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«El divino Narciso» (1689) es probablemente el auto sacramental más original, completo y conocido de sor Juana Inés de la Cruz. Lo introduce una loa sobre la conquista de América y las creencias precolombinas. El auto trata el mito de Narciso como personificación de Jesucristo.
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Seitenzahl: 53
Veröffentlichungsjahr: 2021
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Sor Juana Inés de la Cruz
Saga
El divino Narciso
Copyright © 1689, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726642629
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
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Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com
(Salen, por una parte, la Gentilidad, de ninfa, con acompañamiento de Ninfas y Pastores; y por otra, la Sinagoga, también de ninfa, con su acompañamiento, que serán los músicos; y detrás, muy bizarra, la Naturaleza Humana, oyendo lo que cantan.)
SINAGOGA ¡Alabad al Señor todos los hombres!
CORO 1º ¡Alabad al Señor todos los hombres!
SINAGOGA Un nuevo canto entonad
a su divina beldad
y en cuanto la luz alcanza,
suene la eterna alabanza
de la gloria de su nombre.
CORO 1º ¡Alabad al Señor todos los hombres!
GENTILIDAD ¡Aplaudid a Narciso, plantas y flores!
Y pues su beldad divina, 10
sin igualdad peregrina,
es sobre toda hermosura,
que se vio en otra criatura,
y en todas inspira amores,
CORO 2º ¡alabad a Narciso, fuentes y flores!
SINAGOGA ¡Alabad,
GENTILIDAD aplaudid,
SINAGOGA con himnos,
GENTILIDAD con voces,
SINAGOGA al Señor,
GENTILIDAD a Narciso,
SINAGOGA todos los hombres,
GENTILIDAD Fuentes y flores!
(Pónese la Naturaleza Humana en medio de los dos Coros.)
NATURALEZA HUM
ANA
Gentilidad, Sinagoga,
que en dulces métricas voces
a Dios aplaude la una, 20
y la otra celebra a un hombre:
escuchadme lo que os digo,
atended a mis razones,
que pues soy madre de entrambas,
a entrambas es bien que toque
por ley natural oírme.
SINAGOGA Ya mi amor te reconoce,
¡Oh Naturaleza!, madre
común de todos los hombres.
GENTILIDAD Y yo también te obedezco, 30
pues aunque andemos discordes
yo y la Sinagoga, no
por eso te desconoce
mi amor, antes te venera.
SINAGOGA Y sólo en esto conformes
estamos, pues observamos,
ella allá entre sus errores
y yo acá entre mis verdades,
aquel precepto, que impone,
de que uno a otro no le haga 40
lo que él para sí no abone;
y como padre ninguno
quiere que el hijo le enoje,
así no fuera razón
que a nuestras obligaciones
faltáramos, con negar
nuestra atención a tus voces.
GENTILIDAD Así es; porque este precepto,
porque ninguno lo ignore,
se lo escribes a tus hijos 50
dentro de los corazones.
NATURALEZA HUM
ANA
Bien está; que ese precepto
basta, para que se note
que como a madre común
me debéis las atenciones.
SINAGOGA Pues dinos lo que pretendes.
GENTILIDAD Pues dinos lo que dispones.
NATURALEZA HUM
ANA
Digo, que habiendo escuchado
en vuestras métricas voces
los diferentes objetos 60
de vuestras aclamaciones:
pues tú, Gentilidad ciega,
errada, ignorante y torpe,
a una caduca beldad
aplaudes en tus loores,
y tú, Sinagoga, cierta
de las verdades que oyes
en tus profetas, a Dios
Le rindes veneraciones;
dejando de discurrir 70
en vuestras oposiciones,
(A la Gentilidad.)
pues claro está que tú yerras
(A la Sinagoga.)
y claro el que tú conoces
aunque vendrá tiempo, en que
trocándose las acciones,
la Gentilidad conozca,
y la Sinagoga ignore...
Mas esto ahora no es del caso;
y así, volviéndome al orden
del discurso, digo que 80
oyendo vuestras canciones,
me he pasado a cotejar
cuán misteriosas se esconden
aquellas ciertas verdades
debajo de estas ficciones.
Pues si en tu Narciso, tú
tanta perfección supones,
que dices que es su hermosura
imán de los corazones,
y que no sólo la siguen 90
las ninfas y los pastores,
sino las aves y fieras,
los collados y los montes,
los arroyos y las fuentes,
las plantas, hierbas y flores,
¿con cuánta mayor razón
estas sumas perfecciones
se verifican de Dios,
a cuya beldad los orbes,
para servirle de espejos, 100
indignos se reconocen;
y a quien todas las criaturas
(aunque no hubiera razones
de tan grandes beneficios,
de tan extraños favores)
por su hermosura, no más,
debieran adoraciones;
y a quien la Naturaleza
(que soy yo), con atenciones,
como a mi centro apetezco 110
y sigo como a mi norte?
Y así, pues madre de entrambas
soy, intento con colores
alegóricos, que ideas
representables componen,
(A la Sinagoga.)
tomar de la una el sentido,
(A la Gentilidad.)
tomar de la otra las voces,
y en metafóricas frases,
tomando sus locuciones
y en figura de Narciso, 120
solicitar los amores
de Dios, a ver si dibujan
estos obscuros borrones
la claridad de sus luces;
pues muchas veces conformes
divinas y humanas letras,
dan a entender que Dios pone
aun en las plumas gentiles
unos visos en que asomen
los altos misterios suyos; 130
y así quiero que, concordes,
(A la Sinagoga.)
tú des el cuerpo a la idea,
(A la Gentilidad.)
y tú el vestido le cortes.
¿Qué decís?
SINAGOGA Que por la parte
que del intento me toque,
te serviré yo con darte
en todo lo que te importen,
los versos de mis profetas,
los coros de mis cantores.
GENTILIDAD Yo, aunque no te entiendo bien, 140
pues es lo que me propones,
que sólo te dé materia
para que tú allá la informes
de otra alma, de otro sentido
que mis ojos no conocen,
te daré de humanas letras
los poéticos primores
de la historia de Narciso.
NATURALEZA HUM
ANA
Pues volved a las acordes
músicas, en que os hallé, 150
porque quien oyere, logre
en la metáfora el ver
que, en estas amantes voces,
una cosa es la que entiende
y otra cosa la que oye.
SINAGOGA ¡Alabad al Señor todos los hombres!
CORO 1º ¡Alabad al Señor todos los hombres!
GENTILIDAD ¡Aplaudid a Narciso, plantas y flores!
CORO 2º ¡Aplaudid a Narciso, fuentes y flores!
SINAGOGA Todos los hombres Le alaben 160
y nunca su aplauso acaben
los ángeles en su altura,
el cielo con su hermosura,
y con sus giros los orbes.
CORO 1º ¡Alabad al Señor todos los hombres!
CORO 2º ¡Aplaudid a Narciso, fuentes y flores!
GENTILIDAD Y pues su beldad hermosa,
soberana y prodigiosa,