Criminales, narcos y terroristas - Mauricio Javier Campos - E-Book

Criminales, narcos y terroristas E-Book

Mauricio Javier Campos

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Beschreibung

Desde la antigüedad ha existido un modelo de delito constante y tradicional vinculado al robo, la violación, la extorsión, el saqueo, el asesinato y otros ilícitos. Al respecto, resulta estéril la tarea de intentar vincular la actividad delictiva de algunos grupos aislados o de actuación circunstancial en la historia al, sin duda, actual concepto (surgido en las primeras décadas del siglo XX) de crimen organizado. Por otro lado no existe una definición consensuada sobre el terrorismo, pero este se caracteriza por llevar a cabo actos violentos con la intención de producir daños humanos y materiales sin distinción de categorías, ejecutados por grupos, individuos y Estados que hacen uso sistemático del terror y su propaganda para impactar en el imaginario colectivo, intimidar a la sociedad y forzar reacciones políticas en pos de sus objeticos, que abarcan un amplio espectro de creencias, ideologías o doctrinas. El terrorismo se diferencia por su carga ideológica y meta política de conquistar el poder, características de las cuales está exento el crimen organizado tradicional cuyo objetivo fundamental es el lucro económico. Por el contrario, el terrorismo se involucra en actividades delictivas para el financiamiento de sus causas.

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Seitenzahl: 78

Veröffentlichungsjahr: 2022

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MAURICIO JAVIER CAMPOS

Criminales, narcos y terroristas

Campos, Mauricio Javier Criminales, narcos y terroristas / Mauricio Javier Campos. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2022.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-3416-3

1. Ensayo. I. Título. CDD 306.28

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Tabla de contenidos

Estados de terror

Introducción y antecedentes

Bibliografía

La hoguera ideológica del terrorismo

I

II

III

IV

V

Bibliografía

Los nuevos escenarios del terrorismo: problemáticas y contramedidas

Introducción al contexto normativo, organizaciones y principales problemáticas

Nuevos escenarios estratégicos y contramedidas

1

2

3

Bibliografía

El crimen organizado transnacional: expansión, corrupción y violencia extrema

Conceptualización

Contexto: la nueva etapa del crimen organizado

América Latina: nuevos conflictos y amenazas

El colapso de las estructuras

Bibliografía

Las caras ocultas del crimen organizado y la corrupción

La infiltración silenciosa: breve proceso evolutivo y características salientes

Corrupción y dinero sucio: pilares del crimen organizado

Reflexiones finales: distintos abordajes

Patria, corrupción y grieta

Bosquejo histórico

Últimos años (2003-2019)

Después de la grieta

Landmarks

Table of Contents

Resumen

Desde la antigüedad ha existido un modelo de delito constante y tradicional vinculado al robo, la violación, la extorsión, el saqueo, el asesinato y otros ilícitos. Al respecto, resulta estéril la tarea de intentar vincular la actividad delictiva de algunos grupos aislados o de actuación circunstancial  en la historia al, sin duda, actual concepto (surgido en las primeras décadas del siglo XX) de crimen organizado.

Por otro lado no existe una definición consensuada sobre el terrorismo, pero este se caracteriza    por llevar a cabo actos violentos con la intención de producir daños humanos y materiales sin distinción de categorías, ejecutados por grupos, individuos y Estados que hacen uso sistemático del terror y su propaganda para impactar en el imaginario colectivo, intimidar a la sociedad y forzar reacciones políticas en pos de sus objeticos, que abarcan un amplio espectro de creencias, ideologías o doctrinas.

El terrorismo se diferencia por su carga ideológica y meta política de conquistar el poder, características de las cuales está exento el crimen organizado tradicional cuyo objetivo fundamental es el lucro económico. Por el contrario, el terrorismo se involucra en actividades delictivas para el financiamiento de sus causas.

Estados de terror

Introducción y antecedentes

No existe una definición consensuada sobre el terrorismo, pero este se caracteriza por llevar a cabo actos violentos con la intención de producir daños humanos y materiales sin distinción de categorías, ejecutados por grupos, individuos y Estados que hacen uso sistemático del terror y su propaganda para impactar en el imaginario colectivo, intimidar a la sociedad y forzar reacciones políticas en pos de sus objetivos, que abarcan un amplio espectro de creencias, ideologías o doctrinas.

Como antecedentes del terrorismo de Estado, que involucra el cese de los derechos constitucionales y el avasallamiento de la población civil, se pueden mencionar el período jacobino en Francia (ejecuciones masivas de opositores, propaganda anticlerical), el totalitarismo de la Unión Soviética (gulags, purgas), el Franquismo (persecución y alteración del orden jurídico) y el régimen Nazi, cuyo desarrollo de la propaganda política fue notable (aparte de sus crímenes de lesa humanidad contra diversos colectivos sociales). Goebbels utilizó masivamente la prensa gráfica, la radio y el cine de Leni Rienfestahl, así como espectáculos multitudinarios especialmente ambientados (Congreso de Nüremberg, desfiles, despliegue de estandartes y banderas, antorchas, etc.), para provocar un fuerte impacto emocional en la población, así como grupos paramilitares (SA o camisas pardas) y campos de concentración. Décadas después, la dictadura cívico-militar argentina utilizará estrategias similares (organización del Mundial de Fútbol de 1978, Guerra de Malvinas en 1982, Triple A, centros clandestinos de detención). Esta situación se repetirá dentro del marco de la Doctrina de la Seguridad Nacional aplicada por todas las dictaduras de América Latina bajo la influencia de Estados Unidos.

Los nuevos Estados del terror: el paradigma de Estados Unidos y la GuerraFría

Después de la Segunda Guerra Mundial (durante la cual Estados Unidos creó campos de concentración para japoneses en su propio territorio), y en el período de 1950-1975, el pueblo estadounidense vivió una de sus etapas más oscuras en cuanto a la pérdida de la intimidad en su vida privada, ya que los organismos de seguridad del Estado gastaron fortunas en elaborar nuevas técnicas de vigilancia y espionaje, así como mejores métodos en el intento de manipulación y control de la ciudadanía a fin de detectar en aquel período de preocupación obsesiva a los individuos de “ideas extremas” (comunistas y opositores).

En el ámbito de la manipulación política y la persuasión de las masas, detrás de su pretendido sistema democrático, y amparado por estructuras institucionales como la CIA y otras agencias de seguridad, se convirtió de a poco en un Estado policial, modelo que luego trasplantó a los países latinoamericanos. Obras notables para el análisis propagandístico y de manipulación poblacional son Fahrenheit451, publicada en 1953 durante las persecuciones ideológicas del senador McCarthy, y que describe a una sociedad totalitaria donde impera la censura y cuyo cuerpo de bomberos semejante a la estructura de una policía secreta incendia las bibliotecas (en Argentina se dio la quema de centenares de miles de libros durante el proceso de reorganización nacional de 1976-1983, bajo las consignas nacionalistas y cristianas); el libro 1984, de George Orwell, novela en la cual se introduce la figura del omnipresente Gran Hermano y su policía del pensamiento dedicada a la vigilancia masiva, a la manipulación del lenguaje y la información y a la represión política y social (Ley Patriótica dictada por el gobierno de George Bush); y la película Wag the Dog, en la cual un servicio de inteligencia debe inventar una guerra hasta en sus más mínimos detalles para distraer e influir al electorado de un país sacudido por diversos escándalos (y por supuesto, para cultivar la imagen propia), una tarea canalizada y transmitida a la opinión pública en un estilo periodístico en cuanto a relato e imágenes (sirva de ejemplo la ya mencionada Guerra de Malvinas).

Luego de la fallida invasión en la Bahía de Cochinos (1961), la crisis de los misiles en Cuba (1962) y el asesinato J. F. Kennedy (1963), asume la presidencia de Estados Unidos Lyndon B. Johnson, elegido mayoritariamente para el período 1964-1969 apoyándose en un programa que ampliaba los derechos civiles (acabando con la segregación racial, otorgando el voto a los afroamericanos y legalizando la situación de los inmigrantes). Aun así su política interior se vio empañada por el fracaso de la guerra en Indochina, cuya escalada de violencia fue sustentada en la “teoría del dominó” (si un país libre cae en poder de los comunistas, todos los países que lo rodean también caerán), y de la cual, en aquella etapa, el Secretario de Defensa Robert McNamara fue un acérrimo defensor. Las consecuencias por el hartazgo de la guerra y la deficiente comunicación gubernamental derivó en el denominado “síndrome de Vietnam”, la crisis social y de los ideales de hegemonía que todavía conservaba el pueblo estadounidense luego de la Guerra de Corea (1950-1953). La derrota y la impotencia fue de tal magnitud que el FBI investiga y persigue a los manifestantes antiguerra. La confianza tardará años en volver con la presidencia de Ronald Reagan (1981-1989), el ascenso del fundamentalismo cristiano y de los telepredicadores con apoyo de los medios masivos de comunicación, un fuerte lobby “teocon”, la exaltación del simbolismo patrio y la posterior Guerra del Golfo (con transmisión directa de las cadenas televisivas, y de aquí se desprende el rol clave de los medios en apoyo a las políticas estatales).

Fue durante el segundo período de la guerra de Vietnam (1955-1975), que la CIA junto a las fuerzas de operaciones especiales de Estados Unidos y Vietnam del Sur, adoptan las tácticas utilizadas por el ejército francés (luego usadas en Argelia), aplicando las doctrinas contrainsurgentes que involucraban el terrorismo y la tortura, las operaciones psicológicas, el uso de pequeños equipos de soldados y grupos armados de la población civil, así como cualquier tipo de acción política, económica y militar con el fin de socavar el régimen de gobierno. Al respecto, Estados Unidos desarrolló el Programa Phoenix, que oficialmente operó entre 1965 y 1972, y cuyo objetivo era identificar y neutralizar a aquellas personas, organizaciones y cualquier infraestructura política que estuviera vinculada o apoyara al enemigo. La metodología incluía la infiltración, captura, el interrogatorio con tortura para obtener información de inteligencia, la desaparición forzada, el contraterror y el asesinato selectivo. Estas técnicas también fueron aplicadas por las dictaduras sudamericanas y Estados Unidos a través del Plan Cóndor (década de 1970), en el contexto de la Guerra Fría y la Doctrina de la Seguridad Nacional, con el objetivo de reprimir a opositores políticos y grupos disidentes.

La OSS u Oficina de Servicios Estratégicos creada en 1942 para actuar en el escenario extranjero (Magreb, Europa meridional, Francia, Indochina), será reemplazada por la Agencia Central de Inteligencia en 1947 como ejecutora de los golpes de Estado y las operaciones psicológicas de desinformación a través de sus grupos de tareas encubiertas (desde Centroamérica e Irán, hasta el U2 y el proyecto MK Ultra sobre el uso de sueros y drogas como el LSD para el control del comportamiento en humanos). El golpe de Estado contra Salvador Allende en Chile, encabezado por Augusto Pinochet con apoyo de la CIA, se constituye en un ejemplo de las operaciones encubiertas de la agencia estadounidense llevadas a cabo por sus grupos de tareas. Con el transcurrir del tiempo, otros organismos institucionales como la DEA cumplirán tareas afines en países como Colombia, Venezuela (de la cual fue expulsada por el choque ideológico de ambos regímenes autoritarios), Paraguay y la Triple Frontera, entre otros, bajo la Doctrina de las nuevas amenazas.