Al dulce nombre de mi patria unido - Carlos Tamayo Rodríguez - E-Book

Al dulce nombre de mi patria unido E-Book

Carlos Tamayo Rodríguez

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Esta compilación contiene 21 trabajos escritos entre los años 1981-2014. La variedad temática contribuirá a la lectura sobre historia (diario de la mambisa Tomasa Varona González), literatura, oralidad repentística, música (¿la muerte del danzón? y lo soez en textos de reguetón), onomástica (construcción de nombres en Cuba: generación Yayeyiyoyú y otros entuertos). Se encuentran referencias a los narradores Onelio Jorge Cardoso y Guillermo Vidal; los poetas Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé —documentos relacionados con su desaparición en 1861—, y sus hermanos Manuel y Antonio; Jesús Orta Ruiz, Indio Naborí; la musicóloga María Teresa Linares, entre otros asuntos interesantes… Con la publicación de esta obra la Editorial Sanlope se suma a la celebración por el cumpleaños sesenta de Carlos Tamayo Rodríguez, autor destacado de nuestro catálogo.

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Seitenzahl: 274

Veröffentlichungsjahr: 2024

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Este libro ha sido financiado parcialmente por el Centro de Intercambio y Referencia Iniciativa Comunitaria (Cieric).

 

 

Edición: Aileen Rosales Reyes

Corrección: María Sao Rodríguez

Diseño de cubierta: José Miguel Costa Martínez

Imagen de Cuba, fotografía satelital

Composición: Danay Guerra Alcorta

Mecacopia: Águeda Elizabeth Pérez García

Grupo Creativo Ruth Casa Editorial

 

 

© Carlos Tamayo Rodríguez, 2024

© Sobre la presente edición:

Editorial Sanlope, Las Tunas, 2024

 

 

ISBN: 9789592515253

 

 

Editorial Sanlope

Gonzalo de Quesada 121

Las Tunas, Cuba

 

E.mail:editorialsanlope@enet.cu

editorialsanlopelt@gmail.com

 

Índice de contenido
Nota a la presente edición
I
II
La jornada cucalambeana y los Nápoles Fajardo
El Cucalambé
Precisiones cronológicas de la jornada cucalambeana
Documentos relacionados con la desaparición de El Cucalambé
I
II
III
IV
Invitación a la búsqueda en torno a Manuel Nápoles Fajardo
I
II
III
IV
V
Réquiem por una oveja negra
I
II
III
IV
V
De la décima
Para una memoria
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
Volver a tomar la palabra
I
II
III
De «Martha Elena» al cornito
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
María Teresa Linares: embajadora de la cubanía
Seamos cubanos de Simón Bolívar y venezolanos de José Martí
¿Soltar la décima al viento? Apuntes sobre la escritura y la oralidad repentística en décimas
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
Tomasa Varona González
Para una introducción al estudio de la vida y obra de Tomasa Varona González
Nota anexa número 1
Ascendencia mínima de Tomasa Varona
Otros familiares
Nota anexa número 2
Fragmentos del diario de Tomasa Varona González
Gilberto E. Rodríguez, Montaraz
Migajas de luz
La hora sin pájaros contra el libro de las cien décimas
Gilberto E. Rodríguez y Pablo A. Fernández Al÷alimón
I
II
III
IV
V
La hora sin pájaros
I
II
III
IV
Onelio Jorge Cardoso, Guillermo Vidal y Dulcinea del Toboso
El recuerdo de Onelio Jorge Cardoso: sus manuscritos ya no me pertenecen
Se permuta esta casa. Guillermo Vidal, su eficacia narrativa sin retratos de personajes88
Dulcinea y Marvindresler
I
II
¿Quién se llama Dulcinea?
De música cubana, y qué...
Otra vez sobre ¿la muerte? del danzón
«Esto es una masacre musical»
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
Fuentes
Datos de autor

A mi primera nieta, ausente

en las dedicatorias anteriores,

Alma Alexandra:

 

«Ser floral» es su realeza.

Ya surge la mariposa

y entre los lirios retoza

con sutil delicadeza.

¡Qué ojos! Naturaleza

regala amor, enternece

al abuelo que anochece.

Sonríe dormida, en calma.

¡Despierta! Su nombre es Alma,

la felicidad merece.

 

A ustedes.

A ti.

 

En el estreno de mi tercera y última edad.

 

 

Primero de julio de 2014

Nota a la presente edición

 

 

I

 

En estas páginas aparecen, no en orden cronológico, aunque tienen la fecha al pie, veintiún trabajos escritos entre los años 1981-2014: constituyen muestras de la diversidad de contenidos abordados durante su quehacer: la familia Nápoles Fajardo y su máximo integrante, El Cucalambé; la jornada de homenaje al cantor de Rufina; vida y obra de Tomasa Varona González; importantes valoraciones acerca de la décima en sus vertientes oral y escrita; la actualidad precaria de la difusión musical y praxis del danzón; la muestra, con textos literariamente paupérrimos y ofensivos a la decencia, de reguetón… hasta la presencia de Onelio Jorge Cardoso, Jesús Orta Ruiz,Indio Naborí,María Teresa Linares, Guillermo Vidal, y la invención onomástica en Cuba, son, entre otros, aspectos de interés para los lectores.

 

II

 

La dedicatoria de esta compilación fija la data delnacimiento del autor: primero de julio de 1954, como estreno de su «tercera y última edad». Aprovecho esa re-ferencia a su vida para llamar la atención, brevemente, a supermanencia, casi anclado, en la ciudad natal.

Salvo cinco cursos (del 1974-75 al 1978-79) cuando estudió en la santiaguera Universidad de Oriente y segraduó como Licenciado en Letras, y menos de una semana (1996) en Veracruz, México, donde lo consideraron Visitante Distinguido, su residencia sobre la Tierra ha transcurrido en Las Tunas. «La eternidad también la pasa-ré aquí, debajo de ella», me dijo muerto de la risa este portador de la «tuneridad beligerante».1

Para sus amistades de Santiago, constituyó un enigma que, después de 1979, quien vivió allá intensamente aquel período, fuera a la Ciudad Heroína solo en tres ocasiones: a un homenaje a los dominicanos Henríquez Ureña y a investigar. Después estuvo veintiocho años ininterrumpidos sin volver. De esto apenas me habló: solo sé que no pudo quedarse donde aspiraba, pues tuvo que cumplir el servicio social en su territorio de origen, lo cual decidió su vida hasta hoy.

Cuando el pintor Miguel Ángel Botalín se trasladó de Santiago a La Habana para dirigir la revistaRevolucióny Cultura,el destacado intelectual santiaguero llamó a Las Tunas y le propuso a Tamayo Rodríguez que se desempeñara como Jefe de Redacción de la misma. A quien nada tuvo que ver con lo acaecido, le respondió fraternalmente: «Ahora, ni en Santiago, ni en La Habana, ni en ningún otro lugar. Me quedo en Las Tunas, aunque llegue el día que no pueda más; al siguiente también estaré aquí». Así ha sido, al extremo que cuando le proponen asistir a eventos en otros países, busca excusas; de ello pueden dar fe Carlos Martí Brenes y Miguel Barnet Lanza, presidentes de la Uneac en sus respectivos mandatos, Alexis Díaz Pimienta, Fredo Arias de la Canal, Odalys Leyva Rosabal… Él es una de esas personas sin interés de viajar, algo muy raro en esta época.

Para bien de Las Tunas y su desarrollo cultural (lite-rario y editorial, en particular), la promoción de artistas, el trabajo comunitario, nuestro autor permanece aquí para compartirnos sus saberesprofesionales. Entusiasmado en extremo, dándose a sus coterráneos sin importarle sacrificar la obra propia.

Sus colegas de la Editorial Sanlope nos alegramos de estar presentes en sus publicaciones, con quien desde aquí, trascendió el fatalismo geográfico que se impuso. Así: «Al dulce nombre de mi patria unido».2

 

Mirtha Beatón Borges

1Carlos Tamayo Rodríguez: «Advertencia», enEn Santiago y otras fuentes, Editorial Sanlope, Las Tunas, 2012, p.9.

2Endecasílabo de El Cucalambé.

La jornada cucalambeana y los nápoles fajardo

El Cucalambé

Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, mayor poeta popular de Cuba, nació en Las Tunas el primero de julio de 1829. Publica sus primeros versos en el periódicoEl Fanal, de Camagüey (1845). Su libroRumores del Hórmigoaparece en 1857 (La Habana, imprenta El Tiempo). También fue repentista; adoptó un seudónimo por el cual es conocido nacionalmente: El Cucalambé.

Se traslada a Santiago de Cuba en 1858 con sus tres hijos y su esposa Isabel Rufina Rodríguez Acosta. Allí fallecen los dos más pequeños; sobrevive el primogénito, Miguel Orfilio. En esa ciudad editó la obra de teatroConsecuencias de una falta(comedia, 1859), representada con mucho éxito en Santiago y Camagüey. Colaboró en elSemanario Cubano, del cual fue codirector, y el diarioEl Redactor, entre otras publicaciones de la época.

Su trayectoria conocida concluye en 1861, a la edad de treinta y dos años,1al dársele por desaparecido de Santiago. Fue entonces que se incrementaron incontables versiones acerca de su muerte.

Nuestro poeta gozó de gran aceptación entre los lectores de su tiempo y, también, de la antipatía de enemigos literarios y colonialistas españoles.

Representante por excelencia del siboneísmo y el criollismo, movimientos literarios cuyo afán primero era cubanizar la poesía, fue el máximo exponente de este noble empeño. Actualmente su obra se estudia en las universidades y otros niveles de enseñanza.

Nada hay que opaque la figura de El Cucalambé, rescatado, para siempre, por la Revolución socialista. Él fue cantado por los mambises durante las guerras independentistas, porque en sus simbólicos versos proclamaba la libertad de Cuba.

A él lo sorprenden las noches en canturías intermi-nables; se queda a dormir en las casas de los campesinos para despertar cada día poeta sol de sus amaneceres. Es voz de improvisaciones y tonadas, policromía de la flora, criador de la fauna silvestre, padre tutelar de sinsontes octosilábicos que cantan hasta inflamárseles el pecho.

En homenaje a este poeta se celebra la Jornada Cucalambeana, fiesta suprema del campesinado cubano. Quien desee ver lo más autóctono de la cultura material de nuestros campesinos y lo selecto de sus expresiones espirituales, ha de visitar El Cornito, donde vivió el cantor, Meca de profesionales y aficionados cultivadores de manifestaciones musicales, literarias, humorísticas, danzarias… Así disfrutará una Jornada representativa de la idiosincrasia de los que riegan la tierra cubana con las aguas del folclor.

 

2014

 

Precisiones cronológicas de la jornada cucalambeana

  

El primero de julio, natalicio del bardo, ha motivado una cronología cultural, de la cual referiré brevemente algunos acontecimientos.

El 12 de abril de 1930 se instituyó el Comité Pro Busto a El Cucalambé, del cual fue su primer presidente de honor, Enrique José Varona, y el presidente de la dirección efectiva, Manuel Herrera Martínez.

No debe olvidarse el proyecto de busto-monumento, que se pensaba erigir a iniciativas de la fundación Rodríguez-García, en el parque Maceo, esculpido en mármol por el santiaguero Antonio Manfieldiz.

En la logia Cucalambé conservan un busto de madera realizado en 1943 por Carlos Era.

Hacia 1953, a propuesta de los tuneros veteranos de las guerras de independencia, el Consejo Territorial de Veteranos de Oriente instituyó el primero de julio como Día de la Guayabera. En 1956, en Pinar del Río acordaron celebrar en esa data el Día del Punto Cubano.

El nacimiento de El Cucalambé fue recordado en 1964 con la develación de un busto en la secundaria básica homónima, obra del escultor santiaguero Mariano Frómeta, y se fundó la librería de la calle Colón, que años más tarde cambió el nombre de El Cucalambé por el actual Fulgencio Oroz.

El primero de julio de 1984 fue inaugurado el Museo Provincial mayor general Vicente García. También un día como ese, de 1987, la Comisión de Evaluación Nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba firmó en La Habana el Dictamen de la Delegación de la Uneac en Las Tunas, integrada por veintinueve miembros fundadores.

Latrayectoria dela Jornada Cucalambeana requiere precisiones.

En 1966, la Plaza Calé fue el escenario inaugural de la Jornada; al año siguiente, el estadio Julio Antonio Mellaacogió el espectáculo; en 1968 el Teatro del Pueblo —hoyPlaza Cultural— y El Cornito, fueron los espacios del guateque supremo; doce meses más tarde se construyó El Sendero, y en 1970 se declaró a El Cornito como sede permanente del homenaje a Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, independientemente de que en 1971 también se efectuaron actividades en la pista de rodeo del parque de la Revolución 26 de Julio, el parque Vicente García, la calle Colón y otras locaciones, al igual que en los años subsiguientes.

Vale precisar que si la primera edición de la Jornada Cucalambeana se celebró en 1966, a 2014 le correspondería la cuarenta y nueve, pero en 1982 y en 1990 no se efectuó el evento; por lo tanto, la cronología marca cuarenta y siete años de estarse celebrando la fiesta suprema del campesinado de la Isla.

El primero de julio de 1992, en la entrada del motel El Cornito, fue develado el monumento que realizó Pedro Escobar, el cual se suma a los grabados de Robert Almann, Raúl Alfaro, dibujos y pinturas de Armando Hechavarría, Aurelio Torres Silva, Gustavo Polanco y muchos otros artistas de la plástica (diseñadores, escultores…) que han interpretado la figura del Cantor de Rufina en vallas, afiches, pañoletas, plegables, símbolos…

Rafael Ferrero trabajó la imagen del Teócrito cubano en un retrato escultórico en metal ubicado a la entrada de El Sendero, además, en colaboración con Guillermo Nogueiras ejecutó el mural escultórico de la calle Cucalambé, y donó una cabeza de Nápoles Fajardo fundida en fibras de vidrio para las ruinas de El Cornito.

La fachada de la Escuela Vocacional de Arte (EVA) El Cucalambé exhibe un retrato y el autógrafo del bardo, en metal, obra de Gustavo Polanco y Manuel Montero; de este último existe una escultura del poeta, sentado en un taburete, en el parador Cucalambé de la Carretera Central.

La dimensión internacional del evento requiere de una cronología aparte.

 

2014

 

Documentos relacionados con la desaparición de El Cucalambé 

 

I

 

Junto con acertados estudios históricos y literarios acerca de poetas cubanos del sigloxix, otros contienen tantas páginas adversas a autores que contribuyeron al perfil fundacional de nuestra literatura, que constituyen una desproporción al aplicar el «contra sí» sobre la identidad de los insulares criollos, construida durante la imposición del colonialismo.

Para ejemplificar lo anterior basta recordar juicios y condenas contra José María Heredia, Gabriel de la Concepción Valdés (Plácido), Juan Clemente Zenea, Gertrudis Gómez de Avellaneda, José Martí… A los criollistas y siboneístas, críticos de aquel siglo, y otros delxxy elxxi, los han sajado; tal es el caso de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo: ápice de ambas parcelas, considerado como el más popular de los bardos hasta nuestros días.

El Cucalambé ha resultado un poeta venerado por segmentos poblacionales, preferencia del antiguo campesinado analfabeto que cantaba sus décimas aprendidas de memoria por tradición oral, y por el actual: lo lee y lo recepciona por canales mediáticos; en las comunidades urbanas su demanda libresca es permanente, también amplificada por cultores del repentismo. La obra de nuestro poeta lo ha trascendido como individuo; nada podrá opacarla.

No obstante aquella cantidad contraria, a 184 años de su nacimiento —se conmemora anualmente el primero de julio—, pese a las argumentaciones historiográficas sobre un desfalco ocurrido en Santiago de Cuba (1861),donde era pagador y almacenero de Obras Públicas, nadie podrá borrar su presencia de la poesía, y aún más, de la memoria histórica, al hallarse como antecedente de la Guerra de los Diez Años, sin haber sido mambí. Pertenece sin discusión alguna a la cultura nacional; su obra ha trascendido como legítimo aporte a la fundación del concepto patria-patriotismo, algo muy superior a lo acaecido a su persona en aquellos años de esclavitud y dominio español.

Hoy, su vida y obra forman parte del patrimonio bibliográfico nacional (Rumores del Hórmigo, 1857, dejó una huella permanente en la tradición decimista escrita y oral); él se mantiene en el imaginario popular, legitimado, no obstante los argumentos de aquellos historiadores, y de quien todavía hurga para luego divulgar que él sí participó de aquel hecho contra la gobernación colonialista, causante de su muerte.

Quienes hayan leído mis investigaciones, sobre todo la parte correspondiente a la desaparición, conocen mi criterio de que, en el caso puntual del dinero que Nápoles Fajardo remitió a Cabo Cruz (se localiza en la actual provincia de Granma), fue robado allí mientras él se encontraba en Santiago de Cuba, y quien lo acusó estaba en inteligencia con el Inspector del Departamento Oriental. Ese hecho es el causante de la «misteriosa» desaparición; todavía nadie ha logrado esclarecerlo conclusivamente, ni ha precisado dónde se hallan los restos mortales.

¿Cuántos papeles existen que inculpan a personas inocentes? Los colonialistas españoles documentaron casos para eliminar a ciudadanos peligrosos a sus intereses. No es necesario abundar al respecto.

En esta oportunidad solo publico algunos documentos que han permanecido inéditos, relacionados con ladesa-parición del poeta, periodista y dramaturgo, Juan Cristóbal Nápoles Fajardo. Estos permitiráncomprobar lo que he sostenido sobre quienes cubrían su responsabilidad y actuar directo en el desfalco, después de la acusación al trovador y literato, circunstancias en las cuales El Cucalambé desempeñaba su labor burocrática. Cons-tituyen una ampliación de lo sostenido por mí en varias publicaciones sobre la vida del bardo en Santiago de Cuba, hasta ser víctima de la conjura. Sugiero la relectura de mi ensayo «El Cucalambé en Santiago de Cuba», para una mayor comprensión de los documentos que hoy ven la luz. En aquel texto di a conocer una circular, en la cual basé mi propuesta de fecha de la desaparición:

 

Circular No. 151 [Sr. encargado de la obra de la torre fanal de Cabo Cruz(este encabezamiento aparece al final del documento)].

 

Habiéndose desaparecido el Pagador que era de esta, D. Juan C. Nápoles Fajardo, (conocido con el nombre de«El Cucalambé»,) lo digo a U. p. a su conocimiento, el de los empleados y operarios del ramo, para las precauciones y fines convenientes.

Dios que a U. m.sa.s

[Santiago de] CubaDiciembre 3 de 1861[El subrayado es mío, C. T. R.]

El Inspector del Departamento

Ignacio Halcón2

 

Y otro documento de Ignacio Halcón, dirigido al encargado de Cabo Cruz, en el cual le pedía la confirmación de haber recibido el «importe de la relación de pagos del mes de octubre último, del capitán o sobrecargo del vapor Habanero, que pasaría por esa en la mañana del 24 del actual.»3

El encargado le respondió que no había recibido el dinero «porque lo ha debido sacar del pliego el pagador Don Juan C. Nápoles»4, fórmula que aparece textualmente en otros documentos de su autoría. Vayamos por partes.

 

II

 

Sobre la fecha de la desaparición, a menudo en la prensa aparecen trabajos en los cuales le dan más tiempo de vida (1862), lo cual me consta porque ese año aparece en muchas obras de la literatura cubana, y el 1861 también, prueba de la duda al respecto.

Francisco Calcagno opina que Nápoles Fajardo emigró a Alemania en 1865; ese mismo año es dado por Domingo Figarola-Caneda como fecha de su desaparición. Juan José Remos afirma que el poeta desapareció en 1862, data aceptada también por Cintio Vitier y otros autores. Raúl Ibarra ofrece dos: o la mañana del 15 de julio de 1852, o el mes de octubre de 1861.

Por su parte, en el prólogo a la primera edición de lasPoesías completasde Nápoles Fajardo (Editorial Arte y Literatura, 1974), Jesús Orta Ruiz había escrito: «Téngase en cuenta que El Cucalambé desaparece en 1862.»5En el prólogo a la segunda edición (Editorial Arte y Literatura, 1977) dice: «Téngase en cuenta que El Cucalambé desaparece a fines de diciembre de 1861 y todavía en enero de 1862 se le reclama judicialmente. Cabe la posibilidad de que haya vivido preso o en fuga algún tiempo más.»6

Otorgarle«algún tiempo más» es solo una probabilidad. El hecho de que lo reclamaran judicialmente en enero de 1862 no implica que aún estuviera en Santiago en ese año, pues las cartas de edicto y pregón se publicaban en los periódicos reiteradamente; el Alcalde mayor de la localidad, quien hacía la reclamación, las circulaba más de una vez.

La primera carta salió el miércoles 18 de diciembre de 1861, enEl Redactor, de Santiago de Cuba. La misma estuvo publicándose hasta el martes 24 de diciembre, cuando vio la luz la segunda; esta aún aparecía el domingo 29 de ese mes.

En los edictos se le comunica a El Cucalambé que se presente «dentro de los primeros 9 días». Así tenemos que el primero circuló del miércoles 18 al sábado 22, puesEl Redactorno salió el lunes 23; estuvo publicándose cinco días. El segundo sale por primera vez el martes 24 de diciembre y se mantiene hasta el domingo 29, seis días más. Porque en enero de 1862 todavía apareciera una tercera carta dándole otros nueve días para que se presentara, implica que aún El Cucalambé estaba en la ciudad.

¿Equivale a seis meses el lapso ofrecido por Orta Ruiz en su frase «algún tiempo más»? Si no, cómo explicar la recreación histórica de Orta sobre el momento en que Nápoles Fajardo desaparece, llevada al mes de junio de 1862 cuando «muere José de la Luz y Caballero, que siempre había sido mirado con desconfianza y aversión por el partido español».7En nuestra opinión, las dos últimas líneas de la página 43 y los seis primeros párrafos de la 44, del prólogo de esa primera edición (se mantienen en la segunda), tendrían razón de existir si su autor hubiera demostrado que todavía en junio de 1862 El Cucalambé estaba en la capital oriental.

Cuando muere José de la Luz y Caballero, y el general Serrano se asocia al duelo; cuando José Fornaris escribe su oda dedicada a dicho general, y este, indignado, suspende la circulación del periódico que la publicó y prohíbe las discusiones literarias del Liceo de Guanabacoa; cuando el antagonismo entre cubanos y españoles alcanza una fuerte tirantez; cuando en Santiago de Cuba «se organizan exequias solemnes por el alma» de Luz y Caballero; cuando a Antonio López de Letona lo relevan de su cargo por haberse manifestado contra el sistema esclavista, y el coronel del regimiento de La Habana, José Colubí «se hace cargo interinamente del puesto de Gobernador de la ciudad [de Santiago]»,8hacía ya más de seis meses que a El Cucalambé se le había dado por desaparecido.

Veamos el edicto de marras:

 

D[on] Eduardo López Pelegrín, Alcalde mayor del distrito Sur de esta ciudad, sus términos y jurisdicción por S. M. &. Por esta mi primera carta de edicto y pregón, cito, llamo y emplazo a D[on] Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, para que dentro de los primeros 9 días se presente en esta Real Cárcel a estar a derecho y defenderse de la culpa que le resulta en la causa criminal que le estoy instruyendo por alzamiento de esta ciudad con fondos destinados a obras públicas, de cuyo ramo era pagador, seguro de que si así lo hiciere se le administrará recta y cumplida justicia, y de lo contrario se le declarará rebelde y contumaz, y por bastante los estrados del tribunal en donde se le harán las notificaciones y demás actos que ocurran, y le parará el mismo perjuicio que si en su persona se efectuaran; pues así lo he dispuesto en providencia de la fecha en el procedimiento del asunto. Santiago de Cuba diciembre 14 de 1861.- Eduardo López Pelegrín.- Por mandato de Ssria.- Rafael Ramírez [Secretario].9

Este edicto se publicó hasta el martes 24 de diciembre, en que comienza a salir el segundo; enEl Redactorlo hemos visto hasta el domingo 29 de diciembre de 1861, pues la colección está incompleta. Esta segunda carta fue encontrada por el historiador Raúl Ibarra, en la edición del 7 de enero de 1862 deEl Marino, que dirigía Joaquín Manzano, agente policíaco del gobierno español, según Orta Ruiz. Esto quiere decir que del 3 de diciembre de 1861, cuando se le dio oficialmente por desaparecido, al 7 de enero de 1862, el poeta no se había presentado a la Real Cárcel de Santiago.

El 3 de diciembre de 1861 es —según mi criterio, basado en la Circular No. 151— la fecha para fijar la desaparición de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo de Santiago de Cuba. Si algún investigador o investigadora tuviere documentos que prueben lo contrario, les estaría infinitamente agradecido si los dieran a la luz pública.

 

III

 

Abundante es la papelería para ilustrar la desorganización existente en la construcción del faro de Cabo Cruz. Obsérvense a continuación errores y negligencias de su encargado. Resalta su venalidad, que le hacía faltarle el respeto hasta al Comandante General del Departamento Oriental:

Con fecha 27 de julio último transcribí a U. una comunicación del Sr Gobr del Deppto, con la que le devuelvia[sic]los comprobantes que acreditaban haberse satisfecho a los operarios y empleados de esa obra de los sueldos y jornales devengados por los mismos en el mes de Abril del corriente año, a fin de que se corriguiese[sic]la equivocación padecida en ella de poner los $6 al farolero; cuando en la que sirvió para estraer[sic]el dinero de Tesorería no se incluyó en dicha cantidad.

La suma estraida[sic]de Tesorería y que se remitió a esa obra fue la de $2882 y 22 cents, y no la de $2888 y 22 centsmanifestada por Ud.

En 10de Agosto me participó U. que no fue la falta de $6 la que se notó; si no la de $8.50 que fueron demás[sic]en el pago de Mayo, añadiendo que creía que era innecesario incluir en la relación siguiente la gratificación del farolero por poderse abonar con dichos sobrantes, habiendo de contestar yo el 30 del mismo mes y en oficio no. 105, trascribiendo el informe del Pagador del ramo en esta plaza en el que manifestaba«tener la seguridad de no haber remitido dinero de más ni de menos en ningún tiempo y que en vista de que el déficit de Abril es igual al sobrante de Mayo, poder disponer qe. el dicho sobrante pudiese servir para cubrir la falta»lo que trasladé a U. en contestación a su citado oficio.

Con fecha 17 de Setiembre último (ofo. No. 115) transcribí a U. una comunicación del Sr. Gobnor del Deppto de 3 del mismo mes, en la que se volvía a reproducir la de 28 de Julio, añadiéndose que los documentos solicitados se habían pedido ya por la Dirección del ramo, al cual contestó U. en 25 del citado mes de Stiembre[sic]en oficio no. 107, remitiendo por triplicado, no los comprobantes que se solicitan y que se devolvieron a U. para rehacerlo, si no la relación de los sueldos y jornales devengados en Abril, sin contradecirse aún en ella la equivocación que se padeció, y por la cual se devolvieron los recibos del referido mes.

Sin embargo, la citada comunicación de U. no107, la transcribí al Sr Gobnor del Deppto, el cual en 7 del actual me contestó lo que trasladé a U. en oficio no128 de 9 del mismo.

Como podrá U. ver por los antecedentes, no son las relaciones de sueldos y jornales que sirvieron para estraer[sic]el dinero de Tesorería las que se reclaman, si no los comprobantes justificativos de haberse satisfecho a cada individuo empleado en esa obra, el sueldo o jornal que tenía devengado en dicho mes de Abril, con el objeto de incluirlo en la cuenta que se cursa a la superioridad, y que por dicha falta está detenida desde aquel mes.

En el oficio de U. no. 116 de 22 del que cursa, se han padecido dos equivocaciones, a saber:

1aAl decir que las relaciones de sueldos y jornales del mes de Abril ascendieron a $2888- 22 censt, sin tener en cuenta que efectivamente sucedería así si se hubiese incluido en la primitiva que sirvió para estraer[sic]el dinero de Tesorería los $6 del farolero que se abonaron con los sobrantes de Mayo, y

2ºQue los comprobantes que se solicitan se remitieron en 25 Setbre, cuando lo que se recibió fue la relación primitiva de dicho mes,reformada indebidamente.[El subrayado es mío, C. T. R.]

En vista de la imposibilidad que U. manifiesta para rehacer dicho comprobante, remita U. los primitivos que se le devolvieron, y para que confronten con la primera relación y libramiento entregado en la Secretaría, se anotarán en estas.

Réstame manifestar a U. que el penúltimo párrafo de la citada comunicación no116, lo considero inoportuno, por dirigirse la contestación a un oficio de la primera autoridad del Deppto, y porque ha sido en esa la causa de la cuestión, tratando de modificar los comprobantes deunas relaciones cursadas a la Superioridad; y cuando por último aparece que no ha comprendido U. lo espuesto[sic]por la misma al espresar[sic]que la libranza y primera relación ascendente a $2882, 22cents. es $6 menos que en los justificantes que se elevan a $ 2888.22cents, creyendo inútil manifestar a U. que procure en lo sucesivo no faltar en sus comunicaciones a la consideración que corresponde a la Superioridad.

Todo lo que digo a U. en contestación a su oficio no. 116 ya citado.

Dios que a U. m.sa.s —Sgo de Cuba

Noviembre 28 de 1861.

El Inspector del Departamento

Ignacio Halcón10

En este documento se observa discrepancia entre el encargado de Cabo Cruz y El Cucalambé, quien le da fe a su inspector de no haber enviado dinero «de más ni de menos en ningún tiempo», explicación que se vio precisado a dar por las falsificaciones practicadas por dicho encargado de la documentación oficial.

El siguiente está fechado un día después de Ignacio Halcón haberle comunicado la desaparición de El Cucalambé a su acusador. El Brigadier Gobernador del Departamento le devuelve a Halcón unos justificantes que a este último le había enviado el encargado de Cabo Cruz, individuo negligente y capaz de equivocarse en un libramiento de 3 092 pesos con 78 centavos y medio; «los justificantes arrojan un total de 3 198 pesos con 41 centavos». [El subrayado es mío, C. T. R.]

El encargado de Cabo Cruz incurrió en errores de esta y otra índole en varias ocasiones, lo cual puede comprobarse en el fondo documental de referencia.

 

Sor. Encargado de la obra de la torre fanal de Cabo Cruz

El Sor Brigadier Gobor del Dppto. con fecha 2 del actual me dice lo que copio.

«Devuelvo a V. los justificantes del mes de agosto último de las obras de Cabo Cruz, porque habiendo ascendido el libramiento a 3092 $ 78 ½ ¢ esos justicantes arrojan un total de 3198 $ con 41 ¢ y debe espresarse [sic] a continuación de la relación los motivos de esa diferencia presentando la demostración que venga a comprobar la misma cantidad de 3092 $ con 78 ½ centavos.»

Lo que traslado a V. para su conocimiento con inclusión de los documentos que se citan a fin de que se ponga la nota mandada por la Superioridad.

Dios que a V.m.sa.s.

Cuba y Diciembre 4 de 1861.

El Inspector del departamento

Ignacio Halcón11

Inspección de Obras Públicas del Departamento Oriental de la Isla de Cuba No. 158 “Reservado”

[Sor Encargado de la dirección de la obra de la Torre fanal de C. Cruz]

Convendrá que para el recibo de las cantidades que se remiten desde esta, dicte U. las precauciones que crea oportunas, conviniéndose con el capitán del Vapor en ponerle una señal de haber llegado el dinero a esaa fin de evitar cualquier desgracia desde el vapor al Muelle, y dando cuenta del orden que tiene Ud. establecido para el recibo, conservación y reparto, con el objeto de que se apruebe por la superioridady quede cubierta su responsabilidad.[El subrayado es mío, C. T. R.]

Dios que a Ud. m.sa.s

Cuba Dcbre 7 de 1861

El Insp.rdel deppto

Ignacio Halcón12

 

Halcón, al indicarle al encargado de Cabo Cruz las medidas a adoptar, en caso de que se investigara lainocultable desaparición del pagador; al buscar una vía para que este quedara a salvo, logró su propósito pues ambos continuaron en sus respectivos cargos, y con esta coartada, deja constancia de la participación en el desfalco, que le atribuyeron a El Cucalambé.

Dado el dominio judicial, y de la prensa, a las autoridades del Departamento Oriental no les era difícil inculpar a Nápoles Fajardo en un proceso desarrollado en su ausencia, y publicar un edicto enEl Redactorcon el llamamiento a Nápoles Fajardo a presentarse en la cárcel por ser ¿único? autor de aquel hecho. Ignacio Halcón, además de inspector del Departamento, también ejercía su poder como Comandante de Ingenieros del ejército español.

Con fha 23 de Novoficio No. 139 dije a Ud lo sigte.

«El Pagador del ramo de obras ppcas de esta plaza, con fha de hoy me dice los [sic] siguiente.

«En el vapor español Habanero que sale de este puerto en la tarde del día de hoy, se remiten a la obra del faro de Cabo Cruz los tres mil noventa y ocho pesos devengados en el mes de Octubre pmopdo por los empleados y operar.sde aquella obra= Lo que traslado a Ud. para su conocimiento y fines consigtes, acusándome recibo de esta Comunicación».

Y habiendo manifestado que no la ha recibidoporque lo ha debido sacar del pliego el pagador Don Juan C. Nápoles lo repito a Ud para la debida constancia.[El subrayado es mío, C. T. R.]

Dios que a V. m.sa.s

Cuba y Dbre 7. 1861

El Insp.rdel deppto

Ignacio Halcón13

[al] Sor Encargado de la obra de la Torre fanal que se construye en Cabo Cruz

Después de esto, cuantose extraviara aparecería como sacado del pliego por El Cucalambé:

 

Con fha 23 de Nov.eúltimo oficio N.o140 dije a Ud lo siguiente

«En contestación al oficio de Ud No128 de 4 del actual en el que me participa haber llegado a ese punto de obra un Cantero de la Habana y que también vendrá otro de dho. punto s.amanifiesto a Ud q.ehabiendo quedado despedido los Canter.sde la obra del faro de Pta Maysí no se han mandado a Cabo Cruz por no recargar habiendo escazes [sic] de peones a fin de no aumentar los gastospues hay dificultades para hacer efectivas las relaciones mensuales.»[El subrayado es mío, C. T. R.]

Y habiendo manifestado que no la ha recibidoporque lo ha debido sacar del pliego el pagador Don Juan C. Nápoles lo repito a Ud para la debida constancia.[El subrayado es mío, C. T. R.]

Dios que a V. m.sa.s

Cuba y Dbre 7. 1861

El Inspr del deppto

Ignacio Halcón14

[al] Sor Encargado de la obra de la Torre fanal que se Construye en Cabo Cruz

 

Si había «dificultades para hacer efectivas las relaciones mensuales», es decir, si el dinero no alcanzaba para efectuar los pagos, algo conocido por Halcón, son llamativos la consumación del desfalco, precisamente, cuando la Tesorería confrontaba esa situación monetaria, y el trasiego de comunicaciones de Santiago de Cuba a Cabo Cruz, entre ambos suje



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