Aquella parte del todo - Rubén De la Torre - E-Book

Aquella parte del todo E-Book

Rubén De la Torre

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Beschreibung

Aquella parte del todo reúne cuatro obras de Rubén De la Torre: "Cambios", "Walter", "Los Asesinos de Ramírez" y "Los Mejores". Una historia de amor en pandemia. Un monólogo psicológico situacional. Un policial negro. Un Thriller. Todos los textos bucean en la psicología de personas aparentemente simples en situaciones extremas.

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Seitenzahl: 146

Veröffentlichungsjahr: 2025

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RUBÉN DE LA TORRE

Aquella parte del todo

De la Torre, Rubén én N Aquella parte del todo / Rubén De la Torre. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2025.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-6137-4

1. Teatro. I. Título. CDD A862

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Tabla de contenido

Agradecimientos

Prólogo

Cambios

Walter

Los Asesinosde Ramírez

Los Mejores

Agradecimientos

A mis padres por darme alas. A mis hermanos por ser una luz incondicional. A mis ángeles (Vivi, Valu, Juli) por estar a mi lado en absolutamente todas. A Jorge Luis Borges. Al café. A la pintura. A los sueños intensos. A Oscar Balducci por llenar mi vida de comas. A las duchas de agua fría y de agua caliente. A todos los que hicieron posible que estas obras se hayan realizado. A la risa de mis amigos entrañables. A mi amada Bahía. A Cala. A Sofi. A la escritura. Al teatro. Al cine. Al helado. Al vino. A una bicicleta. A mi amada Buenos Aires. A los de allá, y a los de acá. A los que confiaron, a los que confían, y a los que jamás van a confiar. A mis amigos guías profesionales, Javier Daulte, Luciano Cáceres y Héctor Díaz. Al Espacio Callejón. Al Espacio de Teatro Boedo XXI. A Titina. A Gato. Al Teatro Del Abasto. A mis profesores. A mis alumnos. A mis compañeros. A Bocha. A Dafne Gasparini. A los Palurdos. Al amor. Al chocolate. Al yoga. A mi familia que me llena de alegría. A las charlas interminables. A la música. A Roberto Starna. A la Diplomatura en Dramaturgia de la UBA. Al olor a mandarina que me lleva a otros lados. Al pasto por ser tan lindo al pisarlo descalzo. A mis plantas. A un perro hermoso. A mis compas lindos del grupo de lectura. A la música. A Sagai. A Valu, por la linda anécdota de los broches. A los viajes. A los libros. A la pimienta. A Proteatro. A Pablo Picasso. A las miradas cómplices, intensas. A los sueños. A los deseos. Al sexo. Al trabajo que amo. A tanta gente hermosa con la que me cruzo día a día. A mi barrio. A Argentores. A las gorras y a las gafas. A los libros. A Jorge Maestro. A los atardeceres. A mi casa, mi terraza. A la miel. Al Truco. Otra vez al helado.

Prólogo

Conozco a Rubén De la Torre hace más de quince años. Es dramaturgo, actor, director, y por si esto fuera poco (diría un vendedor ambulante de otro siglo) pinta cuadros. Las de este libro son solo cuatro historias; pero estoy seguro de que tiene muchas más escritas, en proceso de escritura, de corrección, o de concepción. Porque Rubén es incansable. No hay desafío al que no se atreva: para él no hay montaña demasiado alta para escalar, ni mar demasiado ancho para cruzar.

A mi entender son dos las características que definen la dramaturgia de De la Torre. En primer lugar, su afanosa búsqueda de teatralidad; que consistiría en encontrar siempre aquello que hace que determinada historia solo pueda ser contada en teatro, con su singular, exacto y complejísimo lenguaje. Y por otro lado, su gusto por el asombro, la sorpresa, el juego que nos lleva a un desenlace inesperado, lúdico e ingenioso. Tal como les gusta a los niños. Tal como queremos (al menos yo) sentirnos cuando estamos sentados en una platea: engañados y encantados por la historia que nos están contando. No creo que haya ambición más hermosa.

Espero que disfruten de estos relatos escénicos, de estos juegos llenos de ideas.

Javier Daulte

Cambios

Esta obra fue una de las ganadoras del Concurso de Dramaturgia Luz Testigo, organizado por el Espacio Callejón, en 2020. Se estrenó en 2021 con Dirección de Javier Daulte. Fue publicada por Funámbulos en la Edición 55. Participó del Festival Argentino de Teatro en Santa Fe. Integró el Festival Internacional de Buenos Aires en 2022. También fue estrenada en Montevideo, Uruguay y en Ámsterdam, Holanda.

...cuenta una antigua leyenda oriental, que,

en el fondo de un tanque australiano,

en el medio de un gran campo en Turquía,

se encuentra una flor color lila,

que contiene un mundo en su interior,

en el que tan solo viven dos personas.

“Este no es el caso, pero bien sirve la metáfora.”

PERSONAJES

LOLA

WILLY

Escenografía y vestuario

Iluminación

Música

Prensa

Asistencia de Dirección

Producción

Dirección

María Villar

William Prociuk

José Escobar

Sebastián Francia

Mina

Duche & Zárate

Agustín Meneses

Rubén De la Torre

Javier Daulte

Una terraza. Lola cuelga ropa de un cordel, parada encima de un banquito. Entra Willy. Una música lo inunda todo, por unos segundos. Ellos se miran.

LOLA –Hola.

WILLY –Hola.

Ambos no esperaban encontrarse con alguien. Willy camina hacia un cordel a colgar su ropa que trae en una bolsa de consorcio. En el trayecto se le caen cinco broches.

LOLA –Se te cayeron cinco broches.

WILLY –Si, gracias. (Ve los broches, pero no los junta, y comienza a sacar su ropa de la bolsa.)

Lola se acerca, los junta, va hacia Willy y se los entrega en la mano.

WILLY – Gracias.

Ambos se miran profundamente. Ella vuelve a su lugar de colgado y sube al banquito.

WILLY –¿Sos nueva?

LOLA –Si, bah, no tanto.

WILLY –Claro...

Tiempo.

LOLA –¿Y vos?

WILLY –¿Yo qué?

LOLA –¿Sos nuevo?

WILLY –No tanto, también.

LOLA –Dos años, yo.

WILLY –Ah, no; no sos nueva.

LOLA –Y, son solo dos años; depende de cómo se lo mire.

WILLY –Es un montón. Yo hace dos semanas.

LOLA –Eso sí es nuevo.

WILLY –Claro.

LOLA – Re nuevo.

Ambos se ríen. Silencio incómodo mientras no dejan de mirarse.

LOLA – Tal vez nos cruzamos, pero no nos conocimos.

WILLY – Claro.

Ambos ríen.

Silencio incómodo. Se miran mientras Willy cuelga ropa.

WILLY –¿Vos estás por colgar o ya descolgaste?

LOLA –Yo descolgué, colgué, y ahora me colgué con los broches.

WILLY –Ahhhh...

LOLA – Claro... que me colgué acomodando los broches.

WILLY –Ahhh....

LOLA –Sí, tengo un toc con los broches...

WILLY –(Contento de por fin haber encontrado un tema) Y todos tenemos alguno, más en estas épocas.

LOLA –Si, estas épocas son raras y caen perfecto para los toc.

WILLY –Sí y están de moda.

LOLA –Pero yo este toc no lo tengo por moda, lo tengo desde hace un toco.

Ambos ríen.

Tiempo.

Él sigue colgando la ropa, ella no se va, y sigue acomodando los broches.

WILLY –¿Y qué hacés con los broches?

LOLA – (Contestando inmediatamente) Los cuento.

WILLY –Ah. Mirá.

LOLA –Me tienen que dar pares, si no me llevo o dejo uno.

WILLY –Ahhhh.

LOLA –(Siguiendo con la idea) Y los agrupo. Los engancho en el segundo agujerito mirando al cielo... de a grupos, nunca solos. Tienen que ser más de uno... pobres, solos no.

WILLY –Ah... claro, pobres.

LOLA –Y eso... nada... cosas de este tiempo absurdo que afloran en las personas. ¿Viste?

WILLY –Claro. Pobres. No lo había pensado nunca de ese modo. Pobres.

Tiempo.

LOLA –¿Vos?

WILLY –¿Yo qué?

LOLA –¿Cómo la venís pasando?

WILLY – Ah... sí, claro yo... no yo bien, bah... Ehhh... sí bien, bien... ¿qué sé yo?

LOLA –Perdón, si no me querés contar nada no me cuentes...

WILLY –Nooooo, lo que pasa es que me agarraste de sorpresa con la pregunta. Y me había quedado con lo de los broches...

LOLA –Y encima la loca de los broches quiere saber de tu vida...

Ambos se ríen.

WILLY –Naaaa...

LOLA –En cierta forma sí, porque te pregunté.

WILLY –Nooo, que no sos la loca de los broches para mí...

LOLA –Bueno igual yo ya me iba, bah, no es que me iba, pero me tengo que ir...

WILLY –A buscar más broches.

Se miran, serios.

WILLY –Chiste. Es un chiste, por lo anterior.

LOLA –Ah.

WILLY –Claro.

LOLA –¿Te puedo hacer una pregunta?

WILLY –Sí. Obvio.

LOLA –¿Por qué colgás tanta ropa seca?

WILLY –Para ventilarla. Porque la guardé un tiempo en bolsas plásticas y tomaron el olor.

LOLA –¿Y si la lavás?

Tiempo.

WILLY –¡Buen dato!

Hablan a público:

LOLA –(Verborrágica) Quedé como una loca.

WILLY –Es una loca hermosa...

LOLA –Le salí con lo de los broches...

WILLY –Cuenta los broches.

LOLA –En realidad quedé como lo que soy, ahora que lo pienso.

WILLY –Los agrupa para que no quede ninguno solo en la soga, es divina.

LOLA –Como una loca.

WILLY –Después de todo tener un toc no la convierte en una asesina serial.

En la terraza.

Ambos cuelgan la ropa.

LOLA –Es una casualidad que nos hayamos encontrado de vuelta a la misma hora, a colgar la misma ropa.

WILLY –Causalidad fue.

LOLA –¿Lo previste?

WILLY –Prever un detalle circunstancial es impedir que este suceda.

LOLA –Que suceda como circunstancial, pero en definitiva sucede como tal, nos encontramos.

WILLY –Si sucede conviene.

LOLA – Lo que sucede conviene realmente si es aprovechado para...

WILLY –Existir... Y dejar que fluya.

LOLA –¡Qué filosófico que estás colgando ropa para ventilar!

WILLY –Hoy algo lavé.

LOLA –¿No te da la impresión que uno en estos tiempos pasa a ser otra persona?

WILLY –¿Cómo otra persona?

LOLA –Sí, otra persona. Más intensa en algunos sentidos, más permisiva en otros, más intolerante en casi todos los sentidos.

WILLY –Sí, puede ser.

LOLA –En mi caso es.

WILLY –Voy a tratar de tener cuidado entonces.

LOLA –Tenelo.

Ambos ríen.

LOLA – (Siguiendo con la idea) Todo es más... y por momentos nada alcanza.

WILLY –¿Cómo?

LOLA –Si se es obsesiva se acentúa. Si sos mentiroso también. Si te angustiás es mucho más o nada. Los polos se acercan... Si vas al supermercado, por ejemplo, comprás el doble de cosas que nunca usás, para usarlas doblemente el doble...

WILLY –(Cortándola) ¿Y si amás?

Tiempo.

LOLA –Amar no se puede amar más, ya llegaste al punto amar. Querer sí, se puede querer más. Pero amar es el punto final.

WILLY –Suena raro. Amar es algo bueno, y punto final suena malo.

LOLA –Todo lo bueno tiene que tener un punto final, si es infinito tarde o temprano deja de ser bueno con el tiempo.

WILLY –Se puede trasformar...

LOLA –Pero solo en algo más bueno, y si volvemos a lo de amar, no se puede transformar en otro amar, se extermina.

WILLY – Puede ser.

LOLA –Es. Bueno, sigamos otro día arreglando el mundo existencial.

WILLY –Me encanta.

LOLA –A mí también.

WILLY –Nos vemos cuando nos veamos, pero mientras tanto pensame. Así no dejo de existir.

LOLA –¿Por qué vas a dejar de existir?

WILLY –Lo que no es, aunque sea en la mente, no existe. Automáticamente desaparece. Hay una historia que dice que un umbral antiguo y solitario no desapareció porque lo miraba un caballo mientras pastaba, y al verlo entraba a su mente y lo hacía existir, pensándolo.

LOLA –Creo que los caballos no piensan.

WILLY –Los caballos piensan, pero de una manera muy diferente. A diferencia de nosotros, son ellos mismos en todo momento, sin necesidad de utilizar una máscara a la hora de tratar con sus compañeros, sean humanos o caballos. Viven en el más puro presente.

LOLA – Ahhh.

WILLY – Bueno, eso.

LOLA –Eso.

WILLY –Nos vemos mañana.

LOLA –Tal vez.

WILLY –O cuando suceda.

LOLA –Va a suceder.

A público.

WILLY –Le gusta Borges. Lo del caballo es de Borges. Me volvió loco. Hablamos de la existencia y de filosofía...

LOLA –No le entiendo mucho de lo que me habla por momentos, es demasiado filosófico...

WILLY –Todo tiene que ver con todo y nada tiene que ver con nada.

LOLA –Mezcla los caballos... con el tiempo...Yo digo alguna que otra palabra extraña cada tanto, pero en filosofía hablás raro y queda bien siempre...

En la terraza.

Ambos cuelgan ropa.

WILLY –...y el tiempo siempre es relativo. Tu tiempo pasa diferente a mi tiempo, por más que los dos vivamos en un mismo día. Las monedas son todas iguales pero el tiempo no se puede contar como tal.

LOLA –Como los fósforos...

WILLY –Claaarooo... como los fósforos.

A público.

LOLA –Hoy fue peor, no le entendí nada de nada. Y solo alcancé a decir fósforos en toda la charla.

WILLY –Encima a la cabeza se me venía una atrás de la otra, y le gustaba, lo decía su cara, el brillo en sus ojos.

LOLA –No sé qué voy a hacer.

Transición musical.

A público.

LOLA –Hoy no fui.

WILLY – Hoy no estaba.

Transición.

En la terraza.

LOLA –Perdoname pero no te entiendo.

WILLY –Yo tampoco. Creí que...

LOLA –¿Qué?

WILLY –Que veníamos bien.

LOLA –No te entiendo.

WILLY –¿Qué no me entendés?

LOLA –Prácticamente nada de lo que me dijiste los últimos tres días mientras colgábamos la ropa.

WILLY –¿Nada?

LOLA –Nada.

A público.

WILLY –Me parece que me equivoqué... me hice una película que no era... y ahora que veo la realidad me quiero matar.

LOLA –Creo que ahora me está entendiendo él a mí.

En la terraza.

LOLA –Hablame de vos.

WILLY –¿Qué querés que te diga?

LOLA –No sé. De vos. Pero simple.

WILLY –Soy simple.

LOLA –La filosofía no es simple.

WILLY –Soy muy simple, o era... no sé...

LOLA –Sos.

WILLY –Era. Por momentos me pasa que pienso que nada va a volver a ser igual, incluso yo... y me angustia...

LOLA –Tratá de transformarlo.

WILLY –¿Cómo?

LOLA –Si nada va a volver a ser igual, tu angustia tampoco. Y tal vez te estés angustiando por nada, porque no sabés cómo va a ser todo después.

WILLY –Vos no sos tan simple.

LOLA –¿Y vos? ¿Cómo eras? Contame eso entonces.

WILLY –El tema es así. Estaba de novio, pero no me alcanzaba para alquilarnos algo con ella, entonces me quedé a vivir con mi vieja y mi hermana unos meses, para ahorrar, hasta que me pudiera alquilar algo, y después que venga a vivir ella. Ahorré, y me lo alquilé. Mi vieja y mi hermana se fueron a Italia, de vacaciones. Y se desató todo allá, y viajaron para acá pero no las podía ver porque tenían que estar sin ver a nadie por quince días. Pero tenía que hacer la mudanza. Entonces saqué el colchón y algunas cosas afuera de la casa. Vinieron ellas y las saludé de lejos. Se metieron en la casa y llamé un flete. Llovió y se me mojó el colchón, la ropa no porque la metí en bolsas. Después se desata todo acá y no pude volver a buscar mis cosas. O sea que lo único que tengo son estas bolsas y el colchón todavía mojado... y a veces me angustia... pero la paso bien, es mi lugar.

LOLA –Ah.

WILLY –No entendiste nada.

LOLA –¿Nada de qué?

WILLY–De todo lo que te conté.

LOLA –Sí. Me encantó.

WILLY –¿Qué te encantó? Si me pasó de todo.

LOLA –Pero terminaste diciendo que es tu lugar. Entonces todo lo anterior tuvo que pasar para que vos encuentres tu lugar.

A público.

WILLY –La amo. Le dije todo... Me mató. Es más filosófica que yo.

LOLA –Creo que no entiende de filosofía. O sea, antes me pareció que era bastante filosófico, pero creo que me equivoqué. Pero tiene novia.

WILLY –Ahora que pienso... le dije que tenía novia... Y después no le dije que terminamos.

LOLA –Mañana voy a colgar la ropa a otra hora...

En la terraza.

Ambos cuelgan la ropa.

LOLA –Iba a venir a colgar la ropa a otra hora. Pero no pude.

WILLY –¿Por?

LOLA –Porque es otro toc. Puedo no colgarla. Pero no puedo venir a colgarla a otra hora.

WILLY –¿Y por qué querías venir a otra hora?

LOLA –Porque...

WILLY –(Adelantándosele) Ah, antes que me olvide... ayer te dije que tenía novia, pero después no te dije que no.

LOLA –¿Que no qué?

WILLY –Que me dejó.

LOLA –Ah... Uhhh... Ehhh...

WILLY –No pasa nada. Como vos decís fue parte de encontrar mi lugar.

LOLA –Claro.

WILLY –Digo, porque por ahí te quedaste con esa idea de que estaba con alguien y...

LOLA –¿Y qué?

WILLY – Y nada que ver.

LOLA –Ah.

WILLY –Claro... ¿Y qué me estabas diciendo?

LOLA –No sé.

WILLY –Que querías cambiar el horario de colgar la ropa, ¿por?

LOLA –No. Sí. Por nada. Al final no.

WILLY –Al final no porque no, o no por el toc.

LOLA –Un poco y un poco.

WILLY –Ah.

LOLA –Ah... (Queriendo cambiar de tema) ¿Y vos qué hacés más en estos días?

WILLY –Uh... no sé... dejame pensar...

LOLA –Cualquier cosa... una...

WILLY –Y... Tomo más vino...

LOLA –Ah...

WILLY –¿Vos?

LOLA –No. No tomo vino.

WILLY –No. ¿Vos qué hacés más?

LOLA – Berenjenas.

WILLY –¿Berenjenas?

LOLA –Al escabeche, en pastel, en milanesas, pasta; estos tiempos me pintaron para las berenjenas. De todo tipo, pero berenjenas.

A público.

LOLA –(Alegre) La novia lo dejó.

WILLY –Me clavó un puñal.

LOLA –Y creo que le gusto.

WILLY –Odio... las berenjenas.

LOLA –Hoy hablamos de cosas más tranqui... De berenjenas y esas cosas...

WILLY –Tengo que pensar mucho en mí. No sé qué voy a hacer.

En la terraza.

WILLY –Estuve pensando mucho...

LOLA –Yo también.

WILLY –Ah.

LOLA –¿Vos en qué?

WILLY –Mi cabeza da vueltas y vueltas; hasta en los sueños da vueltas, y no puedo despegarme de un pensamiento.

LOLA –Ah.

WILLY –Y si las cosas y los pensamientos se van y vuelven en forma infinita...

LOLA –¿Como no pudiendo salir de un laberinto?

WILLY –¡Exacto! Entonces no hay que reprimirlos, por más que a veces no sean tan simples. A los pensamientos y a las situaciones que suceden me refiero.

LOLA –¿Y cuáles son esos pensamientos?

Tiempo.

WILLY –Los broches.

LOLA –¿Qué?

WILLY –Por más que piense y piense, se me vienen los broches.

LOLA –¿Los broches?

WILLY –Si. ¿Te acordás cuando nos conocimos?

LOLA –Hace una semana.

WILLY –Para mí pasó una vida.

LOLA – Pero fue hace una semana.

WILLY –Una semana y monedas son lo mismo; pero el tiempo en estos casos no se puede medir.

LOLA –Ah. Mirá que interesante...

WILLY –Y me pasa que cuando me los imagino, a los broches me refiero...

LOLA –Sí, sí, te sigo.

WILLY –