Educación social e inclusión sociolaboral - Francisco José del Pozo Serrano - E-Book

Educación social e inclusión sociolaboral E-Book

Francisco José Del Pozo Serrano

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Beschreibung

La Educación Social acompaña a las personas, grupos y comunidades en sus territorios, potenciando sus capacidades y atendiendo a sus necesidades de forma intersectorial y multinivel. La inclusión sociolaboral se presenta como un reto y un proyecto de vida de dignidad y emancipación, en el que intervienen múltiples variables, como la pobreza o la política pública, especialmente tras la pandemia. En este libro se plantean los aspectos estructurales excluyentes más relevantes que impactan en diversas situaciones y poblaciones de una manera más compleja y se abordan indicadores y buenas prácticas de inserción, desarrolladas en los acompañamientos y acciones de los programas de las administraciones públicas, así como en entidades socioeducativas privadas y del tercer sector. La obra supone un conocimiento basado en evidencia investigadora de la práctica socioeducativa que plantea indicadores y factores de protección a tener en cuenta en los recursos y programas con el conjunto de la población, pero especialmente en procesos e itinerarios marcados por la dificultad y la exclusión social con juventud, mujeres, personas migrantes y refugiadas o con personas en situación de privación de libertad. El libro se centra principalmente en el contexto español, aunque también considera otras experiencias iberoamericanas, con aportes de Portugal, Brasil, México o Colombia.

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Seitenzahl: 337

Veröffentlichungsjahr: 2025

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EDUCACIÓN SOCIAL E INCLUSIÓN SOCIOLABORAL

Francisco José del Pozo Serrano (Coord.)

NARCEA, S. A. DE EDICIONES MADRID

ÍNDICE

PRESENTACIÓN

1/ SITUACIONES Y POBLACIONES PRIORITARIAS DE EXCLUSIÓN SOCIOLABORAL

Giselle Paola Polo Amashta, Ana Eva Rodríguez-Bravo y Kevin Barros Cepeda

1. La exclusión sociolaboral: problemática acentuada con la crisis de la COVID-19

2. Poblaciones y situaciones de exclusión sociolaboral tras el COVID-19 en España: Análisis socioeducativo desde los resultados de una investigación

3. Claves socioeducativas para la inserción sociolaboral

4. Consideraciones finales

Referencias

2/ POBREZA, FAMILIAS E INCLUSIÓN SOCIOLABORAL EL PAPEL DE LA EDUCACIÓN SOCIAL

Marta Hurtado-Martín, M. Pilar Martínez-Agut y Francisco Jiménez Bautista.

1. Introducción

2. Decisiones internacionales para paliar la pobreza en el mundo

3. El papel de la Educación Social desde la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS)

4. La situación de pobreza y exclusión social en España

5. Contextualización de las familias y personas en situación de pobreza y exclusión social

6. Claves socioeducativas para la inclusión sociolaboral

7. Consideraciones finales

Referencias

3/ EDUCACIÓN SOCIAL E INCLUSIÓN SOCIOLABORAL CON ADOLESCENCIA Y JUVENTUD EN DIFICULTAD SOCIAL

Miguel Melendro, Teresita Bernal-Romero y Paulo Ferreira-Delgado

1. Introducción

2. Investigando el empleo juvenil. El proyecto ESIN

3. Algunas claves socioeducativas para la inclusión sociolaboral

Referencias

4/ EDUCACIÓN SOCIAL E INCLUSIÓN SOCIOLABORAL CON MUJERES PARA LA IGUALDAD DE GÉNERO

Francisco José del Pozo Serrano, Magdalena Jiménez Ramírez, Belén Berjillo y Ana Palencia.

1. Mujeres y exclusión sociolaboral: Educación para la Igualdad de Género

2. La Educación Social para la inclusión de mujeres

3. Buenas prácticas de entidades socioeducativas en inclusión sociolaboral con mujeres

4. Experiencias y programas socioeducativos para la inclusión sociolaboral de las mujeres

5. Consideraciones finales

Referencias

5/ EDUCACIÓN SOCIAL INTERCULTURAL E INCLUSIÓN SOCIOLABORAL CON PERSONAS MIGRANTES

Ana Isabel Zolá Pacochá, Eftychia Mani y Héctor S. Melero

1. Introducción

2. Educación/pedagogía Social y enfoque intercultural

3. Inclusión sociolaboral con personas migrantes

4. Claves de buenas prácticas socioeducativas para la inclusión sociolaboral

Referencias

6/ EDUCACIÓN SOCIAL E INCLUSIÓN SOCIOLABORAL CON PERSONAS PRIVADAS DE LIBERTAD

Francisco José del Pozo Serrano, Itahisa Pérez-Pérez y Jairo Alberto Martínez Idárraga

1. Introducción

2. Exclusión sociolaboral y delincuencia Algunas reflexiones

3. Educación Social e Inclusión Sociolaboral en el ámbito Penitenciario

4. Claves profesionales y buenas prácticas socioeducativas para la Inserción Sociolaboral

5. Experiencias nacionales e internacionales

6. Conclusiones

Referencias

7/ LA INCLUSIÓN SOCIOLABORAL COMO ESCENARIO DE LA EDUCACIÓN SOCIAL EN PORTUGAL

Fátima Correia y Paulo Delgado

1. Introducción

2. La inclusión social y laboral como escenario de la educación social

3. Contexto de la investigación en Portugal

4. Propuestas de actuación datos del pasado que repercuten en el futuro

Conclusiones

Referencias

8/ FACTORES DE LA INCLUSIÓN SOCIOLABORAL EN COLOMBIA, BRASIL, ESPAÑA Y MÉXICO UN ANÁLISIS SOCIOEDUCATIVO

Jorge Alberto Valencia Cobo, Andrea Milena Lafaurie Molina, Juliana dos Santos Rocha y Karla Villaseñor Palma

1. Introducción

2. inclusión sociolaboral en el marco de la educación social

3. Factores que inciden en la inclusión sociolaboral

4. Método

5. Resultados

Reflexiones finales

Referencias

AUTORES

PRESENTACIÓN

Los permanentes cambios y conflictos glocales atizan la realidad configurando experiencias complejas donde entran en juego constantes retos. La pandemia y pospandemia por COVID-19, unida al conjunto de conflictos bélicos, políticos, económicos o territoriales (entre otro sinfín de fenómenos) parecen asfixiar a la Esperanza. Sin embargo, en estas convulsiones supranacionales y concretas, se abre una oportunidad a través de la pedagogía social. Esta, como una ciencia teórico-práctica que estudia la educación social y se orienta al desarrollo integral de las personas y las comunidades mediante el aprendizaje a lo largo de la vida y la transformación social (UNESCO, 2024).

Entre los límites que ofrece la oportunidad, interviene la Educación Social (a veces gran invisibilizada, siempre una enorme protagonista) que actúa en los proyectos de las personas y comunidades para sus transformaciones. En este sentido, remover barreras de las múltiples situaciones de vulnerabilidad, marginalidad, discriminación o exclusión social, pasa inevitablemente por apoyar tránsitos enmarcados en dignidad y derechos, donde esté presente la autonomía, la emancipación y la inclusión sociolaboral.

Desde las concepciones industrializadas más tradicionales hasta las más críticas y sostenibles en nuestra contemporaneidad, la realización personal y colectiva (además de la económica), se vertebra en el mundo laboral y del trabajo (aunque se participe de diversos enfoques y miradas para su comprensión).

Este libro nos acerca, a través de evidencias investigadoras y experiencias prácticas (especialmente en España, aunque también existen datos de Portugal y América Latina), a parte de la labor protagónica del personal profesional (fundamentalmente educadoras y educadores sociales) que han atendido los procesos, itinerarios y acciones de inclusión sociolaboral en el conjunto de diversas entidades públicas y privadas (administraciones, fundaciones, ONG, empresas, etc.). A través de sus capítulos se podrán conocer las claves que permiten analizar la exclusión sociolaboral tras la pandemia atendida por la Educación Social, transfiriendo buenas prácticas para la inclusión.

Consideramos que es fundamental bajar al terreno profesional y salir de marcos exclusivamente teóricos para aterrizar en la perspectiva profesional (puesto que han actuado en la primera línea), de modo que puedan orientarnos en sus experiencias y logros para la inclusión sociolaboral a través del proyecto ESIN1.

Los resultados presentados en España nacen a partir de la encuesta validada y pilotada2 a 411 personas dedicadas a la intervención y vinculadas a entidades tales como Fundación Diagrama, Mensajeros de la Paz, Costa africana, ESENFUER, Asociación Eleva, Ayuntamientos y consejerías de Educación (Ayuntamiento de Güímar, Elche, Alameda, Bigastro, Enguera, Valencia, entre otros), AMPROS, UGT PV, Asociación Hechos, Servicio LGTBIFobia (018), Fundacion Don Bosco, FUNDACION AMIGÓ, Fundación Salud y Comunidad, Fundación Ángel, Solidança, PROYECTO LÁZARO (AERESS), El Arca de Nazaret, Associació Brúfol, ONCE, Plena Inclusión Andalucía, SOMLLAR, Apoyo positivo, Fundacion Apip Acam, Cáritas Española, Cruz Roja, Fundación Tomillo, ONG Vivir Compartiendo, Asociación Madre Coraje, Fundación Mariana Allsopp (FMA), Asociación Opción 3, Pinardi, Fundación ISOS, Nittúa, Asociación Engloba o Asociación Mosaic.

Por otro lado, ha cooperado en este proyecto el Consejo General de Colegios de Educadoras y Educadores Sociales (CGCEES), así como colegios autonómicos de Educación Social, y la Sociedad Iberoamericana de Pedagogía Social (SIPS).

Las personas participantes suponen un 76% de mujeres y 24% de hombres localizados en 16 Comunidades Autónomas, principalmente Andalucía (44%), Madrid (21%), Islas Canarias (11%) y Comunidad Valenciana (9%). El 88% de las personas encuestadas trabaja en entidades sin ánimo de lucro, el 8% en instituciones públicas y el 4% en privadas-concertadas.

La comprensión del fenómeno se profundiza a través de la riqueza cualitativa. Encontramos las voces de 24 grupos focales3 a través de 88 profesionales. Sus narraciones versan sobre situaciones prioritarias de exclusión sociolaboral y poblaciones principales afectadas durante y tras la pandemia, recursos y programas principales de las entidades públicas y privadas para la inserción sociolaboral. Identifican elementos y factores de protección en los procesos de inserción sociolaboral; o establecen indicadores de inserción y propuestas de acción efectivas “buenas prácticas” en el ámbito profesional, académico y de la política pública.

La estructura de la obra innovadora y relevante desarrolla, desde la perspectiva socioeducativa, un total de ocho capítulos.

El primer capítulo, elaborado por Giselle Paola Polo Amashta, Ana Eva Rodríguez-Bravo y Kevin Barros Cepeda, enmarca las situaciones y poblaciones pritoritarias de exclusión sociolaboral, visibilizando los aspectos descriptivos y comprensivos más relevantes al respecto. Encuadrando fenómenos como la pobreza multidimensional y la situación de las familias más pobres, se aproxima el segundo capítulo que está firmado por Marta Hurtado-Martín, M. Pilar Martínez-Agut y Francisco Jiménez Bautista.

En el capítulo tercero, escrito por Miguel Melendro, Teresita Bernal-Romero y Paulo Ferreira-Delgado, se enfoca desde una perspectiva cualitativa, la educación social e inclusión sociolaboral con población adolescente y juventud en dificultad social; así como las aproximaciones profesionales de educadores sociales que han acompañado los procesos en las entidades públicas y privadas.

Un abordaje de la Educación Social y la Inclusión Sociolaboral, con mujeres para la igualdad de género, se plantea por Francisco José del Pozo Serrano, Magdalena Jiménez Ramírez, Belén Berjillo y Ana Palencia, en el cuarto capítulo del libro. Las afectaciones, violencias y brechas de género tras la pandemia vividas por las mujeres hacen de esta propuesta un elemento de especial utilidad para la acción socioeducativa.

El capítulo quinto, desarrollado por Ana Isabel Zolá Pacochá, Eftychia Mani y Héctor S. Melero, plantea un enfoque transversal para la convivencia intercultural, con una contextualización específica de las barreras y exclusiones vividas por la población migrante.

Uno de los colectivos más afectados por el desarraigo y el aislamiento son las personas privadas de la libertad. El capítulo sexto, escrito por Francisco José del Pozo Serrano, Itahisa Pérez-Pérez y Jairo Alberto Martínez Idárraga, enfoca este fenómeno de la inclusión sociolaboral en el ámbito penitenciario y los procesos de reincorporación comunitaria.

Se desarrolla un capítulo séptimo sobre la inclusión sociolaboral como escenario de la Educación Social en Portugal, completando la realidad de la península ibérica por Fátima Correia y Paulo Delgado. En el desarrollo cualitativo, se abordan buenas prácticas identificadas por educadores sociales en los acompañamientos socioeducativos para la inserción sociolaboral. La replicabilidad contextualizada y su transferencia en América Latina, se plantea en el capítulo octavo, escrito por por Jorge Alberto Valencia Cobo, Andrea Milena Lafaurie Molina, Juliana dos Santos Rocha y Karla Villaseñor Palma, quienes desarrollan los factores de la inclusión sociolaboral en Colombia, Brasil, México y España.

El estudio socioeducativo proyecta bases teóricas, análisis contextualizados por situaciones y poblaciones, así como buenas prácticas y recomendaciones que permitan a los diferentes sectores: administraciones y entidades académicas, profesionales, políticos o ciudadanos, favorecer cambios transformadores basados en evidencia. Su elaboración, trasferencia y replicabilidad se corresponsabiliza entre diferentes entidades y universidades nacionales e internacionales; participando parte del personal profesional que actúa directamente en los procesos de inserción sociolaboral a través de la Educación Social.

REFERENCIAS

UNESCO (2024). Tesauro de la Unesco. Pedagogía social. https://vocabularies.unesco.org/browser/thesaurus/es/page/?uri=http%3A%2F%2Fvocabularies.unesco.org%2fThesaurus%2f Concept 17172

1 Educación social y Covid-19 en España y Portugal: Exclusión sociolaboral tras la pandemia y buenas prácticas para la inclusión (ESIN). PID2021-127271NA-I00 financiado por MCIN/ AEI /10.13039/501100011033/

2 Este proyecto tiene aprobación del comité de ética de la UNED (con referencia: 13-SISH-EDU-2023). El estudio cuenta con Análisis Factorial Exploratorio (AFE) y el estadístico de Kaiser-Meyer-Olkin. El estadístico KMO muestra que los datos son adecuados para un análisis factorial exploratorio (AFE), ya que valores cercanos a 1 indican correlaciones suficientes entre las variables. Esto se confirma con la prueba de esfericidad de Bartlett, que dio un valor significativo (p<0,05). La encuesta fue analizada con programa de análisis de datos SPSS.

3 Analizados con programa de análisis cualitativo Atlas.ti

1/ SITUACIONES Y POBLACIONES PRIORITARIAS DE EXCLUSIÓN SOCIOLABORAL

Giselle Paola Polo Amashta Ana Eva Rodríguez-Bravo Kevin Barros Cepeda

1. LA EXCLUSIÓN SOCIOLABORAL: PROBLEMÁTICA ACENTUADA CON LA CRISIS DE LA COVID-19

La pandemia por COVID-19 desencadenó una diversidad de problemáticas –estructurales, económicas, familiares, personales, políticas, culturales, educativas y sociales– que han puesto de manifiesto desigualdades preexistentes y han generado nuevas vulnerabilidades. Desde la perspectiva de la Pedagogía Social, la exclusión sociolaboral se erige como una de las problemáticas más acuciantes por el impacto multidimensional que genera y por la atención prioritaria que requiere. En este escenario, sumado a las formas tradicionales de exclusión existentes (dificultades para acceder y permanecer en el ámbito laboral y lograr un empleo de calidad en términos de remuneración, prestaciones sociales, desarrollo profesional, etc.), la crisis sanitaria ocasionada por la pandemia ha exacerbado las brechas de exclusión sociolaboral, creando nuevas situaciones de vulnerabilidad y dificultando la reinserción de diversos grupos poblacionales, con un impacto desproporcionado en las personas y familias más pobres (Del Pozo et al., 2023).

En este contexto, la exclusión sociolaboral puede entenderse como la privación de recursos y oportunidades que limitan la participación plena de un individuo en los ámbitos social y económico. Este fenómeno, de acuerdo con Marco (2000), presenta una naturaleza multicausal y ejerce un impacto considerable en el bienestar individual y en el progreso social.

La Encuesta EINSFOESSA de 2021, realizada por la Fundación FOESSA (2022), muestra que España es uno de los países europeos con los indicadores más altos en cuanto a pérdida de empleo tras la pandemia. En este sentido, el índice de Gini, que permite medir la desigualdad salarial, corrobora un incremento en las situaciones de desigualdad como consecuencia de la crisis sanitaria. En 2018 se encontraba en 0,340 pasando a 0,379 en 2021. Asimismo, aumentó el porcentaje de hogares en los que todas las personas se encuentran en desempleo (del 5,9% en el 2018 al 10,3% en el 2021), y también se reportaron casos en los que las personas encargadas de sustentar el hogar se enfrentaron a situaciones de inestabilidad laboral grave. La población “ocupada”, o con empleo, se redujo a casi 3,7 millones de personas. Así mismo, para las personas inactivas se identificaron más barreras para acceder al empleo, pues solo el 5,1% de los casos lo lograron.

Según datos del Parlamento Europeo (s/f), en el pico de la pandemia de 2020, la tasa de desempleo en la UE alcanzó un máximo del 7,8%. La entidad destaca que los jóvenes, las mujeres y las personas con discapacidad fueron los grupos más afectados por esta crisis. Adicionalmente, de acuerdo con datos de Eurostat (s/f), la población migrante se sitúa en uno de los sectores más vulnerables de la exclusión sociolaboral, considerando que el fuerte incremento del desempleo, sumado a la precaria situación laboral y a la falta de arraigo social de los inmigrantes, ha generado una mayor vulnerabilidad en este colectivo.

El informe del Consejo de la Juventud de España (2020), muestra que, las personas jóvenes son quienes han experimentado con mayor impacto los efectos de la crisis económica por la situación sanitaria. En el año 2020, solo el 33,5% de los jóvenes entre 16 y 29 años tenía empleo, mientras que el 29,6% se encontraba en riesgo de perderlo por trabajar en sectores vulnerables. La falta de oportunidades laborales llevó a muchos jóvenes a abandonar la búsqueda de empleo, frustrándolos y dificultando su transición a la vida adulta. Los datos del informe acerca de la perspectiva de empleo de países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, 2023), muestran que los jóvenes tienen una tasa de desempleo mucho más alta (10,6% entre aquellos con menos de 25 años) que la media de la población (4,8%). El informe de desempleo de Eurostat (abril de 2024), muestra que España lidera la Unión Europea y la zona euro en tasa de desempleo juvenil, alcanzando un 28,2% en enero de 2024, casi el doble de la media de la zona (14,6%). Esto significa que casi 3 de cada 10 jóvenes españoles en edad de trabajar están desempleados. Conviene destacar también que, según la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN-ES, 2024), el 27,4% de los jóvenes españoles entre 16 y 29 años se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social.

En cuanto a la vulnerabilidad de las mujeres en el mercado laboral, los datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística (INE, s/f), demuestran que la brecha de género (es decir, la diferencia en puntos porcentuales entre la tasa de paro de mujeres y de hombres), en España es del 3,2%, muy por encima de la media europea del 0,5%; al situarse la tasa de paro de las mujeres en el 13,8% frente al 10,6% de los hombres. Por su parte, las cifras de EAPN-ES (2024), para el año 2023, muestran que la tasa de riesgo de pobreza en la población femenina fue del 27,5%, mientras que la masculina fue del 25,5%. Según Ayala et al. (2022) esto pude estar vinculado a que las mujeres se concentran en sectores que han sido más golpeados por la pandemia, como el turismo o el comercio minorista. Además, las mujeres ganan, en promedio, menos que los hombres por el mismo trabajo.

En 2022, el INE (2023), cifró la brecha salarial entre hombres y mujeres en el 15,7 %. Esta brecha salarial se ve agravada por una serie de factores, como la discriminación salarial, la segregación ocupacional y la menor participación de las mujeres en la fuerza laboral.

Otro elemento por destacar está vinculado a que las mujeres están sobrerrepresentadas en empleos precarios, como trabajos temporales (61,25% frente al 53,53% de los hombres) y a tiempo parcial (36,67% y 20,46% respectivamente) (Observatorio de las Ocupaciones, 2024), así como en la economía informal.

Según el informe desarrollado en 2023 por la Organización Internacional del Trabajo (ILO en sus siglas en inglés), en Europa del norte, sur y oeste, la tasa de trabajo informal era del 71,5% entre las mujeres y del 59,6% en el caso de los hombres. Estos empleos suelen ofrecer salarios más bajos, menos beneficios y menos seguridad laboral que los empleos formales.

Por otro lado, la diversidad funcional es un factor determinante de exclusión sociolaboral hoy. Las personas con discapacidad enfrentan diversas barreras que limitan su acceso al mercado laboral, su participación plena en la vida económica y su desarrollo personal. Si los vemos desde la interseccionalidad, la diversidad funcional se sigue viviendo en el mundo desde una perspectiva de la capacidad y el género, lo que supone un doble factor discriminatorio.

Estas categorías sociales se entrecruzan y se influyen mutuamente para crear experiencias únicas de discriminación, lo que supone, entre otras cosas, mayores dificultades para acceder al mercado laboral y a la educación. Si nos fijamos en la tasa de desempleo en personas con diversidad funcional en 2023, vemos que se mantiene la desventaja de las mujeres frente a los hombres. En este caso, la brecha de género respecto al desempleo en mujeres y hombres con discapacidad es de 7 puntos porcentuales de diferencia; 74.610 en mujeres frente 64.711 en hombres (Observatorio de las Ocupaciones, 2024).

En lo que respecta a la migración y la exclusión sociolaboral, vemos que la crisis económica derivada de la pandemia ha acentuado la vulnerabilidad socioeconómica de los inmigrantes en España. Numerosos estudios demuestran que, las personas migrantes, especialmente aquellas con estatus irregular o provenientes de países en desarrollo, enfrentan barreras significativas para acceder a empleos dignos y estables. Estas barreras se manifiestan de diversas formas, incluyendo la discriminación racial y étnica, la falta de reconocimiento de títulos académicos y experiencia laboral obtenidos en el país de origen, sumado a la desventaja del desconocimiento de los idiomas y las normas laborales del país de destino. Según el Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (Casado y Medina, 2023), la tasa de desempleo entre la población extranjera es significativamente mayor que entre los españoles, alcanzando el 19,7% frente al 12%.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2021), estima que, a nivel mundial los trabajadores migrantes representan el 4,9 por ciento de la fuerza de trabajo de los países de destino. En este contexto, los datos de Eurostat (s/f) revelan que, en 2023, los ciudadanos no pertenecientes a la UE, residentes en la Unión Europea, tenían una tasa de desempleo del 12,2%, significativamente superior al 5,4% de los ciudadanos nacionales y al 6,9% de los ciudadanos de otros países de la UE, situando a la población migrante en notoria desventaja respecto al resto de la población. Además, se calcula que en el mundo 2.000 millones de personas trabajan en el sector informal. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM, 2020) estima que los trabajadores de este sector, en el que los migrantes están sobrerrepresentados, constituye uno de los grupos más vulnerables, al carecer de contratos de empleo seguros y de protección o representación en el lugar de trabajo.

Conviene destacar que, las situaciones de especial vulnerabilidad a las que se han se visto sometidos algunos sectores de la sociedad por la crisis sanitaria, son resultado de patrones sociales de discriminación perpetuados a lo largo del tiempo. Desigualdades existentes donde la pandemia ha actuado como un amplificador de las situaciones que ya existían. Estas brechas son el resultado de una serie de factores, como la discriminación por raza, género, clase social, etc., que han relegado a ciertos grupos a posiciones de desventaja.

Sin embargo, no es posible establecer una relación directa de causa/efecto entre la COVID-19 y la exclusión sociolaboral, dado que no es una relación lineal. En ella también se entrelazan otros factores y se visibiliza con mayor incidencia el “silencio estatal”; reconocido en la literatura como una violencia estructural ante la poca o nula intervención para atender de forma integral este fenómeno, aun antes de la pandemia (Ferreira, 2021; Jiménez et al., 2021; Fernandes et al., 2023; Polo, 2023).

Al respecto, Bostal (2022) afirma que, el impacto de esta problemática es fluctuante y atraviesa múltiples desigualdades, que no solo implican las inequidades de clase, diferencias de ingresos, etc., sino que se evidencian en los diferentes ámbitos de la vida (relación sociofamiliar, disparidades de saberes, trayectorias educativas, red de apoyo, oportunidades laborales, calidad en las condiciones en este ámbito, entre otros).

Por su parte, Miranda y Alfredo (2021) complementan el análisis de la situación, al mencionar que la pandemia produjo una ampliación en las brechas de acceso y permanencia en el empleo, y puntualmente ha revelado el ciclo de exclusión y situaciones de dificultad y riesgo social que se presencian en los diversos territorios con poblaciones específicas. Se ha demostrado que las personas con una situación socioeconómica baja, siempre latente en su trayectoria de vida, logran insertarse laboralmente en empleos con poca remuneración y escasa calidad en las condiciones mínimas. Sin lugar a duda, esto perpetua un ciclo de pobreza y vulnerabilidad constante, en el cual se potencializan los factores de riesgo y se minimizan los factores de protección; estos últimos casi siempre son nulos. Es un ciclo que persiste y aumenta cuando se generan nuevas situaciones de emergencia, como en este caso lo ha sido la pandemia por COVID-19.

La situación descrita, reclama intervenciones que permitan abordar esta situación y construir una sociedad más justa y equitativa, donde todas las personas tengan las mismas oportunidades. Para cambiar una situación de dificultad o vulnerabilidad –lo que podríamos denominar la acción de “interrumpir el ciclo”– primero debemos analizarla en profundidad con la evaluación de necesidades y capacidades. En este caso, desde el componente teórico, conceptual, epistemológico y práctico de la Educación Social Especializada como ámbito de intervención de la Pedagogía Social, cuya función se orienta hacia la prevención, ayuda, reinserción y resocialización de personas y/o colectivos en riesgo de dificultad social, vulnerabilidad, conflicto y exclusión.

La Pedagogía Social, en su ámbito de Formación Laboral e Inserción Laboral, tradicionalmente se ha vinculado a un ámbito de la misma: la Educación de personas adultas. Este escenario se orienta a tres funciones específicas:

Formación laboral inicial para facilitar el acceso a una primera ocupación.

Formación laboral para personas sin ocupación: integración o reintegración.

Formación laboral para personas que ya se encuentren en el ámbito laboral, pero que requieren o desean cualificarse para mejorar sus condiciones (Gómez, 2003; Del Pozo y López-Noguero, 2021; Polo, 2023).

En este caso, teniendo en cuenta las características del fenómeno de exclusión sociolaboral tras la pandemia, el análisis socioeducativo se realiza desde las dos primeras funciones del ámbito de Formación Laboral e Inserción Laboral.

Por consiguiente, este análisis situacional y diagnóstico propicia el diseño, implementación y evaluación de prácticas socioeducativas innovadoras orientadas a la inclusión sociolaboral. Dichas prácticas se fundamentan en una metodología de investigación-acción, promoviendo la participación activa de educadores sociales en la identificación de necesidades, el diseño de intervenciones y la evaluación de resultados.

Este enfoque colaborativo permite la construcción conjunta de aprendizajes y el fortalecimiento de redes de apoyo para la empleabilidad y para la vida (Melendro, 2011; Muñoz y Gelabert, 2016; Olivares-García et al., 2020; Bayarri y Calvo, 2022; Otero et al., 2023; Gil-Jaurena et al., 2023).

Teniendo en cuenta el anterior planteamiento, este capítulo tiene un doble propósito. Por una parte, se enfocará en la contextualización de la situación de exclusión sociolaboral tras la COVID-19 en España, identificando tanto las principales poblaciones afectadas como las situaciones de exclusión sociolaboral atendidas por las entidades socioeducativas.

Y, por otra parte, este capítulo tratará de delinear las claves socioeducativas que definen la intervención socioeducativa, desarrollada por estas entidades para favorecer la inclusión sociolaboral de las poblaciones afectadas.

2. POBLACIONES Y SITUACIONES DE EXCLUSIÓN SOCIOLABORAL TRAS EL COVID-19 EN ESPAÑA: ANÁLISIS SOCIOEDUCATIVO DESDE LOS RESULTADOS DE UNA INVESTIGACIÓN

Los resultados del proyecto ESIN corroboran las cifras aportadas en el apartado anterior. El mayor porcentaje de respuestas indican que las personas jóvenes (77%) son el grupo poblacional principalmente afectado por el fenómeno de exclusión sociolaboral tras la pandemia, seguido de las personas migrantes o refugiadas (68%) y mujeres (62%), así como se presenta en el Gráfico 1.1.

Gráfico 1.1.Datos cuantitativos: Poblaciones atendidas durante la pandemia por COVID-19.

Fuente: Resultados del proyecto de investigación ESIN.

Según García et al. (2021) y Del Pozo et al. (2023), esta situación revela retos y desafíos en las dimensiones personales, profesionales, familiares, educativas y sociales de los jóvenes, quienes realmente en muchas ocasiones no cuentan con recursos físicos, económicos, educativos, y/o red de apoyo para afrontarlos. Para Vega (2016) y Rauch (2022), los indicadores de desempleo en la juventud demostraron un aumento en la brecha de género con respecto a las desigualdades de años anteriores, es decir, el fenómeno afectó predominantemente a las mujeres. De la misma manera, algunos autores consideran el estado migratorio como un factor de riesgo para el acceso al mercado laboral, por todas las condiciones legales que se requieren para reglamentar su permanencia en el país de acogida (Gutiérrez-Sánchez et al., 2023; Díaz- Esterri et al., 2024).

Estos datos cuantitativos coinciden con lo expresado por los participantes en los grupos focales del proyecto, tal y como se muestra en la siguiente nube de palabras (Imagen 1.1). Cabe mencionar que en el discurso de los participantes también se valoran a las personas pobres y en situación de discapacidad como poblaciones afectadas.

Imagen 1.1.Datos cualitativos: Poblaciones atendidas durante la pandemia por COVID-19.

Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados del proyecto de investigación ESIN.

En muchos casos, es pertinente revisar las características sociodemográficas (edad, género, etnia, lugar de residencia), socioculturales, familiares, educativas, etc. Las situaciones de riesgo a las que se enfrentan estos colectivos pueden coincidir o ser transversales, de tal manera que, siguiendo los postulados teóricos y los aportes de investigaciones previas, esta transversalidad en las características mencionadas ubicarían a la mujer joven y migrante en una posición de desigualdad en la que se entrelazan múltiples factores y dimensiones, potencializando así el riesgo de exclusión social que permea en este caso el ámbito laboral, pero también puede impactar en otros ámbitos como el económico, formativo, sociosanitario, relacional, residencial, etc. Sin olvidar que este es un proceso que afecta de forma diferente a cada persona y a cada colectivo, pero que sin lugar a duda tiene un carácter sistémico y estructural (Subirats, 2005; Rubio, 2006; Jiménez, 2008; Kumar & Longchar, 2018; Ryy-nänen & Nivala 2019; Polo, 2023).

Para Viveros (2016), la teoría de la interseccionalidad de Kimberlé Crenshaw explica que estos ejes de desigualdad no se producen de manera aislada, no se suman, sino que se combinan y se influyen mutuamente.

Si se analiza la relación existente entre la inclusión sociolaboral y la transición a la vida adulta, desde una perspectiva socioeducativa, algunos autores como Melendro et al. (2022) y Oblitas y Plaza (2020) consideran que las garantías económicas provenientes de un empleo son un elemento esencial para el proceso de autonomía y empoderamiento de la población joven, lo cual les permite la realización de sus proyectos de vida. Pero el beneficio de esa inserción no solo se limita a la remuneración que se genera, sino que también acoge otros factores que, en muchas ocasiones, son considerados más relevantes por la trascendencia que tienen en la vida cotidiana, tales como: el fortalecimiento del vínculo y la relación socioafectiva, el sentido de identidad social y el ejercicio de la ciudadanía (Santana et al., 2016; Gutiérrez-Sánchez et al., 2023).

El hecho de sentirnos “merecedores” de algo, de poner en práctica el ser “sujetos de derechos” y de “tener el poder para (capacidad de actuar y para la toma de decisiones), en (a nivel personal – autoestima) y con (participación en la acción colectiva)” (Rowlands, 1996), nos permite fortalecer la autogestión de recursos y la capacidad de agencia para la toma de decisiones a nivel personal, profesional, familiar, etc., que favorezcan la mejora en la calidad de vida y el bienestar. En este sentido, esa relación entre el empleo y la transición a la vida adulta va más allá de un componente económico, por el contrario, esto es solo la base para la realización personal y la construcción de aprendizajes (desde lo curricular y relacional) a lo largo de la vida.

Respecto a las situaciones de exclusión atendidas por las entidades socioeducativas, los resultados del proyecto ESIN permiten identificar, en primer lugar, la falta de formación (69 %) como aquella que afecta con mayor persistencia. Así mismo, las y los encuestados valoran también como situaciones prioritarias: la precariedad laboral (67%), la desigualdad de oportunidades (67%) y las dificultades para el acceso a una primera ocupación (65%). El Gráfico 1.2 presenta estos porcentajes.

En cuanto a los resultados de los grupos focales, se observa que los participantes valoraron especialmente la situación de precariedad laboral que se asocia con las categorías de trabajos temporales y poca remuneración. No obstante, también se identifica la situación de baja cualificación. En la Imagen 1.2 se presenta la nube de palabras conforme al discurso de los participantes sobre las situaciones de exclusión sociolaboral.

Gráfico 1.2.Datos cuantitativos: Situaciones prioritarias de exclusión sociolaboral tras el COVID-19.

Fuente: Resultados del proyecto de investigación ESIN.

Imagen 1.2.Datos cualitativos: Situaciones prioritarias de exclusión sociolaboral tras el COVID-19.

Fuente. Elaboración propia a partir de los resultados del proyecto de investigación ESIN.

Al analizar desde una perspectiva socioeducativa la relación de estas situaciones prioritarias, se visibiliza la persistencia de factores de riesgo individuales que, desde el enfoque multidimensional, sistémico y estructural de Subirats (2005), generan reincidencia y persistencia en incrementar o agudizar la desigualdad social, especialmente de aquellos grupos vulnerados (Imagen 1.2). De hecho, en la nube de palabras, se observa la categoría “jóvenes” y “mujeres” con relación al discurso que se estaba llevando a cabo sobre estas situaciones prioritarias de atención desde las entidades socioeducativas.

En efecto, se reconoce que la formación y el empleo son categorías interdependientes, como lo mencionan Cobacho y Pons (2006), Millenaar et al. (2016) y Bostal (2022). Para García-Montero (2016), la relación entre formación y empleo es evidente, pues a mayor nivel formativo existen mayores probabilidades de acceder al mercado laboral. A aquellos jóvenes que no alcanzan el nivel formativo mínimo, se les dificulta el acceso y la permanencia en este ámbito y en su itinerario vital. Ahora bien, si se enfrentan a situaciones de abandono de sus estudios o fracaso escolar, es más probable que se incremente el riesgo de exclusión social y laboral (Vega, 2016). Por su parte, Cobacho y Pons (2006) añaden a esta reflexión la importancia de la consolidación y el fortalecimiento de redes de apoyo, puesto que, aquellos que carecen de esto son aún más propensos a incorporarse al trabajo en situaciones de precariedad laboral.

Al respecto, los datos del Informe de Jóvenes y Mercado de Trabajo del Ministerio de Trabajo y Economía Social y la Secretaría de Estado de Empleo y Economía Social (2022) de España, muestran que los trabajadores con bajos ingresos y baja cualificación, como también los trabajadores temporales, son los que han sido más afectados por el impacto de la crisis por COVID-19. Comunmente son jóvenes, mujeres o migrantes, como se analizó en el apartado anterior. Las estadísticas del 2021 demostraron que más de la tercera parte de los jóvenes desempleados tenían un nivel de estudios bajo: el impacto de la crisis fue menor para los jóvenes con un nivel de estudios alto.

Otra de las categorías que fue constante en el discurso de los participantes del grupo focal, y que es interesante analizarla a la luz del componente socioeducativo, hace referencia a la asistencia y atención a las necesidades básicas, y activación de rutas a servicios sociales. Esto hace hincapié en el trabajo en red y mancomunado que se debe realizar en el marco de la intervención socioeducativa para la inclusión sociolaboral, pues los y las educadores sociales no solo se deben enfocar en el diseño, ejecución, evaluación y acompañamiento en los itinerarios de inserción, sino que también se corresponsabilizan en la función de gestionar la cooperación interinstitucional para la garantía de derechos básicos y servicios sociales, según las necesidades de cada persona, demostrando así que la intervención debe ser ecosistémica e integral (Melendro, 2011; Harto, 2022; Gil-Jaurena et al., 2023; Dos Santos et al., 2023).

Frente a este panorama, para concluir, se coincide con lo propuesto por Jiménez et al. (2023) quienes consideran que, pese a las múltiples situaciones de riesgo, vulnerabilidad y/o riesgo de exclusión de los jóvenes, ellos y ellas pueden tomar decisiones que reconfiguran sus trayectorias de vida y alumbran nuevos horizontes. Por lo cual, la intención de la intervención socioeducativa se debe enfocar a esto, es decir, a fortalecer la capacidad de agencia, de empoderamiento y emancipación; desde el reconocimiento de capacidades, pero respondiendo a necesidades específicas. Además, otro criterio es que el apoyo estatal a este grupo poblacional no se enfoque solo en servicios de atención integral, sino apostar por la implementación de políticas públicas que contribuyan al dinamismo de procesos socioeducativos, socioculturales, sociofamiliares, comunitarios, etc.

3. CLAVES SOCIOEDUCATIVAS PARA LA INSERCIÓN SOCIOLABORAL

Pérez de Guzmán (2019) señala que en los países con un cierto nivel de bienestar es habitual encontrar una amplia variedad de recursos que desarrollan medidas y acciones de intervención para atender las necesidades de las distintas etapas etarias. En el caso concreto de la inclusión sociolaboral, se observa que las entidades recurren, efectivamente, a una amplia variedad de programas y recursos desde los que trabajan los procesos de inserción laboral y las situaciones de vulnerabilidad y exclusión que presentan las poblaciones atendidas (Gráfico 1.3); son “programas y recursos para la inclusión sociolaboral, con diferentes grados de alcance e impacto en las poblaciones” (Polo Amashta et al., 2023, p. 98). La mayoría de ellos implican acciones con continuidad, mientras que las acciones de carácter puntual son menos habituales.

De forma específica, entre los programas y recursos identificados destacan aquellos que abordan la inserción laboral desde una perspectiva integral, centrándose de manera global y/o específica en las distintas fases y momentos del proceso de inclusión. Dentro de estas acciones se ubican: los itinerarios integrales de inserción laboral, la orientación, la acogida, el acompañamiento, la formación socioeducativa y la intermediación sociolaboral con entidades o empresas. López-Bermúdez et al. (2024) destacan precisamente los itinerarios individualizados de inserción como la actividad prototípica de intervención social en el área de la inserción laboral; actividad desde la que se individualiza la atención y se adapta a las características y necesidades de cada persona.

Gráfico 1.3.Datos cuantitativos: Tipos de programas y recursos desarrollados por las entidades socioeducativas.

Fuente. Resultados del proyecto de investigación ESIN.

Asimismo, se identifican acciones vinculadas a reforzar competencias específicas orientadas a elevar la empleabilidad de las personas. En esta línea, con trayectoria consolidada desde los inicios de este siglo XXI (González-Olivares et al., 2015; Díaz-Santiago et al., 2022), se promueven acciones de: alfabetización digital, formación técnico-profesional y, en menor medida, pero también de forma relevante, acciones de enseñanza del castellano y lenguas autonómicas.

Además, cabe destacar la existencia notable de programas y recursos que buscan facilitar los procesos de inserción laboral desde un enfoque transversal, facilitando apoyos a la persona en otras áreas de su vida (Melendro et al., 2024). Entendiendo que ese apoyo puede facilitar que se desplieguen y desarrollen esos procesos de inserción laboral que contribuyan a la inclusión social (Gil-Jaurena et al., 2023); pues la exclusión social es un fenómeno multicausal, siendo la dimensión económica, en sus dos caras (producción y consumo) y solo un aspecto de esta (López-Bermúdez et al., 2024).

Desde esta perspectiva, destacan aquellos programas y recursos que buscan facilitar: atención a las necesidades básicas; apoyo familiar y social; la gestión de la situación administrativa y judicial; la situación socioeconómica; y el acceso una vivienda o alojamiento. Dentro de esta categoría, se ubicarían también acciones con un propósito holístico, buscando apoyar de forma global los proyectos de vida de las personas.

Por último, también se observa la promoción de acciones orientadas a consolidar y desarrollar competencias que contribuyan al mantenimiento del empleo y, en una proporción más modesta, a estimular el emprendimiento.

En la Imagen 1.3 se presenta la nube de palabras conforme al discurso de los participantes sobre los tipos de programas y recursos desarrollados por las entidades socioeducativas. En esta se corrobora que, de forma mayoritaria, los programas de formación y/o capacitación son considerados pertinentes para contribuir a la inclusión sociolaboral. Estos se llevan a cabo en el marco de los itinerarios socioeducativos e integrales y con el criterio relevante de acompañamiento constante por parte del equipo interdisciplinario de estos programas y/o recursos.

Imagen 1.3.Datos cualitativos: Tipos de programas y recursos desarrollados por las entidades socioeducativas.

Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados del proyecto de investigación ESIN.

En cuanto a los tipos de financiación que sostienen los programas y recursos mencionados, se observa que son fondos mayoritariamente públicos (Gráfico 1.4). Este dato se alinea con la realidad descrita en el informe elaborado para la Fundación FOESSA sobre Vulnerabilidad y Empleo (Caro, 2017); informe que, no obstante, destaca que son las entidades del Tercer Sector de Acción Social quienes actúan como agentes promotores y desarrolladores de acciones que aprovechan los fondos públicos aportados desde las administraciones públicas en el marco de sus Políticas Activas de Empleo. Entendidas estas políticas como “estrategias y actuaciones que, utilizando los recursos que proporciona el mercado de trabajo y facilitan el paso hacia la inserción social de personas y colectivos que se encuentran en situación de exclusión o vulnerabilidad” (López-Bermúdez et al., 2024, p. 53).

Dentro de los fondos públicos, los fondos regionales son los que tienen más peso, seguidos de los nacionales y europeos/americanos. Los fondos púbicos de procedencia municipal e internacional extracomunitaria/americana son los que tienen un peso menor. Por otro lado, en casi la mitad de los casos, los fondos también se nutren de aportaciones privadas, mientras que la presencia de iniciativas de crowdfunding es escasa.

Gráfico 1.4.Datos cuantitativos. Tipos de financiación.

Fuente. Resultados del proyecto de investigación ESIN.

Estos datos cuantitativos también se reflejan en la Imagen 1.4, la cual presenta la nube de palabras relacionada con los tipos de financiación de los programas y recursos expuestos por las entidades socioeducativas, para garantizar la inclusión sociolaboral.

Imagen 1.4.Datos cualitativos. Tipos de financiación.

Fuente: Elaboración propia a partir de los resultados del proyecto de investigación ESIN.

Si bien es cierto que predomina la financiación pública, los participantes afirmaron que, tras la situación de pandemia, se hizo necesario establecer un equilibrio entre los recursos de entidades públicas y privadas. En muchas ocasiones, se realizaron convenios de cooperación interinstitucional para trabajar de manera mancomunada en este objetivo común.

Respecto a los elementos o factores que trabajan las entidades en sus procesos e itinerarios de inserción sociolaboral, se observan cuatro grandes categorías (Gráfico 1.5) en coherencia con los resultados de Gil-Jaurena et al. (2023). Se observa que en los programas y recursos identificados trabajan elementos de protección vinculados al “desarrollo de competencias personales y profesionales; apoyo del contexto familiar y social; y elementos propiamente institucionales relacionados con las intervenciones de intermediación sociolaboral y apoyo social” (p. 75).

Gráfico 1.5.Datos cuantitativos. Factores trabajados en procesos e itinerarios de inserción sociolaboral.

Fuente. Resultados del proyecto de investigación ESIN.

Los elementos o factores que se trabajan con mayor recurrencia están vinculados al desarrollo personal y el fortalecimiento de competencias transversales, o lo que parte de la literatura denomina, soft skills o “competencias blandas”, que se fundamentan en la adquisición de habilidades vitales y personales basadas en la motivación, las habilidades sociales y la inteligencia emocional, y que complementan y refuerzan las llamadas competencias duras de carácter técnico-profesional. Ambas son fundamentales y recogen las competencias clave para el desarrollo vital de la persona, especialmente cuando nos referimos a población vulnerable (Díaz-Santiago et al., 2022, p. 124).

De forma específica, se desarrollan, en los programas y recursos identificados, acciones que se centran en reforzar: habilidades sociales, normas y hábitos de trabajo, el trabajo en equipo, competencias emocionales, la resiliencia, la imagen personal, el liderazgo y la autonomía, la flexibilidad y la creatividad.

Respecto a los principales factores de protección y buenas prácticas institucionales utilizadas por las entidades socioeducativas según Gil-Jaurena et al. (2023), destacamos: apoyo social y comunitario, evaluación de procesos, apoyo familiar, coordinación interinstitucional, inclusión del enfoque socioeducativo y enfoque técnico-profesional, inclusión de enfoques diferenciales de género, discapacidad, multiculturalidad, entre otros. Todo ello, con un acompañamiento longitudinal durante los procesos, a través de un enfoque complejo y sistémico de actuación.

Por último, queremos enfatizar la necesidad percibida por el personal profesional de potenciar una inserción efectiva tras la pandemia, favoreciendo: la promoción de prácticas remuneradas para la conciliación y la corresponsabilidad familiar; las competencias digitales marcadas por el teletrabajo y la teleformación; así como la prevención de recaídas y control de tóxicos, siempre y cuando existan situaciones de consumo problemático de sustancias psicoactivas.

De acuerdo con los datos cualitativos, los factores trabajados en procesos e itinerarios de inserción sociolaboral apuntan al fortalecimiento de competencias para la empleabilidad y las habilidades sociales, siempre ubicando en el centro del proceso a las personas; por tanto, deben ser itinerarios individualizados.

También se destaca la coordinación interinstitucional, el trabajo en red, y el acompañamiento socioeducativo en todo el proceso (Imagen 1.5).

Imagen 1.5.Datos cualitativos. Factores trabajados en procesos e itinerarios de inserción sociolaboral.

Fuente. Elaboración propia a partir de los resultados del proyecto de investigación ESIN.

4. CONSIDERACIONES FINALES

En resumen, el estudio realizado revela que la pandemia por COVID-19 ha intensificado las desigualdades socioeconómicas