Y llegué a la Argentina - Walther Iván Cárdenas Sandoval - E-Book

Y llegué a la Argentina E-Book

Walther Iván Cárdenas Sandoval

0,0
7,49 €

-100%
Sammeln Sie Punkte in unserem Gutscheinprogramm und kaufen Sie E-Books und Hörbücher mit bis zu 100% Rabatt.
Mehr erfahren.
Beschreibung

En este relato cuento con gran cariño las peripecias y contratiempos a lo largo de un viaje que comienza desde Lima hasta llegar a mi destino final en Buenos Aires, pasando por Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil, Bolivia y varias partes de Argentina. Intento plasmar las vivencias que atravesamos los migrantes, tanto las alegrías, como las tristezas. Superando los obstáculos y pormenores que se fueron atravesando convirtiéndose paso a paso en aventuras. Contrastando en paralelo con los sentimientos de las personas que uno deja atrás.

Das E-Book können Sie in Legimi-Apps oder einer beliebigen App lesen, die das folgende Format unterstützen:

EPUB
MOBI

Seitenzahl: 388

Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



WALTHER IVÁN CÁRDENAS SANDOVAL

Y llegué a la Argentina

Cárdenas Sandoval, Walther Iván Y llegué a la Argentina / Walther Iván Cárdenas Sandoval. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2022.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-3272-5

1. Autobiografías. I. Título. CDD 808.8035

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Tabla de contenidos

AGRADECIMIENTOS

MI PRIMER VIAJE

VARADOS EN ARGENTINA

MILAGRO EN MENDOZA

CAMBIO DE PLANES

LA CEREMONIA DE EGRESADOS

ENTRE TRES AMORES

EL VIAJE DE LOS SUEÑOS

VOLVÍ A LA ARGENTINA

UN GOLPE DE SUERTE

DORMIMOS EN LA CALLE

LA COOPERATIVA

CARTA DE LINO

CARTA A MIS VIEJOS

DÍA DE SUERTE EN PRIMAVERA (EL CONSORCIO)

CARTA DE MI MAMÁ

CARTA DE MI PAPÁ

LA MASIVA MIGRACIÓN LATINOAMERICANA

LLEGADA DEL PRIMER FAMILIAR

TRAMITANDO LA RADICACIÓN

NACE UNA ESTRELLA

MI VIAJE AL PAÍS DEL SOL NACIENTE

ENCARGADO PROVISIONAL

ENCARGADO PERMANENTE

NACE MI SEGUNDA ESTRELLA

MI PRIMER RETORNO AL PERÚ

EL CORRALITO, EL CORRALÓN Y MI ÚLTIMA ESTRELLA

SE CAYÓ EL SUEÑO AMERICANO

EL DESPIDO - ADIÓS AL CONSORCIO…

OTRA VEZ MORDIENDO EL POLVO

UN NUEVO COMIENZO

LA PANDEMIA Y LA MUDANZA

MI PRIMER ESTRELLA EN AUSTRALIA

CARTA A YAMI

CARTA DE YAMI

AHORA LOS ENTIENDO VIEJOS…

CAMINARÉ

DATOS DEL AUTOR

AGRADECIMIENTOS

Quiero dedicar especialmente y con todo mi amor este libro a mi familia; mi esposa y mis tres hijas, quienes han estado a mi lado todo el tiempo cuidándome, protegiéndome y apoyándome en todas mis acciones. Son ellas las protagonistas de mi “sueño alcanzado”.

Dedico también este libro a Luis Vitale. Un agradecimiento muy sincero, además de ser un gran compañero has demostrado tu generosidad ayudándome en cada detalle de este viaje literario. Mil gracias.

Agradezco fuertemente a Marcelo Palacio, gracias a su enorme corazón y generosidad. Fue realmente de gran ayuda para mí cuando lo necesité. Es por eso que también le dedico este libro con gran afecto.

Quiero agradecerle a Micaela Der por haberme dado la oportunidad de incursionar en el maravilloso mundo del “Arte de lo posible” y la posibilidad con ello de ayudar a mucha gente. Cambiaste el rumbo de mi vida.

Un agradecimiento muy especial para Alejandro Pérez por confiar en mí, otorgándome nuevas responsabilidades que ayudan muchísimo en mi crecimiento personal. Gracias por su buen trato y generosidad, quedaré eternamente agradecido.

Por ultimo pero no menos importante, quiero agradecer también a Patricia Miranda por su aguante y colaboración en todos mis proyectos.

A todos ustedes, quiero agradecerles.

MI PRIMER VIAJE

Me quedé con ganas de ir a la Argentina cuando era presidente de la promoción de la facultad, ya que alumnos de otra Universidad habían viajado a Venezuela, y la idea que nos surgió era viajar a la Argentina por tierra porque ahí estaba la meca del Psicoanálisis, desgraciadamente, las cosas se complicaron y no lo pudimos concretar. Sin embargo esa idea estuvo dando vueltas por mi cabeza, hasta que por fin decidí iniciar un viaje por América del Sur, el cual incluía a la Argentina. Logré convencer a un amigo –Alejandro– y lo contagié con esta idea descabellada. Inmediatamente empezamos a diseñar nuestro viaje, íbamos de a poco consiguiendo la plata y empezamos a hablar de dicho viaje por todos lados, familia, amigos, conocidos, hasta lo hablábamos en la calle, en los buses, en todas partes, ya parecía una locura, una obsesión.

Un día de febrero de 1990 se dio la casualidad que el Padre Ricardo, de la iglesia en la que estuvimos participando durante 5 años, viajó a Lima porque otro cura había fallecido, hacia ya como 5 años que era jefe de los “Combonianos” en Santiago de Chile, así que lo saludamos y aprovechamos la oportunidad para decirle que en 3 semanas lo visitaríamos en Chile, sorpresivamente enseguida nos invitó a quedarnos a dormir en su Iglesia, donde tenía dormitorios con baño incluido, y nos ofrecía también la comida y algunos paseos, así que nos dio su dirección y nos dijo -los espero allá en Santiago de Chile-.

Ya teníamos al menos un lugar intermedio por si necesitáramos ayuda. Otro día increíble, conversando con un amigo en el bus que iba hacia Chorrillos, le decía que tal vez llegaría hasta Río de Janeiro, y de pronto, un joven que estaba sentado frente a nosotros empezó a hacerme preguntas sobre el viaje, entonces, me ofreció su casa en la ciudad de “Teresópolis” que estaba a una hora y media en bus de Río de Janeiro, a cambio de que le llevara algunas cosas a su familia, obviamente le dije -drogas yo no llevo-, respondió que solo eran zapatillas, algo de ropa y algunas otras cosas, así que me dio la dirección para retirar por su casa las cosas que llevaría y también un croquis y la dirección en Brasil, más una carta para que nos dieran alojamiento gratis por unos días, como verán los planetas se alineaban solos para este viaje, ya teníamos dónde llegar en Chile y en Brasil.

Llegó el día de nuestra partida con Alejandro, corría el día 01 de marzo de 1990, salimos desde Lima rumbo a Tacna, viaje que duraría 22 horas, al día siguiente llegamos y buscamos alojamiento porque teníamos que solicitar la Visa, la cual te la daban luego de 24hs, disfrutamos paseando y haciendo turismo por esta hermosa y heroica ciudad de Tacna, al día siguiente pasamos a retirar el pasaporte con la Visa, así tomamos un colectivo que nos llevaría a la ciudad de Arica, cuando salimos de nuestro país tuvimos que pagar 100 dólares porque el presidente del Perú, Alan García había aprobado este impuesto para todas las personas que salieran del país, aquella mañana fue muy emocionante porque era la primera vez que salíamos de nuestra Patria, con Alejandro cantábamos y gritábamos por nuestra gran hazaña, aquel día nos quedamos en Arica para conocer toda la ciudad, sus lugares turísticos y por supuesto tomarnos fotos, inclusive tomamos un tour al “Morro de Arica”. Al día siguiente tomamos un bus rumbo al Zofri (zona franca de Iquique), lugar excelente para hacer compras, recuerdo que habían shoppings enormes con miles de productos, a un tercio del valor con relación a Lima, en especial electrónicos. Una filmadora semi profesional que en Lima costaba 2,500 Dólares, en el Zofri solo 850, y te la daban con el bolso, el trípode y 5 casetes en blanco, era todo un regalo.

Al otro día luego de conocer la ciudad y sus lugares turísticos, tomamos un bus rumbo a Santiago de Chile, 24 horas de viaje. Ya en el viaje empecé a enfermarme, tosía y estornudaba cada 10 segundos, tenía fiebre y malestar general. La gente que viajaba con nosotros le gritaba al chofer que me baje en algún hospital, por suerte después de tanto aguantar la enfermedad, mi compañero habló con el conductor y nos bajaron en la ciudad de “Serena” a 500 kilómetros de Santiago, la empresa corría con todos los gastos de hospitalización, hotel, comida y demás, estuvimos 4 días, solo pude durante un día recorrer este hermoso lugar. Luego de retomar el viaje finalmente llegamos a Santiago de Chile, tomamos un taxi y nos fuimos a la iglesia del Padre Ricardo, la verdad de esta historia es que él se portó muy bien, nos abrió las puertas y nos brindó toda su hospitalidad, ofreciéndonos una habitación muy completa con baño y agua caliente, nos presentó con los otros curas y chicos que estaban de residentes temporales. Durante la comida preguntó qué planes teníamos para el día siguiente, le respondí que ninguno, solo saldríamos para conocer la ciudad, y los lugares turísticos que él nos recomiende, entonces propuso que mañana 11 de marzo de 1990 (día en que se iba la dictadura militar de Pinochet e ingresaba como presidente democrático después de 16 años, el Sr. Patricio Aylwin) fuéramos en tren a la ciudad de Valparaíso, donde se había inaugurado el nuevo Congreso y asumiría el nuevo Presidente, siguiendo su sugerencia tal dia Alejandro y yo tomamos el tren. La gente gritaba y cantaba, todos con sus banderas nacionales, la vuelta de la democracia era una verdadera fiesta, estuvimos con mucha gente esa jornada histórica para los chilenos, cantando, saltando y gritando en aquella ceremonia republicana. Aprovechamos para conocer toda la ciudad y luego por la noche nos fuimos a “Viña del Mar” allí estuvimos dos días paseando, conociendo y tomando fotos, también estuvimos en la famosa Quinta Vergara donde se realiza todos los años el “Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar” desde el año 1960. Luego de conocer estas dos ciudades en las que inclusive nos bañamos en el mar, volvimos a la capital junto con el Padre, quien aprovechó para pasearnos por la ciudad con su auto, él tenía una frase que repetía muchas veces, nos decía -Vieron, esto no es Perú, esto es Chile, el primer mundo- nosotros claro no le podíamos discutir nada, porque en parte tenía razón y también por respeto y agradecimiento a la ayuda enorme que nos estaba dando.

El sábado a la noche el padre Ricardo se acercó al dormitorio para tomarnos un vino y conversar, sacó un álbum de fotos donde estábamos ambos, como yo fui actor y actué 152 veces, él me tenía en algunas fotos, así que aquella noche conversamos mucho sobre muchos temas y nos despedimos de él hasta nuestro regreso que tal vez sería en un mes. Él como siempre empezó con su sermón, no hagan cosas de niños, sean responsables, tengan cuidado con lo que van a hacer, hay mucho peligro en los países que planeábamos visitar, y nos decía: “ay con estos muchachos, son como los niños” con su famoso acento italiano.

Al día siguiente tomamos el bus rumbo a Mendoza-Argentina, el viaje duró cerca de 8 horas, subimos la cordillera y pasamos los dos pasos fronterizos, lo más impresionante de este tramo fue ver al Aconcagua con sus 6962 m s.n.m, y cuando ya bajábamos de la cordillera pasamos por el llamado “Caracol” es un camino para bajar y subir, tiene 30 curvas a 3175 metros de altura en 3 kilómetros de largo, fue llamativo ver las curvas hacia atrás desde arriba en la montaña cuando se aprecia mucho mejor. Finalmente llegamos a la ciudad de Mendoza y lo primero que hicimos fue comprar los dos pasajes de vuelta a Santiago de Chile para asegurar la vuelta, como teníamos 30 días de visa podríamos volver a la Iglesia del Padre Ricardo que era el lugar más seguro. Después de conocer los lugares más bonitos y turísticos de Mendoza, tomamos el tren que iba a Buenos Aires y tardaba 18 horas, así llegamos a uno de mis objetivos más importantes, que era conocer la meca del psicoanálisis, conocí el barrio de Once, el Obelisco, mi Caminito en el barrio de La Boca, y mucho más. Al cabo de unos días, tomamos el bus rumbo a Montevideo, una ciudad muy bonita, en la que casi no se notaba la diferencia con Buenos Aires, parecía parte de Argentina, inclusive sus modismos de lenguaje eran idénticos, la costumbre de tomar mate en los colectivos, en la calle, en las plazas… Acá recorriendo la ciudad también nos pasó algo muy pintoresco, le pregunté a una señora de un kiosco si algo de esta ciudad me pudiera sorprender, ella me contestó que si caminaba por aquel camino de piedras sobre el Río de la Plata, adentrándome bien al fondo se podría ver la conjunción del río y el océano, en donde increíblemente el agua no se mezcla y se forma una línea natural que los divide, le respondí que eso no era verdad, en mis interiores pensé que me estaba tomando el pelo, ella solo se limito a decirme: anda y míralo, y aunque Alejandro al igual que yo no lo creía, nos fuimos a verlo, tomé ese camino de piedras hasta el final y vi algo increíble, ¡efectivamente no se mezclaban! Esto se debe a que el agua del río y del mar tienen distintas densidades, es un fenómeno natural llamado “Haloclina”, era increíble verlo. Al poco rato nos agarró una tormenta, con granizo, mucho viento y agua, así que fue muy difícil de salir de ahí para buscar algún refugio, pero, no nos quedaba de otra. Esa misma noche cuando estuvimos por ingresar a nuestro cuarto de hotel y ya habíamos puesto la llave para abrir la puerta aparecen dos personas y nos muestran su credencial de la Policía, solicitándonos entrar a la habitación, le respondí que sí y de pronto entraron 3 policías a buscar algo, tal vez drogas, dinero o quién sabe qué, revolvieron todo y no encontraron nada malo, el jefe de ellos me pregunta de qué país somos, si teníamos dinero, y a qué veníamos a su país, le respondí que éramos peruanos, estábamos de turistas, y que no teníamos plata, entonces, nos dijeron: “nos tienen que acompañar a la comisaría”. Debían averiguar si teníamos antecedentes penales, así que nos llevaron y nos metieron en un calabozo; al cabo de dos horas llamaron a Alejandro para interrogarlo, y este muy enojado les decía que vean su cuerpo que no tenía ningún rasguño, para eso Alejandro se quitó toda la ropa frente al comisario, igual me pasó a mí, luego me volvió a preguntar si teníamos plata, a lo cual respondí que sí , y allí me dijo que por eso nos habían detenido, ya que anteriormente respondí que no tenía, pero que igual habían confirmado que no teníamos antecedentes penales, así que nos dejaron ir. Durante ese proceso de irnos de la comisaría nos pusimos a conversar mucho sobre nuestro país y sus maravillas naturales, entonces, el comisario nos invitó a subir a la terraza y tomarnos fotos con él porque había una hermosa vista con el río de fondo y pensaba que podría gustarnos, nos hicimos amigos, inclusive recuerdo que le dimos nuestras direcciones en Lima y nuestros teléfonos por si algún día decidía visitar Perú, de esta manera terminó el incidente en donde la pasamos mal por un largo rato. Estuve 3 horas en un calabozo, y debí desnudarme para que vieran que no era un ladrón.

Continuando con el viaje, al día siguiente tomamos un bus a la ciudad de Chuy, frontera entre Uruguay y Brasil, lo increíble de esta pequeña ciudad fue que solo había una calle de 5 metros de ancho, de un lado la gente hablaba en español y del otro lado en Portugués, fue muy divertido pasar de un lado a otro a cada rato, compraba algo en un kiosco donde se hablaba español y cruzando de vereda iba a otro en el que se hablaba en portugués, recuerdo que de un lado vimos el Chavo del 8 en español y cruzando la calle lo vi en portugués, fue muy gratificante esta experiencia, al cabo de unas horas nos tomamos el bus rumbo a San Pablo, ciudad enorme donde solo estuvimos de pasada, no teníamos mucho interés en conocerla aunque era la más grande de Latinoamérica, así que ni bien pudimos nos embarcarnos rumbo a Río de Janeiro, otro de nuestros puntos de referencia, cuando llegamos a esta ciudad lo primero que hicimos fue embarcarnos rumbo a Teresópolis, siguiendo el croquis y la dirección de la casa de Jhosmar, al cabo de una hora y media llegamos a destino, lo más impresionante de aquel viaje fue pasar justo por una montaña que tenía la forma de una mano con el dedo índice apuntando al cielo, se le conocía como “El Dedo de Dios”, llegamos a la dirección y preguntamos por su familia, pasados 5 minutos veía que una anciana venía corriendo hacia nosotros con los brazos abiertos, y yo decía qué raro, ¿nos buscará a nosotros? Con Alejandro nos moríamos de risa, y así fue, la señora nos abrazó y nos llenó de besos, nos decía repetidamente, “amigos de Jhosmar”. Así nos recibieron, nos dieron una habitación y comida, luego nos presentó con toda su familia y amigos, también nos llevaron a pasear por la ciudad, inclusive estuvimos en la cancha “Canarinha“ donde los jugadores de la selección nacional entrenan desde 1987, fue la mejor parte del viaje porque nos brindaron una verdadera amistad, nos llevaron a sus reuniones, fiestas de familia y nos enseñaron a bailar un poco de samba, hasta fuimos a Río de Janeiro donde disfrutamos de las playas de “Ipanema” y “Copacabana”, fuimos también al Corcovado, subimos hasta la cima de la montaña donde está el Cristo Redentor en un funicular, luego tomamos un teleférico para subir hacia dos montañas, disfrutamos viendo el suelo, la vegetación y el precipicio, fue un viajecito a gran altura al “Pan de azúcar”, en la “Bahía de Guanaguara”, admiramos todas las bellezas de una de las ciudades más hermosas del mundo.

Después de disfrutar de esta familia que nos dio todo, nos trató como si fuésemos de su familia, como si fuésemos amigos de toda la vida, y nos acompañó a disfrutar de sus hermosos paisajes, nos despedimos y tomamos el bus a Foz de Iguazú. Ya íbamos rumbo a las cataratas, otra de las bellezas más espectaculares de la naturaleza. Ir por todas esas pasarelas y ver más de 275 saltos distintos fue increíble, era vista panorámica, terminamos mojados porque el agua cae con tanta violencia que siempre te salpica algunas gotas. Luego, al día siguiente cruzamos a las Cataratas de Iguazú, lado argentino, también fue impresionante recorrer esas 3 pasarelas enormes y ver los mejores saltos de agua, fue toda una experiencia, pero, todavía hay más me decía la gente, tienes que ir a la “Garganta del diablo”. No lo dudamos, al día siguiente lo primero que hicimos fue ir a dicho lugar, estar sobre una garganta por donde pasan un conjunto de saltos de agua del río Iguazú, de hasta 80 metros de altura, que se precipitan en una angosta desembocadura, la cual concentra el mayor caudal de las cataratas del Iguazú, fue lo máximo que me podía pasar. Este espectáculo nunca soñé con verlo, la verdad es que sobrepasó todas las expectativas que tenía.

VARADOS EN ARGENTINA

Al día siguiente volvimos a Buenos Aires, pero, llegamos sin un centavo en el bolsillo. Ese día empezó nuestro calvario.

Anduvimos recorriendo las calles de Buenos Aires sin rumbo, sin saber a dónde ir ni qué hacer, lo único que se nos ocurrió fue ir al Consulado Peruano para solicitar ayuda. Preguntamos la dirección en una comisaría y luego de varias horas de caminata logramos llegar a destino, nos acercamos a recepción y preguntamos por nuestro problema, la historia que relatábamos era que estábamos de turistas y que nos robaron una valija con ropa y nuestro dinero y si habría alguna posibilidad de que nos ayudaran con los pasajes a Mendoza ya que teníamos comprado los pasajes de allí a Santiago de Chile, la respuesta que obtuvimos fue que ellos no se hacían cargo de lo que nos pudiese haber pasado, solo se dedican a realizar trámites de documentación, y consulares, la única ayuda que podían darnos era enviar correspondencia a Lima, también nos dijeron que pongamos la denuncia en una comisaría, así que salimos enojados, sin salida y con las manos totalmente vacías, seguimos nuestro caminar por la ciudad sin rumbo alguno, en poco tiempo se hizo de noche y con nuestras valijas, con el estómago vacío y sin saber qué hacer, nos quedamos en la terminal de buses de Retiro donde había mucha gente y podíamos sentarnos y esperar que amaneciera, de esta manera pasamos nuestra primera noche en la calle. Al día siguiente recordé que entre mis cosas tenía la dirección de un conocido peruano que al menos hace dos años vivía en esta ciudad, cuando empezaba a salir el sol, nos cargamos las valijas y con todo ese peso caminamos varias horas hasta llegar a la dirección, cuando llegamos pregunté por él, pero no estaba en ese momento, a quien si encontramos fue a su novia, quien nos dijo que estaba trabajando. Lo esperamos toda la mañana y la tarde, hasta que por fin a la noche apareció. Él medio sorprendido me reconoció muy poco, le tuve que explicar mil cosas para que me recordara, así que estuvimos varias horas charlando, hasta que Alejandro puso un ultimátum: “le decís vos o se lo digo yo”, a mí la verdad me daba vergüenza pedirle plata a alguien que me conoce muy poco, pero, Alejandro me insistía, y me decía: —¿Para qué vinimos hasta acá?, se me caía la cara de vergüenza, así que al final de cuentas, Alejandro tomó la palabra y les explicó que necesitábamos 70 dólares para tomar el tren rumbo a Mendoza y que de ahí nos arreglábamos, la respuesta que estos conocidos nos dieron era que habían pagado una seña para alquilar un departamento y tenían un plazo de 15 días para conseguir el resto, y si no lo lograban perderían la seña y el departamento, también nos confesaron que ellos no comían nada desde hace algunos días para ahorrar ese dinero, solo comían fruta, así que no nos podrán ayudar en nada, no solo con él dinero, sino que tampoco nos podían dar dónde dormir ni nada de comer, de esta forma esa segunda jornada se nos complicó aún más, tuvimos que despedirnos y buscar dónde pasar la noche, caminamos por varias horas hasta legar a la terminal de buses de Retiro, dónde ya sabíamos que podíamos pasar la noche sentados y sin problemas, recuerdo que fueron dos días y dos noches eternas, sin comer, caminado muchas cuadras con una maldita valija que pesaba y estorbaba. Ya no sabíamos qué hacer, al día siguiente hablando con gente en la terminal un señor nos dijo: —Suban al tren a Mendoza que nadie les va a cobrar, porque ya se sabe que nadie paga— y nosotros sorprendidos preguntábamos: —¿Seguro que no pasa nada? —Sí, seguro que no pasa nada –nos respondían–, suban al tren y llegarán a Mendoza sin problema, por suerte el tren estaba a tan solo 4 cuadras. Así fue, nos hicimos los distraídos y nos subimos en la clase turista, no nos quedaba otra, nos la jugamos, sabíamos que en Mendoza ya estaba todo dado para llegar hasta Santiago de Chile donde estaba el Padre Ricardo. El viaje duraría 18 horas, las primeras 4 estuvimos muy nerviosos, rezando y contando los minutos para llegar, sabíamos que no teníamos pasaje y podía pasar cualquier cosa, al rato ya habían pasado 9 horas y estábamos a la mitad del viaje, el tiempo seguía transcurriendo y estaba todo bien sin novedades, así pasaron 14 horas de viaje y solo nos faltaban 4 para llegar. En ese momento ocurrió lo que temíamos, de pronto vimos a 3 inspectores que entraron a nuestro vagón pidiendo los pasajes, ahí nos pusimos nerviosos y veíamos que uno se ponía en la puerta del baño por si alguno se escondía, cuando nos tocó el turno de mostrar los pasaje, les dijimos que los habíamos perdido, así que nos dijeron que vayamos hacia el vagón contiguo, y nuestras valijas se quedaron donde habíamos estado durante las últimas 14 horas, así nos echaron de vagón en vagón hasta llegar al último, finalmente éramos unas 50 personas sin pasaje, una vez reunidos los inspectores empezaron a pedir plata, lo que la gente tuviera, así de a pocos algunos daban lo que tenían en los bolsillos y pasaban a sus lugares, cada vez éramos menos los que quedábamos acorralados en este último vagón, era aterrador lo que veíamos, los inspectores amenazando y golpeando a la gente para que les dieran algo de dinero, nosotros con Alejandro les decíamos a cada rato que éramos turistas peruanos y que nos habían robado en Buenos Aires, que solo necesitábamos llegar a Mendoza para volver a Lima, ellos no nos creían nada y finalmente pasaron todos menos nosotros dos, nos amenazaban que si no les dábamos algo de dinero nos bajarían en la próxima estación y nos llevarían a la policía, nosotros repetíamos a cada rato el mismo relato y ellos también seguían en su actitud de sacarnos algo de plata, pero, no había caso, no teníamos nada, finalmente por suerte uno de los 3 inspectores dijo ya déjenlos pasar, así que nos metieron una patada donde ya saben… y nos dejaron pasar, por suerte aún estaban nuestras valijas donde las habíamos dejado, aparentemente estaba todo en su lugar, todo bien, ya solo faltaban 3 horas para llegar a Mendoza, y de pronto el señor que estuvo sentado al lado de Alejandro nos empezó a preguntar qué había pasado, entonces, entre los dos le contamos con detalles todo lo que nos había pasado en Buenos Aires, que hacía más de 3 días que no comíamos nada y que tuvimos que dormir en la calle por 3 noches, de pronto se prendió en nuestra historia, y con nuestro dolor por todas las necesidades que estábamos pasando, de pronto se fue y nos dijo: “Ya vuelvo”, faltando solo dos horas para llegar a destino este señor volvió con dos sándwiches de milanesa completa, con lechuga, tomate y su respectiva gaseosa, así que se imaginarán la alegría y felicidad que tuvimos en aquel momento porque comeríamos después de 3 días y medio y ya faltaba muy poco tiempo para llegar a nuestra salvación definitiva, disfrutamos de la comida y de la grata compañía de este señor que fue tan solidario con nosotros, en esa conversación nos dio su dirección y un croquis para que si algún día tal vez lo pudiéramos visitar, nos dijo que se llamaba Víctor, al poco rato llegamos a la terminal de la ciudad de Mendoza; y nos despedimos de él prometiéndole algún día visitarlo. Eran como las 9 de la mañana así que confirmamos pasaje de Mendoza a Santiago de Chile para las 13 h, cuando subimos al bus los inspectores nos pidieron la visa para ingresar a Chile, cuando le mostramos la visa en el pasaporte le dijimos que todavía teníamos algunos días de visa, pero, los inspectores nos dijeron, no es así, cuando ustedes salieron de Chile e ingresaron a la Argentina perdieron su visa, así que tienen que esperar hasta el lunes para solicitarla en la embajada de Chile y que recién el martes nos podríamos embarcar rumbo a la ciudad de Santiago, no pudimos tomar el bus, otra vez se nos vino el mundo abajo. Tendríamos que esperar 4 días para conseguir la visa y embarcarnos en ese viaje, —¿Y ahora qué hacemos? Nos decíamos con Alejandro, estábamos maldiciendo a todos los vientos, otra vez nos quedaríamos sin comer y tendríamos que dormir en la calle, conversando con algunas personas en la terminal, nos decían que a varios les pasa lo mismo y que se quedaban a dormir en la terminal, allí teníamos baños y agua potable, solo eso podíamos hacer, así que nuevamente decidimos quedarnos a dormir en la terminal, pero, después de las 12 de la noche cerraban todo y nos sacaron afuera, éramos varios que teníamos el mismo problema, y la gente se tiraban al suelo para dormir, así que nosotros hicimos lo mismo, cuando ya había pasado una hora aproximadamente y me estaba quedando dormido, de pronto siento que alguien me patea los pies, y me siento de golpe, a todos los que dormíamos en el suelo nos pasó lo mismo, eran varios policías y personal de seguridad de la terminal de buses que nos dijeron que estaba prohibido dormir en el suelo, así que nos teníamos que ir a otro lado o si nos quedábamos solo lo podríamos hacerlo sentados y no echados. Se pasaban las horas y la noche se hacía eterna, de pronto vemos que algunos se volvieron a echar en el suelo para dormir y nosotros también hicimos lo mismo, ya me estaba quedando dormido y nuevamente me patean los pies, los mismos policías y guardias, entonces, todos nos levantamos pidiendo disculpas, pero, una señora joven que tenía un bebé en brazos se puso a discutir con la policía y empezaron los gritos de ambas partes, a mi amigo Alejandro se le ocurre meterse en la discusión, yo le jalaba el brazo para que se calle la boca, pero, él seguía discutiendo, cuando de pronto dos policías lo agarran y se lo llevan detenido, solo me quedé en el mismo lugar cuidando las valijas de los dos, y cuando me puse a conversar con los demás ellos me decían que no me preocupara que en un par de horas lo soltarían, sin embargo estuve muy preocupado, hasta me acerqué dos veces a mirar por la puerta de la comisaría a ver si lo veía, por suerte alcancé a ver que solo lo tenían sentado en una silla, después de este incidente ya nadie se echó a dormir en el suelo, solo estuvimos sentados esperando que amaneciera. Horas más tarde amaneció y soltaron a mi amigo Alejandro, nos dijimos: “Hoy es sábado qué hacemos”, solo estuvimos toda la mañana sentados en la terminal de buses, tomando agua de la canilla y haciendo tiempo, teníamos que esperar hasta el lunes para solicitar la visa de ingreso a Chile.

MILAGRO EN MENDOZA

Después de unas horas hablando cualquier cosa se nos ocurrió ir a buscar a Víctor, el mismo señor que nos había invitado la comida en el tren, quien también nos invitó a su casa y hasta nos hizo un croquis para llegar más fácilmente. Pedimos plata a la gente en la calle para el pasaje y tomamos el primer bus que pudimos rumbo a Borbollón, más o menos duró una hora el viaje, buscando y buscando llegamos a su dirección, lo primero que advertimos es que era un balneario hermoso con unos magníficos viñedos, melocotones y otros árboles frutales, eran terrenos enormes. Gritábamos preguntando por Víctor pero nadie contestaba, lo hicimos varias veces, hasta que de pronto vemos a un señor mayor con dos perros enormes, y látigo en mano. Nos empezó a gritar que allí no vive ningún Víctor, que nos vayamos o nos lanzaria a los perros y nos tiraría piedras. Muy asustados le respondimos que nos habían robado todo y no teníamos a dónde ir, mientras el nos seguía insultando y amenazando a la vez que tiraba piedras y también a los perros, pero, a pesar de todo, nos quedamos en el mismo sitio, no teníamos a dónde ir. Luego, este señor corrió a su casa amenazando que sacaría su escopeta y nos mataría a tiros, en ese eterno momento salieron dos niños, uno de ellos, Juancito de 12 años y la otra Silvana de 13, con los cuales empezamos a conversar y le contamos algo de nuestra ajetreada historia, ellos dentro de su inocencia al saber que en los últimos 6 días solo habíamos comido una vez, nos ofrecieron uva y melocotones, así que nos pasamos una hora comiendo esas frutas y conversando con los chicos. Rápidamente vimos que no faltaba mucho para que nos caiga la noche y empezábamos a entrar en pánico, le pedimos a los chicos que llamen a su papá, y después de insistirles varias veces, lo llamaron, al rato apareció delante nuestro y le pedimos hablar del problema, pero él no quería saber nada, nos repetía a cada rato que no tenía plata y que no nos podía dar comida, salvo la uva y los melocotones, tampoco nos podía dar ningún lugar para dormir. En nuestra desesperación le pedíamos por favor que solo queríamos un lugar donde descansar sin peligro, los chicos también les pedían que nos den una mano, de pronto después de tanto insistir el papá se fue ablandando y se quedaba callado y dubitativo. Justo en ese momento aparece el papá de Víctor con la escopeta y nos amenazó para que nos fuéramos del lugar, de lo contrario dispararía, entonces el señor Domingo, papá de los chicos, se puso a discutir con este señor que nos apuntaba de manera amenazante, el señor le decía: -Le voy a decir a tu papá que es el verdadero dueño que estás dejando pasar extraños a la casa- a pesar de eso Domingo seguía discutiendo, así estuvieron por varios minutos, en un momento que parecía se irían a los puños, por suerte esto no sucedió y después de un rato, el señor con su escopeta y perros decidió irse, diciendo -Hacé lo que te dé la gana, pero tu viejo lo va a saber todo- así lo amenazó, y se retiró. El Sr. Domingo nos dijo que lo único que podía ofrecernos era un galpón abandonado al lado de la casa pero solo por una noche, a la mañana debíamos irnos. Sin pensarlo dos veces, aceptamos. Nos permitió entrar y nos llevó al galpón diciéndonos que nos quedemos allí, y que mañana nos despertaría para que nos vayamos, así que Alejandro y yo armamos las camas que habían y nos echamos a descansar, al cabo de un par de horas ya de noche nos tocan la puerta y el señor Domingo nos trajo una fuente de tallarines con salsa y pollo, nosotros felices, ya era la segunda vez que comíamos algo después de 6 días, al finalizar la comida nos invitó a entrar a su casa, nos presentó a su señora y nos pidió que le explicáramos todo, así empezamos con nuestro relato, al terminarlo el señor Domingo nos preguntó: —¿Entonces Uds. se irían el martes a Chile? —Sí, le respondimos. —Bueno, —nos dijo— entonces se podrán quedar hasta ese día, pero, eso sí, comida no les podemos dar. Nosotros muy agradecidos le contestamos que lo más importante era tener dónde dormir sin correr peligro, y que comeríamos uvas y melocotones, así pasamos aquella noche del sábado. A la mañana siguiente ya día domingo vimos que juntaban la uva y los melocotones en cajones para la venta, así que inmediatamente nos pusimos a colaborar, esta actitud le gustó a toda la familia, ya que siempre estábamos dispuestos a ayudar en cualquier tarea del balneario, después del medio día venía mucha gente para usar las piletas, y en el predio que era hermoso, había un lugar con mesas para comer y varias parrillas para hacer el asado, entonces, a mí me tocó cobrar la entrada y Alejandro estuvo en el sector de la pileta y parrillas controlando todo, luego al caer la noche nos invitaron a meternos junto con ellos a la pileta, jugábamos con ellos con la pelota, en especial con Juancito y Silvana, como nosotros los llamábamos “nuestros salvadores”, para mí estos dos niños nos habían salvado la vida y nos dieron una oportunidad increíble de mantenernos a salvo. Así pasamos ese domingo nuestra segunda noche. Al día siguiente, ya lunes, caminamos temprano hacia el consulado chileno para solicitar la visa, fueron 5 horas para llegar, al entrar al consulado nos dijeron que no nos podían dar la visa porque solo teníamos el pasaje a Santiago, pero, ellos necesitaban el pasaje de Santiago a la ciudad fronteriza de Arica para asegurarse que nosotros iríamos al Perú, era ridículo lo que nos estaban pidiendo, discutimos mucho con ellos pero, es bien sabido que son muy estrictos, y cuando dicen no es no, así que ya se imaginarán como salimos de aquel consulado, llorando y gritando a todo el mundo, ahora sí que se nos complica todo, pensamos en los mendosinos ellos estaban confiados que mañana nos íbamos de su casa, seguro que nos echan decía Alejandro, ¿qué vamos a hacer ahora? ¿de dónde sacamos la plata para los dos pasajes?, después de horas de caminata, llegamos a la casa de los mendonsinos con la cabeza agachada y avergonzados, nos metimos al galpón y no salimos de ahí, luego de un rato la esposa del señor Domingo nos preguntó las novedades y le tuvimos que contar todo lo que nos pasó, ahí se notó claramente su cara de enojo, claro, se suponía que mañana nos iríamos de su casa, ella respondió que cuando venga su marido él tomará las decisiones, así que nosotros estábamos muy asustados y esperábamos lo peor, Alejandro insistía con buscar trabajo, y yo le decía que no porque eso nos llevará 3 meses para poder volver a casa, que tendríamos que buscar otra forma, así con mi amigo nos pasamos discutiendo sin llegar a nada, entonces por las dudas decidimos hacer nuestras valijas por si el señor Domingo nos echa de su casa con justa razón. Los únicos que estaban felices de que nos quedáramos eran Juancito y Silvana, pasaron las horas mientras jugábamos con los chicos, hasta que el señor Domingo nos llamó a su casa para que le explicáramos lo que había sucedido, le explicamos todo con lujo de detalles, entonces, el Sr. Domingo dijo, los responsables de esta desgracia que les ha pasado son de la agencia de viajes que les vendieron pasajes sin explicarles cuál era el procedimiento para entrar otra vez a Chile, así que mañana vamos y yo voy hablar nos dijo, Uds. se callan la boca, yo soy profesor a mí no me van a tomar por tonto, esa noche del lunes nos fuimos a dormir al galpón muy callados y sin hacer ningún comentario. El martes nos fuimos con Domingo a la agencia de viajes, mudos en el trayecto, ya que la cosa se ponía muy fea, cuando llegamos a dicha agencia de viajes, él tomó la palabra y se puso a gritar a la secretaria que nos había vendido los pasajes, Domingo le decía: “Esta agencia se va a comer flor de juicio porque estafaron a dos muchachos peruanos y se quedaron durmiendo en la calle por culpa de Uds., son unos irresponsables” —les decía— “Uds. tienen la obligación de resolverle el problema, no pueden dejar sin comer y sin dónde dormir a estos muchachos”. Luego de una larga discusión en donde nosotros también aportábamos soluciones, se nos ocurrió que si la misma agencia le mandaría en persona una carta escrita por mí al Padre Ricardo pidiéndole que nos mande la plata o los pasajes de Santiago de Chile hacia la ciudad de Arica, sería mucho más rápida la solución, así que inmediatamente le escribí la carta al Padre, y la secretaria de la agencia nos dijo que sí o sí esa carta sería entregada en la manos del Padre el día jueves, y que a partir del próximo lunes tendríamos respuesta. De esta manera arreglamos con la agencia, el problema era dónde nos quedaríamos una semana más, así que Domingo muy serio no nos decía nada cómo pensando qué hacer, así llegamos a su casa y nosotros sin palabra alguna nos escondimos en el galpón esperando lo peor, teníamos las valijas listas y ya habíamos estado 4 días en su casa, lo que era demasiado. Al cabo de un par de horas Domingo se acercó al galpón, para decirnos: muchachos ya no sé qué hacer, se suponía que solo les daríamos posada un noche y ya van 4 y no sabemos cuántas más, vayan pensando qué hacer porque mi familia ya les dio todo lo que podía, nosotros le agradecimos por todo, nos abrió las puertas de su casa y de su familia sin conocernos y eso se valora muchísimo, pasamos una noche fatal.

Al día siguiente ya miércoles, acostumbrados a comer solo uvas y melocotones, nos pusimos con mi amigo Alejandro a cosecharlo y acomodarlas en los cajones, así matábamos el tiempo, de esta manera cuando Domingo llegue a su casa, encontraría que por lo menos estábamos ayudando con el trabajo, pero era todo muy raro, nadie hablaba, solo hacíamos eso y nada más, jugar con los chicos en los tiempos libres y eso era todo, cada tanto se acercaba la señora, nos conversaba y parecía que todo estaba bien, ya por la noche Domingo llegó a casa y sin comentarios se pasó el miércoles. Al día siguiente ya jueves, pasó todo exactamente igual al día anterior, seguíamos ayudando en casa, jugando con los chicos y toda su familia, y Domingo muy serio como siempre, al día siguiente ya viernes, temprano, ayudamos con la cosecha y tipo mediodía nos fuimos caminando a la agencia a ver si había laguna novedad del Padre, cuando llegamos la respuesta fue: “Todavía no llegó nada de él”, pero, si tenemos confirmado que la carta le fue entregado ayer en sus manos, y nos dijeron que volviéramos mañana antes de la una de la tarde.

Al día siguiente ya sábado, cumplíamos una semana en la casa de los Mendosinos y caminamos hasta la agencia de viajes en la que todavía no había llegado ninguna respuesta, volvimos caminando al balneario y volví a ocuparme de cobrar las entradas al predio y Alejandro como siempre controlando las piletas y las parrillas, a la noche, nos llevaron a la casa de la abuela porque era su cumpleaños, en la ciudad de Mendoza, no nos quisieron dejar solos en su casa, seguramente por desconfianza y temor que les robáramos algo, pero, fue muy interesante conocer a otras personas, comimos rico y tomamos cerveza, nos presentaron ante los demás como amigos peruanos, aquella noche fue inolvidable, al día siguiente ya domingo, yo seguía cobrando las entradas y Alejandro controlando todo, a la noche nos volvimos a meter a la pileta todos, y jugábamos con la pelota y pasamos otra noche inolvidable en el Balneario.

Llegado el lunes por la mañana cosechábamos frutas y por la tarde caminamos a la agencia, cuando llegamos nuevamente nos dijeron que no había noticias, así que volvimos una vez más con las manos vacías, cuando llegamos al galpón se acercó Domingo y nos dijo: “Bueno muchachos mañana los voy a llevar a otro sitio para que puedan estar, porque aquí ya estuvieron 9 días y no pasa nada”, así fue que el martes por la mañana nos llevó en su camioneta cerca de la ciudad de Mendoza y nos dijo: “Bueno muchachos por allá caminen y vean qué hacen, chao”, la verdad es que no entendí lo que había sucedido, Alejandro me dijo: Cómo que no entiendes los que pasó, no entiendo le respondí, yo te lo explico me dijo, lo que ha pasado es que ya nos echó de su casa por eso nos trajo hasta acá con todas nuestras cosas, igual yo siempre discutiendo con él, logré convencerlo para ir primero a la agencia en la cual una vez más nos dijeron que no había novedades, y Alejandro volvía con el tema de buscar trabajo, pero, yo como siempre terco le discutía todo, así logré convencerlo de volver al balneario y regresar a nuestro galpón, cuando llegamos la familia nos recibió como siempre con una gran sonrisa y de muy buenas formas, pero, a la noche cuando llegó Domingo dijo: ¿Otra vez Uds. por acá? ¿Ya no se habían ido? Y otros comentarios, era el único que no quería que nos quedáramos, nos preguntó si habíamos ido a la agencia, y nos volvió a decir: “Muchachos Uds. se las van a tener que arreglar nosotros ya hicimos todo por Uds. pero no hay solución, ya no sé qué más hacer”, nosotros callados le dijimos que mañana volveríamos a ir a la agencia a ver si hay novedad.