Discursos y ensayos sobre estudios universitarios - John Henry Newman - E-Book

Discursos y ensayos sobre estudios universitarios E-Book

John Henry Newman

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Beschreibung

Esta obra reúne cinco conferencias que el cardenal John Henry Newman pronunció en las facultades de Filosofía y Letras y en la de Ciencias de la Universidad Católica de Irlanda. En ellas se abarcan algunos de los grandes temas que el cardenal veía como centrales dentro de la universidad: por un lado, las letras y la literatura, y por otro, los conflictos entre fe y razón, ciencia y revelación, en respuesta a los desafíos que el positivismo planteaba a la religión. Discursos y ensayos sobre estudios universitarios también incluye textos de expertos en disciplinas afines, que comentan la relevancia de estos escritos en el siglo XXI. El objetivo de esta iniciativa es traer al presente algunas de las ideas que Newman expone y reflexionar en torno a ellas.

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Primera edición en inglés: 1859

Primera edición en español: octubre del 2020

Discursos y ensayos sobre estudios universitarios

Cardenal John Henry Newman

Traducción editada de pasajes escogidos de Paula Jullian y Ana María Neira

© Inscripción Nº 2020-A-10799

Derechos reservados

Enero 2021

ISBN N° 978-956-14-2749-5

ISBN digital N° 978-956-14-2750-1

Corrección de estilo: Alejandra Muñoz

Diagramación: Vicky Mora

Diseño de la colección y de cubierta: Neftalí Vanegas

Diagramación digital: ebooks [email protected]

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en su todo ni en sus partes, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electro-óptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.

CIP-Pontificia Universidad Católica de Chile

Newman, John Henry, 1801-1890, autor.

Discursos y ensayos sobre estudios universitarios / John Henry Newman traducción editada de pasajes escogidos de Paula Jullian y Ana María Neira.

Incluye bibliografía.

1. Newman, John Henry, 1801-1890.

2. Educación superior – Aspectos religiosos – Cristianismo.

3. Universidades – Religión.

I. t.

2021 378.0712 + DDC23 RDA

(Presented Oct. 28, 1879) May it please your eminence, We, the Rector and Senate of the Catholic University of Ireland, beg to express to you our heartfelt and most respectful congratulations on the honour which you have received in being raised by our Most Holy Father, Pope Leo xiii, to the dignity of Cardinal.

We have always looked back with gratitude and admiration to your labours, during the time you held office as first Rector of this University, and we feel assured that the plan for the higher education and the system of University government which you initiated and organized, will, centuries hence, be studied by all who may have to legislate for Catholic education, as among the most precious of the documents which they shall possess to inform and guide them.

Contenido

Prólogo

Paula Jullian y Ana María Neira

Introducción

Paula Jullian y Ana María Neira

PARTE ILETRAS Y LITERATURA

Discursos de newman

Cristianismo y letras

Literatura

Ensayos

Newman, sentido y desafío de las humanidades

Guillermo Marini

Fe y humanismo de J. H. Newman

Rodrigo Figueroa Weitzman

PARTE IICiencias y medicina

Discursos de Newman

Cristianismo y ciencia física

Cristianismo e investigación científica

Cristianismo y ciencia médica

Ensayos

La verdad no puede ser contraria a la verdad

Rafael Vicuña E.

Enseñanza de la bioética en una facultad de medicina católica

Mauricio Besio Rollero

Sobre las traductoras

Prólogo

Paula Jullian y Ana María Neira

Acerca de este libro

La historia de los discursos de La idea de una universidad

La obra del cardenal inglés John Henry Newman que hoy conocemos como The Idea of a University consiste en una colección de ensayos y discursos impartidos por Newman como primer rector durante la etapa fundacional de la Universidad Católica de Irlanda.

Si bien este tratado consta de dos partes, el título The Idea of a University habitualmente se le atribuye a la primera, mientras que la segunda, bastante menos divulgada, es conocida por el subtítulo University Subjects. Su historia es bastante compleja ya que inicialmente cada uno de los textos fue reproducido por separado en formato de folletos o como artículos en las revistas de la universidad1. Luego ambas series fueron recopiladas y publicadas en volúmenes aparte en distintos años y con numerosas modificaciones y títulos que variaron según la edición2.

El primer libro comprende nueve clases magistrales dictadas en Dublín en 1852[3] antes de la fundación para dar a conocer el proyecto de la futura universidad a los irlandeses4. En su exposición aborda el tema del fin de una universidad desde una perspectiva filosófica y expone una reflexión sobre el ideal de lo que debiera ser tal institución y especialmente una católica. La tanda completa de estas conferencias más un prefacio fue publicada en noviembre de ese año como Discourses on the Scope and Nature of University Education.

El segundo volumen recoge diez textos5 del periodo en que la universidad ya estaba en marcha. A diferencia de los anteriores que estaban dirigidos a un público general, estos apuntaban a audiencias particulares: académicos y estudiantes de alguna facultad sobre sus áreas específicas del saber en eventos tales como inauguraciones o celebraciones de fechas señaladas. En ellos se refiere a sus disciplinas con un enfoque más bien aplicado y su relación con la fe.

La primera compilación tiene mayor cohesión, ya que los discursos fueron planificados como una unidad, dirigidos a un mismo público y para ser dictados secuencialmente. La segunda, por el contrario, es más diversa en su contenido ya que trata asuntos de interés para cada contexto. Esta colección fue publicada como un volumen en 1859 con el título Lectures and Essays on University Subjects.

Solo años más tarde, en 1873, las dos series de escritos fueron recopiladas y editadas en un solo volumen, con un nuevo prefacio y el nombre de The Idea of a University: Defined and Illustrated6. Esta colección es la que conocemos el día de hoy.

El contenido de este libro

La traducción editada que se presenta aquí corresponde a la segunda parte: Lectures and Essays on University Subjects7, dando así continuidad a la versión editada de Laidea de una universidad (2016, Ediciones uc), con el fin de revisar la obra completa, siguiendo el mismo criterio para la selección de los textos escogidos, la metodología de traducción y formato del anterior.

El propósito fue, sobre todo, destacar la contribución de Newman y darles un espacio a aspectos de su pensamiento que permanecen vigentes en la discusión universitaria a pesar de que el desafío actual de la universidad es por cierto más complejo que entonces. Para ello recogimos pasajes que tratan temas universales y que relacionan el cristianismo y algunas ciencias particulares, y que pueden ofrecer un aporte a la reflexión sobre el vínculo entre una universidad católica y el conocimiento humanista y científico.

Como ya se explicó, el primer volumen esboza cuestiones que se encuentran en el centro de la actividad académica, que aún no han caído en desuso en una universidad católica, tales como la búsqueda de la verdad, la unidad y armonía de todas las ciencias en su estudio del universo y la creación, la centralidad de la teología, el desarrollo del pensamiento y cultivo del intelecto, el valor del conocimiento como un bien en sí mismo, el rol de la Iglesia como garante de la educación que esta otorga.

En esta publicación hemos optado por un ensayo y cinco conferencias que pronunció en las facultades de Filosofía y Letras y en la de Ciencias8, que abarcan algunos de los grandes temas que Newman veía como centrales dentro de la universidad. En ellos trata sobre las raíces cristianas de la cultura occidental, el don inefable del lenguaje ejercitado en su forma más elevada en la literatura, la compatibilidad de la fe con la razón y de la teología con la ciencia, los distintos métodos de investigación y la tarea formadora de la Iglesia católica.

Las dos primeras conferencias hablan de las letras y la literatura, un tema especialmente preciado para Newman, pero mirado con recelo por muchos católicos de sus días, ya que juzgaban que muchas obras eran una amenaza para la fe e inocencia de los estudiantes9.

La primera conferencia, “Cristianismo y letras”, se llevó a cabo en la Facultad de Humanidades10, el 9 de noviembre de 1854, el día en que la universidad abría sus puertas. En ella realza la centralidad del estudio de las letras como la disciplina universitaria por excelencia y luego traza la evolución del mundo occidental remontándose a las civilizaciones clásicas de la antigüedad en el Mediterráneo, de donde argumenta datan las raíces culturales del mundo occidental. Newman invitaba a los jóvenes a conocer y estudiar sus orígenes, que han sido llevados a su momento culminante con la influencia del cristianismo.

La ponencia titulada “Literatura”, también en la Facultad de Humanidades, fue presentada el 8 de noviembre de 1858, al comienzo del año académico, en uno de sus últimos días en Dublín. En ella desarrolla lo que entiende por buena literatura y lo que hace que una obra sea universal, refiriéndose en especial al valor de las Sagradas Escrituras como la más perfecta de las expresiones literarias.

Los otros tres capítulos seleccionados corresponden a actividades académicas en la Facultad de Ciencias y giran en torno a los conflictos entre fe y razón, ciencia y revelación, en respuesta a los desafíos que el positivismo planteaba a la religión, que los declaraba entonces campos incompatibles y excluyentes. Muchos cristianos de la época veían con temor el avance científico y el desarrollo tecnológico como una amenaza a la fe, ya que no tenían respuestas a los desafíos que la modernidad planteaba en cuestiones religiosas.

Con la clase Cristianismo y Ciencia Física inauguró el año académico de la Escuela de Medicina, en diciembre de 1855[11]. En ella, Newman aborda el supuesto antagonismo entre el estudio de la teología y de las ciencias, argumentando que las incomprensiones habían surgido, entre otras cosas, a causa del error de estudiar la una o la otra con el método inapropiado, remarcando que el inductivo es propicio para las ciencias y el deductivo es conforme a la teología. Por un lado, los científicos rechazaban la validez de las verdades reveladas porque estas no podían ser comprobadas por medio del método científico, y por el otro los teólogos intentaban explicar fenómenos naturales con argumentos propios del estudio de las ciencias sagradas.

Probablemente el texto más famoso es “Cristianismo e investigación científica”, donde se explaya sobre la perfecta compatibilidad del progreso de las ciencias con la Verdad Revelada. En esta ocasión expone que sus objetos de estudio son de diferente orden, y por lo tanto sus conclusiones no pueden resultar en verdades contradictorias. Newman advierte a teólogos y científicos sobre el riesgo de transgredir los propios límites y entrometerse en terrenos que nos les son propios. Llama a la apertura a los teólogos a no temer a los avances en las ciencias como una amenaza a la religión y anima a los segundos a investigar con absoluta libertad, pero con la cautela de no buscar explicaciones científicas en materias que trascienden lo meramente físico. Esta conferencia no llegó a ser dictada, ya que por consejo de sus colaboradores comprendió que no sería bienvenida por las autoridades eclesiásticas, con lo cual solo fue publicada en The University Gazette.

En el libro original los textos no aparecen cronológicamente, sino más bien están agrupados por el tipo de contenidos que tratan. Sin embargo, la conferencia “Cristianismo y ciencia médica” ocupa el último lugar en la colección y es también la última en el tiempo, ya que fue impartida el 4 de noviembre de 1858, el mismo día, y pocas horas antes que Newman dejara la universidad definitivamente. En ella previene a los futuros médicos del peligro de limitar su atención solo al cuidado corporal del enfermo, descuidando la atención de sus almas. Es entonces cuando les recuerda su propia dimensión espiritual y la guía moral que deben respetar en su ejercicio profesional, la cual les habla por medio de la consciencia y es confirmada por la Iglesia católica. Esta disertación concluye con una emotiva despedida a los alumnos, pero que ciertamente es también su adiós a la universidad.

Aquí en lo referido a los contenidos del libro, aclaramos que para esta edición hemos excluido cinco de los diez capítulos que juzgamos de poca relevancia para la actualidad y demasiado sujetas a su contexto histórico temporal. Se dejaron para una próxima edición secciones sobre la literatura católica inglesa, estudios elementales, alusivo a la enseñanza de las lenguas clásicas, predicación universitaria, que era entonces una instancia semiacadémica, infidelidad de los tiempos, sobre la exclusión de la teología de los estudios universitarios, y desarrollo mental, en la que elabora sobre la tradición católica de Irlanda como fundamento para establecer en ese país una universidad católica.

¿Por qué una nueva traducción?

Hasta hace poco no había una traducción al español de este segundo volumen, pero en el 2011 se publicó una selección de tres discursos (Cristianismo y ciencias universitarias, Eunsa), y en el 2014 una traducción de la obra completa, tarea bien lograda por Víctor García Ruiz (Temas universitarios, Encuentro). Cabe preguntarse entonces por el motivo de una nueva traducción cuando ya hay dos ediciones recientes.

El propósito de este trabajo difiere del anterior en varios aspectos. Para comenzar se trata de una selección de pasajes que incluye discursos de las letras como de las ciencias, que fueron escogidos según se expuso. Otra diferencia radica en que se trata de una traducción editada. Se entiende por editada que hicimos una meticulosa selección, parafraseo y resumen de ideas más relevantes de cada capítulo a fin de proporcionar una mirada transversal sin vulnerar el contenido total. Teniendo en cuenta que el estilo de escritura de Newman es complejo, en la misma línea editorial, optamos por un registro lingüístico sencillo, por un estilo amistoso que haga su lectura más asequible para quien se acerca al autor por primera vez. En este sentido, en parte sacrificamos el estilo del autor en favor de la claridad, ya que muchos de los recursos retóricos y estilísticos que usa no conservan toda su fuerza al traducirlos al español, menos aún en una que persigue la simpleza del lenguaje, aunque esto supusiera renunciar a lo artístico del estilo.

Su valor reside además en que aun sin recoger la totalidad del texto, no altera ni empobrece la esencia del mensaje. Se proyectó una visión general y concisa de los puntos centrales que el autor quiso comunicar. Para esto el texto fue depurado de información muy ligada al contexto local y temporal que hoy son de poca relevancia para nuestra realidad: se eliminaron fragmentos que hacen referencia a personas, temas y lugares desconocidos que no tienen hoy la importancia que gozaban en los tiempos del autor. Estos son innecesarios para nuestro lector objetivo e irrelevantes para el propósito del libro. Se destaca también que, siguiendo el estilo de la publicación anterior, hemos resumido los puntos principales de cada capítulo en la sección “Ideas clave” que sirven como guía para el lector. Lo mismo se puede decir de los recuadros con algunas citas que hemos querido destacar.

Un rasgo distintivo del estilo del autor es su inconsistencia en el uso de las letras mayúsculas que, en muchas ocasiones, no deja claro cuál fue el criterio aplicado para hacer uso de ellas. Por esto, entre las decisiones metodológicas optamos por mantenerlas según aparecían en el texto original. Lo mismo se puede decir del uso de cursivas, en cuanto que no siempre es evidente el criterio adoptado.

El texto abunda en frases latinas, las que se conservaron en su original, y en el caso de algunas poco conocidas, proporcionamos la fuente de donde se tomó y la traducción. Lo mismo se puede decir de los nombres que menciona. En los discursos, Newman evoca una enormidad de personajes históricos y contemporáneos que hoy nos son bastante desconocidos, por ese motivo, proporcionamos una breve nota biográfica en el caso de aquellos que podían ser ajenos para la mayoría de los lectores.

Sobre los ensayos introductorios

Finalmente, nos planteamos la pregunta de si estos discursos conservan alguna actualidad en los tiempos modernos. Para eso hemos agregado algunos ensayos de expertos en disciplinas afines después de cada sección, que comentan sobre su interés y relevancia en el siglo xxi. El objetivo de esta iniciativa era traer al presente algunas de las ideas que Newman expone y reflexionar en torno a ellas.

[ 1 ]The University Gazette y The Atlantis que fueron publicadas entre junio de 1854 y diciembre de 1856 y enero de 1858 y 1970, respectivamente.

[ 2 ] Estos discursos son una indagación sobre el conocimiento, a los que se les podría considerar estudios epistemológicos, aunque su intención fue elaborar una teoría de este orden, no solo reflexionar sobre el significado del saber.

[ 3 ] De estos, solo cinco fueron impartidos mientras que los otros cuatro no llegó a dictarlos a causa de una demanda judicial en su contra, conocida como el caso Achilli, que no le permitió trasladarse a Irlanda.

[ 4 ] Dada su larga trayectoria en Oxford y su prestigio académico, Newman fue invitado por el obispado irlandés a participar en el proyecto de fundar la nueva universidad y asumir su dirección. Este cargo fue ratificado por el papa Pío ix.

[ 5 ] Este comprende una colección no solo de discursos sino también incluye algunos ensayos. Él denomina esta sección como Addresses, conferences and essays.

[ 6 ] Esta, a la vez, fue publicada con diferentes subtítulos para cada uno de los volúmenes: 1. Nine discourses delivered to the Catholics of Dublin, 2. Occasional lectures and essays addressed to the members of the Catholic University

[ 7 ] El texto que usamos para la traducción corresponde a la edición de 1859, disponible en http://www.newmanreader.org/works/idea.

[ 8 ] La Facultad de Ciencias comprendía una Escuela de Ciencias y una Escuela de Medicina. La de Ciencias nunca llegó a ejecutarse mientras que la Medicina resultó ser la escuela más exitosa de la universidad por su calidad y prestigio. Recibió reconocimiento oficial del Royal College of Surgeons of Ireland y entidades estatales en 1856, lo que le permitió otorgar títulos académicos y profesionales, algo que no lograron los estudios de otras facultades. Permaneció en funcionamiento hasta 1908 cuando fue absorbida por la Universidad Nacional. La Escuela de Ciencias que no llego a desarrollarse como se proyectó, comprendía un currículo que abarcaba áreas de las ciencias naturales tales como arqueología, astronomía, agronomía, geología, meteorología, minería y química, entre otras.

[ 9 ] Véase la argumentación de Newman para disipar temores sobre este tema en el Discurso ix del primer volumen de La idea de una universidad, “Deberes de la Iglesia en relación al conocimiento”, en el que sugiere preparar a los estudiantes para encontrarse con libros que en esos días eran prohibidos más que apartarlos de ellos. Señala que esto no haría más que despertarles curiosidad y ansiedad de leerlos por su cuenta. Esto representaba una postura muy de avanzada en la educación católica de entonces.

[ 10 ] Hemos traducido Faculty of Arts como Facultad de Humanidades para evitar confusiones con las bellas artes, aunque esta no es equivalente. Arts deriva de su origen Liberal Arts como se usaba en la universidad medieval, cuyos contenidos no eran necesariamente lo que hoy comprendemos como humanistas, tales como matemáticas, lógica, astronomía, música, etc. Sin embargo, en el mundo universitario anglosajón, hasta hoy existen Faculties of Arts que frecuentemente se asocian a disciplinas tales como la filosofía, las letras y la historia.

[ 11 ] Esta conferencia se dio un par de semanas más tarde del comienzo del año académico e inauguración de la Escuela de Medicina, ya que por motivos de salud Newman no pudo recibir a sus alumnos como estaba previsto, con lo cual le delegó esta tarea al recién nombrado decano de esta facultad, William K. Sullivan.

Introducción

Paula Jullian y Ana María Neira

John Henry Newman

Contexto histórico

La Inglaterra del siglo xix disfrutaba del estatus de la potencia más influyente del mundo, en el centro del imperio “donde nunca se pone el sol”; a la vez gozaba de un avance científico y progreso tecnológico que impulsaron una industrialización y una producción en masa sin precedentes, lo que le otorgó el apodo de la “fábrica del mundo”. Como consecuencia de este desarrollo, una parte importante de la población disfrutaba de gran prosperidad económica, pero contrario a este escenario de esplendor, son bien conocidas las adversidades y miserias que el sistema social de la revolución industrial trajo consigo.

En forma paralela se engendraba una generación de grandes intelectuales, de literatos y filósofos, de científicos y reformadores sociales, cuyas ideas y teorías se extendieron más allá de los límites de la isla. Entre los literatos destacan algunos como Charles Dickens, Walter Scott y celebradas escritoras como las hermanas Brontë y Jane Austen. Asimismo, una generación de notables poetas inspirados en corrientes románticas y naturalistas entre los que resuenan nombres como William Wordsworth y John Keats. Del mismo modo emergen reformadores sociales: Matthew Arnold, John Stuart Mill, John Ruskin, y el científico Charles Darwin, por mencionar algunos. Dentro de esta lista de nombres destacados aparece John Henry Newman (1801-1890), como uno de los representantes más notables de los años 1800 y un humanista en el sentido más amplio de la palabra.

La Europa del siglo xix destaca por las numerosas corrientes de pensamiento racionalista y liberal que se imponían en el mundo de las ideas. En el contexto británico, esta tendencia transcurre en el contexto del british enlightment, fuertemente arraigado en el racionalismo del siglo xviii que se caracterizó por las intensas expresiones secularistas, racionalistas y utilitaristas que tuvieron un gran impacto en la esfera social. Los pensadores británicos de entonces, más que filósofos eran cientistas políticos, economistas o educadores, cuyas propuestas —filosofías más bien prácticas— hacían una enérgica crítica del establishment y tuvieron gran impacto entre reformadores sociales.

Semblanza biográfica del cardenal John Henry Newman

John Henry Newman nació en Londres el 21 de febrero de 1801, en el seno de una acomodada familia anglicana. De pequeño asistió al colegio privado de Ealing, donde se destacó como alumno brillante. Tras la quiebra del banco donde trabajaba su padre la prosperidad económica familiar llegó a su fin. Desde muy joven fue un ávido lector con intereses poco comunes para su edad. A los 14 y 15 años además de novelas y los romances de Walter Scott, que lo deslumbraban, a menudo leía historia (Gibbon), autores griegos como Esquilo1, e incluso filosofía de Voltaire y Hume2. Estas lecturas lo llevaron a cuestionarse muchos aspectos de la religión, a adoptar una postura escéptica y crítica ante todo y, a fin de cuentas, a alejarse de la fe. Encontrándose en esta condición, a los 15 años fue afectado por una grave y larga enfermedad, que lo llevó a lo que el luego llamaría “su primera conversión”, en este caso, a una religión de corte marcadamente calvinista. Entonces escribió “aprendí a descansar en el pensamiento de dos, y solo dos, seres absoluta y luminosamente evidentes: yo y mi Creador”3. A partir de entonces decide seguir la carrera eclesiástica en el celibato, lo que no era práctica corriente en la Iglesia anglicana.

A los 16 años ingresó, más joven de lo habitual, al Trinity College, Universidad de Oxford, donde viviría los próximos 27 años de su vida. Se graduó con un Bachelor of Arts (ba), lo que equivaldría hoy a un bachillerato o licenciatura en humanidades, con menciones en historia y lenguas clásicas y en matemáticas. Ahí sobresalió una vez más como uno de los estudiantes más inteligentes de la universidad, sin embargo, a causa del agotamiento mental y la presión de las expectativas puestas en él, fracasó en los exámenes finales en los que obtuvo calificaciones mediocres al final de la carrera. Esto anulaba sus posibilidades de seguir la carrera académica a la que aspiraba y por lo tanto los medios económicos que necesitaba para mantener a su familia luego de la muerte de su padre. Este sería el primer fracaso de los muchos que posteriormente marcarían su vida. Con todo, dado el reconocimiento de su excelencia académica fue animado por sus profesores a postular a una posición académica y, a la joven edad de 22 años, fue electo para la posición de fellow del Oriel College, uno de los más antiguos y el más prestigioso de la universidad y el centro del anglicanismo y de la discusión intelectual del momento. En Oriel estableció grandes amistades que durarían toda su vida, con intelectuales que compartían sus intereses y preocupaciones en torno a la fe cristiana en la Iglesia de Inglaterra. Para entonces, Newman se había tornado en un alma de profunda oración, a los 20 años había recibido su primera comunión tras una cuidadosa preparación y a los 24 fue ordenado diácono con lo cual asumió la atención de la parroquia de St. Clement’s en una zona rural en las afueras de Oxford, donde vivió su primera experiencia pastoral. Junto con esto fue promovido a tutor, lo que le suponía la tarea de enseñanza y seguimiento académico de los alumnos que le eran asignados y favorecía un contacto muy cercano y formativo de ellos. Se desempeñaba como profesor de historia, literatura y lenguas clásicas, disciplinas que se ubicaban en el centro del currículo universitario de entonces y por las que tenía una especial pasión. En 1825 recibió la ordenación como presbítero anglicano y al poco andar fue nombrado vicario de la iglesia universitaria, Saint Mary’s Church de Oxford, que incluía también el cuidado de algunas localidades rurales de los alrededores. Su trabajo pastoral, que llevaba a cabo en forma simultánea con su tarea académica, atrajo a multitudes de jóvenes y profesores por su convincente predicación, su enorme prestigio académico, su atractiva personalidad y, sobre todo, por su calidad humana y espiritual. Sin embargo, sus buenos resultados causaron recelo entre algunas de las autoridades del college que terminaron por relevarlo de su función académica. A pesar de la tristeza que esto le causó, también le supuso un alivio de horas de clases, lo que le permitió concentrarse en el estudio, especialmente en el de los Padres de la Iglesia y a la traducción de algunas de sus obras.

En tanto, uno de sus amigos más cercanos, Hurrel Froude, sufría de una severa dolencia respiratoria por lo que se le recomendó viajar a lugares más secos y cálidos. Newman fue invitado por Froude a una travesía por el Mediterráneo que haría con su padre. Este viaje entusiasmó enormemente a Newman ya que le permitiría conocer los lugares de la historia y literatura antigua que conocía muy bien. En Roma tuvo su primer encuentro con la Iglesia católica.

La ciudad le causó sentimientos encontrados, por un lado, reforzó su genuino aborrecimiento a la Iglesia católica, a la que calificaba como una perversión de la verdad llena de distorsiones y supersticiones4, y por otro lado le causó una profunda impresión por su belleza y por ser tierra de tantos mártires de los primeros siglos. Fue un viaje muy acontecido y al fin de la travesía resolvió quedarse un tiempo más por su cuenta en Italia, y estando solo sufrió una gravísima enfermedad que lo tuvo al borde de la muerte, y lo retuvo un mes agonizante en Sicilia. Años más tarde escribiría en sus memorias que esta fue ocasión de una segunda conversión, durante la cual Dios le aseguró que se sanaría puesto que “le aguardaba una gran tarea en Inglaterra”5.

A su vuelta retomó el estudio del cristianismo en los primeros siglos, que lo llevaría a convertirse en la autoridad absoluta de los escritos de los padres. A la par de su tarea académica, llevaba a cabo su labor pastoral, la que atraía a jóvenes y profesores por su convincente predicación y firmeza de carácter, por su prestigio intelectual y sobre todo por su calidad humana y espiritual.

No obstante, sus posturas se fueron distanciando con los años en muchos puntos y finalmente encontraría fuerte oposición por parte de ellos a causa de su conversión al catolicismo, a pesar de que Newman les guardaría enorme cariño toda su vida y continuaría escribiéndoles por años.

En la década de 1830, ante medidas políticas que se imponían en la Iglesia anglicana e influencias liberales que se iban aceptando en ella, se fue consolidando en Oxford una fuerte oposición con un movimiento que se fortaleció con la adhesión de prestigiosos seguidores bajo el liderazgo de Newman. Esta reacción se convertiría en el Movimiento de Oxford, que duraría toda la década de los treinta y buscaba purificar la Iglesia anglicana de deformaciones doctrinales y malas prácticas, además de robustecer su autoridad y renovar la vida ascética y religiosa de los fieles y para esta tarea de purificación se remontaron a las raíces del cristianismo original6. Las posturas de sus miembros sobre la religión se propagaron por toda Inglaterra a través de los tracts 7, aunque estas no siempre fueron bienvenidas por las autoridades anglicanas, pero luego del Tracto 90[8], por disposición de los obispos de la Iglesia de Inglaterra, dio término a las publicaciones9. Durante este periodo también asumió la dirección de la revista British Critic10 y la convirtió en un órgano eficaz del movimiento tractariano11