El divino Narciso - Sor Juana Inés de la Cruz - E-Book

El divino Narciso E-Book

Sor Juana Inés de la Cruz

0,0

Beschreibung

"El divino Narciso" (1689) es probablemente el auto sacramental más original, completo y conocido de Sor Juana Inés de la Cruz. Lo introduce una loa sobre la conquista de América y las creencias precolombinas. El auto trata el mito de Narciso como personificación de Jesucristo.-

Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:

Android
iOS
von Legimi
zertifizierten E-Readern
Kindle™-E-Readern
(für ausgewählte Pakete)

Seitenzahl: 53

Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:

Android
iOS
Bewertungen
0,0
0
0
0
0
0
Mehr Informationen
Mehr Informationen
Legimi prüft nicht, ob Rezensionen von Nutzern stammen, die den betreffenden Titel tatsächlich gekauft oder gelesen/gehört haben. Wir entfernen aber gefälschte Rezensionen.



Sor Juana Inés de la Cruz

El divino Narciso

 

Saga

El divino Narciso

 

Copyright © 1689, 2021 SAGA Egmont

 

All rights reserved

 

ISBN: 9788726642629

 

1st ebook edition

Format: EPUB 3.0

 

No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.

 

www.sagaegmont.com

Saga Egmont - a part of Egmont, www.egmont.com

PERSONAJES

EL DIVINO NARCISO LA NATURALEZA HUMANA LA GRACIA LA GENTILIDAD LA SINAGOGA ENÓS UN ÁNGEL ECO, LA NATURALEZA ANGÉLICA RÉPROBA LA SOBERBIA EL AMOR PROPIO NINFAS PASTORES ABRAHAM DOS COROS DE MÚSICA

Cuadro primero

ESCENA I

(Salen, por una parte, la Gentilidad, de ninfa, con acompañamiento de Ninfas y Pastores; y por otra, la Sinagoga, también de ninfa, con su acompañamiento, que serán los músicos; y detrás, muy bizarra, la Naturaleza Humana, oyendo lo que cantan.)

 

SINAGOGA ¡Alabad al Señor todos los hombres!

CORO 1º ¡Alabad al Señor todos los hombres!

SINAGOGA Un nuevo canto entonad

a su divina beldad

y en cuanto la luz alcanza,

suene la eterna alabanza

de la gloria de su nombre.

CORO 1º ¡Alabad al Señor todos los hombres!

GENTILIDAD ¡Aplaudid a Narciso, plantas y flores!

Y pues su beldad divina, 10

sin igualdad peregrina,

es sobre toda hermosura,

que se vio en otra criatura,

y en todas inspira amores,

CORO 2º ¡alabad a Narciso, fuentes y flores!

SINAGOGA ¡Alabad,

GENTILIDAD aplaudid,

SINAGOGA con himnos,

GENTILIDAD con voces,

SINAGOGA al Señor,

GENTILIDAD a Narciso,

SINAGOGA todos los hombres,

GENTILIDAD Fuentes y flores!

(Pónese la Naturaleza Humana en medio de los dos Coros.)

NATURALEZA HUM

ANA

Gentilidad, Sinagoga,

que en dulces métricas voces

a Dios aplaude la una, 20

y la otra celebra a un hombre:

escuchadme lo que os digo,

atended a mis razones,

que pues soy madre de entrambas,

a entrambas es bien que toque

por ley natural oírme.

SINAGOGA Ya mi amor te reconoce,

¡Oh Naturaleza!, madre

común de todos los hombres.

GENTILIDAD Y yo también te obedezco, 30

pues aunque andemos discordes

yo y la Sinagoga, no

por eso te desconoce

mi amor, antes te venera.

SINAGOGA Y sólo en esto conformes

estamos, pues observamos,

ella allá entre sus errores

y yo acá entre mis verdades,

aquel precepto, que impone,

de que uno a otro no le haga 40

lo que él para sí no abone;

y como padre ninguno

quiere que el hijo le enoje,

así no fuera razón

que a nuestras obligaciones

faltáramos, con negar

nuestra atención a tus voces.

GENTILIDAD Así es; porque este precepto,

porque ninguno lo ignore,

se lo escribes a tus hijos 50

dentro de los corazones.

NATURALEZA HUM

ANA

Bien está; que ese precepto

basta, para que se note

que como a madre común

me debéis las atenciones.

SINAGOGA Pues dinos lo que pretendes.

GENTILIDAD Pues dinos lo que dispones.

NATURALEZA HUM

ANA

Digo, que habiendo escuchado

en vuestras métricas voces

los diferentes objetos 60

de vuestras aclamaciones:

pues tú, Gentilidad ciega,

errada, ignorante y torpe,

a una caduca beldad

aplaudes en tus loores,

y tú, Sinagoga, cierta

de las verdades que oyes

en tus profetas, a Dios

Le rindes veneraciones;

dejando de discurrir 70

en vuestras oposiciones,

(A la Gentilidad.)

pues claro está que tú yerras

(A la Sinagoga.)

y claro el que tú conoces

aunque vendrá tiempo, en que

trocándose las acciones,

la Gentilidad conozca,

y la Sinagoga ignore...

Mas esto ahora no es del caso;

y así, volviéndome al orden

del discurso, digo que 80

oyendo vuestras canciones,

me he pasado a cotejar

cuán misteriosas se esconden

aquellas ciertas verdades

debajo de estas ficciones.

Pues si en tu Narciso, tú

tanta perfección supones,

que dices que es su hermosura

imán de los corazones,

y que no sólo la siguen 90

las ninfas y los pastores,

sino las aves y fieras,

los collados y los montes,

los arroyos y las fuentes,

las plantas, hierbas y flores,

¿con cuánta mayor razón

estas sumas perfecciones

se verifican de Dios,

a cuya beldad los orbes,

para servirle de espejos, 100

indignos se reconocen;

y a quien todas las criaturas

(aunque no hubiera razones

de tan grandes beneficios,

de tan extraños favores)

por su hermosura, no más,

debieran adoraciones;

y a quien la Naturaleza

(que soy yo), con atenciones,

como a mi centro apetezco 110

y sigo como a mi norte?

Y así, pues madre de entrambas

soy, intento con colores

alegóricos, que ideas

representables componen,

(A la Sinagoga.)

tomar de la una el sentido,

(A la Gentilidad.)

tomar de la otra las voces,

y en metafóricas frases,

tomando sus locuciones

y en figura de Narciso, 120

solicitar los amores

de Dios, a ver si dibujan

estos obscuros borrones

la claridad de sus luces;

pues muchas veces conformes

divinas y humanas letras,

dan a entender que Dios pone

aun en las plumas gentiles

unos visos en que asomen

los altos misterios suyos; 130

y así quiero que, concordes,

(A la Sinagoga.)

tú des el cuerpo a la idea,

(A la Gentilidad.)

y tú el vestido le cortes.

¿Qué decís?

SINAGOGA Que por la parte

que del intento me toque,

te serviré yo con darte

en todo lo que te importen,

los versos de mis profetas,

los coros de mis cantores.

GENTILIDAD Yo, aunque no te entiendo bien, 140

pues es lo que me propones,

que sólo te dé materia

para que tú allá la informes

de otra alma, de otro sentido

que mis ojos no conocen,

te daré de humanas letras

los poéticos primores

de la historia de Narciso.

NATURALEZA HUM

ANA

Pues volved a las acordes

músicas, en que os hallé, 150

porque quien oyere, logre

en la metáfora el ver

que, en estas amantes voces,

una cosa es la que entiende

y otra cosa la que oye.

ESCENA II

SINAGOGA ¡Alabad al Señor todos los hombres!

CORO 1º ¡Alabad al Señor todos los hombres!

GENTILIDAD ¡Aplaudid a Narciso, plantas y flores!

CORO 2º ¡Aplaudid a Narciso, fuentes y flores!

SINAGOGA Todos los hombres Le alaben 160

y nunca su aplauso acaben

los ángeles en su altura,

el cielo con su hermosura,

y con sus giros los orbes.

CORO 1º ¡Alabad al Señor todos los hombres!

CORO 2º ¡Aplaudid a Narciso, fuentes y flores!

GENTILIDAD Y pues su beldad hermosa,

soberana y prodigiosa,