Erhalten Sie Zugang zu diesem und mehr als 300000 Büchern ab EUR 5,99 monatlich.
¿Puede la vida ser capaz de unir en lazos amistosos a dos hombres que en una ocasión fueron enemigos en una batalla? Este libro nos muestra las ironías del destino, lo impredecible que resulta el futuro de un ser humano, pero lo más importante, que los valores y buenos sentimientos siempre transitan por buenos senderos. Los autores de esta obra han querido dejarle a las nuevas generaciones como legado una parte poco conocida de nuestra historia, plasmada en anécdotas y sucesos únicos e inolvidables.
Sie lesen das E-Book in den Legimi-Apps auf:
Seitenzahl: 86
Veröffentlichungsjahr: 2024
Das E-Book (TTS) können Sie hören im Abo „Legimi Premium” in Legimi-Apps auf:
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos,www.cedro.org) o entre la webwww.conlicencia.comEDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.
Edición:Tamara Calzadilla Díaz
Diseño de cubierta:Osvaldo R. López Ravelo
Diseño de interior y realización:Osvaldo R. López Ravelo
Corrección:Ana Luisa Acevedo Hernández
Imágenes:Cortesía del autor
Cuidado de la edición:Tte. cor. Ana Dayamín Montero Díaz
Conversión a ebook:Idalmis Valdés Herrera
© Luis Calvo Montes de Oca, 2023
© Sobre la presente edición:
Casa Editorial Verde Olivo, 2024
ISBN: 9789592247376
Nota: El contenido de la presente obra fue valorado
por la Oficina del Historiador de las FAR.
Todos los derechos reservados. Esta publicación
no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte,
en ningún soporte sin la autorización por escrito
de la editorial.
Casa Editorial Verde Olivo
Avenida de Independencia y San Pedro
Apartado 6916. CP 10600
Plaza de la Revolución, La Habana
A mi esposa, hijo y nieto;
mis hermanos de fila en el Ejército Rebelde y la lucha clandestina;
y a aquellos que se han sumado con posterioridad a esta tenaz lucha por la independencia patria.
Luis Calvo Montes de Oca
Esta historia narra un hecho poco conocido que cuenta con dos protagonistas, ambos cubanos, que participaron en bandos opuestos en nuestra última lucha por la liberación nacional.
La historia de Cuba ha estado impregnada de acontecimientos similares donde hijos de nuestra Patria se han enfrentado entre sí. Los mambises no solo combatieron contra los españoles, sino también lo hicieron contra los guerrilleros; cuyo origen era tan cubano como el de ellos. La intervención de Estados Unidos de América logró el propósito de convertirlos en dueños de nuestro país; durante esta etapa hubo muchas discrepancias entre quienes apoyaron a las tropas foráneas y los que repudiaron su intervención. Pasaron algunos años y surgieron figuras revolucionarias inspiradas en el pensamiento de nuestro Héroe Nacional José Martí, tales como: Julio Antonio Mella y Antonio Guiteras Holmes, asesinados, como muchos otros, por parte de cubanos sicarios, partidarios de los distintos regímenes dictatoriales de aquella época.
Durante nuestra última guerra de liberación nacional, liderada por Fidel Castro, que alcanzó su triunfo el 1.ode enero de 1959, también existieron cubanos en frentes opuestos. En el caso que nos ocupa conoceremos del pensamiento de dos de ellos.
Uno de estos es Luis Calvo Montes de Oca, conocido por Wicho, quien desde temprana edad se incorporó a la lucha en Santiago de Cuba. Proviene de una familia revolucionaria; pudo estudiar y comprendió que solo mediante la acción armada podría eliminarse el sistema injusto que existía en aquel entonces.
El otro protagonista fue Roberto Rubio Díaz, de San Antonio de Cabezas en la provincia de Matanzas, conorigen muy humilde, familia trabajadora y analfabeta, sin esperanza alguna de salir de la miseria que durante tantos años sufrió, junto a sus antecesores, hasta que pensó que la solución a sus problemas estaba en la incorporación al ejército gubernamental con la esperanza de cambiar y mejorar su existencia y la de su familia.
A ambos las circunstancias los llevaron a encontrarse. La tropa de la cual formaba parte Roberto, con más de doscientos miembros, fue enviada a la zona del Segundo Frente Oriental Frank País. En el Socorro se produjo el combate donde los soldados de Batista se enfrentaron a una decena de rebeldes que tenían la orden de detener a esta fuerza para dar tiempo a que el jefe del Segundo Frente, el entonces comandante Raúl Castro, pudiera desplazarse a un lugar más seguro. Fue una batalla desigual, pero heroica por parte de los pocos rebeldes que participaron. Dos muertos hubo por parte de cada bando y cuatro cubanos murieron en aquel combate.
Hoy ambos testigos, protagonistas, son ancianos de aquella acción de la cual han transcurrido casi sesenta años. Wicho es fundador de la Asociación de Combatientes a la cual pertenezco. Allí lo conocí, es mi amigo, un hombre íntegro y servicial. Roberto vende periódicos debajo de un árbol en El Vedado. Supe de su historia y escribí algunas de sus anécdotas que titulé «Decisión equivocada»,11las que dieron lugar a que se relatara esta historia basada en sendas entrevistas a sus protagonistas.
La Revolución nunca tomó represalias ni se ensañó contra hombres como Roberto, aliados al bando contrario. Eran personas honestas que no asesinaron ni torturaron a nadie. Hoy él es un ciudadano que cuenta con los mismos derechos y deberes como parte del pueblo. Para eso Wicho luchó y arriesgó la vida.
El enemigo aún acecha y trata de aprovechar cualquier brecha. Sus cantos de sirena pudieran ser captados por los oídos receptivos de una minoría con ideas anexionistas. Solo la conciencia que logremos generar, nuestra mancomunidad, inteligencia y solidaridad, permitirán que la independencia, soberanía y dignidad que obtuvimos a partir del 1.ode enero de 1959, se mantengan. No cabe duda de que si algún monumento hay que erigir, es a este pueblo por su firmeza y lealtad desde el sigloxixhasta la actualidad, al haber contado y contar con revolucionarios que, como aquellos en El Socorro, preferían inmolarse antes que ceder frente al avance del enemigo.
Espero, amigo lector, que disfrute con la lectura de este libro como yo lo he disfrutado al leerlo.
Julio Jesús Cubría Peregrino
27 de febrero de 2017
1 Datos tomados de la crónica «Decisión equivocada», publicación local, material inédito [s.p.], La Habana, diciembre de 2015, realizada por Julio Jesús Cubría Peregrino.
En la historia de las guerras a veces hay pequeños combates donde se deciden grandes resultados estratégicos y políticos. No pocas veces, grupos menguados de individuos resueltos o incluso un solo luchador, se enfrentan a grandes masas muy superiores a ellos en armamento y efectivos, deteniéndolas o haciéndolas retroceder. Sean los espartanos y sus aliados griegos en las Termópilas ante el gigantesco Ejército Persa; sea aquel vikingo colosal que, sin más apoyo que su hacha, detuvo durante toda una hora sobre un puente inglés a miles de aguerridos combatientes sajones; sea el rebelde cubano Melquiades González López, haciendo retroceder solitario en 1958 a las tropas del homicida oficial batistiano Sosa Blanco; en todos estos casos la inferioridad numérica y armamentística no arredró a los que decidieron enfrentar al enemigo a expensas de sus vidas con vistas a un objetivo mayor (fuera este la salvación helénica, la gloria del Valhala nórdico o la Revolución).
El libro actual se refiere a un combate casi ignoto en los anales bélicos cubanos, ocurrido en la zona del Segundo Frente Oriental Frank País, la acción en El Socorro, donde un puñado de combatientes insurgentes detuvo a 280 soldados de Batista por un tiempo suficiente para permitir la retirada de importantes oficiales (incluyendo entre ellos al jefe del frente, Raúl Castro Ruz), cuyos destinos pudieron haber peligrado gravemente de no ser por el sacrificio consciente de los arriesgados luchadores que antepusieron la seguridad de sus compañeros a la suya propia.
Como adelanta el prólogo de Julio Jesús Cubría, en esta obra se entrevistan simultáneamente a dos actores de aquel encuentro: el oficial rebelde Luis Calvo Montes de Oca y el soldado batistiano Roberto Rubio Díaz. Curiosamente, la misma vida que los colocó frente a frente en la línea de fuego en 1958, los hizo entablar amistad en pleno siglo xxi. Esta época convulsa y a menudo atroz, necesita ejemplos de perdón, humanismo y abnegación como los exhibidos en este libro. Ojalá algo de su mensaje, que es esencialmente de paz, llegue a algún que otro corazón receptivo.
Douglas Calvo Gaínza
Hablaremos primero del antiguo militar batistiano.
Es una persona de buen carácter, muy vivaz, conversador, alegre. Nada hay en él que pueda hacer sospechar su pasado al servicio de un ejército que cometió crímenes de guerra atroces contra la población cubana. Obviamente, él no es un asesino brutal, sino un antiguo recluta hoy desgastado por los avatares de la vida.
El autor del prólogo de este libro, Julio Cubría Peregrino, ha escrito en su crónicaDecisión equivocadauna acuciosa síntesis biográfica sobre el veterano. En ella se narra:
Sentado, en un asiento rústico de ladrillos, improvisado, al lado del tronco de un viejo árbol de un laurel en la esquina de H y 21, en el reparto el Vedado, en La Habana, desde hace ya más de un año, Roberto oferta los periódicos y revistas, cuyas ventas se han convertido en su medio de vida, en estos últimos tiempos tan difíciles, porque su pensión no le alcanza para satisfacer sus necesidades mínimas.
Conoce a casi todos los vecinos del barrio pues acuden a ese lugar a comprar los mandados que vienen a la bodega, y, en especial, casi a diario, el yogur de soya que sirve de alimento a los niños mayores de siete años. Él saluda a este, al otro y va avisando si llegó o no, y si hay suficiente para adquirir uno o más, sin afectar el normado, que regularmente anotan en la libreta de abastecimiento.
Roberto Rubio Díaz.