Encuentro entre saberes Una mirada a la educación en el comienzo del siglo XXI - Carlos Vila - E-Book

Encuentro entre saberes Una mirada a la educación en el comienzo del siglo XXI E-Book

Carlos Vila

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Beschreibung

¿Cómo será la educación en el futuro? El presente libro trata sobre la educación en el siglo XXI, específicamente sobre la necesidad de un cambio de paradigma en la enseñanza. El texto argumenta que la transmisión unidireccional de contenidos ya no es suficiente y propone un enfoque basado en el pensamiento complejo, la transdisciplinariedad y el pensamiento sistémico. El libro explora cómo aplicar estos conceptos en el aula, utilizando el taller como espacio de aprendizaje y fomentando el trabajo en equipo y la integración de saberes.

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Seitenzahl: 174

Veröffentlichungsjahr: 2025

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CARLOS VILAALEJANDRO PRADA

Encuentro entre saberes Una mirada a la educación en el comienzo del siglo XXI

La emergencia de una nueva síntesis del conocimiento

Vila, Carlos Encuentro entre saberes una mirada a la educación en el comienzo del siglo XXI : la emergencia de una nueva síntesis del conocimiento / Carlos Vila ; Alejandro Prada. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2025.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-6294-4

1. Ensayo. I. Prada, Alejandro II. Título CDD A864

EDITORIAL AUTORES DE [email protected]

Tabla de Contenidos

Introducción

Capítulo 1: La Teoría General de los Sistemas y el pensamiento sistémico

Capítulo 2: Nuevas formas de enseñar. La transdisciplina

Capítulo 3: Nuevas formas de ver y pensar

Capítulo 4: El docente de pensamiento simbiótico. Una mirada a la educaciòn en el comienzo del siglo XXI

Notas

Bibliografía

A la memoria de mi madre... y a mi hija Karina Alejandra

A mis hijos Nicolás, Iván y Sofía

A Maria Soledad por su estimulo y su interes que me motivaron a no dejar el proyecto...

Introducción

Por todas partes se han despertado hoy en las distintas disciplinas tendencias a poner la investigación sobre nuevos fundamentos.

Martín Heidegger

La ciencia actual nos ha conducido por un callejón sin salida y la actitud científica ha de ser reconstruida, la ciencia ha de rehacerse de nuevo.

Erwin Schrödinger

Estamos convencidos de que está llevándose a cabo de una manera inexorable, un cambio de paradigma en la manera de enseñar. Podemos sostener sin temor a equivocarnos, que en la actualidad en nuestras escuelas no alcanza con una transmisión de contenidos de manera unidireccional, esto es, del profesor a los alumnos. Hace tiempo que nos hemos percatado que nuestros estudiantes vienen con otra forma de “ver” la realidad, ni que decir de su lenguaje tecnológico. Habría que ver, hasta qué punto, resultan ser “recipientes pasivos”. Debemos pasar definitivamente del paradigma de la simplicidad a otro, el denominado paradigma de la complejidad (Morin 2002). Dirigir nuestra mirada al ámbito de las relaciones entre los contenidos, y dejar de lado la simple memorización de los mismos durante los procesos de aprendizaje. ¿Cómo podríamos acercarnos a esta propuesta? Se trata de una iniciativa que busca concretar una enseñanza que vaya “más allá” de lo desarrollado en el salón de clases. Consiste en que los docentes de nivel medio apliquen el pensamiento sistémico para poder realizar transdisciplinariedad y fomentar el desarrollo del pensamiento complejo. Es una actitud didáctica complementaria a la desarrollada cotidianamente en la escuela. Creemos que esto nos va a permitir a los profesores integrar el conocimiento parcializado, segmentado, y lineal. Hablamos del “cómo” y del “porqué” de ello. Sostenemos que para comprender en forma adecuada la realidad del mundo actual “globalizado”, de nuestras sociedades, tanto los docentes como sus estudiantes deberían (esa es nuestra intensión), formar futuros ciudadanos en el pensamiento complejo, integrador, relacional, multicausal. Lograr establecer síntesis ante tanta información. En efecto, nos estamos refiriendo al denominado pensamiento complejo. Este libro está escrito con ese propósito. Es una aventura intelectual, es una exploración, es una investigación, buscamos el “camino” ¿Cuál sería la manera apropiada para lograr poner en marcha acciones conjuntas? ¿Cómo lograríamos poder tener una visión común ante los problemas? ¿De qué manera la utilidad económica, las personas y el planeta lograrían ser sustentables? El libro que usted tiene en sus manos responde a estas preguntas. Para ello nos serviremos de varios constructos teóricos que en los diferentes capítulos que desarrollaremos.

Nuestro estudió se basó en la modalidad de investigación y análisis de bibliografía y teorías actuales y por supuesto de nuestra experiencia como docentes. En principio, una serie de cuestiones en una primera instancia se dan cita: ¿Estamos educando bien? ¿Necesita la educación en nuestro país una reforma? ¿Qué reforma? Estas cuestiones son algunas de las tantas que nos hemos realizado en nuestros años de docencia como profesores en Ciencias Naturales y desempeñándonos en el nivel medio, a veces tan conflictivo. Hemos visto a colegas desanimados y abatidos, no obstante su tenacidad y sus ganas de seguir con la empresa de formar para mañana ciudadanos y adultos preparados tanto para sus futuros estudios como para el mercado laboral. Nuestra propuesta es un modelo teórico El presente escrito trata de dar algunas propuestas a estas preguntas, y no sólo respuestas. Las propuestas a su vez están fundamentadas en ideas que han sido expresadas por intelectuales de mente transdisciplinaria, y aquí pretendemos poner en el espacio de la “praxis”, en el aula, esas ideas y nuevos paradigmas que a nuestro humilde criterio van a revolucionar para mejor lo que actualmente entendemos por educación. Estamos frente a una nueva civilización que se nos aproxima, y nosotros seguimos viendo la que ya no existe. La nueva civilización que casi ya está con nosotros es según el sociólogo Edgar Morin, la civilización de la complejidad. Creemos que la revolución ocurrirá en el aula. El aula es el microcosmos de lo cotidiano. En ese espacio, en ese lugar de tareas se va a “metabolizar” lo que nosotros denominamos “la nueva aula”, el TALLER. Para ello necesitamos nuevos docentes, nuevas mentes, nuevas perspectivas y visiones. Pero, ¿cómo lo realizamos? ¿Cómo se lleva a la práctica? De eso se trata el presente trabajo. Una de las dificultades que presentan las escuelas, empresas, etc., es la forma en cómo una idea se lleva a la práctica. He aquí nuestra invitación. De esto se trata el presente trabajo. Estamos convencidos que en necesario buscar en la mente de los jóvenes profesores las ideas y pensamientos para provocar esta transformación. Los nuevos docentes son de esta civilización más que cualquier educador porque son más jóvenes y absorben mucho más de prisa los cambios. Hay que preguntarles a ellos. Busquen en ellos las iniciativas, y busquemos en esa energía y entusiasmo el andamio para llevar a adelante nuestro trabajo. Seamos el timón que pone dirección al impulso que nos dan en nuestra tarea cotidiana. La tiza se ha demostrado insuficiente u obsoleta. El pizarrón ya no resulta suficiente para plasmar ideas. No podemos seguir limitados entre cuatro paredes. Eso, para nosotros no es educar. Proponemos la Nueva aula. Pero, esta concepción necesita nuevas formas de “ver” y de comprender, y también de analizar e integrar. Nosotros pensamos que el nuevo docente se formará en la praxis del pensamiento sistémico. ¿Puede encontrarse aquí otra dificultad?¿Cuántos docentes conocen, aplican y creen en la necesidad del pensamiento sistémico? Hemos conocido y trabajado con muy pocos de ellos, y así y todo se han mostrado reticentes al respecto. La sociedad está cambiando, la familia está cambiando, lo mismo acontece con el trabajo, ¿por qué no con la educación? Los grandes cambios tienen lugar en espacios pequeños, y el mayor formador de personas es el contexto. Para ello, la nueva aula no es más el salón de clases, al menos como lo conocemos, en el salón de clases actual no creo que vayamos a ver una “revolución”.

Este espacio-tiempo en el que tiene lugar el proceso de aprendizaje-enseñanza está ubicado a la manera de un holograma en varios sitios a la vez. Nuestra hipótesis, la cual vamos a desarrollar en los capítulos que siguen es la siguiente: Si el profesorado en su práctica en la “nueva aula” incorpora el pensamiento sistémico será posible aplicar en el espacio temporal de un sistema de taller de enseñanza y aprendizaje, el estudio de sistemas complejos y lograr desarrollar en el alumno una mente transdisciplinaria. Los docentes deberíamos contribuir en transformar la escuela y mejorar la formación del alumno. La pregunta que surge entonces es, ¿cómo podemos poner en relieve una auténtica cultura del trabajo en equipo, colaboración, motivación y entusiasmo por aprender? Paradójicamente si bien estamos ante grandes cambios políticos, económicos, sociales y culturales sin dejar de lado los increíbles adelantos en materia de comunicación que se manifiestan como impulsores importantes de formas nuevas de comportarnos (tal es el caso de las redes sociales), son pocas la instituciones educativas que preparan las competencias (pensamiento integrador, transdisciplina, pensamiento complejo, pensamiento sistémico y valores cívicos) en los alumnos para que logren adaptarse a los mismas. Estamos ante la urgencia de lograr resultados nuevos y también novedosos en nuestro sistema de educación. Pensemos que tenemos el desafío de formar egresados de alto rendimiento con el fin de que se hallen preparados ante los desafíos que nuestra sociedad del siglo XXI va a exigir. Quizás tendríamos que transitar de una enseñanza dirigida a un paradigma de la simplicidad hacia un paradigma de lo complejo, tal lo propone Morin. Una enseñanza que privilegie de esta manera la comprensión, la transdisciplinariedad, y sobre todo integrar conocimientos. Pero también es correcto decir que los docentes necesitan un nuevo perfeccionamiento que en nuestra modesta opinión debería insistir en un trabajo que no sea tan “solitario”, sino más bien una práctica donde se tenga en primer lugar en trabajo en equipo y la colaboración. En efecto, proponemos un aula que no tenga muros en forma de prejuicios conceptuales. Las sociedades complejas como la actual requieren enseñanzas complejas, y éstas a su vez necesitan profesionales con un modelo mental que les permita acceder a su comprensión. Nuestro saber se está refinando en una forma vertiginosa, pero los diferentes modos de transmitirlos no están ubicados al nivel de las circunstancias actuales. Creemos en la necesidad de otra didáctica. Necesitamos profesionales que ayuden a resolver los nuevos problemas de las nuevas sociedades. Necesitamos por lo tanto, mirar hacia el mañana. La educación está sufriendo un giro importante en este sentido. Estas dinámicas son efectuadas fundamentalmente por los profesionales de la educación, así, la responsabilidad está en ellos para actuar sobre sus respectivos lugares de desempeño. Entonces, ¿cuáles serían los cambios básicos primarios? En primer lugar generar nuevas actitudes, acciones y más que nada arrojo intelectual y espíritu intrépido. Fullan y Hargreaves (1999) nos explican al respecto que la idea de un maestro aula ya no es del todo aplicable actualmente por el simple hecho de la gran explosión del conocimiento. Un docente ya no está en condiciones de afrontar las exigencias curriculares que en su práctica diaria debe afrontar con sus alumnos.

Necesitamos nuevos paradigmas. Ese es el de la Teoría General de los Sistemas y el de la Complejidad aplicado a la didáctica en el aula. Los docentes necesitan construir conocimientos conformando a nuestro parecer equipos de trabajo en el aula, compartiendo ideas, proyectos, investigaciones y además gestionar y colaborar con el estudio del educando. Creemos en una didáctica sin muros conceptuales y disciplinares. La mayoría de los docentes están en el transcurso de sus tareas académicas incomunicados y paradójicamente la comunicación y el intercambio favorecen la creatividad y la innovación. Fullan y Hardgreaves (1999) lo expresan de la siguiente manera: “debemos experimentar y descubrir mejores modalidades de trabajo en equipo que movilicen el poder del grupo al mismo tiempo que alientan el desarrollo individual. Debemos utilizar el trabajo en equipo no para nivelar al personal hacia abajo sino para sumar fuerzas y creatividad”(1). Los contextos sociales tanto locales como en ámbitos internacionales y los avances en las formas de transmitir información son a nuestro criterio los dos factores que van a provocar la tensión necesaria para que la enseñanza sufra un cambio transformador de lo que entendemos actualmente por educación. No obstante, no compartimos la idea sostenida por la mayoría de los intelectuales en el sentido de que hay una “muerte de los grandes relatos”; sostenemos que por el momento están en una situación de suspenso. ¿Necesitaríamos otros nuevos? De ser así, ¿cuáles serían? Sí estamos de acuerdo en que las sociedades están es crisis, sobre todo en el orden ético y moral, esto es, con lo axiológico. No obstante, la auténtica crisis está en el espíritu humano que constituye aquellas sociedades, y con el propósito de hacer frente a esta difícil situación de no poseer un foco claro, creemos que necesitamos una nueva forma de educar y no sólo instruir a estos “seres humanos” en crisis. Somos conscientes de que la tarea no es nada fácil, ya que estamos proponiendo un cambio radical en nuestra manera de afrontar la realidad, en otras palabras, un nuevo modelo de inteligibilidad para reemplazarlo por otro. Así, surge la necesidad de hacernos nuevos replanteos: replantear el escenario donde se realiza la enseñanza y el aprendizaje, el tiempo, y la forma en cómo vamos a tratar los contenido de enseñanza cerrados a otros abiertos, esto es, integrados, interconectados, e interrelacionados, lo que vamos a denominar las tres “i”. Por ello, iremos poniendo en relieve en las próximas páginas tanto la Teoría General de Sistemas, como el denominado pensamiento sistémico que van a constituir nuestro corpus teórico. Creemos que con el apropiado aporte de las disciplinas deberían diseñarse análisis de carácter holístico y totalizador que puedan afrontar los problemas de la sociedad del mañana. Necesitamos una nueva ingeniería en la didáctica. Queremos desde nuestro lugar aportar un lenguaje e imágenes de racionalidad novedosas. Estas van a necesitar un nuevo lenguaje terminológico, un nuevo discurso extraído de varias disciplinas que nos serán útiles en este nuevo modelo de enseñanza. Esto a su vez requiere necesariamente una nueva estrategia metodológica, acciones que tengan un determinado orden lógico para poder cumplir los objetivos centrado no ya en el docente sino en función de la persona del alumno. Esto en nuestro modelo es sumamente importante.

Ahora bien, ¿cómo pretender una didáctica sistémica si no incluye también una nueva manera de pensar transdisciplinaria? Nuestra sociedad actual oscilará entre la estabilidad y el cambio, y los alumnos deberían estar capacitados no sólo para retener, comprender el conocimiento sino además para visualizar y prever tendencias en los sistemas sociales, representar posibles escenarios y saber seleccionar la información relevante, significativa para la resolución de problemas en sistemas complejos. Nuestra brújula será para ello el pensamiento sistémico aplicado al sistema de enseñanza y aprendizaje. Continuando con la línea de pensamiento propuesta por Morin, lo nuevos retos que deberían afrontarse tiene que ver fundamentalmente con no caer en lo que este intelectual denomina las cuatro ignorancias: la ignorancia de la diversidad, de la ética, del otro, y la del futuro. Pensamos que el tratamiento transdisciplinario de los contenidos además de la TGS son los constructos teóricos necesarios para lograr la formación de ciudadanos del mañana que son los estudiantes hoy. Hasta aquí es inevitable preguntarse, ¿hay una necesidad de una didáctica nueva? Toda situación histórica por la cual ha pasado la humanidad tuvo su particular forma de educar. Cada época, indistintamente de sus circunstancias históricas tuvo una manera de tratar la educación y la relación directa entre educación-necesidades sociales nunca ha sido dejada de lado. Nuestra época mundializada en todos sus aspectos es compleja, y este contexto necesitará personas que en el futuro cercano sepa como poder resolver problemas y adaptarse a las nuevas maneras de socializar. Nuestro trabajo apunta en esa dirección. Parafraseando a Heráclito, lo único que persiste es el cambio y en nuestro contexto más que nunca. Nuestro trabajo se dirige a esa meta.

La renovación de la enseñanza

En este libro vamos a ubicar en el centro de nuestra discusión a una nueva didáctica, la cual denominaremos sistémica, que involucra la transciplinariedad. Esto requiere como dijimos más arriba, una nueva ingeniería. Hablaremos también de la nueva función del docente en el salón de clases y en la modalidad del taller. Nos vamos a referir sobre algunas tendencias de pensamiento que en determinados ámbitos latinos están desarrollándose. Nos estamos refiriendo al denominado pensamiento complejo y al pensamiento sistémico. Se trata como veremos más delante de una dinámica intelectual muy interesante que sujeta al contexto de cada país aborda el sistema de enseñanza-aprendizaje de modo sistémico, esto es, como un sistema. Básicamente es otra visión, otra manera de “ver”. Nosotros somos de la idea de que, planteada en términos llanos sostiene que si la educación aspira a lograr niveles auténticos de excelencia y estar a la altura del siglo XXI, hay que reformular los modelos mentales de los profesionales de la educación en el nivel medio. Como vamos exponer en los capítulos que siguen, necesitamos docentes polivalentes, esto es, que sean capaces de afrontar un aprendizaje personal constante, que deseen aprender. Esto también involucra entre otras cosas, nuevas maneras de pensar la praxis, volver a definir la función del docente y sus condiciones de trabajo.

Con el desarrollo de las distintas ciencias que han puesto en relieve la importancia del pensamiento analítico, memorístico, reduccionista y empirista que ha logrado grandes avances científicos y tecnológicos, nos hallamos con el dilema ya insoslayable, que debido al crecimiento geométrico del conocimiento, se hace necesaria una integración de los mismos. La integración según nuestro parecer se logrará si y sólo si se aplica el pensamiento sistémico dentro del paradigma de la Teoría General de los Sistemas (TGS), en la enseñanza. Este libro nos habla de ello. Es nuestra propuesta. Los profesores deberían llegar a ser agentes innovadores, y participar en forma activa en el diseño del currículum. Creemos que se aproxima el momento en el cual será inevitable el desempeño en la clase formando equipos docentes donde participe en el sistema de enseñanza-aprendizaje más de uno, y de diferentes asignaturas.

Para esto, habrá que dejar de lados prejuicios, temores, y comenzar a compartir ideas, planificaciones, estrategias y diseñar en forma colaborativa talleres sistémicos tanto horizontales como verticales. Pero también, además será necesario creatividad, innovación, y arrojo intelectual. ¿Sería incorrecto sostener la necesidad de una nueva definición de lo que significa enseñar y aprender? En algunos ámbitos de Sudamérica se habla de una ingeniería didáctica por ejemplo en matemáticas. Nos dirigimos a una reestructuración de la didáctica, la denominada didáctica sistémica. Esto es así, porque en el libro sugerimos no sólo “que enseñar”, sino también el “cómo” hacerlo de cara a la integración y también a la interdisciplinariedad. Entonces, ¿por qué?, el fundamento nos lo da muy claramente Maldonado (2011) cuando expresa: “ en el panorama de las ciencias, pero también en las relaciones entre ciencia y sociedad o ciencia y cultura, el estudio de los sistemas complejos es ya un terreno consolidado y en crecimiento” (Maldonado, C; 2011, 21).

Es una invitación. Pensamos también que, teniendo en cuenta los cambios ocurridos en los últimos 40 años en el mundo, ya no resulta del todo suficiente enseñar contenidos que se hallan muy débilmente o nada relacionados entre sí. La compartimentalización del saber no es apropiada para comprender una realidad compleja. Tal como sostienen Escudero y Gonzales (1994) con relación a los docentes afirman: “La cuestión, se dice, no consiste en ser un profesional reflexivo, y además cooperativo, sino en precisar sobre qué se reflexiona (contenidos, temas, cuestiones pedagógicas) y en base a qué valores, criterios, principios, normativas; en suma, se piensa, se decide, se colabora y se trata de reconducir el devenir de la enseñanza y el currículum en cuyo diseño y desarrollo participa. El profesor entonces, aparece como un profesional del que se espera no sólo que enseñe, sino que pueda justificar, razonar, y validar lo que enseña, desde una óptica que reclama su condición de intelectual crítico, de agente social embarcado en la transformación cultural más amplia y no sólo en la transmisión de contenidos académicos instrumentales y asépticos” (2) Pensamos como los autores la importancia de lograr una transformación cultural trascendente por parte de los señores profesionales de la educación.

Las escuelas se hallan en una situación en la cual se les está demandando reformas. Muchas veces hemos escuchado decir desde varios ámbitos, que se les exige la preparación de nuevas generaciones democráticas de ciudadanos, jóvenes con habilidades y competencias para afrontar el futuro incierto. Nuestra obra, pretende dar un sencillo aporte, pero no menos importante, al respecto. Desarrollaremos una estrategia metodológica, esto es, un sistema determinado de acciones debidamente planificadas con el propósito de optimizar el sistema de enseñanza-aprendizaje, con mirar la lograr como sostuvimos un aprendizaje integrador de los contenidos. Esa estrategia está sustentada por el pensamiento sistémico. No obstante, somos conscientes del desafío que esto entraña. Sabemos que los docentes trabajan arduamente poniendo el esfuerzo en lo cotidiano, agregando por cierto, la desvalorización de su profesión y poco reconocimiento. ¿Cómo podríamos convencer a nuestros colegas de nuestras ideas? ¿Cuál sería la manera de invitarlos a participar de nuestra iniciativa? Pensamos, luego de varias discusiones que tal vez habría que transitar de la etapa, muy importante, por cierto, de adiestrar la mente para la retención, comprensión y aplicación a situaciones problemáticas a otra que sería complementaria. Veamos, “El problema se reduce a lo siguiente, no aplicamos nuestro conocimiento. En las escuelas de los barrios residenciales, en las escuelas, del centro de la ciudad los maestros y los alumnos aprenden como hace veinte o cincuenta años” (3). Peter Senge (1992), nos hablaba de “organizaciones abiertas al aprendizaje”, Perkins (1992), de la “escuela inteligente”, proponemos aquí, la escuela del pensamiento sistémico. La instancia integradora. La nueva escuela inteligente sería aquella en la que podamos enseñar y aprender no solamente como lo hacen actualmente, y muy bien por cierto, sino que además sean instituciones que introduzcan a sus estudiantes dentro del pensamiento sistémico y complejo, para lograr la integración de los contenidos, y así logar un pensamiento totalizador de la realidad. Entonces, ¿cuál sería la manera apropiada de poder llevar esto a la práctica? ¿De qué manera todo lo expuesto se podría plasmar en la clase? Creemos que es el taller considerado él mismo como un sistema la instancia en la cual se llevaría a cabo la aplicación del pensamiento sistémico y la transdisciplina. En efecto: