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"Inundación castálida" (1689) es el primer poemario de sor Juan Inés de la Cruz que se publicó en vida de la autora. Apareció primero en Madrid y no en Nueva España. Comprende algunas de las obras más célebres de la poetisa y se divide en cuatro partes: lírica personal, loas, villancicos y Neptuno. -
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Sor Juana Inés de la Cruz
Saga
Inundación castálida
Copyright © 1689, 2021 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726642612
1st ebook edition
Format: EPUB 3.0
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This work is republished as a historical document. It contains contemporary use of language.
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Índice
Soneto
A la excelentísima señora condesa de Paredes, marquesa de la Laguna, enviándole estos papeles que su excelencia la pidió y pudo recoger soror Juana de muchas manos en que estaban, no menos divididos que escondidos como tesoro, con otros que no cupo en el tiempo buscarlos ni copiarlos
Soneto
Procura desmentir los elogios que a un retrato de la poetisa inscribió la verdad, que llama pasión
Soneto
Resuelve la cuestión de cuál sea pesar más molesto en encontradas correspondencias, amar o aborrecer
Soneto
Prosigue el mismo asunto, y determina que prevalezca la razón contra el gusto
Soneto
Continúa el asunto, y aun le expresa con más viva elegancia
Soneto
Enseña cómo un solo empleo en amar es razón y conveniencia
Soneto
Quéjase de la suerte: insinúa su aversión a los vicios, y justifica su divertimiento a las Musas
Soneto
Muestra sentir que la baldonen por los aplausos de su habilidad
Soneto
Escoge antes el morir que exponerse a los ultrajes de la vejez
Soneto
Engrandece el hecho de Lucrecia
Soneto
Nueva alabanza del hecho mismo
Soneto
Admira con el suceso que refiere los efectos imprevenibles de algunos acuerdos
Soneto
Contrapone el amor al fuego material, y quiere achacar remisiones a éste con ocasión de contar el suceso de Porcia
Soneto
Refiere con ajuste, y envidia sin él, la tragedia de Píramo y Tisbe Soneto
Discurre inevitable el llanto a vista de quien ama
Soneto
Sólo con aguda ingeniosidad esfuerza el dictamen de que sea la ausencia mayor mal que los celos
Romance
Desea que el cortejo de dar los buenos años al señor marqués de la Laguna llegue a su excelencia por medio de la excelentísima señora doña María Luisa, su dignísima esposa
Soneto
Convaleciente de una enfermedad grave, discretea con la señora virreina, marquesa de Mancera, atribuyendo a su mucho amor aun su mejoría en morir
Romance
Celebra el cumplir años la señora virreina con un retablito de marfil del nacimiento, que envía a su excelencia
Décima
Enviando una rosa a su excelencia
Décima
A la misma excelentísima señora
Décima
Describe, con énfasis de no poder dar la última mano a la pintura, el retrato de una belleza
Romance
Discurre con ingenuidad ingeniosa sobre la pasión de los celos.
Muestra que su desorden es senda única para hallar el amor, y contradice un problema de don Josef Montoro, uno de los más célebres poetas de este siglo
Romance
No habiendo logrado una tarde ver al señor virrey, marqués de la Laguna, que asistió en las Vísperas del convento, le escribió este romance
Liras
Expresa más afectuosa que con sutil cuidado, el sentimiento que padece una mujer amante de su marido muerto
Endechas
Expresa aun con expresiones más vivas, el mismo asunto
Romance
Acusa la hidropesía de mucha ciencia, que teme inútil aun para saber, y nociva para vivir
Soneto
Sospecha crueldad disimulada, el alivio que la esperanza da
Romance
Pide, con discreta piedad, al señor arzobispo de Méjico, el sacramento de la confirmación
Romance
Habiendo ya baptizado su hijo, da la enhorabuena de su nacimiento a la señora virreina
Loa
Loa a los años de la reina nuestra señora doña María Luisa de Borbón
Ovillejos
Pinta en jocoso numen, igual con el tan célebre de Jacinto Polo, una belleza
Redondillas
Arguye de inconsecuentes el gusto y la censura de los hombres, que en las mujeres acusan lo que causan
Loa
Loa al mismo asunto
Décimas
Defiende que amar por elección del arbitrio, es sólo digno de racional correspondencia
Redondillas
Pinta la armonía simétrica que los ojos perciben en la hermosura, con otra música
Décimas
Sosiega el susto de la fascinación, en una hermosura medrosa
Décimas
Alma que al fin se rinde al amor resistido: es alegoría de la ruina de Troya
Romance
Con ocasión de celebrar el primer año que cumplió el hijo del señor virrey, le pide a su excelencia indulto para un reo
Romance
Aplaude, lo mismo que la Fama, en la sabiduría sin par de la señora doña María de Guadalupe Alencastre, la única maravilla de nuestros siglos
Soneto
Aunque en vano, quiere reducir a método racional el pesar de un celoso
Soneto
Un celoso refiere el común pesar que todos padecen, y advierte a la causa, el fin que puede tener la lucha de afectos encontrados
Soneto
En la muerte de la excelentísima señora marquesa de Mancera
Soneto
A lo mismo
Loa
Loa a los años del reverendísimo padre maestro fray Diego Velázquez de la Cadena, representada en el Colegio de san Pablo
Soneto
Encarece de animosidad la elección de estado durable hasta la muerte
Soneto
Para explicar la causa a la rebeldía, ya sea firmeza de un cuidado, se vale de opinión que atribuye a la perfección de su forma lo incorruptible en la materia de los cielos; usa cuidadosamente términos de escuelas
Soneto
Aplaude la ciencia astronómica del padre Eusebio Francisco Kino, de la Compañía de Jesús, que escribió del cometa que el año de ochenta apareció, absolviéndole de ominoso
Soneto
Lamenta con todos la muerte de la señora marquesa de Mancera
Décimas
Presentando un reloj de muestra a persona de autoridad, y su estimación, le da los buenos días
Décima
En un anillo retrató a la señora condesa de Paredes: dice por qué
Décima
Al mismo intento
Décimas
Esmera su respectoso amor; habla con el retrato, y no calla con él, dos veces dueño
Décimas
Memorial a un juez, pidiéndole por una viuda que la litigaban la vivienda
Décimas
Rehúsa para sí, pidiéndola para un inglés, la libertad, a la señora virreina
Décimas
Reconociendo el cabildo de Méjico el singular acierto que tuvo en la idea de un arco triunfal a la entrada del virrey, señor conde de Paredes, marqués de la Laguna, que encargó a soror Juana Inés, estudio de tan grande humanista y que ha de coronar este libro, la presentó el regalo que dice y agradece
Redondillas
Favorecida y agasajada, teme su afecto de parecer gratitud y no fuerza
Endechas
Segunda norabuena de cumplir años el señor virrey, marqués de la Laguna
Soneto
Al mismo asunto
Romance
Coplas para música, en festín de cumplimiento de años de su majestad
Romance
Debió la austeridad de acusarla tal vez el metro; y satisface, con el poco tiempo que empleaba en escribir a la señora virreina, las Pascuas
Romance
Puro amor, que ausente y sin deseo de indecencias, puede sentir lo que el más profano
Endecasílabo
Satisface, con agradecimiento, a una queja que su excelencia tuvo de no haberla esperado a ver
Romance
Mezcla con el gracejo la erudición, y da los años que cumple la excelentísima señora condesa de Paredes, no por muchos, sino por augmento
Soneto
De amor, puesto antes en sujeto indigno, es enmienda blasonar del arrepentimiento
Soneto
Prosigue en su pesar, y dice que aun no quisiera aborrecer tan indigno sujeto, por no tenerle así aun cerca del corazón
Soneto
No quiere pasar por olvido lo descuidado
Soneto
Sin perder los mismos consonantes, contradice con la verdad, aún más ingeniosa, su hipérbole
Décima
La excusa de lo mal obrado, lo empeora
Romance
Pinta la proporción hermosa de la excelentísima señora condesa de Paredes, con otra de cuidados, elegantes esdrújulos, que aún le remite desde Méjico a su excelencia
Romance
A la merced de alguna presea que la excelentísima señora doña Elvira de Toledo, virreina de Méjico, la presentó, corresponde con una perla y este romance, de no menor fuerza, que envió desde Méjico a la excelentísima señora condesa de Paredes
Soneto
Llegaron a Méjico, con el hecho piadoso, las aclamaciones poéticas de Madrid a su majestad; que alaba la poetisa por más superior modo
Romance
A la Encarnación
Villancico
A lo mismo
Glosa
Glosa a San Josef
Romance
A lo mismo
Romance
A san Pedro
Soneto
A la sentencia que contra Cristo dio Pilatos: y aconseja a los jueces que antes de firmar fiscalicen sus proprios motivos
Soneto
A la muerte del excelentísimo señor duque de Veragua
Soneto
Al mismo
Soneto
Al mismo
Villancicos
que se cantaron en la santa iglesia metropolitana de Méjico, en honor de María santísima, madre de Dios, en su Asunción triunfante, y se imprimieron, año de 1685
Primero nocturno
Nocturno segundo
Nocturno III
Ensalada
Villancicos
que se cantaron en los maitines del gloriosísimo padre san Pedro Nolasco, fundador de la Sagrada Familia de Redentores del Orden de Nuestra Señora de la Merced, día 31 de enero de 1677 años, en que se imprimieron
Jácara
Villancico de la ensaladilla
Villancicos
que se cantaron en la santa iglesia metropolitana de Méjico, en honor de María santísima madre de Dios, en su Asunción triunfante, año de 1687 en que se imprimieron
Primero nocturno
Villancico primero
Villancico II
Jácara
Segundo nocturno
Villancico IV
Villancico V
Negritos. Estribillo
Nocturno III
Villancico VII
Villancico VIII
Ensaladilla. Jura
Neptuno
alegórico,
Excelentísimo señor:
Razón de la fábrica
alegórica y aplicación de la fábula
Inscripción
con que la santa iglesia metropolitana dedicó a su excelencia esta breve demostración de su encendido afecto. La cual se escribió en el tarjón que coronaba la portada, en la distancia que había desocupada entre ella y el tablero principal
Argumento del primer lienzo.
Argumento del segundo lienzo.
Argumento del tercero lienzo.
Argumento del cuarto lienzo.
Argumento del quinto lienzo.
Argumento del sexto lienzo.
Segunda basa de mano diestra.
Primera basa de mano siniestra.
Segunda basa de mano siniestra.
Primer intercolumnio de mano diestra.
Segundo intercolumnio.
Explicación del arco
Índice alfabético
A estos peñascos rudos,
Agora que conmigo
Al amor, cualquier curioso
Al que ingrato me deja, busco amante;
Altísimo señor, monarca hispano,
Amarilis celestial,
Aunque es clara del cielo la luz pura,
Bello compuesto en Laura dividido,
Cantar, Feliciana, intento
Cogióme sin prevención
Copia divina en quien veo
Cuando mi error y tu vileza veo,
Daros las Pascuas, señora,
De la beldad de Laura enamorados
Del descuido de una culpa,
Detén el paso, caminante; advierte
De un funesto moral la negra sombra,
Dices que no te acuerdas, Clori, y mientes
Dices que yo te olvido, Celio, y mientes
Diuturna enfermedad de la esperanza
El ausente, el celoso, se provoca,
El hijo que la esclava ha concebido,
El pintar de Lisarda la belleza,
Enhorabuena el gran Carlos
En la vida que siempre tuya fue,
En perseguirme, mundo, ¿qué interesas?
Ésa, que alegre y ufana,
Escuchen qué cosa y cosa
Esta grandeza que usa
Este concepto florido
Éste, que a la luz más pura
Este, que ves, engaño colorido,
Este retrato que ha hecho
Excusado el daros años,
Fabio, en el ser de todos adoradas,
Feliciano me adora, y le aborrezco;
Finjamos que soy feliz,
Firma Pilatos la que juzga ajena
Grande duquesa de Aveyro,
Gran marqués de la Laguna,
Hermosa, divina Elvira
Hombres necios que acusáis
Hoy es del divino amor
Hoy que a vuestras plantas llego,
¡Moriste, duque excelso, en fin moriste,
¡Oh famosa Lucrecia, gentil dama,
¡Qué bien, divina Lisi,
Ilustrísimo don Payo,
Intenta de Tarquino el artificio
¿ Cuán grande, Josef, seréis ,
¿Qué es esto, Alcino? ¿Cómo tu cordura
¿Qué pasión, Porcia, qué dolor tan ciego
¿Tan grande, ¡ay hado!, mi delito ha sido
¿Ves, caminante? En esta triste pira
Juzgo, aunque os canse mi trato,
La heroica esposa de Pompeyo altiva,
Lámina sirva el cielo al retrato,
Llegóse aquel día,
Lo atrevido de un pincel,
Los buenos días me allano
Mandas, Anarda, que sin llanto asista
Miró Celia una rosa que en el prado
Mueran contigo, Laura, pues moriste,
No he querido, Lisi mía,
Por no faltar, Lisi bella,
Probable opinión es que conservarse
Pues vuestro esposo, señora,
Que hoy bajó Dios a la tierra
Que no me quiera Fabio, al verse amado,
Señora, si la belleza
Si acaso, príncipe excelso,
Si daros los buenos años,
Si es causa amor productivo
Si los riesgos del mar considerara,
Silvio, yo te aborrezco, y aun condeno
Tenazmente porfïado
Tersa frente, oro el cabello,
Vuestra edad, gran señor, en tanto exceda
Yo no dudo, Lisarda, que te quiero,
Soneto
A la excelentísima señora condesa de Paredes, marquesa de la Laguna, enviándole estos papeles que su excelencia la pidió y pudo recoger soror Juana de muchas manos en que estaban, no menos divididos que escondidos como tesoro, con otros que no cupo en el tiempo buscarlos ni copiarlos
El hijo que la esclava ha concebido,
dice el derecho que le pertenece
al legítimo dueño que obedece
la esclava madre, de quien es nacido.
El que retorna el campo agradecido, 5
opimo fruto, que obediente ofrece,
es del señor, pues si fecundo crece,
se lo debe al cultivo recibido.
Así, Lisi divina, estos borrones
que hijos del alma son, partos del pecho, 10
será razón que a ti te restituya;
y no lo impidan sus imperfecciones,
pues vienen a ser tuyos de derecho
los conceptos de un alma que es tan tuya.
Ama y señora mía, besa los pies de vuestra excelencia,
su criada
Juana Inés de la Cruz. 15
Soneto
Procura desmentir los elogios que a un retrato de la poetisa inscribió la verdad, que llama pasión
Este, que ves, engaño colorido,
que del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores
es cauteloso engaño del sentido;
éste, en quien la lisonja ha pretendido 5
excusar de los años los horrores,
y venciendo del tiempo los rigores,
triunfar de la vejez y del olvido:
es un vano artificio del cuidado,
es una flor al viento delicada, 10
es un resguardo inútil para el hado,
es una necia diligencia errada,
es un afán caduco y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.
Soneto
Resuelve la cuestión de cuál sea pesar más molesto en encontradas correspondencias, amar o aborrecer
Que no me quiera Fabio, al verse amado,
es dolor sin igual en mí sentido;
mas, que me quiera Silvio aborrecido,
es menor mal, mas no menor enfado.
¿Qué sufrimiento no estará cansado 5
si siempre le resuenan al oído,
tras la vana arrogancia de un querido,
el cansado gemir de un desdeñado?
Si de Silvio me cansa el rendimiento,
a Fabio canso con estar rendida; 10
si de éste busco el agradecimiento,
a mí me busca el otro agradecida:
por activa y pasiva es mi tormento,
pues padezco en querer y en ser querida.
Soneto
Prosigue el mismo asunto, y determina que prevalezca la razón contra el gusto
Al que ingrato me deja, busco amante;
al que amante me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata;
maltrato a quien mi amor busca constante.
Al que trato de amor, hallo diamante, 5
y soy diamante al que de amor me trata;
triunfante quiero ver al que me mata,
y mato a quien me quiere ver triunfante.
Si a éste pago, padece mi deseo;
si ruego a aquél, mi pundonor enojo: 10
de entrambos modos infeliz me veo.
Pero yo por mejor partido escojo,
de quien no quiero, ser violento empleo,
que de quien no me quiere, vil despojo.
Soneto
Continúa el asunto, y aun le expresa con más viva elegancia
Feliciano me adora, y le aborrezco;
Lisardo me aborrece, y yo le adoro;
por quien no me apetece ingrato, lloro,
y al que me llora tierno, no apetezco.
A quien más me desdora, el alma ofrezco; 5
a quien me ofrece víctimas, desdoro;
desprecio al que enriquece mi decoro,
y al que le hace desprecios, enriquezco.
Si con mi ofensa al uno reconvengo,
me reconviene el otro a mí, ofendido, 10
y a padecer de todos modos vengo,
pues ambos atormentan mi sentido:
aquéste con pedir lo que no tengo,
y aquél con no tener lo que le pido.
Soneto
Enseña cómo un solo empleo en amar es razón y conveniencia
Fabio, en el ser de todos adoradas,
son todas las beldades ambiciosas,
porque tienen las aras por ociosas
si no las ven de víctimas colmadas.
Y así, si de uno solo son amadas, 5
viven de la fortuna querellosas,
porque piensan que más que ser hermosas,
constituye deidad el ser rogadas.
Mas yo soy en aquesto tan medida
que en viendo a muchos, mi atención zozobra, 10
y sólo quiero ser correspondida
de aquél que de mi amor réditos cobra;
porque es la sal del gusto el ser querida,
que daña lo que falta, y lo que sobra.
Soneto
Quéjase de la suerte: insinúa su aversión a los vicios, y justifica su divertimiento a las Musas
En perseguirme, mundo, ¿qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento,
y no mi entendimiento en las bellezas?
Yo no estimo tesoros ni riquezas; 5
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi entendimiento,
que no mi entendimiento en las riquezas.
Yo no estimo hermosura que, vencida,
es despojo civil de las edades, 10
ni riqueza me agrada fementida,
teniendo por mejor en mis verdades,
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.
Soneto
Muestra sentir que la baldonen por los aplausos de su habilidad
¿Tan grande, ¡ay hado!, mi delito ha sido
que por castigo de él, o por tormento,
no basta el que adelanta el pensamiento,
sino el que le previenes al oído?
Tan severo en mi contra has procedido 5
que me persuado de tu duro intento,
a que sólo me diste entendimiento
porque fuese mi daño más crecido.
Dísteme aplausos para más baldones,
subirme hiciste para penas tales; 10
y aun pienso que me dieron tus traiciones
penas a mi desdicha desiguales
porque, viéndome rica de tus dones,
nadie tuviese lástima a mis males.
Soneto
Escoge antes el morir que exponerse a los ultrajes de la vejez
Miró Celia una rosa que en el prado
ostentaba feliz la pompa vana,
y con afeites de carmín y grana
bañaba alegre el rostro delicado;
y dijo: Goza sin temor del hado 5
el curso breve de tu edad lozana,
pues no podrá la muerte de mañana
quitarte lo que hubieres hoy gozado.
Y aunque llega la muerte presurosa
y tu fragrante vida se te aleja, 10
no sientas el morir tan bella y moza:
mira que la experiencia te aconseja
que es fortuna morirte siendo hermosa
y no ver el ultraje de ser vieja.
Soneto
Engrandece el hecho de Lucrecia
¡Oh famosa Lucrecia, gentil dama,
de cuyo ensangrentado noble pecho
salió la sangre que extinguió a despecho
del rey injusto, la lasciva llama!
¡Oh con cuanta razón el mundo aclama 5
tu virtud, pues por premio de tal hecho
aun es para tus sienes cerco estrecho
la amplísima corona de tu fama!
Pero si el modo de tu fin violento
puedes borrar del tiempo y sus anales, 10
quita la punta del puñal sangriento
con que pusiste fin a tantos males,
que es mengua de tu honrado sentimiento
decir que te ayudaste de puñales.
Soneto
Nueva alabanza del hecho mismo
Intenta de Tarquino el artificio
a tu pecho, Lucrecia, dar batalla;
ya amante llora, ya modesto calla,
ya ofrece toda el alma en sacrificio.
Y cuando piensa ya que más propicio 5
tu pecho a tanto imperio se avasalla,
el premio, como Sísifo, que halla,
es empezar de nuevo el ejercicio.
Arde furioso, y la amorosa tema
crece en la resistencia de tu honra, 10
con tanta privación, más obstinada.
¡Oh providencia de deidad suprema,
tu honestidad motiva tu deshonra,
y tu deshonra te eterniza honrada!
Soneto
Admira con el suceso que refiere los efectos imprevenibles de algunos acuerdos
La heroica esposa de Pompeyo altiva,
al ver su vestidura en sangre roja,
con generosa cólera se enoja
de sospecharlo muerto y estar viva.
Rinde la vida en que el sosiego estriba 5
de esposo y padre, y con mortal congoja
la concebida sucesión arroja
y de la paz con ella a Roma priva.
Si el infeliz concepto que tenía
en las entrañas Julia no abortara, 10
la muerte de Pompeyo excusaría.
¡Oh tirana Fortuna, quién pensara
que con el mismo amor que la temía,
con ese mismo amor se la causara!
Soneto
Contrapone el amor al fuego material, y quiere achacar remisiones a éste con ocasión de contar el suceso de Porcia
¿Qué pasión, Porcia, qué dolor tan ciego
te obliga a ser de ti fiera homicida,
o en qué te ofende tu inocente vida,
que así le das batalla a sangre y fuego?
Si la Fortuna airada al justo ruego 5
de tu esposo se muestra endurecida,
bástale el mal de ver su acción perdida:
no acabes con tu vida su sosiego.
Deja las brasas, Porcia, que mortales
impaciente tu amor eligir quiere; 10
no al fuego de tu amor el fuego iguales;
porque si bien de tu pasión se infiere,
mal morirá a las brasas materiales
quien a las llamas del amor no muere.
Soneto
Refiere con ajuste, y envidia sin él, la tragedia de Píramo y Tisbe
De un funesto moral la negra sombra,
de horrores mil y confusiones llena,
en cuyo hueco tronco aun hoy resuena
el eco que doliente a Tisbe nombra,
cubrió la verde matizada alfombra 5
en que Píramo amante abrió la vena
del corazón, y Tisbe de su pena
dio la señal, que aun hoy al mundo asombra.
Mas viendo del amor tanto despecho
la muerte, entonces de ellos lastimada, 10
sus dos pechos juntó con lazo estrecho.
Mas, ¡ay de la infeliz y desdichada
que a su Píramo dar no puede el pecho
ni aun por los duros filos de una espada!
Soneto
Discurre inevitable el llanto a vista de quien ama
Mandas, Anarda, que sin llanto asista
a ver tus ojos, de lo cual sospecho
que el ignorar la causa es quien te ha hecho
querer que emprenda yo tanta conquista.
Amor, señora, sin que me resista, 5
que tiene en fuego el corazón deshecho,
como hace huir la sangre allá en el pecho,
vaporiza en ardores por la vista.
Buscan luego mis ojos tu presencia
que centro juzgan de su dulce encanto, 10
y cuando mi atención te reverencia,
los visüales rayos entretanto,
como hallan en tu nieve resistencia,
lo que salió vapor, se vuelve llanto.
Soneto
Sólo con aguda ingeniosidad esfuerza el dictamen de que sea la ausencia mayor mal que los celos
El ausente, el celoso, se provoca,
aquél con sentimiento, éste con ira;
presume éste la ofensa que no mira,
y siente aquél la realidad que toca.
Éste templa, tal vez, su furia loca 5
cuando el discurso en su favor delira,
y sin intermisión aquél suspira,
pues nada a su dolor la fuerza apoca.
Éste aflige dudoso su paciencia,
y aquél padece ciertos sus desvelos; 10
éste al dolor opone resistencia,
aquél, sin ella, sufre desconsuelos;
y si es pena de daño, al fin, la ausencia,
luego es mayor tormento que los celos.
Romance
Desea que el cortejo de dar los buenos años al señor marqués de la Laguna llegue a su excelencia por medio de la excelentísima señora doña María Luisa, su dignísima esposa
Advertencia.
O el agradecimiento de favorecida y celebrada, o el conocimiento que tenía de las relevantes prendas que a la señora virreina dio el cielo, o aquel secreto influjo (hasta hoy nadie lo ha podido apurar) de los humores o los astros, que llaman simpatía, o todo junto, causó en la poetisa un amar a su excelencia con ardor tan puro como en el contexto de todo el libro irá viendo el lector.
Pues vuestro esposo, señora,
es vuestro esposo, que basta,
no digo que sobra porque
no sobra a vuestro amor nada,
dadle los años por mí, 5
que vos, deidad soberana,
dar vidas podréis, mas juzgo
que mejor podréis quitarlas.
Digo mejor, porque siempre
más el desdén sacro campa, 10
porque las quitáis de oficio,
y las concedéis de gracia.
Y dadme a mí en aguinaldo
de estas bienvenidas Pascuas,
nuevas de que está el infante 15
hallado como en su casa.
Que si su excelencia tiene
mi elección, de tal posada
no hayáis miedo que saliera,
ni aun al tiempo de que salga. 20
Y aunque en los príncipes todos
es costumbre tan usada
dar por Pascuas libertad
a los que en prisión se hallan;
yo que, en las dulces cadenas 25
de vuestras luces sagradas
a donde, siendo precisa,
es la prisión voluntaria,
donde es oro la cadena
que adorna a un tiempo y enlaza, 30
y joyeles de diamantes
los candados que la guardan,
vivo; no quiero, señora,
que con piedad inhumana,
me despojéis de las joyas 35
con que se enriquece el alma,
sino que me tengáis presa,
que yo de mi bella gracia,
por vos arrojaré mi
libertad por la ventana, 40
y a la sonora armonía
de mis cadenas amadas,
cuando otros lloren tormentos,
entonarán mis bonanzas.
Nadie de mí se duela 45
por verme atada,
pues trocaré ser reina
por ser esclava.
Soneto
Convaleciente de una enfermedad grave, discretea con la señora virreina, marquesa de Mancera, atribuyendo a su mucho amor aun su mejoría en morir
En la vida que siempre tuya fue,
Laura divina, y siempre lo será,
la parca fiera, que en seguirme da,
quiso asentar por triunfo el mortal pie.
Yo de su atrevimiento me admiré, 5
que si debajo de su imperio está
tener poder, no puede en ella ya,
pues del suyo contigo me libré.
Para cortar el hilo que no hiló,
la tijera mortal abierta vi; 10
¡ay parca fiera!, dije entonces yo,
mira que sola Laura manda aquí;
ella, corrida, al punto se apartó
y dejóme morir sólo por ti.
Romance
Celebra el cumplir años la señora virreina con un retablito de marfil del nacimiento, que envía a su excelencia
Por no faltar, Lisi bella,
al inmemorial estilo
que es del cortesano culto
el más venerado rito,
que a foja primera manda 5
que el glorioso natalicio
de los príncipes celebren
obsequiosos regocijos,
te escribo; no porque al culto
de tus abriles floridos, 10
pueda añadir el afecto
más gloria que hay en sí mismos,
que en la grandeza de tuyos
verá el menos advertido,
que de celebrar tus años, 15
sólo son tus años dignos,
sino porque ceremonias,
que las aprueba el cariño,
tienen en lo voluntario
vinculado lo preciso, 20
que cuando apoya el amor
del respecto los motivos,
es voluntad del respecto
el que es del amor oficio.
Rompa, pues, mi amante afecto 25
las prisiones del retiro,
no siempre tenga el silencio
el estanco de lo fino,
deje, a tu deidad atento,
en aumentos bien nacidos, 30
con las torpezas de ciego,
las balbuciencias de niño
y muestre, pues tiene ser
en tus méritos altivos,
que de padres tan gigantes 35
no nacen pequeños hijos.
Y añadiendo lo obstinado
a la culpa de atrevido,
haga bienquista la ofensa
lo garboso del delito; 40
y en tan necesaria culpa
encuentre el perdón propicio,
el que no ofende quien yerra,
si yerra sin albedrío.
Tan sin él, tus bellos rayos 45
voluntaria Clicie sigo,
que lo que es mérito tuyo
parece destino mío.
Pero, ¿a dónde enajenada
tanto a mi pasión me rindo, 50
que acercándome a mi afecto,
del asunto me desvío?
Retira allá tu belleza
si quieres que cobre el hilo,
que mirándola no puedo 55
hablar más que en lo que miro.
Y pues sabes que mi amor,
alquimista de sí mismo,
quiere transmutarse en vida
porque vivas infinito; 60
y que porque tú corones
a los años con vivirlos,
quisieran anticiparse
todos los futuros siglos;
no tengo qué te decir, 65
sino que yo no he sabido
para celebrar el tuyo,
más que dar un «natalicio».
Tu nacimiento festejan
tiernos afectos festivos, 70
y yo en fe de que lo aplaudo,
el «nacimiento» te envío.
Consuélame que ninguno
de los que te dan rendidos
podrá ser mejor que aquéste, 75
aunque se ostente más rico.
De perdones y de paces
fue aqueste natal divino;
dé perdones y haga paces
el haber hoy tú nacido. 80
Y guárdete por asombro
quien te formó por prodigio,
y hágate eterna, pues puede,
quien tan bella hacerte quiso.
Décima
Enviando una rosa a su excelencia
Ésa, que alegre y ufana,
de carmín fragante esmero,
del tiempo al ardor primero
se encendió, llama de grana;
preludio de la mañana, 5
del rosicler más ufano,
es primicia del verano,
Lisi divina, que en fe
de que la debió a tu pie,
la sacrifica a tu mano. 10
Décima
A la misma excelentísima señora
Este concepto florido
de vergel más oloroso,
que dejó al jardín glorioso
por haberla producido;
ésa, que feliz ha unido 5
a lo fragante lo bella,
doy a tu mano, que en ella
campará de más hermosa,
pues en tu boca se rosa,
cuando en tus ojos se estrella. 10
Décima
Describe, con énfasis de no poder dar la última mano a la pintura, el retrato de una belleza
Tersa frente, oro el cabello,
cejas arcos, zafir ojos,
bruñida tez, labios rojos,
nariz recta, ebúrneo cuello;
talle airoso, cuerpo bello, 5
cándidas manos en que
el cetro de amor se ve,
tiene Fili; en oro engasta
pie tan breve, que no gasta
ni un pie. 10
Romance
Discurre con ingenuidad ingeniosa sobre la pasión de los celos.
Muestra que su desorden es senda única para hallar el amor, y contradice un problema de don Josef Montoro, uno de los más célebres poetas de este siglo
Si es causa amor productivo
de diversidad de afectos,
que con producirlos todos,
se perficiona a sí mesmo;
y si el uno de los más 5
naturales son los celos,
¿cómo sin tenerlos puede
el amor estar perfecto?
Son ellos, de que hay amor
el signo más manifiesto, 10
como la humedad del agua
y como el humo del fuego.
No son, que dicen, de amor
bastardos hijos groseros,
sino legítimos, claros 15
sucesores de su imperio.
Son crédito y prueba suya,
pues sólo pueden dar ellos
auténticos testimonios
de que es amor verdadero. 20
Porque la fineza, que es
de ordinario el tesorero
a quien remite las pagas
amor, de sus libramientos,
¿cuántas veces, motivada 25
de otros impulsos diversos,
ejecuta por de amor,
decretos del galanteo?
El cariño, ¿cuántas veces
por dulce entretenimiento 30
fingiendo quilates, crece
la mitad del justo precio?
¿Y cuántas más, el discurso,
por ostentarse discreto,
acredita por de amor 35