Emotivación - Antonio Oliver Silvestre - E-Book

Emotivación E-Book

Antonio Oliver Silvestre

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Beschreibung

En Emotivación: el rol de las emociones en la gestión del tiempo, las ventas y la inversión, Antonio Oliver, un experimentado profesional con décadas de trayectoria en el mundo de las ventas, comparte su sabiduría práctica sobre la esencia de la profesión de vendedor. Este manual va más allá de las tácticas convencionales de venta, explorando el terreno emocional que impulsa a todo gran comercial. Oliver sostiene con convicción que el gran vendedor se forja a sí mismo, y que esta transformación se nutre de una pasión genuina por la profesión. En estas páginas descubrirás cómo las emociones no solo influyen en la gestión comercial, sino que también desempeñan un papel fundamental en dos aspectos críticos para el éxito del vendedor: la gestión efectiva del tiempo y la toma de decisiones en inversiones. A través de consejos prácticos y accesibles, Oliver te guía en el desarrollo de habilidades emocionales que potenciarán tu desempeño y te llevarán a alcanzar nuevos niveles de éxito en el apasionante mundo de las ventas. Prepárate para una experiencia transformadora donde la autenticidad, la pasión y el conocimiento se unen para impulsar tu viaje hacia la excelencia en la venta y la gestión eficaz del tiempo y las inversiones.

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EMOTIVACIÓN

El rol de las emociones en la gestión del tiempo, las ventas y la inversión

ANTONIO OLIVER

 

 

Título original: Emotivación, el rol de las emociones en la gestión del tiempo, las ventas y la inversión

Primera edición: Diciembre 2023

© 2023 Editorial Kolima, Madrid

www.editorialkolima.com

Autor: Antonio Oliver Silvestre

Dirección editorial: Marta Prieto Asirón

Maquetación de cubierta: Blanca Gómez Calvo

Maquetación: Mercedes Galán García y Carolina Hernández A.

ISBN: 978-84-19495-93-8

Producción del ePub: booqlab

No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares de propiedad intelectual.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 45).

ÍNDICE

PRÓLOGO

INTRODUCCIÓN

I. EMOCIONES Y GESTIÓN DEL TIEMPO

Gestión del tiempo

La marca personal

La importancia de la inteligencia emocional

II. LA VENTA EMOCIONAL

Cualidades y habilidades del vendedor

Necesidades del vendedor

La preparación

El valor añadido

III. EMOCIONES EN LA INVERSIÓN

La libertad financiera

Emociones en la inversión

Los atajos mentales

El penúltimo paso

EPÍLOGO

AGRADECIMIENTOS

NOTAS

PRÓLOGO

«Cuídame a Toni, por favor». Estas sencillas pero hermosas palabras las pronunció mi amiga y compañera Andrea Navarro en uno de los pasillos del edificio de posgrado, minutos antes de inaugurar la séptima edición del Máster de Inteligencia Emocional de la Universitat Jaume I que tuve la suerte de coordinar. Ella ya conocía a Toni –le había ayudado a matricularse– y en apenas unos minutos se había dejado contagiar por su vitalidad y sus fulgurantes ganas de mejorar cada vida por la que pasa.

Recuerdo entrar en clase y, entre los papeles en los que el alumnado indica su nombre, buscar al ya famoso Antonio Oliver. Su primera intervención me bastó para comprender que no era uno más. Además, me ayudó a entender que el grupo de esa edición iba a funcionar y que él se iba a ocupar personalmente de ello. Su altruismo y afán por cohesionar al grupo hasta convertirlo en equipo era algo nunca antes visto.

Curiosamente, debo reconocer que me abrumó la responsabilidad de tener a un alumno tan intenso y con enormes expectativas entre mis manos. Sin embargo, Toni es una persona tremendamente flexible que, aun teniendo tanto o más que enseñar y compartir que sus profesores, es capaz de escuchar e intercambiar opiniones y experiencias tremendamente enriquecedoras desde un segundo plano. Aunque como yo sabréis que hay luces tan brillantes que no se pueden esconder, y es que después del enorme trabajo de Toni a lo largo del curso, la decisión se tomó por sí sola: el alumno debía convertirse en profesor. Y así fue: desde la octava edición Antonio Oliver forma parte del claustro del máster que un año antes cursó.

Como ya habréis notado, podría destacar innumerables virtudes del escritor que dentro de pocas páginas os sorprenderá, pero las que más destaco son su humildad y compromiso, probablemente porque me resultan cada vez más difíciles de encontrar. En 10 años como docente he tenido más de dos mil alumnos y os aseguro que, pese a ser magníficos en su grandísima mayoría, en ninguno he percibido la capacidad de trascender e influir en los demás del modo en que lo hace Toni. Si lo conocéis sabréis a qué me refiero, y si todavía no habéis tenido esa suerte os aseguro que os sorprenderán su determinación y dedicación para arrimar el hombro y alcanzar las metas que anhela.

Ahora volvamos al cometido que nos une aquí: el libro que tenéis entre las manos. A la vuelta de estas páginas, Toni nos regala una obra tremendamente interesante que supone su ópera prima. En ella nos acerca a un nuevo modo de entender la vida mucho más consciente, inteligente y funcional. Sin embargo, Toni simplifica esta titánica tarea gracias a su capacidad literaria y de síntesis, algo que os hará tener la sensación de aprender lecciones vitales en cada nueva línea. Su conocimiento y claridad son tales que ha logrado transmitir de un modo sencillo y sintético todo lo aprendido en intensos años de vida profesional y personal.

Tanto la obra como el autor os van a enamorar desde el primer capítulo, ya que es un apasionante reflejo del Toni meticuloso, dedicado y perfeccionista. Tenéis ante vosotros el esfuerzo de un profesional dispuesto a dar su mejor versión día tras día para que la vida de los que lo rodean sea un poco mejor. Y doy fe de que lo logra; bastan unos segundos a su lado o entre los párrafos de su obra para encontrar energía y pasión, un rincón en el que sentirse vivo y ganas de comerse el mundo.

Os confieso que cuando se me ofreció la posibilidad de ser parte del libro me nubló una enorme responsabilidad; de hecho, es posible que escribir estas escuetas líneas me hayan costado tanto como a él elaborar alguno de sus elaborados capítulos. Y es que, pese a haber escrito antes decenas de artículos y trabajos científicos, los prólogos me hacen sentir un minúsculo joven inexperto frente a la montaña de trabajo de meses que encontraréis en las líneas posteriores. En este caso concreto puedo dar fe de la enorme tarea que se esconde tras cada capítulo, ya que gran número de los puntos tratados en la obra han sido centro de muchas conversaciones que he mantenido con mi estimado ex-alumno y ahora amigo.

No quiero robarle más tiempo a lo verdaderamente importante, así que termino con un alegato de sinceridad: el libro me ha encantado, es muy fácil de leer, a pesar de la variada terminología que en él se encuentra, y lo he recomendado a mi círculo de confianza por lo mucho que aporta en ámbitos capitales de la vida como el tiempo, las emociones o la economía, entre otros. Ahora sí, doy paso a años de experiencia y conocimiento resumidos en unas pocas páginas, y os invito a leerlo con el mismo cariño y amor con que se ha escrito. Recordad: cuidad mucho a Toni porque no hay otro igual y dejaos enamorar por las líneas que estáis a punto de leer. Buena suerte.

MARTÍN SÁNCHEZ GÓMEZDoctor en Psicología

INTRODUCCIÓN

Mi pasión por vender empezó cuando tenía solo ocho años. Solía pasar unas semanas de verano en casa de mi abuela, junto a la playa, en una de esas casitas construidas sobre una duna natural en los años 40 por los agricultores del pueblo donde crecí. Allí, cuando mi padre tenía dos años, mis abuelos levantaron esa casa a escasos doscientos metros del mar. En mi infancia, esos doscientos metros se habían convertido en poco menos de cuarenta como consecuencia de la construcción de un puerto en el pueblo vecino, lo que provoca que el mar, con la intención de recobrar lo suyo, amenace esas viviendas.

Cada jueves, la calle donde se encuentra el domicilio de mi abuela se cubría con las lonas y sombrillas de los puestos que montaban en el mercadillo de verano. La casa contaba con un gran tráfico de vecinos y amigos que a lo largo de la mañana irrumpían pidiendo permiso para probarse distintas prendas en el pequeño cuarto de baño de la entrada. A mí poco me importaba, porque no estaba en casa. Los miércoles era el único día que me perdía la sesión del cine de verano que podía ver desde la azotea de la casa y nada más cenar me apresuraba a irme a la cama. En mi cabeza solo estaba la idea de que cuanto antes me acostara más rápido llegaría el jueves y antes podría estar con mi amigo Vicente, un comerciante de la zona que montaba su parada justo delante de la puerta de nuestra casa. Allí vendía ropa y tenía un pequeño espacio con cañas y artículos de pesca. En ese rinconcito me pasaba las mañanas, frente al mostrador de los artículos de pesca y junto a un cubo donde tiraba las pesetas de los productos que vendía a lo largo de la jornada. Hoy sería impensable algo así, pero en aquellos años lo único que recibía de los policías locales que controlaban el mercado eran sonrisas al verme vendiendo plomos, anzuelos y carretes.

Me encantaba vender e interactuar con los vecinos que se acercaban. Aconsejarles sobre el tamaño ideal de anzuelo que podían usar para pescar las carpas y lisas de los canales, venderles las bobinas de hilo que debían utilizar para que esos peces de tamaño considerable no se llevaran todo el equipo detrás. Llenar el cubo de monedas me resultaba muy gratificante. Cuando ya no se veía el fondo se lo mostraba a Vicente con gran satisfacción. Él siempre me correspondía con algún regalo al final de cada verano, aunque yo no buscaba recompensa alguna, pues esas mañanas ya eran especiales para mí.

Toda persona lleva un vendedor dentro, todos vendemos, pero dedicarse a la venta, a servir, a satisfacer necesidades, a construir relaciones, es una profesión muy vocacional. Esto se debe a los altos índices de exigencia y superación propios de esta actividad. Por ello aconsejo a todo aquel que quiera llegar a ser un gran vendedor que se pregunte si ama o no esta profesión, porque de la pasión que ponga en su desempeño dependerán en buena medida sus resultados. A diferencia de lo que puedo leer en otros libros de venta, creo firmemente que el gran vendedor se hace, no nace, pero el querer hacerse le tiene que nacer de dentro.

I. EMOCIONES Y GESTIÓN DEL TIEMPO

«El tictac de los relojes parece un ratón que roe el tiempo». Alphonse Allais

El tiempo es el bien más preciado que poseemos. Un bien que nos hace a todos iguales, sin distinción. En la actualidad tratan de ganarle la batalla con los avances de la ciencia. En 2021, en una publicación de la revista Technology Review1 del Instituto de Tecnología de Massachusetts, el mismísimo Jeff Brezos, el hombre más rico del mundo en 2021 según la revista Forbes2, y Yuri Milner, uno de los inversores en tecnología más importantes en la actualidad, aparecen como socios de una nueva empresa, Altos Labs, en la que uno de sus objetivos es lograr el rejuvenecimiento.

A día de hoy, lo único que podemos afirmar, siguiendo estudios como el publicado por la revista Royal Society Open Science3 sobre la mortalidad humana en edades extremas, es que, gracias a la ciencia, cada vez somos más longevos y por ello cada vez tendremos más tiempo para poder dedicarnos a lo que nos apasiona y disfrutar de lo que verdaderamente nos llena.

El tiempo es además la única variable que no podemos controlar, con una dieta saludable, ejercicio, evitando estados de estrés y ansiedad, podemos aumentar nuestra esperanza de vida, aunque la esperanza, palabra entre «esperar» y «azar», no te garantiza una mayor longevidad. La cantidad de experiencias que vas a tener durante tu tiempo será lo que determine tu vida. Oímos muchas veces que si vas rápido no disfrutas del presente, no gozas de lo que te sucede. Bajo mi punto de vista, no se trata de que vivas el presente, sino de que tu presente se llene de cosas que te hagan sentir realizado. El hecho de dar intensidad a tu vida significa disfrutar de cada momento, disfrutar del aquí y ahora, saliendo de la monotonía. Significa salir de la rueda del ratón en la que se puede convertir la vida. Y no confundamos el ser inquieto o curioso con el estar estresado o acelerado.

La vida para mí se resume en una de las fórmulas más simples y usadas de nuestra era: velocidad=espacio/tiempo. Me gusta particularmente cuando la escribimos en forma abreviada (v=e/t) debido a que, por capricho de nuestro idioma, estas iniciales las podríamos usar también para esta otra fórmula: vida=experiencias/tiempo.

En la diversidad está el aprendizaje. El hecho de encontrarte en distintas circunstancias, distintos lugares y con personas de culturas e ideologías diversas es lo que realmente te hará darte cuenta de lo ignorante que puedes llegar a ser y lo mucho que puedes aprender. Mi primer vuelo fue a los 22 años, una edad muy tardía teniendo en cuenta la naturalidad con la que mi hija se sube a los aviones desde prácticamente el día en que nació. Desde entonces, y gracias a mi profesión, he viajado por todos los continentes, conociendo, negociando, compartiendo mesa y risas con personas pertenecientes a las distintas culturas que enriquecen a nuestra humanidad. Personas que han puesto en cuestión mis creencias, algunos valores, y que incluso han cambiado aspectos de mi realidad.

La vida desafortunadamente no será lo suficientemente larga para saciar todas nuestras curiosidades. Por ello es fundamental que marquemos cuáles son nuestros objetivos, qué estrategia tenemos que seguir para conseguirlos y cuál es la táctica con la que nos podremos sentir cómodos.

Una de las preguntas más importantes que nos vamos a hacer en la vida es qué queremos hacer en ella y con quién la queremos compartir.

«Tu tiempo es limitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto. No quedes atrapado en el dogma, que es vivir como otros piensan que deberías vivir. No dejes que los ruidos de las opiniones de los demás acallen tu propia voz interior. Y, lo que es más importante, ten coraje para hacer lo que te dicen tu corazón y tu intuición». Steve Jobs

El camino que vamos a recorrer para conseguir nuestras metas suele tener muchos altibajos y obstáculos. Nadie dijo que fuera a ser un paseo en barca. De vez en cuando te puede llegar una ola o incluso una tormenta que puede hacerte replantear tu ruta. Algunos de los baches te los encontrarás en el camino, mientras que otros aparecerán tan solo en tus pensamientos, pudiendo llegar a ser tan peligrosos o incluso más que los primeros.

En el camino convivirán distintas emociones, algunas agradables y otras desagradables, aunque todas te aportarán información que enriquecerá tus conocimientos. La vida puede estar llena de problemas. Según aparece explicado en distintos artículos, de los 60.000 pensamientos que tenemos al día alrededor de un 80 % son negativos.

Tengamos también en cuenta que la importancia que le damos a un problema es relativa. Para una persona, el no tener los zapatos adecuados para un traje puede constituir un grave problema que le provoque una emoción de angustia. Sin embargo, para otra que tenga otro problema que considera más serio, el hecho de no tener un zapato no le reportará ninguna preocupación. Si no tiene de un color se los pondrá de otro.

«Lloré cuando no tenía zapatos, pero dejé de llorar cuando vi a un hombre sin piernas. La vida está llena de bendiciones; a veces no la valoramos». William Shakespeare

Las emociones que van a ir apareciendo a lo largo de nuestra vida son fruto de los estímulos que vamos percibiendo. Si el objetivo está bien definido, la estrategia bien estudiada y nuestros pasos se llenan de decisión, motivación y ambición es muy posible que emociones como la ilusión, la diversión, la alegría y la euforia se alternen a lo largo de nuestras etapas. En esos momentos sentiremos que tomamos velocidad, como si la corriente nos llevara.

Por otro lado, también debemos ser conscientes de que el camino es incierto. Desconocemos lo que nos deparará nuestra ruta tras el siguiente amanecer. Esa incertidumbre nos puede llevar a experimentar una de las seis emociones básicas: el miedo. El miedo nos bloquea y nos encierra en un círculo del que creemos que no podemos salir. El miedo nos hace pequeños, nos roba nuestra autoestima, nos aleja de nuestros objetivos y en algunos casos nos quita lo más preciado que tenemos: nuestra razón de existir. El miedo es una emoción que se adentra dentro de nosotros y nos intenta destruir. No siempre se puede aplacar completamente, pero sí minimizar. En algunos casos su intensidad se puede reducir hasta el punto de que su significado cambie y con ello su denominación, pasando a llamarse respeto. En algunos casos y en dosis adecuadas puede hasta ser beneficioso, ya que también se puede llegar al éxito no por la ambición de ganar, sino por el miedo a fracasar.

El miedo, al igual que el estrés, la angustia o la ansiedad, son emociones que debemos saber gestionar, puesto que aparecerán repetidas veces en nuestro camino. De ahí la importancia que para cada uno de nosotros tiene la inteligencia emocional.

Otra de las emociones que roba nuestro tiempo y nos aleja de nuestros objetivos es la pereza. A todo objetivo se llega con acción, dedicación y motivación. No hay emoción mala, siendo la pereza un indicador que nos puede hacer recapacitar sobre el verdadero deseo de llegar al objetivo marcado y nuestro verdadero grado de implicación en el mismo. Cuando te adentras en un mundo que te apasiona notas una fuerza que te atrae, te vuelves más creativo, ideando modos de poder llevar a cabo lo que te has propuesto. En este estado no cabe la pereza. Podemos acordarnos de los niños cuando se les mete una idea en la cabeza: no dejan de insistir hasta que consiguen su propósito. Les da igual que puedas estar cansado tras un largo día de trabajo, si tienes algún quehacer importante; su deseo de conseguir algo es tan intenso que pondrán en marcha todos sus recursos para llevarte a la acción.

«¿Amas la vida? Pues si la amas, no malgastes el tiempo, porque el tiempo es el bien del que está hecha la vida». Benjamín Franklin

En nuestra vida nos marcaremos distintos objetivos que van a emplear buena parte de nuestro tiempo. Algunos vendrán enmarcados en el ámbito personal y otros en lo puramente profesional. De los caminos que sigamos para llegar a ellos van a depender los aprendizajes que nos llevemos. Por ello, igual de relevante es determinar los objetivos como los caminos que nos conducen a ellos, caminos cargados de emociones y experiencias que nos forjarán como personas y formarán las raíces de nuestras futuras creencias. Raíces que a pesar de que estén muy arraigadas podrán arrancarse para dar paso a nuevas creencias que aporten nuevos aprendizajes. En tu camino solo hay una cosa que no dejarás de hacer: nunca dejarás de aprender. Por ello, jamás consideres que has perdido el tiempo porque de cada experiencia obtendrás un nuevo aprendizaje, de cada aprendizaje un nuevo conocimiento, y el uso de estos conocimientos darán lugar a tu sabiduría.

Desde mi punto de vista, uno de los objetivos más valiosos que todo ser humano debe fijarse es el de llegar a ser dueño de su tiempo, conseguir lo que denominamos «libertad financiera». El cómo llegamos a ese objetivo partiendo prácticamente de cero es algo que debemos planificar, ya que el camino elegido para lograrlo será más satisfactorio si es congruente con nuestra verdadera vocación. Cualquier actividad productiva realizada con vocación no solamente acortará este camino, y con ello optimizará el tiempo invertido, sino que además lo enriquecerá y le dará sentido.

VOCACIÓN Y PROFESIÓN

«La felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace». Jean-Paul Sartre

¿Qué camino profesional quiero tomar? ¿Cuál es mi papel en este mundo? ¿En qué voy a invertir mi tiempo? Es muy posible que alguna vez te hayas hecho estas preguntas e incluso que todavía te las estés repitiendo a pesar de que ya lleves algunos años en el mercado laboral.

También es muy posible que, tras haber obtenido la titulación que elegiste, te dieras cuenta de que esa profesión no estaba hecha para ti, y que hayas pensado que has perdido unos valiosos años adquiriendo conocimientos para una actividad en la que no te sentirás realizado. No te preocupes, siempre estamos a tiempo de descubrir nuestra verdadera vocación y redirigir nuestra carrera profesional.

Ojalá que cuando acabes de leer estas líneas cambie el significado y la importancia que le das a tu profesión y abras tu mente a la búsqueda de tu norte. Te aseguro que no es difícil.

Sea cual sea tu actividad, nunca puede calificarse bajo términos absolutos, sino que debe verse como un complejo cúmulo de tareas que pueden aportar distintos niveles de disfrute o satisfacción. Por ejemplo, un profesor puede verse plenamente realizado cuando está impartiendo clase a sus alumnos, pero otras tareas que debe llevar a cabo, como las tutorías con los padres, pueden causarle niveles bajos de disfrute.

Sea cual sea la causa que te ha llevado a desarrollar cierta actividad profesional, esta estará repleta de tareas o acciones que nos pueden situar en distintos contextos emocionales generados por distintos grados de disfrute. Incluso podemos llegar a llevar a cabo tareas innecesarias con el fin de no tener que hacer, o tal vez solo posponer, esas tareas que, a pesar de ser completamente necesarias, pueden provocaros rechazo o pereza.

En función del grado de placer que nos puedan generar esas tareas, podemos identificar los siguientes estados emocionales:

•     Estado de aceptación4: aparece ante una tarea que debe ser llevada a cabo, en una situación que lo requiere y ante una responsabilidad que nos compete. Si la acción debe hacerse, debe ser realizada de buena gana.

«Si no puede cambiar su destino, cambie su actitud». Charles Revson

•     Estado de flujo: emoción en la que se envuelve la persona que ejecuta una tarea con un elevado nivel de disfrute. En este estado se presentan altos niveles de creatividad y productividad, se estimulan nuestras pasiones, inquietudes y la tarea cobra un significado, dejando de ser el medio para la consecución de algo. Cuando se viven estos niveles de disfrute, prestas toda tu atención a lo que estás haciendo, olvidando cualquier distracción. En este estado no se vive ninguna emoción de nerviosismo, fatiga, ansiedad o estrés, ya que se tiene completa confianza y seguridad en las habilidades necesarias para su desarrollo. A pesar de ello, la tarea tiene un cierto nivel de dificultad, puesto que de lo contrario pasaría a parecer aburrida y eso perjudicaría el grado de atención. El estado de flujo se caracteriza por la pérdida de la noción del tiempo. Va muy ligado a estados de bienestar con altos grados de placer y energía.

•     Estado de entusiasmo: en él afloramos nuestros talentos y pasiones, y alineamos nuestras aspiraciones con nuestra identidad. Aparece cuando una persona descubre cuál es su vocación, vocablo que proviene del latín vocatio, «acción de llamar». La vocación es aquello a lo que uno está llamado a hacer en su vida. Aquello que genera una fuente inagotable de energía. A su vez, permite comprender cómo puede uno sentirse realizado y aportar valor a la sociedad.

La diferencia entre el estado de flujo y el de entusiasmo vendría dada por la intensidad con que se viven estas emociones. En los estados de entusiasmo se añade cierto grado de lo que podríamos llamar tensión estructural, que te hará sentir como un coche de Fórmula 1 encarando una gran recta. La respuesta a esta emoción podría parecerse en cierto modo a la emoción generada por el estrés. La persona inmersa en este estado da la sensación de estar acelerada por la alta frecuencia de energía que se genera.

Al estado de entusiasmo solo podemos llegar cuando descubrimos nuestra verdadera vocación y nos dedicamos a ella en cuerpo y alma. La profesión más afín a nuestra vocación sería aquella en la que un alto porcentaje de las tareas requeridas provocan estados de entusiasmo. El desarrollo de esta profesión altamente ligada a la vocación nos permitirá hacer confluir dos aspectos fundamentales para llegar a sentirnos realizados: la aptitud y la actitud.

Definimos aptitud como la capacidad de una persona para llevar a cabo una tarea. La actitud, por el contrario, vendría a ser la disposición de cualquier persona para, de modo consciente, desarrollar una actividad. Por ejemplo, una persona con aptitud para los idiomas podría dedicarse a la educación, pero si esta aptitud no viene acompañada de una actitud óptima frente a sus estudiantes y el resto del profesorado, es muy probable que no sea la adecuada para ese puesto. Como afirman5 distintos estudios, existe una correlación entre la actitud del profesor y el rendimiento académico de sus estudiantes. Con ello se demuestra que una actitud inadecuada no solo tiene efectos intrapersonales negativos en la persona, sino que también perjudica a su entorno.

Encontrar la vocación de cada uno es el punto inicial para llegar a la excelencia, encontrar nuestro norte y con ello poder experimentar una gran cantidad de estados de entusiasmo a lo largo de nuestra carrera profesional. No siempre es fácil averiguar cuál es la verdadera vocación de cada persona; algunos la descubren a edad temprana, otros durante la adolescencia, y muchos la encuentran en una fase de la vida en la que erróneamente piensan que es demasiado tarde. Pero en la vida o ganas o aprendes, y nunca es tarde para aprender.

Son muchos los casos en los que una persona ha descubierto su vocación a una edad muy tardía o el reconocimiento a su trabajo le ha llegado tras muchos años desarrollando su vocación. Ray Kroc, por ejemplo, dedicó buena parte de su carrera profesional a vender máquinas de batidos hasta que a los 52 años compró McDonald´s para convertirla en la que en la actualidad es la franquicia de comida rápida más importante del mundo, según el portal especializado Franchise Direct6. Otro ejemplo fue Anna Mary Robertson Moses. Su exitosa carrera como pintora comenzó tras cumplir 78 años, cuando un coleccionista descubrió una de sus obras en un supermercado.

Probablemente, muchas personas que no hayan dado con su vocación también desconozcan sus aptitudes.

«Tu trabajo va a llenar gran parte de tu vida; la única manera de estar realmente satisfecho es hacer lo que creas, que es un gran trabajo y la única manera de hacerlo es amando lo que haces. Si no lo has encontrado aún, sigue buscando. Como con todo lo que tiene que ver con el corazón, lo sabrás cuando lo hayas encontrado». Steve Jobs

Te propongo un ejercicio que te puede ayudar a encontrar tu verdadera vocación. Para ello vamos a dibujar una tabla como la siguiente:

•     Qué me gustaría hacer. Introduce todo aquello que te hace disfrutar, abre tu mente y escribe todo aquello que te hace perder la noción del tiempo, que no te cansa, cosas que te permiten exhibir tu mejor versión. Esto te ayudará a mostrar tu talento y a sentirte mejor contigo mismo en tu salida al mercado laboral. Pondremos en primer lugar todo aquello que nos genera más entusiasmo, pero sin dejarnos nada de lo que nos guste hacer.

•     Qué se me da bien hacer. Desafortunadamente, no todo aquello que nos gusta se nos da bien. Por una razón u otra nuestras cualidades no son siempre las más adecuadas para el desarrollo de cualquier actividad. Recuerdo por ejemplo que cuando era pequeño me gustaba bastante la música y me pasaba horas escuchando canciones, pero si me daba por sacar el potencial de mis cuerdas vocales la habitación se convertía en una granja de gallos.

Cabe la posibilidad de que no seas consciente de ciertas cosas que se te dan bien, tal vez porque te parezcan muy sencillas. Si se lo pides a familiares y amigos que te conozcan bien es muy posible que te den información que te puede llegar a sorprender.

•     Qué aporta lo que hago bien. Este punto es el más importante porque trata del valor que puede aportar aquello que haces y se te da bien. Para poder vivir de tu pasión debe estar al servicio de las personas. Una pregunta relevante es en qué puedo mejorar la vida de las personas con el desarrollo de mi vocación.

Una vez identificadas las actividades que se han repetido en los tres cuadrantes debemos preguntarnos si, desarrollándolas, podemos obtener por ellas una contraprestación económica. Si es así habremos encontrado lo que vendría a ser nuestra razón de ser.

Este ejercicio sigue el concepto del Ikigai, que en japonés vendría a significar «la razón por la que me levanto cada mañana». Tiene su cuna en la isla de Okinawa, donde curiosamente la longevidad es una de las características por la que son conocidos sus habitantes. Tal vez el Ikigai tenga algo que ver con ello. Tener motivación, derivada del conocimiento de cuál es el significado de su vida, puede convertirse en una fuente de energía que favorece la autorrealización personal y el deseo de vivir.

Se dice que la belleza depende de los ojos que la miran, por lo que, si algo te apasiona y se te da bien, lo importante es saber venderlo para que así se pueda apreciar todo aquello que un perfil como el tuyo puede ofrecer. En el mundo hay personas brillantes que no han triunfado, y no por falta de actitud o aptitud, sino por falta de capacidad de hacer ver al mundo todo lo que son capaces de aportar.

Dedicarte a tu vocación te aportará altísimos niveles de bienestar, te ayudará a sentirte bien y, con ello, a encontrar la paz. Sonríe y verás cómo el mundo te sonríe. Todos queremos acercarnos a personas que trasmiten optimismo, generosidad, comprensión y afecto. No podemos estar a gusto con el mundo si no estamos a gusto con nosotros mismos. Sabiendo el tiempo que vamos a invertir en nuestra vida laboral, qué mejor que invertirla en aquello que nos va a permitir brillar.

Si con este ejercicio todavía estás inmerso en un mar de dudas, no hay motivo para la preocupación. Afortunadamente, podemos encontrar en el mercado muchos tests que pueden ser de ayuda para orientarnos hacia un ámbito laboral a través del estudio de los rasgos de personalidad. Uno de los más populares es el método DISC.7 Esta metodología fue creada por el Dr. William Moulton en la Universidad de Harvard en el año 1920, coincidiendo con las primeras publicaciones sobre la inteligencia social. En su estudio titulado Emotions of normal people8 diferenció distintos estilos de comportamiento comunes que llevan a cabo las personas en circunstancias concretas. A través de estas pautas estableció distintos rasgos de comportamiento y, a partir de ellos, se establecieron estilos de personalidad predecibles. Los rasgos a los que hace referencia el estudio son los siguientes:

•     Dominio. Alude a la consecución de objetivos. Un perfil alto en dominio correspondería a una persona con alta capacidad para solucionar problemas, dispuesta a asumir riesgos, objetiva y directa en sus conversaciones. Este perfil también se caracteriza por mostrar una alta confianza-ego.

Suele darse en personas competitivas, que utilizan mucho el lenguaje corporal, con un alto nivel de exigencia y auto-exigencia, creativos a la hora de encontrar soluciones que les ayuden a conseguir sus metas. Son perfiles que transmiten mucha energía y más centrados en la consecución de objetivos que en el modo de alcanzarlos.

•     Influencia. Como la propia palabra marca, indica el nivel de impacto que la persona puede generar en un colectivo. Estas personas se caracterizan por tener perfiles extrovertidos, persuasivos, optimistas, habladores, pero a la vez con una alta capacidad de escucha. Son un tanto impulsivas y con una alta carga emocional en sus toma de decisiones. Son fácilmente identificables por sus dotes para socializar e interactuar con el resto.

•     Serenidad. La constancia sería un término que definiría bien este rasgo. Sería característico de los perfiles pacientes, sinceros y modestos. Suelen coincidir con personas más reservadas, que apenas gesticulan al hablar y cuyo ritmo es lento y claro. Se sienten cómodas desarrollando tareas repetitivas que requieren un alto grado de concentración. No les gustan los cambios bruscos y les cuesta tomar decisiones ante adversidades repentinas. Son muy metódicas y previsibles.

•     Cumplimiento. Las personas que muestran este patrón de comportamiento suelen ser muy rigurosas en la aplicación de normas, reglas o políticas con el fin de evitar errores. Requieren mucha información, hacen muchas preguntas y analizan muchos datos a la hora de tomar decisiones. A su vez, tienden a bloquearse cuando algo no sale como estimaban, entrando en estados de estrés ante las adversidades. Suelen ser muy persistentes, organizadas y amantes de la disciplina.

Los dos primeros rasgos vienen a definir a las personas con personalidades más extrovertidas, mientras que las segundas suelen presentar un carácter más introvertido. A su vez, podríamos agrupar el dominio y el cumplimiento como rasgos en los que imperan las decisiones racionales, mientras que la influencia y la serenidad como aquellos en los que existe una mayor influencia emocional.

El modelo DISC básicamente se centra en la medición de estos cuatro rasgos9. En general, no es posible que una persona se encuadre en un solo rasgo, puesto que cada perfil suele presentar ciertos niveles de cada uno de ellos. De ahí el que el estudio sea particularmente útil para la síntesis de los distintos niveles presentados en cada rasgo, definiendo así el perfil de personalidad de cada uno.

Esta metodología es de gran ayuda debido a que facilita el autoconocimiento, así como las pautas de comportamiento en trabajos de equipo. Orienta a cada persona hacia una rama profesional en la que sus actitudes sean de gran valor. Su uso va muy orientado a procesos de selección, ya que es una herramienta muy útil para el desarrollo y la valoración del talento en las organizaciones. Así nos lo detalla René Adalberto Cantú Quintero en su tesis titulada Estilos de comportamiento del modelo DISC presentes en los integrantes de equipos de alto desempeño y su relación con la productividad10. A su vez, es de gran ayuda en procesos de venta porque, en caso de ser capaces de identificar el perfil del cliente, permite adaptar el argumento a sus características específicas.

En la actualidad podemos encontrar varios portales en los que se pueden realizar estos tests de personalidad. En algunos casos son gratuitos (los más básicos), aunque te invito a invertir un poco y hacer un test más avanzado para obtener resultados más concluyentes. Hace unos años tuvimos la oportunidad de hacer el test a nuestro equipo comercial y pudimos comprobar que los resultados coincidían con las habilidades que percibíamos de cada uno de nuestros compañeros. Las conclusiones que obtuvimos fueron tan positivas que desde entonces seguimos haciéndoles estos tests a nuestros nuevos compañeros del equipo de ventas para identificar sus rasgos y con ello poder adaptar sus funciones para hacer aflorar más su talento.

Estas herramientas son beneficiosas para ver el encaje que un perfil puede tener en un desarrollo profesional, aunque obviamente no están concebidas para encontrar la vocación de nadie. Pueden ayudar a la persona a tomar conciencia de en qué tipo de actividad profesional puede sentirse más cómoda.

También cabe señalar que las pasiones o inquietudes pueden variar a lo largo de los años. Puedo hacer referencia a uno de mis mejores amigos. Vicente trabajó como programador durante muchos años en uno de los bancos valencianos más importantes de aquel entonces. Tras la fusión de ese banco con otro decidió mudarse a Barcelona, dejando a familia y amigos atrás y pasando a compartir piso de nuevo como si de un estudiante se tratara. El poder seguir con su profesión se impuso en aquel momento al apego familiar y a su núcleo social. Allí estuvo también muchos años trabajando para un prestigioso banco alemán y con ello pudo independizarse y llevar una vida acorde a sus expectativas. Muchos años después vio como dejaba de disfrutar de su trabajo y, ante los rumores que se daban en ese momento sobre la posible salida de España de su empresa, decidió cambiar de entidad financiera pasando a trabajar para una francesa. Su talento e implicación eran tales que por donde pasaba se ganaba el respeto de sus compañeros y supervisores. Todo prometía ser perfecto, pero de pronto sus motivaciones cambiaron, se le despertó un gran interés por la docencia y sin dudarlo renunció a su trabajo para matricularse en el Máster de Formación de Profesorado y así poder cumplir su nuevo objetivo. Se perdió un gran programador, pero, por otro lado, el alumnado que tenga la suerte de pasar por una de sus clases se debe sentir afortunado.