Ernestina - Evelyn Leites - E-Book

Ernestina E-Book

Evelyn Leites

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Beschreibung

Una mirada para reflexionar sobre el amor Ellos tienen cuerpos perfectos, son amantes maravillosos y nunca nos defraudarán; confío en que se adueñarán de nuestros corazones. Al comienzo, ellos piensan que triunfará el verdadero amor y que nada los separará. Pero es un amor prohibido y lleno de contradicciones, como todo amor apasionado. Aun así, ellos se arriesgan. Ernestina y Silvestri nos regalan la historia de un amor loco, apasionado, ardiente, que los quema por dentro y que necesitan declarar. Nos muestran que el mundo de las relaciones puede llegar a ser complicado y confuso, pero que está bueno reflexionar sobre el amor y sobre lo que mantiene unidos los vínculos de afecto. En esta novela podrán encontrar frases sobre las relaciones, que les resultarán sabias, divertidas o los invitarán a reflexionar. Con esta novela, los invito a mirar más allá de las apariencias; a valorar las cosas por aquello que en realidad son y no por lo que parecen. Estas divagaciones románticas —algo eróticas— están dedicadas a todos ustedes: hombres y mujeres amantes, traviesos/as y juguetones/as, y a quienes, tal vez algo asustados/as o melancólicos/as, no se animaron o animan a vivir una historia apasionada. Escribo con mi alma, para que aprecies algo de la realidad del amor, tal como apreciamos las cosas simples de la vida. Así escribí Ernestina, para emocionar, para conmover, para que los lectores se identifiquen con sus protagonistas y suspiren desde sus primeras apariciones.

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Producción editorial: Tinta Libre Ediciones

Córdoba, Argentina

Coordinación editorial: Gastón Barrionuevo

Diseño de tapa: Departamento de Arte Tinta Libre Ediciones.

Diseño de interior: Departamento de Arte Tinta Libre Ediciones.

Leites, Patricia Lucrecia Evelyn

Ernestina : una historia de amor prohibido y apasionado / Patricia Lucrecia Evelyn Leites. - 1a ed. - Córdoba : Tinta Libre, 2021.

156 p. ; 21 x 14 cm.

ISBN 978-987-708-875-5

1. Narrativa Argentina. 2. Novelas Románticas. 3. Narrativa Erótica. I. Título.

CDD A863

Prohibida su reproducción, almacenamiento, y distribución por cualquier medio,total o parcial sin el permiso previo y por escrito de los autores y/o editor.

Está también totalmente prohibido su tratamiento informático y distribución por internet o por cualquier otra red.

La recopilación de fotografías y los contenidos son de absoluta responsabilidadde/l los autor/es. La Editorial no se responsabiliza por la información de este libro.

Hecho el depósito que marca la Ley 11.723

Impreso en Argentina - Printed in Argentina

© 2021. Leites, Patricia Lucrecia Evelyn

© 2021. Tinta Libre Ediciones

“Escribo con mi alma, para que aprecies algo de tu EXISTIR”.

Evelyn Leites

Agradecimientos

Quiero en principio dar gracias a Dios, por guiar mis pasos y no abandonarme nunca. Porque todos los días cuando me levanto, a pesar de las dificultades que se me puedan presentar, hace que mi vida sea hermosa al permitirme vivir las cosas simples, las que son gratis y puedo disfrutar cada vez que lo deseo: un precioso amanecer, la puesta del sol, un paisaje que me deja sin aliento, el sonido de las olas del mar, la pureza del aire fresco en la montaña, el frío, el calor, la lluvia que refresca una tarde calurosa, la belleza de las plantas y el perfume de sus flores…

Del mismo modo, quiero expresar mi reconocimiento para quienes desinteresadamente me ayudaron y me animaron a seguir adelante para terminar de escribir esta novela, sin esperar nada a cambio porque tienen un alto concepto de la empatía y de la bondad.

Siento la necesidad de demostrarles mi gratitud con palabras a quienes me ayudaron durante el proceso de escritura, para que esta novela pueda emocionar, conmover y generar identificación con sus protagonistas; para que los lectores puedan suspirar desde sus primeras apariciones en las páginas de esta historia. Porque los personajes de Ernestina tienen cuerpos perfectos, son amantes maravillosos, nunca defraudarán y se adueñarán de nuestros corazones. En mi interior sé —estoy convencida de eso— que la ayuda que tuve me permitirá alcanzar con esta novela esos cometidos.

Para mí es muy importante darle un “gracias” verdadero, que sale de lo profundo de mi corazón, y expresarle cuánto lo valoro a quien hizo mucho por mí para que pudiera avanzar en esta aventura literaria que temerariamente emprendí y además me dio su amistad, la cual atesoro. Porque puso a mi servicio su inteligencia y me brindó su tiempo para enseñarme, y me proporcionó su valiosa colaboración en la corrección primaria de Ernestina, realizada con una adecuada delicadeza personal. Por todo eso, ¡¡infinitas gracias, Juan Manuel Velazque, y que Dios te retribuya toda la bondad que tenés para conmigo!!

Tal es el empoderamiento que motivó en mí, que también le dedico esta historia a quien más conozco: ¡yo! Porque hay que empezar por quererse a uno mismo para amar después todo tu trabajo. También les sumo un agradecimiento especial a Irene y a Luis, las personas en quienes vivo, mis queridos padres. Todo lo que viví con ellos ha sido maravilloso. Papi, gracias por darme tu fuerza, y mami, gracias por siempre ser tan paciente conmigo. ¡¡Los amo!!

Finalmente aquí, creo, deberían estar todos sus nombres, queridos lectores y queridas lectoras. Por eso les dedico estas divagaciones románticas —algo eróticas— a todos ustedes: hombres y mujeres amantes, traviesos/as y juguetones/as. Y también a quienes, tal vez algo asustados/as y melancólicos/as, no se animaron o animan a vivir una historia apasionada.

Presentación de la autora

Soy Evelyn Leites, escritora y artista plástica novel y autodidacta. Mis padres son Irene Gómez y Luis Leites. Nací el 20 de septiembre de 1981 en la ciudad de Concordia, situada al norte de la provincia de Entre Ríos, sobre la costa del río Uruguay.

Fui madre muy joven, a los dieciocho años, de mi hija Sharon. Viaje por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. En esa época de mi vida comencé a hacer anotaciones sobre pensamientos y vivencias personales, empecé a pintar, retomé la escritura de poesías que había dejado en mi adolescencia y me dediqué a hacer artesanías en macramé con piedras semipreciosas.

Culturalmente, mis lecturas preferidas van desde los libros de autoayuda, pasando por los de recuerdos de infancia y juventud, hasta la exaltación del terruño y sus gentes, lo cual me lleva a incluir poemas que reflejen diversos simbolismos, la poética moderna, los poemas de compromiso social y los de hondo calado espiritual. Me gusta ver obras de teatro que traten el glamour y el humor, las que cuenten aventuras actuando como herramientas pedagógicas y aquellas en las que se traten el paso del tiempo y el devenir de los personajes interpretados. En cuanto al cine, mis preferencias van desde las películas de comedia y de drama hasta las de aventuras. Mi gusto por escuchar música romántica e instrumental me llevó a comprar un violín y tomar clases para poder ejecutarlo.

Sobre la base de las inspiraciones poéticas de mi adolescencia y de mis notas como observadora en los viajes por donde me llevó la vida, me inicié en la comunicación escrita con la autoría del poema “En la rosa rosada” y del libro Un viaje… sin retorno. Mi expresión plástica se dio de manera conjunta con la literaria; entre mis obras, las más destacadas son “Unicornio alado” y “Eterna contemplación”, representaciones de escenas realistas y de seres mitológicos y fantásticos que están en mi imaginación: con mi paleta de tonos pasteles intento suavizar los conceptos malos y oscuros de aquellas existencias en las que, por ser ellas diferentes, no somos (¿somos?, ¿soy?) entendidos.

Prólogo

Dice Ernestina, la protagonista de esta historia: «Había comenzado un nuevo capítulo en mi vida… Me sentía muy feliz, muy amada. En esa etapa al fin había encontrado el verdadero amor, bien entrerriano, tal como lo profeticé en nuestros comienzos. Sos lo más bello que puedo concebir sobre el amor después de dar tantas vueltas. Te encontré, Silvestri, mi amor de estos tiempos y también de aquellos tiempos púberes, tal cual te soñé.

»Entre tantos personajes por fin llegaste en este tiempo, mi marinero de alta mar. Yo, tu sirenita del mar perdida en nuestro río Uruguay como una mojarrita de agüita dulce; y vos, tal como un moncholito. Ambos amamos lo mismo, lo nuestro, nuestra querida tierra litoraleña, que de dar amantes… ¡ni hablar!

»Marinero no hay caminos, sino estelas en la mar. En el muelle te esperé y muchas lunas pasaron, pero te descubrí perfumado con el aroma del azahar en uno de mis dulces reencuentros con mi tierra natal. Se piensa que, motivado por su vivencia en el castillo San Carlos (Concordia), el escritor francés Antoine de Saint-Exupéry pudo haberse inspirado para escribir El Principito, donde, con su famosa frase “Lo esencial es invisible a los ojos”, expresa que el verdadero valor de las cosas no siempre es evidente, y nos acerca una reflexión sobre su esencia. En ese encuentro, mi corazón, ha sido capaz de diferenciar este amor de entre muchos otros.

»Qué gran felicidad me dio sentirme tan amada, enamorada, unida por el hilo rojo… La casualidad no existe, solo existe la causalidad. O quizá el destino de mi vida será muy feliz y por ello noches enteras me tuvo sin dormir, para que la tragedia del insomnio solo fuera una burla, un chiste. Estoy muy feliz de haberte encontrado, mi amor, sos tal cual te soñé, todo lo sabes de mí, me siento muy privilegiada. Eres mi ser azul, mi príncipe, mi rey, el más bello y bueno que conocí. Fuimos el uno para el otro, fuimos Ernestina y Silvestri».

Para ellos, nuestros personajes, parece que en el comienzo de la historia triunfa el verdadero amor y que nada los separará. Pero es un amor prohibido, lleno de contradicciones como todo amor apasionado; ellos se arriesgan, aunque no como aquellos que dudan y tienen que decidir entre dos o tres y se terminan quedando sin el pan y sin la torta.

Ernestina y Silvestri nos regalan una historia de enamorados muy linda, de amor loco, apasionado, ardiente, ese que los quema por dentro y necesitan declarar. Nos muestran que el mundo de las relaciones puede llegar a ser complicado y confuso, pero que está bueno reflexionar sobre el amor y sobre qué es lo que nos mantiene unidos a los vínculos de afecto. En esta novela podrás encontrar frases referidas a las relaciones que te resultarán sabias, divertidas o te invitarán a reflexionar.

Es la historia de un encuentro de amor donde se desata una intensa pasión; pudo haber sido real, como tantos otros. Comienza con diálogos rimbombantes y románticos, que podrían haber ocurrido en la mente de los protagonistas de este tipo de historias. Luego, en la cotidianidad de la vida de los protagonistas de esta aventura amorosa, veremos que sus encuentros románticos y apasionados y sus diálogos e interacciones son más “reales”.

Con esta novela, queridos lectores, los invito a mirar más allá de las apariencias, a valorar las cosas por aquello que en realidad son y no por lo que parecen. En este sentido, les cuento que el verdadero amor existe: yo me dediqué a buscarlo en mis viajes. Creo que la historia que les narro en esta novela tendrá un final inesperado, aunque se me ocurre que oportuno, para el personaje que más arriesga en esta historia.

Ernestina

Parte primera

¿Qué sabes del amor? Muchos dicen que el amor puede ser el principio de todo, la razón de todo, pero también puede llegar a ser el fin de todo. Ahora que tus manos tocaron las páginas de este libro, ahora que tu cara demuestra interés y tu mirada se cruza con las letras impresas en sus páginas, comenzarás a desmenuzar esta historia, la historia de Ernestina. Y al finalizarla, tal vez pensarás que los hechos podrían haber sucedido de cualquier otro modo; sin embargo, sucedieron así.

¿Qué le está pasando a Ernestina? ¿Dónde está? ¿En qué situación se encuentra? ¿Qué decisiones va a tomar a partir de lo que le pasó? Ernestina es observadora y protagonista, a la vez, del ambiente que la rodea. Se interesa y muestra, en y por su mundo, las cosas que vive, y estas tienen un gran efecto sobre ella, la afectan y la conmueven.

Capítulo I

Ernestina vive alucinada una pasión

Esa noche había un gran silencio, hasta para ella soportarlo era despiadado. De pronto, el susurro tan lejano y mágico del viento movió la puerta de entrada de su casa en un vaivén. Eran las ocho y media en el inmenso reloj del pasillo de una casa muy particular, que se adaptaba a cualquier gusto. Era mágica en sus paredes, que guardaban secretos muy románticos pero a la vez complicados de llevar a la práctica. Ella vivía allí en la esperanza de disfrutar de su tremendo amor cuando él traspasara la puerta.

En un segundo, ella sintió que todo comenzaba, que se marcaban su hora, su ser. Con su cabello rubio rizado deslumbraba a cualquiera, su cara impactaba con tanta hermosura junta que quién no se enamoraría de ella. La simpleza de su belleza se caracterizaba, en parte, por sus manos suaves como el algodón del campo, por sus uñas color carmesí, sus labios generosos —quien los mirara quedaba sin poder hablar— y sus ojos verde esmeralda, que le daban un marco elíptico a su rostro. Cuando traspasaba cualquier puerta, su elegancia al vestir, con sus zapatos negros con detalles de corazoncitos grises, y su forma de sentarse y cruzar las piernas en un sillón blanco como la nieve, se destacaban. Su edad poco importa; para el amor no se necesita tener una determinada edad, el amor fluye y atiende a cualquier corazón.

Esa noche pensaba: «¿Será que vendrá?». Hasta que en aquel silencio de la casa, se sobresaltó y se asombró al sentir el toc, toc en la puerta de entrada, y escuchó esa voz firme y varonil que la seducía. Hubiese querido arrojarse sobre él, pero se controló y fue lentamente a abrir la puerta; sus miradas quedaron una sobre la otra, tan compenetradas que les resultaba difícil separarse.

—Viniste, ¡pudiste venir!

—Claro, si sos mi amor encarnado de pasión. Quise verte, abrazarte y poder darte, al menos, solo un beso… Vivamos juntos este ardiente amor, Ernestina, en él está el llamado a vivir la vida, el llamado a la pasión. Nuestro amor de este tiempo ha sido verdaderamente capaz de derribar mis propias barreras. Vos sos hoy quien guía mis pasos. Era un simple y correcto hombre hasta que te volví a ver.

»No puedo olvidarme del aroma de tu piel transpirada, que hasta en mis huesos ya está incrustado. Cada vez que puedo busco volver a vos y agarrarte por esa cintura estrecha y sensual; al pensarlo mi pasión se desboca desde mi interior y se me calienta la piel, y se agranda con fuerza mi virilidad. Quiero poseerte para estremecerme con un espasmo de culminación en tu suave, húmedo y cálido interior. En este sillón vivimos momentos de gran pasión como dos en una unidad, muy decididos a perderse en esta aventura de amor aunque vivirla cause placer y dolor a la vez.

—Vení, mi amor, encontrame y penetrame muy fuerte, que ardo de deseo por sentir que te movés dentro de mí hasta que terminás y me llenás. Tus ojos azules, tu cabello castaño y tu atrapante sonrisa me envuelven cálidamente y hacen que me sienta tuya. Sin vos no vivo, y quiero darle un sentido a mi vida.

Piensa Ernestina: «Quien no entienda este amor me diría “Déjalo”. Sería lo más fácil, claro, para cualquiera menos para mí, porque él está grabado en mi cuerpo y mi alma.

—La brisa en mi ventana, que me desvela, y el azul de las cortinas me hacen sentir en el cielo cada vez que te recuerdo, y mi corazón se desboca. Sos el vigoroso ser que me enamora, que puede vencer las barreras que se oponen a que viva este amor. Mis lágrimas caen sobre la alfombra al solo pensar en que te puedo perder, no podría aguantarlo.

—Aun así me tengo que ir, Ernestina, será hasta otro día. Como siempre, a la misma hora en este mismo lugar. Ahora que te encontré, tampoco yo quiero perderte.

—Es la hora de tu partida, lo sé. Y aunque a mi lado no estarás, me queda tu perfume impregnado en todo el cuerpo. Mi amado, sé que nuestro amor será infinito, aunque ahora mis lágrimas rueden por mi blusa y se pierdan en mi pollera, tan corta como a vos te gusta. Porque todo se irá cuando traspases la puerta, porque solo soy una mujer enamorada de vos, Silvestri.

Esta historia de amor comenzó hace un par de años; ella lo recuerda muy bien, cómo olvidarse. Él, además de ser una buena persona, un hombre centrado y trabajador, era un gran conversador, y la divertía con sus conversaciones. Le encantaba contar historias cortas, y ella podía pasarse mucho tiempo entretenida con sus relatos tan interesantes.

Su cuerpo lo sabe, sabe que será suya por hoy y por siempre. Con sus besos y sus caricias, en una suave y cálida seducción la envuelve el aroma que emana de sus cuerpos cuando hacen el amor, y que solo demuestra cuánto se aman. Qué picardía sería olvidarse del tiempo que pasan juntos, de esos encuentros entre sábanas perdidas donde fluye a flor de piel su fatal pasión, que enamora a cualquiera. Cómo no sentirse suya si ama sus besos ardientes, casi tan penetrantes como la magia de esta pasión que los fue enamorando de a poco pero que finalmente se salió con la suya. Son casi amantes. «Qué feo nuestro título», piensa Ernestina, «pero solo será por un tiempo».

Para Silvestri, compartir sensaciones y estremecimientos hace que enloquezca de deseo. Piensa: «Ernestina, con esos tremendos ojos verde esmeralda, ¿quién se resistiría a tus encantos? Si sos tan bella, mi reina del amor, con tu silueta tan extravagante y tu magnífica y magnética piel, que vuelve loco a cualquiera. Esta pasión me sabe a almendras».

Desde la perspectiva de Ernestina, cómo no amar a Silvestri si es la vida misma, si está grabado en cada pedacito de su corazón, en cada centímetro de su cuerpo. Para ella, él es magia viva. Pero sabe que existe ella, la otra, y que su camino es angosto, casi que se cae. Solo está segura de que el amor vencerá. Claro, la sinceridad siempre fue y seguirá siendo su compañera.

No puede negar que lo ama más que a todo, pero lamentablemente su mente ha sido encantada. ¿Sí? Todavía no lo sabe, aunque su alma sí ha sido conquistada. Es una lucha constante; Silvestri no ha perdido la batalla, pero ella ocupa un lugarcito en la mente de Ernestina. Es una lástima, porque lo ama y ha luchado mucho por ver su amor realizado, pero ella ocupa el gran espacio vacío que él deja al irse. Silvestri le da un poco de su tiempo y un amor un tanto despiadado, pero Ernestina ama esta aventura. Aunque cada día que pasa la hace darse cuenta de que lo puede amar de la manera en que lo ama, tampoco tiene que olvidarse de sí misma. Debe saber que su esencia depende solamente del valor que ella apueste. ¿Será que su mente estará rara, o será que en realidad es lo correcto?

No le fue fácil amar a Silvestri. Él se ganó su respeto, y eso vale más que mil palabras; todo era fantasía a su lado. Y cuando la escuchaba, eso tan simple la había hecho sentir viva, sentir que todo lo que había hecho y hacía en su vida tenía un verdadero sentido. Ernestina estaba muy agradecida, y eso que todavía no sabía si había sido el destino o Cupido el culpable; la verdad, poco le interesaba. Solo sabía que estaba viva, y que cada día su corazón latía más fuerte. Iría despacio.

Si antes pensaba que vivía, él le había enseñado el resto. Y a su vez, también Silvestri iba aprendiendo de ella, y eso le daba felicidad. Cómo no sentir la ternura atada a la gran incertidumbre de vivir una aventura, cómo no jugar rápido si el tiempo se agota.

En este apasionado deseo, Silvestri era sol y playa, era el llamado a la vida, el llamado al amor… No sería tiempo perdido el que guardara para él en su corazón.

Las hojas de otoño fueron marcando un sinfín de emociones mientras Ernestina veía a Silvestri con su gran sonrisa y él la estrechaba en ese abrazo tan sincero que decía mucho. Cada palabra suya tenía un gran significado para ella y era un sinónimo de la palabra más preciosa: amor.

*

Había pasado mucho tiempo sin que se encontraran nuevamente. Después de muchas noches de insomnio, Ernestina pensaba: «Por fin comenzó la mañana, pero la casa quedó vacía sin su presencia y él se despertará con otra a su lado». Estar en la cama pensando en que no era la otra la enloquecía, y le dolía el desengaño de que Silvestri no pudiera ser solo de ella ni ella pudiera ser la única. Se imaginaba las risas de felicidad de los dos…

Angustiada, e intentando darle fin a esta historia de alegrías y desencantos, Ernestina viajó a Miami, una hermosa ciudad ubicada en el estado de Florida, Estados Unidos. Es uno de los destinos turísticos más elegidos, por sus playas de agua celeste, por la vida nocturna y sobre todo por los malls, centros de compras llenos de oportunidades para disfrutar de un viaje de placer y estar a la moda con las marcas internacionales más importantes.

Miami es la ciudad de las tiendas, las boutiques de moda y los mejores outlets del mundo. También era posible ir de shopping a los mercados al aire libre, donde podía encontrarse ropa informal, objetos vintage y gangas de todo tipo. Ir de compras por Miami era la fantasía de Ernestina, a quien, como empresaria de la industria de la belleza, le gustaban la moda y las grandes marcas.

A ella le encantaba Miami, y su día con el combo perfecto implicaba playa e ir de compras. En su estadía visitó los centros más importantes: en Sawgrass Mills Mall pasó agitadas pero divertidas jornadas de compra viendo las marcas más importantes y exclusivas del mundo, con increíbles promociones; en Dolphin Mall vio prendas de cuero, como camperas y carteras, a muy bajo costo; en The Falls se dedicó a pasear con sus amigos; en Bal Harbour Shops y Palm Beach vio productos de alta gama y los mejores objetos de lujo; y en Lincoln Road Mall, su lugar preferido, se dedicó a degustar comidas tradicionales de todo el mundo y a pasar tardes agradables.