El limpiador 6: Limpiando - Inger Gammelgaard Madsen - E-Book

El limpiador 6: Limpiando E-Book

Inger Gammelgaard Madsen

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Beschreibung

"Debido a la nueva información, Roland Benito decide reexaminar el suicidio del guardia de la prisión. Ahora sabe con certeza quién es Uwe Finch y decide contarle a Anne Larsen. Fue ella quien obtuvo la huella dactilar de Uwe Finch y, en ocasiones anteriores, Roland ha descubierto que Anne puede ser de gran ayuda en las investigaciones policiales. Bertram se horroriza al descubrir lo que ocurrió con su madre, pero de pronto aparece Anne Larsen, la reportera de TV2 East Jutland. Bertram se derrumba frente a Anne y le confiesa todo. Ella le dice que tienen que irse inmediatamente. Pero es muy tarde. Cuando Roland se entera de una nueva muerte a través del radio de su auto, teme que Anne Larsen también esté en peligro e intenta llamarla, pero ella no responde. Al recibir una llamada telefónica, tiene la esperanza de que sea ella, pero resulta ser Leif Skovby, uno de los oficiales del caso de suicidio. Leif quiere reunirse con Roland y lo que le dice lo aclara todo. Roland logra que el oficial le ayude a rastrear el teléfono de Anne, pero ¿la encontrará antes de que sea demasiado tarde?El limpiador es un drama criminal en seis episodios."-

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Inger Gammelgaard Madsen

El limpiador

Episodio 6 de 6

Limpiando

SAGA

El limpiador 6: Limpiando

Original title:

Sanitøren 6: Oprydningen

Copyright © 2017, 2019 Inger Gammelgaard Madsen and SAGA Egmont, Copenhagen All rights reserved ISBN: 9788726233230

1. E-book edition, 2019 Format: EPUB 2.0

All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.

El limpiador

Episodio 6 de 6

Limpiando

—¿Qué haces revisando eso de nuevo? —preguntó Mark Haldbjerg e hizo sobresaltar a Roland, que ya estaba bastante tenso. No lo había escuchado entrar. Roland había llegado temprano para tener suficiente tiempo de leer, una vez más, el informe del forense sobre el suicidio de Julius Habekost. Karina había ido con Viktor Enevoldsen a Sealand. —Buenos días, Mark. Eh, sólo estaba revisando algo —balbuceó.

—Veo que se trata de Julius Habekost, pero ese caso ya está cerrado, Roland.

Mark colgó su chaqueta en el perchero y se enderezó la corbata. Hoy daría una conferencia de prensa sobre un tema disciplinario que había estado investigando junto con Viktor Enevoldsen. Un oficial de policía que estaba de turno en Servicios de Emergencia había respondido de manera inapropiada a un ciudadano que marcó el 112.

—Ya sé, pero...

Mark miró su reloj y decidió que tenía tiempo para una taza de café.

—¿Quieres una taza? —preguntó desde la máquina de café. Roland murmuró algo en sentido afirmativo.

Mark colocó la taza junto a él y se sentó al otro lado del escritorio, tras la pantalla de su computador.

—Por cierto, ¿cómo estuvo la charla amistosa con el Comisionado, ayer por la tarde? —preguntó demasiado alegre; no había sido nada grata.

Roland había tenido que inventar una historia plausible sobre la envoltura de la caja de cigarrillos con la huella dactilar de Gregor Petrov, sin tener que mencionar a Anne Larsen en el proceso. Cuando dejaba que una idea diera vueltas en su cabeza durante toda una noche, se volvía tan real para él que podía presentarla ante el Comisionado sin sentir que mentía. De ese modo pudo salvar su pellejo y evitar un castigo por emplear recursos de la policía nacional en un asunto privado.

—Seguramente escuchaste hablar de la mujer que dos empleados del basurero hallaron muerta en un callejón esta mañana, ¿no? —preguntó Roland.

—Así es, la drogadicta.

—Eso dicen las noticias en línea. Una sobredosis de las más comunes... pero resulta que a quien hallaron con una jeringa en el cuello fue a Eva Maja Karlsen. La esposa de Patrick Asp.

—¿No era adicta también? Creo que recuerdo algo sobre…

—Sí, cuando Asp estaba en el mundo de las pandillas, ambos se drogaban, pero las cosas cambiaron cuando ella se embarazó. Patrick Asp se retiró del mundo de las pandillas y hasta donde sé, ya no hubo más drogas involucradas.

—Cuando ella esperaba el bebé que Patrick Asp estranguló con sus propias manos.

—Sí, pero ese es otro asunto. Lo interesante es que su esposa tenía una relación con... no lo vas a creer, Gregor Petrov.

—¡¿El limpiador?! Tenía una rel relación con… ¡Maldita sea! —Mark guardó silencio y se rascó la barba rojiza—. ¡Y cómo diablos lo sabes?

Roland bebió un poco de café.

—Conozco a una reportera. Y los reporteros siempre saben cosas, pero eso significa que hay una conexión entre Patrick Asp y el Limpiador.

—El Limpiador probablemente deba cuidarse si tuvo relaciones con la esposa de Patrick Asp. Se dice que a ese tipo de gente no le gusta ese tipo de cosas, y...

—¿Quieres escucharme? Hay más conexiones con Asp, Karl Dallerup, que lo sentenció, Vivian Elsted, que no logró liberarlo, y....

—Y Julius Habekost, que suministró narcóticos y teléfonos celulares en prisión, para Asp. ¿Por eso estás revisando el informe del forense otra vez?

—Sí. Puede que no sea un suicidio, después de todo, si está involucrado el Limpiador. Tal vez Vivian Elsted no estrelló su auto por accidente, y Karl Dallerup ¿quién sabe lo que pudo haberle pasado? No hay novedades en ese caso.

—Aun así, Roland —Mark se inclinó hacia atrás en su silla con aire pensativo y le echó una mirada de desconcierto—. ¿Por qué alguien querría matar a Habekost?

—Esa es la pregunta.

Mark sonrió de repente.

—¿Eso quiere decir lograste convencer al Comisionado de que la envoltura de plástico, que introdujiste a escondidas junto con pruebas reales, se relaciona con el suicidio y, por lo tanto, con el caso de George Marsh y Leif Skovby?

Roland asintió enérgicamente.

—Pero el caso está cerrado, Roland, ¿Cómo...?