Etnografía Visual - Sarah Pink - E-Book

Etnografía Visual E-Book

Sarah Pink

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Beschreibung

Este libro es la guía definitiva para comprender y hacer Etnografía Visual. Sarah Pink proporciona tanto los fundamentos teóricos críticos como las herramientas y técnicas creativas que usted necesita para realizar su propia Etnografía Visual. Incluye lo material y lo digital, y vincula conceptos e ideas clave con contextos del mundo real. Además, esta cuarta edición completamente actualizada:-Proporciona orientación clara y crítica sobre la planificación y la ética de la investigación.-Analiza tecnologías nuevas y emergentes, incluidos dispositivos conectados digitalmente y cámaras portátiles.-Introduce métodos contemporáneos como la etnografía del futuro, la etnografía a distancia, la etnografía en equipo y el uso del cine documental.-Explora las últimas teorías y prácticas en etnografía fotográfica y de vídeo.Le muestra cómo la Etnografía Visual puede ser aplicada, participativa e incluso cómo enfocarla para que pueda intervenir en propuestas de mejora social. Esta obra de Sarah Pink representa un hito en la investigación visual y etnográfica, es imprescindible para estudiantes e investigadores de las ciencias sociales. Con él el investigador encontrará el compañero ideal para realizar una investigación visual impactante, creativa y crítica.

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Sarah Pink

 

 

Etnografía visual

 

 

Título original de la obra: Doing visual ethnography

 

English language edition published by SAGE Publications of London,

New Delhi, Singapore and Washington DC. Translation published by

arrangement with Proprietor.

 

© Sarah Pink, 2021. All rights reserved.

 

Primera edición del original inglés en 2001, segunda en 2006, tercera en

2013. Esta edición en español corresponde a la traducción de la cuarta

edición publicada en inglés en 2021.

 

 

 

 

 

 

 

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

 

 

 

Todas las direcciones de Internet que se dan en este libro son válidas en el momento en que fueron consultadas. Sin embargo, debido a la naturaleza dinámica de la red, algunas direcciones o páginas pueden haber cambiado o no existir. El autor y la editorial sienten los inconvenientes que esto pueda acarrear a los lectores, pero no asumen ninguna responsabilidad por tales cambios.

 

 

 

 

© EDICIONES MORATA, S. L. (2024)

Madrid - España

edmorata.es

Derechos reservados

ISBNpapel: 978-84-7112-897-3

ISBNebook: 978-84-7112-898-0

Depósito legal: M-3.435-2024

Compuesto por: MyP

Printed in Spain — Impreso en España

Imprime: ELECE Industrias Gráficas, S. L. (Madrid)

 

Diseño de portada por Ana Peláez Sanz inspirado en la obra del original.

Nota de la editorial

En Ediciones Morata estamos comprometidos con la innovación y tenemos el compromiso de ofrecer cada vez mayor número de títulos de nuestro catálogo en formato digital.

Consideramos fundamental ofrecerle un producto de calidad y que su experiencia de lectura sea agradable así como que el proceso de compra sea sencillo.

Por eso le pedimos que sea responsable, somos una editorial independiente que lleva desde 1920 en el sector y busca poder continuar su tarea en un futuro. Para ello dependemos de que gente como usted respete nuestros contenidos y haga un buen uso de los mismos.

Bienvenido a nuestro universo digital, ¡ayúdenos a construirlo juntos!

Si quiere hacernos alguna sugerencia o comentario, estaremos encantados de atenderle en [email protected] o por teléfono en el 91 4480926.

Agradecimientos

Sobre la autora

Introducción

¿Por qué necesitamos etnografía visual?—Un contexto cambiante para hacer etnografía visual.—Teoría, metodología y método en la Realización de Etnografía Visual.—El libro.

PARTE 1Teoría y práctica interdisciplinaria

CAPÍTULO 1. Etnografía visual interdisciplinaria

Preocupaciones disciplinarias e investigación de etnografía visual.—Antropología visual y mediática.—Sociología visual: cambios en los enfoques de las imágenes y la sociedad.—Geografía: una disciplina “visual”.—Estudios de cultura visual: un punto de partida crítico.—Etnografía visual y tecnologías digitales y emergentes.—Etnografía visual ahora y en el futuro.—Otras lecturas.

CAPÍTULO 2. Ver, conocer y compartir

Situación de la etnografía visual.—Etnografía visual y el giro sensorial.—La nueva materialidad digital de la etnografía visual.—La etnografía visual como una práctica reflexiva.—Etnografía visual y lo inobservable.—Los creadores de imágenes como profesionales.—Resumen.—Otras lecturas.

CAPÍTULO 3. Diseño, ética y práctica

Identificación, selección y diseño de métodos visuales.—Planificación de la investigación de etnografía visual con las partes interesadas.—Tecnologías en la etnografía visual.—La ética en la etnografía visual.—Consentimiento informado y modos de colaboración.—Daños a los participantes y a los investigadores.—Etnografía visual centrada en el futuro y una ética de la responsabilidad.—Propiedad de los materiales de investigación.—Resumen.—Otras lecturas.

PARTE 2Hacer, conocer y significar

CAPÍTULO 4. Práctica de la etnografía fotográfica

Las fotografías etnográficas como visualidades compartidas.—La materialidad digital de la fotografía etnográfica.—Participar en las culturas fotográficas.—Encuestas y recorridos fotográficos.—Fotografiar en movimiento.—Hacer fotografías con los participantes.—Colaboración con los fotógrafos.—Devolver la mirada.—Entrevista con imágenes.—Hablar con las colecciones fotográficas de otras personas.—Fotografía producida por los participantes.—Muestras, exposiciones y archivos: visualización de fotografías con los participantes.—La fotografía disruptiva y la etnografía de los futuros.—Resumen.—Otras lecturas.

CAPÍTULO 5. Práctica de la videoetnografía

El vídeo etnográfico y el desplazamiento por el mundo.—La materialidad digital del vídeo etnográfico.—Ver y compartir visiones locales a través del vídeo.—Permisos y pilotos.—Recorridos y recreaciones en vídeo.—Estar allí mientras se desarrollan las cosas.—De la entrega de la cámara a los videodiarios sensoriales.—Cámaras montadas en el cuerpo y conocimiento encarnado.—El trabajo videográfico en equipo.—Métodos de investigación a distancia en la videoetnografía.—El vídeo en la investigación de las etnografías del futuro.—Resumen.—Otras lecturas.

CAPÍTULO 6. La elaboración designificados etnógraficos visuales

Organizando imágenes.—El análisis como práctica y proceso.—La corazonada etnográfica.—Conocer a través de fotografías y vídeo.—La construcción de historias y relatos a través de los materiales del trabajo de campo.—El análisis en equipo en la etnografía visual.—El análisis como práctica crítica y de intervención.—Resumen.—Otras lecturas.

PARTE 3Intercambio, intervención y futuro

CAPÍTULO 7. La etnografía visual en el ámbito académico

La cultura de la metodología de la etnografía visual.—Reflexividad y narrativa en el texto académico.—Tiempo verbal y temporalidad en la cultura académica etnográfica visual.—Experimentos en textos etnográficos visuales.—El fotoensayo en la etnografía.—Historias de vídeo en fotogramas.—El vídeo en las revistas digitales.—Experimentos con nuevos formatos de publicación.—Resumen.—Otras lecturas.

CAPÍTULO 8. Etnografía documental y visual

Tecnologías visuales digitales y emergentes.—Relatos etnográficos y audiencias.—Entre el trabajo de campo y el cine documental.—Etnografía y fotografía documental.—Colaboración, retroalimentación y lo que no se ve.—Futuros, incertidumbre y especulación.—Resumen.—Otras lecturas.

CAPÍTULO 9. La etnografía visual intervencional

Contexto y grupos de interés.—Etnografía visual pública en internet.—Documental etnográfico intervencionista.—El clip incisivo.—Uso de la etnografía visual para informar las tarjetas de diseño de futuros.—Etnografía y práctica intervencionista de las artes visuales.—Avance de la etnografía visual pública e intervencionista.—Otras lecturas.

Bibliografía

Índice

Agradecimientos

La primera edición de Doing Visual Etnography, publicada en 2001, fue inspirada en mis lecturas, visiones y las conversaciones que mantuve sobre el trabajo de los antropólogos visuales, sociólogos y artistas, que me llevaron a mi propia convicción de que la etnografía visual estaba surgiendo como un nuevo campo de práctica. Desde entonces he conocido a muchos etnografos con los que he mantenido correspondencia, que comparten mi entusiasmo por lo visual —a través de disciplinas y campos interdisciplinarios, e internacionalmente. Algunas de las discusiones en ediciones posteriores, incluyendo esta nueva cuarta edición, se basan en el trabajo de los etnógrafos visuales que han dialogado con Doing Visual Etnography a través de sus publicaciones y su propia práctica. Estoy muy en deuda con ellos tanto por apreciar mi trabajo anterior como por su propia práctica, con la que esta nueva edición, a su vez, dialoga. Algunos autores han respondido a mi trabajo en reseñas de libros o en comentarios en sus propios textos. A menudo esto proporciona comentarios constructivos por los que estoy agradecida. También sucede a veces que los comentarios se han basado en lecturas limitadas de parte de lo que he escrito sin contemplar la totalidad de la obra.. En lugar de entrar en refutaciones estériles he preferido proporcionar aclaraciones, por lo tanto, no he realizado mención aquí de forma directa o explícita a dichos comentarios. Sin embargo, espero que una lectura de esta nueva edición del libro pueda aclarar cualquier cosa que pudiera haber sido malinterpretada en las ediciones anteriores.

A lo largo de los años, he colaborado en mi trabajo con muchos colegas con los que he desarrollado, reflexionado y publicado sobre los métodos y enfoques de la etnografía visual. Sin estos colegas inspiradores y creativos, nunca habría podido experimentar y discutir la gama de innovaciones metodológicas y experimentos que aparecen en este libro. En lugar de nombrar a las muchas personas excelentes con las que he trabajado aquí, reconozco sus contribuciones a medida que se discute nuestro trabajo compartido, y se hace referencia a nuestras publicaciones como coautores a lo largo de este libro.

Las ideas y ejemplos discutidos en este libro también se basan ampliamente en mis propios escritos teóricos y metodológicos y en la práctica en torno a la metodologías visual y digital y los medios de comunicación. Tales reflexiones y discusiones forman parte de mi participación continua en debates dentro de una amplia variedad de campos de investigación diferentes. Si bien no he republicado directamente ningún texto existente en este libro, me refiero a menudo a las ideas y argumentos que han formado parte de mi trayectoria de investigación en los últimos treinta años. Por lo tanto, la mayoría de los argumentos y algunos de los ejemplos dados aquí se desarrollan y discuten en más profundidad y detalle o desde diferentes perspectivas en otras publicaciones. Menciono esto, tanto para reconocer la relación entre este libro y el trabajo existente, como para destacar que, cuando es relevante, hago referencia a las obras existentes para que los lectores interesados puedan seguirlas con más profundidad.

El libro no habría sido posible sin el apoyo de todas las personas que han colaborado con mis colegas y conmigo como participantes de la investigación, que han aceptado no solo ser fotografiados y grabados en vídeo, sino que también me han permitido compartir sus imágenes. Quiero mostrar un reconocimiento particular a todos aquellos que se mencionan en este libro, me gustaría extender también mi agradecimiento a todos aquellos que han trabajado conmigo para mostrarme aspectos de sus vidas y, que al hacerlo, me ha permitido seguir aprendiendo a ser un etnógrafo visual.

Por la combinación de formación visual y etnográfica que ha dado forma a este trabajo, estoy en deuda con el Centro de Antropología Visual de Granada en la Universidad de Manchester, donde mi formación como estudiante de maestría fue formativa. A lo largo de las cuatro ediciones de este libro me he beneficiado de los entornos académicos, de las instalaciones y del apoyo técnico de la Universidad de Derby y de la Universidad de Loughborough en el Reino Unido, del IN3 en Barcelona en España, de la Universidad de Halmstad en Suecia y en Australia de la Universidad RMIT. Mi colaboración como profesora invitada de la Fundación de la Universidad de Aarhus (AUFF) en 2018 fue una oportunidad maravillosa para trabajar junto a antropólogos visuales en Dinamarca. Mi hogar académico en el momento de escribir este libro, como Directora fundadora del Laboratorio de Investigación de Tecnologías Emergentes en la Universidad de Monash en Australia, me ha proporcionado un contexto ideal para elaborar esta cuarta edición. El apoyo futuro en los enfoques de laboratorio es lo que creo que será el paso más significativo para una nueva iteración de la etnografía visual. Reelaborar un libro por cuarta vez exige un compromiso duradero con un proyecto, y también debo mi inspiración intelectual para continuar trabajando en Doing Visual Etnography a lo largo de los años a todas las personas que me han invitado a hablar sobre este tema en talleres y conferencias, a los investigadores y a los estudiantes que han asistido a estos eventos, que me han mostrado su trabajo, discutido ideas y que me han hecho preguntas inspiradoras, así como los editores de Sage —anteriormente Patrick Brindle y Jai Seaman y actualmente Michael Ainsley— que me han animado a producir cada nueva edición. Agradezco esas oportunidades y diálogos, ya que son fundamentales para mantener viva una idea.

Por último, agradezco a las organizaciones que han financiado los proyectos en los que he desarrollado la teoría y la práctica etnográfica visual: el Consejo de Investigación Económica y Social en el Reino Unido financió mi investigación doctoral sobre las mujeres y la tauromaquia en España en la Universidad de Kent, Reino Unido; Unilever financió mi primer trabajo de etnografía de vídeo en el hogar en el Reino Unido y España; la Fundación Nuffield financió mi trabajo en Slow Cities; Construction Skills y la Institución para la Seguridad y Salud Ocupacional en el Reino Unido, y una colaboración entre la Universidad RMIT y CodeSafe en Australia financiaron tres proyectos en los que mis colegas y yo desarrollamos métodos etnográficos visuales en la investigación de la industria de la construcción; la energía interdisciplinaria de bajo esfuerzo. El proyecto de reducción de la demanda, con sede en la Universidad de Loughborough, fue financiado conjuntamente por los programas de economía digital y energía de los Consejos de Investigación del Reino Unido (subvención number EP/I000267/1); el programa “Complex, clever, cool: understanding and imagining smart, sustainable, laundry” fue financiado por una asociación industrial con Unilever UK; el proyecto Design for Wellbeing fue financiado por el Exemplar Health Consortium y la Universidad RMIT en Australia; mi trabajo en Suecia sobre futuras movilidades se financió a través de una serie de proyectos de colaboración con la Universidad de Halmstad y Volvo cars, en “Co-designing future smart urban mobility services: a human human mobility services: a human approach” (AHA) fue financiado por Vinnova, Suecia (número de premio: 2018-02088), dentro del Programa estratégico de innovación, Drive Sweden, “Human expectations and experiences of autonomous driving” (HEAD) fue financiado por Vinnova, Suecia (número de premio: 2016-02515), y una cátedra visitante internacional de medio año de duración fue financiada por la Fundación KK-Stift elsen; mi trabajo sobre futuras movilidades en Brasil en los proyectos “NUX – natural user experience” y “Safe and connected technology use in vehicles” fue con la Universidad Federal de Pernambuco y el Instituto Samsung, Brasil; el “Sensing, shaping, sharing: measuring and imagining the body in a el proyecto “mundo mediatizado” fue financiado por la Fundación RJ, Suecia: el proyecto “Alfabetización transmedia explotando las habilidades transmedias y las estrategias de aprendizaje informal para mejorar la educación formal” fue financiado por el Programa Horizonte 2020 de la UE; el proyecto “Locating the mobile: intergenerational loca- tive media practices in Tokyo, Melbourne and Shanghai” fue financiado por el Australian Research Council (LP130100848); el “Digital energy futures: forecasting changing residential electricity demand” está financiado por el Australian Research Council (LP180100203). Las Soluciones inteligentes para el hogar para una vida independiente fueron financiadas por el Departamento de Salud del Gobierno australiano a través de una subvención para la innovación del Programa de Apoyo al Hogar de la Commonwealth, y se llevaron a cabo en una asociación entre McLean Care y las universidades de Monash y Deakin.

Sobre la autora

Sarah Pink es conocida mundialmente por su innovación en metodologías de investigación y difusión digital, visual y sensorial, que emplea en proyectos interdisciplinarios de diseño, ingeniería y práctica creativa para involucrarse con problemas y desafíos contemporáneos. Tiene una reputación internacional por su investigación antropológica con métodos visuales y por su colaboración en todas las disciplinas con socios tanto dentro como fuera del ámbito académico. Ha desarrollado y colaborado en la investigación de la etnografía visual en todo el mundo, incluyendo en el Reino Unido, España, Suecia, Australia, Brasil, Chile e Indonesia.

Es catedrática y directora del Laboratorio de Investigación de Tecnologías Emergentes de la Universidad de Monash en Australia, y fue anteriormente directora del Centro de Investigación de Etnografía Digital en la Universidad RMIT, Australia. Es profesora invitada internacional en la Universidad de Halmstad en Suecia. También es profesora visitante en la Escuela de Diseño y miembro del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Loughborough, donde anteriormente fue profesora en el Departamento de Ciencias Sociales. Sarah es miembro de la Academia de Ciencias Sociales de Australia.

Los tiempos contemporáneos requieren nuevas metodologías visuales. Necesitamos métodos colaborativos, éticos, responsables e intervencionistas capaces de mostrar y comunicar los desafíos locales y globales e imaginar, proponer e iniciar rutas hacia un futuro nuevo y mejor. La etnografía visual está en el centro de este movimiento. ¿Cómo la etnografía visual abraza nuevas formas de ser, tecnologías emergentes y las complejidades y contingencias que rodean nuestro futuro posible?

Introducción

Las imágenes están “en todas partes”. Impregnan nuestro trabajo académico, la vida cotidiana, los mundos digitales y las redes sociales, las narrativas sociales y los futuros imaginados. Habitan e inspiran nuestra imaginación, tecnologías, textos y conversaciones. En el momento actual, más que nunca, las tecnologías de la cámara y de la pantalla están también casi por todas partes. Implican una gama cada vez mayor de formas y modos de imaginar, incluyendo los teléfonos móviles y los dispositivos móviles de salud, actividad, vigilancia, de fotografía y vídeo.

Etnografía Visual responde a las necesidades y demandas de los investigadores cualitativos en este contexto en evolución de la investigación y la práctica. Aquí, junto con las nuevas tecnologías inteligentes y automatizadas, antes la ficción científica, que están entrando en nuestra vida cotidiana, están surgiendo nuevos modos de esperanza cotidiana, ansiedad e incertidumbre. Este libro presenta un enfoque de la investigación que da cuenta y aprovecha esta experiencia humana, la imaginación y la acción. Va más allá del enfoque en los métodos visuales de investigación y representación que domina los relatos existentes y las guías de los métodos visuales o el cine etnográfico: invita a los investigadores a una práctica etnografica visual más avanzada teórica y tecnológicamente para estudiar los mundos que habitamos; y establece un nuevo enfoque de la metodología cualitativa que incorpora la práctica visual en la investigación que da cuenta de los futuros, el impacto y las posibilidades intervencionistas e interdisciplinarias de las ciencias sociales.

Hemos visto cambios rápidos en las formas en que la etnografía visual se puede practicar en los últimos veinte años. A medida que las tecnologías y los medios móviles digitales y conectados se volvieron omnipresentes, las imágenes se integraron en nuestras actividades y encuentros sociales y en las arquitecturas digitales de los entornos por los que nos movemos en nuestra vida cotidiana. Las imágenes se utilizan para registrar y reconstruir el pasado a través, por ejemplo, de técnicas de archivo y visualización. En el presente lo visual está inextricablemente entretejido con nuestras identidades personales, narrativas, estilos de vida, culturas y sociedades, así como con definiciones de tiempo, espacio, lugar, realidad y verdad. Las imágenes utópicas y distópicas habitan nuestros mundos mediados, dando vista a posibles futuros que podríamos esperar o temer, mientras que se ha imaginado que las imágenes futuras se verán a través de tecnologías emergentes sin pantalla. Nuestra experiencia y uso de lo visual continúa evolucionando a medida que las personas y las organizaciones, de diversas maneras en todo el mundo, hacen e improvisan con distintos tipos de imágenes, de manera que ofrecen la innovación y las posibilidades tecnológicas nuevas y emergentes. A medida que los nuevos modos de Inteligencia Artificial (IA) y toma de decisiones automatizada (ADM) se integren cada vez más (y a veces de forma invisible) en las tecnologías, servicios y procesos cotidianos, encontraremos nuevas formas de hacer, experimentar e investigar con, a través y sobre lo visual. La vigilancia visual y el análisis de big data se han convertido rápidamente en parte de la forma en que se entienden los mundos sociales y humanos en las narrativas y visualizaciones dominantes de la industria y el sector público. El contenido visual de las imágenes cotidianas está igualmente subsumido bajo esta agenda, por lo que es aún más importante para la investigación de la etnografía visual sensible, ética y situada que se llevará a cabo para comprender estos cambios e intervenir allí donde las vastas bases de datos de imágenes visuales se almacenan y analizan descontextualizadas de los mundos cotidianos donde fueron producidas.

La práctica de la investigación etnográfica también está entrelazada con las tecnologías visuales, imágenes, metáforas y formas de ver, sentir e imaginar. Cuando los etnógrafos producen fotografías o vídeos, y utilizan la gama en continua evolución de aplicaciones, emojis y plataformas de intercambio que están asociados con ellos, estas imágenes, y la experiencia de producir y discutirlos, se convierten en parte de su conocimiento etnográfico e imaginación. Las imágenes son parte de cómo experimentamos, imaginamos, aprendemos y conocemos. Se comparten continuamente a través de la vida cotidiana y los contextos de investigación. Son parte de cómo esperamos y tememos, así como de cómo nos comunicamos y representamos el conocimiento. En contextos de investigación, las imágenes pueden inspirar conversaciones, la conversación puede invocar imágenes; la conversación y las actuaciones visualizan y dibujan imágenes impresas o digitales ausentes en sus narrativas a través de descripciones verbales y referencias a ellas. Del mismo modo, así como una imagen puede invocar una memoria de una experiencia afectiva encarnada, las experiencias también inspiran imágenes. La fotografía y el vídeo no son simplemente grabaciones de la vida, sino que siempre surgen de las circunstancias contingentes y continuamente cambiantes de la vida. Las imágenes son, por lo tanto, una parte inevitable del entorno experiencial en el que vivimos e investigamos; Etnografía Visual es una invitación a participar con imágenes, tecnologías y formas de ver, experimentar e imaginar como parte del proceso etnográfico.

¿Por qué necesitamos etnografía visual?

Imágenes fijas y en movimiento se han convertido gradualmente en elementos integrales del trabajo de los etnógrafos, incluso cuando el tema de la investigación etnográfica pudiera tener poco que ver directamente con lo visual. En parte, esto se ha debido que muchos etnógrafos se han dado cuenta de que los elementos visuales de las investigaciones, como formas para acceder al saber en el mundo, necesitan ser atendidos, ya sea que esto implique trabajar con fotografía analógica histórica o cine, con los formatos fotográficos mixtos que la mayoría de las personas tendrán como parte de sus colecciones de imágenes de la vida, o con las nuevas tecnologías. Sin embargo, también está claro que estamos viviendo en un momento en que las circunstancias de nuestra investigación significan que sería difícil ser un etnógrafo contemporáneo sin comprometerse con los medios digitales, tecnologías y los entornos sociales, materiales y de infraestructura y las prácticas asociadas con ellos. Esto se aplica a la forma en que estos aspectos figuran en nuestras propias vidas, en nuestra práctica de investigación y en las vidas de aquellos que participan en nuestra investigación. Nuestros sitios de trabajo de campo a menudo no solo cruzarán localidades físicas, sino que también atravesarán los mundos y temporalidades digitales y materiales que se unen a medida que se viven las vidas cotidianas. Este contexto, que constituye las circunstancias para la Etnografía Digital (Pink, Horst, Postill, Hjorth, Lewis y Tacchi, 2016), también tiene poderosas implicaciones para la práctica de la etnografía visual. Las tecnologías visuales digitales y los medios de comunicación, y las plataformas y aplicaciones a través de las cuales nos relacionamos con ellos, son parte de cómo constituimos el conocimiento etnográfico, así como ser utilizado para crear representaciones de conocimiento etnográfico. Como tal, los medios y materiales etnográficos visuales nos ofrecen formas de continuidad entre el trabajo de campo en la investigación académica y aplicada contextos que otros medios no pueden. Ahora es casi inevitable que como etnógrafos podamos beneficiarnos de las tecnologías visuales digitales y las imágenes en el curso de nuestra investigación y la práctica académica. Por lo tanto, tenemos que entender cómo se implican en la producción y difusión de las formas de conocimiento que forman parte del proceso etnográfico.

Junto con su creciente prevalencia en la práctica etnográfica, los métodos visuales y los medios de comunicación son también parte de lo que aprendemos cuando nos convertirmos en etnógrafos. Los métodos visuales se enseñan como temas de cursos universitarios y en talleres de capacitación en investigación avanzada, y ha surgido una difusión mundial de conferencias y seminarios que se centran en los métodos visuales. Mientras que la etnografía visual se podría decir que han crecido originalmente a partir de las disciplinas de la antropología y la sociología, ahora definitivamente no se limita a ellas. Los beneficios de un enfoque etnográfico orientado visualmente son cada vez más reconocidos en otras disciplinas, incluida la geografía, así como en campos interdisciplinarios como la investigación del consumidor, los estudios de salud, los estudios de educación, los estudios de medios, los estudios de organización, la investigación de diseño, la investigación de interacción humano-computadora, la investigación de edificios y en la práctica de las artes reflexivas. Hay una riqueza correspondiente de la literatura existente sobre métodos visuales, elementos seleccionados de los cuales discuto en los siguientes capítulos de este libro, repartidos a través de disciplinas académicas e informados por una gama de enfoques metodológicos. Este contexto es un marcado contraste con el de finales de la década de 1990, cuando me puse a crear la primera edición de este libro. En ese momento yo creía que la etnografía visual era un campo emergente que necesitaba ser traído a la vista. Ahora lo veo como un campo de práctica internacional e interdisciplinario creciente y dinámico.

Finalmente, necesitamos etnografía visual porque si los investigadores de ciencias sociales van a hacer la investigación que tiene impacto en el mundo, que es intervencionista y que se comunica a través de disciplinas y sectores, tenemos que ser capaces de obtener conocimientos profundos que se ponen bajo la superficie de lo que es visible, para compartir nuestros hallazgos y para involucrar a otros en nuestros argumentos y en las historias de las personas que participan en nuestra investigación. La práctica de la investigación visual y el uso de imágenes visuales y digitales, fijas y en movimiento y plataformas de difusión nos ofrecen un modo poderoso de involucrarnos tanto dentro como fuera de la academia. Nos permite intensificar nuestro compromiso con los desafíos sociales contemporáneos. Esto podría lograrse a través de la colaboración para generar ideas etnográficas visuales con aquellos que deseen aprender de nuestro trabajo, como una respuesta directa a aquellos que están avanzando narrativas predictivas y deterministas de gran alcance sobre los futuros, y a través de narrativas de impugnación que ponen por delante el conocimiento etnográfico. La etnografía visual aproxima nuestras audiencias a nuestros resultados de la investigación y a los participantes, les invita a sentir y sentir las experiencias de otras personas. Como tal, ofrece un poderoso dispositivo de intervención para los investigadores que desean participar o influir en la conformación de nuestros futuros aún desconocidos e inciertos.

Un contexto cambiante para hacer etnografía visual

Para entender lo que significa hacer etnografía visual hoy en día, tenemos que entender algo de dónde ha venido. Para contextualizar esto aquí, doy cuenta de su historia reciente, ya que surgió como una práctica reconocida. He trabajado con fotografía y vídeo en mi propia práctica etnográfica, a través de períodos de innovaciones tecnológicas y teóricas y “giros”, cada uno de los cuales ha ofrecido nuevas posibilidades conceptuales y prácticas. A finales de la década de 1980, los defensores de la entonces “nueva etnografía” introdujeron ideas de etnografía como ficción y enfatizaron la centralidad de la subjetividad para la producción de conocimiento. La antropología, la disciplina en la que comenzó mi trabajo, experimentó una “crisis” a través de la cual se desafiaron los argumentos positivistas y los enfoques realistas del conocimiento, la verdad y la objetividad (véase Clifford y Marcus, 1986).

Estas ideas allanaron el camino para que lo visual sea cada vez más aceptable en etnografía, ya que se reconoció que el cine etnográfico o la fotografía no eran esencialmente más subjetivos u objetivos que los textos escritos, y por lo tanto gradualmente se convirtió en aceptable para (si no activamente involucrado con) la mayoría de los investigadores principales. Durante la década de 1990, las nuevas innovaciones en la tecnología visual, los enfoques teóricos posmodernos críticos la subjetividad la experiencia, el conocimiento y la representación, un enfoque reflexivo de la metodología de trabajo de campo etnográfico, y un énfasis en la interdisciplinaridad invitaron a nuevas posibilidades emocionantes para el uso de tecnologías fotográficas e imágenes en la etnografía. Saliendo de ese contexto, a principios del siglo XX hubo una ráfaga de nueva literatura y trabajo práctico que involucró metodologías visuales. Atravesando las ciencias sociales y las humanidades estos desarrollo crecieron a partir de la antropología social (Ruby, 2000; Bancos, 2001; Grimshaw, 2001; El Guindi, 2004; Grimshaw y Ravetz, 2004; Pink, Kürti y Afonso, 2004; MacDougall, 2005; Pink, 2006); la sociología (Emmison y Smith, 2000; O’Neill, 2002; Knowles y Sweetman, 2004; Poste, 2004; Halford y Knowles, 2005), y la geografía (Rose, 2016), (ver Pink, 2006, Capítulo 2). Colectivamente estos textos establecen un nuevo escenario para los métodos visuales en un clima intelectual donde el impacto del giro posmoderno había sido evaluado y puesto a descansar dejando como legado, entre otras cosas, el enfoque reflexivo de la investigación etnográfica y visual en el que insisten estas obras. Fue a partir de ese contexto que surgió la segunda edición de Etnografía Visual, a través de tres influencias clave. En primer lugar, un entusiasmo por explorar nuevos temas interdisciplinarios, la conexión de la etnografía y la práctica de las artes (por ejemplo, Da Silva y Pink, 2004; Grimshaw y Ravetz, 2004; Schneider y Wright, 2005; Bowman, Grasseni, Hughes-Freeland y Pink, 2007). En segundo lugar, reconocer que la investigación visual también debe dar cabida a la realización y los sentidos (por ejemplo, O’Neill, 2002; Grimshaw y Ravetz, 2004; MacDougall, 2005; Pink, 2006, 2009). En tercer lugar, un nuevo énfasis en la investigación y la formación en metodología y el escrutinio ético que emanan de los requisitos institucionales que ahora hacen los organismos de financiación y las universidades (Strathern, 2000a, b; Pink, 2017a). Este contexto, por una parte, fomentaba metodologías innovadoras; por otro, hizo hincapié en la importancia de garantizar la práctica ética a través del escrutinio externo, y como tal en formas a menudo aparentemente muy diferentes de las sugeridas por el autoescrutinio del etnógrafo reflexivo.

En este entorno, los etnógrafos visuales necesitaban no solo ser autorreflexivos sobre sus métodos, sino también conocerlos en lenguajes institucionales (Prosser, Clark y Wiles, 2008; Clarke, 2012). Por otra parte, la etnografía visual comenzó a surgir como una práctica aplicada, así como una práctica académica (Pink, 2006, 2007a). Estos cambios también fueron remodelados por los nuevos cambios y “giros” de la última parte de la primera década del siglo XXI. Cuando estaba escribiendo la segunda edición de este libro, estaba claro que una etnografía visual pronto abarcaría una forma digital y basada en la web de hacer etnografía. Sin embargo, todavía había mucho que se podía decir sobre la realización de la etnografía visual que no necesitaba ser entendido como práctica digital. Mientras estaba escribiendo la tercera edición, ciertos cambios habían replanteado este contexto. La etnografía visual era para entonces, en los años previos a su publicación en 2013, una práctica que, en mi experiencia, ahora implicaba el uso de tecnologías y medios digitales, y se practicaba en un contexto en el que a veces los etnógrafos y los participantes de la investigación tenían acceso a tecnologías muy similares. Si bien este último punto debe matizarse mediante el reconocimiento de que las desigualdades mundiales y nacionales y otras formas de diferencia que significan que, por supuesto, no todos tenemos el mismo acceso a los mismos medios y tecnologías. Pero es evidente que el equipo que se necesita para una etnografía visual ya no es necesariamente diferente de nuestras tecnologías de la vida cotidiana, a menos que queramos utilizar equipos especializados o de calidad particularmente alta o nuevas tecnologías que todavía no son generalmente accesibles a un mercado más amplio. Los investigadores y los participantes, dependiendo de una serie de factores que afectan a los niveles de habilidades y la propiedad de la tecnología de cada uno, a menudo tendrán el mismo acceso a las posibilidades de producción, edición y intercambio de imágenes. Sin embargo, el uso de métodos visuales en la práctica etnográfica no tiene que involucrar a los medios digitales, como incluso ejemplos recientes (por ejemplo, Grasseni, 2012; Hogan y Pink, 2012; Lammer, 2018) muestran que el uso de mapas impresos, papel, bolígrafos, lápices, cámaras analógicas y otras tecnologías “antiguas” puede ser significativo para los métodos etnográficos visuales, las formas de saber y los significados que pueden producir. Aquellos lectores que están sosteniendo este mismo libro en su forma impresa mientras leen estarán experimentando una “vieja” materialidad que persiste en el presente. Mientras que otros lectores accederán a estas palabras e imágenes a través de tecnologías digitales, tal vez una computadora portátil, tableta o teléfono inteligente, y desarrollarán una relación diferente con sus elementos escritos y visuales, así como con los materiales en línea a los que proporciona enlaces.

Formas contemporáneas de hacer etnografía visual también están enmarcadas por una serie de cambios más amplios que crean el contexto en el que las metodologías de investigación visual se están configurando de manera más general. Durante las dos primeras décadas del siglo xxi hemos vivido un continuo cambio de nuevas posibilidades tecnológicas, así como una serie de giros teóricos, que han remodelado acumulativamente la etnografía visual. Un enfoque significativo ha sido en los conceptos de práctica, lugar y los sentidos (ver Pink, 2015a). Esto ha requerido una re-situación de lo visual en la etnografía —una cuestión que analizo en profundidad en relación con el conocimiento académico sobre lo sensorial en mi libro Doing sensory ethnography (Pink, 2015a). La creciente importancia de los enfoques no representacionales (véase, por ejemplo, Thrift, 2008) y “más que representacionales” (Lorimer, 2005) en la geografía humana y en la antropología (véase Ingold, 2011) exige que reconceptualicemos cómo pensamos sobre el papel de las imágenes en el mundo e invita a un enfoque de lo visual que se aparta de los tratados de estudios culturales convencionales (véase Ingold, 2010a; Pink, 2011a). Al mismo tiempo, hemos visto un nuevo cambio hacia la investigación visual pública y aplicada. Los métodos visuales y los medios de comunicación se han dedicado cada vez más a la investigación aplicada en antropología y disciplinas afines (Pink, 2007b, 2011b, 2012a; Mitchell, 2011; Pink, Fors y O’Dell, 2017). Como es evidente en los ejemplos de trabajo reciente que me baso en los debates en los siguientes capítulos, una cantidad cada vez mayor de la práctica reciente de la etnografía visual es parte de este movimiento hacia una forma más comprometida, participativa, colaborativa y pública de la erudición visual. De hecho, en varios casos este tipo de nuevos compromisos han llevado al desarrollo de nuevas iteraciones de la práctica etnográfica, en el que la etnografía visual sigue siendo un elemento de apoyo. Ejemplos de estos son el desarrollo de “etnografía a corto plazo” (Pink y Morgan, 2013), la “práctica mezclada” que reúne el diseño y la etnografía visual (Pink, Akama y Fergusson, 2017), y la “etnografía de partes interesadas digital-visual” (Pink, Postill, Leder Mackley y Astari, 2017), que veremos más adelante en este libro. Sin embargo, el reenfoque más urgente de la etnografía visual es actualmente uno que se basa en estas agendas sensoriales y aplicadas, para comprometerse con el futuro humano. Este enfoque, liderado por el movimiento de “antropología de futuros” (véase, por ejemplo, Salazar, Pink, Irving y Sjoberg, 2017) se basa en teorías antropológicas de los futuros como contingentes y emergentes, como un modo de impugnar las comprensiones cuantitativas predictivas de los futuros. Como sostengo en los siguientes capítulos, los modos sensoriales, no representacionales y aplicados de la etnografía visual que se han desarrollado en los últimos años tienen un papel clave que desempeñar en esta agenda.

La etnografía visual, tal como se practica, está por lo tanto, conformada por una gama de influencias interrelacionadas. Las trayectorias y compromisos disciplinarios (que se analizan en el Capítulo 1), las competencias teóricas del significado y el potencial de las imágenes y los medios de comunicación, las posibilidades tecnológicas, las aptitudes del investigador, las biografías, la subjetividad y la reflexividad, las relaciones de poder y futuro (véase el Capítulo 2), la cuestión de investigación que se aborda, el diseño de la investigación, las cuestiones éticas y las posibilidades aplicadas e intervencionistas de la investigación (Capítulo 3). Además, están enmarcados por las formas en que definimos nuestros contextos y entornos de investigación, las formas en que estos cambian y cómo estos son atendidos por otros académicos, investigadores y participantes y partes interesadas en nuestra investigación. Como se demuestra en las figuras 0.1, 0.2, 0.3 y 0.4, estos elementos se unen de diferentes maneras en relación con diferentes localidades, identidades, temporalidades y tecnologías. Por otra parte, ejemplos anteriores de la práctica de la etnografía visual no se vuelven redundantes aunque surjan nuevas tecnologías. De hecho, como vemos en la figura 0.1, en el año 2000 los temas de identidad, tecnologías, textos y localidad fueron tan importantes como lo fueron en 2005 en la figura 0.2, en 2011 en la figura 0.3 y en 2016 en la figura 0.4. La temporalidad de estas imágenes abarca progresivamente las materialidades digitales que ahora forman parte de la vida cotidiana de muchas personas. Sin embargo, la figura 0.1 sigue siendo tan pertinente hoy como lo era en 2000.

Figura 0.1. Maestra Caravela. © Olivia da Silva 2000, utilizado con permiso.

La Maestra Caravela, miembro de la comunidad pesquera de Matosinhos (Portugal), estuvo representada en el proyecto fotográfico de Olivia da Silva, In the Net (Da Silva, 2000). Da Silva utilizó métodos antropológicos para informar su práctica fotográfica, escribiendo “Como observador participante trabajé estrechamente con los sujetos de mis retratos mientras vivían su vida cotidiana para acceder a los ámbitos personales y domésticos de las comunidades pesqueras y registrar historias y narrativas individuales” (ver Da Silva y Pink, 2004). La relación entre la práctica de las artes y la etnografía visual es un proceso bidireccional: mientras que las prácticas etnográficas visuales pueden informar las representaciones fotográficas, las prácticas visuales de los artistas documentales también proporcionan ejemplos nuevos e inspiradores para los etnógrafos visuales.

 

Figura 0.2. David y Anne me mostraron una impresión de sus planes para el jardín comunitario. © Sarah Pink 2005.

 

Como parte de mi investigación sobre un proyecto de jardín comunitario en una ciudad lenta del Reino Unido (ciudad de Cittaslow) fotografié a los participantes de la investigación de manera que fueron significativas para ellos y sus proyectos. En esta fotografía, David y Anne mostraron una impresión de algunas fotografías digitales del tipo de camino que ellos y otros miembros del comité deseaban tener en el jardín comunitario que estaban desarrollando.

Como sugieren las figuras 0.1, 0.2, 0.3 y 0.4, los dominios contemporáneos de trabajo de campo, cómo los construimos y en cualquier medida en que atraviesan lo que se hace on line con lo presencial, o lo material y lo digital, están saturados de imágenes visuales, prácticas de creación y intercambio de imágenes, y de mirar. Ninguno de ellos son entornos naturales de investigación cerrados; más bien son los sitios de investigación que construimos a través de dominios interconectados de la experiencia humana.

El barco en el puerto. © Sarah Pink 2011.

 

El barco virtual dentro del faro. © Sarah Pink 2011.

 

Figura 0.3. El faro. © Sarah Pink 2011.

En 2011, Lisa Servon y yo recorrimos la ciudad española de Lekeitio con nuestros anfitriones como parte de nuestra investigación sobre ciudades lentas (Pink y Servon, 2013). Mientras recorríamos el puerto y luego el faro fotografié a medida que íbamos, usando mi iPhone como una herramienta de investigación que haría imágenes digitalmente mientras caminaba por el entorno de la ciudad y geo-etiquetar estas imágenes en un mapa virtual (ver Pink y Hjorth, 2012 para una discusión de esto en relación con la fotografía de cámara-teléfono). Cuando entramos en el faro, que se había establecido como un centro de patrimonio marítimo, mi imagen etnográfica móvil se cruzó con la cultura digital audiovisual local. Dentro de una de las instalaciones del centro nos subimos a un barco y navegamos a través de una proyección digital hacia el mar, pasando por el mismo faro que estábamos viendo como parte de nuestra trayectoria (Pink y Servon, 2013).

 

“El faro desde el mar, como parte de nuestra trayectoria de proyección digital”. © Sarah Pink 2011.

 

Figura 0.4. “Las visualizaciones de datos y las aplicaciones forman parte de nuestras culturas visuales cotidianas”. © Sarah Pink 2016.

Como parte de mi investigación dentro del proyecto “Sensing, shaping, sharing”, que se centra en la autopercepción, el monitoreo corporal y los datos personales, los participantes a menudo me mostraron cómo se visualizaban sus datos en sus aplicaciones de teléfonos inteligentes u otros dispositivos. Aquí, mientras discutía su actividad ciclista, un participante me mostró una visualización de datos que representa una de las rutas que había pedaleado. Como se discutió en otros lugares, las personas también usan sus rutas para crear imágenes (Fors, Pink, Berg y O’Dell, 2019).

Por lo tanto, el campo de los métodos visuales y la metodología está floreciendo en varias direcciones. Mientras que en 2001 cuando la primera edición de Etnografía Visual fue published fue uno de solo un puñado de libros sobre la investigación visual, esta cuarta edición está en diálogo con varios enfoques relacionados y contrastantes para encontrar lo visual en nuestros mundos sociales, materiales y sensoriales. En el Capítulo 1, delineo este contexto, ya que ha surgido a través de disciplinas y metodologías y situar la etnografía visual dentro de un campo creciente de la práctica de la investigación visual. En el resto de esta Introducción expuse mi agenda, a través de una discusión de la relación de teoría, metodología y método en este libro.

Etnografía Visual es un libro de metodología. Esto significa que, en lugar de ocuparme simplemente de describir distintos métodos, mi preocupación es reunir a los elementos teóricos, conceptuales y prácticos de enfoques visuales para aprender y conocer/en el mundo, y comunicarlos a los demás. Para lograr esto necesitamos teorías de cómo producimos conocimiento, así como de aquellas cosas sobre las que producimos conocimiento.

Teoría, metodología y método en la Realización de Etnografía Visual

La relación entre teoría y método es importante para entender cualquier proyecto de investigación. Del mismo modo, una conciencia de los fundamentos teóricos de los métodos de investigación visual es crucial para la comprensión de cómo esas imágenes y los procesos a través de los cuales se crean se utilizan para producir conocimiento etnográfico. Estas cuestiones se han debatido hace mucho tiempo en la literatura sobre metantesis de investigación visual. Por ejemplo, en la década de 1990 Edwards (1997a: 33) criticó el trabajo anterior de Collier y Collier (1986) por estar “centrado en manuales de métodos y análisis que funcionan dentro de un marco realista en gran parte no mediado”. Del mismo modo, la imagen de Prosser “basada en la metodología de investigación” (1996), tendió a proponer marcos prescriptivos que tenían como objetivo distanciar, objetivar y generalizar, y por lo tanto desmerecer las mismas cualidades y potenciales que la ambigüedad y expresividad (véase Edwards, 1997a) de las imágenes visuales ofrece etnografía. En su primera edición, Etnografía Visual junto con otros nuevos volúmenes publicados a principios del siglo XXI (por ejemplo, Banks, 2001; Pink, Kürti y Afonso, 2004) significaron un alejamiento de este paradigma científico y realista hacia un nuevo enfoque para hacer y comprender imágenes etnográficas. Por lo tanto, la primera edición de Etnografía Visual fue escrita en oposición a los argumentos de aquellos sociólogos visuales que buscaban incorporar una dimensión visual en un método ya establecido basado en un enfoque científico de la sociología (por ejemplo, Grady, 1996; Prosser, 1996; Prosser y Schwartz, 1998). Su propuesta de que las imágenes visuales debían apoyar el proyecto de una sociología científica, argumenté, adolecía del problema de que debía suscribirse al discurso dominante para ser incorporada. Así, sus defensores se vieron obligados a demostrar el valor de lo visual a una sociología científica que se domina por la palabra escrita. Efectivamente esto significaba evaluar el valor de las imágenes para investigar en los términos de una agenda sociológica que ha rechazado la importancia de los significados visuales y el potencial de las imágenes para representar y generar nuevos tipos de conocimiento etnográfico.

A finales de la década de 1990, la opinión contrastante que tomé fue que para incorporar lo visual adecuadamente, las ciencias sociales deberían, como ha sugerido MacDougall, “desarrollar objetivos y metodologías alternativos” (1997: 293). Esto significaba abandonar la posibilidad de una ciencia social puramente objetiva y rechazando la idea de que la palabra escrita es un medio superior de representación etnográfica. Argumenté que las imágenes deben ser consideradas como un elemento igualmente significativo del trabajo etnográfico y por lo tanto las imágenes visuales, objetos o descripciones deben ser incorporados cuando sea apropiado, oportuno o esclarecedor para hacerlo. En algunos proyectos lo visual puede llegar a ser más importante que la palabra hablada o escrita, en otros no lo será. Sigo argumentando que no hay una jerarquía esencial de conocimientos o medios de comunicación para la representación etnográfica. Más bien, diferentes epistemologías y tecnologías se complementan entre sí como diferentes tipos de conocimiento etnográfico que pueden ser experimentados y representados en una gama de diferentes textuales, visuales y otras formas performativas y sensoriales. Esto, sin embargo, no quiere decir que las imágenes y las palabras puedan o deban tener que desempeñar el mismo papel en la erudición académica, aplicada o pública. Como insisto en los capítulos finales de este libro, las representaciones visuales tienen una relación importante con las palabras en la discusión teórica convencional, pero no pueden reemplazar.

En un clima teórico y basado en la práctica actual, donde los métodos visuales han proliferado ampliamente a través de los campos disciplinarios e interdisciplinarios, el enfoque que defiendo en este libro igualmente necesita ser situado. Mi propio enfoque de la etnografía ha evolucionado desde la primera edición. Ahora se basa en la antropología fenomenológica (Ingold, 2001, 2010), las geografías de lugar y espacio (Massey, 1995), la antropología del diseño (Smithet al., 2016) y la antropología de futuros (Pink y Salazar, 2017). Estos compromisos teóricos no son necesariamente compatibles con otros. Por ejemplo, mientras que los métodos de etnografía visual se pueden utilizar en relación con los enfoques multimodales (por ejemplo, Jewitt Bezemer y O’Halloran, 2016), o estudios de cultura visual, mi propio enfoque no comparte sus compromisos con la teoría semiótica y su tratamiento del texto visual para ser “leído” (Pink, 2011c, 2012b). Sin embargo, no es mi intención ser adversario de enfoques diferentes a los míos. La investigación interdisciplinaria debe basarse en una apreciación del valor que ofrecen las diferentes formas de conocer e investigar.

Desde el principio Etnografía Visual no fue pensado como un libro de recetas para la investigación visual exitosa, y también sigo insistiendo en este punto. Este libro más bien sugiere un enfoque, invita a los lectores a involucrarse con este enfoque, a evaluar si o cómo podría funcionar en sus propios proyectos, y a apropiarse y cambiarlo como deseen. En cuanto a la situación de los métodos y la metodología, muchos puntos hechos durante la década de 1990 —un período en el que hubo una intensa discusión de las metodologías de trabajo de campo etnográfico— todavía se mantienen. En palabras del especialista en los estudios culturales Jim McGuigan, “como la mayoría de los buenos investigadores saben, no es inusual inventar los métodos sobre la marcha”; de hecho, “los métodos deben servir a los objetivos de la investigación, no a los objetivos del método” (McGuigan, 1997: 2). Las metodologías tienden a ser desarrolladas para/con proyectos particulares, se entrelazan con la teoría, con nuestra propia biografías como investigadores y, como destacó la antropóloga Lizette Josephides, “nuestras estrategias etnográficas también están moldeadas por las situaciones de los sujetos, sus percepciones globales y locales, y sus demandas y expectativas de nosotros”. Por lo tanto, escribió: “No puede haber un plan de cómo hacer el trabajo de campo. Realmente depende de la gente local, y por esta razón tenemos que construir nuestras teorías de cómo hacer trabajo de campo en el campo” (Josephides, 1997: 32, cursiva original). El mismo punto se sigue aplicando al uso de imágenes visuales y tecnologías en el trabajo de campo en la actualidad; los usos específicos deben desarrollarse creativamente dentro de los proyectos individuales. Los métodos visuales no se transfieren simplemente de un proyecto para ser utilizados de nuevo en otro. Más bien, como se muestra en la figura 0.5, los métodos en sí mismos tienen biografías (Pink y Leder Mackley, 2012), evolucionan a través de diferentes proyectos, trayendo consigo, invitando e inspirando nuevas metodologías a través de su práctica y hallazgos. Es decir, la incertidumbre de lo que vamos a aprender como investigadores, que es parte integral de la investigación antropológica (Amit, 2000a; Pels, 2000; Strathern, 2000; Pink, 2017a), también apuntala la etnografía visual. En lugar de prescribir cómo hacer la investigación visual me baso de mi propia y otras experiencias etnógrafos de uso de imágenes visuales y tecnologías en la investigación y la representación para presentar una gama de ejemplos y posibilidades. Estos pretenden ser una base, o incluso un punto de contraste, a partir del cual se pueden desarrollar nuevas prácticas.

Figura 0.5a. Realización de un recorrido en vídeo por el hogar como parte de la investigación sobre la demanda de energía en los hogares del Reino Unido con Kerstin Leder Mackley en 2011. © LEEDR 2012, utilizado con permiso.

 

Figuras 0.5b y c. Recorrido grabando en vídeo por la casa de un participante seguido de su recreación de su viaje diario a la ciudad con nosotros en 2016. © Vaike Fors 2016, utilizado con permiso.

Los métodos en sí mismos tienen biografías. Por ejemplo, mi uso de la cámara para explorar la vida de las personas con ellos comenzó en mis estudios anteriores de la vida cotidiana en el hogar, centrándose en el género y la identidad propia a través del método de “recorrido de vídeo” (Pink, 2004). Más tarde continué desarrollando este método en mis colaboraciones con colegas en el trabajo de vídeo sobre energía en los hogares (Pink, Leder Mackley, Morosanu, Mitchell y Bhamra, 2017), en medios locativos en los hogares (Pink, Sinanan, Hjorth y Horst, 2016), con Nadia Astari, como técnica de cine documental en nuestra película Laundry Lives (2015), y más tarde en el método de “etnografías de vídeo en el automóvil”, tanto antes como después del viaje diario (Pink, Fors y Glöss, 2017).

El libro

El Capítulo 1 sitúa la etnografía visual en su contexto histórico y disciplinario más amplio. Se coloca cronológicamente porque es un capítulo sobre los antecedentes de la metodología; viene antes de las discusiones más contemporáneas de la práctica y la teoría de la etnografía visual. Sin embargo, los libros no necesariamente deben leerse directamente de principio a fin, y dependerá del lector decidir si leer este capítulo primero o después. Para el lector que lo toma como un primer capítulo, le ofrecerá una narrativa histórica y disciplinaria de cómo surgió el enfoque de la etnografía visual que verá en capítulos posteriores. En él cuento las historias de las diferentes disciplinas a través de las cuales surgieron las prácticas y principios de la etnografía visual, y los debates que se han tenido dentro de ellos desde la década de 1990. Todavía encontramos algunas de las huellas de estos debates y argumentos en textos contemporáneos sobre métodos visuales, y el Capítulo 1 ayudará a los lectores a reconocerlos.

El Capítulo 2 esboza un enfoque que sitúa las imágenes visuales y las tecnologías en relación con una etnografía reflexiva que se centra en la subjetividad, la creatividad y la autoconciencia y que tiene en cuenta cómo las imágenes visuales y las tecnologías se entrelazan con lo que estudian los etnógrafos y con las culturas académicas en las que trabajan. En el Capítulo 3, esta discusión es seguida por un enfoque en los aspectos más prácticos de la preparación para el trabajo de campo visual, incluido el diseño del proyecto y las consideraciones éticas.

Los dos capítulos siguientes comienzan la segunda parte del libro mediante un análisis de los métodos de etnografía visual a través de un enfoque en las diferentes tecnologías visuales y digitales que se han utilizado convencionalmente. En el Capítulo 4 me centro en los usos de la fotografía en la práctica de la investigación etnográfica. Sobre la base de sus raíces en la sociología visual y la antropología, muestro cómo puede estar comprometida de distintas formas y en varios campos. En el Capítulo 5 veremos cómo el vídeo puede ser utilizado en la investigación de la etnografía visual. Aquí, partiendo del enfoque en el cine etnográfico, que ha dominado la práctica y la literatura de la antropología visual, considero las diferentes formas en que el vídeo podría convertirse en parte de las formas que conocemos en contextos etnográficos. El Capítulo 6 se desprende de estos dos capítulos para centrarse en la organización e interpretación de los materiales visuales en el proceso etnográfico.

En la parte final del libro me dirijo al uso de imágenes digitales y visuales en la difusión y el intercambio de nuestro trabajo como etnógrafos, y exploro cómo esto podría formar parte de la práctica más convencional y centrada en el futuro. Mientras que el Capítulo 7 se centra en la integración de la etnografía visual en la erudición académica, el Capítulo 8 explora cómo se combina con la práctica documental para atraer a las audiencias a través de imágenes fijas y en movimiento, y el 9 considera la etnografía visual como una práctica intervencional.

Parte 1

 

 

 

La primera parte de este libro fundamenta la etnografía visual en el contexto histórico, disciplinario, teórico, práctico y ético de la investigación. Introduce a los lectores a los mundos y principios interdisciplinarios, y en los modos académicos y de intervención de la etnografía visual. Se explica la naturaleza incierta de la etnografía, que nos alerta a esperar lo inesperado, incluyendo nuevas etnográficas visuales y encuentros interdisciplinarios. Para ello necesitamos estar bien preparados en las posibilidades teóricas y en la implementación práctica de los métodos de investigación visuales y digitales, y reflexivos. El Capítulo 1 contiene la introducción y el mapa del contexto histórico e interdisciplinario de la etnografía visual. El Capítulo 2 presenta los fundamentos teóricos y metodológicos de la práctica de la etnografía visual. El Capítulo 3 esboza las cuestiones prácticas y éticas a través de las cuales se articula la metodología de la etnografía visual.

Los desafíos contemporáneos requieren colaboraciones interdisciplinarias, nos llaman a reflexionar sobre lo que podemos lograr con una perspectiva de disciplina única y cómo podríamos apreciar y trabajar con la experiencia de otras. En la etnografía visual la teoría y la práctica siempre han sido interdisciplinarias. Está a la vanguardia de las nuevas tendencias de la investigación digital, de futuros y orientada a la intervención de ciencias sociales y humanidades. ¿Qué innovación puede aportar la etnografía visual interdisciplinaria? ¿Cómo ayuda a forjar futuros mejores?

Etnografía visual interdisciplinaria

Durante las últimas dos décadas desde la publicación de la primera edición de este libro he discutido Etnografía Visual con muchas personas de todo el mundo. He aprendido mucho de estos diálogos. También he desarrollado mi propio enfoque de la etnografía visual a través de colaboraciones de investigación práctica con colegas de diversos campos. Uno de los resultados más interesantes y emocionantes ha sido llevarme mucho más allá de mis primeras disciplinas – originalmente me formé como antropóloga social y visual y como socióloga me he dedicado a las ciencias sociales durante más de una década. He trabajado en facultades de diseño, de comunicación y de tecnología de la información. He tenido una estrecha colaboración con académicos e investigadores de otras disciplinas y he impartido conferencias, seminarios y talleres en grupos de investigación y a departamentos más allá de la antropología y de la propia universidad. Esto me ha ofrecido la oportunidad de aprender acerca de las prioridades y necesidades de estos campos relacionados y para entender cómo la etnografía visual puede contribuir a sus prácticas, conocimiento y compromiso. Esto incluye que haya podido colaborar con académicos e investigadores de, por ejemplo, el diseño, la arquitectura, la ingeniería, la industria de la construcción, la industria automotora, urbanismo, estudios de medios, estudios educativos y artes. He podido conversar con académicos en campos como geografía, estudios de salud, deporte, etnología, turismo, organización, pedagogía y arteterapia. Por otra parte también estoy convencida de que siempre hay nuevas posibilidades que podemos desarrollar. En este Capítulo 1 mostraré cuáles han sido las influencias y los desarrollos que han marcado el pasado de la etnografía visual. Rastreo también sus trayectorias teóricas y sus prácticas en disciplina y entre ellas, y muestro cómo las influencias disciplinarias y los giros teóricos interdisciplinarios y los debates han debilitado esta trayectoria. Esto demuestra lo interdiscipliaria que es la etnografía visual, lo cual ofrece puntos de conexión para los investigadores que sienten que pertenecen a una disciplina o campo de estudio, pero están abiertos a los demás, y buscan aprender e innovar en su propia práctica. Quedan muchas conexiones por fomentar, y este libro sigue el mismo enfoque que caracteriza mi escritura metodológica. Implica una invitación a establecer nuevas conexiones y relaciones, en lugar de limitarse a definir las que ya existen.

Figura 1.1. Etnografía visual en encuentros con la salud y la práctica de las artes. © Christina Lammer 2012, utilizado con permiso.

Christina Lammer desarrolla métodos de etnografía visual junto y en relación con su trabajo con cirujanos, artistas, documentalistas y fotógrafos. Su sitio web muestra cómo combina estas diferentes perspectivas y medios en su práctica de investigación y artes. En un ejercicio durante su proyecto “Features”, Lammer utilizó su propia cara y un medio muy tradicional —la fotografía de fotomatón— para explorar las experiencias de los pacientes.