Chilam Balam de Chumayel - Varios Autores - E-Book

Chilam Balam de Chumayel E-Book

Autores varios

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Beschreibung

El Chilam Balam de Chumayel (o el libro del adivino de las cosas ocultas) es una colección de libros escritos en lengua maya, por personajes anónimos, durante los siglos XVI y XVII, en la península de Yucatán. Los libros del Chilam Balam relatan hechos y circunstancias históricas de la civilización maya antes de la conquista española. Durante la época colonial, los misioneros católicos españoles destruyeron la mayor parte de los escritos de la religión maya, al considerar que tales memorias eran nocivas para la catequización de los mayas. Los mayas escribieron los libros del Chilam Balam después de la conquista, presuntamente por el interés de los colonizadores, por lo que en su redacción se nota ya la influencia de la cultura española, sobre todo en materia religiosa. Estos libros contienen textos de diferentes épocas y estilos, con un contenido religioso profético, médico e histórico, principalmente cronológico. Su nombre deriva del de un sacerdote, Chilam Balam. Estos textos, traducidos por Antonio Mediz Bolio, pretendieron contener los secretos de los mayas y son una fuente importante para el conocimiento de la religión, historia, folklore, medicina, y astronomía de dicha cultura. Se supone que hubo más libros en la colección de Chilam Balam (que se denominaron con los nombres de los pueblos en que los escribieron), pero solo unos pocos sobrevivieron hasta hoy. Los libros más importantes del Chilam Balam son los siguientes: - Maní - Tizimín - Chumayel - Kaua - Ixil - Tusik - Códice PérezEl Chilam Balam de Chumayel, es quizá el más importante de todos. Balam es el nombre más famoso de los chilames que vinieron antes de la venida de los europeos al continente. Es un nombre de familia pero significa brujo o mago. Asimismo Chilam o Chilán es el título que se daba a los oráculos que interpretaban los libros y la voluntad de los Dioses. También Chilam significa «el que es boca» y Balam es, a su vez, «Jaguar». Por lo que Chilam Balam se puede traducir como «Jaguar acostado» en alusión a un Dios maya encarnado en este felino.

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Autores varios

Chilam Balam de ChumayelTraducción, edición y notas de Antonio Mediz Bolio

Barcelona 2023

Linkgua-ediciones.com

Créditos

Título original: Chilam Balam.

© 2023, Red ediciones S.L.

Traducción de: Antonio Mediz Bolio

Revisada y actualizada por: Ramón Bastarrachea Manzano, Domingo Dzul Poot y Miguel Rivera Dorado

e-mail: [email protected]

Diseño de cubierta: Michel Mallard.

ISBN rústica: 978-84-9816-648-4.

ISBN ebook: 978-84-9897-143-9.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

Sumario

Créditos 4

Brevísima presentación 7

Libro de Chilam Balam de Chumayel 9

Introducción 9

Capítulo I. Crónica de los antepasados 13

Capítulo II. Lamentaciones en un Katún once Ahau 21

Capítulo III. El final del tiempo antiguo 23

Capítulo IV. Notas calendáricas y astronómicas 27

Capítulo V. Palabras del Suyua Tan 32

Capítulo VI. Los viejos y los nuevos dioses 43

Capítulo VII. El Katún trece Ahau 53

Capítulo VIII. Canto triste de los Itzaes 57

Capítulo IX. El nacimiento del uinal 59

Capítulo X. Sucesos en un Katún diez Ahau 62

Capítulo XI. Segunda serie de palabras del Suyua Tan 66

Capítulo XII. La rueda de los Katunes 72

Texto de la rueda de los Katunes 73

Capítulo XIII. Vaticinios de los Trece Katunes 82

Capítulo del año Katún 84

Capítulo XIV. Las últimas profecías 100

Libros a la carta 107

Brevísima presentación

El Chilam Balam (o el libro del adivino de las cosas ocultas) es una colección de libros escritos durante los siglos XVII y XVIII en lenguaje Maya, en el actual México.

Estos textos pretendieron contener los secretos de los mayas y son una fuente importante para el conocimiento de la religión, historia, folklore, medicina, y astronomía de dicha cultura. Se supone que hubo una cantidad mayor de libros en la colección de Chilam Balam (denominados con los nombres de lo pueblos en los que fueron escritos), pero solo un puñado han sobrevivido hasta hoy.

Los libros más importantes del Chilam Balam son los siguientes:

Maní

Tizimín

Chumayel

Kaua

Ixil

Tusik

Códice Pérez

El Chilam Balam de Chumayel, es quizá el más importante de todos. Balam es el nombre más famoso de los chilames que vinieron antes de la venida de los europeos al continente. Es un nombre de familia pero significa brujo o mago y Chilam o Chilán es el título que se daba a los oráculos que interpretaban los libros y la voluntad de los Dioses. La palabra significa «el que es boca». Balam es también «Jaguar». Los mayas clásicos tenían un Dios Jaguar. Chilam Balam se puede traducir como «Jaguar acostado».

Libro de Chilam Balam de Chumayel

A la esclarecida memoria del tres veces ilustrísimo doctor don Crescencio Carrillo y Ancona, gran sabio en el espíritu, en la lengua y en la vida del Mayab, y a cuyo amor por la insigne raza de que fue hijo excelso se debió la conservación de este precioso libro dedica con filial y devoto respeto este trabajo.

Introducción

El llamado Chilam Balam de Chumayel es el más importante de los códices, propiamente manuscritos mayas, que hasta hoy se conocen. Como todos los otros, es una sucesión de textos de diferentes épocas y estilos. Generalmente se ha tenido como compilador de ellos a un indio instruido llamado don Juan José Hoil, natural y vecino de Chumayel, en Yucatán, según aparece en una nota por él suscrita, con fecha 20 de enero de 1782, en la página 81 del libro; pero es muy probable que, aparte del mencionado Hoil, hayan intervenido otros indios en la formación del manuscrito, ya que se puede apreciar que hay en él distintos caracteres y formas de letra y aun distintas clases de ortografía.

La mayor parte de los textos son de índole mística; otros, contienen síntesis de relaciones de hechos, aunque también con un sentido indudablemente religioso; otros, son cronologías extremadamente sintéticas como las que los mayistas llaman «Serie de los Katunes»; hay, también, interesantísimos fragmentos que muchos han tomado, a primera vista por simples colecciones de acertijos y que en realidad no son sino fórmulas simbólicas de iniciación religiosa. La última parte del manuscrito consiste, principalmente, en la transcripción de las «Profecías» atribuidas al sacerdote Chilam Balam y a otros. Del nombre de este sacerdote Chilam Balam han tomado el suyo los manuscritos mayas que, vulgarmente, son llamados desde hace mucho tiempo: libros de Chilam Balam.

El manuscrito de Chumayel fue encontrado en el pueblo de su nombre a mediados del siglo XIX y entregado al egregio obispo don Cresencio Carrillo y Ancona, eminentísimo historiador, en cuyo poder estuvo hasta su muerte. Se sabe de una copia hecha por Berendt en el año de 1868 y varios fragmentos de esa copia fueron publicados por Brinton en sus Maya Chronicles.

Después de la muerte del señor obispo Carrillo y Ancona, su albacea, don José Dolores Rivero Figueroa, permitió al ilustre sabio don Teoberto Maler, fotografiar, página por página, el valiosísimo documento1 y, no sé si antes o después, el señor G. B. Gordon2 hizo también una reproducción fotográfica del mismo manuscrito, que le fue facilitado por don Audomaro Molina, y que se editó en 1913 bajo los auspicios del University Museum, de Filadelfia. Esta magnífica reproducción es la que hoy, afortunadamente, permite el estudio del manuscrito, ya que el original desapareció de la Biblioteca «Cepeda», de la ciudad de Mérida, en donde fue depositado después de la expropiación que de él se hizo al albacea del señor Carrillo y Ancona por el año de 1916.3

Es muy de lamentarse que el señor Carrillo y Ancona, cuya autoridad en asuntos mayas, y sobre todo en el idioma, fue indiscutible, no hubiese hecho una traducción completa del manuscrito. Las traducciones fragmentarias incluidas en la obra de Brinton son, por razón natural, muy deficientes y se reducen a las páginas de cronología, brillantemente traducidas después por don Juan Martínez Hernández. Por lo general, ha sido desdeñado todo lo demás del libro con excepción de algunas de las «profecías» (ya traducidas, con los errores de la época, por el padre Lizana, quien tomó el texto de repeticiones orales hechas por los sacerdotes indios contemporáneos de la Conquista).

En 1933, tres años después de publicada la primera edición de esta traducción íntegra del manuscrito que hoy, honrándome mucho, edita por segunda vez la Universidad Nacional de México, apareció una versión al inglés, del profesor Roys, editada por la Carnegie Institution, de Washington. Posteriormente, el profesor Gates publicó una nueva versión suya en el «Maya Quarterly».4

Sin duda alguna, los textos del Chumayel, más o menos adulterados, provienen directamente de antiguos cantos o relaciones poemáticas que de padres a hijos fueron bajando, repetidos de memoria, hasta los días de la dominación española, al principio de la cual algunos de los indios (probablemente sacerdotes) que aprendieron a escribir con los caracteres europeos consignaron sigilosamente por escrito tales relaciones con objeto de que no se perdieran en definitiva. Estos manuscritos formaron así, nuevos Libros Mayas devotamente conservados en secreto por sus privilegiados poseedores, según la liturgia tradicional que hacía de los Yanaltés o Libros, cosa santa y oculta.

Un estudio lento y cuidadoso del Chumayel, me hizo encontrar en él cosas tan interesantes y tan llenas de belleza, que me determiné a emprender la difícil tarea de ir vertiéndolo íntegro al castellano, para entregarlo en este volumen, al examen y a la discusión de los hombres interesados en esta clase de asuntos y que no conocen la vieja lengua del Mayab.

Declaro que mi principal propósito al acometer este trabajo, fue lograr que, sin que la traducción resultase oscura, conservara hasta donde fuera posible toda la fuerza literal de la expresión maya, para conseguir el resultado de que la intención mental y la ideología pura de aquellos textos pudiera ser apreciada a través del castellano, sin afectar de nuestra mentalidad moderna y mestiza ni la esencia ni la forma maya. Conservando esta disciplina y ayudando mis limitados conocimientos de la lengua con los instrumentos más autorizados, creo haber podido lograr una labor que confío habrá de ofrecer alguna novedad y que, acaso, como a mí mismo, sorprenda un poco a los que no imaginaban el verdadero carácter ni el alcance ni la profundidad de la antigua literatura mística de nuestros padres mayas.

Es cierto que algunas veces, sobre todo cuando se cruza por la maraña sintética de los textos religiosos arcaicos, es preciso interpretar un poco al mismo tiempo que traducir literalmente y que, en ocasiones, se tropieza con la dificultad de poder encontrar, en la precisión, a veces demasiado rígida, de nuestros vocablos, la representación propia del sentido maya auténtico, muchas veces sutilísimo y abstracto, que, especialmente en los conceptos religiosos, más bien sugiere que expresa y que casi nunca deja de tener fina intención alegórica y esencia oculta.

Pero puedo decir sinceramente que, hasta donde cabe, no he interpretado sino vertido con empeñosa fidelidad, concepto a concepto, dejando a los que estudien estos misteriosos escritos el entenderlos e interpretarlos conforme a su preparación y a su intuición personal y propia. Pienso que, contra lo que hasta hoy se ha creído generalmente, la forma y el asunto de casi la totalidad de este manuscrito ha de interesar más a los hombres versados en cuestiones de mística y de esoterismo que a los arqueólogos y a los historiadores. También ofrecerá interés el estudio de estos textos a los aficionados al arte antiguo, que quieran encontrar muestras más o menos fidedignas de la auténtica literatura maya.

Por mi parte, solo podría ufanarme de haber puesto en esta versión, a través de largas y laboriosas vigilias consagradas a este trabajo, todo mi amor y todo mi esfuerzo por hacer una obra honrada que en algo ayude a conocer más el espíritu inefable de la misteriosa y antiquísima raza, en medio de cuyos últimos vástagos nací y he vivido mis mejores años.

Antonio Mediz Bolio

1 En 1887. (N. del E.)

2 Director del Museo de la Universidad de Pennsylvania.(N. del E.)

3 En 1938 apareció en los Estados Unidos, ofrecido en venta por la suma de 7.000 dólares. Después fue ofrecido al doctor Sylvanus G. Morley por la suma de 5.000 dólares. (N. del E.)

4 En 1955 se tradujo al francés (Peret). (N. del E.)

Capítulo I. Crónica de los antepasados

El primer hombre de la familia Canul. La calabaza blanca, la hierba y el palo mulato son su enramada... El palo de Campeche es la choza de Yaxum, el primer hombre del linaje Cauich.

El Señor del Sur es el tronco del linaje del gran Uc. Xkantacay es su nombre. Y es el tronco del linaje de Ah Puch.

Nueve ríos los guardaban. Nueve montañas los guardaban.

El pedernal rojo es la sagrada piedra de Ah Chac Mucen Cab. La Madre Ceiba Roja, su Centro Escondido, está en el Oriente. El chacalpucté es el árbol de ellos. Suyos son el zapote rojo y los bejucos rojos. Los pavos rojos de cresta amarilla son sus pavos. El maíz rojo y tostado es su maíz.

El pedernal blanco es la sagrada piedra del Norte. La Madre Ceiba Blanca es el Centro Invisible de Sac Mucen Cab. Los pavos blancos son sus pavos. Los frijoles lima blancos son sus frijoles. El maíz blanco es su maíz.

El pedernal negro es la piedra del Poniente. La Madre Ceiba Negra es su Centro Escondido. El maíz pinto es su maíz. El camote de pezón negro es su camote. Las palomas negras silvestres son sus pavos. El akab chan (variedad de maíz) es su maíz. El frijol negro es su frijol. El frijol lima negro es su frijol.

El pedernal amarillo es la piedra del Sur. La Madre Ceiba Amarilla es su Centro Escondido. El pucté amarillo es su árbol. El pucté amarillo es su camote. Las palomas silvestres amarillas son sus pavos. El maíz amarillo es su mazorca.

El Once Ahau es el katún en que aconteció que tomaron posesión de los lugares.

Y empezó a venir Ah Ppisté. Este Ah Ppisté era el medidor de la tierra.

Y entonces vino Chacté Abán, a buscar sus lugares de descanso y fin de sus jornadas.

Y vino Uac Habnal a marcar las medidas con señales de hierba, entretanto venía Miscit Ahau a limpiar las tierras medidas, y entretanto venía Ah Ppisul, el medidor, el cual medía amplios lugares de descanso.

Fue cuando se establecieron los jefes de los rumbos Ix Noh Uc, Jefe del Oriente. Ox Tocoy Moo, Jefe del Oriente. Ox Pauah, jefe del Oriente. Ah Mis, jefe del Oriente.

Batún, Jefe del Norte. Ah Puch, Jefe del Norte. Balamná, Jefe del Norte. Aké, Jefe del Norte.

Kan, Jefe del Poniente. Ah Chab, Jefe del Poniente. Ah Uucuch, Jefe del Poniente.

Ah Yamás, jefe del Sur. Ah Puch, Jefe del Sur. Cauich, Jefe del Sur. Ah Couoh, Jefe del Sur. Ah Puc, Jefe del Sur.

La gran Abeja Roja es la que está en el Oriente. Las flores de corola roja son sus jícaras. La flor encarnada es su flor.

La gran Abeja Blanca es la que está en el Norte. Las flores de corola blanca son sus jícaras. La flor blanca es su flor.

La gran Abeja Negra es la que está en el Poniente. El lirio negro es su jícara. La flor negra es su flor.

La gran Abeja Amarilla es la que está en el Sur. La flor amarilla es su jícara. La flor amarilla es su flor.

Entonces se multiplicó la muchedumbre de los hijos de las abejas,5 en la pequeña Cuzamil.6 Y allí fue la flor de la miel, la jícara de la miel y el primer colmenar y el corazón de la tierra.

Kin Pauah era el gran sacerdote, el que gobernaba el ejército de los guerreros y era el guardián de Ah Hulneb, en el altar de Cuzamil. Y de Ah Yax Ac-Chinab y de Kinich Kakmó.

A Ah-Itz-tzim-thul chac reverenciaban en Ich-Caan-sihó, los de Uayom Chchichch. Eran sacerdotes en Ich-Caan-sihó, Canul, IxPop-ti-Balam, los dos Ah Kin Chablé. Su rey era Cabal-Xiú.

Los sacerdotes de Uxmal reverenciaban a Chac, los sacerdotes del tiempo antiguo. Y fue traído Hapai-Can en el barco de los Chan. Cuando éste llegó, se marcaron con sangre las paredes de Uxmal.

Entonces fue robada la Serpiente de Vida de Chac-Xib-Chac, la Serpiente de Vida de Sac-Xib-Chac fue robada. Y la Serpiente de Vida de Ek-Yuuan-Chac fue arrebatada también.

IxSac-belis era el nombre de la abuela de ellos. Chac-Ek-Yuuan-Chac era su padre. Hun-Yuuan-Chac era el hermano menor.

Uoh-Puc era su nombre. Esto se escribió: «Uoh», en la palma de su mano.7 Y se escribió: «Uoh», debajo de su garganta. Y se escribió en la planta de su pie. Y se escribió en el brazo de Ah Uoh-Pucil.

No eran dioses. Eran gigantes.

Solamente al verdadero dios Gran padre adoraban en la lengua de la sabiduría en Mayapán. Ah Kin Cobá era sacerdote dentro de las murallas. Tzulim Chan en el Poniente. Nauat era el guardían en la puerta de la fortaleza del Sur. Couoh era el guardián en la puerta de la fortaleza del oriente. Ah-Ek era otro de sus señores. He aquí su Señor: Ah Tapai Nok Cauich era el nombre de su Halach-Uinic, Hunacceel, el servidor de Ah Mex-Cuc.

Y éste pidió entonces una flor entera. Y pidió una estera blanca. Y pidió dos vestidos. Y pidió pavos azules. Y pidió su lazo de caza. Y pidió vasijas.

Y de allí salieron y llegaron a Ppole. Allí crecieron los Itzaes. Allí entonces tuvieron por madre a Ix Ppol.

He aquí que llegaron a Aké. Allí les nacieron hijos, allí se nutrieron. Aké es el nombre de este lugar, decían.

Entonces llegaron a Alaa. Alaa es el nombre de este lugar, decían. Y vinieron a Kanholá. Y vinieron a Tixchel. Allí se elevó su lenguaje, allí subió su conocimiento. Y entonces llegaron a Ninum. Allí aumentó su lengua, allí aumentó el saber de los Itzaes. Y llegaron a Chikin-dzonot. Allí se volvieron sus rostros al Poniente. Chikin-dzonot es el nombre de este lugar, decían. Y llegaron a Tzuc-op. Allí se dividieron en grupos, bajo un árbol de anona. Tzuc-op es el nombre de este lugar, dijeron.

Y llegaron a Tah-Cab, donde castraban miel los Itzaes, para que fuera bebida por la Imagen del Sol. Y se castró miel y fue bebida. Cabilnebá es su nombre.

Y llegaron a Kikil. Allí se enfermaron de disentería. Kikil es el nombre de este lugar, dijeron.