El modelo sistémico ante el malestar contemporáneo - Raúl Medina - E-Book

El modelo sistémico ante el malestar contemporáneo E-Book

Raúl Medina

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Beschreibung

A día de hoy, RELATES integra 54 escuelas de 15 países y continúa creciendo, por lo que promete convertirse en el fenómeno más destacable de la última década en el panorama mundial de la terapia familiar sistémica. Este libro es el resultado de esta colaboración y convivencia, que responde al objetivo expreso de la Red RELATES de "avanzar hacia un modelo propio, coherente con las realidades europeas y latinoamericanas, capaz de dialogar fructíferamente con los restantes modelos sistémicos". Así pues El modelo sistémico ante el malestar contemporáneo recopila múltiples propuestas para adaptar a estas nuevas problemáticas, contextos y configuraciones las ideas de la terapia familiar sistémica, narrativa y experiencial que, es de esperar, se demuestre capaz de lograr cambios cualitativos en menor tiempo y con mayor intensidad que otros enfoques que no han logrado escapar del individualismo contemporáneo. En este libro, el lector encontrará gran riqueza y variedad de propuestas, ideas y sugerencias para iluminar su práctica en estos nuevos tiempos. (De la Introducción del Dr. Alfredo Canevaro)

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Raúl Medina, Esteban Laso y Eduardo Hernández (Coords.)

El modelo sistémico ante el malestar contemporáneo

Psicoterapia relacionale intervenciones sociales

 

© 2019 Raúl Medina, Esteban Laso y Eduardo Hernández

Esta obra es una nueva edición revisada y ampliada de Pensamiento Sistémico. Nuevas perspectivas y contextos de intervención que fue publicada por Litteris e impresa en México en 2014

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

 

 

 

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© EDICIONES MORATA, S. L. (2019)

Nuestra Sra. del Rosario, 14, bajo

28701 San Sebastián de los Reyes (Madrid)

[email protected]

Derechos reservados

ISBNpapel: 978-84-7112-930-7

ISBNebook: 978-84-7112-940-6

Depósito legal: M-9.637-2019

Compuesto por: MyP

Printed in Spain — Impreso en España

Imprime: ELECE Industrias Gráficas, S. L. Algete (Madrid)

Diseño de cubierta: Equipo Táramo

 

Nota de la editorial

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Prólogo a la presente edición

Referencias bibliográficas.

Introducción. Contribuciones al Paradigma Sistémico de la Red Europea y Latinoamericana de Escuelas Sistémicas

Referencias bibliográficas.

Apartado I. Modelos y estilos

CAPÍTULO 1. Desconstruyendo el “sí mismo farsante” y el “sí mismo autocompasivo”. Nuevos aportes a la terapia familiar crítica, Raúl Medina Centeno

Introducción.—La teoría crítica.—La teoría pos-estructuralista y pos-positivista.—La tensión entre los sistémicos y los narrativos.—¿La Terapia Familiar Crítica es sistémica o narrativa?—¿Qué tiene que ver la exclusión social y la cultura con la narrativa personal y su malestar?—Pobreza y exclusión estructural y su relación con el estrés psicológico.—Cultura como contenido narrativo en la familia, la persona y el sí mismo.—El “sí mismo” como narrativa psicosocial.—El discurso cultural saturado en Latinoamérica y los, “sí mismos” del malestar psicológico.—La narrativa de la doble moral y la hipocresía: el “sí mismo farsante”.—La narrativa de la víctima: el “sí mismo autocompasivo”.—La diversidad cultural como recurso psicoterapéutico: reconocimientos de otros sí mismos.—¿Hacia dónde se dirige la intervención psicoterapéutica en un contexto como Latinoamérica?.—¿Cuál es el camino para constituir un sí mismo agente?—La narrativa crítica para fomentar el “encuentro dialógico”.—Seis fundamentos para la terapia familiar.—Terapia Familiar Crítica: métodos y prácticas clínicas.—El diálogo terapéutico en base a las preguntas “estúpidas”.—El “recuerdo y el olvido terapéutico”.—El uso de “metáforas locales” para la externalización del problema.—La “resistencia activa” como recurso psicoterapéutico en adolescentes.—Conclusiones.—Referencias bibliográficas.

CAPÍTULO 2. Contribuciones al enfoque sistémico; modelo ecológico Roberto Clemente para familias inmigrantes, Jaime Inclán

Introducción.—Modelo ecológico aplicado a familias de inmigrantes.—Caso de familias con hijos que inmigran, progresivamente.—Resumen de la intervención.—Referencias bibliográficas.

CAPÍTULO 3. Hoy en Palo Alto: un trabajo en escuelas californianas con población inmigrante, Karin Schlanger, Marina Cinella, Gloria Díaz y Pamela Gozález

Introducción.—La historia empieza con la terapia breve del MRI y, termina en el Grupo Palo Alto.—Población con la que trabaja Grupo Palo Alto en las escuelas.—Tipo de problemática.—Colaboraciones útiles y necesarias para servir a los estudiantes.—Teoría del Modelo de Resolución de Problemas.—¿Quién es el cliente y cuál es su postura?—¿Cuál es el problema que lo trae aquí hoy?—Intervención e implementación.—Despedida y cierre.—Caso clínico.—Conclusión.—Referencias bibliográficas.

CAPÍTULO 4. El trabajo con emociones en terapia familiar: teoría y aplicaciones, Esteban Laso Ortiz

Introducción: la escuela sistémica y el “retorno de lo reprimido”—¿Por qué trabajar con emociones?—¿Qué “es” la emoción? Un modelo pragmático.—Tres ventajas de esta definición.—Emociones, escenarios y acciones.—La continuidad de la experiencia: emociones, estados de ánimo y “sensación de sí mismo”.—La sensación de sí: asiento vivencial de la experiencia relacional acumulada.—Emociones primarias, secundarias y síntoma.—Emociones en terapia.—Receta para cocinar intervenciones emocionales sistémicas.—Ejemplo: fragmentos de terapia.—Epílogo.—Referencias bibliográficas.

CAPÍTULO 5. Psiconarraciones en psicoterapia sistémica, Sandro Giovanazzi Retamal

Introducción.—Hacia una construcción psiconarrativa del experienciar.—Las psiconarraciones.—La escena y el texto.—La narrativa.—Las narrativas en la familia.—Las técnicas activas.—El diagnóstico a través de las psiconarraciones.—Caso clínico.—Co-construcción del motivo de consulta.—De guerreros y cazadores.—Reconstrucción histórica de la pareja.—Focalización de escenas psiconarrativas de la pareja.—Discusión.—Referencias bibliográficas.

CAPÍTULO 6. Terapia familiar y espiritualidad, Juan Carlos Gutiérrez de la Cruz

Introducción.—El contexto mexicano.—Espiritualidad.—Interacción en el escenario de la terapia familiar.—La experiencia personal.—Postura crítica.—¿Por qué una postura crítica?.—El estilo personal del terapeuta.—Ejercicio social de la igualdad.—Procesos de formación democráticos.—Y entonces ¿cómo?—Casos para ejemplificar.—María y Mario.—Alma y Rocío.—A manera de conclusión.—Referencias bibliográficas.

CAPÍTULO 7. La danza terapéutica: Una aproximación creativa al proceso de formación de los terapeutas, José M.ª Fuentes-Pila Estrada

Introducción.—La creatividad. “Alas” al terapeuta.—La creatividad en el contexto terapéutico.—Aproximación narrativa al proceso terapéutico creativo.—Un ejemplo favorecedor de intercambios narrativos.—Aportaciones creativas al proceso sistémico narrativo.—El juego de roles y las esculturas.—Tres movimientos creativos. Aportaciones de la sala de terapia al proceso formativo.—Concluyendo...—Referencias bibliográficas.

Apartado II. Intervenciones en problemáticas específicas

CAPÍTULO 8. El trastorno bipolar desde la perspectiva sistémica, Juan Luis Linares, Carmen Campo y José A. Soriano

Introducción.—Diagnóstico relacional.—La familia de origen.—Pareja y familia creada.—Estrategias terapéuticas.—Conclusiones.—Referencias bibliográficas.

CAPÍTULO 9. Concluyendo la entrevista: La devolución en terapia familiar sistémica, Roberto Pereira

Introducción.—Definición.—Estructura y proceso de la devolución.—La connotación positiva.—El proceso de la devolución.—Características de la devolución.—Preparación de la devolución.—El “momento del terapeuta”.—Devoluciones escritas.—Reencuadres y redefiniciones.—Devoluciones narrativas.—Tareas y prescripciones.—Prescripciones paradójicas.—Rituales.—Devoluciones con equipo y/o supervisor.—Otras devoluciones.—Conclusión.—Referencias bibliográficas.

CAPÍTULO 10. La terapia de pareja en la práctica clínica: un modelo de diagnóstico e intervención, Carmen Campo

Introducción.—Terapia de pareja desde la perspectiva sistémica.—Proceso terapéutico.—Tipología de conflictos.—Tipo A: Desajustes en torno a la organización de la convivencia.—Tipo B: Diferencias en torno a la comunicación y resolución de los conflictos.—Tipo C: Desacuerdos básicos respecto a la definición de la relación.—Procedimiento.—Protocolo de consulta y valoración.—1.ª Sesión.—Derivación.—Demanda.—Recogida de datos personales de cada cónyuge.—2.ª Sesión: Familia de origen.—3.ª Sesión: Historia de amor.—Sesiones individuales con cada uno de los cónyuges.—Sesión de devolución y contrato.—Ejemplo caso.—Referencias bibliográficas.

CAPÍTULO 11. Violencia de pareja: Trastornos de la personalidad y uso de sustancias, Regina Giraldo, José Eduardo Montejo, Juan Carlos Valderrama y Catalina Wild

Introducción.—Trastorno límite de la personalidad (TLP).—El caso de Patty.—Intervención y psicoterapia.—Trastorno narcisista de la personalidad (TNP).—El caso de García.—El caso de Christian y Yolima.—El caso de Jaime y Lorena.—Intervención y psicoterapia.—Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad (TPOC).—Intervención y psicoterapia.—Consideraciones para las sesiones individuales.—Consideraciones para las sesiones de pareja.—Temas conyugales.—Temas parentales.—Uso de sustancias (USus).—Caso María y Juan.—Caso Laura y Miguel.—Intervención y psicoterapia.—Referencias bibliográficas.

CAPÍTULO 12. Toxicomanías, familias y abordaje relacional sistémico, Pier Giorgio Semboloni

Introducción: El abordaje relacional sistémico.—Teoría familiar y toxicomanía.—Tipo A: Toxicomanía traumática.—Tipo B: Toxicomanías de neurosis actual.—Tipo C: Toxicomanías de transición.—Tipo D: Toxicomanía sociopática.—Intervención familiar.—Nuestra experiencia clínica.—Casos clínicos.—Caso A: Andrea.—Caso B: Maurizio.—Caso C: Marcello.—Caso D: Oscar.—Uso, abuso, dependencia entre escenarios actuales, e hipótesis futuras.—Referencias bibliográficas.

CAPÍTULO 13. Los juegos del miedo hacia un modelo integrador en el tratamiento de los trastornos de pánico, Marcelo R. Ceberio

Introducción: El mundo de los miedos.—Los síntomas: entre la locura y la muerte.—Los pánicos hoy.—El modelo de tratamiento.—Cuatro inercias o sistematizaciones.—Fundamentación teórica.—Algunas maniobras estratégicas y pautas del tratamiento.—Signos y características de personalidad.—Ecuación del grado de resistencia al cambio.—Tentativas de solución.—Presentación del gráfico de circuito recursivo o profecía auto cumplidora.—Las prescripciones.—Uso de cuentos y “el” cuento.—Entre la guitarra y el diseño: El pánico de Fernando.—Algunas conclusiones.—Referencias bibliográficas.

Apartado III. Contexto de intervención interdisciplinarios

CAPÍTULO 14. Terapias de reunificación familiar. Entre la espada de las familias y el muro de los servicios, Ricardo Ramos Gutiérrez

Introducción.—Principios del Modelo Narrativo-Temático.—Los instrumentos terapéuticos del Modelo.—1. El plan temático de la sesión.—2. La posición de aliado apreciativo.—3. La comunicación escrita.—4. La convocatoria condicional.—5. Conversaciones “a propósito”.—6. Alimentación de los foros conversacionales.—Los principios del control colaborativo.—Los ejes de las Terapias de Reunificación.—1. La filosofía de la intervención.—2. Objetivos de la terapia.—3. La política de alianzas.—4. La convocatoria.—5. Los temas.—6. El timing.—7. El trabajo con la red.—Ejemplo clínico.—El caso.—Carta de presentación del equipo.—Informe al derivante.—Carta al psiquiatra de la madre.—Referencias bibliográficas.

CAPÍTULO 15. Cuidado sistémico de la salud en/de las escuelas públicas: una experiencia sur-brasileña, Olga García Falceto y José Ovidio Waldemar

Introducción.—Consideraciones teóricas.—Historia.—Identificación de los problemas y acciones iniciales.—Operacionalización y funcionamiento actual del programa.—Ejemplos de intervenciones.—Enseñando educación social y emocional (inteligencia emocional) en las escuelas públicas.—Futuros proyectos.—Conclusión.—Referencias bibliográficas.

CAPÍTULO 16. Trabajar con las organizaciones: romper el esquema, Lia Mastropaolo

Premisas epistemológicas.—El trabajo con los tribunales.—Análisis del contexto y los dobles vínculos.—La “Intervención para el cambio” en caso de peritaje según el Modelo de la Escuela Genovesa.—El caso de Carlos.—Intervención de consulta en una escuela (Heredada y difícil de redefinir).—Una intervención de consultoría en la escuela que introduce un cambio.—Una intervención de Counseling en una empresa.—Conclusión.—Referencias bibliográficas.

CAPÍTULO 17. Repensar la intervención clínica: reflexiones en torno al capital social y sus aportes al modelo ecológico en terapia familiar, Eduardo Hernández González y Karla Alejandra Contreras Tinoco

Introducción.—Capital social; el concepto.—Tipos de capital social.—Usos y aplicaciones actuales de la teoría de capital social.—Reflexiones de las fortalezas y críticas actuales de la teoría de capital social. De las fortalezas del capital social.—De las críticas.—La terapia familiar vista desde el enfoque ecológico. El enfoque ecológico en la terapia familiar.—Usos del enfoque ecológico.—Elementos del enfoque ecológico.—La propuesta del modelo.—Conclusiones.—Referencias bibliográficas.

CAPÍTULO 18. Los beneficios de la mediación familiar para facilitar el diálogo en el divorcio y fortalecer los lazos familiares, Sandra Paredes Baltasar

Introducción.—Familia y matrimonio.—Divorcio.—Dimensión jurídica del divorcio.—Dimensión psicológica del divorcio.—La Mediación.—Mediación familiar en casos de divorcio.—Modelos de mediación.—Principios básicos de la mediación.—Uso de la narrativa en Mediación.—Como trabajar para lograr cambios exitosos.—Mediador familiar.—Caso: Familia XY.—Conclusión.—Referencias bibliográficas.

CAPÍTULO 19. Pasos hacia una paidopsiquiatría sistémica, Mauricio Leija Esparza

Introducción.—La esencia de la paidopsiquiatría.—El desarrollo de la paidopsiquiatría sistémica.—¿...Y si el paidopsiquiatra sólo quiere ver niños?—¿Cómo ejercer la psiquiatría infantil y dormir tranquilo?—La irreverencia del paidopsiquiatra.—¿Existe una psicofarmacología sistémica?—Ilustración de la propuesta teórica: Experiencia en el Instituto Jalisciense de Salud Mental (SALME).—Conclusión.—Referencias bibliográficas.

Prólogo a la presente edición

Son las ideas y las pasiones del hombre y no la mecánica de las leyes quienes gobiernan la conducta humana. Es siempre en el fondo de las almas que se encuentra la huella de los hechos que se producirán en la realidad.

Alexis de Tocqueville, La Révolution, 1857

Prologar este libro es una gran satisfacción: ver cómo los sueños se convierten en realidad cuando se acompañan del duro trabajo de realizarlos. Dos queridos amigos, Juan Luis Linares y Roberto Pereira, continuaron su antiguo sodalicio de las Jornadas Dictia, en las que por años juntaron los esfuerzos de la escuela catalana de terapia familiar con la vasca, con un salto de calidad fundando en el 2004 la Red Española y Latinoamericana de Terapia Familiar Sistémica (RELATES) con otro grupo de distinguidos terapeutas sistémicos latinoamericanos como Marcelo R. Ceberio y Horacio Serebrinsky de Argentina, Regina Giraldo de Colombia, José Antonio Pérez del Solar de Perú y Raúl Medina Centeno de México.

El posterior crecimiento exponencial y el ingreso de escuelas de Italia, Portugal y Francia, entre otras, hizo que cambiaran el nombre por Red Europea y Latinoamericana de Escuelas Sistémicas, incorporando colegas y escuelas líderes de países alrededor del Mediterráneo. A día de hoy, RELATES integra 54 escuelas de 15 países y continúa creciendo, por lo que promete convertirse en el fenómeno más destacable de la última década en el panorama mundial de la terapia familiar sistémica.

RELATES celebra, anualmente, un encuentro en alguna de las ciudades sede de una de sus escuelas, lo cual, además de los factores personales y de amistad que unen a sus integrantes, da cuenta de la efervescencia de la terapia familiar, sistémica y narrativa sobre todo en los países de habla hispana.

Sin embargo, esta efervescencia responde a una causa más profunda: el cambio de época en el que estamos inmersos y que, además de avances, conlleva peligros. Al convertir al individuo en el centro autorreferencial de la sociedad, se está perdiendo el contacto con sus raíces familiares, lo cual parece incrementar los trastornos de personalidad propios de una sociedad que prima el parecer por encima del ser. Esta second life, cuya más pura expresión es la vida virtual de las redes sociales, contribuye a la creación de un falso self que huye de la familia, el nido ecológico natural del ser humano, y del encuentro íntimo y emocional con el Otro, en pos de relaciones cada vez más “líquidas”, superficiales y ficticias.

En este aspecto, los países latinoamericanos, “atrasados” en el desarrollo económico y tecnológico, preservan a la familia y las amistades. Los distintos tipos de familia que proliferan en estos países no pierden su raigambre afectiva; y es esto lo que se aprecia en los encuentros de RELATES, cuyas presentaciones científicas, atentas, agudas y vivaces, alternan con los espacios de genuino encuentro y convivencia entre representantes y miembros de todos sus países.

Resultado de esta colaboración y convivencia es este libro, que responde al objetivo expreso de la Red RELATES de “avanzar hacia un modelo propio, coherente con las realidades europeas y latinoamericanas, capaz de dialogar fructíferamente con los restantes modelos sistémicos”. Vale la pena, por tanto, hacer un breve repaso de los orígenes de la teoría sistémica para contextualizar las propuestas de los autores del presente texto.

Se podría decir que la terapia familiar nació de los fracasos terapéuticos, de la decepción que varios psicoanalistas (como Bowen, Jackson, Whitaker, Framo, Ackerman, Boszormenyi-Nagy o Selvini-Palazzoli) sufrieron por los pobres resultados del “enfoque dual” en psicoterapia con pacientes psicóticos o niños. La dependencia emocional y conductual de estos pacientes, su “atadura” a sus familias, hacía imposible obtener éxitos terapéuticos sin involucrar a padres y hermanos.

Este cambio de paradigma, de lo intrapsíquico a lo relacional y familiar, ha representado una revolución copernicana en la comprensión y tratamiento de los trastornos psicológicos. La terapia familiar conjunta fue el primer paso en el desarrollo del enfoque sistémico-relacional; en él convergieron experiencias e intuiciones de varios pensadores psicodinámicos antecesores del enfoque sistémico (Midelfort, Grotjahn, Jackson, Laing, García-Badaracco, Stack-Sullivan, etc.). Paralelamente, el esfuerzo sistematizador del llamado “Grupo Bateson” (junto con Jackson, Haley, Weakland y Fry) de aplicar los conceptos de la cibernética, la comunicación, la homeostasis, etc., a la familia y la psicosis, dio lugar a la famosa teoría del “doble vínculo” de la esquizofrenia, que terminaría por revolucionar la psicoterapia de la psicosis.

Cabe resaltar la importancia de Don Jackson, gran clínico e investigador, desilusionado de los pobres resultados terapéuticos del psicoanálisis, quien fue el trait-d’union con el grupo de Bateson donde ninguno de los componentes era psicoterapeuta. Se dice que fue a la salida de una conferencia de Jackson sobre homeostasis que Bateson, que era uno de los asistentes, lo abordó para invitarlo a unirse a su grupo de investigadores (véase el capítulo de Karin Shlanger y cols. en el presente libro).

A este primer período “purista” de la terapia familiar conjunta le sigue el redescubrimiento del individuo en los años ochenta, en el que se abriría la “caja negra” de la mente impuesta por la ortodoxia de Haley, Watzlawick y tantos otros pioneros que, buscando diferenciarse del enfoque psicodinámico, creían innecesario o incluso iatrogénico referirse a experiencias individuales y a las emociones en el curso de la terapia (como apunta el capítulo de E. Laso sobre la terapia en clave emocional). Este redescubrimiento abre la puerta a la integración teórica y clínica a la que la disciplina se encuentra abocada actualmente y del que el libro que el lector tiene en sus manos es una muestra.

Decía Haley que los cambios de las teorías no se producen por sus problemas internos sino por las alteraciones del ambiente social y cultural en que prosperan. Es así que la terapia familiar se ha ido adaptando a los vertiginosos cambios de la familia que, de una estructura tradicional en la que dos o tres generaciones convivían en el mismo hogar, pasó a la nuclear, bigeneracional, dando paso finalmente a la monoparentalidad, un agudo problema social contemporáneo (habiéndose incrementado 19 veces entre finales del siglo XX y las primeras dos décadas del XXI). La familia tradicional, vertical y jeráquica, facilitaba sin embargo el crecimiento de los niños poniendo a su alcance diversas figuras de apego e identificación que podían compensar la eventual pérdida de un progenitor por muerte o enfermedad. La nuclearización de la familia, derivada de la migración, la urbanización, el acceso de la mujer al mundo del trabajo y consiguiente salida del hogar, y otros procesos socioeconómicos, redujo esta multiplicidad de figuras de apego e identificación que es ya casi inexistente en las familias monoparentales, privadas de ese filtro protector de los impactos socioambientales.

Esto no significa que la terapia familiar vaya a desaparecer, pero sí que debe adaptarse a las nuevas estructuras familiares, como lo ha hecho desde sus inicios. Estamos asistiendo a una transición en la que el aumento de divorcios y separaciones parecen caotizar una sociedad que está cambiando. Escribí hace veinte años (1999) que entre las configuraciones familiares que la sociedad ensayaría para sobrevivir se encontraría una nueva forma de grupo plurifamiliar, más democrático, flexible, abierto y fundado en metas e ideales comunes y no sólo en los lazos de consanguinidad. La proliferación del co-housing y el co-working, de las familias reconstituidas y de otras basadas en la amistad, la elección sexual flexible y la repartición de la carga económica parecen confirmar esta intuición. A diferencia de algunas voces que ven a las familias reconstituidas como caóticas yo las veo como un recurso más de una sociedad que, al no tener ya la cercanía de abuelos y tíos, procura reemplazarlos con step-fathers ystep-mothers y otros miembros de dichas familias.

Los capítulos de este libro son otras tantas propuestas para adaptar a estas nuevas problemáticas, contextos y configuraciones las ideas de la terapia familiar sistémica, narrativa y experiencial que, es de esperar, se demuestre capaz de lograr cambios cualitativos en menor tiempo y con mayor intensidad que otros enfoques que no han logrado escapar del individualismo contemporáneo. En este libro, el lector encontrará gran riqueza y variedad de propuestas, ideas y sugerencias para iluminar su práctica en estos nuevos tiempos.

Dr. Alfredo CanevaroMilán, ItaliaMarzo de 2019

Referencias bibliográficas

Canevaro, A. (1999). “Nec tecum nec sine te vivere possum.Terapia trigenerazionale per le simbiosi di coppia”. En Andolfi, M. (Comp.). La crisi della coppia. Milán: Raffaello Cortina Editore.

Haley, J. (1997). Aprender y ensenar psicoterapia. Buenos Aires: Amorrortu Editores.

Zuk, G. y Rubinstein, D. (1964). “Revisión de conceptos utilizados en el estudio y tratamiento de familias de esquizofrénicos”. En di Boszormenyi-Nagy, I. y Framo, J. (1976). Terapia Familiar Intensiva. México: Editorial Trillas.

Introducción. Contribuciones al Paradigma Sistémico de la Red Europea y Latinoamericana de Escuelas Sistémicas

A través de las lentes holísticas nuestra crítica a los médicos significa claramente ignorar el sistema total dentro del cual nosotros y los médicos tenemos nuestra existencia, y que ese sistema comprende la totalidad de nuestra civilización contemporánea... Es ese el paradigma: tratar los síntomas para preservar al mundo de la patología... Y así, el médico que se concentra en los síntomas corre el riesgo de preservar o fomentar la patología de la cual los síntomas son parte... [y por otra parte] siempre sospeché que los pacientes sometidos a psicoterapia exageran sus historias traumáticas y sus síntomas multiplicándolos por tres y que eso es benéfico para ellos

Bateson, 1978, en 1993:373

Gregory Bateson fue el padre fundador de la Terapia Familiar Sistémica en los años sesenta del siglo pasado, su aguda propuesta condujo a re-pensar no solo a la enfermedad mental sino todo el sistema “cultural médico que lo sustentaba, tal y como lo expresa en la cita de arriba. “Ver” la psicopatología como un sistema relacional recurrente, el cual está hecho de una complejidad comunicacional, produjo toda una revolución en la psicología clínica; que inspiró a decenas de psiquiatras, psicoanalistas y psicólogos para constituir y desarrollar una serie de estilos clínicos que se enfocan en “los sistemas” donde las personas viven. El ¡Boom! Sistémico intentó penetrar con su propuesta a los sistemas de salud, Italia desde el empuje de Franco Basaglia —motivado por la antipsiquiatría— logró algo, los sistémicos lo han hecho solo en algunas comunidades, cabe mencionar el extraordinario trabajo de Seikkula y compañía (2001) en Finlandia. Sin embargo Bateson no pudo imaginar que la “cultura” médica y psiquiátrica tenía y siguen teniendo un gran poder que se resiste a dialogar con otros y sobre todo a re-pensarse.

A pesar de ello, el modelo sistémico sigue generando propuestas holísticas, que tratan el malestar psicológico como una íntima condición social. Como ejemplo de ello, es RELATES. Me explico, en el 2004, bajo la iniciativa y liderazgo de Juan Luis Linares de Barcelona y Roberto Pereira de Bilbao, congregaron a Marcelo R. Ceberio y Horacio Serebrinsky de Argentina; Regina Giraldo de Colombia; José Antonio Pérez del Solar de Perú y Raúl Medina Centeno de México, para fundar la Red Española y Latinoamericana de Escuelas Sistémicas (RELATES). El objetivo fue establecer un vínculo académico, profesional y de amigos para trabajar en investigación, formación e intervención sistémica en diversas áreas, como clínica, organizaciones, redes, mediación y couching. Esta Red desde entonces ha generado un “diálogo abierto” entre sus miembros, mediante una gran movilidad académica entre profesores y alumnos; y la organización de una Jornada anual donde nos reunimos para conocer los nuevos aportes y avances al modelo sistémico que cada escuela está generando. Además de entablar un intercambio académico y profesional, se ha desarrollado en cada jornada, una relación lúdica entre amigos que ha enriquecido nuestra Red. Estas jornadas han tenido como sedes Guadalajara, México; Barcelona y Bilbao, España (en varias ocasiones); Lima, Perú; Buenos Aires, Argentina; Bogotá, Colombia; Cuenca, Ecuador y este año de nuevo Guadalajara, México.

Desde entonces la Red ha crecido en miembros, actualmente la componen 28 instituciones entre Universidades, Centros, Escuelas e Institutos: Instituto Bateson de Psicoterapia Sistémica, Guadalajara, México; Doctorado Interuniversitario en Psicología de familia e intervenciones familiares (PIDFIF), Universidades de Lisboa y Coimbra, Portugal; Centro de Formação e Assistência á Saúde (CEFAS), Curso de Formação em Terapia de Casal e Familia, Campinas, Brasil; Centro de Terapia Familiar e Intervención Sistémica, Ponta Delgada, Islas Azores, Portugal; Magister en Terapia Familiar (METF), Departamento de Psicología Universidad de la Frontera, Temuco, Chile; Instituto de Capacitación y Desarrollo Familiar IFAMI, Trujillo, Perú; Centro de Terapia Familiar Llibertat, Cajamarca, Perú; Universidad Católica del Norte, Antofagasta, Chile; Centro Integral de la Familia CIF, Quito, Ecuador; Institute for Family and Community Care / Centro Roberto Clemente, New York, EE.UU.; Escuela de Terapia Familiar Sistémica de México (EFTASIS), Querétaro, México; Escuela de Terapia Familiar UAB, Hospital de St. Pau, Barcelona, España; Centro de Formación en Terapia Familiar Sistémica “Juan Luis Linares” —ESIC— Escuela Sistémica de Terapia Familiar - Cajamarca, Perú; Grupo Palo Alto, Asociado con el Centro Latino de Terapia Breve/MRI Palo Alto (CA), EE.UU.; Centro Peruano de Terapia Familiar y de Pareja, Lima, Perú; Escuela Sistémica Argentina, Buenos Aires, Argentina; Doctorado en Psicología, Universidad de Flores, Buenos Aires, Argentina; Maestría en Terapia Familiar Sistémica, Universidad del Valle de Atemajac (UNIVA), Guadalajara, México; Corporación Terapéutica Relacional, Bogotá, Colombia; Maestría en Terapia Familiar Sistémica, Universidad Libre de Costa Rica, ULICORI; Universidad Católica de Montevideo, Uruguay; Instituto Da Familia, Porto Alegre, Brasil; Centro Genovese di Terapia della Famiglia, Genova, Italia; Instituto de Sexualidad Humana, Maestría en Terapia Familiar (ISH), Univ. Autónoma de Sto. Domingo, Rep. Dominicana; Instituto Tzapopan, Guadalajara, México; Fundaterapia - Escuela Sistémica de Bogotá, Bogotá, Colombia; Escuela Vasco Navarra de Terapia Familiar EVNTF, Bilbao, España y la Escuela Sistémica de Chile, La Serena, Chile (www.redrelates.org).

Como podrán advertir, la Red se ha expandido más allá de las fronteras de Iberoamérica, por lo que se decidió en el 2013 en Bilbao, España cambiar el nombre por el de Red Europea y Latinoamericana de Escuelas Sistémicas. RELATES ha crecido y sigue en aumento en miembros, pensamientos, ideas, propuestas metodológicas, etc. un buen pronóstico que viene a materializar, en parte, el sueño de Bateson.

Uno de los recursos que le da identidad y enriquece a RELATES es la “Revista de Psicoterapia Relacional e Intervenciones Sociales: Redes” (www.revistaredes.es) que cuenta con dieciséis años de vida con 29 números, dos por año. En esta revista, además de ser el medio de comunicación académico de RELATES, han publicado sus trabajos y pensamientos los más prestigiosos terapeutas de todo el mundo, y se ha convertido en una de las revistas de referencia más importantes en idioma castellano del modelo sistémico.

Cabe destacar que RELATES está integrada por una serie de autores y actores que hoy son reconocidos internacionalmente por sus aportes al Modelo Sistémico; sus múltiples publicaciones son citadas por cientos de académicos en el mundo. Cabe mencionar los trabajos de Juan Luis Linares, Ricardo Ramos, Carmen Campo, Félix Castillo, Roberto Pereira, Marcelo R. Ceberio, Raúl Medina, Regina Giraldo, Jaime Inclán, Pier Giorgio Semboloni, Lia Mastropaolo, Karin Schlanger, Olga Falceto, Claudia Lucero, Sandro Giovanazzi, Esteban Laso, entre muchos otros. Estos se han convertido en innovadores del modelo que son referencia y orgullo de nuestra Red.

Y para ¡muestra basta un botón! En esta ocasión presentamos la publicación: “El modelo sistémico ante el malestar contemporáneo. Psicoterapia relacional e intervenciones sociales”. La cual se integra de diecinueve capítulos, organizados en tres apartados. El contenido de este libro expresa fielmente el pensamiento de Bateson, que citamos al inicio de esta introducción, donde el concepto holístico implica el estudio del sistema y narrativa de los problemas que se analizan e intervienen. Además de permitir un pensamiento crítico sobre nuestro propio paradigma [como parte de la naturaleza del modelo sistémico que propuso Bateson: imposible no seguir re-pensándonos y explorar nuevos caminos], hace posible desde las historias y recursos de las propias personas o familias que acuden a nosotros, navegar en problemas sociales desde la interdisciplinaridad. En pocas palabras, tal como lo verán, esta publicación es una alegoría de la complejidad sistémica.

El primer apartado es: MODELOS Y ESTILOS, donde se presentan los capítulos “Desconstruyendo el ‘sí mismo farsante’ y el ‘sí mismo autocompasivo’. Nuevos aportes a la terapia familiar crítica” de Raúl Medina Centeno. Este explora la narrativa cultural saturada que se personifica en un cierto discurso que denomina “el sí mismo farsante y el sí mismo autocompasivo”, que conduce a construir un marco social organizado donde se genera el malestar psicológico, y propone desconstruirlos desde un pensamiento crítico, como dispositivo que hace ver a las personas como agentes corresponsables de su propio bienestar.

Jaime Inclán en “Contribuciones al enfoque sistémico; modelo ecológico Roberto Clemente: para familias inmigrantes”, nos presenta un estilo de intervención inspirado en el modelo ecológico de Bronfenbrenner como guía para analizar la complejidad de las fuerzas directas e indirectas que afectan al desarrollo de las personas y su medioambiente. En este caso la intervención se dirige a familias hispanoparlantes, latinoamericanas, inmigrantes y pobres, con el objetivo de que estas encuentren en su propia comunidad los recursos y el acceso a servicios de salud mental con conocimiento de su idioma y cultura.

Por su parte Karin Schlanger, Marina Cinella, Gloria Díaz y Pamela González en “Hoy en Palo Alto: un trabajo en escuelas californianas con población inmigrante”, nos presentan el modelo de Palo Alto de la psicoterapia breve de manera sistematizada e histórica, para enlazar con la actualidad y contextualizarlo en escuelas con población hispana y migrante, donde muestran la eficacia de la intervención hacia esta población que vive en California y le imprimen un toque de optimismo al modelo por los resultados alcanzados en estas poblaciones.

El capítulo “El trabajo con emociones en terapia familiar: teoría y aplicaciones” de Esteban Laso Ortiz, tiene el objetivo de contribuir a la “recuperación de las emociones” en la teoría y la práctica de la terapia familiar y relacional y, eventualmente, a una teoría global de la misma; a partir de una extensión de la “ecología de la personalidad” de Juan Luis Linares. Para proponer la integración de diversas técnicas y conceptos de la terapia familiar bajo un mismo estandarte que Laso denomina: el cambio del significado encarnado emocional.

“Psiconarraciones en psicoterapia sistémica” de Sandro Giovanazzi Retamal. Este autor ofrece una guía de trabajo con una base teórica y de intervención con énfasis en lo que denomina psiconarraciones. Para Giovanazzi, la psicoterapia es un contexto/texto de trabajo clínico donde surgen múltiples historias que hacen referencia al pasado, al presente y al futuro, por lo que propone las psiconarraciones como recurso psicoterapéutico que conecta con escenas de los pacientes (individuos, parejas y familias), que abarcan temáticas relacionadas a la familia de origen, a la familia creada, y a sus contextos relacionales más significativos, con el fin de generar cambios de texto y con ello diluir los síntomas.

“Terapia familiar y espiritualidad” de Juan Carlos Gutiérrez de la Cruz. Este autor presenta una serie de reflexiones que inician con una perspectiva general del contexto mexicano y algunos datos sobre religión y creencias, para enlazarlos con los conceptos básicos de Bateson acerca de la espiritualidad y la cibernética. Su propuesta gira en la necesidad de una postura crítica respecto a las creencias personales y de los otros en el tema de la espiritualidad, para minimizar los riesgos de la rigidez que ciertas creencias pueden ejercer. Pone el acento en el estilo personal del terapeuta y los fenómenos de su formación: sobre todo los temas de la igualdad y los procesos democráticos. Para finalizar, reflexiona acerca de cómo puede funcionar este ejercicio “post-democracia” de segundo orden.

“La danza terapéutica. Una aproximación creativa al proceso de formación de los terapeutas” de José M.ª Fuentes-Pila Estrada. Nos introduce con la creatividad, para considerarla un activo que favorece los cambios. Explora el concepto y lo pone al servicio de la formación en psicoterapia. Propone motivar la mirada compleja de sus narrativas que favorezcan la construcción progresiva de un relato sin fin: el de su rol como terapeutas y exploratorio. Para concluir que la activación de las dotes creativos será un recurso fundamental en su formación y al final como agentes de cambio.

El denominador común de los capítulos de este apartado es la presentación de estilos propios de intervención y formación que contribuyen al modelo sistémico, desde una contextualización local con impactos globales.

El segundo apartado que se titula INTERVENCIONES EN PROBLEMÁTICAS ESPECÍFICAS, se compone de los siguientes capítulos: “El trastorno bipolar desde la perspectiva sistémica” de Juan Luis Linares, Carmen Campo y José A. Soriano. Estos autores se enfocan en el trastorno bipolar, como una complejidad imposible de definir en un diagnóstico biológico. Para ello, analizan la historia de este problema desde la nosología psiquiátrica, y proponen un diagnóstico relacional como metáfora guía, para generar un modelo de intervención que restaure las relaciones nutricias de estas personas y con ello su salud.

“Concluyendo la entrevista: la devolución en terapia familiar sistémica” de Roberto Pereira. El autor señala en este artículo que en la Escuela Vasco-Navarra de Terapia Familiar se utiliza el modelo sistémico clásico para la intervención y formación, y en particular desde la supervisión se utiliza un encuadre que favorece la devolución. Para esta escuela, la devolución es considerada como un momento privilegiado para intervenir, puesto que su preparación y desarrollo predispone a la familia a escucharla con especial atención. Además, tras ella se abre un largo periodo de reflexión y comunicación sobre lo dicho, que dura al menos hasta la siguiente sesión. Por lo tanto, consideran la devolución como un recurso terapéutico sistémico fundamental.

En “La terapia de pareja en la práctica clínica: un modelo de diagnóstico e intervención”, Carmen Campo presenta a la pareja como una dimensión de la familia que es necesario convocar para conocer el todo, y como recurso para restaurar las relaciones. Señala que la terapia de pareja es una modalidad de intervención que permite desde el inicio incorporar una perspectiva diferente, que por una parte mejora y completa el diagnóstico y por otra se convierte en una nueva fuente de recursos. Sin embargo, nos muestra la complejidad del tema y a la vez nos proporciona una guía de estudio e intervención sistémica.

“Violencia de pareja: trastornos de la personalidad y uso de sustancias”, Regina Giraldo, José Eduardo Montejo, Juan Carlos Valderrama y Catalina Wild. Los autores muestran en este capítulo su investigación, intervención y psicoterapia sistémica del fenómeno del maltrato familiar, en especial de la violencia en la pareja. Señalan que la violencia conyugal afecta en mayor medida a las mujeres, aunque aclaran que es un tipo de violencia que se presenta en toda clase de parejas, en distintas fases de la relación, en edades cada vez más tempranas y es ejercida por ambos miembros, a pesar de ser los varones quienes mayoritariamente lo hacen. Proponen un abordaje relacional y ecológico que observa los elementos que conducen a la violencia repetitiva y los recursos con los que se puede desactivar.

“Toxicomanías, familias y abordaje relacional sistémico” de Pier Giorgio Semboloni. Este autor nos regala una larga experiencia clínica en intervención con las toxicomanías. Se apropia del modelo sistémico para enfrentar el problema desde la familia de origen. Sin embargo, señala con cautela que los terapeutas sistémicos deben tomar en cuenta que existen una multitud de factores en este problema en especial y que tanto el terapeuta como su paciente, son una mínima parte de un gran sistema suprapersonal. Asimismo, considera que el contexto como mirada sistémica es donde encontraremos su sentido y resolución, acotando el sistema familiar como el principal objeto de intervención terapéutica.

El último capítulo de este apartado es “Los juegos del miedo. Hacia un modelo integrador en el tratamiento de los trastornos de pánico” de Marcelo Rodríguez Ceberio. Este autor, emula el modelo de Palo Alto para integrarle un estilo propio argentino, que lo llena de creatividad latina y en este caso, desde ahí, nos presenta una metodología de intervención pormenorizada con problemas de trastornos de pánico. El autor señala que el modelo que presenta tiene 15 años en elaboración y desarrollo, que se dedica a estudiar y describir al síntoma para desmoronarlo, rompiendo con las soluciones intentadas fracasadas. Además, es un estudio atento sobre los intentos de solución que implica aplicar una variable nueva contraria a la lógica convencional, binaria y la linealidad que respaldan las acciones tradicionales.

Cada uno de estos capítulos, tal y como su título lo señala, enfrentan una serie de trastornos o técnica específica desde donde los autores exponen su mirada y estilo propio de intervención.

Por último, el tercer apartado: CONTEXTOS DE INTERVENCIÓN INTERDISCIPLINARIOS, se integra de los siguientes capítulos: “Terapias de reunificación familiar. Entre la espada de las familias y el muro de los servicios” de Ricardo Ramos Gutiérrez. Ricardo nos introduce a un estilo psicoterapéutico narrativo que le denomina Modelo Narrativo-Temático. Desde este modelo, se enfoca en reunificar a las familias que han sido separadas por recomendaciones de los Servicios de Protección al Menor, con el fin de que estas restauren su salud antes de seguir juntos. Ricardo nos presenta un panorama complejo que implican varios sistemas que intervienen y tienen poder en la vida de las personas. Su objetivo es darle coherencia a todas las narrativas sobre el problema para que las familias y terapeutas visualicen una historia posible en el futuro.

“Cuidado sistémico de la salud en/de las escuelas públicas: una experiencia sur-brasileña” de Olga García Falceto y José Ovidio Waldemar. Estos autores representantes del Instituto de la Familia del Sur de Brasil, definen su estilo como una Terapia Sistémica Integrativa. Reconocemos que la organización de los sistemas ampliados, principalmente el cultural y el económico, tienen una influencia determinante en la organización de los subsistemas que se constituyen en su interior. El objetivo de intervención lo definen como buscar resquicios por donde entrar para disminuir la disfunción. Este capítulo se enfoca en intervención en el sistema educativo, en especial en escuelas, en las que hay alumnos que viven en estancias infantiles y juveniles, porque muchos padres tienen problemas con la ley, la mayoría tiene problemas socioeconómicos y familiares y en ese sistema educativo los profesores son mal pagados. A pesar de esto, los terapeutas han encontrado en los profesores un gran recurso para el cambio, ya que la gran mayoría de estos, tienen una gran vocación, aunque existe una sobrecarga que los conduce a la extenuación.

“Trabajar con las organizaciones: romper el esquema” de Lia Mastropaolo. Esta autora nos introduce un trabajo sistémico con organizaciones, presentando su estilo de intervención en diversas organizaciones que requieren del consultor sistémico ya sea para intervenir ante un problema o para mediar ante una red. Su enfoque innovador lo define como la habilidad de desconstruir un contexto para reconstruirlo según una lectura sistémica como primer e inevitable paso de redefinición de las relaciones en juego para elaborar una intervención. Desde ahí inicia para restaurar el diálogo entre los actores en conflicto.

“Repensar la intervención clínica: reflexiones entorno al capital social y sus aportes al modelo ecológico en terapia familiar” de Eduardo Hernández González y Karla Alejandra Contreras Tinoco. Estos autores desde el modelo ecológico de Bronfenbrenner, proponen establecer puntos de convergencia entre la teoría de capital social y la terapia familiar. Esta convergencia, señalan los autores, puede conducir al trabajo clínico a visualizar más recursos en la familia, en especial activando algunas redes donde vive la familia para su protección y desarrollo. Con ello invitan al terapeuta familiar a explorar en la teoría sociológica nuevos recursos para el cambio.

“Los beneficios de la mediación familiar para falicitar el diálogo en el divorcio y fortalecer los lazos familiares” de Sandra Paredes Baltasar, nos introduce con las bondades de la mediación con parejas en proceso de separación. Señala que como abogada y terapeuta familiar sistémica apoya a las familias durante la solución de conflictos; la canalización de las familias hacia una terapia familiar mediática, independientemente del final de su historia, que favorece el buen desarrollo familiar. Agrega que una de las prioridades de esta empresa es el acompañamiento a las familias en sus problemáticas, así como la protección de los lazos emocionales, donde los hijos son los más vulnerables y por ende donde se observan daños, en ocasiones, irreparables.

Por último Mauricio Leija Esparza en su capítulo, “Pasos hacia una paidopsiquiatría sistémica”, propone la tarea difícil de la aproximación interdisciplinaria entre el modelo” sistémico” y el psiquiátrico, en especial en evaluación y tratamiento psiquiátrico con niños y niñas. Hace referencia que este trabajo de fusión de modelo ha tenido buenos logros y resultados en un contexto institucional de salud mental en México, y propone un modelo de paidopsiquiatría sistémica. Tal como podrán advertir en el contenido de esta publicación, RELATES ha contribuido al paradigma sistémico, el cual ha generado un propio lenguaje desde donde se “ve” y se “trata” el malestar psicológico, capaz de comunicarse con otros modelos y transitar entre disciplinas, un sueño que Bateson imaginó.

Estoy seguro que este libro se convertirá en un texto de referencia y consulta para diversos sistemas de salud, educativos y organizacionales de asistencia, y por supuesto en una publicación de referencia para la formación clínica de terapeutas familiares y de pareja, mediadores, consultores y facilitadores que trabajan en redes de salud, organizaciones diversas y comunidades.

Referencias bibliográficas

Bateson, G. (1993). Una Unidad Sagrada: Pasos ulteriores hacia una ecología de la mente. Barcelona: Gedisa [Edición de Rodney E. Donalson].

Seikkula J.; Alakare, B. y Aaltonen, J. (2001). El enfoque del diálogo abierto. Sistemas Familiares, 17, 2, 13-19.

www.redrelates.org

www.revistaredes.es

Raúl Medina Centeno Universidad de Guadalajara, Instituto Tzapopan, México. Primavera del 2014

Apartado I. Modelos y estilos

Apartado I. Modelos y estilos

Desconstruyendo el “sí mismo farsante” y el “sí mismo autocompasivo”. Nuevos aportes a la terapia familiar crítica

Raúl Medina Centeno1

El significado de una palabra es su uso

Wittgenstein (1988)

Introducción

Han pasado más de diez años desde que se propuso la Terapia Familiar Crítica (Medina, 2000, 2005, 2011). Desde entonces esta perspectiva psicoterapéutica se ha enriquecido de decenas de críticas, preguntas, dudas y sugerencias, que han provocado una constante reflexión y revisión sobre el modelo. En este capítulo se fortalece, con investigaciones relevantes, el argumento que sustenta el vínculo íntimo entre cultura, pobreza y exclusión estructural con el malestar psicológico. Agregamos el concepto de “sí mismo” como la narrativa personal que es necesario conocer e intervenir; se explicitan las propiedades de la posición crítica como recurso narrativo y, se proponen cuatro metodologías de intervención que conducen al cambio psicoterapéutico para presentar de forma sintética la Terapia Familiar Crítica.

La teoría crítica

La teoría crítica tiene una larga historia. Una de las perspectivas de esta tradición con mayor fundamento la podemos encontrar en el marxismo (Marx, 1982); y más tarde en la Escuela de Fráncfort hasta llegar a la propuesta de Habermas (Calhoun, 1995). Cabe destacar a los autores latinoamericanos que han contribuido al desarrollo de una teoría crítica, los cuales se han convertido en un recurso teórico para la clase de terapia familiar que aquí se defiende. Entre los más sobresalientes se encuentran Montero (1994), Fernández (1994, 1999) y Jiménez (1994). Aunque especialmente destacamos los trabajos de Paulo Freire (1971) e Ignacio Martín-Baró (1998). Ambos coinciden en que la investigación en la educación y la psicología social en un contexto como Latinoamérica debe dirigirse desde una metodología cualitativa que trabaje “desde” la comunidad, “desde” ella y no para ella, evitando situaciones en que los “expertos” piensen e interpreten por ellos, mediante esquemas elaborados para otras “realidades”. Ambos autores parten de la creencia de que la “realidad psicosocial” se estructura de una dialéctica histórica entre el conocer y hacer; y que la evolución de los individuos está íntimamente ligada al desarrollo de su comunidad, estos se conciben como dos campos inseparables, por lo que la liberación o cambio de la persona se da mediante la transformación micro-social. Para llegar a tal fin, estos proponen que las metodologías de intervención deben componerse de una abierta posición crítica “política”.

La teoría pos-estructuralista y pos-positivista

Por otra parte, también reconocemos otras perspectivas que han sido fundamentales en la construcción de la Terapia Familiar Crítica, el pos-estructuralismo de Foucault (1983), la des-construcción de Derrida (1978), la pos-modernidad de Lyotard (1984), los usos sociales de la ciencia de Bourdieu (2008), las investigaciones filosóficas de Wittgenstein (1988), los paradigmas de Kuhn (1990), el construccionismo social de Gergen (1985, 1989, 1992, 1999, 2006), Harré (1992a, 1992b), Shorter (1989), Parker (1992, 2007), Ibáñez (1994, 1989) e Ibáñez e Íñiguez (1997), las teorías feministas (Bernad, 1972; Crawford, 1995), entre otras. De igual manera reconocemos la contribución de las psicoterapias sistémicas y narrativas de: Andersen (1994); Anderson y Goolishian (1988,1996); Anderson (1999); Boscolo y Bertrando (1996); Cecchinet al. (2002); Minuchin (1990); Selvini (1990); Linares (1996, 2012); Falicov (1988, 1991, 1998, 2010); Sluzki (1997); White y Epston (1993); Seikkula, Alakare y Aaltonen (2001) y Ramos (2014), entre otros.

La tensión entre los sistémicos y los narrativos

En los últimos treinta años en la terapia familiar se han generado una serie de tensiones ontológicas y epistémicas que han enriquecido el campo, ampliando la complejidad de la explicación e intervención. Por una parte, los sistémicos de manera general, desde el uso de modelos universales —orgánico y cibernético— conceptuaban a la persona como procesador de significados y los síntomas como producto de ciertos patrones o juegos relacionales recurrentes de la familia —triangulaciones, coaliciones, relaciones de poder, falta de relación nutricia, etc.— Por otra parte, las perspectivas de corte narrativo, señalan que es “en” los “usos” del lenguaje donde se encuentra el problema y éste configura al sistema y a sus múltiples patrones. Desde esta tradición, unos señalan que los problemas están en la conversación, por lo que tenemos que migrar a otra conversación que conducirá a disolver el problema (Anderson y Goolishian, 1996). Otros dicen que el problema se encuentra en la narrativa saturada, por lo que se tiene que “externalizar” —buscar su naturaleza sociohistórica— y explorar otras narrativas alternativas vividas (White y Epston, 1993); por su parte, Andersen (1994) señala que los síntomas son el resultado de la ruptura del diálogo entre personas, por lo que la psicoterapia se enfoca en restablecer el encuentro entre personas con el fin de que estos se sientan vistos y oídos, para ello se proponen los equipos reflexivos. Seikkulaet al. (2001) por su parte, señala que el malestar tiene sus orígenes en la pérdida del diálogo de la persona con su entorno, por lo que es necesario repararlo y establecer un “diálogo abierto” Ramos (2001, 2014) señala que su atención se orienta en “lo que se habla y se cuenta en terapia”, como el contenido que se tiene que atender y desde donde es posible el cambio relacional, “tejiendo” durante el proceso terapéutico la “Historia por Vivir”.

¿La Terapia Familiar Crítica es sistémica o narrativa?

Nuestra creencia sobre los fenómenos psicológicos se sustenta en la perspectiva del “construccionismo social”, que señala que las familias, el sí mismo, la persona y los síntomas psicológicos son construcciones socio-discursivas (Gergen, 1985, 1989, 1992, 1999, 2006; Harré, 1989, 1992a, 1992b; Shotter, 1989; Parker, 1992, 2007; Ibáñez, 1994 e Ibáñez e Íñiguez 1997). Son imaginarios sociales que sólo subsisten en las prácticas sociales, entre espacios, zonas y límites de la gente, de manera que al hablar de ellos debemos considerarlos como consensuables, negociables y cambiantes (Shotter, 1989). Por lo tanto, el foco de atención para la Terapia Familiar Crítica, no son los modelos universales con explicaciones ad doc sobre el comportamiento humano. Aunque la sintomatología se exprese con patrones de comportamiento, relacionales e incluso procesos biológicos similares en diferentes comunidades en todo el mundo, esto no significa que las “causas” o explicaciones que conducen a tal malestar sean dichos patrones. Es necesario conocer el marco social existencial que las personas tienen de su mundo y de sí mismas (Laing, 1988). Esta es una observación ontológica y epistémica que debemos atender con el fin de no caer en la ingenuidad positivista. Por lo tanto, la Terapia Familiar Crítica parte de la creencia de que los problemas psicológicos están íntimamente ligados a la narrativa del “sí mismo”, que se nutre de forma activa del contexto socio-cultural donde participa la persona. Es decir, la narrativa como objeto de estudio se acota en el discurso que usa la gente en primera persona, por ello impacta en su cuerpo e identidad. En otras palabras, la “realidad” psicológica —depresión, psicosis, maltrato, etc.— está hecha de una gran variedad de usos del lenguaje que generan marcos sociales organizados específicos, que son apropiados por la narrativa “personal”. Cabe aclarar que la narrativa se muestra y tiene impacto en su uso, no es un fenómenos cognitivo, sino principalmente social. Gergen (2005) señala al respecto: “las palabras son, después de todo, pasivas y vacías, simplemente sonidos o marcas sin consecuencias. Sin embargo, las palabras son activas en la medida en que son empleadas por personas en relación, en la medida en que se les dé poder en el intercambio humano” (p. 160).

¿Qué tiene que ver la exclusión social y la cultura con la narrativa personal y su malestar?

Aponte (1987) enfatiza la interdependencia de la persona con su familia y comunidad, señalando que los problemas personales están contextualizados en una”matriz social ecológica”, y que existen dos aspectos de dicha matriz que impactan significativamente en la vida familiar: los factores socioeconómicos y culturales. Siguiendo con este pensamiento y para propósitos clínicos, Selvini (1989) menciona que es necesario estar siempre coherentes con el contexto de nuestros clientes, para aprovechar sus señales y sus reglas.

Pobreza y exclusión estructural y su relación con el estrés psicológico

Existen muchos países con “pobreza estructural” (Aponte, 1987), donde las familias han vivido en la precariedad por varias generaciones. Este tipo de pobreza está relacionada con un deficiente sistema de bienestar social donde, incluso, algunas instituciones del estado se convierten en maltratantes, y profundizan la exclusión social al hacer imposible que se rompa el círculo de la pobreza. A esta situación la hemos denominado “pobreza y exclusión social institucionalizada” (Medina, 2011; Medinaet al., 2013b).

Las investigaciones sobre el tema muestran que la pobreza estructural genera una serie de problemas psicológicos como: estrés, depresión, problemas somáticos, negligencia parental, maltrato, abuso de alcohol y drogas, relaciones sexuales entre familiares, problemas de desarrollo infantil, actos antisociales en adolescentes, etc. (Kolvinet al., 1988; Rutter, 1990; Barnes, 1998; Díaz-Guerrero, 2008; Santiagoet al., 2011). Por otra parte, Barnes (1998) vincula este tema con la psicoterapia para señalar que “el entendimiento de algunos de los efectos de la inequidad estructural como parte de la pobreza debe ser del conocimiento y sensibilidad de todos los terapeutas que trabajan con familias” (p. 64).

Cultura como contenido narrativo en la familia, la persona y el sí mismo

Por cultura nos referimos en general a las creencias, emociones, conductas y rituales dominantes aceptados y que se practican cotidianamente de manera tácita por una comunidad (Polanyi, 1966). Por otra parte, a la familia la consideramos en términos generales —en cualquiera de sus formas y estructuras— el grupo de pertenencia, emocional y socializador más significativo de las personas. En cuanto al sí mismo, lo definimos como la capacidad —de la persona— de tomarse como un objeto de la propia conciencia al que damos indicaciones y respondemos... éste se constituye en un contexto social (no es una sustancia autónoma ni una propulsión interior), puede cambiar cuando cambia la estimulación social (Harré y Lamb, 1992:398), más adelante se profundizará en este término.

Tal como lo apuntó Aponte (op. cit., 1987) estas tres dimensiones, cultura, familia y sí mismo, están íntimamente relacionadas. Al respecto, Díaz-Guerrero (1994, 2008) menciona que las premisas socio-culturales gobiernan una gran parte de los sentimientos, ideas, relaciones jerárquicas, roles sociales y familiares, y las reglas de dichos roles, como ser familia, madre, padre, hermano, hermana, hijo, adolescente, pareja, matrimonio, etc. y debido a ello, el sí mismo, la subjetividad, la vida “interna” de las personas como un todo pueden ser entendidas en términos de contexto histórico, social y cultural.

Por otra parte, Taylor (2006) en su publicación “Fuentes del Yo”, argumenta la construcción social del yo moderno de nuestra época. Por su parte, Gergen (1992) en “El Yo Saturado” contextualiza al yo premoderno, yo romático, y en la actualidad entre el yo moderno y el yo posmoderno, cada uno de ellos construcciones de su época y comunidad. Barnes (1998) señala que “la cultura es más intangible que cualquier otro aspecto social, y que influye en gran parte en la constitución del sí mismo, organizando la experiencia de éste. En este sentido, la cultura es constitutiva del sí mismo. Pero por otra parte, también participando en la cultura contribuimos en su propia constitución” (pp. 11-12). Esta última observación es fundamental, porque considera a la persona no como rehén de su cultura sino actor en su construcción. Nos llama especial atención la investigación del antropólogo Geertz (1988), quien distingue entre persona y sí mismo, señalando que la persona es un “universal cultural” mientras que el sí mismo sería la identidad misma que lo distingue. En relación a la cultura, señala que existen diferentes tipos de sí mismos en el mundo: el sí mismo individualista de la cultura occidental, el sí mismo impersonal de los esquimales, el sí mismo bifurcado de los javaneses, etc.

En relación a la terapia familiar, Falicov (1988) señala que “los terapeutas familiares deben distinguir aspectos universales, transculturales y patrones culturales específicos e idiosincráticos familiares en cualquier evaluación sobre el funcionamiento familiar. Por lo tanto, los terapeutas deben discriminar entre situaciones familiares donde los aspectos culturales son dignos de atención y relevantes de aquellos tangenciales” (p. 35).

¿Cómo podemos revelar los componentes socioculturales que se encuentran en la narrativa del malestar psicológico de una persona?

El “sí mismo” como narrativa psicosocial

Nos detendremos a revisar con mayor profundidad el concepto del “sí mismo”, al que consideramos sustantivo para conocer y comprender la naturaleza sociocultural del malestar o bienestar psicológico de la persona. El sí mismo (self) ha sido un tema de análisis y reflexión para diferentes religiones y filosofías desde hace más de tres mil años; por ejemplo en el Tao te Ching y Budismo en China, en la antigua Grecia con Platón, el cristianismo de San Agustín, etc. (Leary y Tangney, 2005). Especialmente el sí mismo fue tema de revisión en la filosofía moderna, desde el Renacimiento hasta nuestros tiempos; véase Descartes, Locke, Hume, Leibnitz, Berkeley y Kant (Leary y Tangney, 2005). Con la aparición de las ciencias sociales en el siglo xix y xx, es tomado como objeto de las ciencias sociales. Dentro de los estudios de psicología, fue W. James (1989) a finales del siglo xix el primero que le dedica todo un capítulo, en su obra clásica “Principios de Psicología”. En el campo clínico cabe destacar las aportaciones psicodinámicas, aunque consideran a otras “fuerzas” con más poder en la constitución de la personalidad. Los humanistas como Rogers y Maslow le dan una importancia fundamental a la persona, siendo el centro de análisis e intervención para fortalecer la autonomía y su condición moral de “naturaleza” buena (Feixas, y Miró, 1993). Por otra parte, siguiendo la filosofía de Kant, los cognitivos de corte constructivista como Kelly (2001) desarrollan toda una teoría donde definen al sí mismo como un constructo personal al que se tiene que estudiar y atender. De igual manera, los sistémicos de la segunda cibernética lo consideran como un proceso recursivo cerrado de auto-reflexión personal coherente con el sistema de pertenencia donde la persona participa (Maturana y Varela, 1986).

En los inicios del siglo xx la Escuela de Chicago, desde la sociología, toma al sí mismo como un concepto fundamental, ubicándolo como el vínculo que constituye la acción entre lo social y lo psicológico. Al respecto destacan los trabajos de Cooley quien señaló que el “sí mismo es como un espejo, es decir, el sí mismo como construcción erigida con las actitudes de los otros respecto de uno mismo” (Harré y Lamb, 1992, p. 398). Por su parte, Mead (1972) señala que el sí mismo es la capacidad de tomarse a sí mismo como un objeto de la propia conciencia al que hacemos indicaciones y respondemos, es decir un acto “auto-reflexivo”. Sobre todo lo utiliza para explicar la aparición de la conciencia en los niños: tener la capacidad de asumir el rol del otro para interiorizarlo y a la postre constituir tu propio sí mismo. Más adelante, aparece, como parte de la misma tradición, el Interaccionismo Simbólico de Blumer (1982); quien parte de la creencia de que los fenómenos o sistemas sociales no tienen la capacidad por sí solos para imponerse a las personas, sino que son estas las que hacen posible la producción de los hechos sociales en su práctica narrativa cotidiana para señalar que el sí mismo funciona para que “una persona pueda ser objeto de sus propios actos” (Blumer, 1982, p. 9), y añade que esta capacidad de autoconsciencia, lo convierte en un “organismo agente”.

Esta escuela concluye que es en la interacción simbólica entre la persona y su entorno social, que emerge la narrativa del sí mismo” (self).