Construyendo legitimidad después del cautiverio - Alfonso Renato Vargas Murillo - E-Book

Construyendo legitimidad después del cautiverio E-Book

Alfonso Renato Vargas Murillo

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Este libro explora las complejas dinámicas políticas en Tacna durante un periodo crucial de su historia: los años inmediatamente posteriores a su reincorporación al Perú tras medio siglo de ocupación chilena (1929-1934). A través de un minucioso análisis de la prensa local, el autor examina cómo diferentes actores políticos — especialmente el APRA y la Unión Revolucionaria — buscaron construir legitimidad en un territorio que enfrentaba tanto los desafíos de la reintegración nacional como los efectos de la crisis económica global. La investigación revela cómo estos grupos movilizaron la memoria del "cautiverio" y articularon distintas visiones del pasado, presente y futuro de Tacna para ganar apoyo popular. El estudio presta especial atención a las estrategias discursivas empleadas en periódicos como La Nación, La Verdad y Justicia, demostrando cómo la prensa se convirtió en arena principal de las disputas por el poder simbólico y político en la región. El libro ofrece una nueva perspectiva sobre un periodo poco estudiado de la historia fronteriza peruano-chilena, contribuyendo a nuestra comprensión de cómo las comunidades procesan experiencias traumáticas de ocupación y reconstruyen sus identidades políticas en contextos de crisis y transformación.

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Veröffentlichungsjahr: 2025

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Dedico esta obra a mi amada esposa Ilda y a mi amado hijo Aarón. A la memoria de Eduardo Murillo Alfaro.

Agradezco a Dios Todopoderoso.

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

I. INTELECTUALES Y ESTRATEGIAS DE LEGITIMACIÓN DEL LEGUIISMO EN TORNO A LA REINCORPORACIÓN (1929)

II. EL SANCHEZCERRISMO EN TACNA: AUGE Y CAÍDA DE LA UNIÓN REVOLUCIONARIA (1931-1934)

III. PRÁCTICAS PARTIDARIAS Y DISCURSOS POLÍTICOS DEL PARTIDO APRISTA PERUANO EN TACNA DURANTE LA CRISIS (1931-1934)

IV. DISCURSO POLÍTICO Y POLARIZACIÓN SOCIAL: EL DISCURSO ANTI-APRISTA EN LA PRENSA DURANTE LA CAMPAÑA ELECTORAL DE 1931

V. METÁFORAS, TEMPORALIDADES Y DISCURSO HISTÓRICO DEL APRISMO TACNEÑO EN LA NACIÓN (1931)

VI. “JUSTICIA ES REDENCIÓN”: APRISMO Y DISCURSO HISTÓRICO EN EL BISEMANARIO JUSTICIA (1933-1934)

REFERENCIAS:

INTRODUCCIÓN

La tercera década del siglo XX en el Perú constituye un período de profundas transformaciones y desafíos que marcaron de manera decisiva el devenir del país. La crisis del régimen oligárquico, la irrupción de nuevos actores políticos como el Partido Aprista Peruano y el Partido Unión Revolucionaria, y los efectos devastadores de la Gran Depresión de 1929 configuraron un escenario de alta conflictividad, polarización y búsqueda de alternativas. En este contexto convulso, Tacna enfrentaba además los complejos retos de su reincorporación al Perú tras casi medio siglo bajo administración chilena como resultado de la Guerra del Pacífico.

¿Cómo vivieron los tacneños este período de crisis e incertidumbre? ¿Qué discursos, prácticas y representaciones movilizaron para enfrentar los desafíos de su tiempo? ¿Cómo se articularon las dinámicas políticas y sociales locales con los procesos nacionales e internacionales? Estas son algunas de las preguntas que guían la presente publicación, que explora la compleja trama de la historia tacneña entre 1929 y 1934 a través de la recopilación de artículos fueron publicados en revistas académicas nacionales e internacionales entre el 2017 y el 2024, luego de la revisión por pares correspondiente.

En primer lugar, para poder comprender mejor los capítulos siguientes es necesario que caractericemos la situación social y económica de Tacna post-cautiverio para poder situar, en dicho contexto, las diversas prácticas, los discursos y las tensiones políticas que analizaremos.

El contexto de crisis post-cautiverio1 en Tacna2

La reincorporación de Tacna al Perú en 1929 marcó el inicio de un período de crisis económica y social que se extendería por varios años. Este proceso coincidió con el final del segundo mandato de Augusto B. Leguía (1919-1930), que contrastaba significativamente con su primer gobierno (1908-1912), caracterizado por el crecimiento económico y la inversión en producción y exportaciones (Zegarra, 2020). Inmediatamente después de la reincorporación, el presidente Leguía hizo una serie de promesas a Tacna. Estas incluían la implementación de obras de salubridad pública, la creación de escuelas populares, la construcción de carreteras, el fomento de la industria y el comercio, y la ejecución de obras de irrigación (La Patria, 5 de septiembre de 1929, p. 2). Sin embargo, estas promesas pronto se verían obstaculizadas por la crisis económica global y la inestabilidad política nacional.

Apenas 56 días después de la reincorporación, la crisis económica mundial impactó severamente en la incipiente economía tacneña. El sector empresarial de origen italiano, que había reemplazado al británico, enfrentó dificultades para reorganizar sus actividades comerciales. El sistema bancario nacional, que había sustituido al chileno en Tacna, también se vio gravemente afectado (Panty, 2018). La crisis se agudizó en 1930 con la caída del gobierno de Leguía y el golpe de Estado liderado por Luis Miguel Sánchez Cerro. Este evento puso fin a la crisis política, pero no logró resolver los problemas económicos (Klarén, 2012; Pease y Romero, 2013; Ugarteche, 1969). Sánchez Cerro se enfrentó a un panorama de agitación social y una economía debilitada, lo que lo llevó a implementar medidas de austeridad y suspender los pagos de la deuda externa (Parodi, 2020; Zegarra, 2020).

En 1930, las exportaciones de Tacna a Arica aún mantenían cierto volumen. Según datos publicados en La Nación, el valor total de estas exportaciones ascendía a 993,000 soles de la época. Los productos más importantes eran las verduras, legumbres y frutas, que representaban 720,000 soles, seguidos por el ganado con 224,000 soles. Otros productos significativos incluían papas y camotes (28,000 soles), huevos (12,000 soles) y aves (6,000 soles) (Panty, 2018).

Sin embargo, la situación empeoró rápidamente. A finales de 1930, los agricultores de Tacna ya solicitaban al director general de Hacienda autorización para extraer guano de la localidad de Sama, argumentando que el guano proveniente de Arica resultaba demasiado costoso debido a los gastos de transporte y almacenamiento (Compañía Administradora del Guano, 1931, p. 256).

El año 1931 fue particularmente difícil para Tacna. El 15 de enero, el periódico La Nación anunció el cierre de la sucursal del Banco del Perú y Londres. El 27 de febrero, la Superintendencia de Bancos declaró oficialmente el estado de quiebra del banco y decretó su liquidación (Panty, 2018). Las tensiones sociales se hicieron evidentes. Un ejemplo claro se observa en la denuncia de abusos contra los trabajadores del Ferrocarril Tacna-Arica, publicada en La Nación el 16 de enero de 1931. El artículo describía cómo la gerencia del ferrocarril redujo los salarios de los trabajadores en un 35%, lo que provocó protestas y negociaciones que resultaron en la reducción de la jornada laboral a tres días a la semana (La Nación, 16 de enero de 1931, p. 2).

La crisis también se reflejó en las estadísticas de comercio exterior. Entre 1930 y 1931, se produjo una caída significativa en las exportaciones que salieron de la oficina de aduana de Tacna. En 1930, las exportaciones alcanzaron 6,033 toneladas con un valor de 912,666 soles oro. Sin embargo, en 1931, estas cifras se redujeron drásticamente a 3,008 toneladas con un valor de 459,990 soles oro, lo que representa una disminución de aproximadamente el 50% tanto en volumen como en valor. Las importaciones, por otro lado, se mantuvieron relativamente estables, pasando de 3,363 toneladas en 1930 a 3,121 toneladas en 1931, con una ligera reducción en el valor de 742,139 a 738,354 soles oro (Ministerio de Hacienda y Comercio, 1940, p. 302).

En respuesta a la crisis, la Junta Nacional de Gobierno, encabezada por David Samanez Ocampo, implementó una serie de medidas en 1931. En mayo, se emitió un Decreto Ley que asignaba 300,000 soles provenientes de la liquidación de la Caja Nacional de Ahorros para diversos proyectos en Tacna, incluyendo el desarrollo agrícola y la mejora de infraestructuras (Panty, 2018). Además, se promulgó el DL N.° 7103 para hacer frente al desempleo, estableciendo contribuciones especiales para financiar obras públicas. Se crearon las Juntas Pro- desocupados, que utilizaban estos fondos para construir viviendas, caminos, mercados, escuelas y otras infraestructuras. Sin embargo, Tacna recibió una de las asignaciones más bajas, con solo 10,000 soles (Ponce, 2020).

En julio de 1931 se creó el Comité Pro-desocupados, que impulsó obras como la reparación de la carretera Tacna-Tarata para proporcionar empleo temporal (Panty, 2018). A pesar de estos esfuerzos, en diciembre de 1931, según la Junta Pro-desocupados de Tacna, había 400 personas sin trabajo en el distrito de Tacna, lo que representaba el 12% de la población masculina (La Nación, 4 de diciembre de 1931).

Un informe de la Estación Agronómica de Tacna publicado a finales de 1931 detallaba la gravedad de la situación. Señalaba que la reincorporación había significado una reducción del 50% de la población consumidora y una caída del 60% en las importaciones. La exportación de productos agrícolas a Chile había disminuido a un 39.1% de lo que fue en 1930, y la exportación de ganado a Arica se había reducido a cero (Flores, 1931, p. 297).

La crisis continuó en 1932, afectando diversos aspectos de la economía y la sociedad tacneña. El periódico La Verdad publicó listas de contribuyentes que evidenciaban una industria débil, principalmente de bienes de consumo. Entre los principales contribuyentes se encontraban fabricantes de bebidas gaseosas, fideos y velas. Por ejemplo, Marcel Bacigalupo, propietario de una fábrica de fideos, gaseosas y otros productos, pagaba una contribución anual de 400 soles, mientras que fábricas más pequeñas de aguas gaseosas, como las de Humberto Coda y Felipe Barrios, contribuían con 50 soles cada una (Panty, 2018).

La situación se vio agravada por factores externos como la crisis del comercio boliviano (1931-1932) y el inicio de la Guerra del Chaco (1932-1935) entre Bolivia y Paraguay, que afectaron las relaciones comerciales de la región (Díaz y Bustos, 2020). Además, en mayo de 1932, la prolongada crisis económica obligó a la Municipalidad de Tacna a anular beneficios como la gratuidad del servicio de luz y baja policía, que habían estado vigentes desde la reincorporación de Tacna. Esta medida generó tensiones con la población, que se resistió a realizar dichos pagos, llevando a la municipalidad a ejecutar cobros coactivos justificándose en la mala situación económica de la institución (La Verdad, 11 de mayo de 1932, p. 1).

En junio de 1932, el periódico La Verdad reclamaba la nula actividad realizada por la Sociedad de Beneficencia Pública de Tacna hasta la fecha y su importancia ante un contexto de “considerable indigencia social”. El periódico abogaba por la implementación de Cunas Maternales, Gotas de Leche y Escuelas Talleres en el departamento (La Verdad, 12 de junio de 1932, p. 2).

En 1933, tras el asesinato de Sánchez Cerro, asumió el poder Óscar R. Benavides, cuyo gobierno se caracterizó por un enfoque más autoritario y la persistencia de tensiones sociales (Klarén, 2012; Contreras y Cueto, 2013). En Tacna, la crisis económica seguía siendo una preocupación central. En julio de ese año, un grupo de propietarios de la ciudad envió un memorial al Presidente de la República solicitando la exoneración del pago de impuestos prediales hasta 1935, argumentando la disminución y, en algunos casos, la paralización de las actividades ganaderas, agrícolas e industriales (La Verdad, 9 de julio de 1933, p. 2).

Además, se emitió un memorial al Ministro de Hacienda en el que Bruno Vargas y Carlos Nalvarte, actores políticos importantes en los primeros años del retorno de Tacna al Perú, denunciaban la explotación de las “llaretas” (plantas utilizadas como combustible) que crecían en territorio peruano por parte de empresas azufreras chilenas. Proponían que se gravara su explotación para poder realizar obras en favor de un comercio y agricultura que consideraban como agonizante en el Departamento (La Verdad, 26 de julio de 1933, p. 3).

En septiembre de 1933, La Verdad reclamaba sobre el incremento en el costo de vida, ejemplificado con el aumento de hasta un 40% en el precio del arroz “colorado”, considerado el más consumido por la población por ser el más barato. El periódico exigía la intervención del Inspector de Subsistencias para frenar lo que consideraba como una “tiranía mercantil” (La Verdad, 26 de agosto de 1933, p. 2).

Para 1934, aunque la crisis continuaba, comenzaron a surgir propuestas más concretas para reactivar la economía local. En enero, a través de La Verdad, se reclamaba sobre los elevados costos del transporte en el Ferrocarril Tacna-Arica, proponiendo la creación de un muelle de rieles en La Yarada como alternativa (La Verdad, 20 de enero de 1934, p. 2).

En marzo de 1934, el Prefecto del Departamento tomó la iniciativa de realizar una encuesta a los residentes de Tacna sobre cuáles consideraban que eran las principales necesidades del Departamento y cómo atenderlas. Las preguntas abordaron aspectos como la opinión sobre los problemas inmediatos, los de menor urgencia, la ubicación del puerto para Tacna, las obras públicas necesarias, los caminos que se deberían construir, el problema de la captación del agua para la agricultura, la asociación de agricultores para fines de exportación, sembríos que fortalecerían la economía y su factibilidad, la falta de comercio con otros departamentos y las causas del incremento del costo de vida (La Verdad, 31 de marzo de 1934, p. 2).

La firma de un convenio comercial entre Perú y Chile en 1934 generó dudas sobre las ventajas que podrían obtener el departamento. El ex diputado Roberto Mac Lean denunció que, pese a conocerse solamente algunas líneas generales de dicho convenio, principalmente sobre la transferencia de materias primas, al no saber sobre medidas específicas beneficiosas para Tacna y su situación de crisis, consideraba que se estarían cometiendo los mismos errores de gobiernos pasados (La Verdad, 12 de abril de 1934, p. 1).

A pesar de estos esfuerzos y propuestas, la recuperación económica de Tacna seguía siendo un desafío. La región continuaba enfrentándose a problemas estructurales como la dependencia del puerto de Arica, la falta de diversificación económica y la insuficiente atención por parte del gobierno central. Sin embargo, este período también marcó el inicio de un debate más intenso sobre las estrategias de desarrollo local y la necesidad de una mayor autonomía económica para la región.

La ruta teórico-metodológica:

Desde el punto de vista teórico, este libro se nutre de diversas corrientes historiográficas y de las ciencias sociales que han renovado nuestra comprensión del pasado. En primer lugar, incorpora las críticas a las visiones institucionalistas y elitistas de la historia política, rescatando la dimensión cultural de la política, los lenguajes y las representaciones (Rodríguez, 2017). Este enfoque nos permitió examinar los discursos y prácticas de los actores tacneños para comprender su cultura política y su relación con los imaginarios nacionales en disputa.

En segundo lugar, recoge los aportes de la historia regional y local, que ha permitido deconstruir las narrativas homogeneizantes y evidenciar la heterogeneidad de los procesos históricos (Villasmil, 2023). Este marco teórico facilitó el análisis de las especificidades y variaciones regionales de la experiencia tacneña en relación con otras zonas del país, así como la vinculación de los acontecimientos locales con las tendencias nacionales e internacionales.

En tercer lugar, se nutre de las preocupaciones por indagar los usos e itinerarios de los conceptos políticos y sociales en contextos específicos (Koselleck, 2012). Este acercamiento permitió explorar los significados e implicancias que tuvo el concepto de “crisis” en el discurso de las élites y sectores populares tacneños, así como su posicionamiento frente a nociones como “cautiverio”, “heoicidad”, “nacionalismo”, “justicia”, entre otras. Asimismo, las categorías koselleckianas de “espacio de experiencia” y “horizonte de expectativa” facilitaron el análisis de las diferentes temporalidades en tensión durante este periodo, al igual que la noción de “regímenes de historicidad” de François Hartog.

Finalmente, incorpora herramientas del análisis del discurso para examinar las relaciones entre lenguaje, ideología y poder (Van Dijk, 2016). Esta perspectiva posibilitó el estudio de las estrategias discursivas empleadas por los diferentes actores para legitimar sus posiciones e intereses, así como la expresión y reproducción de las asimetrías sociales en el discurso público.

Metodológicamente, el libro se basó principalmente en un trabajo de archivo con fuentes periodísticas, en particular los diarios tacneños La Patria, La Nación, La Verdad, El Caplina, El Suplemento, La Voz del Departamento y ¡Justicia!, que ofrecen una ventana privilegiada a los debates y conflictos de la época. Este enfoque planteó desafíos metodológicos, como la posibilidad de reconstruir las “voces subalternas” a través de una prensa predominantemente elitista y partidaria, y la necesidad de considerar los silencios, exclusiones y mediaciones que operan en el discurso periodístico.

Para abordar estos problemas, se han contrastado y complementado los periódicos con otras fuentes. Siguiendo las propuestas que apelan a una reflexión crítica de la historia de la prensa (Gil, 2022), se ha procurado situar a cada publicación en su contexto de producción, circulación y recepción, atendiendo en la medida de lo posible a sus condicionamientos materiales, orientaciones ideológicas y vínculos con el poder. Asimismo, se ha intentado reconstruir, en la medida de lo posible, las experiencias y agencias de los actores políticos y su relación activa con los discursos periodísticos.

Desarrollo del libro:

Los seis capítulos que componen el libro ofrecen un análisis multidimensional de la vida política y social tacneña entre 1929 y 1934. El primer capítulo examina las estrategias de legitimación del gobierno de Augusto B. Leguía en torno a la reincorporación de Tacna al Perú, analizando el rol de los intelectuales locales en la construcción de discursos que buscaban validar el régimen en un momento de transición crítico para la región.

El segundo capítulo aborda el surgimiento, auge y caída de la Unión Revolucionaria en Tacna entre 1931 y 1934. Se analiza cómo este movimiento político logró construir bases de apoyo local, sus estrategias organizativas y propagandísticas, así como su posterior declive tras el asesinato de Sánchez Cerro.

El tercer capítulo estudia las prácticas partidarias y discursos políticos del Partido Aprista Peruano en Tacna durante la crisis. Se examina cómo el aprismo adaptó su proyecto nacional al contexto regional, las redes y organizaciones que construyó, y sus estrategias para movilizar apoyo popular en un periodo marcado por la inestabilidad.

El cuarto capítulo analiza la polarización social y el discurso anti-aprista en la prensa durante la campaña electoral de 1931. Se estudian las estrategias discursivas empleadas para deslegitimar al APRA, la construcción de antagonismos políticos y el rol de los medios en la configuración de identidades políticas enfrentadas.

El quinto capítulo profundiza en las metáforas, temporalidades y discursos históricos del aprismo tacneño en el periódico La Nación durante 1931. Se examina cómo los apristas articularon la memoria del cautiverio con su proyecto político y los usos del pasado en sus estrategias de legitimación.

Finalmente, el sexto capítulo analiza el discurso histórico del aprismo en el bisemanario Justicia (1933-1934), explorando la relación entre justicia social y redención en el imaginario aprista, así como las tensiones entre las temporalidades regionales y nacionales en su proyecto político.

A través de este recorrido, el libro busca ofrecer una aproximación renovada a la historia política y social de Tacna en un período clave. Más allá de la reconstrucción empírica de los acontecimientos, se pretende problematizar las categorías, cronologías y escalas de análisis tradicionales.

En este sentido, al analizar en conjunto los artículos que componen los capítulos de este libro nos llevan a plantear las siguientes preguntas: ¿Es pertinente hablar de una “crisis de los años treinta” como fenómeno homogéneo y sincrónico? ¿Cómo dialogan las temporalidades locales, nacionales y globales en la experiencia tacneña? ¿Qué aporta una mirada regional a nuestra comprensión de los procesos políticos del siglo XX peruano?

En última instancia, este libro es una invitación a repensar la historia de Tacna y del Perú desde las voces, experiencias y expectativas de sus protagonistas. Una apuesta por recuperar la agencia de los sujetos históricos en toda su complejidad y contradicciones, sin reducirlos a simples receptores pasivos de los grandes procesos estructurales. Una propuesta para imaginar otros relatos posibles sobre nuestro pasado, que nos permitan comprender mejor nuestro presente y proyectar futuros posibles. En tiempos de incertidumbre y polarización como los que vivimos, la historia tiene mucho que aportar al debate público y a la construcción de una ciudadanía crítica y reflexiva. Espero que este trabajo sea un modesto aporte en esa dirección.

1 Se conoce como cautiverio de Tacna al periodo que se inicia con la ocupación de facto de la ciudad por el ejército chileno posterior a la Batalla del Campo de la Alianza del 26 de mayo de 1880, suscitada en el marco de la Guerra del Pacífico (conflicto bélico que enfrentó a Chile contra Bolivia y Perú). A través del Tratado de Ancón del 20 de octubre de 1883 se establece que Tacna y Arica permanecerían bajo jurisdicción chilena durante diez años hasta la realización de un plebiscito que decidiera el destino de ambas provincias. Sin embargo, dicha consulta nunca se produjo, quedando Tacna bajo dominio chileno hasta el 28 de agosto de 1929 donde concluye dicho periodo a raíz de la firma del Tratado de Lima del 03 de junio de 1929. Como apunta Reymundo Hualpa (1995), dentro de este periodo se produjo un proceso de “desperuanización” o “chilenización” de la población tacneña en dos fases: la “chilenización pacífica” y la “chilenización violenta”. La primera fase, implementada desde los inicios de la ocupación hasta f ines del siglo XIX, se caracterizó por una política de ofrecimientos del gobierno chileno hacia la población local. La segunda, iniciada a f ines del siglo XIX hasta el año 1929, se caracterizó por una serie de sucesos violentos como la expulsión y desaparición de pobladores peruanos, así como el cierre de escuelas e imprentas que sirvieran a la causa peruana.

2 Para un análisis más completo y exhaustivo sobre este contexto ver: Vargas & Pizarro (2023).

I. INTELECTUALES Y ESTRATEGIAS DE LEGITIMACIÓN DEL LEGUIISMO EN TORNO A LA REINCORPORACIÓN (1929)3

El retorno de Tacna después de la Guerra del Pacífico movilizó conceptos que articulaban el pasado de cautiverio con lecturas del presente y proyecciones hacia el futuro. Este proceso de construcción de la memoria del cautiverio4 en Tacna ha sido abordado desde diferentes perspectivas. En este contexto, el Tratado de Lima de 1929 adquiere relevancia como el acuerdo que estableció la frontera definitiva entre Perú y Chile. Sin embargo, este tratado generó reacciones diversas en Tacna. Es en este escenario donde el periódico La Patria (1929), de tendencia legüiista, desempeña un papel fundamental al promover una visión positiva de la reincorporación de Tacna al Perú y exaltar las obras de Leguía en este proceso.

El discurso construido en torno a la memoria del cautiverio5 y la reincorporación de Tacna al Perú se caracteriza por resaltar el heroísmo, la resistencia y la identidad regional. Se busca establecer una narrativa que enfatice el orgullo y la rememoración de las gestas heroicas, como el paseo de la bandera, a la vez que se proyecta hacia un futuro de progreso material y colaboración mutua entre Perú y Chile. No obstante, es importante considerar que este discurso optimista sobre el futuro y el presente de crisis en Tacna pudo estar influenciado por la orientación política del periódico La Patria y por la necesidad de legitimar la gestión de Leguía frente a la situación de desempleo y crisis económica en la región. Se busca presentar la crisis como un periodo transitorio hacia un futuro próspero bajo el liderazgo de Leguía.

En este capítulo, se analizará cómo este discurso de la memoria del cautiverio y la reincorporación de Tacna al Perú se articula con otros discursos y prácticas oficiales de la época, así como con las tensiones políticas y sociales que caracterizaron la década de 1930 en Tacna. Además, se examinará el papel de intelectuales clave como José María Barreto y Roberto MacLean de Estenós en la legitimación discursiva del gobierno de Leguía. A través de este análisis, se pretende comprender la construcción y las implicancias de esta memoria en el contexto histórico y político de la época.

Intelectuales, leguiismo y reincorporación de Tacna al Perú:

La reintegración de Tacna a la soberanía peruana, movilizó diversos conceptos que articularon el pasado de cautiverio, con lecturas del presente y el futuro. Pollarollo (2019), plantea que la construcción de la “memoria del cautiverio” en Tacna fue construida como una forma de “historización de la herida”. Es decir, remite a la construcción de relatos heroicos que conformarán la identidad regional y prácticas de memoria que expresan orgullo, como el paseo de la bandera, en contraste con la “fetichización de la herida” como manera de constituirse como una víctima pasiva en el fracaso del proyecto de nación. Este sería el principal contraste de la manera como se ha construido típicamente la memoria en Tacna respecto a la configuración de la memoria del cautiverio desde la historia nacional.

Otra forma de interpretar la construcción de esta memoria, situada en el contexto postcautiverio, es la planteada por Choque (2011) y que dice relación del tránsito del mito del adanismo independentista, que apelaba a la construcción de la imagen de pueblo dispuesto a revelarse en armas por la independencia, basado en las actuaciones de Zela y los hermanos Paillardelli y que sería reforzado con el otorgamiento de títulos honoríficos en 1828, al mito de la resistencia del cautiverio. Este último mito alude a la rememoración de la notable valentía exhibida por artesanos, obreros, empleados y pequeños agricultores durante la contienda y la ardua oposición a la presencia chilena en la zona. En particular, el 28 de agosto y el 26 de mayo son recordados con gran admiración y sentimiento como los principales días de celebración cívica de la comunidad. Para tales conmemoraciones, se elaboran mensajes y discursos que evocan una simbología heroica, como música, desfiles, himnos y estandartes, entre otros elementos. Por otro lado, siguiendo lo planteado por Pastor (2017), con la institucionalización de ritos de memoria como la procesión de la bandera, se encarna en el concepto de “ex plebiscitario” la legitimidad cultural y social, como una identidad excluyente en torno a la presencia/ausencia en el pasado del cautiverio.

El Tratado de Lima fue un acuerdo firmado entre Perú y Chile en 1929 que estableció la frontera definitiva entre ambos países. La controversia sobre la delimitación de la frontera se remonta a la Guerra del Pacífico (1879-1883), en la que Chile derrotó a Perú y Bolivia y se anexó territorios que anteriormente pertenecían a estos países. Como se advirtió previamente, este acuerdo tomado por Leguía generó diversas reacciones, desde quienes lo interpretaron como una traición (Millones, 2009; Klaren, 2012), o los que celebraron y enaltecieron la obra de Leguía en dicho proceso. Por ejemplo, en Tacna el periódico La Patria fue de tendencia liberal apologista del gobierno de Leguía (Panty, 1999).

En las páginas del bisemanario La Patria, en su breve existencia editada de agosto a octubre del año 1929 por la limeña Raquel Delgado de Castro (Panty, 2001), se aprecian diversos discursos que promovieron la imagen de Leguía como aquel que devolvió finalmente Tacna al Perú y generó una visión positiva de las relaciones bilaterales futuras con Chile. Muestra de ello, es que encontramos en un artículo publicado firmado por “Gilda” tan solo a un mes de la reincorporación de Tacna al Perú, una postura comprensiva del pasado que, si bien llama a no olvidar el sacrificio y las gestas heroicas, diluye las fronteras de lo político (amigo- enemigo) (Schmitt, 2015; Mouffe, 2009; Laclau, 2016) en el presente de la nueva demarcación fronteriza y funde el concepto de progreso con la de fraternidad y colaboración mutua:

En Tacna, vuelta hoy día al regazo del territorio nacional, despierta bajo la autora de gloria, de alegría y de goce que le trajeran las ceremonias, las fiestas y los recuerdos de estos días, memorables, recorriendo un denso velo de olvido sobre el fantasma del pasado, abre sus brazos al sol del trabajo, donde sus hijos sabrán encontrar el pan de sus hogares, la tranquilidad, sus espíritus y toda gloria y ventura de sus días futuros. Y quienes contribuyeron a esa obra de bien, de grandeza y de paz, los que entregaron las llaves de la casa dejando en ella la huella imborrable de sus esfuerzos y de su labor a aquellos que llegaron a recibirlas, trayendo el grito de júbilo y el apretón de manos que dice de la amistad sincera y fraternal de Chile y el Perú, pueden unos y otros quedar seguros que, después de esta jornada, perdurará para siempre el recuerdo de los hombres que dando la honra a la patria y honor a sus nombres, han probado ampliamente cómo comprenden lo que significa el deber cumplido y la palabra empeñada (La Patria, 05 de setiembre de 1929, p. 1).

Este discurso contiene una comprensión del presente como un momento conmemorativo producto de los festejos por el retorno de Tacna al Perú; pero que lo representa principalmente como la antesala de un futuro de progreso material. Resulta interesante la inclusión de metáforas ligadas al trabajo y a la subsistencia como “encontrar el pan”, considerando que el periodo iniciado con el retorno de Tacna al Perú hasta 1934 ha sido estudiado como un periodo de crisis y postergación (Panty, 2015; Choque, 2015), siendo el desempleo una de las principales preocupaciones en la opinión pública e índices que según el censo de 1935 no permitieron mantener por mucho tiempo posturas optimistas puesto que no hubo cambios significativos en su situación, pese a medidas implementadas como la creación de la Junta Pro-Desocupados en el departamento.

Para analizar dicho discurso debe considerarse, en primer lugar, que La Patria -a diferencia de sus contemporáneos La Opinión y La Voz de Tacna que no tuvieron una tendencia política marcada- fue de tendencia legüiista (Panty, 1999), es decir, promotor del gobierno de Augusto B. Leguía; por lo que sus discursos, en este contexto de crisis, son comprensibles el que tengan un tono justificante respecto a la crisis como herencia de un pasado que se encontraría en tránsito hacia un futuro próspero mediante la reincorporación, cumpliendo una función exaltadora respecto a las obras del gobierno. Por otro lado, la visión de un futuro de cooperación y concordia no fue exclusiva de La Patria.

Intelectuales y políticos tacneños como José María Barreto, quien en mayo de 1929 se encontraba destacado como diplomático en Francia, envía una carta que es publicada por el periódico Mundial de la capital dirigida al Presidente Leguía, en el que, reclamando su legitimidad definiéndose a sí mismo como “peruano, como tacneño – y tacneño de los que más luchó por los derechos del Perú y más sufrió por esos mismos derechos” (Cavagnaro, 2019, p. 36), elogia las negociaciones llevadas a cabo por Leguía.

En dicha carta, compara el arreglo del problema de Tacna y Arica con el arreglo de Italia y la Santa Sede, comparando a Leguía con Mussolini, calificándolos como “hombres igualmente eminentes y que se asemejan por el carácter, por la fuerza de opinión que arrastran consigo”, y sobre la fórmula de solución la comprende como “la salvación de una parte importante del territorio y el restablecimiento, tan necesario y conveniente de la serenidad, de la calma y de la concordia en América” (Cavagnaro, 2019, p. 36). Cabe señalar que la importancia de que alguien como José María Barreto tenga una postura justificativa sobre la solución del conflicto peruano-chileno y sobre la gestión de las negociaciones por parte de Leguía, no es menor.

Nacido en 1875, vio a su tío partir a la batalla de Tacna junto a su padre y solo regresar este último herido. Vivió durante su infancia y adolescencia con dificultades para estudiar. Mientras que a los 23 años dirigió el periódico de resistencia “La Voz del Sur”, siendo destruido su local por el ejército chileno en 1911 y fue amenazado de muerte. Asimismo, durante el cautiverio junto a su hermano mayor, apodado “el cantor del cautiverio”, formaron parte de la bohemia tacneña6, por lo que tuvo estrechos vínculos con la escena artística e intelectual y a la par ocupó cargos diplomáticos durante el gobierno de Leguía (Perla, 2022).