Detrás del arco iris, la civilización escondida - Rubén Scollo - E-Book

Detrás del arco iris, la civilización escondida E-Book

Rubén Scollo

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Beschreibung

Las aventuras complicadas de una comunidad que reconstruir el sentido de lo social después de un gran desastre. Scollo se apoya en una cita de Roberto Arlt para contar lo que pasa en el mundo de su novela. "En todas partes se ha infilitrado el hombre y su ciudad. Piensa que hay murallas infinitas. Edificios que tienen ascensores rápidos y ascensores mixtos: tanta es la altura a recorrer". "Detrás del arco iris (la civilización escondida) está hecha de la misma pasta de muchas de las mejores historias. Los mismos humanos que buscan el paraíso en la Tierra se siguen sintiendo infiltrados en la naturaleza.

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Seitenzahl: 72

Veröffentlichungsjahr: 2022

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Rubén Scollo

Detrás del arco iris, la civilización escondida

 

Saga

Detrás del arco iris, la civilización escondida

 

Copyright © 2022 Rubén Scollo and SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788728100837

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

Este libro está dedicado a los escritores desconocidos, poseedores de buenas ideas, que no llegan a publicar sus libros. A quienes trasuntan por el mundo con sus mentes abarrotadas de un idealismo positivo, sin ataduras y portadores de convicciones inquebrantables. A los que desean mundos mejores y promisorios para desarrollar proyectos emparentados con la nobleza de los actos. Está dirigido, a los gobernantes marcados con la tinta de lo obsceno.

R.O.S

“Di siempre la verdad, así no tendrás que recordar lo que has dicho”

Mark Twain

“Esta ciudad, sin nada pintoresco, sin vegetación y sin alma acaba por servir de reposo y al fin se adormece uno en ella. Pero es justo añadir que ha sido injertada en un paisaje sin igual, en medio de una meseta desnuda, rodeada de colinas luminosas, ante una bahía de trazo perfecto. Se puede lamentar únicamente que haya sido construida de espalda a esta bahía y que al salir sea imposible divisar el mar sin ir expresamente a buscarlo”

Albert Camus, Premio Nobel 1957, “La peste”.

“Y se pasa ante los altares erigidos por Legiones y generales olvidados, ante las estatuas rotas de dioses y héroes, y ante millares de tumbas desde donde los zorros de las montañas y las liebres os acechan. En verano, la cabeza se calienta al rojo, y en invierno se hiela, en ese gran país de purpúreos brezos y de piedras rotas”

Rudyard Kippling, “En la gran muralla”, “Puck”

Prólogo

Bahía de las Virtudes fue rebautizada en algún momento como Bahía de las Termópilas, en referencia histórica a la heroica defensa librada por Leónidas al mando de unos pocos espartanos, y apelando al honor de esos legionarios que situados en el paso de la región de Tesalia, en el año 480 a.C, sembraron de orgullo a la antigua Grecia. Los habitantes de este nuevo mundo así denominaban al lugar, de abrumadora belleza y que marcó luego de ciertas dualidades acontecidas en el mundo, una nueva filosofía de vida. Las blancuzcas mañanitas atrapadas por un sol idílico, abarrotadas de novedosos colores; la vida que vibraba como traspasada por un encantamiento y un supremo fervor por lo novedoso, eran moneda corriente allí, en ese sitio de ensueño. Y la realidad indicaba que el espléndido paraje de purismo notable y situado en algún punto indefinido del universo, poseído de una incondicional alegría inagotable, quedó sustituido por una pérdida considerable de estructuras. Como las lluvias que del goteo tenue inicial, pasan al temporal, y luego se desvanecen en un majestuoso océano; ora emulando a las mentes enfermas o perdidas que desembocan en una locura poco controlable.

“Detrás del Arco iris” es sin dudarlo un lugar imaginario, donde los personajes cabalgan formando amalgamas indisolubles. Están los que perduran, como los otros, los que aparecen anunciados pero sus presencias aunque no insertas en la novela, sobrevuelan la isla. Y así también están, los que sin hacerse notar, deambulan por el mundo nuevo, como figuras fantasmagóricas o seres ocultos enigmáticos. No obstante todos, todos ellos, fueron engendrados por la maravillosa naturaleza. La biológica y la social.

La lucha por un lugar, un paraíso alternativo, sin guerras por petróleo, contiendas territoriales, ya sea por reservas acuíferas, de espacios o por resquemores religiosos, “las luchas” habían dejado de pertenecer a ese género humano que hasta allí hubo arribado. Esa pelea verdadera, briosa, comprometida, al menos había surgido y tomado impulso dentro de un juego de mundos internos, externos y extremos. Las frustraciones, los logros y motivaciones, se extendían en un paralelismo patético. Por ende, los nombres citados carecen de valor, ya que sólo se destaca la característica humana frente a los cambios, sea quienes fueren los personajes.

El autor

Introducción

Quizás sea la dualidad una de las características por las que el ser humano pudiera ser definido… ¿o ciertamente no conviven, no cohabitan en él, tanto el bien como el mal; la paz y la guerra; mar y fuego; claros y oscuros.

Y si una alusión o referencia valiera sobre los habitantes superiores de la Tierra, debiera tomarse a uno de los históricos representantes del género: René Descartes. El filósofo galo conocido ciertamente por su “dualismo antropológico”, afirmación opuesta al monismo, durante mucho tiempo sostuvo la misma como base del principio de la existencia de dos sustancias diferentes. Claro estaba que el filósofo creía saber del hombre ya que éste, según su interpretación, estaba conformado por dos sustancias tan disímiles, siendo las mismas cuerpo y alma, y por añadidura conciliaba y combinaba: materialismo e idealismo.

Fue la primera de las mencionadas doctrinas la que sostenía que “el carácter primario de lo material y el carácter derivado de lo espiritual, son opuestos al idealismo”. Tales y Heráclito en la antigüedad; y en el siglo XIX Francis Bacon, abrazaron tal concepción de ideas.

Por otra parte, el idealismo toma al mundo como una creación de la conciencia y lo que de ésta no depende, aunque sí lo hace “de una conciencia de un ente superior”. Lo expresado significa algo así como la proyección hacia el exterior de un conjunto de conceptos abstractos. Y en definitiva, el idealismo plantea que las ideas son el origen del universo, pues entonces, si se retoma el concepto de dualidad en una persona u objeto, existe una reunión de dos caracteres opuestos. A quién no le sucedió en alguna oportunidad que ante un hecho determinado tal vez su postura o actitud, no pasase instantáneamente del blanco al negro. Pero es importante reconocer que existen en el medio, una extensa gama de grises que van de un punto a otro sin interrupciones (obviamente, concepto no desarrollado por el afamado Descartes). Grises, como los pensamientos de un amplio espectro de gobernantes que habitaron nuestro mundo. Porque la existencia de mentes claras, de iluminados seres que participaron del mismo origen, se ha contrapuesto a esos cerebros oscuros, desleales, crueles, como los hubo en grandes proporciones.

Cierto es que por más que cueste admitirlo, la complejidad humana ha generado desde el vamos las ambigüedades o imprecisiones inherentes al género.

En esta novela el deseo por un mundo mejor, por una sociedad donde predomina el bien sobre el mal, se hace presente en cada párrafo, en cada gota de tinta. Aunque desafortunadamente esa sublimación de lo negativo, representa en todo aquel que ostenta bondades, tan solo una esperanza, un hilo de aire sano en medio de la turbulencia.

Pues el mundo ideal o perfecto, cohabita con la indiferencia de cientos, miles, millones de personas. Y esa indiferencia férrea, sumada a notables actitudes exentas de acciones en pos de bien, erosionan todo sitio imaginario ideal.

Luego del desastre ocurrido en nuestro planeta –y aquí da comienzo la ficción- en la cuarta década del siglo XXI; finalizadas las supuestas intenciones pacifistas de los poderosos a través de guerras… ¡vaya que ambigüedad! Y argumentándose en el nombre de dios la potestad predominante para salvar al mundo, allí sobrevino un período de quietud. La misma había sido lograda a partir de luchas por reivindicar los derechos de los oprimidos. Ricos y poderosos, políticos corruptos y demás seres execrables de todos los tiempos, entendieron finalmente, el reclamo de una clase media avasallada, de los pobres, de los laboriosos de todas las épocas denostados, arrastrados a la pobreza humillante. Fueron momentos de realidades empastadas en disimilitudes, donde el paso de la oscuridad a la luz; de lo complejo a lo sencillo; del odio al amor; de la tempestad a la calma ganada, sumieron a los pobladores del mundo en un cono difuso de luz que terminó por saltar a la superficie develando las cosas promisorias, solo las promisorias.

Y la historia marcaba los relojes de la vida desde épocas remotas. Y ese tal Confucio que desde China imperio había pensado que “la ética, el humanismo, la educación y la disciplina, eran ejes centrales”. Ese razonamiento antiquísimo fue ganando terreno. Para fortuna de los que sobrevivieron a las catástrofes urbanas y rurales.

En síntesis, Detrás del arco iris, pretende entre tanta intolerancia afrontada que desembocó en hechos positivistas…pretende, ser algo así como una luz esperanzadora que nació de la nada y que se transformó en pura coherencia.