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El presente texto abarca la historia de la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA), organización contrarrevolucionaria que, entre las décadas de los ochenta y noventa, lideró la derecha cubano-americana y transitó por las modalidades de actuación desde el cabildeo, en el Congreso estadounidense, hasta el cruel terrorismo en contubernio con los que se dedicaron a combatir la Revolución cubana de forma violenta, como Luis Posada Carriles y otros engendros de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). En estas páginas se evidencian las intrigas y los manejos de las distintas Administraciones estadounidenses, de acuerdo con sus intereses, en la política exterior hacia Cuba.
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Seitenzahl: 219
Veröffentlichungsjahr: 2025
Edición y corrección: Lic. María Luisa Acosta Hernández
Diseño de cubierta: Jadier I. Martínez Rodríguez
Diseño, composición y conversión a ebook: Grupo CreativoRuthCasa Editorial
Coordinadora editorial: Saray Alvarez Hidalgo
©Maira E. Relova Chacón, 2025
© Sobre la presente edición:
RuthCasa Editorial, 2025
Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI), 2025
ISBN: 9789962250074
Prohibida la reproducción total o parcial, por cualquier medio, sin la autorizacióndel Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI) ydeRuthCasa Editorial.Todos los derechos de autor reservados en todos los idiomas. Derechos reservados conforme a la ley.
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El presente texto abarca la historia de la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA), organización contrarrevolucionaria que, entre las décadas de los ochenta y noventa, lideró la derecha cubano-americana y transitó por las modalidades de actuación desde el cabildeo, en el Congreso estadounidense, hasta el cruel terrorismo en contubernio con los que se dedicaron a combatir la Revolución cubana de forma violenta, como Luis Posada Carriles y otros engendros de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
La obra está estructurada en: Prólogo, Introducción, Origen y desarrollo de la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA), Declive de la influencia de la FNCA, El terrorismo de la FNCA, Agudización de la crisis de la FNCA, La FNCA y la fragmentación de la derecha cubana en Estados Unidos.
En estas páginas se evidencian las intrigas y los manejos de las distintas Administraciones estadounidenses, de acuerdo con sus intereses, en la política exterior hacia Cuba.
Maira E. Relova Chacón, Graduada de Licenciatura en Sociología. Doctora en Ciencias Sociológicas e Investigadora Auxiliar. Especialista en temas sobre Cuba y Estados Unidos, y en especial estudios sobre la comunidad cubana. Actualmente labora en el Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI), donde también aborda temas de la Geopolítica y las relaciones políticas internacionales.
A mi maestro Jacinto Valdés Dapena, que fue mi tutor y durante muchos años se ha empeñado en esta publicación, me trasmitió el entusiasmo para seguir adelante.
A Jesús Arboleya Cervera, por su colaboración y enseñanzas. Al Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI), y mis compañeros que me apoyaron con su experiencia y enseñanzas.
A mis hijos, que me inspiran. A todos mis amigos, que siempre han estado ahí.
La Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA), a cuya historia está dedicado este libro, ha sido una organización contrarrevolucionaria que, como muchas otras, surgió por iniciativa del Gobierno norteamericano, mantuvo estrechos vínculos con la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) y llevó a cabo múltiples actividades contra Cuba, que incluyeron la realización de operaciones terroristas dentro y fuera del país. Sin embargo, la FNCA no fue una organización como las demás, y explicar esta particularidad, es uno de los principales méritos de esta obra, bajo la autoría de Maira Relova y publicada por RUTH Casa Editorial.
El surgimiento de la FNCA marcó un cambio en la naturaleza de la contrarrevolución cubana, la cual evolucionó desde un conjunto de organizaciones de cubanos al servicio de Estados Unidos hasta una estructura de norteamericanos de origen cubano, dígase cubano-americanos, que pretendían influir en su gobierno —el norteamericano— y en la opinión pública de ese país, a favor de sus planes contra Cuba.
Entre otras cosas, la FNCA aprovechó las ventajas que aportaba su “legitimidad étnica” para intervenir en la política hacia Cuba y ganar visibilidad en las estructuras del Gobierno y el Congreso norteamericanos, así como también representar los intereses de la emergente burguesía cubano-americana interesada en intervenir, en la política doméstica estadounidense, en especial, la relacionada con el enclave miamense.
Bajo la dirección de Jorge Mas Canosa, quien fue el alma y el brazo ejecutivo de la organización hasta su muerte, en 1997, la FNCA hizo alianzas con otros grupos contrarrevolucionarios cubanos, con la derecha norteamericana, con sectores dominantes en el sur de la Florida y con ambos Partidos políticos, aunque alcanzaron mayor acceso y prominencia dentro de las filas republicanas. Por recomendación expresa de la CIA, actuó siguiendo las pautas del poderoso lobby judío, y estableció mecanismos de influencia muy abarcadores y precisos sobre el establishment norteamericano.
Con la utilización de métodos aprendidos de los grupos terroristas, Mas Canosa devino un azote para todo el que, dentro o fuera de la comunidad cubano-americana, no se subordinara a sus dictados, pero también aprendió a moverse por los recovecos del sistema, comprar políticos para su causa o respaldar a sus contrarios cuando se resistían, así como saber apostar por el más fuerte y aprovechar las ventajas económicas resultantes de estas componendas.
La FNCA promovió a figuras de origen cubano a cargos públicos y electorales, lo que facilitó el control de las estructurales administrativas del enclave miamense, cuyo presupuesto o facilidades sirvieron para alimentar a algunos de los mayores capitales cubano-americanos existentes en la actualidad; muchos tienen su origen en el dinero invertido por Estados Unidos en la guerra contra Cuba o en el tráfico de drogas, en buena medida también resultante de la experiencia contrarrevolucionaria.
Por otro lado, la evolución de la FNCA, que centra el relato de esta obra, evidencia que, con todo lo poderoso que alguno de estos grupos o personajes puedan parecer en un momento determinado, la fragilidad de este poderío está determinada por el apoyo del Gobierno norteamericano.
Mientras resultó funcional a los gobiernos de Ronald Reagan, George W. Bush y Bill Clinton, ya sea en lo referido a Cuba o al trabajo electoral con la comunidad cubano-americana, la FNCA vivió una etapa de máxima influencia, que se tradujo en la aprobación de las leyes Torricelli y Helms-Burton, que aún sirven de patrón y coyunda a lapolítica hacia Cuba, la creación deRadioMartíyTV Martí, larecepción de fondos millonarios para diversos programas, así como un acceso considerable a las principales instancias del Gobierno y los Partidos políticos de los Estados Unidos y otros países.
Sin embargo, como bien cuenta este libro, cuando George W. Bush asumió la presidencia en el año 2000 y quiso pasarle factura a la FNCA y a la familia de Mas Canosa, por la traición a su padre para apoyar a Bill Clinton en 1992, poco faltó para que los sacaran del juego político y arruinaran sus empresas. Sin otra alternativa, la FNCA mutó, con escasa credibilidad, para convertirse en una organización “moderada”, que apoyó la apertura de Barack Obama con Cuba.
Durante la Administración de George W. Bush, la FNCA dejó de ser indispensable para la política norteamericana, y el apoyo del Gobierno fue a parar a otros grupos y personas, que igual desarrollaron una política muy agresiva contra Cuba. En particular se beneficiaron los congresistas cubano-americanos de Miami, los cuales hicieron sus carreras bajo el amparo de la FNCA, pero en esta Administración se distancian de ella, para asumir un papel protagónico, en lo que se conoce como el lobby cubano-americano.
La FNCA fue la cuna y el epicentro de este engranaje, ahora integrado por un grupo más diverso de organizaciones y personas que han alcanzado posiciones de influencia en las estructuras de poder estadounidense. En tal sentido, fue la génesis de la considerable presencia de personajes de origen cubano dentro de la Administración de Donald Trump, un tema que escapa al espacio temporal de este libro, aunque aporta ingredientes indispensables para su comprensión y en eso radica su actualidad.
La historia de Cuba es una historia de revoluciones, pero también de contrarrevoluciones muy potentes, avaladas por el patrocinio de grandes poderes extranjeros, dígase España o Estados Unidos, que no solo han amenazado un orden político interno determinado, sino la propia existencia del país como nación independiente y soberana.
La FNCA ha sido uno de los proyectos más peligrosos de esta amenaza, por lo que debemos agradecer a Maira Relova que nos ayude a profundizar en su historia, mediante una meticulosa descripción de los hechos y los análisis correspondientes.
Jesús Arboleya Cervera
Lo que se narra a continuación, constituye una compilación sociológica e histórica de mis estudios acerca de la emigración cubana en Estados Unidos hasta el año 2010, con mayor énfasis en el desempeño de la parte más descarnada de la contrarrevolución que ha fungido como paquete utilitario de las distintas Administraciones estadounidenses para derrocar la Revolución cubana.
Muchos deseamos, en la actualidad, que la emigración cubana se interrelacione con su país de origen, de manera que pueda contribuir, tanto al fortalecimiento de los lazos familiares que tienen los cubanos, como a lograr un mejor futuro en nuestra tierra, que desborda un gran humanismo, vocablo escaso en el mundo occidental capitalista.
En el caso de Estados Unidos, un fuerte componente político ha permeado la fluidez de este fenómeno, el cual, desde que surgió la Revolución cubana en 1959, con el rompimiento de las relaciones bilaterales entre los dos países y las consecuentes acciones para derrotarla, ha impedido la conformación de lazos amistosos entre el país y su emigración.
Las características de las diversas oleadas migratorias hacia ese país matizan distintos períodos y tendencias, centro de mi atención a lo largo de muchos años y que promovió interés, al focalizarme en los actores principales, en los que se han apoyado las distintas Administraciones estadounidenses en su política anti cubana. Esos actores a los que hago referencia conforman la contrarrevolución asentada en Miami y dos supuestos preceden mis indagaciones: uno que la crisis de la FNCA tuvo incidencia en la fragmentación de la llamada derecha cubano-americana y otro que los factores más importantes que incidieron en eso radican en: la muerte de Jorge L. Mas Canosa, el regreso de Elián González Brotón a Cuba, la renuncia de 22 directivos de la FNCA en el año 2001, los problemas financieros de Mas Tec (empresa de ingeniería y construcción de infraestructura) de la familia Mas Canosa, y pérdida de influencia en el ejecutivo y el legislativo norteamericanos, durante ese período.
Dentro de la ultraderecha y la derecha llamada cubano-americana1se tienen en cuenta agrupaciones contrarrevolucionarias, como el Consejo por la Libertad de Cuba (CLC), los Plantados hasta la Libertad y la Democracia (Plantados), el Directorio Democrático Cubano (DDC), los Congresistas Cubano-americanos y el Grupo de Estudios Cubanos (GEC), que son las que más incidencia han tenido en el medio y más actividad han generado como forma de justificar el dinero recibido por el Gobierno norteamericano, en su gran mayoría.
1 El término cubano-americano se comenzó a usar en la literatura a partir de la inserción de los cubanos en el medio estadounidense y en la política, y era para los ciudadanos estadounidenses de origen cubano. Sin embargo, el término se ha masificado para definir a todos los que se asientan en Estados Unidos y alcanzan cierto grado de prosperidad, aun cuando hayan nacido en Cuba.
La FNCA, así como el resto de las agrupaciones que componen la emigración contrarrevolucionaria, se concibe dentro del fenómeno de la contrarrevolución, resultado de la lucha de clases y la existencia de la Revolución cubana. La conformación y el desarrollo de la contrarrevolución es el resultado del conflicto existente en las relaciones bilaterales entre Cuba y Estados Unidos. Hay que verlo como un fenómeno desde el prisma de la vinculación de las relaciones sociales y políticas, de los mecanismos de interrelación e intercondicionamientos existentes en diferentes esferas de la práctica social.
Al corroborar la realidad de la política de subversión político-ideológica del Gobierno de Estados Unidos, en relación con Cuba, se aprecia otro estadio de ese conflicto que está asociado con los fines concretos que el enemigo tiene y a la vez con la interpretación de lo que está en disputa.
Estamos en presencia de un conflicto político que, por la parte cubana, conlleva a legitimar el poder político de los representantes de la Revolución cubana y por la de Estados Unidos derrocarla, apoderarse de Cuba y someter a los cubanos. La evolución de la FNCA y de las agrupaciones más importantes, que desde el punto de vista de su actividad, conforman la derecha cubano-americana, están insertadas dentro de ese marco político, y el grado y el desarrollo de su actividad están en dependencia directa con la actuación de la Administración norteamericana, el apoyo que le brinden y la dirección de su tendencia.
Desde que Barack Obama arribó a la presidencia de Estados Unidos, se han visto algunos elementos destinados a la negociación, que serían como una vía pacífica de solución, aun cuando existen puntos no negociables por ambas partes y condicionamientos inadmisibles por la parte cubana. Este hecho erosiona la parte de la contrarrevolución más virulenta y tradicional o su extrema derecha, pues aleja las formas más agresivas de enfrentamiento por la que ellos abogan; entre ellos, los más representativos: Congresistas Cubano-americanos, Plantados por la Libertad y la Democracia (Plantados) el Directorio Democrático Cubano (DDC) y el Consejo por la Libertad de Cuba (CLC). Otra parte de esa contrarrevolución ha mostrado un cambio de imagen que la acerca más al pensamiento y actuar de las nuevas generaciones de cubanos que están en la Florida, entre estos: la FNCA y el Grupo de Estudios Cubanos (GEC).
Analizando toda la evolución de la FNCA, se trata de demostrar cómo la organización ha atravesado por un período crítico relacionado con su conformación y los factores que han incidido en eso. Posteriormente se aprecia un movimiento de la organización desde la extrema derecha hacia posiciones de centro,de moderación, que parece imprimirle un equilibrio dentro de su evolución crítica. Se ha tenido en cuenta que hasta la muerte de Jorge Mas Canosa existía un liderazgo en la emigración contrarrevolucionaria, representado por él mismo y la FNCA, que era la organización mejor estructurada y nunca más se recuperó.
Igualmente se considera que el análisis quedaría incompleto, si se hiciera referencia solo a esta organización, pues se analiza el comportamiento de la derecha en su conjunto.
A modo de contextualizar toda la incidencia alrededor del fenómeno en estudio, se tiene en cuenta que, en el orden externo, han influido hechos como el predominio de una nueva generación, aparición de nuevos inmigrantes cubanos de lazos más estrechos con Cuba y menos en común con la burguesía cubano-americana, la fortaleza de la Revolución y el fracaso en los pronósticos de derrumbe de esta, presiones en contra del bloqueo y por los viajes a Cuba, el derribo de las torres gemelas con las consecuentes medidas del Gobierno norteamericano y la necesidad de que esas agrupaciones se atemperen con la política de subversión político-ideológica de las Administraciones norteamericanas desde el año 2000 hasta el año 2009, fecha en que concluye la pesquisa realizada.
Se han tratado de propiciar nuevas alianzas políticas, presionando a las ya existentes para que se reajusten a las nuevas realidades.
En textos de otros autores, se refiere que durante mucho tiempo la atención de la política doméstica de Estados Unidos estuvo subordinada al tema cubano, en la agenda política de la extrema derecha. Intereses de grupos no cubanos fueron dejados de lado, junto al clima de intolerancia impuesto por la derecha cubana, que ya chocaba con sectores de la economía, como el turismo, la banca, el comercio y la industria del entretenimiento.
Si se comparan esos estratos que han emigrado del país en esos períodos, con las oleadas migratorias al inicio de la Revolución, entonces con respecto a la migración hacia Estados Unidos no solo hay movilidad social, sino diferencias de clases. Estos nuevos emigrados no forman parte de laburguesía que, en su gran mayoría, arribó a la Florida en ladécada de los sesenta.
La referencia a los nuevos emigrantes cubanos, entreotros aspectos, establece que gozan de mayores privilegiosqueel resto de la comunidad inmigrante en Estados Unidos quese ajustan con mayor facilidad a la sociedad norteamericana, por el alto nivel educacional que llevan de Cuba, por lo que no se pueden comparar con los privilegios que encontraron sus antecesores. A la par, las mejoras económicas de los cubanos trae aparejado el desplazamiento de estos a otras áreas donde se mezclan con la clase media norteamericana, debilitando más aún el enclave político y la base de la cual se nutre la ultraderecha. Estos nuevos cubanos emigrados están unidos por lazos familiares más estrechos en Cuba y más interesados en mantener el vínculo con nuestro país que sus antecesores; su agenda tiene menos puntos en común con la burguesía cubano-americana.
Al tener en consideración a la Fundación como un grupo de presión, se define como uno constituido formalmente que se ocupa de las estrategias de persuasión, de cabildeo y de los sistemas de relaciones públicas, con el objetivo de alcanzar determinadas influencias sobre los que gobiernan en función de los intereses del grupo.2Resulta paradójico y parece noble darle este tratamiento a una agrupación que ha transitado por todas las vertientes conocidas en su lucha contra la Revolución, pero es preciso abordarla desde todos los puntos de vista para ganar en objetividad.
En este caso hubo una particularidad: fue el propio Gobierno norteamericano quien creó la Fundación para garantizar el cabildeo anti-cubano; obviamente, existía la voluntad de unos cuantos burgueses muy oportunistas, arropados mitad cubanos y mitad americanos, que devino en cubano-americanos, adinerados e interesados en tronchar el triunfo de la Revolución cubana.
La Fundación ha apoyado de forma pragmática a candidatos de ambos Partidos, para tratar de ascender en el Gobierno norteamericano, con el objetivo de lograr credibilidad y liderazgo ante otros grupos de la emigración contrarrevolucionaria, lo que le imprime un sello atípico, si se compara con grupos de presión norteamericanos.
Se debe destacar que la Administración republicana de Ronald Reagan creó la FNCA en 1981 y en el año 2009, la Fundación, obligada por las coyunturas, prácticamente lo apuesta todo al entonces candidato presidencial demócrata y actual presidente Barack Obama. Ha sido la FNCA uno de los principales grupos de “cubano-americanos” que ha emitido recomendaciones a la Administración en cuanto a su política hacia Cuba y, aunque no hay certeza de si fue tomada en cuenta o no, lo cierto es que mayormente en esa década de los dos mil, hubo cierta comunidad de intereses con las recomendaciones y la toma de decisiones.
En la década de los ochenta se apreció una nueva modalidad en el enfrentamiento a la Revolución por parte de la emigración cubana insertada en el contexto de una Administración norteamericana con carácter ultrarreaccionario y conservador con posiciones similares a las reflejadas en el llamado “Documento de Santa Fe”,3que planteaba la política para América Latina y en especial hacia Cuba, con límites que iban más allá de las amenazas y con planes concretos de agresión.
En ese contexto hicieron los primeros contactos de elementos contrarrevolucionarios de origen cubano con representantes del Partido Republicano y funcionarios del Consejo de Seguridad Nacional, en este caso Jesse Helms y Roger Fontaine, quienes se debatían en cómo combatir la Revolución.
En medio de estas conspiraciones, se creó la FNCA, cuya creación se puede enmarcar en planes concretos acordados entre contrarrevolucionarios cubanos y representantes de la política derechista norteamericana. Por estas razones, a esta organización se le debe ver, desde sus inicios, como el resultado de los intereses de las fuerzas más reaccionarias que han regido la política norteamericana y concebirla como una de las alternativas que, desde su creación, se tuvieron en cuenta en los planes de agresión contra Cuba.
Los fundadores de la FNCA provienen de la clase burguesa, muchos de ellos de la oligarquía cubana e identificados con el pensamiento ideológico batistiano y conservador. Este hecho fortaleció su integración al movimiento neo-conservador norteamericano, lo que se hizo también por oportunismo político para obtener los beneficios económicos y políticos resultantes. Algunos de los que se integraron a la Fundación o sus familias eran propietarios de Cuba en 1958, y en ese sentido se produjo un proceso de integración social entre su ideal contrarrevolucionario y la re-composición de una burguesía que impuso sus patrones ideológicos al resto del conjunto social.
Se trataba de una antigua burguesía que emergió por la confrontación clasista y le puso un ingrediente político a la contrarrevolución. Muchos tenían capital depositado en Estados Unidos y habían estudiado en ese país. Se apreciaban diferencias en cuanto al ingreso que percibían, su nivel cultural e incluso sus características raciales, lo que los diferenciaba del resto de la sociedad cubana.
El 17 de febrero de 1981, Mas Canosa sostuvo una reunión con el actual directivo de la Fundación Tony Costa, para coordinar acciones contra Cuba. En ello vieron la necesidad de abrir una oficina en Washington D.C. con la mayor cantidad de recursos disponibles para influir sobre senadores y representantes afines a una política de mayor hostilidad hacia Cuba.
La fecha reconocida del surgimiento de la FNCA es septiembre de 1981. Al respecto, en un folleto de propaganda de la FNCA, titulado Preguntas y Respuestas, se afirma:
La Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) fue establecida en 1981 por un grupo de exiliados cubanos que se negaban a aceptar la falta de libertad y democracia en Cuba.
La iniciativa de su creación fue del entonces asesor de seguridad nacional del ex presidente Ronald Reagan, Richard Allen, como un factor efectivo que sirviera de cobertura a su agresiva política exterior. Como parte del “Proyecto Democracia”,4 la idea fue promovida por William Casey, ex director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), con el objetivo de buscar apoyo dentro y fuera de Estados Unidos, para la política exterior que llevaría a cabo la Administración Reagan.
Esta iniciativa tiene su antecedente en lo planteado por Roger Fontaine, responsable de la política hacia América Latina del Consejo Nacional de Seguridad en 1980, en cuanto a la posibilidad de “crear un cabildeo cubano ante el Congreso norteamericano para justificar la implantación de una política más agresiva contra Cuba”.
Es así como la Fundación, desde su creación, fue concebida como un grupo de cabildeo en contra de Cuba, similar a los grupos neo-conservadores de la sociedad norteamericana en una vertiente; en otra, más vinculado con las operaciones encubiertas y planes de intervención política externa que llevó a cabo la Administración Reagan; de ahí la participación de la Fundación en el suministro a la contra nicaragüense, el apoyo a Savimbi y las bandas angolanas, entre otras operaciones. Su esencia, desde que se inició, es terrorista.
Por lo antes expuesto, esta organización se identifica desde sus inicios con las figuras más ultraconservadoras, tanto de la Administración como de los llamados cubano-americanos que la integraron, quienes eran una muestra por excelencia de una burguesía en desarrollo que necesitaba expresarse.
A figuras como el cubano Mario Elgarresta, entonces ayudante de Richard Allen, el banquero Raúl Masvidal y Carlos Salman, este último vinculado entonces con el Partido Republicano de la Florida, se les atribuye la paternidad de la organización. Ellos fueron los que seleccionaron a Jorge L. Mas Canosa para Chairman (Presidente) de la Fundación.5 Estos tres últimos con un pasado contrarrevolucionario y reconocidos vínculos con la CIA, representativos de los sectores cubano-americanos que mayor interés despertaban en el movimiento neo-conservador estadounidense.6
Ya desde entonces Mas Canosa había dado muestras deintentos para incursionar en la política norteamericana. En 1967 realizó gestiones ante el Congreso norteamericano, para la aprobación del proyecto del representante de la Florida, Claude Pepper, donde se pedía “la eliminación del régimen de Fidel Castro por cualquier medio, incluso con el uso de las fuerzas armadas”. Por otra parte, en 1980 envió un informe al senador Jesse Helms, con sus recomendaciones acerca de lo que se podía hacer contra Fidel Castro.
Esta organización tenía como antecedentes, organizaciones análogas de diversas minorías nacionales asentadas en Estados Unidos, dirigidas a aparecer como supuestas representantes genuinas de los “valores de su pueblo de origen”. Como ejemplo de ellas está OF HUMAN RIGHTS, creada en 1976 por un grupo de cubanos al servicio de la CIA y residentes en Washington D.C., los cuales se vinculaban con la Universidad de Georgetown. Entre ellos estaba Frank Calzón, quien no por casualidad fue el primer director ejecutivo que tuvo la FNCA.
La actividad de la Fundación no solo se circunscribió, en esos primeros años, a la publicación de folletos, sino que se enfrascó en la discusión del proyecto de la emisora subversiva contra Cuba Radio Martí, en la Cámara y el Senado.7 Para ello se desarrolló una importante actividad de cabildeo8 entre congresistas norteamericanos y se emprendió una amplia campaña propagandística en los principales medios de difusión de Estados Unidos.
Es importante tener en cuenta que la Fundación, como organización independiente y no lucrativa, según su inscripción legal 501-C-3, no se le permitía desempeñar la actividad de lobby profesional, actividad que realizaron sin pagar impuestos hasta el año 1998, que se le detectó la violación y se le exigió inscribir la parte de lobby con el registro 501-C-4 no deducible de impuestos.
En el transcurso de un año de creada la Fundación, realizó múltiples actividades, sobre todo comidas, anuncios pagados en la prensa plana y fundamentalmente de cabildeo contra Cuba, lo que fundamenta en cierta medida la disponibilidad de fondos para sus acciones y respaldo de elementos políticos importantes de Estados Unidos.
Entre otras cosas, servía de vehículo a la Administración norteamericana, con el objetivo de crear un estado de opinión pública que justificara la hostilidad de Estados Unidos hacia Cuba, así como neutralizar la influencia que pudiera llegar desde la Isla a personalidades vinculadas con las esferas políticas, culturales y sociales, además de tratar de erigirse como grupo entronizado en la sociedad norteamericana con posiciones más creíbles que no lo identificaran con otros grupos contrarrevolucionarios que ya existían. Esto le permitía ganar un liderazgo en esa emigración contrarrevolucionaria y le facilitaba determinadas prerrogativas en ese medio.