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Mi nombre es Andrés Caldas, soy artista plástico. La obra es una recopilación realizada durante tres años, de casi cien seres imaginarios, creados en un estado de trance (no inducido por ninguna sustancia), sino simplemente escuchando música clásica (en general los caprichos de Paganini). Dejaba fluir las líneas e iban apareciendo los seres. Hay veces que salían complejas formaciones fractales de líneas, figuras geométricas, espirales, etc (de las cuales incluí sólo las más interesantes en este libro), o seres imaginarios, en los que en ningún caso podía predecir cómo iba a ser el resultado final. Es un afloramiento del inconciente, en el cual como un sueño en imágenes, se mezclan aves, dinosaurios, dragones y seres mitológicos. Luego a algunos, los trabajé más profundamente con lápices o con microfibras, incluso dos los llevé a óleo.
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Veröffentlichungsjahr: 2017
andrés eduardo caldas
Bestiario
Editorial Autores de Argentina
Caldas, Andrés Eduardo
Bestiario / Andrés Eduardo Caldas. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2017.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: online
ISBN 978-987-761-013-0
1. Arte Fotográfico. I. Título.
CDD 779
3
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail: [email protected]
Diseño de portada: Justo Echeverría
Ilustración de portada: Andrés Eduardo CaldasDiseño de maquetado: Eleonora Silva
Índice
Los caminos del Arte
Serie de seres coloreados
bocetos de seres por colorear
Seres trabajados en papel misionero
Líneas
Seres trabajados en papel de microfibras
Mundos imaginarios
LOS CAMINOS DEL ARTE
El camino del arte es la manifestación del alma en este mundo material. Es la cualidad de una persona de realizar “algo” con una intencionalidad, de una manera estética lo más perfecta posible. Existe para mí un arte de cocinar, del sonido como la música, del cuerpo –la danza–, de la alimentación, etc. Pero aquí me voy a referir expresamente a lo visual.
Puede ser tomado como hobbie o como terapia ya que es sanador. Pero si uno lo elige como camino, como forma de vida, puede bucear en su interior, conocer a fondo nuestras subjetividades, lo que nos hace únicos como personas, nuestros sentimientos, épocas en las que nos sentimos de alguna forma en particular, nuestro autoconocimiento y de lo que somos capaces. Expresar las distintas facetas del alma, ya que todos tenemos todos los estados de ánimo y sentimentales, todos tenemos un lado luminoso y otro oscuro, y con la experiencia se aprende a manifestarlos en el arte, eligiendo colores, texturas, etc.
Tenemos cuadros alegres como los jardines de Monet del impresionismo en los cuales se analizaba el efecto de la luz sobre los cuerpos y oscuros como las decapitaciones de Caravaggio en el Barroco en Venecia.
Uno experimenta sensaciones, así como el escritor da vida a sus personajes y los vive mientras los crea, el arte es la cualidad de lo que queremos expresar. Un profesor me dijo: “El arte es un mensaje a transmitir”.
El virtuosismo de los cuadros hiperrealistas, muchas veces es sobrevalorado, pueden plasmarse estados de ánimo con unas simples líneas y darles vigor o languidez, plantarlas firmemente en un espacio concreto o dejarlas flotando en un espacio indefinido como el humo de un habano. Pueden usarse afiladas líneas rectas combinadas con las figuras geométricas más duras, o curvas carentes de rigidez pero no de sensibilidad y sensualidad. Lo masculino y lo femenino.
En un principio, en el arte egipcio se trataba de representar las cosas de la vida cotidiana y las del más allá con la –ley de la máxima representación– con un significado mágico, como quién escribe sobre el destino de las almas. No era una cuestión estética, sino que estaba relacionado a lo mágico y espiritual. Si se representaba a una mujer que no tenía posición real, la hacían rollitos en la panza, en cambio las figuras que querían realzarse como la del faraón, aparecían más grandes e idealizadas, porque según como fueran representados era como pasarían al otro mundo, era un tema muy serio y muy pocos eran los artistas y tenían una gran posición social, ellos en realidad eran también sacerdotes. En el arte mesoamericano, además del componente religioso, se realizaban ciudades enteras de acuerdo a las observaciones astronómicas. Esto en realidad lo consideramos arte hoy, pero bajo la real definición de arte actual, ellos no eran artistas, ya que el arte es toda obra estética que no tiene una finalidad fuera de sí. Independientemente de si es “lindo o feo”, responde a un lenguaje visual que es tan real como el alfanumérico. Lo que lo diferencia de las artesanías es que éstas tienen una finalidad.
En el arte europeo medieval, había representaciones de Jesús o de reyes. Hay que ver que todavía el arte estaba al servicio de la comunicación de diferentes ideas o dogmas, no existía la televisión, ni la fotografía, por lo tanto cuanto más real resultara la comunicación, más efecto causaría en las masas que no sabían leer. Incluso las obras comenzaron siendo frescos en las paredes de las grandes catedrales, así que quién quisiera verlas, debería viajar hasta dicho lugar y apreciarlas en el contexto para las que habían sido creadas. Hubo momentos en los que la imagen estaba prohibida por el hecho de que la gente adoraba la imagen y no al Dios.
Incluso el arte de una región nos puede dar hasta una idea de cómo representaban a sus dioses, sus costumbres y está íntimamente ligado a la historia y a los temas que desvelaban a las grandes mentes de las diferentes épocas.
El arte puede trabajarse en un espacio tridimensional en la escultura o bien en la bidimensión del papel o del lienzo, para lo cual se requieren de artilugios para lograr el efecto de la tridimensionalidad, por ejemplo con la perspectiva, creada en el Renacimiento.
Pero volviendo a los caminos del arte, esos que cada persona recorre de formas diferentes, en los que uno va creciendo junto a su obra, y es ella que queda como un registro de cambios que se producen en nuestro interior. La obra, se ha dicho con mucha justicia que sobrevive al artista, esto quiere decir que aún cuando el artista no esté más en este mundo su obra hablará por él.
Hubo momentos en los que era impensado representar algo como la naturaleza o un paisaje de campo, porque el arte debía estar ligado a temas de real importancia para la época como ser Los Evangelios, etc.
Un conjunto de pomos de óleo, cada uno con un color en su interior, separados de los demás no nos dicen mucho, se encuentran en un estado potencial de creación, pero cuando se combinan en el lienzo, se produce la magia. El artista plástico debería lograr sentir que el pincel es una prolongación de sus dedos. No contentarse con “copiar” una imagen y que salga “igual”, si bien se dice que nunca se puede llegar a copiar exactamente un original, porque cada uno le pone su sello, su pincelada, y realiza una interpretación, etc... pensemos en lo siguiente... Si existiera una máquina capaz de recrear un cuadro de Leonardo Da Vinci, pincelada por pincelada, dejándolo idéntico... ¿qué es lo que nos está faltando? La genialidad del momento creativo. El momento creativo es sublime, es un hueco en la trama del espacio-tiempo, en el cual el artista, abstraído del mundo entra en un estado de fluidez, en el cual las ideas parecen brotar solas, quién sabe de dónde?, cuando ya uno no está preocupado por si le va a salir determinada pincelada, o si el color es el correcto, se deja de lado la técnica y ya sólo queda el impulso vital, que parece venir de otra dimensión de nuestro espíritu que pocas veces experimentamos. Es la unión de cuerpo, mente y alma.
El cuerpo es el vehículo que nos permite plasmar lo que hay en nuestro interior. Es la forma en la cual el mundo espiritual se hace material. Muchas veces cuando dejamos que fluyan las pinceladas, descubrimos que inconscientemente plasmamos una mirada, una dulzura especial o una fuerza especial, que está en nuestro interior y se manifiesta sin nuestra intención. En mi caso me pasa con la mirada de los animales. Siento que están vivos, que su mirada se puede descifrar, y es algo totalmente inconsciente.
Siempre recomiendo pintar escuchando música, porque es el arte más abstracto, por lo cual nos traspasa y nos hace vibrar.
Luego vienen las series, que ya no es una obra única, es un conjunto de obras orientadas hacia un fin determinado, a expresar un momento de nuestras vidas que es único y que no volverá a repetirse, por ejemplo, una serie que represente el amor por nuestra mascota, por nuestras plantas, por la creación en sí (como en el caso de los cuadros abstractos) o por un tema religioso o político, incluso ecológico. La obra no necesita ser figurativa. Esto quiere decir que no hace falta que hayan figuras reconocibles. Muchas veces lo figurativo nos distrae de la verdadera esencia del arte. Cuanto menos figurativa es, más estética se vuelve, porque ya no nos enfocamos en si el árbol parece un árbol, no lo contrastamos con otro árbol conocido o aún con el que fue objeto de inspiración, sino que vemos el choque de energía que producen los colores, las tensiones, los contrastes, la fuerza de las líneas, las direcciones, el peso visual de las figuras que hay que balancear o por el contrario generar un desequilibrio intencional que nos saque de la comodidad, las asimetrías que nos inducen a una lectura de la imagen con un recorrido, y no como algo obvio y estático. Esto no lo puede apreciar una persona que no entienda el lenguaje visual. La vibración y la potencia de los colores alcanzan su máxima expresión en la cromoterapia, que es la terapia de sanación basada en el color.
Hasta qué punto la vibración del color nos cambia por dentro y nos exalta o nos tranquiliza. Si viviésemos en un departamento de un ambiente y estuviésemos todo el día en su interior, no sería lo mismo que las paredes estuviesen pintadas de rojo furioso o de celeste. Influiría directamente en nuestros estados de ánimo.
En cuanto a los materiales con los que realizamos una obra, hay una infinidad de ellos, y son los que median entre el cuerpo y el soporte. Constituyen la materia que transmite el mensaje que queremos expresar. La forma se la damos nosotros, nuestra esencia. Es una transformación.
El óleo permite que se fundan un color con el otro generando la falta de contrastes cortantes, sino todo lo contrario, no sabemos dónde termina un color y comienza el otro, porque es un continuo, se funden en esa delgada capa y uno penetra al otro y viceversa. En cambio el acrílico es como una delgadísima lámina plástica, en la cual se producen cortes más bruscos. La tinta china y las acuarelas se trabajan con el agua que produce efectos de mancha, que penetran en la hoja y se hacen una con ella.
Las manchas son una fuente infinita de creatividad, porque no sólo que no existen dos manchas iguales, sino que ante la misma mancha, cada persona ve cosas diferentes. Están desprovistas de toda intencionalidad.
El camino del arte es infinito, termina en este plano con el final de nuestras vidas, pero hasta último momento se puede aprender. Uno nunca tiene la certeza que llegó a determinado punto en donde ya obtiene un título, o algo que certifique que ya no hay nada más por aprender. Es un camino de por vida, y es una de las tantas formas que tenemos para conocernos por dentro. Un maestro de mi profesora de pintura, murió a los 92 años con un pastel de tiza en la mano (es una anécdota que grafica muy bien este camino) Modificamos las formas de la materia para crear algo con intencionalidad, para contar con imágenes de qué estamos hechos!.
ANDRÉS CALDAS 02/07/2017
El bestiario nace un día en el que me encontraba de noche escuchando los caprichos de Niccolo Paganini y comencé a sentir un impulso de dibujar, como si hubiese una fuerza que me guiara. Tomé la primer hoja de papel que encontré, dejé fluir mi mano, apoyé una birome sobre la hoja y sin levantarla, generando una línea continua, como por arte de magia y sin oponer resistencia brotaron los primeros seres imaginarios. Cabe destacar que no tenía ni idea de cómo iban a quedar, qué forma tendrían... sólo dejé que mi mano fuera guiada. Con el correr del tiempo a través de tres años de vez en cuando surgían otros muchas veces intercalados con dibujos lineales de formas fractales. Al principio me asusté, luego me acostumbré a la sensación de ser guiado (quizás por algún aspecto de mi conciencia, quizás por mi alma, quizás por otro ser) y así comenzó la serie de seres imaginarios que suman un total de 99... cifra en la cual decidí publicar el libro. Pasado un tiempo no sólo me acostumbré a la sensación de ser guiado, sino que además logré conectarme y desconectarme a voluntad, osea que creo yo que podrían seguir surgiendo muchos más. Luego con total conciencia diseñé otros 18 seres sobre papel misionero en los cuales mezclaba partes de animales actuales o extintos y les modificaba a voluntad sus proporciones... fue un proceso creativo hermoso y muy estimulante.
Serie de seres coloreados