Volver a vivir - Mercè Castro - E-Book

Volver a vivir E-Book

Mercè Castro

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Beschreibung

De la muerte se habla poco y de la muerte de un hijo mucho menos, pero los padres y las madres que hemos pasado por el horror de ver morir a un hijo necesitamos, desesperadamente, expresar nuestros sentimientos. Es, creo, una necesidad vital que nos aleja de la locura y nos ayuda a encontrar, de nuevo, sentido a la vida. Porque, aunque parezca mentira, es posible renacer después de un golpe así. Testimonio valiente y esperanzador, este diario, que Mercè Castro empezó a escribir poco después de la muerte de su hijo, cuando se sumergió en la peor de las pesadillas que podemos imaginar, nos deja compartir el fiero dolor y el consuelo. ¿De dónde nace el consuelo?¿Qué amigos, qué libros, qué pensamientos, qué creencias la han ayudado a ella?

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Volver a vivir

MERCÈ CASTRO

VOLVER A VIVIR

Diario del primer año después de la muerte de un hijo

© del texto, Mercè Castro, 2009.

© de esta edición: RBA Libros, S.A., 2015.

Avda. Diagonal, 189 – 08018 Barcelona.

rbalibros.com

Primera edición: junio de 2009

Primera edición en esta colección: marzo de 2015.

REF: OEBO966

ISBN: 9788490566954

Queda rigurosamente prohibida sin autorización por escrito del editor cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra, que será sometida a las sanciones establecidas por la ley. Pueden dirigirse a Cedro (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesitan fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

Todos los derechos reservados.

Índice

PRÓLOGO

DIARIO DE IGNASI

DIARIO DE MERCÈ

13 de abril de 1999

14 de abril de 1999

16 de abril de 1999 (sábado)

17 de abril de 1999

21 de abril de 1999

23 de abril de 1999 (Sant Jordi)

30 de abril de 1999 (viernes)

1 de mayo de 1999

19 de mayo de 1999

2 de junio de 1999

8 de junio de 1999 (cumpleaños de Ignasi)

11 de junio de 1999 (mediodía)

11 de junio de 1999 (tarde)

12 de junio de 1999 (sábado por la tarde)

15 de junio de 1999 (mañana)

21 de junio de 1999 (mediodía)

21 de junio de 1999 (tarde)

28 de junio de 1999 (tarde)

29 de junio de 1999 (tarde)

30 de junio de 1999 (mediodía)

1 de julio de 1999 (jueves al mediodía)

2 de julio de 1999 (viernes por la mañana)

2 de julio de 1999 (por la tarde)

6 de julio de 1999 (lunes por la tarde)

8 de julio de 1999 (mediodía)

10 de julio de 1999 (sábado por la mañana)

15 de julio de 1999 (jueves por la tarde)

16 de julio de 1999 (viernes por la mañana)

17 de julio de 1999 (sábado al anochecer)

20 de julio de 1999 (martes por la mañana)

20 de julio de 1999 (por la tarde)

21 de julio de 1999 (miércoles por la mañana)

22 de julio de 1999 (jueves por la mañana)

25 de julio de 1999

7 de agosto de 1999

27 de agosto de 1999

30 de agosto de 1999

9 de septiembre de 1999 (por la tarde)

10 de septiembre de 1999 (mediodía)

11 de septiembre de 1999

13 de septiembre de 1999 (mediodía)

14 de septiembre de 1999 (por la tarde)

25 de septiembre de 1999

2 de octubre de 1999 (por la tarde)

26 de noviembre de 1999

22 de diciembre de 1999

23 de diciembre de 1999

LA MUJER QUE SOY AHORA

PEQUEÑAS Y GRANDES COSAS QUE AYUDAN A QUIEN HA SUFRIDO UNA PÉRDIDA

GRUPOS DE APOYO AL DUELO EN ESPAÑA

LIBROS RECOMENDADOS

PRÓLOGO

Hay situaciones en la vida que nos dejan sin palabras. De repente, algo cambia de manera drástica y contundente, sumergiendo a la persona en una realidad desconocida, en ocasiones una realidad terrible de la que desearía escapar. Perder a alguien querido siempre resulta doloroso, pero cuando lo que se pierde es precisamente un hijo la intensidad del dolor se multiplica.

Para quienes no hemos atravesado una experiencia de este tipo, relatos íntimos como el de este libro nos permiten asomarnos por una ventana a lo que puede entrañar esta vivencia. Resulta imposible permanecer indiferente. Como personas, contamos con la capacidad de entrar en resonancia con las emociones ajenas, y eso nos puede llevar tanto a sentir —aunque sea de manera atenuada— la angustia y el sufrimiento de una madre, como a acercarnos al inestimable aprendizaje que puede deparar una situación tan difícil.

El duelo, como bien sugiere la palabra, es el camino del dolor. Es un proceso que transforma poco a poco la aflicción y el caos emocional que sigue a una pérdida en otra cosa: en aceptación y renovada esperanza. Sin embargo, no existe un itinerario fijo, pues cada persona vive, expresa y asume de manera distinta el hueco que ha dejado aquello que irremediablemente ha perdido.

Al contrario de lo que suele creerse, el tiempo no lo cura todo. Aunque es cierto que cada proceso tiene su ritmo y necesita tiempo, la persona y su voluntad también cumplen un papel importante. El duelo, más que consistir en un estado de dolor pasivo en el que simplemente abandonarse y dejar pasar los días, precisa de una participación activa. La persona, por ejemplo, puede decidir cómo despedirse, cómo afrontar la pérdida, o incluso cuándo dejarse llevar por las emociones o cuándo esforzarse por reinventar su vida.

Para Mercè escribir este diario supuso una manera de recuperar las palabras, un modo de dejar salir sus sentimientos más profundos y ordenar su interior. Como bien dice, en momentos críticos expresar lo que se siente resulta una necesidad vital, dado que volcar hacia fuera lo que bulle por dentro permite encontrar alivio y ayuda a digerir el sufrimiento.

Estamos ante un testimonio de lo que significa reaprender a vivir. Nos enseña que es posible, que al final del túnel se vislumbra de nuevo la luz. Al salir uno seguramente se encontrará en un lugar distinto, puesto que existe claramente un antes y un después en una vivencia de este tipo, pero no por eso será un lugar menos valioso. La experiencia de muchas personas nos dice que tras perder a un ser querido es posible apreciar de un modo distinto la vida, e incluso descubrir una nueva forma de relacionarse con aquel que partió, a través de sus recuerdos, el legado que dejó, el amor que permanece para siempre vivo…

En el diario que inició poco antes de morir, Ignasi repite en varias ocasiones su incipiente deseo de escribir un libro. En estas páginas me parece ver que algo de ese deseo se hace realidad y se cierra un círculo. De la mano de su madre conocemos lo que implica afrontar una de las experiencias más duras pero también más importantes de la vida: la muerte.

Mi agradecimiento y admiración hacia Ignasi, Mercè y su familia por compartir todo lo vivido e infundir valor a los que deban llenar de nuevo su vida de sentido.

CRISTINA LLAGOSTERA Psicóloga y Terapeuta Familiar

DIARIO DE IGNASI

31/10/1998

No pretendo imitar lo que hizo Ana Frank. Aquello fue algo extraordinario y ejemplar. Tan sólo intento escribir lo que me pasa y lo que siento. También intento describir mi juventud, que hasta ahora ha sido fantástica y ha estado llena de acontecimientos significativos y extraordinarios, pero que no se salen de lo normal.

Siempre he pensado que cuando tuve uso de razón todo fue mejor. Un buen día descubrí que podía decidir por mí mismo. Podía pensar, criticar, saltar, escribir… Aquel día me di cuenta de que era libre y, lo más importante, había crecido. Ahora, aunque todavía tengo mucho que aprender de la vida, puedo decir que he crecido en mi interior. Me siento en la plenitud racional de mi mente, y por eso me siento bien.

Con esta libreta no quiero plasmar mis pensamientos por escrito como se hace en un diario, sino que quiero escribir todo lo que me pase por la cabeza en el momento que sea. Algunos días estaré triste y otros, alegre; pero siempre seré yo, este chico alto y delgado, con una nariz grande y voluminosa, con una mirada llena que habla por sí misma.

Desde pequeño, siempre me he sentido bien en casa. He sentido que me protegían, me ayudaban y, por lo general, me entendían. Sin embargo, tanto en la escuela como cuando me rodeo de gente ajena a mí, siempre me he sentido como un ser inferior. Por eso, muchas veces he adoptado una actitud orgullosa y chulesca. Por ese motivo muchas veces me he odiado y despreciado. Pero ahora, más que nunca, me gusto. Me gusta cómo soy, y soy consciente de mis virtudes como persona.

Me voy a casa de los Riba a celebrar la fiesta de Todos los Santos.

Son las 12:34 de un día de otoño que ha transcurrido sin contratiempos. He jugado un partido discreto, controlado en todo momento, contra la escuela Augusta. Después hemos comido en casa y, a continuación, Jaume y yo hemos entrado en un estado de somnolencia agradable. Más tarde, al anochecer, hemos ido a casa de los Riba, más que nada para hacer un cumplido a nuestros padres, los cuales querían charlar con sus antiguos amigos de la juventud.

Me encantan los Riba. Me encanta este colectivo, la gente con la que se relacionaban mis padres cuando eran más jóvenes. Están tan llenos de vida… Tengo mucha suerte de haber nacido en esta familia. No sé, es una sensación extraña y abstracta que me hace sentir bien, protegido.

Estudio segundo de BUP en el instituto Montserrat de Barcelona. Se puede decir que soy un buen estudiante. Al menos, siempre apruebo al final de curso. En todo momento he creído que era un estudiante mediocre, pero ahora, con el tiempo, me he hecho a la idea de que no es así, de que estoy entre los normales e incluso entre los buenos. En realidad estoy entre los que lo aprueban todo al final.

No tengo muy claro qué carrera universitaria me gustaría estudiar, pero lo que sí tengo claro es que quiero hacer algo de letras. Quiero escribir, quiero expresarme, quiero que la gente (o yo mismo) sepa lo que siento dentro y que lo aprecien. Ahora mismo creo que me gustaría estudiar derecho, pero no es una decisión en firme, ni mucho menos.

No estoy saliendo con ninguna chica. Sin embargo, no puedo quejarme, ya que en algunas ocasiones (¡se pueden contar con los dedos de una mano!) he podido estar con una chica. Pero no ha habido nada importante. A veces me apetece tener a alguien a mi lado. Alguien que me aprecie, alguien que me adore. En cualquier caso, me apetece sentirme querido por una chica, una chica bonita e inteligente.

Quiero escribir un libro. No es una idea que me ronde por la cabeza desde hace tiempo. Al contrario, la he tenido hace tan sólo cinco minutos. No obstante, la idea es buena, y me veo capaz de llevarla a cabo, pero me inquieta porque también tengo mucho trabajo en la escuela.

Empecé, ahora hace un mes, a estudiar inglés en English 3, y por ahora voy bien, aunque no soy consciente de estar aprendiendo mucho. También juego al fútbol y, a medida que pasa el tiempo, estoy comprobando que no soy un jugador regular dotado de coraje y decisión, sino que improviso, juego como puedo y marco algún gol de vez en cuando. Al principio, hace más de tres años, creía que era bueno o que llegaría a serlo, que era un jugador destacado (de hecho, lo era) y que no perdería esta virtud.

Estoy contento. Estoy contento de estar escribiendo ahora estas palabras y de saber que podré leerlas dentro de dos, tres, seis o nueve meses.

Si por mí fuera escribiría sin parar, pero el sueño me está venciendo y tengo tal flojera que ya no puedo pensar ni razonar. Por tanto, dejaré de escribir y me sumergiré en mis sueños. Ojalá pudiéramos escoger los sueños que vamos a soñar. (¡Qué original!)

Buenas noches.

1/11/1998

Ha pasado un día más en mi vida. La jornada ha transcurrido de manera pausada, relajada y tranquila, pero no monótona. Han venido unos amigos a comer y, más tarde, mis primos Sandra y Jordi. Han recogido una pieza de ropa de mi madre, ya que Sandra tiene que ir a una boda y necesita complementos.