El arzobispo Carranza desde la microhistoria - Alfredo Alvar Ezquerra - E-Book

El arzobispo Carranza desde la microhistoria E-Book

Alfredo Alvar Ezquerra

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Beschreibung

Gracias a la localización en Suiza de una serie de cartas dictadas por Felipe II a su secretario, Jerónimo Zurita, y enviadas al embajador en Roma don Juan de Zúñiga (cartas desconocidas, entre las que se incluyen las «Instrucciones» que daba el rey a su delegado), Alfredo Alvar reconstruye, en este libro, el dramático día a día que se vivió alrededor de la privación de libertad de Carranza y las presiones del rey de España sobre el papado en dos sentidos: que de ninguna manera el arzobispo de Toledo recibiera la absolución o una pena liviana, y que, en todo caso, se informara al rey de España del contenido de la sentencia antes de ser pronunciada. Pío V murió sin atreverse a proclamarla y la definitiva de Gregorio XIII fue extremadamente ligera para el gusto de Felipe II.

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ColecciónForo Hispanoamericano

Director

Francisco Javier Gómez Díez (Universidad Francisco de Vitoria)

Comité científico asesor

Paolo Bianchini (Universidad de Turín)

Perla Chinchilla Pawling (Universidad Iberoamericana - México)

Alex Coello de la Rosa (Universidad Pompeu Fabra)

Fermín del Pino Díaz (Centro de Ciencias Humanas y Sociales, CSIC)

José Eduardo Franco (Universidade Aberta/CLEPUL - Universidade de Lisboa)

Almudena Hernández Ruigómez (Universidad Complutense de Madrid)

Ana María Martínez Sánchez (Academia Nacional de la Historia - Argentina)

Igor Sosa Mayor (Universidad de Valladolid)

Este libro debe mucho a la colaboración del doctor en Filología latina Guillermo Alvar Nuño. Universidad de Alcalá de Henares.

Este trabajo forma parte de los redactados al amparo del proyecto de investigación del Plan Nacional de I+D+i financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad del Reino de España, que se desarrolló en la Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) bajo la dirección del doctor Alfredo Alvar Ezquerra, cuyo título era «Intercambios culturales personales tangibles e intangibles (ss. XVI-XVII)» (número de referencia HAR2014-55233-P). Además, se ha podido realizar gracias a una estancia «Salvador de Madariaga» de tres meses en 2018, en Ginebra, financiada por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (PRX18/280).

© 2021 Alfredo Alvar Ezquerra

© 2021 Editorial UFV

Universidad Francisco de Vitoria

www.editorialufv.es // [email protected]

Diseño de cubierta: Cruz más Cruz

Imagen de portada: Detalle de Vista y plano de Toledo, de El Greco. Imagen de dominio público. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:El_Greco_View_and_Plan_of_Toledo_Google_Art_Project.jpg?uselang=es

Primera edición: septiembre de 2021

ISBN edición impresa: 978-84-18746-46-8

ISBN edición digital: 978-84-18746-47-5

ISBN Epub: 978-84-18746-17-8

Depósito legal: M-25184-2021

Preimpresión: MCF Textos, S. A.

Impresión: Producciones digitales Pulmen, S.L.L.

Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y ss. Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos.

Esta editorial es miembro de UNE, lo que garantiza la difusión y comercialización de sus publicaciones a nivel nacional e internacional.

Este libro puede incluir enlaces a sitios web gestionados por terceros y ajenos a EDITORIAL UFV que se incluyen solo con finalidad informativa. Las referencias se proporcionan en el estado en que se encuentran en el momento de la consulta de los autores, sin garantías ni responsabilidad alguna, expresas o implícitas, sobre la información que se proporcione en ellas.

Impreso en España - Printed in Spain

Índice

1. INTRODUCCIÓN: LA JUSTIFICACIÓN DE ESTE ESTUDIO

2. EXPOSICIÓN CRONOLÓGICA DE UN DRAMA EPISTOLAR: LAS CARTAS A DON JUAN DE ZÚÑIGA

3. ¿PRONUNCIÓ LA TEMIDA SENTENCIA PÍO V?

4. EL INQUISIDOR GENERAL Y EL EMBAJADOR EN ROMA (UNAS CARTAS SUELTAS, ENTRE 1573 Y 1576)

5. NUEVO PAPA (GREGORIO XIII, 1572-1585) Y NUEVAS ADMONICIONES E INSTRUCCIONES DE FELIPE II

6. LA SENTENCIA DEFINITIVA DE GREGORIO XIII (14-IV-1576)

7. Y FELIPE II SE HUBO DE CONFORMAR

EPÍLOGO

APÉNDICE DOCUMENTAL: ENTRE BORRADORES Y CARTAS A LIMPIO

TRADUCCIÓN DE LA SENTENCIA NONNATA DE PÍO V

BIBLIOGRAFÍA

1Introducción: la justificación de este estudio

Ya llevaban los pedernales soltando sus pérfidas chispas desde hacía tiempo. Los ánimos de unos individuos estaban compungidos, los de otros aterrados y los de los terceros, felices. La envidia, o la malicia, o acaso la implacabilidad, se estaban cebando como el buitre con la carroña. Sin embargo, afortunadamente para el arzobispo de Toledo, la batalla jurídica se había trasladado, con su cuerpo, a Roma. Allí murió Carranza (1503-1576). Hace poco, unos años solo, significativamente, se depositaron sus restos mortales en un lugar preeminente de la catedral de Toledo (1993).

En aquellos días, meses y años del siglo XVI, para que las cosas fueran como quisiera el rey católico, había que escribir porque las instrucciones al embajador y las noticias desde la Ciudad Eterna tenían que transmitirse, que contarse: interesaban sobremanera.

Efectivamente: para que todo funcionara como era bueno al servicio de Dios, el rey disponía de muy leales servidores: en la Corte de Madrid, secretarios de elevadísimas aptitudes, como Jerónimo Zurita, que se encargaba de las cartas al embajador en Roma, y en Roma un embajador de alta alcurnia y de enorme experiencia imperial y vital, don Juan de Zúñiga (me lo imagino pensando que menudo papelón cada vez que recibiera un correo desde Madrid, a ver qué ocurrencia tenía ahora Felipe II y qué quería que hiciera contra Su Santidad).

Había también un Consejo de la Inquisición, y teólogos y otros que atacaban o defendían; que construían o destruían a un hereje…, arzobispo de la Primada. Como le gustaba decir al historiador Tellechea, «todos eran españoles».

Las cartas entre el embajador (al principio «gentilhombre de boca», más tarde «consejero real») y el rey eran prolijas en contenidos. Y fueron abundantes. El historiador, ahora, necesita confesarse ante su lector, pero solo en cuestiones de método. Para escribir lo que viene a continuación, ha manejado cartas y archivos personales, algunos de los cuales son, hasta hoy, desconocidos. Son los siguientes:

1. Cartas de Felipe II a su embajador, en Roma, Juan de Zúñiga. Archivo personal de don Juan. El origen de este trabajo está en haber manejado en Ginebra1 un legajo (un libro por cuanto está encuadernado) entero de cartas entre Felipe II y su embajador en la Ciudad Eterna, don Juan de Zúñiga, dedicadas todas al «negocio del Arzobispo de Toledo». Son las misivas originales que recibió Zúñiga en Roma, las suyas personales. En su mayor parte van signadas por Jerónimo Zurita, que era secretario real. Tuve grandes dudas de que ese aluvión de cartas no fuera conocido. Ya no las tengo: se trata de un libro desconocido por los especialistas. No lo citan ni Tellechea,2 ni Beltrán de Heredia —en sus contenidos tan próximo a lo que ahora escribo—,3 ni Soledad Gómez Navarro,4 ni Llamas Martínez —que no se dio cuenta de la «substancia» de lo que manejaba—,5 ni Jericó Bermejo6 ni otros. En el CODOIN, volumen V, no hay referencias a esta documentación ginebrina aunque las más de cien páginas dedicadas a Carranza son muy útiles e historiográficamente monumentales.7

Por ello me he decidido a describirlas y hacerlas públicas.8

Estas cartas, como digo, están dentro de la colección Altamira, en el fondo que se custodia en Ginebra. Si no se tiene en cuenta que esa colección se fragmentó y dispersó en el siglo XIX, no se puede entender que haya documentos complementarios por —casi— medio mundo. Pero el hecho de que en Ginebra haya un libro íntegramente dedicado a Carranza, le da más importancia substancialmente al fondo.

Conste que, aunque Tellechea no manejó esta correspondencia que guardaba el embajador en Roma —y que en ocasiones hay misivas sin duplicados ni copias en ningún otro archivo—, no voy a quitarle un ápice de reconocimiento a su obsesivo trabajo por conocer y reivindicar a Carranza y su proceso, o su «negocio» del «Arzobispo».9

2. El archivo personal del secretario real que escribía las cartas que se mandaban. El secretario real que escribía las cartas que salían para Roma era el gran historiador Jerónimo Zurita, que llegó a ser cronista real (¡claro!, nadie como los secretarios conocían los documentos de archivo). Él era el que tomaba nota al dictado de las cosas que le decía Felipe II; pasaba esas notas a limpio y le presentaba ese borrador al rey para que introdujera las correcciones que quisiera. Hechas estas, pasaba el borrador a limpio y la carta final y definitiva se duplicaba y un ejemplar lo archivaba él y el otro se le mandaba al embajador.

Muchos de los documentos personales de Zurita están en la Real Academia de la Historia. Así es que opté por comprobar qué guardó el secretario-historiador sobre Carranza entre sus papeles, o qué se conserva de lo que hubiere guardado. La sorpresa o, imagínate lector, la alegría, fue ver que Zurita guardó muchos papeles de los redactados sobre «el negocio» en su secretaría, muchos de ellos revisados y anotados por el propio rey y de su puño y letra, y que muchas de esas misivas aún se conservan, dándose la circunstancia de que, como digo:

• Primero: hay papelotes con anotaciones tomadas al dictado ante el rey para preparar alguna cédula real, o alguna orden para el embajador. Aún hoy se conservan en la Real Academia de la Historia algunos de esos papelotes.

• Segundo: algunos de esos papelotes pasaron a ser borradores y, en última instancia, cartas a limpio y listas, de las cuales un duplicado debía guardarse en la secretaría de Estado-Italia (o sea, en los escritorios de Zurita, y tal vez pasarían al Archivo Real de Simancas) y otro duplicado se tenía que enviar a Roma a Zúñiga. A día de hoy se conservan muchas de esas cartas al embajador firmadas ya por el propio rey.

3. Duplicados y copias epistolares presentadas en el Proceso. Además, como es bien sabido, la Real Academia de la Historia custodia también los 22 volúmenes del proceso contra Carranza. Para los fines de este escueto trabajo, nos interesa en especial el volumen 15, el de las «Cartas», que se recopilaron en 1708.10 Aquí, de nuevo, hay duplicados e incluso triplicados de las cartas de nuestro interés; también alguna copia. Cotejarlas todas y cada una de ellas sirve para completar lagunas, cerciorarnos de ir por el buen camino, ganar seguridad sobre la riqueza de la serie documental de Ginebra, y de la de Zurita.

4. Misivas, dispersas pero del máximo interés, entre el inquisidor general Gaspar Quiroga y el embajador Zúñiga. Sirven para fortalecer nuestras imágenes del ambiente en la Cortes del rey católico del «negocio».

Todo son piezas de un rompecabezas disperso en varias cajas (o archivos), y recomponerlo es muy complicado porque a veces hay hasta dos o tres originales (duplicados, o triplicados) o una copia, o un fragmento, o nada…, o muchos.

Por razones subjetivas varias (extensión de este texto, tiempos marcados por el Plan Nacional, etcétera) y objetivas (muerte del papa Pío V en 1572 y casualmente, y sobre todo, por la interrupción de las cartas de Ginebra y las recopiladas en el «Proceso»), pongo fin por aquellas fechas a mi trabajo. Mejor dicho: querría haber puesto punto y final con la nonnata sentencia de Pío V a mi trabajo. Pero no pude.

Lo he ordenado cronológicamente, porque creo que es como se puede palpar más el trágico e inquietante ambiente que se vivió alrededor de la espera del pronunciamiento de la sentencia contra Carranza. En este sentido, veo muy cómodo y acertado —aunque en exceso fragmentado o antológico— el trabajo de Llamas Martínez.

En páginas inmediatas describo los contenidos de esta documentación, de estas cartas. Subyace una preocupación superior. Por lo menos desde 1569 en Madrid se sospecha que Pío V va a dar una sentencia absolutoria y Felipe II no quería ni oírlo. Había que paralizarlo como fuera. Eso es sabido: mas lo que hoy traigo a colación es la cotidiana, angustiosa, dramática, tensión con que se vive la situación. La virulencia intelectual de las actuaciones de la Inquisición española apoyadas por el rey. Lo implacable que se muestra Felipe II ante cómo se ha de tratar al arzobispo. Indignaba que no se respetaran en Roma los usos y prácticas del Santo Oficio de España. Se tenía miedo a que el arzobispo, que era luterano a los ojos de sus detractores españoles, consolidara un mundo de herejes en España: herejes, esos que habían convertido la discusión teológica en deserción política y guerra y sangre.

Porque lo que no se ha de perder de vista es que los herejes eran destructores violentos de la paz, el orden y la convivencia. Y si no se entiende, que se lo pregunten a Carlos V.

A esta parte introductoria he de añadir que, en otros de los fondos de la colección Altamira, hay más documentación inédita —o no— sobre la causa de Carranza.

BRITISH LIBRARY (LONDRES)

Así, efectivamente, el trabajo de Llamas Martínez se ha hecho sobre los fondos del British Museum, sin saber que esos documentos formaban parte de una colección documental fraccionada en el siglo XIX. Su trabajo, excelente, adolece de alguna ingenuidad (y las transcripciones son penosísimas);11 además, solo menciona fragmentos sueltos, eso sí, ordenados cronológicamente desde 1567 en adelante. En su estudio narra cómo Alba se cruza en el puerto de Cartagena con la «comitiva» del arzobispo que iba camino de Roma, o lo intoxicado que estaba el ambiente en la Ciudad Eterna, según descripción de don Luis de Requesens (Llamas no cae en la cuenta de que es el hermano de Zúñiga; también fue su predecesor en la embajada), o cómo él expone a Felipe II las discusiones sobre el análisis del Catecismo de Carranza y otros asuntos trascendentales inherentes al proceso; incluso la certeza de que todo estaría resuelto para la primavera de 1568; cómo se piden a España «ciertas escrituras y papeles» más para adjuntar al proceso;12 cómo entra en escena Juan de Zúñiga, cuyas cartas «algunas son autógrafas, otras copias y otras duplicado, hecho para mayor seguridad»,13 etcétera.

La correspondencia manejada y editada sintéticamente por Llamas es abundante y haré referencia a ella, por años, más adelante si fuera el caso.

HISPANIC SOCIETY OF AMERICA (NUEVA YORK). FONDO «ALTAMIRA»

Altamira, Box 1, Folder 60

Felipe II: Copias de cartas sobre ingresos para mantener la Inquisición: 1. Para el embajador Francisco de Vargas en Roma (1560) y sobre el caso Carranza (8 de mayo de 1561).

Altamira, Box 2, Folder IV 17

Felipe II: Carta autógrafa firmada por él, en la que se contienen instrucciones a Juan de Zúñiga sobre la sentencia del Papa sobre Carranza. El rey cree que debería ser suspendido «en perpetua» para evitar su regreso a Castilla. Rubricada por el cronista Jerónimo Zurita. Madrid, 2 de abril de 1576. 1 pliego. Publicada en CODOIN LXVIII (el ejemplar duplicado de la colección Zabálburu).

Altamira, Box 2, Folder 3 23

[Anónimo]: Carta a Felipe II sobre la muerte de Carranza. Sin lugar, sin fecha.

Altamira, Box 5, Folder IV 62

Zúñiga, Juan de [traduzco del inventario]: Carta hológrafa a don Luis de Requesens sobre el caso Carranza. Parece ser hológrafa por la sobrecarta que acompaña, pero van sin lugar, ni fecha. Roma, 6 de noviembre de 1574[?]. 1 pliego y sobrecarta. Cfr. Altamira, 5-IV-63.

Altamira, Box 5, Folder IV 63

Zúñiga, Juan de: Carta hológrafa a don Luis de Requesens sobre el caso Carranza. Parece ser original, pero no lleva firma. Roma, 13 de noviembre de 1574. 1 pliego. Cfr. Altamira, 5-IV-62.

INSTITUTO VALENCIA DE DON JUAN (MADRID)

[Envío 27] «Causa del arzobispo de Toledo don fray Bartolomé Carranza». Folios 78 vuelto a 95.

3. Folios 78 verso-95. Tratado de lo que sucedió en España en tiempo del rey don Felipe II con el arzobispo de Toledo don Bartolomé Carranza por el Santo Oficio de la Inquisición y el fin que tuvo el caso. Íncipit «Al principio del mes de agosto del año 1559 se publicó», desenlace «con el descanso eterno y a todos los difuntos, amén. Finis» (conforme Biblioteca Nacional, manuscrito 773, folio 178 verso). Copiada cada obra por mano diferente de un manuscrito de El Escorial hoy desaparecido que llevaba las signaturas «IV. E: 7/V. P. 38» (conforme Zarco, op. cit., páginas 152, 543 y 546), tal vez se perdió en el incendio de 1671, por lo que este códice no sería copia directa, así se asegura en el folio 95: «Estos tres casos son sacados fielmente de los originales que están en la librería de San Lorenzo el Real. Folio I, los títulos de las tres obras y debajo se lee «Nota. Vino este libro de Velada entre los papeles y libros que se trajeron de allá en… de 1777». En blanco los folios 57a recto y verso, 95 verso. Antigua signatura «Caja 42. Envío 27. Número 117». Encuadernación en pergamino amarillento. En el lomo «Tomo 185 116». En la tapa anterior letra «D». Lleva cordones de manecillas. Corte salpicado de pintas rojas.

Caja 111: 180. Siglo XVI charta, milímetros 312 x 223, folios II, 348, líneas 25 en general. Índice de las cartas correspondientes a la embajada de Roma en tiempo de Felipe II y sus embajadores don Francisco de Vargas y don Luis de Requesens: (Folios 1-114) legajos 1-5, embajada de Luis de Requesens, comprende los años 1552, 1559-1567. (Folios 115-278) legajos 6-10, embajada de Juan de Zúñiga, años 1568-1571. (Folios 279-290) legajo 11, embajada de Roma, que comprende expedientes de materias de religión en Inglaterra y la prisión del arzobispo de Toledo don Bartolomé de Carranza. (Folios 291-314) legajo 12, embajada de don Juan de Zúñiga, año 1572. (Folios 315-334) legajo 13, embajada de Roma de Juan de Zúñiga, expediente sobre la guerra contra el turco y la Liga en el año 1572. (Folios 335-348) legajo 13, embajada de Roma del año 1572 sobre la muerte del papa san Pío V y elección de Gregorio XIII siendo embajador don Juan de Zúñiga. Es una colección de legajos sueltos, encuadernados modernamente.

Hechas estas anotaciones sobre fondos de la colección Altamira que aún contienen informaciones sobre Carranza (no sobre documentación dispersa del proceso de Carranza), entramos en materia.

Desde hace muchos años había trabajado en documentación de la colección Altamira y muy especialmente con la menos conocida, la de Ginebra. Finalmente me decidí a trasladarme allí unos meses para poder consultar el fondo tranquilamente, como así hice en el otoño de 2018. Fruto de aquella estancia son estas páginas, incompletas aún, pues a buen seguro que el resto del fondo custodia nuevas y desconocidas informaciones. Tellechea Idígoras no cayó en la cuenta de que además de en Simancas, o Roma, las cartas con el embajador Zúñiga, en aquel dramático periodo de 1569 a 1572, previo a la muerte de Pío V, aún se conservaban con el resto de los papeles familiares.

Las ayudas que recibí del personal de la Bibliothèque Publique et Universitaire de Ginebra son dignas de agradecimiento y mención. También me ha ayudado siempre, humana y personalmente, el maestro académico-bibliotecario doctor Miguel Ángel Ladero Quesada, y el resto del personal de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, ese sosegado Parnaso para historiadores, cuyos fondos son sorprendentes. Es más, esbozar la historia de por qué están depositados ahí los papeles que lo están, si se llega a saber, es un fascinante ejercicio metodológico y de conocimiento del trasfondo cultural de nuestro patrimonio escrito. Y hablar de ello con doña Asunción Miralles de Imperial y Pascual del Pobil siempre es enriquecedor y estimulante. En medio del ocaso para la vitalidad que supusieron las friegas y refriegas de la peste de nuestro siglo XXI