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Este libro es una selección de personajes reales, convertidos en legendarios, así como de seres místicos de la capital cubana que se proponen al lector como un diccionario no exhaustivo de criaturas devenidas, en muchos casos, en símbolos identitarios de algunos de los barrios de La Habana, propios de la imaginación de sus habitantes, surgidas como resultado de la sedimentación de quinientos años de historia de la transculturación afrocubana y de otras fuentes criollas o foráneas. Constituye, por tanto, un aporte a los estudios sobre cultura cubana.
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Seitenzahl: 184
Veröffentlichungsjahr: 2022
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Edición: Neyda Izquierdo Ramos
Diseño de cubierta e interior: Seidel González Vázquez(6del)
Realización de imágenes: Elvira M. Corzo Alonso
Corrección: Irina Pacheco Valera
Emplane: Madeline Martí del Sol
© Manuel Rivero Glean, 2020
© Sobre la presente edición: Editorial de Ciencias Sociales, 2021
ISBN 9789590623684
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INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO
Editorial de Ciencias Sociales
Calle 14 no. 4104, entre 41 y 43, Playa, La Habana, Cuba
www.nuevomilenio.cult.cu
A:
Doctor Eusebio Leal Spengler (1942-2020), Historiador de la ciudad de La Habana, por su celo y resultados en la protección del patrimonio cultural de la capital de todos los cubanos.
Nereida Judhit Fernández Catalá, mi esposa y artesana, que con sus manos amorosas recrea el patrimonio vivo de La Habana, mediante sus creaciones textiles.
La Habana es un mundo mágico. Si alguna ciudad cubana tiene que ver con La Habana es ella misma. Si alguna ciudad del Caribe se parece a La Habana es: La Habana. Si alguna ciudad latinoamericana es comparable con La Habana es aquella que se llama: La Habana. Si existe una ciudad antillana donde se vive sin dormir y donde se duerme viviendo, esa es La Habana.
La Habana es una ciudad soñada y de ensueño. Hay pocas que compiten con ella en ser nombrada. Haga la prueba y coloque su nombre en un buscador de internet: Habana o su versión en inglés: Havana. Usted quedará asombrado de la cantidad de referencias que a ella se hace.
La Habana donde el verso y la prosa han estado presentes desde siempre. Filmes rodados en ella, fotografiada por famosos y no, con sus cantos; noticias, cuentos, novelas, relatos…, está en el imaginario del Caribe y nadie se imagina el mundo caribeño sin ella.
Con esta introducción, pareciera que ya no hay nada que decir sobre esta gran ciudad de más de dos millones de habitantes y más de setecientos kilómetros cuadrados deextensión, mucho mayor que varios estados insulares delpropioarchipiélago antillano, pero no todo está dicho, lo demuestra Manuel Rivero Glean en esta propuesta que ha dado en llamar:Crisol de la identidad de La Habana 1519-2019.
Crisol que da idea de lo que es La Habana: una suerte de arcoíris desde sus orígenes, con personajes, sucesos, sincretismo religioso, eclecticismo arquitectónico, mestizaje cultural, transculturación... Una identidad que se sustenta sobre la base de su diversidad, además de cosmopolita, ciudad abierta, hospitalaria e inclusiva desde siempre.
¿Pudiera existir Cuba sin La Habana? ¡Qué insípida sería! En La Habana no solo hay una autoctonía reconocida en sus barrios y villas, ciudades y poblados que con ella se conturbaron, es que también lo que nace y crece en cualquier región cubana termina visualizándose en “la capital de todos los cubanos”, el sitio de la internacionalización de la cultura cubana.
Esa teoría, que parece obvia no siempre se comprende, el hecho de que existan Cuba A, Cuba B y muchas Cuba como en algún momento dijera Juan Pérez de la Riva, no niega que el filtro de todas ellas sea su capital, no por el mero hecho de serlo y ya, es que las condiciones históricas en que esta ciudad se desarrolló así lo permitió.
Sin ser capital de la colonia hasta 1607, oficialmente, el gobernador colonial comenzó a residir en ella desde 1547, o sea, sesenta años antes. Cuando fue reconocida por el rey español como puerto único de la flota española en América en 1561, ya fungía como tal desde 1542. Los ingleses la invadieron en 1762 y tras dos meses y medio de combate la rindieron y ocuparon durante once meses, pero las evidencias, ya publicadas demuestran sus intenciones de apoderarse de ella desde 1603, siglo y medio antes. Para los mambises, el Ayacucho cubano tendría que ser a las puertas de La Habana, algo que nunca lograron.
El son montuno de Oriente se terminó de urbanizar en La Habana y fue aquí donde recibió la influencia del jazz norteño en su instrumentación y eso lo revolucionó. El danzón, cuya cuna fue Matanzas y el béisbol que nos llegó también por esa ciudad, encontraron su éxito en La Habana, que los convirtió en el baile y el deporte nacionales. La rumba y la regla de Osha tan habaneras como matanceras son el alma espiritual de esta ciudad insólita. La Habana es la síntesis de Cuba.
Entre las personas que viven convencidas de ello, está Rivero.Crisol de la identidad de La Habanaconsiste en una serie de datos biográficos, anécdotas, mitos, leyendas, según sea el caso de personalidades históricas, célebres, míticas o legendarias que, de una forma u otra,atraviesan la identidad habanera. De diversos orígenes étnicos y culturales, de distintos momentos históricos de la evolución de la ciudad desde sus orígenes hasta la actualidad, sin otro orden ni importancia que no sea, el alfabético, por tanto, no hay intención de una jerarquización o de una clasificación férrea. Sencillamente, tienen que ver con el espacio habanero, sus localidades y barrios, sus mitos, leyendas o su historia, bien la historia cotidiana o bien la historia económica, política y social que conocemos, poco conocemos o no conocemos, pero que forman parte del imaginario citadino. No vamos a cuestionar si faltan algunos, lo que cree este prologuista es que no sobra nadie.
Se elabora a manera de glosario o de caprichoso diccionario de la identidad, eso es una magnífica iniciativa y ayuda, sin dudas, a adentrarnos en los misterios y verdades de lo que se imparte en la escuela, se escucha en el barrio o en la letra de una rumba o un chachachá, o se transmite por la línea familiar de generación en generación.
La idea surgió como homenaje a San Cristóbal de La Habana en su onomástico 500 como villa, no obstante, ya pasada esa celebración, resulta oportuno y atractivo un libro como este para todo público lector. Está escrito con lenguaje llano, común, popular, sin caer en la vulgaridad. El autor es sumamente experto, tras tantas publicaciones y horas en las aulas frente a diversos alumnos, como para caer en la tentación de hacer algo que no sea lo que se ha propuesto y en mi opinión logrado: un libro para todas las edades y públicos, no solo para los que residen en La Habana, pues hay cosas y personajes que son patrimonio de la nación, por lo tanto, también son de interés para el foráneo, todo descrito con maestría.
Se antecede de un “Prefacio”, muy elocuente, del autor. Las fotografías, dibujos o grabados son reales o imaginarios… ¿Así era Cecilia Valdés?, por ejemplo, pero como no es un texto puramente científico, de las ciencias históricas, sociológicas o de cualquier otra, sino un compendio o tratado deelementos de la identidad, todo es válido. Resaltamos detodas formas, que cada tema es abordado con cientificidad e iniciativa.
Rivero Glean es un autor polifacético, transgresor de las fronteras tradicionales entre las disciplinas científicas, con una capacidad casi increíble para enamorar a los más diversos y exigentes públicos, conCrisol de la identidad de La Habananuevamente lo logra.
Sus antecedentes lo resaltan, la propia bibliografía consultada para la presente obra: de once fuentes, seis son textos anteriores del propio autor y ello deja una imagen de continuidad, superación, búsqueda y resultados.
Toda obra de Rivero Glean es novedosa, aporta diferentes conocimientos o al menos nuevos puntos de vista sobre los fenómenos. En este caso fue mucho el atrevimiento al aventurarse en un tema tan vasto y holístico como la controvertida y compleja identidad habanera. Al final sale airoso, lo logra, nadie ha mezclado el Abikú, con Bigote de Gato, Clavelito y la Dama del perrito, pero no es uncollagearbitrario y surrealista, es una sistematización de íconos que han quedado en la tradición, la costumbre, los hábitos y en fin… en la idiosincrasia de una región metropolitana que se aferra a su autoctonía aún cuando es sitio de reposo o turbulencia de peregrinos de cualquier latitud y rincones.
Las palmas para el maestro Manuel Rivero Glean y suCrisol de la identidad de La Habana,que ya hice mía ypronto –me atrevo a asegurarlo– lo harán suya también todos cuantos lleguen a sus líneas e ilustraciones, pues no escaparán del “gancho”.
Rolando J. Rensoli Medina
El imaginario colectivo-regional de La Habana es un caudal inagotable y valioso de valores éticos, tributarios de la identidad local, patrimonio vivo (de acuerdo con la UNESCO: patrimonio inmaterial), que sobrevive a la pertinaz desmemoria, necesario para la sociedad de la cual ha brotado. Se alimenta constantemente de la imaginación para evolucionar hacia nuevos contextos sociales, ya que está conformado por personajes populares, legendarios, míticos y místicos que son el ingrediente histórico de una época en un barrio, una municipalidad o provincia, que cuando perduran en la memoria popular, suelen formar parte del legado patrimonial de ese momento o de un lugar. Los primeros, los personajes populares son reales, espaciales y localizables, por lo general, muy bien documentados por los cronistas, historiadores yperiodistas, con contornos muy bien definidos; origen yfinal conocidos. Los segundos, los personajes legendarios, como los primeros, son también bien conocidos en tiempo y espacio, pero sus hazañas y azares se han ido transformando con el tiempo en fábulas por sus contemporáneos y la posteridad que les sucedió. Suelen tener alguna base de verdad, ya que los personajes tuvieron una existencia real en algún momento preciso de las historias de los barrios dondebrotaron; pero lo sustantivo prevalece con el tiempo y resiste las contribuciones mal o bien intencionadas de la trasmisión no regulada. Los aportes extremos, impertinentes, que no obedecen a la razón social o a valores compartidos por el inconsciente colectivo, pueden durar un tiempo, pero terminan en desgajos de ramas secas u hojas inútiles del árbol legendario de la sabiduría popular; con frecuencia la desmesura son su principal atractivo (el Caballero de París, Catalina Laza, Clavelito y otros).
Los personajes míticos son perfectas criaturas de la fantasía popular (también de escritores de ficción y de ciencia-ficción, compositores musicales, intérpretes y repentistas), por lo general, atemporales y ubicuos. Tanto los primeros, como los segundos y los terceros, pueden devenir en criaturas míticas (asociadas a una mitología bien estructurada) y místicas, cuando pertenecen a un panteón de un culto o devoción popular, o a una religión históricamente estructurada. En este libro he hecho una amplia selección de estos seres provenientes de los santos católicos, en especial de aquellos que tienen templos con sus nombres o consagrados a ellos; los cultos cubanos de origen africano: Palomonte o regla Conga, Santería o regla de Ocha, la Sociedad Abakuá, que tienen un largo desarrollo y asentamiento en la capital, el Vudú haitiano, presente en La Habana, debido a los asentamientos crecientes de familias de origen haitiano, provenientes de la mitad oriental de Cuba.1Unos y otros evolucionan comoconceptos y valores compartidos de la comunidad. Nada más representativo que los relatos que narran los avatares de sus ancestros venerados, sus deidades ancestrales y sus héroes culturales para reconocer a sus portadores sociales: el pueblo, que las arropa cada noche en el tálamo donde duermen sus aspiraciones más genuinas de unidad social.CrisoldelaidentidaddeLaHabana, 1519-2019es un nuevo aporte, especialmente preparado en el umbral del medio milenio de La Habana, y es el resultado de indagaciones por los barrios capitalinos, la escucha de canciones, la búsqueda en archivos personales y de otros, en obras editadas hace muchos años y recientes, e incluso en internet, la red de redes que se ha convertido en el nuevo reservorio y propagador de la identidad y de la memoria histórica.
1En 2000, el Grupo Misterios del Vudú de Haití en Cuba (ahora Compañía Misterios del Vudú), comunidad familiar y de religión, asentado en el reparto Las Piedras, cerca del poblado de San Francisco de Paula del municipio de San Miguel del Padrón, consagró a Ercilí (una de las deidades más populares del panteón vudú) a una habanera de origen haitiano. Esta agrupación de descendientes de haitianos ha ganado tres premios Wemilere en Guanabacoa (2018 y 2019), por las interpretaciones de bailes y cantos del vudú.
Los efectos de la industrialización cultural espectacularizada y el consecuente reduccionismo espiritual del posmodernismo ha concentrado la atención de la masa media en los símbolos dominantes que aparecen en los espacios de difusión masiva. Estas alegorías del bienestar hipnotizan la mirada y los sentimientos de la “…clásica comunidad depúblicos, que se está transformando en una sociedad demasas”, como diría hace más de cincuenta años Charles Wright Mills en su obra tan vigenteThe Power Elite(La élite del poder), citado por Rivero, 2006.2El hombre de la masa está aprisionado de sus preocupaciones personales, y no se da cuenta de su verdadero origen, en cambio el hombre consciente del público auténtico, es capaz de convertir sus preocupaciones personales en cuestiones sociales, por lo que tiende a enrumbarse hacia la solución de los problemas comunes de los grupos donde vive y frecuentemente de la sociedad a que pertenece. Las élites del poder necesitan masas desenfocadas de sus problemas comunes, no públicos atentos quesaben distinguir lo que une a cada cual con la otredad. Las instituciones educativas de los países donde opera el libre mercado, no están haciendo mucho, más bien se preocupan de elevar la eficiencia de sus educandos como productores profesionales, o mejor todavía como consumidores adictos. Como escribiría el antes citado Wright Mills, basándose en una ideología de ajuste a la vida, que estimula la desenfadada aceptación de la forma de vida características de las masas, más que la lucha por una trascendencia pública e individual. La maquinaria creadora de símbolos del poder y las propias tendencias estructurales de las sociedades posmodernas, así como el estilo reprogramador de las técnicas de comunicación masivas, atomizan al urbanícola de su entorno de pertenencia gremial, cultural e incluso étnico, para entregarlo a los afanes perpetuos del consumo y la ostentación material.
2Manuel Rivero Glean: “Mitología y símbolos de la resistencia”,La Jiribilla, revista digital de la cultura cubana, 3, La Habana, septiembre, 2006, http://www.lajiribilla.cu. [consultado el 26 de octubre de 2007].
Lo peor de todo es que, aquellos grupos humanos a los cuales no ha llegado el mercado, por sus bajos niveles de solvencia, o por encontrarse en las periferias subdesarrolladas, contemplan hipnotizados las relucientes sociedades, dispuestos a “vender sus almas al diablo” para alcanzar ese nivel de consumo. La flor y nata del poder del primer mundo no está compuesta por seres humanos con valores éticos que deban ser imitados. Allí no hay verdaderos líderes, sino personas-símbolos, que las camarillas ocultas manejan a su antojo, y a los cuales se les construye una biografía glamorosa. Campañas publicitarias más costosas que ingeniosas, “fabrican” el modelo de directivo que se necesita en el momento, o el mandatario que represente los intereses de la cúpula invisible. En cambio, es preciso aceptar, el conocimiento que debemos desarrollar para tener nuestras propias categorías de análisis, ha escrito Syed Farid Alatas, director del Instituto del Mundo y la Civilización Malayos, de la Universidad de Malasia. El autor arremete en su obraTheMythofthe Lazy Native (Elmitodelnativoholgazán)contrala supuesta objetividad o neutralidad de las ciencias sociales y la visión antropológica empleada por los intelectuales asalariados de los ricos para entendernos. ¿Pudiera un cazador estudiar la biología de su presa de otra manera que no fuera la mejor forma para atraparla? Creo que habría que fundar una antropología de la resistencia que coloque a los ricos, poderosos y terroristas en el campo macroscópico social. Habría que buscar en las historias de nuestros pueblos, en sus imaginarios populares, mitologías y leyendas los modelos sugerentes de la resistencia. Las reales historias, leyendas o mitos de Hatuey, Guamá, Guautimotzin, Lautaro, Caupolicán, Túpac Amaru, Toro Sentado, Nube Roja, Toussaint Louverture, Manuel García, Carlota, Liborio, Elpidio Valdés y otros muchos personajes de América, África y Asia, deben ser los símbolos de la resistencia y de los valores comunes de los pueblos perjudicados por el colonialismo, la esclavitud, el neocolonialismo, el intercambio económico desigual, las intervenciones, las injerencias, las guerras de baja intensidad y las ofensivas abiertas de ocupación y todas otras acciones que han dañado, la economía, la sociedad y el medio ambiente de muchos países del sur. Dentro del variado arsenal de armas de la resistencia cívica, nuestros símbolos: figuras alegóricas, sistemas mitológicos y personajes fantásticos o legendarios deben ocupar el lugar que ahora acaparan Mickey Mouse, Tío Rico MacPato, el Pato Donald, Tarzán, Supeman, Batman, Robin, Rambo y otros.
De ahí la importancia, dentro del marco de la resistencia cívica, de disponer de las municiones espirituales, morales y artísticas para identificar los valores que queremos formar en las presentes y futuras generaciones. Pero en esa misma línea, no se puede cometer el error de “quitar” arquetipos sin haber preparado los “nuestros”. La historia de Cuba contiene emocionantes episodios. Falta en el ballet clásico o en las zarzuelas, la coreografía y la música sobreLa primera carga al machete, La protesta de Baraguá;la recreación de la obra de Antoñica Izquierdo o los acontecimientos deUna pelea cubana contra los demonios;y en la dramaturgia: el martiriode Hatuey o la hombrada de Casiguaya y de los Cinco HéroesAbakuá. En esta dirección operan las categorías siguientes: símbolos de la identidad, los personajes populares, las leyendas y los mitos, en tanto que creaciones del imaginario colectivo.
CrisoldelaidentidaddeLaHabana, 1519-2019es una selección de personajes reales, convertidos en legendarios, así como seres místicos de la capital que se proponen al lector como un diccionario no exhaustivo de criaturas devenidas en muchos casos en símbolos identitarios de algunos de los barrios de la ciudad de La Habana, propios de la imaginación de sushabitantes, surgidas como resultado de la sedimentación de500 años de historia de la transculturación afrocubana y de otras fuentes criollas o foráneas. Los protagonistas de este crisol habanero están bien afincados en tierras capitalinas hasta el presente y perviven en la fantasía popular, en comunidades, donde las creencias tradicionales se han conservado en la memoria de sus habitantes, mediante la transferencia oral; en registros bibliográficos, acopiados por estudiosos, eruditos, escritores o artistas de la cultura tradicional y popular; en las diferentes manifestaciones artísticas y religiosas; en la toponimia; o sencillamente, en el refranero y fabulario popular. Las criaturas deCrisol…, están vivas también en el lenguaje de los vendedores ambulantes y en la expresiones gigantescas y las estatuas vivas de La Habana Vieja; en la de los adultos que aleccionan o atemorizan a sus niños; en los cuentistas idos o presentes en cada barrio; en el barbero de la esquina, que recrea sus recuerdos y fabulaciones una y otra vez, hasta sembrarlos entre los oyentes y en los trovadores, poetas, que hay en muchos barrios urbanos, poblados rurales o en los lugares más recónditos de sus espacios urbanos, y representan modelos de valores compartidos, que emergen de los relatos populares y tradicionales, hasta convertirse en símbolos de la identidad urbana.
A más de 500 años de la fundación de la ciudad, este libro es una muestra de casi medio centenar de criaturas de la narrativa popular, que sobre bases históricas o fabuladas, el pueblo ha confirmado en su imaginario colectivo. Para la elaboración de este obra el autor ha consultado fundamentalmente,Catauro de seres míticos y legendarios en Cubade Manuel Rivero Glean y Gerardo Chávez Spínola (Premio Becas 2001 del Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello, editado por esta institución en 2005) yDeidades cubanas de origen africano,de Manuel Rivero Glean (Casa Editorial Abril, La Habana, 2011), del cual se han tomado las leyendas derivadas de los cultos de matriz africana y los personajes místicos más relevantes y conocidos de la Santería, de Palomonte, de las plazas de los abakuá y algunos del vudú, culto de origen haitiano, que ya comienza a manifestarse en La Habana, a partir de asentamientos recientes de inmigrantes de Santiago de Cuba y Guantánamo. El autor ha bebido de numerosas otras fuentes escritas que se reseñan en la “Bibliografía consultada”, así como de entrevistas provenientes del trabajo de campo por los barrioshabaneros. Esta obra es una muestra no exhaustiva de losprincipales personajes populares, legendarios y místicos que conforman parte de la identidad capitalina.
El Autor
La Habana, 6 de abril de 2018
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