Desafío al peligro - Roberto J. Valdés Martínez - E-Book

Desafío al peligro E-Book

Roberto J. Valdés Martínez

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Beschreibung

Si bien el fuego, cuando fue descubierto constituyó una bendición, con el paso del tiempo también ha sido un elemento devastador. En Desafío al peligro, bomberos cubanos ofrecen testimonios inéditos de su participación en la extinción de incendios, rescates y prevención para garantizar la seguridad del pueblo. Bomberos de Nueva York que vivieron la tragedia del desastre de las Torres Gemelas, en un encuentro con sus homólogos cubanos, comparten anécdotas y se abrazan como hermanos. Michael Moore, director de SICKO, quien los trajo a Cuba, expresó: "Si esto es lo que pasa entre dos supuestos enemigos, si un enemigo te puede dar la mano y también curarte, qué no será posible entonces". Y escribió después: A los bomberos de Cuba. ¡Gracias por su generosidad y valor! Paz

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Seitenzahl: 281

Veröffentlichungsjahr: 2022

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Página Legal

Editora asesora:Iraida Aguirrechu

Edición:Martha Brancacho

Diseño de cubierta y pliego gráfico:Eugenio Sagués

Realización computarizada:José Quesada Pantoja

© Roberto Valdés Martínez, 2019

© Sobre la presente edición: Editorial Capitán San Luis, 2019

Primera edición, 2008

ISBN: 9789592115385

Editorial Capitán San Luis, Calle 38 No. 4717 e/ 40 y 47. Kohly, Playa La Habana, Cuba

[email protected]

www.capitansanluis.cu

https://www.facebook.com/editorialcapitansanluis

Sin la autorización previa de esta Editorial, queda terminan-temente prohibida la reproducción parcial o total de esta obra, incluido el diseño de cubierta, o su transmisión de cualquier forma o por cualquier medio. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.

 

Pensamientos

Se han logrado importantes avances en la disminución de los incendios y en la prevención de estos, en la lucha por erradicar las causas que los provocan. Los combatientes de este órgano se han destacado por su actitud serena, valerosa y eficiente, en los momentos en que han peligrado vidas y recursos valiosos de nuestro pueblo.

Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz

 

En la lucha contra los incendios se han modernizado los medios de extinción y previsión, y elevado la calificación del personal de este servicio con el dominio de técnicas más modernas. Se han dictado normas de protección y desarrollado una campaña de divulgación para prevenir accidentes, que cuenta con la participación del pueblo a través de brigadas voluntarias en los centros de trabajo.

Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz

 

No debieron olvidarse nunca las escenas de los hombres de las Fuerzas Armadas y sus tropas especializadas llevando a cabo misiones de ayuda y de apoyo a la población y a las víctimas. Impresionaban las acciones del Cuerpo de Bomberos arriesgando la vida, en peligrosas corrientes de agua, para ayudar a sus compatriotas.

Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz

Dedicatoria

A los heroicos bomberos cubanos

y en especial a los caídos.

A todos los bomberos del mundo.

A los jefes del Cuerpo de Bomberos de Cuba después del triunfo de la Revolución, ellos merecen un lugar especial en este libro, pues tuvieron el honor y el privilegio de dirigir a esos valerosos combatientes durante las acciones contra los siniestros y acontecimientos ocurridos en este medio siglo de duro trabajo revolucionario.

Liminar

Liminar

Cuando escuchamos el sonido de una estridente sirena y el replicar de una pequeña campana instintivamente miramos hacia la calle, buscando un carro bomba de color rojo con especiales características que a gran velocidad transita y exclamamos: ¡Son los bomberos! ¿Dónde será el fuego?

Encontré en el diccionario Larousse la definición de bombero como: persona perteneciente a un cuerpo encargado de combatir incendios y auxiliar en otros siniestros. El fuego, según la fábula, se le atribuye a Prometeo que lo rescata para los hombres y, si en sus inicios fue una verdadera revelación, después con el paso del tiempo y el avance de la civilización, emerge en algunos momentos como un devastador y siniestro enemigo, que se refleja en el argot criollo como advertencia “no se puede jugar con candela”.

En estas páginas encontrará el lector un novedoso trabajo, ameno pero, aún más, descubrirá aspectos desconocidos y sabrá de la noble y humana labor de estos seres, casi siempre anónimos que, desafiando el peligro, se dedican a salvar vidas y pérdidas materiales.

Su autor, Roberto Valdés Martínez, es uno de los protagonistas de la lucha revolucionaria en nuestro país. Casi un niño se incorpora a la lucha clandestina y, posteriormente, a los 16 años, se integra el Segundo Frente Oriental Frank País, al mando del comandante Raúl Castro Ruz. Después del triunfo de la Revolución, dentro del Ministerio del Interior, va ocupando responsabilidades y cargos hasta ostentar el grado de general de brigada.

Indiscutiblemente, dentro de su trayectoria como revolucionario, se destaca su eficiente trabajo y carisma personal. Durante el período de su permanencia como jefe del Cuerpo de los Bomberos de Cuba (1962-1966) dejó una impronta en su amplia proyección.

El autor ha querido aportar sus experiencias y homenajear a esta especialidad por lo que confeccionó los capítulos que hacen de Desafío al peligro un libro original con testimonios, opiniones, anécdotas, acontecimientos relevantes, hasta el momento desconocidos, en que la profesionalidad y el valor de los operativos de este Cuerpo fueron decisivos. Unido a la intrepidez de esta tarea, se observa cómo en su desarrollo se fue elevando la técnica y los conocimientos en cada riesgosa operación, pues sería imposible desconocer por su importancia la prevención y sus enseñanzas para eliminar o reducir al mínimo catástrofes de grandes proyecciones.

Dentro de estas páginas existen capítulos sobre: fuegos, rescates, derrumbes, incendios forestales, ciclones, enfermos mentales, además del enfrentamiento a criminales sabotajes en donde siempre, los combatientes de la Dirección de Incendios, hacen su trabajo afrontando peligros y riesgos para sus vidas.

El relato de la explosión de La Coubre, el 4 de mayo de 1960, hecho terrorista que conmovió al país a pocos meses del triunfo de la Revolución, destaca cómo en primera fila, compartiendo el peligro y agresión a la patria, estuvo la presencia de las figuras más sobresaliente de la Revolución y entre ellos: Fidel y Raúl.

La narración del rescate en Candelaria de la niña de cuatro años, la cual había caído en un pozo de más de 300 pies de profundidad y la captura de un loco peligroso en la azotea de uno de los pabellones del hospital Calixto García en La Habana, protagonizado por el propio general Roberto Valdés, demuestra una vez más cómo la realidad a veces supera la ficción.

En el contenido de este libro no podía faltar la prioridad que desde el primer día del triunfo de la Revolución la dirección del país le confirió a esta importante e imprescindible especialidad. Es oportuno resaltar los medios de alta tecnología puestos a disposición de las unidades de extinción en todas las provincias del país y los recursos asignados con vistas a la elevación de la preparación combativa de sus miembros para tener una mayor eficiencia.

También se incluyen en estas páginas, a manera de reseña, la historia de los bomberos en Cuba y en el mundo, su inicio y desarrollo, fundamentalmente de nuestra más detallada historia después del triunfo de la Revolución, en sus diferentes etapas y la dinámica que le imprimieron sus distintos jefes, ilustradas “con imágenes que dicen cada una, más que 100 palabras”.

Desafío al peligro es una obra que despierta gran interés por sus relatos, algunos inéditos; en cada página encontrará el lector un espacio para adquirir el conocimiento que con seguridad sabrán apreciar. Servirá además para que las nuevas generaciones y en general el pueblo de Cuba, aprecie el trabajo heroico y anónimo que cotidianamente realiza esta importante e imprescindible especialidad.

Con este valioso libro, reitero que, el general Roberto Valdés, ahora en su condición de escritor, rinde merecido homenaje de admiración, reconocimiento y respeto a la labor del Cuerpo de Bomberos de Cuba.

 

Juan Nuiry Sánchez

La Habana, 2008

Agradecimientos

Agradezco a todos los que de una forma u otra han aportado testimonios, opiniones, ideas, anécdotas, bibliografía y temas que han servido para elaborar y ampliar el contenido de este libro; en relación con las fotos un reconocimiento merecido al compañero Puyol.

 

A todos aquellos que desde los primeros momentos me atendieron y aportaron sus testimonios para poder confeccionar y publicar este libro, entre ellos: el general de brigada Armando López, Arquímedes, al actual jefe de los bomberos, coronel Bienvenido Rafoso, quien ocupa esta responsabilidad desde hace más de 19 años y a Rafael Pupo, quien dirige a los bomberos jubilados.

 

Gratitud especial al coronel Mario Álvarez Martínez, actual segundo jefe del Cuerpo de Bomberos, a Sara Rivera Oxamendi e Ileana María Rodríguez Hernández.

 

A los compañeros Juan Carlos Rodríguez, por sus sugerencias y recomendaciones, a Julio Cubría, Marta Pons, Zoe Cardoso y todo el personal de la Editorial Capitán San Luis.

 

De forma muy personal al comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez y al general de Cuerpo de Ejército Abelardo Colomé Ibarra, Furry.

 

 

 

Antecedentes

Antecedentes

Desafío al peligro, en apretada síntesis relata el trabajo sostenido del cuerpo de bomberos por más de 310 años. Fuegos, explosiones rescates y acontecimientos relevantes de estas fuerzas de extinción y los frentes operativos serán revelados a través de estas páginas. El tema principal es los bomberos de Cuba y su peligroso oficio, los riesgos, las situaciones embarazosas que enfrentan, los actos de valentía, esfuerzos, sacrificios y el humanismo de su profesión, con valoraciones dadas, incluso, por algunos de sus importantes homólogos de Estados Unidos. Está escrito en la propia voz de nuestros combatientes, los que nos aportan sus vivencias sobre las acciones en las que participaron, por vía de las cuales el lector recibirá un mensaje verídico, que cuenta del altruismo de los bomberos. Ellos son personas comunes a las que les ocurren múltiples situaciones, algunas humorísticas, pero otras llenas de dolor, tragedia, horror y espanto. Esta publicación también se propone rendir homenaje a compañeros ya desaparecidos, que cumplieron diferentes tareas dentro de la organización.

Ante estos fuegos los jefes en Cuba siempre son los primeros que exploran el lugar del siniestro y toman las decisiones sobre el terreno de cómo deben actuar. El ejemplo de ellos mueve a los hombres a engrandecerse. Los bomberos son como una gran familia: todos se cuidan, se preocupan por sus compañeros y siempre están atentos a los movimientos de los que actuan, listos para ayudarlos o rescatarlos, independientemente de los riesgos que sea necesario correr.

En el Cuerpo de Bomberos, es digno destacar, la participación de las mujeres voluntarias, quienes han cumplido de forma anónima con estas peligrosas actividades, en muchos de los siniestros ellas trabajaron y cooperaron. Sucede lo mismo con la prevención contra incendios, que es fundamental para evitar grandes catástrofes. Los cursos de entrenamientos se reciben en las escuelas y en las propias unidades; el trabajo de los bomberos voluntarios; las brigadas contra incendios de las industrias y la propia historia de la institución se presenta en esta obra en un resumen muy apretado, pero la realidad indica que en unas pocas cuartillas no se puede reflejar todo el trabajo sostenido y de peligros enfrentados, por estos combatientes.

Quisiera alertar al lector de que la mayoría de los relatos contenidos en este libro, se basan en los primeros años después del triunfo de la Revolución, es decir, que hay muchas cosas que han cambiado gracias a una mejor preparación de las fuerzas, que hoy cuentan con un personal de alta calificación —ingenieros, técnicos y especialistas—, así como la técnica de extinción, carros especializados y un equipamiento de uso personal que compiten con cualquier organización internacional de bomberos.

Cuando se escribe sobre hechos históricos, siempre se cometen errores, el principal entre ellos es la omisión de algún hecho importante o de alguien que actuó de manera destacada y de forma anónima. En el trabajo que presentamos sucederá lo mismo, ya que los bomberos conforman una organización nacional que cuenta con cientos de combatientes y las historias acumuladas datan de un poco más de tres siglos. Hubo algunos compañeros que por diferentes causas no presentaron sus testimonios y otros a los que no pude localizar. Solo recibimos de Pinar del Río y de Matanzas. Sinceramente les ofrezco mis disculpas de todo corazón y les sugiero que, si nos hacen llegar sus relatos al Museo de los Bomberos, a la compañera Sara Rivera, los mismos se tendrán en cuenta para las futuras ediciones.

Vaya mi respeto y admiración para todos los heroicos bomberos de nuestro país y del mundo.

El Autor

 

Historia de la formación del Cuerpo de Bomberos

Historia de la formación del Cuerpo de Bomberos

Si bien el fuego, cuando fue descubierto, constituyó una bendición, con el paso del tiempo, en algunas ciudades ha sido un elemento devastador. Para contrarrestarlo surgen los primeros cuerpos de bomberos en algunos países, pero estos no disponían de técnicas ni herramientas adecuadas para controlar incendios de grandes magnitudes. En ocasiones no podían hacer otra cosa que conformarse con observar cómo el fuego consumía grandes edificaciones y todo cuanto estuviera a su alcance.

Las primeras máquinas especializadas que aparecieron en el siglo XVII eran simples cubos sobre rodillos o ruedas. El agua se hacía llegar al siniestro por medio de recipientes que pasaban de mano en mano.

La invención en Holanda, en el año 1672, de la manguera de cuero cosida a mano permitió a los bomberos acercarse al incendio sin poner en peligro su equipo y lograr más precisión en la dirección del flujo de agua. Al mismo tiempo se desarrollaron sistemas de bombeo que permitieron sacarla de ríos y estanques.

A principios del siglo xix los remaches de cobre sustituyeron a las costuras de las mangueras, que podían alcanzar hasta 15 metros de longitud y se unían con adaptadores de bronce.

En 1870 se empezó a fabricar un tipo de manguera de caucho o hule recubierta de algodón. La máquina de bombeo a vapor se usó en las grandes ciudades entre 1850 y 1860. Con la introducción del motor de combustión interna a principios del siglo xx, los bomberos se motorizaron. El primer coche con un solo motor para la bomba y para propulsarse se fabricó en Estados Unidos en 1907. En 1925 los coches con motor habían reemplazado totalmente a los de vapor. Las bombas evolucionaron hasta llegar a las centrífugas que se usan hoy en casi todas las grandes ciudades.

En Cuba esta actividad data del 13 de noviembre de 1696, cuando en el actual municipio de Santa Clara, en el centro del país, se fundó la primera agrupación de este tipo. Con posterioridad surgen otras como la del poblado de Batabanó, que tuvieron vida efímera y, por tanto, no fueron reconocidas oficialmente. Poco a poco se van organizando en el resto de las localidades hasta que aparecen los primeros bomberos en Pinar del Río.

Durante la época colonial, las autoridades emitieron bandos y ordenanzas con el objetivo de tomar medidas para evitar el surgimiento y propagación de incendios, así como para proveerse de los medios de extinción necesarios.

El siglo xix marca el surgimiento de los cuerpos de bomberos como entidades oficiales, debido al incremento de los fuegos, sus proporciones y las pérdidas humanas y materiales. El 14 de enero de 1831 se creó en Santiago de Cuba el Cuerpo de Honrados Bomberos, cuya organización y estructura fueron reconocidas por las autoridades coloniales el 3 de julio de 1838. En Santa Clara se estableció en junio de 1832, oficializado en 1856 por la Capitanía General. El de La Habana se constituyó el 12 de diciembre de 1835 por decisión del capitán general, don Miguel Tacón. Su reglamento fue aprobado por Real Orden el 10 de mayo de 1838.

El Cuerpo de Honrados Obreros y Bomberos de La Habana abrió su primer cuartel en la calle Obrapía, y se llamó San Felipe, contando con cuatro bombas tiradas por caballos: la Virgen de los Desamparados, la España, la Gamiz y la Zencowiech, además de un carro escalera y otro de auxilio.

En estos tiempos el capital comercial había alcanzado gran desarrollo en el país, y las compañías de seguros determinaron, para su propio beneficio, crear un Cuerpo de Bomberos Voluntarios, integrado por jóvenes del comercio. Su cuartel se inauguró el 19 de septiembre de 1873 y radicó en el número 19 de la calle San Ignacio. Prestaron sus servicios con las bombas: Colón, Cervantes y Habana; además, disponían de un departamento de sanidad con cuatro médicos, un farmacéutico y 21 sanitarios.

La rivalidad entre ambos cuerpos era incesante, se disputaban hasta la toma de agua al llegar a los incendios, haciendo infructuosas las labores de extinción.

En la noche del sábado 17 de mayo de 1890 ocurrió la mayor catástrofe de la época: el incendio de la ferretería de Juan Isasi, ubicada en la esquina de las calles Mercaderes y Lamparilla, en La Habana Vieja. Acudieron al fuego bomberos municipales y del comercio.

El clandestinaje de mercaderías y productos químicos e inflamables ocasionó una explosión en la que murieron 38 personas, entre ellas, bomberos, agentes de orden público y espectadores. Además, hubo numerosos heridos y mutilados.

El suceso impactó tanto a la opinión pública que hasta las revistas humorísticas dedicaron notas de condolencia y las principales personalidades literarias ofrendaron crónicas, artículos y poemas al suceso. El entierro de las víctimas constituyó una de las mayores demostraciones de duelo que se recuerda de esa época. Al sumarse tantos nombres al martirologio bomberil, el sentir popular pasó de la admiración a la más ferviente idolatría. Como homenaje de recordación a estos “Soldados de la Humanidad” fue erigido un monumento en el Cementerio de Colón, donde cada 17 de mayo estos hombres le hacen guardia de honor.

Los cuerpos de bomberos de la república neocolonial no tenían una buena situación y sus gastos eran sustentados, en parte, por el gobierno a cada instancia y por las colectas públicas, estas tenían el peso fundamental. Al igual que en la etapa colonial, el carácter voluntario de sus afiliados era de estructura y organización militar.

En 1935 se instituyeron nacionalmente, bajo el nombre de Cuerpo Nacional de Bomberos, que abarcaba las entonces seis provincias, los ocho municipios de La Habana y solo 16 términos municipales correspondientes a otras regiones del país. Esta etapa se caracterizó por un débil desarrollo de la actividad preventiva, la cual estaba separada del trabajo de extinción. Numerosas gestiones se realizaron con el Poder Ejecutivo y el Congreso para mejorar el sostén de ese cuerpo, sus técnicas contra incendios y las labores de prevención, pero los gobiernos de turno de la época hicieron caso omiso a las necesidades. Las bases generales se fueron perdiendo, aunque quedaban honestos ciudadanos que mantenían con honor tan humanitaria labor, también se le incorporaron personas poco escrupulosas, dedicadas a saquear en cada caso todo lo de valor que encontraban a su paso. Además, se prestaban para reprimir las manifestaciones de lucha estudiantil y obrera del pueblo.

Los pocos recursos destinados al cuerpo por el Ministerio de Gobernación, eran utilizados por los politiqueros de turno para situar a familiares y amigos en cargos que nunca ocuparon.

La necesidad de mantener unido nacionalmente al Cuerpo de Bomberos solo se logra con el triunfo revolucionario de 1959, cuando el Estado asume su conducción y se producen cambios que revolucionan el funcionamiento, organización y objetivos generales del trabajo, a lo que, por supuesto, no es ajeno el desarrollo de la técnica empleada para la extinción. Se comienzan a tomar medidas encaminadas a preservar los bienes de la sociedad y la lucha contra los incendios ocupa un importante lugar.

Hasta los meses finales del año 1962, el Cuerpo de Bomberos estuvo subordinado a las comisiones municipales y su órgano rector. La agudización de las luchas de clases, alentada por el imperialismo yanqui, llega a materializarse en forma de sabotajes incendiarios, lo que obliga al Gobierno Revolucionario a incorporar al Cuerpo de Bomberos al Ministerio del Interior (MININT), como un órgano destinado, por sus funciones, a defender las conquistas revolucionarias.

Como consecuencia de actos terroristas, el 12 de mayo de 1968 pierden la vida dos valerosos combatientes de este cuerpo, Elías Moya Téllez e Iván Lugo Machado. Posteriormente la Escuela Nacional de Protección contra Incendios toma el nombre de Mártires de la Calle Patria en homenaje de recordación a estos jóvenes revolucionarios.

La labor preventiva, pilar de esta actividad, está fundamentada en las leyes que instrumentan y exigen el cumplimiento de las medidas de prevención por parte de la población y los objetivos económicos. Un aspecto significativo, que ha contribuido en gran medida a la educación de nuestro pueblo en esta tarea, ha sido la celebración anual de la Semana Nacional de Prevención de Incendios, iniciada en noviembre de 1966, y que en la actualidad se mantiene, con el fin de establecer una vinculación directa con el pueblo y divulgar los principales objetivos de la campaña.

El artículo “Los comandos actuales” es una publicación tomada con la autorización del periódico Guerrillero de la provincia de Pinar del Río, escrito por la periodista Idalma Menéndez Febles y con fotos del compañero Daniel Mijans. La forma organizativa del trabajo, las unidades, el vestuario y el equipamiento que, en sentido general, aquí se describen, son muy similares en todo el territorio nacional.

Llega el primer aviso; inmediatamente se verifica la autenticidad de la llamada y se toca la alarma (la sirena) que anuncia la salida del equipo y el grupo se dispone a partir. Con la rapidez que los caracteriza los bomberos se lanzan por la cercha —tubo por donde bajan—, durante el trayecto terminan de vestirse; utilizan trajes especiales y cascos que los protegen de los derrumbes y del intenso calor, también llevan botellas de oxígeno para resguardarse del humo y de posibles gases venenosos, según el caso.

Primero sale el carro autocisterna (M)* y detrás el cisterna (C), encargado de suministrarle el agua al anterior cuando se le agota. En un incendio, el equipo, además de controlar y extinguir el fuego, realiza operaciones de rescate, protege áreas cercanas y dirige el trabajo de salvamento. El carro de salvamento y rescate (R) contiene útiles necesarios para la actividad, como camillas, salvavidas, compresores, moto sierra, extintores, así como otros medios complementarios. La indumentaria total de un solo bombero cuesta más de 1 000 dólares. Solamente la manguera mide 20 metros de largo y cada uno cuesta entre 15 y 17 dólares. Existe el aula técnica, aquí se adiestran los jóvenes del Servicio Militar General (SMG) que llegan por primera vez al Comando antes de salir a enfrentar el peligro.

Jesús Orestes Arteaga, actual jefe del Comando de Protección contra Incendios en Pinar del Río, suena la alarma y antes de los 45 segundos un grupo de arriesgados hombres se pone en marcha, dispuestos a enfrentarse a las llamas. Comienza el trabajo duro y peligroso, su misión: ¡salvar vidas!, no importa dónde.

 

* Al final del libro aparece una relación de técnicas de combate y tipos de servicios, con sus identificaciones.

 

Visitan Cuba bomberos de Nueva York

Visitan Cuba bomberos de Nueva York

COMANDO 4 Y SICKO

Comando 4 y Sicko

Bienvenido Rafoso Bartolomé1

El día 7 de marzo de 2007, los bomberos cubanos sentimos gran alegría y satisfacción, al poder atender a un grupo de destacados y valioso bomberos de la ciudad de Nueva York, actuantes directos en los sucesos del 11 de septiembre de 2001. Ellos llegaron a nuestro país acompañados por el cineasta Michael Moore, quien dirigió el documental Sicko, donde hace referencia a los malos manejos de la salud pública norteamericana y deja constancia gráfica del momento histórico que se produjo en el Comando 4, sito en la Avenida Santa Catalina, en nuestra capital, en el cual los héroes norteamericanos abrazan a los bomberos cubanos y juntos rinden tributo a los caídos en el ataque del 11 de septiembre, comparten anécdotas, experiencias y se abrazan como hermanos. “Si esto es lo que pasa entre dos supuestos enemigos, si un enemigo te puede dar la mano y también curarte qué no será posible entonces”, se pregunta el director de Sicko.

Moore hablando sobre las compañías de seguros sanitarios dijo: “El gobierno las deja hacer lo que les da la gana”, más de 40 millones de ciudadanos norteamericanos no tienen previsión sanitaria y los 250 millones que se supone la tienen, muchos de los cuales son abandonados por el servicio de salud por el que han pagado durante décadas. Cuando visitaron al Comando 4, Michael Moore y sus acompañantes se interesaron por la atención médica que reciben nuestros bomberos.

José Gilberto Gregorich2

El día que vinieron los bomberos norteamericanos fue muy importante porque tuvimos la oportunidad de intercambiar experiencias con estos compañeros que trabajaron en el desastre de las Torres Gemelas.

Les causó mucha impresión el sistema de atención médica que reciben nuestros bomberos tanto después de un accidente como en la vida cotidiana.

Preguntaban qué recursos se destinaban para atender a un bombero que resultara lesionado después de un servicio y la atención que recibían si quedaran impedidos por un accidente y se les veía impresionados con la respuesta que les dábamos cuando les explicábamos como eran atendidos sin tener que pagar ningún tratamiento ni operación y cómo los demás compañeros se preocupan y apoyan en todo lo necesario.

Ellos se sentían muy dolidos por el trato que habían recibido en su país donde el gobierno los había abandonado y no habían recibido el tratamiento médico que requerían para rehabilitarse y recuperar su salud.

Todos recibieron atención médica aquí en el hospital Hermanos Ameijeiras y se sentían muy agradecidos del trato recibido. Cuando terminaron sus tratamientos le preguntaron a un médico cubano cuánto tenían que pagar y el galeno le respondió: Escríbanme en este pedazo de papel GRACIAS.

Ellos tenían traumas por todo el sufrimiento humano al que tuvieron que enfrentarse al no poder entregarles ni siquiera el cadáver a los familiares de los que se hallaban atrapados bajo los escombros. Refirieron además cómo los productos químicos que respiraron allí les produjo trastornos en el sistema nervioso central y en las vías respiratorias.

Michael Moore preguntó qué quería decir el cartel que hay en la entrada de la unidad. “Patria es humanidad”. Les explicamos que para nosotros significa prestar ayuda al que lo necesite, no importa el país, la ideología, la religión, ni el idioma o las distancias, donde quiera que podamos auxiliar a cualquier ser humano que lo necesite allí estamos para cooperar y brindarle nuestra solidaridad.

Nosotros les contamos que nuestro gobierno se ofreció para prestarle ayuda cuando el desastre de las Torres Gemelas y el cuerpo de bomberos de Cuba se sentía ansioso de estar allí para poder cooperar pero el gobierno de Estados Unidos rechazó nuestro ofrecimiento.

Ellos estuvieron aquí 40 minutos y no querían irse y prometieron volver a Cuba y visitar nuevamente al Comando 4.

Luis Ernesto de la Paz Aria3

Cuando el coronel jefe de Cuerpo de Bomberos de Cuba el coronel Rafoso le entregó a los que venían con Michael Moore algunos obsequios, sellos de los bomberos y otras cosas de nuestro órgano se conmovieron y varios de ellos empezaron a llorar, estábamos viviendo la emoción de poder entrelazarnos los bomberos norteamericanos y los cubanos porque sentimos que somos como una gran familia. Ellos habían trabajado en las labores de rescate del desastre de las Torres Gemelas y a causa de eso les quedaron secuelas que tienen todavía, mientras que en su país no habían recibido la atención médica ni la seguridad social que merecían, sin embargo un país como Cuba del que siempre habían escuchado que era el enemigo los acogía y le brindaba gratuitamente la atención médica necesaria. Entonces uno manifestó: “Que si el enemigo que a ellos les habían pintado era Cuba, ellos preferían ser amigos de esos enemigos y no de otro tipo de gobierno”.

Ellos llegan por el mar a las costas de Cuba y comienzan a gritarle a una posta de la Base Naval de Estados Unidos en Guantánamo que necesitaban entrar para poder darle atención médica a unos norteamericanos que eran bomberos y que habían participado en el desastre de las Torres Gemelas, allí se escuchó una sirena y después un silencio total. Entonces tuvieron que desembarcar por la parte cubana y encontraron a varias personas que estaban jugando dominó y les preguntaron dónde quedaba la farmacia, uno de los compañeros los guió hasta la más cercana.

Ya en la farmacia cuando una de las norteamericanas le pide a la compañera que vende los medicamentos que necesitaba comprar un aparato para el asma, al preguntar el precio quedó muy asombrada porque aquí le costaba 15 centavos dólar, al convertirlo en pesos cubanos son tres pesos, y en Estados Unidos ese mismo aparato nebulizador para el asma cuesta 120 dólares, eso la conmueve y la hace llorar.

Dagmaris Núñez4

Había un bombero que trabajó en las Torres Gemelas y le quedó de su misión allí, un brazo que no podía mover y sin embargo en su país no había recibido la atención médica necesaria para restablecerse de esta secuela.

Sin embargo en sus rostros se podía apreciar que estaban contentos con el trato que había recibido en Cuba y se veían emocionados de compartir este encuentro con los bomberos cubanos, sus homólogos, quienes realizan el mismo trabajo que ellos pero comprobaron que estos cuentan con una atención médica que les garantiza que en cualquier momento, ante una dolencia, puedan acudir a un hospital y ser atendidos sin ningún impedimento y se hace todo lo que sea necesario para garantizarle la vida y su restablecimiento total ante cualquier accidente.

Esto era muy conmovedor para ellos que sienten que fueron abandonados por su gobierno, el que no les garantizó su rehabilitación porque sus seguros de vida no les alcanzaban para cubrir todo el tratamiento que requerían, incluso ni para pagar los altos precios de los medicamentos que necesitan para continuar el tratamiento médico hasta estar plenamente curados. Marcaron la diferencia de cómo en Cuba recibieron toda la atención necesaria igual que cualquier ciudadano cubano y llevaban los medicamentos indicados.

Ellos se sentían parte de nosotros y se les veía la satisfacción en el rostro al haber podido compartir este encuentro con los bomberos cubanos, e incluso los técnicos de la ambulancia que los vino a buscar los estaban llamando porque ya tenían que irse y continuaban conversando y abrazándonos. No se querían ir, disfrutaron hasta el último momento que pudieron estar en el Comando 4.

En el libro de visitantes ellos escribieron las siguientes palabras de despedida, según traducción:

A los bomberos de Cuba

¡Gracias por su generosidad y valor!

Paz

Michael Moore

A mis amigos, espero verlos pronto,

encantado y respeto

John Ishan

912 Paramens Rescue

En honor a todos los bomberos cubanos

Queden seguros y disfruten la vida

Bueno con ustedes

Bill Mahen

A mis hermanos y hermanas en Cuba

Reggie Cervantes, EMT

Sobreviviente del World Trade Center

A todos nos ha quedado el grato recuerdo de la visita de estos sobrevivientes de aquel doloroso suceso, que marcó para siempre su sensibilidad humana y afectó directamente la salud de ellos y de miles de ciudadanos americanos.

Coronel Bienvenido Rafoso Bartolomé

 

1 Coronel, actual jefe de la Dirección del Cuerpo de Bomberos del Ministerio del Interior de la República de Cuba.

2 Mayor, entonces jefe del Comando 4.

3 Mayor, entonces segundo jefe del Comando 12 del Aeropuerto Internacional José Martí y actualmente jefe del Comando 4.

4 Teniente, oficial de Registro y Control del Comando 4.

 

 

 

Los incendios

Los incendios

En nuestro trabajo diario sucedían múltiples hechos, pero primaban los fuegos, muchos de ellos producidos por mal almacenamiento de los productos, pues a veces se ligaban en el mismo almacén diferentes materias primas mal colocadas o altamente combustibles; también había negligencia y no se trabajaba con profundidad en la esfera de la prevención contra incendios, faltaban normativas y medidas preventivas, paredes cortafuego, detectores de humo, medios automáticos de extinción y otros con los que contamos hoy en día.

En los primeros años después del triunfo de la Revolución, la mayoría de los grandes incendios eran el resultado de sabotajes y de las constantes agresiones que recibíamos directamente desde Estados Unidos a través de agentes de la CIA. Los individuos atacaban teniendo en cuenta los problemas económicos que había en el país en ese momento, por ejemplo: arremetían contra las materias primas para producir determinado medicamento, o provocando la parálisis de una producción, o actuaban para causar disgustos en la población; es decir, los sabotajes estaban acompañados de estudios para producir el mayor daño posible.

Cuando teníamos dificultades en las transportaciones procedentes del exterior, a cada rato surgía un incendio en un barco: nos quemaron el Aracelio Iglesias, el Camilo Cienfuegos, el Bahía de Matanzas, en los muelles en la zona de Atarés, además de provocar incendios en lanchas, remolcadores y otros medios navales.

Se produjeron grandes incendios en las fábricas de plástico y sus almacenes, en las plantas recapadoras y almacenes de neumáticos o de humo negro (materia prima), en las imprentas, periódicos y revistas.

Independientemente de los que ocurrían por problemas operacionales o de mal almacenamiento, en múltiples ocasiones nos provocaron incendios en la refinería, en los almacenes de combustible, en las plantas de gas, en las fábricas de cerveza, de calzado, en almacenes de madera, en las grandes carpinterías, en fábricas de juguetes de madera, en los almacenes de automóviles, en hoteles, fábricas de colchones, en grandes obras como la del Banco Nacional de Cuba en construcción —hoy hospital Hermanos Ameijeiras.

Hubo fuegos de grandes proporciones en centros comerciales: en un mismo día a las 17:00 horas nos incendiaron los tres Ten Cents: el de la calle Obispo, el de Monte y el de Galiano, ocasionándonos grandes problemas organizativos y prácticos, ya que los recursos con que contábamos en nuestras unidades eran escasos, sobre todo, nos faltaban pipas de agua.