de revelación y vida espiritual. Éste fue el hombre que Dios escogió para escribirle al mundo griego. Aunque Lucas era un hombre muy culto y educado, su intelecto estaba rendido a Dios.

RELATOS SOLAMENTE ENCONTRADOS EN LUCAS

Lucas conservó muchas de las palabras y parábolas de Jesús que de otro modo se hubiesen perdido. Algunas de las narraciones más hermosas y significativas con respecto a Cristo se encuentran solamente en Lucas. Más abajo encontrará una lista de relatos que solamente se hallan en el Evangelio de Lucas:

1:5-25 El anuncio del nacimiento de Juan el Bautista.

1:26-38 El anuncio que hizo Gabriel a María del nacimiento de Jesús.

1:39-56 María visita a Elisabet; el salto del bebé en el vientre de Elisabet. El canto de gozo de María.

1:57-80 El nacimiento de Juan el Bautista. Se le da el nombre a Juan. La lengua de Zacarías se suelta para profetizar.

2:1-20 El censo de César. Nacimiento de Cristo en Belén. Las nuevas de gran gozo de los ángeles a los pastores.

2:21-38 Circuncisión de Jesús; purificación de María. Jesús en el Templo; gozo de Simeón y Ana.

2:39-40 La niñez de Jesús en Nazaret.

2:41-50 La visita de Jesús al Templo a la edad de doce años. Los doctores de la Ley quedan perplejos.

2:51-52 Los dieciocho años de silencio en Nazaret.

3:1-2 La escena política y religiosa.

3:10-14 Respuestas que dio Juan el Bautista a quienes acudían a su bautismo.

3:19-20 La razón por la cual Herodes encarceló a Juan el Bautista. Juan desaprobaba su matrimonio.

3:23-38 La genealogía de Jesús trazada hasta Adán.

4:16-30 Descripción detallada de la predicación de Cristo en Nazaret y el rechazo que siguió.

5:1-11 La pesca milagrosa.

6:24-26 Los cuatro “ayes”, no incluidos en el Sermón del monte de Mateo.

7:11-17 El hijo de la viuda de Naín levantado de los muertos.

7:36-50 Jesús es ungido por una mujer pecadora; la parábola de los dos deudores; la salvación de la mujer.

8:1-3 Segunda gira de Galilea. Las mujeres que siguieron a Jesús y lo ministraron.

9:51-56 Las ciudades de Samaria que rechazaron a Jesús. Deseo de Santiago y Juan de consumirlas.

10:1-24 El envío de los setenta. Su regreso.

10:30-37 Parábola del buen samaritano.

10:38-42 En casa de María y de Marta.

11:5-8 Parábola del amigo a medianoche.

11:27-28 La bienaventuranza de aquellos que obedecen, mayor que la bienaventuranza de María.

12:13-21 Advertencias en contra de la avaricia. Parábola del rico insensato.

12:47-48 Muchos o pocos azotes, el juicio está determinado por la luz que uno tiene.

13:1-9 Relato de dos tragedias. Parábola de la higuera estéril.

13:10-17 Sanidad de la mujer que estuvo dieciocho años atada por Satanás.

13:31-33 La respuesta de Cristo a la advertencia de huir porque “Herodes te matará”.

14:1-6 Sanidad del hombre hidrópico, edema, acumulación anormal de fluido corporal.

14:7-15 Enseñanza acerca de la humildad, tomar el lugar inferior; es decir, si te quedas abajo no te pueden rebajar.

14:28-33 Parábolas acerca de considerar el costo.

15:8-10 La parábola de la moneda perdida.

15:11-32 El hijo pródigo.

16:1-13 La parábola del mayordomo injusto.

16:14-15 Hipocresía de los fariseos, no lo que ven los hombres, sino Dios.

16:19-31 Lázaro y el rico.

17:7-10 El deber del siervo, después de caminar la segunda milla deberíamos decir: “Es sólo mi deber”.

17:11-19 Sanidad de los diez leprosos, sólo uno de los leprosos sanados utilizó su cuerpo sano para glorificar a Dios.

17:20-21 La interpretación del reino de Dios, es espiritual; está dentro de ti.

18:1-8 La parábola del juez injusto, acerca de la importunidad, exijo tener una respuesta.

18:9-14 El fariseo justo a sus propios ojos, comparado con el publicano que no ofreció excusas.

19:1-10 La conversión del pequeño Zaqueo.

22:31-33 La necesidad de conversión de Pedro. Pedro era el trigo; su autosuficiencia era la paja.

22:35-38 Las dos espadas.

23:6-16 Jesús comparece ante Herodes.

23:27-31 Jesús y las mujeres que hacían duelo, hacían duelo por Él porque moría sin descendencia.

23:40-43 El ladrón arrepentido en la cruz.

24:13-35 Los dos discípulos en el camino a Emaús

24:33-35 La noticia de la aparición de Jesús a Pedro.

24:44-49 La aparición de Jesús para revelarles las Escrituras. Mandato de predicar, pero esperar antes al Espíritu.

Las páginas siguientes ofrecen algunos comentarios acerca de cada uno de los relatos solamente encontrados en el Evangelio de Lucas.

TRASFONDO DEL NACIMIENTO DE JUAN (Lc. 1:5-25). Lucas abre el relato de su Evangelio haciendo una historia clínica de los padres de Juan. En los versículos 5 y 6 hace varias declaraciones significativas acerca del matrimonio de ellos. Zacarías era sacerdote, y estaba casado con una mujer que también era descendiente de Aarón, el sumo sacerdote. En otras palabras, ella provenía de la línea sacerdotal y tenía el mismo llamado sacerdotal. Zacarías y Elisabet tenían unidad en sus vocaciones. Esto es muy importante para tener un matrimonio exitoso: “Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor” (Lc. 1:6). ¡Vaya declaración!

Qué maravilloso y qué poco frecuente es ver a ambos padres totalmente comprometidos con Dios y caminando en todos los mandamientos del Señor. Los hijos de tales uniones suelen ser muy excepcionales y piadosos. En este caso en particular, ellos produjeron a Juan, el hombre más grande nacido de mujer. Cuando hay amor y unidad entre los padres, los hijos tienen mucho menos conflictos. ¡Padres, ámense más ustedes y esto impedirá mucha de la rebelión en sus hijos!

“Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías” (Lc. 1:5). El sacerdocio se dividía en 24 grupos entre las familias de Aarón. Cada grupo ministraba durante dos semanas (ver 1 Cr. 24:5-19). Zacarías era de la familia de Abías. Este dato menor puede parecer de poca importancia, pero nada en la Biblia es insignificante. El grupo de Abías era el octavo (1 Cr. 24:10), y eso es muy significativo. Ocho es el número de los nuevos comienzos, y el número ocho regía esta familia. Juan iba a ser el mensajero que presentaría a un nuevo hombre con un nuevo pacto, y un orden completamente nuevo.