El manual del ministro - Dr. Paul G. Caram - E-Book

El manual del ministro E-Book

Dr. Paul G. Caram

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Beschreibung

En este libro, el Dr. Paul Caram examina la vida interior del líder, su vida personal, su matrimonio, su visión y las tentaciones que enfrenta. La perspectiva de Dios acerca del éxito, los privilegios, las responsabilidades, las recompensas eternas  y los honores que son para los fieles. Usted será desafiado y animado a descubrir el maravilloso plan de Dios y Su propósito para Sus líderes en la Iglesia de Jesucristo.

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El manual del ministro

Aguzando la visión espiritual de un pastor

Paul G. Caram

Título original:

“The Minister’s Manual”

© 2007 Paul G. Caram

Versión 1.0 en inglés

Titulo en español: “El manual del ministro”

© 2010 Paul G. Caram

Versión 1.0 en español

Diseño de portada:

Copyright ©2002 Brian J. Bailey y sus licenciadores

Todos los derechos reservados.

Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico o mecánico, sin permiso por escrito del editor, excepto en el caso de citas breves en artículos o reseñas.

A menos que se indique lo contrario, las citas son tomadas de la Santa Biblia, versión Reina-Valera © 1960, propiedad de las Sociedades Bíblicas Unidas.

Publicado en formato e-book en septiembre 2020 en los Estados Unidos de América.

ISBN versión electrónica (E-book)  1-59665-649-2

Para obtener más información comuníquese a:

Zion Christian Publishers

Un ministerio de Zion Fellowship, Inc

P.O. Box 70

Waverly, NY 14892

Tel: (607) 565-2801

Llamada sin costo: 1-877-768-7466

Fax: (607) 565-3329

www.zcpublishers.com

www.zionfellowship.org

Introducción

Las estadísticas nos dicen que el ministro promedio influencia unas 10,000 personas durante su carrera ministerial. Esta encuesta incluye ministros de pueblos pequeños, no sólo los de las grandes ciudades. Por los contactos que hace cuando oficia bodas o funerales, por los artículos de periódico que escribe, por las entrevistas de radio, por los discursos de graduación, por las oraciones que hace en las dedicaciones, por las visitas a hospitales y por los mensajes grabados que son enviados a familiares y amigos, el clérigo promedio toca miles de vidas. El poder y la oportunidad que tiene para moldear y formar mentes es indescriptible.

De tal sacerdote, tal pueblo (Oseas 4:9)

La condición de una nación está directamente relacionada con la condición de la Iglesia en esa nación, y la condición de la Iglesia está directamente relacionada con la condición de sus ministros. Un ministro tiene el poder de dirigir a las personas a la justicia o a la mundanalidad. Cuando una nación está descarriada y madura para el juicio, esto es el resultado de un sacerdocio que ha disminuido los estándares de Dios (Ez. 22:26,  44:12;  Lam. 2:14).

Un río no puede subir más alto que su fuente, ni una congregación puede ir más alto que el pastor que la dirige. Cuando el ministro tiene una visión limitada, produce una iglesia con una visión limitada. Es una ley irrevocable de nuestro Creador que cada ser viviente se reproduce “según su especie” (Gn.1:11-12, 21, 24-25, 5:3). Un caballo reproduce un caballo, una vaca reproduce una vaca, un roble reproduce un roble, una persona de color reproduce un niño de color, una persona de baja estatura reproduce un hijo o hija de baja estatura y un líder flojo reproduce una congregación mediocre. Por lo contrario, el líder piadoso que tiene una visión progresiva produce seguidores que avanzan en su caminar con Dios.

No hace mucho, hubo un seminario de pastores en el cual participaron 350 líderes. Cada pastor habló de expandir su esfera de influencia   y hacer crecer su iglesia, pero ninguno de ellos expresó preocupación por tener un nuevo encuentro con Dios en su vida personal.

“Atráeme;  en pos de ti correremos.” (Cantares 1:4)

Cuando el pastor tiene un encuentro fresco con Dios, es el equivalente a que toda la congregación tenga un nuevo encuentro con Dios. El espíritu que cubre al pastor rebalsará y cubrirá la iglesia entera. Los seguidores en verdad se convierten como sus líderes y mentores. Ésta es la razón por la cual es tan importante que el pastor continúe creciendo y expandiendo su propia vida personal, porque con un conocimiento superior producirá cristianos superiores. El apóstol Pablo no podía satisfacerse con conocimiento ordinario, superficial. El buscaba insistentemente “la excelencia del conocimiento de Cristo” (Flp. 3:8).

Una semilla superior produce un fruto superior

Pablo deseaba el conocimiento supremo porque se requiere un conocimiento avanzado y preciso para conocer a Cristo. Habiendo sido transformado totalmente en su propia vida por este conocimiento, Pablo buscaba sembrar esas mismas verdades en sus conversos. Él entendía que el conocimiento de un nivel superior desarrollaría todos los excelentes frutos del Espíritu en sus seguidores y los llevaría a la perfección.

De leche a carne; de bebés a esposa

En estos tiempos, el Señor desea cambiar la dieta espiritual de Su Iglesia. La leche de la Palabra, las verdades elementales, sólo pueden producir niños pequeños. Para crecer hasta la madurez y eventualmente ser Su Esposa, se requiere de carne, las verdades más profundas.

En algunas cruzadas evangelísticas, cuando se lanza la invitación de recibir a Cristo, miles levantan sus manos para aceptar el don gratuito de Dios, la salvación. En ese momento nacen multitudes de infantes espirituales, pero esos bebés recién nacidos necesitan mucho cuidado y atención. Por tanto, a menos que les enseñemos bien y los enraicemos y establezcamos en la verdad, la mayor parte de ellos morirá y regresará al mundo. Esto puede compararse al episodio de Lucas 5:4-6, cuando los jóvenes discípulos lanzaron su red al mar y “encerraron gran cantidad de peces”, mas su red se rompía.

El predicar y el enseñar son muy diferentes

La Gran Comisión del Señor Jesucristo tiene dos aspectos: Marcos 16:15-16 registra el mandamiento de predicar el evangelio a toda criatura bajo el cielo, mientras que Mateo 28:19-20 es el mandamiento de enseñar a todas las naciones. La predicación involucra salvar a los perdidos, mientras que la enseñanza involucra establecer a los salvos. En un día podemos tener 10,000 bebés que nacen al reino, pero requiere de tiempo, entrenamiento y crecimiento producir “reyes y sacerdotes” para nuestro Dios (Ap. 5:9-10).

¿Cuál es el nivel espiritual de nuestro rebaño?

Cuando estemos de pie ante Dios, no sólo le rendiremos cuentas de nuestra vida personal y nuestra familia, sino que el Señor también examinará el estado espiritual de nuestro rebaño. ¿Le vamos a presentar al Señor niños que nunca han crecido, o una esposa gloriosa y totalmente desarrollada, “sin mancha ni arruga”? (2 Co. 11:2; Pr. 27:23).

Como pastores, necesitamos estar varios pasos adelante de nuestra congregación para poder guiarlos a los propósitos de Dios y al reposo. El viaje de Israel desde Egipto hasta Sion, incluyendo todas las experiencias intermedias, sirve como un mapa maravilloso para ayudar a que el pastor guíe a su rebaño hasta el más alto propósito de Dios para sus vidas.

En este pequeño libro veremos la vida interior del líder. Consideraremos la vida personal del líder, su matrimonio, su visión, las tentaciones que enfrenta, el punto de vista de Dios acerca del éxito, los privilegios y responsabilidades de los líderes y las recompensas y honores eternos que son dados a aquellos que son fieles.

En los capítulos finales tenemos un mensaje diseñado especialmente para retar a los jóvenes de su iglesia, y luego veremos la cosecha de los tiempos del fin que Dios le ha prometido a la Iglesia de nuestro tiempo, porque después del más grande avivamiento que ha conocido el hombre, una gran prueba vendrá para separar el trigo de la cizaña.

Es nuestra oración que las páginas siguientes que siguen enriquecerán y bendecirán su vida, por medio de Cristo nuestro Señor, ¡Amén!

Capítulo 1

Visión

La visión determina nuestra tenacidad o firmeza

¿Por qué algunos creyentes suben y bajan, mientras otros son constantes y firmes en su caminata con el Señor? Aún algunos ministros están dispuestos a retirarse a los 40, mientras que algunos colegas continúan presionando hasta su último aliento. ¿Qué es lo que decide si un hombre aflojará o continuará presionando? ¡Su visión!

¿Qué es visión?

Visión es el resultado de que Dios abra nuestros ojos y nos permita atisbar nuestro futuro y Su plan para nuestra vida y nuestra eternidad. Repentinamente nos golpea la admiración y el temor santo de no cumplir con ese plan divino. Hay una meta definida hacia la cual avanzar, y somos abrumados con un sentido de destino. Un hombre con verdadera visión tiene un nuevo enfoque. No ve esta vida corta y pasajera con sus engaños y atractivos. Su mirada está fija en una meta eterna, especialmente en una posición en el cielo cerca de los pies del Señor Jesús.

Abraham vio más allá, vio la Nueva Jerusalén

¿Por qué estuvieron dispuestos Abraham, Isaac, Jacob (y sus esposas) a vivir en tiendas en una tierra extraña? Fue debido a algo que vieron más allá de esta vida mortal (He.11:9-10). Abraham vio la ciudad santa, la Nueva Jerusalén, y su recompensa eterna en el cielo. Sobre toda cosa, el Señor mismo fue su “galardón sobremanera grande” (Gn.15:1). El sobrino de Abraham, Lot, no tuvo la misma visión. Por tanto, el naturalmente se inclinaba más por las cosas de esta vida. Sin inquirir de Dios, Lot usó sus ojos naturales para determinar donde moraría. Por eso eligió Sodoma, una tierra que se veía tan hermosa, pero estaba madura para el juicio (Gn.13:10-13).

José tenía visión, pero sus hermanos no

Hay una razón por la cual José fue victorioso y sus hermanos fallaron: José tuvo un sueño (Gn. 37:5-10); y, sin saber todos los detalles, entendió que tenía un destino que cumplir. Esto trajo un temor santo a su corazón de no quedarse corto del plan divino. El sueño de José también le proveyó de fuerza sobrenatural para soportar muchos años de injusticias, atrasos, dificultades y decepciones.

Las promesas y la visión nos mantienen en ruta

De acuerdo a Pedro, “preciosas y grandísimas promesas” nos permiten formar parte de Su naturaleza divina, y escapar de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia (2 P.1:4). ¿Qué causó que José huyera del adulterio cuando fue tentado por la esposa de su amo? ¡Él tenía “preciosas y grandísimas promesas” dadas por Dios! José tuvo un sueño, un destino y temor santo. Él sabía que no debía quedarse corto del importante plan de Dios para su vida (Gn. 39:7-12). Por eso José huyó de la tentación, mientras que sus hermanos cayeron en muchas trampas y pecados.

José poseía tres cosas principales que sus hermanos no tenían y, por tanto, ellos fallaron. Muchos ministros fallan por la falta de estas tres cosas esenciales:

1. Una visión eterna (promesas, una meta definida y un destino). No estoy hablando de promesas de tener una iglesia más grande o tener más influencia, sino de tener promesas eternas que van más allá de esta vida.

2. Temor santo. Cuando tenemos promesas trae como resultado un temor santo, un temor de quedar cortos de los propósitos de Dios. El temor santo son mantiene en el camino y nos impulsa a huir de la tentación y del orgullo, tal como hizo José.

3. La cautividad. José primero tuvo que pasar por años de dificultades. Estas pruebas desarrollaron hierro en su alma y una gran humildad, preparándolo así para ser un cosechador mundial. Las personas fallan cuando no han pasado a través de la cautividad.

Esaú no tenía visión a largo plazo

Esaú era miope. Era un hombre que vivía sólo para los apetitos del tiempo presente, vivía el momento (Gn. 25:29-34). Hebreos 12:16 le llama un hombre “profano”. Esto significa que no le daba importancia a las cosas sagradas. Esaú también era un fornicario, una indicación de que sólo vivía para el tiempo presente, sin pensar en la eternidad. La venta de su primogenitura por un bocado de comida es mencionada en el Nuevo Testamento para advertirnos a cada uno de nosotros a no vender las recompensas eternas por un placer corto y temporal. A veces un ministro es tentado a comprometer y bajar los estándares de Dios para tener una iglesia más grande y mayor aceptación pero, al final, lo perderá todo, incluyendo el favor de Dios (ver Mt. 5:19).

Jesús soportó la cruz por el gozo puesto delante de Él

Se nos manda que veamos a “Jesús, el autor y consumador de la fe” (He.12:2). Jesús es nuestro ejemplo. Por tanto, en toda situación debemos adaptarnos a Su mentalidad. ¿Cómo pudo el Señor Jesús soportar tal contradicción de pecadores e injusticias, humillación y dolor increíbles? ¡Fue “el gozo puesto delante de él” lo que le permitió soportarlo! Sus ojos, su visión, estaban en la recompensa eterna que le esperaba. Él menospreció el oprobio. Jesús comparó esas seis crueles horas en la cruz con la eternidad y decidió  que el precio de la cruz era nada.

“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Ro. 8:18).

“Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Co. 4:17-18).

Sin visión, el pueblo se desenfrena

“Sin profecía el pueblo se desenfrena” (Pr. 29:18a). Cuando no hay una meta clara hacia la cual avanzar, las personas viven temerariamente. Muchos creyentes no saben que las recompensas eternas se pueden perder, y que puede perderse posición en el reino de los cielos si no somos fieles a nuestro llamado y nuestra obra. Cuando las personas desperdician la mayor parte de sus vidas y apenas entran al cielo, el Señor no les puede decir: “Bien, buen siervo y fiel”. Eso sólo se le puede decir a los fieles (Mt. 25:21,23).

La pérdida de nuestra la corona

Si nosotros, como ministros, no somos fieles a nuestra tarea, Dios tendrá que levantar a alguien más para hacer nuestra obra, y nuestra corona le será dada a otro (Ap. 3:11). Hay un ejemplo de esto en la vida de un buen hombre llamado Bernabé. Después de una discusión muy intensa con Pablo, en Hechos 15:36-40, Bernabé dejó a Pablo, y desapareció de la narrativa del Libro de los Hechos. Ésta es una lección para nosotros, siempre guardar nuestro corazón y nunca dejar en ira o exasperación el lugar donde Dios nos ha plantado (ver Is. 52:12). Bernabé debió haber sido el cofundador de las iglesias de Filipos, Tesalónica, Corinto, Éfeso y muchas otras. Sin embargo, en vez de ser Pablo y Bernabé, fue desde ese momento Pablo y Silas. De una manera muy real, Silas tomó la corona que debió haber sido dada a Bernabé (ver Ap. 3:11).

Invertir y construir en lo invisible

Se nos manda buscar “las cosas de arriba” y poner “la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Col. 3:1-2). Jesús nos enseñó a hacernos “tesoros en el cielo”, donde los ladrones no minan ni hurtan. Él nos está diciendo que invirtamos en nuestra morada celestial, y que construyamos en el reino invisible.

Una visión de nuestra mansión celestial

Una noche, la hija de quince años de un pastor fue llevada en un sueño al cielo. En el cielo se le mostraron las mansiones de su padre y de su madre, quienes eran personas piadosas. Sus mansiones eran muy hermosas. Luego, el ángel que la escoltaba dijo: “Ahora te voy a enseñar tu mansión”. Cuando llegaron al lugar, todo lo que ella pudo ver fue un poco de materiales de construcción en el suelo. Luego, el ángel le explicó: “Estos son todos los materiales que tu le has provisto a los constructores de tu casa”. En ese momento su vida cambió por completo. Ella se dio cuenta de que los recursos que son usados para construir nuestra morada celestial se hacen con las obras que hacemos aquí en la tierra. Con nuestras obras y actos de obediencia aquí en la tierra estamos literalmente enviando materiales para construir en el mundo invisible. Al hacer la voluntad de Dios en nuestra vida estamos acumulando “tesoros en el cielo... donde ladrones no minan ni hurtan”. En el cielo hay muchas moradas. Cuando lleguemos al cielo, ¿qué clase de morada nos estará esperando allí? ¿Es nuestra morada terrenal más importante para nosotros que nuestra habitación eterna?

Una visión de una mejor resurrección

“Otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección” (He.11:35b). Una “mejor resurrección” sugiere que también hay una resurrección ordinaria. Aquellos grandes hombres de la historia que han tenido la visión de una “mejor resurrección” estaban dispuestos a no siempre tomar el camino más fácil en la vida, el camino que enfatiza mucho el mensaje actual de la prosperidad.

Pablo quería ser levantado en la Primera Resurrección, un evento mencionado en Apocalipsis 20:4-6. Esta es una resurrección especial, reservada sólo para creyentes calificados que gobernarán y reinarán con Cristo cuando Él vuelva. Pablo quería participar en esto al declarar: “si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos” (Flp. 3:11). Todos los demás santos que no califican para esto, serán resucitados al final del Milenio (Ap. 20:7-15).

Job vio la Primera Resurrección y el Milenio

Para resumir el Libro de Job, podemos decir que Dios estaba probando a un muy buen hombre para hacerlo aún más justo y santo. En su prueba, Job fue hecho apto para estar en la Primera Resurrección y para gobernar y reinar con Cristo. Job tuvo visiones del Milenio, y se vio a sí mismo resucitado y con Cristo durante Su reinado de mil años sobre la tierra (ver Job 19:25-27; Is. 24:23).

Job se dio cuenta de que era como oro siendo probado (o purificado) en el horno de la aflicción (Job 23:10). Job pasó por su propia “gran tribulación” para poder participar del Milenio. El propósito de la tribulación es purificar a los santos (Ap. 7:13-14).

Si escuchamos con cuidado, Dios nos dirá más

¿Cuál es el secreto de recibir más visión y entendimiento? En verdad depende de qué tipo de corazón tenemos. Yo creo que la clave para recibir nuevo entendimiento está en cómo respondemos a Dios cuando Él nos habla. Cuando un individuo valora mucho lo que Dios dice, el Señor continuará hablándole más y más. Pero cuando un hombre trata las nuevas verdades con frivolidad, Dios deja de hablarle, y ese hombre puede perder aún lo que ya sabe.

“Mirad,  pues,  cómo oís” (Lc. 8:18). Marcos 4:24-25 es la unidad de medida de Dios: “... se os añadirá a vosotros los que oís”. Si un hombre escucha a Dios, Dios le escuchará a él, y le dirá más. Pero cuando un hombre cierra sus oídos a Dios, Dios cerrará Sus oído a él, y no le dará más luz. De hecho, la manera en la que tratamos a Dios es la manera en la que Dios nos tratará a nosotros.

Oseas 4:6 nos advierte: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio”

El peligro de amar sólo lo superficial

La Sabiduría clama en Proverbios 1:20-23. En realidad, la Sabiduría es Cristo mismo, porque Él es la personificación misma de la Sabiduría. En Cristo están escondidos todos los tesoros de la sabi-duría y el conocimiento (Col. 2:3). Él es nuestra sabiduría (1 Co.1:30).

Entonces, es Cristo quien clama: “¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza... Volveos a mi reprensión; He aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros, Y os haré saber mis palabras” (Pr.1:22-23). Cristo desea grandemente mostrarles a los hombres los caminos de vida. Él anhela revelar los tesoros de Sus misterios. Él clama a Sus pastores y les suplica que no amen la simpleza y que no se satisfagan con las bases elementales del Evangelio.

Como pastores, debemos alimentar nuestro rebaño con comida espiritual rica que los transforme en reyes y sacerdotes. Es nuestra responsabilidad engalanar a nuestra gente con las hermosas vestiduras de la justicia, la mansedumbre, la humildad y la sabiduría. Debemos presentar nuestras iglesias al Señor como una Esposa gloriosa sin mancha ni arruga (2 Co.11:2).

Es algo serio mantener a nuestra gente en una etapa infantil al sólo predicar el mensaje simple de la salvación, el bautismo en el Espíritu Santo y la prosperidad. Estas sólo son verdades elementales (ver He. 6:1-3). En vez de eso, debemos impartirles visión y llevarlos a la madurez y a la gloria, conformándolos a la imagen de Cristo.

Como representantes de Dios, es nuestro deber conocer la Palabra de Dios a profundidad y enseñarle a las personas la diferencia “entre lo santo y lo profano, entre lo limpio y lo impuro” (Lv. 10:10). Si no, serán estorbados por muchas de sus ataduras y nunca entrarán en el reposo (Ez. 22:26, 44:23). Hoy hay mucho pecado en la Iglesia porque los ministros han fallado en diferenciar entre lo que es aceptable para Dios y lo que no lo es.

¿Grande o muy pequeño en el reino de los cielos?

“De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños,  y así enseñe a los hombres,  muy pequeño será llamado en el reino de los cielos” (Mt. 5:19a).

Mateo 5:19 determina la posición eterna de un ministro cuando va al cielo. Es crucial, por tanto, que un pastor le enseñe a sus seguidores preceptos que son perfectamente verdaderos y balanceados. Porque cuando un ministro omite partes de las Escrituras o tuerce la Palabra de Dios para hacerla decir algo que no dice, produce en los que escuchan algo falso y que mancha la imagen de Cristo en ellos. Este líder está produciendo un pueblo imperfecto y los está desviando y estorbando de llegar a la meta.

Santiago 3:1 nos advierte que los maestros serán juzgados por un estándar más alto y con mayor severidad que otras personas. Un maestro tiene que rendir más cuentas a Dios que los demás, porque cuando un maestro enseña un precepto erróneo, pone los pies de muchos de los que le escuchan en el camino equivocado.

Un líder cristiano escribió en su libro que nunca fue feliz en su primer matrimonio, y que nunca pudo crecer en su vida espiritual y su ministerio. Pero ahora que se ha divorciado de su primera esposa y se ha casado con alguien más, declara que es feliz y bendecido, y que su vida espiritual y ministerio están floreciendo inmensamente.

¿Qué efecto creen ustedes que un libro como este está teniendo en miles de matrimonios con dificultades y en personas que secretamente en su corazón quisieran salir de sus desagradables circunstancias e iniciar otro matrimonio? Una enseñanza como la recién mencionada motiva a las parejas a violar sus votos ante Dios y no tomar en cuenta las leyes de Dios acerca de la permanencia del matrimonio (Lc.16:17-18; Mc.10:11-12). Desafortunadamente, el líder mencionado arriba no sólo está desobedeciendo el más pequeño de los mandamientos, sino está desobedeciendo un mandamiento importante, y le está enseñando a los hombres a hacer lo mismo.

Dos tipos de ministros

Ezequiel 44:10-16 es una comparación de dos tipos diferentes de sacerdotes: Aquellos que fueron fieles durante una época de decaimiento moral en la nación, y aquellos que no fueron fieles. Los versículos 10 al 14 son una acusación contra los levitas infieles, quienes “fueron a la casa de Israel por tropezadero de maldad” (Ez. 44:12). Esto resultó en terribles juicios que cayeron sobre la nación, y luego fueron exiliados a Babilonia.

En Ezequiel 44:12, el Señor echa la culpa de la condición de la nación sobre sus líderes espirituales: ellos “les sirvieron delante de sus ídolos”. El pecado de los sacerdotes no sería borrado. “Ellos llevarán su iniquidad”. Como resultado de su infidelidad, el Señor no les permitiría entrar a Su presencia. Estarían limitados en acercarse a Dios.

“No se acercarán a mí para servirme como sacerdotes, ni se acercarán a ninguna de mis cosas santas, a mis cosas santísimas, sino que llevarán su vergüenza y las abominaciones que hicieron” (Ez. 44:13). El juicio sobre los ministros que bajaron los estándares de Dios y causaron que la nación cayera en iniquidad fue: “No se acercarán a mí”.

Diversas proximidades a Dios

En el cielo, algunos están más cerca de Dios que otros. Ezequiel 44:10-14 deja claro que los pastores infieles tienen un acceso a Dios limitado. Estos son los menos importantes en el reino de los cielos”. Sin embargo, hubo una familia de sacerdotes fieles, los “hijos de Sadoc”, quienes mantuvieron los estándares de Dios cuando los otros se apartaron (Ez. 44:15-16). Su recompensa es esta: “…Ellos se acercarán para ministrar ante mí, y delante de mí estarán… Ellos entrarán en mi santuario, y se acercarán a mi mesa para servirme, y guardarán mis ordenanzas…” (Ez. 44:15-16). Estos son bienvenidos en la presencia de Dios, y el Señor mismo es su herencia (Ez. 44:28).