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En El saco de Roma Juan de la Cueva relata la historia de Borbón. Borbón es un soldado francés capitán general del ejército del emperador Carlos V, el rey que atacó la ciudad de Roma para saquearla y murió en el empeño. La obra, escrita en España en el siglo XVI, es testimonio de las incursiones militares españolas en Italia.
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Seitenzahl: 43
Veröffentlichungsjahr: 2013
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Juan de la cueva
El saco de Roma
Barcelona 2024
Linkgua-ediciones.com
Título original: El saco de Roma.
© 2024, Red ediciones S.L.
e-mail: [email protected]
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN rústica: 978-84-9816-614-9.
ISBN ebook: 978-84-9897-912-1.
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Créditos 4
Brevísima presentación 7
La vida 7
Personajes 8
Jornada primera 9
Jornada segunda 21
Jornada tercera 35
Jornada cuarta 53
Libros a la carta 61
Juan de la Cueva de Garoza (Sevilla, 1543-1612). España.
Vivió en Cuenca, en Canarias y en México entre 1574 y 1577; a su regreso a España empezó a escribir dramas. Se inspiró en el Romancero y en la mitología grecolatina y adoptó temas históricos y legendarios.
Escribió además veinticinco sonetos, varias églogas, una elegía, una sextina, tres madrigales y dos odas, que aparecen en el cancionero Flores de varia poesía. El Ejemplar poético, escrito hacia 1606 y dividido en tres epístolas, es un arte poética manierista en tercetos encadenados. Otras obras suyas son Viaje de Sannio, poema de crítica literaria; La Muracinda, una narración épica burlesca de una venganza entre perros y gatos en endecasílabos blancos, el poema mitológico en octavas reales Llanto de Venus en la muerte de Adonis, y la narración mitológica burlesca en octavas reales Los amores de Marte y Venus. Una colección de sus poemas fue publicada como Obras de Juan de la Cueva (Sevilla, 1582) y sus romances aparecen en Coro Febeo de Romances historiales (1587). También le tentó la épica culta, y escribió el poema en veinticuatro cantos La conquista de la Bética (Sevilla, 1603), que describe la conquista de Sevilla por Fernando III el Santo.
Alemán
Atambor
Avendaño, soldado
Camila, matrona romana
Capitán morón
Capitán Sarmiento
Cornelia, matrona romana
Don Fernando Gonzaga
Emperador Carlos V
Escalona, soldado
Farias, soldado
Filiberto, general, muerto Borbón
General Borbón
Guarda
Italiano
Julia, matrona romana
Mensajero de Roma
Salviati, el que corona al emperador
Borbón, don Fernando Gonzaga, Capitán Morón, Avendaño, Escalona, Guarda, Mensajero de Roma.
Borbón junta su consejo de guerra, sobre el saquear a Roma que ya tenía cercada. El capitán Morón contradice el saquealla, Avendaño y Escalona, dos soldados españoles, entran pidiendo el saco que Borbón les ha prometido: llega de Roma un Mensajero demandando a Borbón en nombre de los romanos que alce el cerco, prometido gran suma de dinero para el ejército. Despide Borbón el mensajero romano negando su demanda, dando asiento de dar el día siguiente el asalto.
Borbón Contra el querer y potestad del mundo
la bélica, española y fiera gente
que sojuzgan la tierra, y al profundo
causa terror su brío, y saña ardiente,
sin valer la razón en que me fundo,
ni ser a su braveza en nada urgente,
por solo su desiño han levantado
contra el pueblo de Marte el brazo airado.
Testigos sois, o ilustres capitanes,
cuan diferente en este hecho he sido,
y con cuántos remedios los afanes;
de la cercada Roma he defendido;
mas la gente española, y alemanes,
sin haberse a mi ruego persuadido
ponen la escala al romúleo muro,
y me piden que de el asalto duro.
No está en mi mano, ni su furia admite
en este caso parecer contrario,
todo a la ira y armas se remite,
un solo acuerdo sigue el vulgo vario.
La funeral Alectho no permite
descanso al crudo ejército adversario
de la opresada Roma, que ella incita
el daño que administra y solicita.
Levántales los ánimos al hecho
junto con su feroz naturaleza
las recientes victorias, el estrecho
en que ha puesto a Toscana su fiereza.
Esto no deja sosegar su pecho,
esto aumenta más ruego a su braveza.
Y así viendo yo esto, y donde estamos,
pido que deis el orden que sigamos.
Don Fernando Gran general Borbón, a quien ha sido
de nuestro invicto César dado el cargo
meritísimamente, aquí se ha oído
tu razón, y tu cargo, y tu descargo.
Y porque el parecer nos has pedido
doy el mío, que al punto sin embargo
asaltemos a Roma; éste es mi acuerdo,
y lo remito al parecer más cuerdo.
Morón Usando del debido acatamiento
si fuere aquí mi parecer acepto
digo, gran don Fernando, que ese intento
se reponga, y no tenga en esto efecto,
que administrar de Marte el violento
furor, no lo aconsejo, ni decreto,
contra el pueblo que Dios tiene elegido
para el vicario suyo instituido.
Si esto es de algún valor seréis conmigo
en aceptar mi parecer, piadoso,
o por amor, o miedo del castigo
reprimiréis el ánimo furioso.
Mirad que a Dios hacéis vuestro enemigo,
No os atreváis a él, que es poderoso
y vengará su injuria de tal suerte
que el menor mal que os dé, será la muerte.
Don Fernando Gran capitán Morón, ¿dime qué pudo
así mover tu corazón tan fiero?
Cuando la gruesa lanza y fuerte escudo
La causa pide, ¿te haces estrellero?
Desto me da razón, porque yo dudo
Como puede ser tal, que el duro acero
que siempre amaste, agora lo aborrezcas,