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Los amores de Marte y Venus, escrito por el poeta y dramaturgo Juan de la Cueva, es un poema mitológico en octavas reales. Aunque la obra presenta temas serios de amor, deseo y engaño en el contexto de los dioses del panteón griego, también incorpora un tono burlesco que añade una dimensión humorística y satírica a la narrativa. La trama gira en torno al triángulo amoroso entre Venus, la diosa del amor y la belleza, Marte, el dios de la guerra, y Vulcano, el dios del fuego y los metales, y esposo de Venus. Mientras Venus y Marte llevan a cabo su afamada relación adúltera, Vulcano es presentado como "el perfecto cornudo", un objeto de burlas de los otros dioses. El poema también presenta a Apolo, el dios del sol, actuando por despecho, lo cual añade una dimensión adicional de conflicto y drama a la historia. Con su combinación de temas serios y tono burlesco, Los amores de Marte y Venus es un ejemplo notable de la poesía mitológica del Siglo de Oro español.
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Seitenzahl: 41
Veröffentlichungsjahr: 2010
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Juan de la Cueva
Los amores de Marte y Venus
Barcelona 2024
Linkgua-ediciones.com
Créditos
Título original: Los amores de Marte y Venus.
© 2024, Red ediciones S.L.
e-mail: [email protected]
Diseño de cubierta: Michel Mallard.
ISBN rústica: 978-84-9953-309-4.
ISBN ebook: 978-84-9953-308-7.
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Sumario
Créditos 4
Brevísima presentación 7
La vida 7
Los amores de Marte y Venus 9
Libros a la carta 47
Brevísima presentación
La vida
Juan de la Cueva de Garoza (Sevilla, 1543-1612). España.
Vivió en Cuenca, en Canarias y en México entre 1574 y 1577; a su regreso a España empezó a escribir dramas. Se inspiró en el Romancero y en la mitología grecolatina y adoptó temas históricos y legendarios.
Escribió además veinticinco sonetos, varias églogas, una elegía, una sextina, tres madrigales y dos odas, que aparecen en el cancionero Flores de varia poesía. El Ejemplar poético, escrito hacia 1606 y dividido en tres epístolas, es un arte poética manierista en tercetos encadenados. Otras obras suyas son Viaje de Sannio, poema de crítica literaria; La Muracinda, una narración épica burlesca de una venganza entre perros y gatos en endecasílabos blancos, el poema mitológico en octavas reales Llanto de Venus en la muerte de Adonis, y la narración mitológica burlesca en octavas reales Los amores de Marte y Venus. Una colección de sus poemas fue publicada como Obras de Juan de la Cueva (Sevilla, 1582) y sus romances aparecen en Coro Febeo de Romances historiales (1587). También le tentó la épica culta, y escribió el poema en veinticuatro cantos La conquista de la Bética (Sevilla, 1603), que describe la conquista de Sevilla por Fernando III el Santo.
Se conservan además unas catorce piezas dramáticas en cuatro jornadas, de las cuales las más relevantes son El infamador, cuyo protagonista prefigura el arquetipo del Don Juan clásico y que introduce personajes alegóricos, El Saco de Roma, La muerte del Rey Don Sancho, La libertad de España por Bernardo de Carpio y la Tragedia de los siete Infantes de Lara. Estas junto a otras fueron publicadas en 1583 con el título Primera parte de las tragedias y comedias de Juan de la Cueva.
Los amores de Marte y Venus
A Don Enrique de la Cueva
La red que con ingenio y sutil arte
a la madre de Amor y la belleza
prendió, y en nudo estrecho ligó a Marte,
en sujeción poniendo su fiereza,
el ruego de los dioses que desparte
del ígneo dios la saña y aspereza,
la red suelta, el insulto perdonado,
será de mi terrestre voz cantado.
Deste deseo que me enciende y mueve,
deste ardor que me lleva tras su efeto
forzado, a que mi débil fuerza pruebe
una empresa tan grave cual prometo,
inspirado del coro de las nueve,
y del retor a quien está sujeto,
la voz levanto, el plectro humilde templo,
dando del caso memorable ejemplo.
Recebid pues, señor, el don indino
que os ofresce mi musa temerosa
y admitildo con ánimo benino
cual es a mi deseo debida cosa.
Que siempre al grato ánimo es más dino
que el don la voluntad, y más preciosa;
que si vos lo acetáis espero el premio
que me asegura del mortal apremio.
Será posible a la rudeza mía
si le dais vuestro aliento soberano
que eceda al que cantó en dulce armonía
la vitoria greciana y fin troyano.
Que adonde aspiro y mi deseo me guía
llegue, que será más que vuelo humano,
que no demanda menos el sujeto
que con vuestro favor cantar prometo.
Venció el amor y hermosura inmensa
de la diosa en Idalio venerada
al invencible Marte, que en ofensa
de Vulcano, ocupaba su posada.
A su ardiente querer no hubo defensa,
ni su voluntad fue menospreciada;
antes aceta de la bella diosa,
que era madre de Amor, y ella amorosa.
Gozábanse los dos sin que les diese
el ausente marido sobresalto,
ni con solicitud los requiriese
en sus contentos con celoso asalto.
Lemnos era ocasión que se impidiese
en sus ardientes oficinas, falto
del cuidado amoroso, que encendía
a su amada mujer que le ofendía.
Con sus desnudos cíclopes, al fuego
estaba, el duro yunque golpeando,
armas haciendo al fiero bando griego
o el presto rayo a Júpiter forjando.
Sin dar descanso ni tomar sosiego
fragua, yunque, y martillo trabajando,
por un compás temblar haciendo el puesto
donde se vio primero el uso de esto.
Deste trabajo a que asistía Vulcano
su mujer Venus poco cuidadosa,
acudía a su gusto libre y vano,
a su torpe placer, y no a otra cosa;
el deleite tenía en ella mano,
la gala y compostura artificiosa
remedio que enseñó Naturaleza
para suplir las faltas de belleza.