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Las Glosas marginales al Programa del Partido Obrero Alemán (de abril-principios de mayo de 1875), más conocidas como la Crítica del Programa de Gotha, constituye, como es sabido, una obra referencial del marxismo. La presente edición se corresponde con el texto publicado en el tomo III de las Obras Escogidas de Marx y Engels por la Editorial Progreso de Moscú. Se adjuntan otros materiales de Marx y Engels —cartas de ambos y el Prólogo de Engels— que permiten una compresión más completa del contenido del texto principal. Para el conjunto del trabajo se ha utilizado también, como material de apoyo, informaciones y datos tomados —además de la edición de Progreso— de la publicación en alemán de las Obras de Marx y Engels (Marx, Engels, Werke/ MEW) así como de las Collected Works (Obras Compiladas, volumen 24).
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Seitenzahl: 109
Veröffentlichungsjahr: 2024
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Compilación
Isabel Monal
Edición y corrección
Ana Molina González
Diseño de perfil
Ernesto Joan
Diseño de cubierta y foto
Yuleidis Fernández Lagos
Composición computarizada
Idalmis Valdés Herrera
Conversión a ebook
Grupo Creativo Ruth Casa Editorial
© Sobre la presente edición:
Editorial de Ciencias Sociales, 2024
ISBN 9789590625725
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INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO
Editorial de Ciencias Sociales
Calle 14 no. 4104, e/ 41 y 43, Playa, La Habana, Cuba
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LasGlosas marginales al Programa del Partido Obrero Alemán(de abril-principios de mayo de 1875), más conocidas como laCrítica del Programa de Gotha, constituye, como es sabido, una obra referencial del marxismo. La presente edición se corresponde con el texto publicado en el tomo III de lasObras Escogidasde Marx y Engels por la Editorial Progreso de Moscú. Como es costumbre, se adjuntan otros materiales de Marx y Engels —cartas de ambos y el Prólogo de Engels— que permiten una compresión más completa del contenido del texto principal. Para el conjunto del trabajo se ha utilizado también, como material de apoyo, informaciones y datos tomados —además de la edición de Progreso— de la publicación en alemán de lasObrasde Marx y Engels (Marx, Engels,Werke/ MEW) así como de lasCollected Works(Obras Compiladas, volumen 24). Igualmente ha sido de utilidad una edición anterior de laCrítica del Programa de Gotha,de 1975, de la Editorial de Ciencias Sociales, la cual fue a su vez tomada de Ediciones en Lenguas Extranjeras de Moscú.
La edición de Progreso utilizada ahora, fue publicada de acuerdo con el manuscrito original de Marx, el cual había sido dado a la luz de manera completa en 1932. La primera edición de 1891, lograda gracias a la insistencia de Engels, apareció en Die Neue Zeit el órgano teórico de la socialdemocracia alemana, pero con cortes y modificaciones debido a la resistencia encontrada. Se incluyen al pie de página las modificaciones respecto a la edición de 1891 según aparecen en las Werke. La traducción del texto de Marx y demás adjuntos ha sido revisada por Olga Sánchez Guevara para esta edición de la Biblioteca Marxista. La Introducción analítica ha estado a cargo del académico cubano Miguel Limia David.
El lector atento a la precisión de la terminología de Marx notará en particular la utilización del concepto de Staatswesen para el cual no siempre es posible encontrar un equivalente correcto en español, pero que ciertamente no puede ser traducido simplemente como Estado so pena de crear indeseables confusiones. No se trata de un preciosismo académico sino de un esfuerzo hacia una mejor comprensión de Marx.
Isabel Monal
Agosto de 2009
Toca su turno en la Biblioteca Marxista a la obra de Carlos MarxCrítica del Programa de Gotha. Este es un texto clave del comunismo científico fundado por Marx y Engels. Consiste en un examen crítico detallado del proyecto de Programa del que luego sería el partido obrero unificado de Alemania. Está escrito en un lenguaje de aguda y franca polémica, conceptualmente muy preciso. No fue preparado originariamente ni para los medios académicos ni para la imprenta, sino para su consideración y análisis por los principales dirigentes políticos de la socialdemocracia alemana de aquella época. Son muchas las derivaciones de este hecho singular. El lector podrá apreciarlas al contar en esta edición además con la carta de Marx a W. Bracke y la de Engels a Bebel, escritas ambas en 1875; así como con el Prólogo a la obra y la carta que escribiera Federico Engels a Kautsky en 1891. Suelen siempre aparecer juntas porque están referidas al mismo acontecimiento.
Es un brillante modelo para los revolucionarios posteriores de cómo concibieron y pusieron en práctica los fundadores del marxismo la relación entre la teoría social científica y la política corriente del partido de la clase obrera, de cómo enlazaron orgánica y críticamente la teoría científica sobre la sociedad y su historia, con la ideología y la política revolucionarias. Este plano del asunto casi siempre se omite en las valoraciones corrientes de esta obra. Es un documento que en este plano proporciona una enseñanza metodológica e ideológica esencial para las fuerzas que hoy se comprometen con el proceso de lucha contra el capitalismo monopolista transnacionalizado, por la supervivencia y el desarrollo sostenible de la humanidad, sobre la base de la emancipación social y la dignificación del ser humano.
El prólogo escrito por Engels para el semanarioDie Neue Zeiten 1891 valora la significación de estas glosas marginales para aquellos momentos. Sin embargo, la humanidad toda, las luchas del movimiento obrero y revolucionario en general, así como el socialismo en particular, han transitado desde entonces por una historia compleja de más de 120 años hasta nuestros días.
Naturalmente, ahora se lee laCrítica al Programa de Gothadesde una perspectiva y experiencia histórica diferentes. Para quienes hemos visto y sufrido a lo largo de todo el “periodo especial” el desplome del sistema socialista en Europa y la Unión Soviética, el cambio de la correlación de fuerzas en la arena internacional basada en la bipolaridad que se configurara después de la Segunda Guerra Mundial, la proclamación del fin de la historia por el capitalismo trasnacionalizado en una agresiva ola de revanchismo guerrerista e ideológico que no se ha detenido, el renacimiento y paulatina consolidación de las fuerzas alternativas revolucionarias y de izquierda que han actualizado nuevamente la obra de lo que Marx llamara el viejo topo de la historia; incluso, la reincorporación de Cuba por la puerta ancha a un sistema interamericano de naciones del sur, fuera y en contra de la dominación imperialista norteamericana que en los años sesenta del pasado siglo lograra expulsarla de la Organización de Estados Americanos —el tristemente célebre ministerio de colonias yanqui—, además del desenlace de una crisis económico-financiera del gran capital cuyas implicaciones planetarias aún estamos lejos de comprender y representarnos en todo su real alcance; laCrítica al Programa de Gothaahora adquiere la relevancia de ser el fruto de un gigante del pensamiento que supo adelantarse a su época y abrir ante la humanidad la única perspectiva real de sobrevivencia ante la catástrofe civilizatoria y humana que es en sí el capitalismo.
El lector constatará que su alcance rebasa con mucho el que pudo tener para el movimiento obrero alemán e internacional en la segunda mitad del sigloxix. Ha adquirido matices que sus creadores ni siquiera sospecharon. Para facilitar su evaluación es imprescindible referirnos a algunos elementos históricos.
Bajo el régimen político del Estado prusiano-alemán de la segunda mitad del sigloxix,del cual Marx dijo que era “un despotismo militar de armazón burocrático y blindaje policíaco, guarnecido de formas parlamentarias, revuelto con ingredientes feudales y al mismo tiempo influenciado ya por la burguesía”,1en el movimiento obrero de ese país existían dos organizaciones políticas de tendencias ideológicas diferentes: el Partido Obrero Socialdemócrata Alemán, de posiciones socialistas marxistas, y la Unión General de Obreros Alemanes, de carácter oportunista pequeño burgués. El primero había surgido fruto de largas luchas proletarias y como resultado de la integración de los socialdemócratas de Alemania, Austria y Suiza bajo la influencia decisiva de la Internacional Comunista. Su nacimiento ocurrió en un Congreso celebrado en la ciudad de Eisenach del 7 al 9 de agosto de 1869 (por eso a sus miembros se les conocía como los eisenachianos). Por su parte, la Unión General de Obreros Alemanes había sido organizada en 1863 y tenía como uno de sus fundadores principales a Fernando Lasalle, publicista, abogado y agitador político pequeño burgués alemán. Dentro del Partido de Eisenach había hombres provenientes del lasalleanismo que seguían admirando estas ideas, e incluso algunos líderes socialdemócratas no creían necesario eliminar estos puntos de vista del movimiento obrero alemán. En 1873 Marx y Engels, sin embargo, habían advertido a Bebel y a Liebknecht de la necesidad de hacerlo.
Durante la primera mitad de la década del 1870, entre las bases obreras socialistas alemanes se delineó y acrecentó la tendencia a constituir un partido político único mediante la fusión de ambas organizaciones. Las principales discrepancias políticas sobre la unificación de Alemania habían desaparecido luego que en 1871 se constituyera el reaccionario Imperio Alemán. La división naturalmente causaba un gran daño en el enfrentamiento de la clase obrera a la burguesía y los feudales alemanes.
Marx y Engels, quienes tenían vínculos más estrechos con el movimiento obrero alemán que con el de ningún otro país, coincidían en la necesidad de que la clase obrera constituyera un partido político único, pero sobre la base de las posiciones ideológicas y políticas emanadas del comunismo científico, las cuales habían alcanzado expresión ideológica y organizativa en la Asociación Internacional de los Trabajadores. De ahí entonces que consideraran necesario consolidar primero el Partido Obrero Socialdemócrata Alemán y su vínculo con las masas, emprender pasos concretos para la unidad de acción y el esclarecimiento de los dogmas teóricos y la práctica política sectaria de los lasalleanos, antes que apurarse a la unificación orgánica con una asociación pequeñoburguesa, la cual aportaría más perjuicio que beneficio al partido socialista. En todo caso, la unión no debería construirse sobre la base de concesiones programáticas de principio y debía ser fruto de pasos reales en la unidad de acción.
En los momentos que se publica la propuesta de Programa de Gotha por la dirección del Partido Obrero Socialdemócrata Alemán, Marx y Engels se encontraban en plena lucha contra el anarquismo, al cual habían derrotado definitivamente en el Congreso de la Asociación Internacional de los Trabajadores, celebrado del 2 al 7 de septiembre de 1872 en La Haya. La actividad de ese Congreso había sido dirigida por Marx y Engels, quienes lograron culminar una larga y difícil lucha contra el sectarismo pequeñoburgués en el movimiento obrero socialista internacional de entonces, condenar el escisionismo de los anarquistas y expulsar a sus líderes más connotados de la organización obrera mundial.
Sin embargo, los líderes socialdemócratas insistieron en la unidad a cualquier costo. El 7 de marzo de 1875 publicaron el proyecto de programa de unificación, del 22 al 25 de mayo de 1875. No consultaron ni a Marx ni a Engels. El documento estaba plagado de desaciertos, errores y concesiones políticas e ideológicas al partido lasalleano, a su sectarismo, dogmatismo y oportunismo político. Se aceptaba de hecho un compromiso con el oportunismo, se renunciaba prácticamente al internacionalismo proletario y a la alianza con el campesinado y otras capas sociales medias, se despreciaban las formas de lucha económica y el trabajo de los sindicatos; se aceptaban asimismo toda una serie de dogmas y concepciones teóricas falsas acerca del Estado, la sociedad capitalista y la nueva sociedad comunista a construir, las cuales habían sido suficientemente esclarecidas por Marx y Engels sobre la base de la concepción materialista de la historia y la teoría de la plusvalía.
Engels fue particularmente claro sobre este tema en la carta a Bebel del 18-28 de marzo de 1875. Los fundadores del marxismo vieron en este programa una verdadera capitulación del movimiento obrero socialista frente al oportunismo y al espíritu pequeñoburgués del lasalleanismo, un retroceso en relación con lo avanzado por el movimiento obrero bajo la labor esclarecedora y organizativa de la Internacional. En la carta a W. Bracke del 5 de mayo de 1875 Marx señala: “Cada paso de movimiento real vale más que una docena de programas. Por lo tanto, si no era posible —y las circunstancias del momento no lo consentían— irmás alládel programa de Eisenach, habría que haberse limitado, simplemente, a concertar un acuerdo para la acción contra el enemigo común. Pero, cuando se redacta un programa de principios (en vez de aplazarlo hasta el momento en que una prolongada actuación conjunta lo prepare), se colocan ante todo el mundo los jalones por los que se mide el nivel del movimiento del partido”.2
Es en este contexto que Marx elabora un conjunto de notas críticas entre abril y principios de mayo de 1875 relativas al proyecto de Programa, las envía a W. Bracke y le pide que las circule entre los dirigentes más relevantes de la socialdemocracia: Geib, Auer, Bebel y Liebknecht.
Debe decirse que estas glosas marginales no fueron realmente tomadas en cuenta por la dirección del Partido Obrero Socialdemócrata Alemán, por lo que el programa unificador fue aprobado con ligeras modificaciones en el mencionado Congreso. Así nació un partido unido bajo el nombre de Partido Obrero Socialista de Alemania, que desde su origen incubó al oportunismo y contuvo el germen del revisionismo teórico de los fundamentos del marxismo. Sin embargo, ante el hecho consumado de la superación de la división orgánica del movimiento obrero, Marx y Engels decidieron no publicar en aquel momento su desacuerdo con el programa.