Valores que humanizan - Joan Bestard Comas - E-Book

Valores que humanizan E-Book

Joan Bestard Comas

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Beschreibung

Esta obra ayuda a deslizarnos por la historia del pensamiento humano universal, avanzando o retrocediendo por la geografía y la historia, extrayendo néctares de humanismos y religiones, de científicos y literatos... La fotografía de los personajes que intervienen ocuparía un gigantesco y variopinto mural. El viaje es interesante porque ayuda a construir desde dentro una persona, una familia, un grupo, un mundo de valores con raíces profundas y frutos saludables. En esta obra se analizan valores como la lealtad, la gratitud, la sinceridad, la amabilidad, la humildad, la paciencia, la honradez, la sensatez, la alegría, la generosidad... Un libro con carga realista y optimista.

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Seitenzahl: 311

Veröffentlichungsjahr: 2016

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JOAN BESTARD COMAS

VALORES QUE HUMANIZAN

365 REFLEXIONES, UNA PARA CADA DÍA DEL AÑO

A los que se esfuerzan por vivir los valores que humanizan.

Cuando los valores están claros, tus decisionesse vuelven más fáciles

(ROY EDWARD DISNEY, 1930-2009)

El diálogo multicultural sobre los valores es imprescindible

(BENEDICTO XVI, 1927-)

PRÓLOGO

Quien se atreva a prologar un libro conviene que haya leído la obra y la considere de interés. Mejor aún si conoce al autor. Puedo asegurarte, lector amigo, que en nuestro caso se dan las tres circunstancias. Y, aunque conozca al autor desde la adolescencia y hayamos trabajado juntos en edad joven, adulta y madura, esta no es la razón determinante para escribir el prólogo. Acompaña a las otras dos. Conocer, gustar y aprovechar se dan la mano.

Cuando un autor como Joan Bestard nos ofrece Valores que humanizan. 365 reflexiones, una para cada día del año, el duodécimo libro publicado dentro del mismo género y estilo, no haría falta presentarlo a sus fieles lectores, pero en cada entrega se suman otros nuevos que quieren aprender y deleitarse a la vez, crecer en humanidad, cultura y espíritu.

En Bestard Comas se da un abrazo cálido y atractivo entre la realidad y el ideal.

En muchas informaciones, la realidad nos llega troceada, intencionadamente desenfocada o distorsionada, poniendo cada escritor o medio informativo el acento donde están sus intereses, manipulando micrófonos y altavoces.

El ideal, con adjetivos o sin ellos, admite muchas dianas: el fundamentalista y el fanático, el altruista hasta el martirio y las personas que se han propuesto crecer por dentro o encontrar el sentido de su vida abriéndose al próximo y acercándose al distante, sin cerrar los ojos ni los sentidos a la Luz.

Joan Bestard es un hombre «realista», por su origen familiar, por haber amado y trabajado la sociología desde muchacho, hasta doctorarse en la materia. Y busca «el ideal» por vocación. De familia cristiana, ingresa en el seminario siendo niño; ordenado sacerdote, ha experimentado en su vida que conocer a Dios y no amarlo es un desequilibrio o contrasentido.

Cada reflexión numerada es dosis diaria recomendada. Tiene sentido en sí misma; pero también puedes engarzarla con otras reflexiones y te da para un estudio más completo. No encontrarás una o varias páginas que te resuman todo el libro. Cada una pretende ser –me atrevo a decir que lo consigue– una pequeña fruta que alimenta el espíritu humano.

Desde la ecuanimidad y la ponderación te ayudará a deslizarte por la historia del pensamiento humano universal, avanzando o retrocediendo por la geografía y la historia, extrayendo néctares de humanismos y religiones, de científicos y literatos… La fotografía de los personajes que intervienen (207) ocuparía un gigantesco y variopinto mural. El viaje será interesante, pero no por los paisajes exteriores, sino por ayudarte a construir desde dentro una persona, familia, grupo, mundo de valores con raíces profundas y frutos saludables.

El autor es un docente en activo. Claridad y orden. Situar a las personas en su época es mucho más que un dato. Al acompañar a cada autor con la fecha de su nacimiento y muerte (si ya ocurrió) nos sitúa en el «cuándo», presentando encuadre y relieve al pensamiento comentado.

De seguir el orden del libro, cada día tendrás una ración suficiente y cubrirás en un año tres etapas, las tres consistentes y enteramente válidas. La tercera etapa, las reflexiones teológicas y religiosas, no constituyen una cima en el aire. Estas reflexiones no encontrarían arraigo ni cimientos en la construcción de nuestra propia persona si hubiéramos descuidado las reflexiones humanas, filosóficas, psicológicas y pedagógicas y las éticas, sociales, económicas y políticas.

Bestard Comas no aprovecha estas páginas para criticar a nadie, ni a sus posibles adversarios o enemigos, sino para bucear en los más diversos mares y ofrecernos los mejores frutos que ha encontrado y probado, y nos invita a disfrutarlos en su mesa, que es este libro.

En este libro de Joan Bestard Comas encontramos profetismo y utopía, sencilla, prudente y a la vez atrevida («los aviones despegan en contra del viento»), y con repercusiones en la persona, en la sociedad y en el mundo religioso. Los valores o virtudes que aquí encontrarás son como granos de uva de distintos sabores.

Se da una armonía entre las virtudes. Parcelamos su estudio, pero son parte de un Bien total: «Sin prudencia hay virtudes que pueden convertirse en defectos».

Tienes un libro con carga realista y optimista. Recuerdo a un buen obispo muy enfadado en un encuentro pastoral, porque, al pedir que escribiéramos cinco «cosas» positivas y cinco negativas que veíamos en la diócesis, todos alcanzamos a señalar cinco negativas (alguno apuntó más), pero pocos llegaron a ver cinco positivas. Bestard nos presenta aquí sesenta y tres virtudes o valores y cuarenta y siete defectos o contravalores.

También puede serte muy útil este libro para dar una charla sobre un tema u otro, gracias al índice de materias.

Valores que humanizan, como otros libros ya publicados por Joan Bestard, viene a glosar con muchos matices, formas y modulaciones aquel verso de san Juan de la Cruz: «Al atardecer nos examinarán del amor». Sabiendo esto, no vale esperar a que anochezca.

JOAN DARDER BROTAT

INTRODUCCIÓN

Estoy muy agradecido a la editorial PPC por haberse interesado una vez más por mis reflexiones, antes radiadas y ahora publicadas en mi columna habitual de los jueves –cada quince días– en el periódico de Mallorca Última Hora, titulada«Punto ético»y, ocasionalmente, en el Full Dominical. La revista cristiana de la diócesis de Mallorca.

Valores que humanizan es una obraqueestá centrada sobre todo en el estudio de 63 virtudes o valores humanos y 47 defectos o contravalores. Siempre me han interesado los valores y contravalores humanos. Es un tema apasionante desde el punto de vista psicológico, pedagógico y sociológico. Es verdad que, para un cristiano, las virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad son básicas, pero, para que su vivencia sea auténtica, debe cimentarse en los valores humanos más relevantes.

Mis primeras reflexiones fueron radiofónicas y se publicaron en Narcea Ediciones con estos tres títulos:

1.Reflexiones cristianas radiadas desde la COPE (1989),

2. Otras reflexiones cristianas radiadas desde la COPE (1991),

3. Nuevas reflexiones cristianas radiadas desde la COPE (1994).

Luego, la editorialEspasa-Calpe editó los volúmenes cuarto y quinto:

4. Creo en el hombre. Reflexiones radiadas desde la COPE (1996),

5. Hacer el bien humaniza. Reflexiones radiadas desde la COPE (1998).

La editorial San Pablo corrió a cargo de los volúmenes sexto y séptimo:

6. Crecer por dentro. Reflexiones radiofónicas (2000),

7. Dar sentido a la vida. Reflexiones cristianas para cada día (2007).

Finalmente, los cinco últimos volúmenes, publicados por PPC, los he titulado:

8. Invitación a pensar. Reflexiones cristianas para cada día (2008),

9. Aprender humanidad. Reflexiones cristianas para cada día (2010),

10. Elogio de lo ético. Reflexiones cristianas para cada día (2012),

11. ¡No pierdas la esperanza! 365 reflexiones cristianas, una para cada día del año (2014),

12. Valores que humanizan. 365 reflexiones, una para cada día del año (2016).

Las 365 reflexiones de este duodécimo volumen se inspiran en numerosos autores y también en la observación personal de las mujeres y hombres de ayer y de hoy, y en el estudio de los acontecimientos de la historia y de la actualidad.

Los dos autores más citados en este libro son san Agustín y el papa Francisco, dos grandes hombres de Iglesia cimentados en las tres virtudes teologales y en múltiples valores humanos.

Esta publicación la he estructurado en tres apartados:

I. Reflexiones humanas, filosóficas, psicológicas y pedagógicas (154 reflexiones).

II. Reflexiones éticas, sociales, económicas y políticas (139 reflexiones).

III. Reflexiones teológicas y religiosas (72 reflexiones).

Ojalá estas reflexiones breves y concisas –y desearía que útiles para muchos– ayuden a los lectores a vivir las tres virtudes teologales y los principales valores humanos que las hacen creíbles.

Mi gratitud más sincera a mi amigo y colega Joan Darder Brotat, canónigo encargado de pastoral de la catedral de Mallorca, que ha aceptado escribir el prólogo de esta obra, y al filólogo Santiago Amer Pol y al mismo Joan Darder, que han corregido con diligencia los originales de la misma.

JOAN BESTARD COMAS

Weilerswist-Metternich (Alemania),

28 de agosto de 2016,

fiesta de san Agustín

[email protected]

I

REFLEXIONES HUMANAS, FILOSÓFICAS,PSICOLÓGICAS Y PEDAGÓGICAS

1(1 de enero)Virtudes o valores humanos

Siempre he sentido una gran admiración y un vivo atractivo por las virtudes o valores humanos. Estos constituyen el fundamento de una sociedad sana. Un mundo sin virtudes o valores humanos es irrespirable y se resquebraja. Es verdad que, para un cristiano, las virtudes teologales de la fe, de la esperanza y de la caridad deben constituir el núcleo básico de su vida. Pero si en este mismo cristiano fallan las virtudes o valores humanos, puede peligrar hasta el núcleo esencial de las virtudes teologales.

Quiero comentar a continuación sesenta y tres virtudes o valores humanos. Son los siguientes:

– la lealtad,

– la gratitud,

– la sinceridad,

– la amabilidad,

– la humildad,

– la paciencia,

– la honradez,

– la sensatez,

– la alegría,

– la generosidad,

– la sobriedad,

– la sencillez,

– la prudencia,

– la valentía,

– el coraje,

– la constancia,

– la solidaridad,

– la amistad,

– la responsabilidad,

– la creatividad,

– la confianza,

– la igualdad,

– la justicia,

– la tolerancia,

– la madurez,

– la bondad,

– la disponibilidad,

– la templanza,

– la puntualidad,

– el saber perdonar,

– el saber escuchar,

– la serenidad,

– el silencio,

– el desprendimiento,

– la sabiduría,

– la educación,

– el esfuerzo,

– la moderación,

– la integridad,

– la superación,

– la oportunidad,

– la libertad,

– la buena reputación,

– la sana indignación,

– la verdad,

– el saber dudar,

– el reconocer la propia ignorancia,

– el saber admirar la belleza de la naturaleza y el arte,

– el sentido común,

– el valor de la duda,

– el valor de la dignidad humana,

– la firmeza,

– la flexibilidad,

– el respeto,

– la autenticidad,

– la felicidad,

– el ejemplo o la ejemplaridad,

– el arrepentimiento,

– la conversión,

– la gratuidad,

– el saber compartir,

– el liderazgo,

– la comprensión,

– el dejarse aconsejar,

– la sana insatisfacción.

Estos valores humanos nos pueden ayudar, sobre todo algunos, a vivir las virtudes teologales, y estas, a su vez, nos estimulan a fructificar en virtudes o valores humanos como los arriba citados. No hay contradicción entre virtudes o valores humanos y virtudes teologales, sino complementariedad.

En sucesivas reflexiones desgranaré estas virtudes o valores humanos y los comentaré 1. También describiré defectos humanos importantes o contravalores que representan el panorama antitético. Los defectos o contravalores que voy a comentar serán los siguientes:

– la avaricia,

– el egoísmo,

– la indiferencia,

– la venganza,

– la soberbia o el orgullo,

– la fanfarronería,

– la sospecha,

– el culpar a otros de los propios errores,

– el silencio displicente,

– el autoritarismo,

– el racismo,

– la ausencia de compromiso,

– el rencor,

– la ira,

– la estupidez,

– el obrar sin pensar,

– el pensar sin obrar,

– la cerrazón,

– la murmuración o el chismorreo,

– la ingratitud,

– la intransigencia o intolerancia,

– la ignorancia culpable,

– la pereza,

– el escepticismo,

– el no saber amar,

– la deshumanización,

– el mal ejemplo,

– la gula,

– la vaciedad,

– la mediocridad,

– la mentira,

– el engaño,

– la incoherencia,

– la justificación del error,

– el absolutismo,

– la violencia,

– la insensibilidad,

– la prudencia excesiva,

– la promesa vacía,

– la hipocresía,

– la desesperación,

– el no dejarse aconsejar,

– el fraude,

– el despilfarro,

– la corrupción,

– el escándalo,

– la obstinación.

El papa Benedicto XVI afirmó que «el diálogo multicultural sobre los valores es imprescindible».

En la plataforma de los valores humanos debemos coincidir creyentes y no creyentes, hombres y mujeres de distintos credos e ideologías.

2(2 de enero)La fuerza de los valores

Roy Edward Disney (1930-2009) fue durante toda su vida ejecutivo de The Walt Disney Company, que fundaran su padre, Roy Oliver Disney, y su tío, Walt Disney. Él afirmó: «Cuando tus valores están claros, tus decisiones se vuelven más fáciles».

Cuando seguimos valores claros y precisos, tomar decisiones valientes no es difícil. El valor vivido es la fuerza de la decisión.

Sin valores no hay decisiones valientes. Sin valores quedamos bloqueados y somos incapaces de emprender caminos arduos.

No podemos vivir sin valores. Las decisiones que a lo largo de la existencia debemos tomar provienen de los principios y valores que hemos asimilado y vivido.

Sin principios ni valores básicos no se pueden emprender caminos difíciles. El recorrido de la adversidad solo es posible a través de la vivencia de los grandes valores éticos.

3(3 de enero)Pensar críticamente y madurar en valores

El papa Francisco, en Evangelii gaudium, afirma con gran realismo: «Vivimos en una sociedad de la información que nos satura indiscriminadamente de datos, todos en el mismo nivel, y termina llevándonos a una tremenda superficialidad a la hora de plantear las cuestiones morales. Se vuelve necesaria una educación que enseñe a pensar críticamente y que ofrezca un camino de maduración en valores».

Ante una sociedad cada vez más superficial, debido a una deficiente información que nos satura y desorienta, urge pensar críticamente y madurar en valores.

Pensar críticamente significa lograr criterio propio y juzgar con rectitud y serenidad lo que está sucediendo a nuestro alrededor.

Y madurar en valores quiere decir realizar una opción ética responsable para conseguir una sociedad más justa, humana y fraterna.

4(4 de enero)La lealtad

La lealtad es una virtud humana básica que exige nobleza de espíritu y fidelidad a carta cabal.

Una persona leal es de fiar. Nunca te hará una mala jugada ni te esconderá ninguna carta para salirse con la suya. No tiene doblez.

La lealtad es sinónimo de fidelidad noble y sincera.

De la persona leal te puedes fiar ciegamente. Siempre te será fiel, sin pregonar su fidelidad.

La lealtad es elegante, sincera y humilde, o, mejor dicho, es una síntesis de sinceridad, elegancia y humildad.

La lealtad es un gran valor humano que escasea.

En los campos económico, social y político, las «puñaladas traperas» son frecuentes, y la lealtad, por desgracia, brilla por su ausencia.

Si no educamos a los niños y a los jóvenes en esta virtud humana, la sociedad futura será irrespirable y la corrupción andará suelta.

5(5 de enero)La gratitud

Una persona agradecida es un tesoro de humildad y generosidad, de valor incalculable.

La virtud humana del agradecimiento es una de las virtudes morales más bellas que existen. Y la ingratitud, uno de los defectos peores en los que uno puede caer.

La persona agradecida es humilde y generosa. La persona ingrata, sin embargo, es soberbia y egoísta.

Soberbia, egoísmo e ingratitud forman un trípode virulento de maldad que produce estragos y que destruye moralmente al que se apoya en él.

Saber ser agradecidos es un valor humano de suma importancia que a su vez implica humildad y generosidad. En cambio, a la persona soberbia y egoísta le resulta imposible mostrar gratitud alguna.

El agradecimiento, la gratitud, solo pueden anidar en el corazón humilde y generoso.

No hay gratitud posible sin humildad ni generosidad.

6(6 de enero)Sentir agradecimiento por lo que hemos recibido

La productora y actriz de cine y televisión estadounidense Goldie Hawn (1945-) afirmó: «Hay tres palabras que me gusta repetirme: vaso medio lleno, solo para recordarme que debo sentirme agradecida por todo lo que se me ha dado».

El vaso medio lleno es el símbolo de lo que hemos recibido y de lo que nosotros debemos aportar. Medio vaso es regalo y el otro medio, tarea.

Sobre lo recibido hemos de edificar nuestra parte. La vida es esto: mitad regalo y mitad tarea. Agradecimiento y trabajo es la síntesis de nuestra existencia.

Sintamos profunda gratitud por lo que hemos recibido y llenemos el medio vaso que falta con lucidez, esfuerzo y tenacidad.

El medio vaso de abajo es lo que hemos recibido de los demás y el medio vaso de arriba es lo que hemos aportado nosotros con nuestro trabajo y esfuerzo.

7(7 de enero)La sinceridad

Cuando sabemos adecuar lo que pensamos y decimos a lo que realmente somos y hacemos, y lo que somos y hacemos a lo que pensamos y decimos, brilla la sinceridad.

La sinceridad es, en último término, la verdad sobre nosotros mismos, sobre los demás y sobre las cosas.

Lo contrario de la sinceridad es la hipocresía y la mentira.

La persona sincera es la persona coherente que piensa, habla y actúa como es y es como piensa, habla y actúa.

La sinceridad debe combinarse adecuadamente con el respeto. La sinceridad no puede significar nunca licencia para ofender ni paso libre para atacar despiadadamente al otro.

Sinceridad, respeto y amabilidad deben ir de la mano y, a su vez, deben complementarse. Respeto y amabilidad, sin sinceridad, pueden significar abrir la puerta al terrible defecto de la adulación. Y sinceridad descarnada, sin respeto y amabilidad, puede ser sinónimo de ofensa.

8(8 de enero)La amabilidad

La amabilidad es la finura del amor. Ser amable no es ser empalagoso, sino mostrar una fina delicadeza con el que hablamos o nos habla.

Quien muestra buen carácter y respeto para con el prójimo es amable y tiene fácil entrada con todos.

La amabilidad es una virtud humana que facilita las cosas y respeta a las personas.

La amabilidad es una llave que abre muchas puertas y soluciona muchos problemas.

Una persona amable es lo contrario de una persona hosca y llena de aristas que complica todos los asuntos y que crea problemas donde no los hay. Ser amable no es ser cursi, sino saber mostrar respeto y bondad para con el otro.

La amabilidad puede curar muchos roces y conseguir metas difíciles que parecían imposibles.

La amabilidad es una medicina moral que puede curar muchas heridas. Este «fármaco» puede hacernos mucho bien a todos.

9

(9 de enero)

La humildad

Estoy plenamente convencido de que la humildad es la virtud más importante. Ella es el fundamento de otras virtudes morales y la expresión de otros valores éticos.

La humildad auténtica es la verdad. Y la verdad sobre nosotros mismos nos insta a ser humildes, porque somos radicalmente limitados en muchos aspectos.

Sin humildad, la trilogía de las virtudes teologales queda bloqueada. Sin humildad, la fe auténtica no existe. Sin humildad, la esperanza carece de sentido. Sin humildad, la caridad es engreída.

La humildad es, además, la llave de otros valores humanos. La gratitud exige humildad. La paciencia requiere humildad. La amabilidad para con los otros no es posible sin humildad.

La humildad es una virtud moral troncal. Si no se aprueba, la persona queda descolocada y pierde el certero rumbo moral.

10

(10 de enero)

Lo mucho que ignoramos nos debe hacer humildes

El canónigo agustino alemán Tomás de Kempis (Thomas Hemerken) (1380-1471), autor de la famosa obra Imitación de Cristo, que ha sido el libro católico más editado del mundo después de la Biblia, escribió: «Si te parece que sabes mucho y entiendes mucho, ten por cierto que es mucho más lo que ignoras».

Lo mucho que ignoramos nos debe hacer humildes. La humildad, en definitiva, es la aceptación realista de nuestra radical limitación humana.

Pensar con frecuencia sobre lo mucho que ignoramos en todos los aspectos de la vida y en todos los campos de la ciencia y de la técnica puede hacernos mucho bien, porque nos introduce en el camino de la humildad, que es la virtud moral básica que nos sitúa en el lugar que nos corresponde como criaturas limitadas.

11

(11 de enero)

La paciencia

La paciencia significa saber padecer serenamente para conseguir algo. Sin paciencia, muchos proyectos se frustran y muchas metas no se alcanzan.

La paciencia no es cobarde resignación ni miedosa actitud a la hora de realizar algo, sino talante sereno y firme que sabe esperar hasta conseguir lo que se ha propuesto.

La paciencia es una virtud recia que requiere esfuerzo y constancia.

El que sabe ser paciente llega al punto deseado porque no se cansa ni deja de avanzar, aunque los tiempos sean recios.

La paciencia es una virtud de valientes, no de cobardes que se amilanan ante cualquier dificultad.

Siempre he admirado a las personas pacientes que silenciosamente logran lo que se han propuesto con esfuerzo y serenidad.

La paciencia no es fatalismo. La persona paciente es la que sabe afrontar con lucidez la adversidad. La persona paciente aguanta y afronta la dificultad sin aspavientos y avanza con serenidad hacia la meta, sin quemar etapas.

12

(12 de enero)

La honradez

Se dice: «Esta persona es honrada a carta cabal». Es uno de los mejores elogios que pueden hacerse de un hombre o de una mujer de bien.

La honradez es la plena coherencia entre lo que uno piensa, dice, escribe y lo que realmente hace.

Ser honrado significa ser veraz y consecuente. Es lo diametralmente opuesto a ser corrupto. La corrupción y la honradez se repelen frontalmente. El corrupto sucumbe, por egoísmo, ante la mentira y el engaño. El honrado, en cambio, edifica su vida sobre la verdad y la justicia.

La honradez es decencia que inspira respeto y confianza.

La honradez constituye el fundamento de otras virtudes morales.

A la persona honrada le puedes confiar cualquier cosa. No te fallará. Su sello principal es la autenticidad, y la autenticidad siempre sobresale.

13

(13 de enero)

La sensatez

Es una de las más bellas palabras de la lengua española. La sensatez no es más que el sentido común en acción. Es la responsabilidad que se ejerce con acierto y sin hacer ruido.

La persona sensata es aquella que siempre actúa adecuadamente; es la que está siempre en su sitio sin hacer ruido y sin intentar llamar la atención. La sensatez va acompañada siempre de humildad y discreción.

Es una palabra que respira paz, sosiego, serenidad, elegancia.

A una persona sensata le puedes encargar cualquier cosa, no te fallará. Llevará siempre a buen término lo que le encomiendes y lo hará bien en el fondo y en la forma.

La sensatez es una virtud discreta que suele obtener buenos resultados. Y si no los obtiene no se altera.

14

(14 de enero)

La alegría

La alegría es una virtud humana de gran calidad, muy difícil de vivir y de practicar. Su antónimo es la tristeza, defecto tremendamente negativo que corroe a la persona por dentro e imposibilita la convivencia.

Una persona alegre, y a la vez discreta e inteligente, es una bendición de Dios que rejuvenece todo lo que toca.

La alegría es una virtud que da alas a todas las demás virtudes y valores humanos. Sin alegría, las otras virtudes humanas quedan mustias y parece que se bloquean.

La auténtica alegría no es la risotada sin ton ni son ni la algarabía de mal gusto. La genuina alegría nace de dentro y es fruto de un espíritu limpio y generoso.

La alegría lo purifica y vivifica todo, abre las puertas cerradas y logra conseguir la meta, aunque los caminos para llegar a ella sean difíciles y tortuosos.

15

(15 de enero)

Lo que vale de una persona es su generosidad

El científico y físico alemán Albert Einstein (1879-1955), que tiene una vertiente humanista muy notable, aunque poco conocida, dijo: «El verdadero valor de un hombre se determina examinando en qué medida y en qué sentido ha logrado liberarse del yo».

Einstein viene a decirnos que el verdadero valor de una persona es su generosidad, su entrega al otro. El que sabe liberarse de su «yo» egocéntrico es el que verdaderamente destaca como persona; en cambio, el que está concentrado egoístamente en su propio «yo» es un ser de pocos quilates que no logrará ninguna meta significativa.

El que se libera del «yo» y entrega su vida a los demás para construir, juntamente con otros, un mundo más pacífico, más humano y más fraterno, este es el que verdaderamente merece ser tenido en cuenta.

16

(16 de enero)

Dos definiciones certeras

El escritor libanés Khalil Gibran (1883-1931) afirma: «La generosidad consiste en dar más de lo que puedes, mientras que el orgullo consiste en aceptar menos de lo que necesitas».

He ahí dos definiciones incisivas y certeras de Gibran.

La generosidad es algo más que dar. Es dar más de lo que puedes. La generosidad es un plus de amor. La generosidad es la capacidad de romper las barreras del simple dar. Uno que da poco y a regañadientes no es generoso. El generoso rompe moldes y da en abundancia y de buen grado.

La persona orgullosa, en cambio, acepta menos de lo que necesita. En torno al dar podemos observar dos manifestaciones diametralmente opuestas: generosidad y orgullo. El generoso da más de lo que puede. El orgulloso, en cambio, acepta menos de lo que necesita.

La descripción psicológica de Gibran es perfecta y nos invita a la reflexión.

17

(17 de enero)

La sobriedad

La sobriedad es el equilibrio en el pensar y el actuar. La sobriedad es la austeridad elegante que sabe mesurarlo todo con cordura.

La persona sobria es la que sabe dosificar todas las cosas con mesura y aplomo. Sabe distinguir lo importante de lo accesorio y opta por lo importante sin alharacas.

Lo contrario de la sobriedad son los excesos que desestabilizan al ser humano y lo hunden psicológicamente.

La sobriedad es la virtud humana del justo medio, que beneficia a la persona y la centra adecuadamente.

Las personas sobrias son personas sensatas que saben usar los medios apropiados para poder llegar oportunamente a la meta propuesta.

La sobriedad no es raquitismo ni austeridad sin sentido, sino equilibrio sano y noble que centra a la persona y la hace madurar.

La sobriedad es elegancia en la austeridad justa que nos equilibra.

18

(18 de enero)

La sencillez

La sencillez es una virtud humana poco valorada; parece de segunda categoría, y, sin embargo, es muy importante.

La sencillez es la humildad hecha talante. La persona sencilla irradia un atractivo especial, porque elimina barreras innecesarias y se hace cercana y agradable.

La sencillez seduce; en cambio, el engreimiento, que es su antónimo, resulta repelente y molesto.

Una persona sencilla no tiene doblez y se presenta con una naturalidad que la hace sumamente atractiva.

La sencillez abre muchas puertas y soluciona muchos problemas. La sencillez, además, facilita el diálogo y posibilita una comunicación fluida entre personas.

A una persona sencilla tenemos fácil acceso, porque nunca juega con cartas marcadas ni se presenta con doble cara.

19

(19 de enero)

La prudencia

La prudencia es una gran virtud humana que nos ayuda a actuar con acierto.

Sin prudencia damos bandazos y no logramos la meta, porque no acertamos con el camino que conduce a ella.

Sin prudencia hay «virtudes» que pueden convertirse en «defectos». Por ejemplo, la sobriedad sin prudencia puede convertirse en tacañería. La generosidad sin prudencia, en despilfarro. La sinceridad sin prudencia, en descortesía. La amabilidad sin prudencia, en ñoñería. La gratitud sin prudencia, en esclavitud. Y así sucesivamente.

La prudencia es la brújula certera que nos señala el camino adecuado que debemos seguir. Sin prudencia, hasta los mismos valores pueden desviarse y dejar de serlo.

La prudencia señala el justo punto que siempre debemos observar y seguir.

20

(20 de enero)

La fuerza debe ir guiada por la prudencia

Horacio (65-8 a. C.) fue el principal poeta lírico y satírico en lengua latina. Afirmó: «La fuerza que no va guiada por la prudencia cae por su propio peso».

La fuerza es necesaria, pero siempre la debe guiar la prudencia. Fuerza sin prudencia es caos, y el caos inutiliza la fuerza.

La prudencia es la sensatez que modera la fuerza y la hace eficaz. Sin prudencia, la fuerza destruye. Con prudencia, la fuerza edifica y hace progresar la humanidad.

Sepamos mantener unido este binomio fuerza-prudencia. Resulta sumamente eficaz y puede resolver múltiples problemas.

Que nuestra voluntad, que es fuerza, vaya guiada siempre por la prudencia, que es luz y moderación, y alcanzará metas significativas.

La fuerza sin prudencia cae por su propio peso. La prudencia sin fuerza es cobardía.

21

(21 de enero)

La valentía

La valentía es el coraje de no arrugarse ante el peligro, la dificultad o la adversidad.

Valiente es aquella persona que sabe afrontar las amenazas con serenidad y temple, y sin perder nunca el recto juicio.

Para encarar la vida actual, llena de trampas, se hace necesaria la virtud de la valentía.

Los cobardes sucumben ante la menor tempestad y no sirven para afrontar la vida con decisión.

Sin valentía se pierden muchas batallas y nos quedamos arrugados en la comodidad egoísta.

Seamos valientes con lucidez para conseguir las metas difíciles que se nos presenten; de lo contrario, el desánimo se apoderará de nuestra existencia y nuestro único refugio será la cobardía.

El cobarde queda inmovilizado y bloqueado. Solo el valiente sabe avanzar hacia la meta y conseguirla.

22

(22 de enero)

No acobardarnos ante la adversidad

El gran empresario norteamericano Henry Ford (1863-1947) dijo en cierta ocasión: «Cuando todo parece estar en tu contra, recuerda que los aviones despegan en contra del viento».

La frase de Ford es ingeniosa y certera. Nos estimula a luchar contra la adversidad, porque precisamente en ella podemos encontrar la superación.

Las dificultades no deben paralizarnos; antes al contrario, deben servirnos de revulsivo para emprender la tarea que nos hemos propuesto con más fuerza.

La imagen del avión es perfecta. Se eleva con seguridad precisamente si tiene el viento en contra. Ante las adversidades de la vida debemos crecernos, no amilanarnos.

Las personalidades recias no se forman en tiempo de bonanza, sino en medio de los obstáculos que tienen que ir superando.

23

(23 de enero)

No rehuyamos las dificultades

El locutor de radio y ensayista británico Clive S. Lewis (1898-1963) dijo: «Las dificultades preparan a personas comunes para destinos extraordinarios».

No rehuyamos las dificultades. Estas nos pueden curtir para afrontar la vida con decisión y clarividencia.

La adversidad nos prepara para asumir importantes responsabilidades.

Debemos asumir las dificultades de la vida con serenidad y afrontarlas con valentía.

No alcanzaremos metas significativas sin ser capaces de superar la adversidad que se nos presenta con frecuencia.

Las dificultades de la vida no deben ser para nosotros muros infranqueables, sino estímulos que nos ayuden a ser mejores y a afrontar el futuro con decisión y valentía.

Las personas comunes podremos afrontar destinos extraordinarios si sabemos superar las dificultades que la vida nos presenta.

24

(24 de enero)

La constancia

La constancia es la virtud humana que mantiene vivas y activas las demás virtudes. Es una virtud troncal. Sin ella, las demás virtudes se desvanecen por falta de solidez.

Sin constancia, todo se queda a mitad de camino. Sin constancia, los horizontes se nublan, las metas se alejan y los objetivos que nos habíamos propuesto se bloquean.

La constancia es la conditio sine qua non para conseguir lo que nos hemos propuesto. Sin constancia, el fruto no se alcanza y nos quedamos estériles a mitad de camino.

Solo las personas constantes demuestran ser responsables y logran lo que se han propuesto.

La falta de constancia estropea múltiples proyectos y frena muchas iniciativas.

La falta de constancia es pura negatividad y convierte en fracaso lo que habría podido ser un éxito señalado.

25

(25 de enero)

La solidaridad

La solidaridad es el firme propósito de ayudar eficazmente al débil que necesita apoyo.

La persona solidaria es la que se sitúa como un sólido armazón al lado del que sufre, para que este no caiga o se hunda. La solidaridad es la expresión moderna de la caridad cristiana. En los siglos XVIII y XIX era una expresión exclusivamente sindical. El papa Juan Pablo II, con gran acierto, recuperó este vocablo para la doctrina social de la Iglesia. En su encíclica sobre el subdesarrollo en el Tercer Mundo, publicada en 1987 y titulada Sollicitudo rei socialis, la describe así: «La solidaridad no es un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverantede empeñarse por el bien común, es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos» (n. 38).

26

(26 de enero)

La amistad

La amistad es una virtud humana que sintetiza otras virtudes importantes como la humildad, la lealtad, la generosidad, la sinceridad, la alegría, la confianza… La amistad es un valor extraordinario que requiere varias virtudes humanas, como las arriba citadas, y que, a su vez, las vigoriza y fortalece.

La amistad nos ayuda a ser mejores y nos hace más felices. Quien puede gozar de uno o varios amigos auténticos ha encontrado un tesoro que no tiene precio.

Sin amistad nos sentimos solos y perdidos y no logramos la felicidad de la verdadera comunicación.

Sin amistad, la tristeza se apodera de nosotros, porque no podemos confiar a nadie nuestros sentimientos más íntimos.

Sin amistad nos sentimos inseguros, porque nos falta un asidero firme donde agarrarnos.

Sin amistad nos podemos perder en el camino de la vida, no logrando alcanzar la meta que nos habíamos propuesto.

27

(27 de enero)

La necesidad de la amistad

El director de cine estadounidense Steven Soderbergh (1963-) afirmó: «Si no tienes a nadie en el mundo a quien llamar para decirle que estás asustado, entonces tu vida es insulsa, ingrata, vacía. Todos necesitamos contar con alguien a quien acudir cuando nos haga falta ayuda».

El verdadero amigo es aquel a quien acudimos cuando tenemos un problema o algo nos preocupa.

Todos necesitamos de la amistad de alguien para que nuestra vida no sea insulsa, ingrata y vacía; o dicho en positivo: todos necesitamos amigos para que nuestra existencia tenga sentido.

Cuando nos encontramos en apuros necesitamos llamar a la puerta de la amistad y que esta se abra para poder dialogar y explayarnos.

Sin una puerta donde llamar, la angustia es grande y nos quedamos bloqueados.

28

(28 de enero)

La amistad es una realidad polifacética

Alguien me dijo: «Ser amigo es interpretar miradas, entender silencios, perdonar errores, guardar secretos, prevenir caídas y secar lágrimas». Y yo le dije: «Ser amigo también significa ayudar en la adversidad, alegrarte de su éxito, captar su necesidad antes de ser expresada, intuir sus inquietudes y dar respuesta a sus dudas, caminar juntos por la senda de un ideal que os une, abriros mutuamente horizontes y compartir ideales y esperanzas».

Todo esto y mucho más es la auténtica amistad: una realidad polifacética que se agranda en la medida en que se profundiza.

La amistad es una aventura que nunca se acaba. Es un don que nos realiza plenamente y nos hace felices. La amistad es la cristalización del amor humano.

Sin amigos resulta muy difícil vivir. Sin amigos, la existencia se vuelve gris, monótona y sin sentido.

29

(29 de enero)

La verdadera amistad ha de ser gratuita

El médico español Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) escribió: «Apártate progresivamente, sin rupturas violentas, del amigo para quien representas un medio en vez de ser un fin».

La genuina amistad es gratuita. No es un medio para conseguir algo, sino un fin en sí misma. Quien se acerca al amigo simplemente para sacar alguna ventaja no es un auténtico amigo.

Si la amistad no es un fin en sí misma, no es verdadera amistad.

La amistad no es un lugar para ir a «pescar» en provecho propio, sino para ir a compartir con otro un ideal, un mismo horizonte significativo.

La amistad une a las personas y las relaciona no por lo que aportan materialmente, sino por lo que son. La amistad es ante todo amor gratuito, compenetración en un ideal que se quiere compartir.

30

(30 de enero)

¿Cómo comportarse con un amigo?

El escultor y pintor italiano Leonardo da Vinci (1452-1519), con una finura psicológica exquisita, aconseja: «Debes reprender en secreto a tu amigo y alabarlo en público».

Efectivamente, con un buen amigo debes ser francamente sincero y le puedes y debes reprender, si algo ha hecho mal, porque esta reprensión necesaria es una muestra de cariño. Y alabarlo en público si es pertinente.

Reprender en secreto a un amigo es una cuestión sumamente importante que a veces pasamos por alto. La amistad, para ser de verdad sincera, no debe temer nunca la reprensión educada y amable. Si no somos capaces de hacerlo es que no somos amigos de verdad.

El amigo que no sabe corregir en secreto al amigo carece de la sinceridad y valentía de quien de verdad quiere al otro.

31

(31 de enero)

¿Qué nos aporta sobre todo un amigo?

El escritor y filósofo Miguel de Unamuno (1864-1936), rector de la Universidad de Salamanca, afirmó: «Cada nuevo amigo que ganamos en la carrera de la vida nos perfecciona y enriquece más aún por lo que de nosotros mismos nos descubre que por lo que de él mismo nos da».

El amigo es el que de verdad nos descubre nuestras cualidades y defectos. Él sabe entrar en nuestro interior. Él es el mejor descubridor de nuestras potencialidades. El amigo es más importante por lo que nos descubre que por lo que nos aporta.

El amigo nos ayuda a descubrirnos a nosotros mismos.

Quien tiene buenos amigos puede tener la seguridad de autodescubrirse y explotar al máximo sus cualidades y virtudes, y poder corregir sus defectos.

32

(1 de febrero)

Los verdaderos amigos

Demetrio de Falero (350-282 a. C.) fue un político y filósofo ateniense perteneciente a la escuela peripatética. De él es esta frase: «Los amigos verdaderos son los que vienen a compartir nuestra felicidad cuando se les ruega y nuestra desgracia sin ser llamados».

Es esta una fina y profunda definición de amistad. Los amigos auténticos son aquellos que acuden a nuestro lado sin ser llamados cuando la desgracia nos golpea. Saben compartir nuestra alegría y felicidad cuando se lo comunicamos, pero sobre todo están a nuestro lado cuando las dificultades nos ahogan y necesitamos su ayuda. Es precisamente en los momentos difíciles cuando la genuina amistad se manifiesta.

Si tienes problemas materiales y morales, si vives momentos de dolor y pena y alguien está a tu lado para echarte una mano, ese es tu verdadero amigo.

33

(2 de febrero)

Un amigo llega a tiempo

El otro día alguien me dijo esta frase, haciendo un ingenioso juego de palabras que me llamó la atención: «Un amigo llega a tiempo; los demás, cuando tienen tiempo».

Llegar a tiempo es típico del verdadero amigo. No se adelanta inoportunamente ni se retrasa. Llega en el momento preciso.