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"El Descubrimiento de las Islas Galápagos" es un fascinante relato que nos transporta a una época de valentía y exploración, donde el mar era un misterio por descubrir y la tierra prometía secretos inimaginables. En este apasionante libro, Fray Tomás de Berlanga nos narra su asombroso viaje accidental a un paraíso oculto en el vasto océano Pacífico.
Imagina embarcarte en una travesía inesperada junto a este intrépido obispo, cuyas aventuras nos llevan más allá de las fronteras conocidas. A través de sus vividas palabras, nos sumergimos en la sorpresa y el asombro que experimentó al descubrir las Islas Galápagos, un archipiélago único en su género, donde la naturaleza deslumbra con su diversidad y singularidad.
Las páginas de este libro nos invitan a contemplar la belleza de estas islas a través de los ojos de Fray Tomás de Berlanga, quien nos describe con admiración las criaturas y los paisajes que encontró. Es como abrir una ventana al pasado y presenciar el primer encuentro entre el ser humano y este paraíso natural, un encuentro que marcó un hito en la historia de la exploración.
"El Descubrimiento de las Islas Galápagos" nos recuerda que incluso los errores pueden llevarnos a descubrimientos sorprendentes y que la curiosidad y la valentía pueden abrir puertas a mundos desconocidos. Es una historia que sigue inspirándonos a explorar, a maravillarnos ante la grandeza de la naturaleza y a preservar estos tesoros naturales para las generaciones futuras.
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Veröffentlichungsjahr: 2023
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Carta a Su Magestad de Fray Tomás de Berlanga, describiendo su viaje desde Panamá a Puerto Viejo, e los trabajos que padeció en la navegación (1).
Puerto Viejo.—Abril 26 de 1535
Sacra Cesárea Cathólica Maxestad.
Parecióme ser justo hazer saber a Vuestra Magestad el proceso de mi viaje desde que partí de Panamá, que fué en veinte e tres de Febrero deste presente año, hasta llegar a esta Villa nueva de Puerto Viexo.
Traxo el navío muy buen tiempo de brisas siete días, e haziase el piloto cerca de tierra e dionos calma seis días; eran tan grandes las corrientes, e nos engolfaron de tal manera, que miércoles en diez de Marzo, vimos una isla; e porquen el navío no abia más agua que para dos días, acordaron de echar la barca e salir en tierra por agua e yerba para los caballos, e salidos no hallaron sino lobos marinos, e tortugas e galápagos tan grandes, que llevaba cada uno un ombre encima, e muchas higuanas que son como sierpes. Otro día vimos otra isla, mayor ques aquella e de grandes sierras; e creyendo que allí por su grandeza como por su monstruosidad que no podría dejar de tener rrios e frutas, fuimos a ella, porque la primera boxaria quatro o cinco leguas, e la otra boxaria diez o doze leguas, e en esto bebióse el agua quen el navío abia e estuvimos tres días en tomar la isla, con calmas, en los quales allí los ombres como los caballos padecimos muchos trabajos.