Explorar el interior - Rafel Bisquerra - E-Book

Explorar el interior E-Book

Rafel Bisquerra

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Beschreibung

¿Qué es lo que realmente desea en la vida? Muchas personas pasan su existencia sin detenerse a reflexionar sobre esta pregunta crucial. Incluso quienes lo hacen, a menudo encuentran dificultades para responder con claridad. Esto nos priva de una oportunidad única: darle un propósito auténtico a nuestra vida. Este libro le invita a emprender un viaje interior para descubrir y comprender mejor lo que ocurre en su mundo emocional: sus deseos, necesidades y metas más profundas. Al conectar con nuestro interior, llegamos a las emociones, desentrañamos tanto los desafíos como los tesoros que estas guardan. En ellas residen el miedo, la ansiedad, la tristeza o la ira, pero también la empatía, la alegría, el amor, la serenidad y la felicidad. Muchos confunden conceptos clave como placer, alegría, bienestar y felicidad, lo que puede llevar a decisiones que, en el largo plazo, se oponen al verdadero bienestar (como, por ejemplo, el consumo de drogas, que a la larga puede llegar a ser incompatible con la felicidad). Mientras que el placer o ciertas alegrías pueden ser pasajeras y, en algunos casos, dañinas, la felicidad es algo más profundo y duradero. Diferenciar entre estas emociones es fundamental para construir una vida más plena. A través de este libro, aprenderá a enriquecer su vocabulario emocional, superar el analfabetismo emocional y desarrollar competencias esenciales para la vida. Estas habilidades no solo mejoran la convivencia y el rendimiento personal, sino que también potencian el bienestar, tanto individual como social. Descubra cómo sus emociones pueden ser la clave para alcanzar una vida más plena y significativa.

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Seitenzahl: 406

Veröffentlichungsjahr: 2025

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Explorar el interior

© 2025 Rafel Bisquerra

Primera edición, 2025

Directora de colección: Mercedes Bermejo

Directora de producción: M.ª Rosa Castillo

Corrección: Mónica

Muñoz Maquetación: quimdiaz.net

Diseño de la cubierta: cuantofalta.es

© 2025 Editorial Sentir es un sello editorial de Marcombo, S. L.

Avenida Juan XXIII, n.o 15-B

28224 Pozuelo de Alarcón. Madrid

www.editorialsentir.com

Contacto: [email protected]

© 2025 Colección Sentilibros

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a Cedro (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

ISBN del libro en papel: 978-84-267-3963-6

ISBN del libro electrónico: 978-84-267-4053-3

Producción del ePub: booqlab

Índice de contenidos

Cubierta

Créditos

Título

Índice de contenidos

Preámbulo

1.

Lo que más deseas

1.1. Las mil y una noches

1.2. Los tres deseos

1.3. ¿Para qué quiero esto?

1.4. Las emociones como finalidad

1.5. ¿Cómo se activan las emociones?

1.6. El control de seguridad

1.7. Epicteto

1.8. Todo el cuerpo responde ante una emoción

1.9. Emoción y salud

1.10. La comunicación no verbal

1.11. Emociones y sentimientos

1.12. Los estados de ánimo

1.13. Los fenómenos afectivos

1.14. Emoción y motivación

Recapitulación

2.

La fuerza de la gravitación emocional

2.1. Emodiversidad

2.2. Aproximación al lenguaje de las emociones

2.3. ¿Cuál es la primera de las emociones básicas?

2.4. ¿Cuál es la segunda de las emociones básicas?

2.5. La lucha por la vida

2.6. ¿Cuál es la tercera?

2.7. Las emociones básicas

2.8. ¿Existen emociones positivas y negativas?

2.9. Activación

2.10. ¿Cuántas?

2.11.

The big three

(las tres grandes)

2.12. Sorpresa

2.13. Asco

2.14. Miedo y ansiedad

2.15. Las familias de emociones

2.16. Viajar por las galaxias de emociones

2.17. La fuerza de la gravitación emocional

2.18. Más allá de Shakespeare y Chéjov

Recapitulación

3.

Universo de emociones

3.1. Navegar por el universo de emociones

3.2. El mapa del universo de las emociones

3.3. Modelos de emociones básicas

3.4. Asimetría hedónica y gravitación emocional

3.5. Actitudes

3.6. Valores

3.7. Esperanza

3.8. Generatividad

Recapitulación

4.

Las competencias emocionales

4.1. Un puntito

4.2. Competencia y otros conceptos relacionados

4.3. La educación y la formación basada en competencias

4.4. Las competencias emocionales

4.5. Consciencia emocional

4.6. Regulación emocional

4.7. Autonomía emocional

4.8. Competencias sociales

4.9. Habilidades de vida y bienestar

4.10. La educación emocional

4.11. Los cambios de los años noventa

4.12. Concepto de inteligencia emocional

4.13. Competencias emocionales, inteligencia emocional y educación emocional

Recapitulación

5.

Guerra y paz

5.1.

La bella y la bestia

5.2. El doctor Jekyll y el señor Hyde

5.3. Lo apolíneo y lo dionisíaco

5.4. Eros y Tánatos

5.5. Guerra y paz

5.6. El yin y el yang

5.7. El dualismo

5.7. El lado oscuro

5.8. El problema de la violencia

5.9. Teoría de la inversión

5.10. Prevención de la violencia

Recapitulación

6.

Realidad y ficción

6.1. ¿Existió la guerra de Troya?

6.2. Distinguir entre realidad y ficción

6.3. La literatura de ficción

6.4. Literatura de no ficción

6.5. Realidad y fantasía en las narrativas 148

6.6. Noticias falsas (

fake news

)

6.7. Credulidad

6.8. ¿La primera de las

fake news

?

6.9. Las

fake news

en el siglo XXI

6.10. Actuar frente a las

fake news

Recapitulación

7.

Tú decides

7.1. Tomamos decisiones continuamente

7.2. El proceso de toma de decisiones

7.3. Las decisiones importantes

7.4. ¿Razón o emoción en la decisión?

7.5. Viktor Frankl: decidir es la última de las libertades

7.6. Toma de decisiones responsable

7.7. Cinco tipos de pensamiento en la toma de decisiones

7.8. Sesgos cognitivos

7.9. Procrastinación

7.10. El analfabetismo emocional

7.11. ¿Cómo tomamos las decisiones?

Recapitulación

8.

Emociones sociales y morales

8.1. El tranvía

8.2. Emoción y moral en la historia

8.3. El juicio moral

8.4. La revolución emocional

8.5. La revolución emocional en la moral

8.6. Aportaciones a la moral desde la perspectiva emocional

8.7. La empatía como fundamento de la moral

8.8. Las emociones sociales

8.9. Las emociones morales

8.10. La transgresión

8.11. Elevación moral

8.12. Las emociones morales en la práctica

Recapitulación

9.

Emociones estéticas

9.1. Visita a la Sagrada Familia en Barcelona

9.2. Arte y emoción

9.3. Las emociones estéticas

9.4. Las emociones estéticas más allá del arte

9.5. Aprendemos a responder a las obras de arte

9.6. ¿Qué es arte?

9.7. Clasificación de las artes

9.8. La lectura emocional

9.9. La paradoja de la ficción

9.10. La paradoja de la tragedia

9.11. La empatía estética

9.12. Artes plásticas

9.13. La emoción en el arte abstracto

9.14. Las musas

9.15. La música

9.16. La danza

9.17. El cine

Recapitulación

10.

El error de Beethoven

10.1.

La novena sinfonía

de Beethoven

10.2. Oda a la alegría

10.3. La alegría

10.4. Alegría y amor

10.5.

Schadenfreude

10.6.

Schadenfreude

, autoestima y amor

10.7. El placer

10.8. Placer, alegría, bienestar y felicidad

10.9. El amor

10.10. La felicidad

10.11. El error de Beethoven

Recapitulación

11.

Los apellidos del bienestar

11.1. La vida es bella

11.2. La psicología positiva

11.3. Perma

11.4. Fluir

11.5.

Engagement

(compromiso)

11.6. Fortalezas y virtudes humanas

11.7.

Remind

11.8. Florecer

11.9. Saborear

11.10.

Mindset

(mentalidad de crecimiento)

11.11.

Grit

(persistencia)

11.12. Los apellidos del bienestar

11.13.

Eudaimonía

11.14. Bienestar hedónico y eudemónico

Recapitulación

12.

Epílogo

Bibliografía

Preámbulo

«Preámbulo» significa lo que va delante. La palabra procede del latín præ (antes) y ambulare (ir). Se refiere al texto introductorio de una obra. Entre los preámbulos clásicos famosos están los que aparecen en los Diálogos de Platón, Historias de Tácito, Historia natural de Plinio el Viejo, Vidas de Plutarco, etc. Los preámbulos de La Fontaine para sus cuentos y fábulas son ingeniosos y originales. También lo es el Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj de Julio Cortázar, donde con un título tan sutilmente humorístico desarrolla una reflexión profunda sobre el sentido del tiempo. Hay una larga historia de erudición plasmada en los preámbulos. Por esto, es un atrevimiento por mi parte redactar este, con toda modestia, para orientar sobre el contenido de las páginas que lo siguen.

Como el título del libro indica, se trata de explorar nuestro interior. Hablar de la interioridad significa lo íntimo, la intimidad, lo privativo, a veces secreto. Se opone al exterior, exterioridad, lo público, observable, conocido. Entre los aspectos más íntimos están las emociones, que constituyen un aspecto importante de la interioridad y que es el tema de referencia de la exploración del interior que se propone este libro. Donde dice «explorar el interior», podría decir «explorar nuestras emociones».

Se puede explorar nuestro interior y nuestras emociones de diversas formas. Una de ellas es formular preguntas que induzcan a la reflexión para el autoconocimiento. En cierta forma, es el método socrático. Para responder a determinadas cuestiones, de forma reflexiva y meditada, se requiere un poco de tiempo; tal vez realizar alguna acción que estimule el pensamiento y la reflexión. Aquí se puede aplicar el principio pedagógico difundido por Dewey: «aprender haciendo» (learning by doing). Procuramos ponerlo en práctica sugiriendo algunas actividades: romper lo que suele ser una lectura habitual, para pasar de la lectura a la introspección.

El primer capítulo lleva por título «Lo que más deseas». Se trata de una reflexión que nos lleva a la conclusión de que lo que más deseamos es experimentar emociones satisfactorias. Las experiencias interiores más importantes de la vida, probablemente, sean las emociones. Utilizamos la palabra «emoción» con cierta frecuencia. Pero ¿qué es realmente una emoción? ¿Qué diferencia hay entre «emoción» y «sentimiento»? En el primer capítulo, se analizan las emociones y otros fenómenos afectivos: sentimientos, estados de ánimo, trastornos emocionales, afectos… Conviene tener claros estos matices para explorar nuestro interior.

Como dijo Pablo Neruda, una metáfora consiste en hablar de un tema y relacionarlo con otro tema que no tiene nada que ver. De estas comparaciones surgen ideas y reflexiones que pueden ayudar a comprender fenómenos complejos. Muchos aspectos de esta obra se presentan como una metáfora; por ejemplo, «fuerza de la gravitación emocional» (tema del segundo capítulo), «universo de emociones», «galaxias de emociones», «agujeros negros emocionales», etc. Confiamos en que el lector sabrá distinguir entre el lenguaje metafórico, las aportaciones científicas y las opiniones personales. Son tres niveles de discurso que se van entremezclando a lo largo de los capítulos, con la intención de estimular el pensamiento y la reflexión sobre la interioridad.

El segundo y tercer capítulo se centra en el lenguaje emocional. Como dijo Ludwig Wittgenstein, nuestro vocabulario señala el horizonte de nuestros conocimientos. Para explorar nuestro interior, se necesita un cierto dominio de la terminología emocional. Esto es lo que se propone en el segundo capítulo.

En el tercer capítulo, se hace un viaje imaginario por el universo de las emociones. La mayoría de las personas no utilizan más de treinta palabras para referirse a sus experiencias emocionales. Sin embargo, hay muchas más. El lenguaje emocional señala el horizonte de nuestros conocimientos y, por lo tanto, de nuestra capacidad para explorar en el interior.

Las competencias emocionales son el tema del capítulo cuarto. Las competencias emocionales son un conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades, aptitudes, actitudes y valores que se ponen en práctica en el comportamiento habitual de una persona. Nadie nace con competencias. Lo que caracteriza a las competencias es que es algo que hay que aprender. Aquí proponemos las competencias emocionales como un tipo de competencias básicas para la vida, en el marco de lo que se conoce como «competencias transversales», «genéricas», soft skills y otras denominaciones. El desarrollo de estas competencias son un requisito para explorar el interior. Dentro de las competencias emocionales, se comenta la consciencia y regulación emocional, la autonomía emocional, las habilidades sociales y las habilidades de vida para el bienestar.

El capítulo quinto es un viaje al interior del cerebro emocional. Se trata de un resumen de las aportaciones de la neurociencia presentado con un lenguaje asequible para comprender un poco mejor la complejidad de la interioridad a la luz de las investigaciones científicas. Conocer lo que nos pasa por dentro desde el punto de vista de la neurociencia es tener más recursos para explorar nuestro interior.

En el capítulo sexto, se presenta un conjunto de dualismos y antónimos: guerra y paz, Eros y Tánatos, la bella y la bestia, el yin y el yang, lo apolíneo y lo dionisíaco, doctor Jekyll y señor Hyde. En el fondo de esta cuestión, está el lado oscuro en lo más profundo de nuestra interioridad, de donde puede aflorar la violencia, que es una de las grandes lacras de la humanidad y que hemos de hacer lo posible para prevenir.

Siguiendo con los dualismos, en el capítulo séptimo, se trata la necesaria distinción entre la realidad y la ficción. Conviene tener claro que las grandes obras de la literatura universal son, en gran medida, literatura de ficción, donde hay arte, creatividad, conocimiento y emoción. No hay que confundir la literatura de ficción con las fake news. Estas últimas se presentan como una noticia real, que en realidad es mentira o ficción y constituye un problema social y político importante. En tiempos de la inteligencia artificial (IA), cada vez será más difícil distinguir entre realidad y ficción. Pero es una distinción necesaria si no queremos ser víctimas de manipulación intencionada. Conviene tener presente que la literatura de ficción y las fake news se difunden en la medida en que activan emociones.

El capítulo octavo trata de la importancia de tomar decisiones responsables. La responsabilidad es la capacidad para responder de nuestras decisiones. A veces, pensamos que somos seres racionales y, como consecuencia, tomamos decisiones lógicas. Sin embargo, las aportaciones de la neurociencia han dejado claro el papel de las emociones en la toma de decisiones. Tomar consciencia de ello también es explorar en nuestro interior.

Los principios éticos y morales se fundamentan en las emociones sociales y morales, entre las que están la empatía, la compasión y la solidaridad. Hemos de pasar de una moral heterónoma, impuesta desde fuera, a una moral autónoma, que surge desde dentro (interioridad). Los valores sentidos pueden ser una guía para nuestro comportamiento, siempre que haya una implicación emocional por propia convicción y no por imposición. Valores, actitudes y moral tienen una dimensión emocional muy importante que conviene conocer para tomar consciencia y actuar en consecuencia. Este es el tema del capítulo noveno.

¿Por qué gusta el arte? Porque genera emociones. Las emociones estéticas son las que se experimentan ante las obras de arte y la belleza en general. Este es el tema del capítulo décimo. Algunos fenómenos emocionales, como la empatía estética, la paradoja de la ficción, la paradoja de la tragedia, la lectura emocional, etc., ponen de manifiesto la importancia de las emociones en cualquier tipo de arte.

El capítulo once tiene un título provocativo: «El error de Beethoven». En el fondo, es un homenaje a su novena sinfonía, con motivo del 200 aniversario de su estreno. Esta efeméride da lugar a reflexionar sobre un continuum que hay entre placer, alegría, bienestar y felicidad. Mucha gente confunde felicidad con placer o con alegría. Es una confusión que conviene evitar, ya que puede tener serias consecuencias, aunque no lo parezca.

La palabra «bienestar» se puede entender de múltiples formas. Por esto, el capítulo doce se titula «Los apellidos del bienestar», en el sentido de distinguir entre los diversos tipos de bienestar: material, físico, social, profesional, emocional, hedónico, eudaimónico, etc. Tener claros los tipos de bienestar y su denominación apropiada ayuda a explorar nuestro interior y a distinguir entre deseos, placeres, alegrías, bienestar y felicidad.

1

Lo que más deseas

1.1. LAS MIL Y UNA NOCHES

¿Te gusta viajar? Muchas personas, cuando pueden disfrutar de unas vacaciones, planifican un viaje. Solamente la expresión «viajar», sobre todo si va seguida de un lugar atractivo, puede generar ilusión, motivación, entusiasmo. «Vamos a viajar a… París, Roma, Londres, Barcelona, Madrid, Mallorca, países asiáticos, África, Latinoamérica…». Hay muchos sitios que nos interesa conocer y disfrutar.

Desde los orígenes de la humanidad, distintas especies de homínidos partieron de África y se extendieron por todo el mundo. Se asentaron en Europa y Asia, atravesaron el estrecho de Bering y llegaron a América. A lo largo de siglos, llegaron hasta Australia y las islas del Pacífico. A través de la historia, se han explorado zonas geográficas desconocidas; se han escalado las montañas más altas de la Tierra; se ha llegado al fondo de la fosa de las Marianas, el lugar más profundo de los océanos; se ha llegado a la Luna, y se exploran otros planetas.

En este capítulo, vamos a realizar un viaje virtual, que puede ser tan satisfactorio como un viaje real, siempre que nos impliquemos y nos lo tomemos «en serio». Vamos a imaginarnos que estamos en un aeropuerto, pero no un aeropuerto cualquiera. Este viaje nos lo va a patrocinar nuestra empresa (sea la que sea) y, gracias a su generosidad, nos lo vamos a montar a lo grande: vamos a viajar en business class, nos van a atender a cuerpo de rey y vamos a despegar nada menos que del centro espacial John F. Kennedy de la NASA, en cabo Cañaveral. En un viaje virtual, tenemos la ventaja de ahorrarnos las colas de facturación, el control de seguridad, el control de pasaportes, el tiempo de espera, la cola para subir a la nave, las operaciones de despegue… Imaginemos que estamos sentados a punto de despegar. Se escucha: «Tengan la bondad de abrocharse los cinturones». Estamos despegando, no en un avión cualquiera, sino en una nave espacial que nos va a transportar a través del espacio… y el tiempo.

En un viaje virtual cabe cualquier cosa. La imaginación es el límite. Un viaje que podría durar mucho tiempo puede realizarse en segundos. Ya hemos aterrizado en un lugar maravilloso: el fabuloso mundo de las mil y una noches.

Los cuentos de Las mil y una noches son una recopilación medieval de cuentos tradicionales de Oriente Medio, que se habían transmitido por tradición oral. En el siglo XIX, se publicó en Europa en diversas lenguas (principalmente, francés, inglés y español), lo cual contribuyó a su difusión y general conocimiento. Muchos cuentos han sido adaptados para el uso de los niños y, en este caso, han tenido una gran difusión los relatos de fantasía y aventuras, donde destacan la historia de Aladino y la lámpara maravillosa, Alí Babá y los cuarenta ladrones y los viajes de Simbad el Marino. Estos cuentos nos sirven de referencia para imaginar este viaje fantástico al mundo de las mil y una noches, con objeto de conocer a sus personajes en vivo y en directo.

Entramos por la puerta grande de una de las ciudades emblemáticas donde acontecen muchos de los cuentos de las mil y una noches: Bagdad. Una vez dentro, vemos a personas con la indumentaria típica de la época y el lugar: unos que van, otros que vienen; unos que compran, otros que venden; unas odaliscas que están bailando la música típica de la danza del vientre. En este entorno, pasan por delante de nosotros los personajes que conocemos de los cuentos de las mil y una noches: Alí Babá y los cuarenta ladrones, Simbad el Marino y, ¿cómo no?, Aladino.

Aladino pasa muy cerca de nosotros. ¿Qué es lo que lleva en la mano? Fíjese bien. ¡Es la lámpara maravillosa! Aladino se le acerca. Lo mira como si lo reconociera. Con mirada de agradecimiento, por todo lo que usted ha hecho en favor del bien de la humanidad a lo largo de su vida, Aladino le obsequia con la lámpara maravillosa y le explica cómo funciona.

Usted quiere experimentar qué pasa realmente con la lámpara. Empieza a frotarla. Y, ante sus ojos atónitos y escépticos, propio de nuestra mentalidad occidental, observa que empieza a salir humo: un humo blanco y azulado. El humo se hace grande, cada vez más grande y azul. Va ocupando todo el espacio donde se encuentra. De repente, se convierte en un enorme genio que dice: «Pídeme tres deseos, que te los voy a conceder».

Se queda sin palabras. Necesita pensarlo. ¿Dispone de unos minutos? Tome un papel y u n lápiz (bolígrafo o algo que sirva para escribir) y piense: «¿Qué es lo que más desea en su vida?». Piénselo, reflexione sobre sus deseos y escríbalos.

1.2.LOS TRES DESEOS

Me gustaría poder leer los tres deseos que ha escrito. Los ha escrito, ¿verdad? Si todavía no los ha escrito, todavía está a tiempo. Antes de continuar con la lectura, le ruego que dedique unos momentos a reflexionar y a escribir lo que más desea en su vida. Después, puede continuar leyendo.

Al preguntar a muchas personas qué es lo que más desean en sus vidas, suele aparecer (vamos a simplificar los ejemplos con una sola palabra para abreviar): salud, amor, familia, trabajo, profesión, seguridad, paz, autorrealización, vida digna, propósito en la vida, una vida con sentido, mejorar el mundo, bienestar, felicidad, etc.

Evidentemente, también aparece: dinero, éxito, fama y otros deseos más materiales.

Con base en lo que usted ha escrito y también a lo que tienden a escribir la mayoría de las personas, vamos a reflexionar sobre los deseos humanos más habituales. Para ello, vamos a distinguir entre «medios» y «fines». Piense en los deseos que ha escrito: ¿son medios o son fines? La forma de distinguirlos es preguntándose: «¿Para qué quiero esto?».

Por ejemplo, supongamos que uno de sus deseos es: «dinero». «¿Para qué quiero dinero?». Para poder comprar cosas. «Y ¿para qué quiere comprar cosas?». Para vivir bien.

«Y ¿para qué quiere vivir bien?».

Al formularse la pregunta «¿para qué quiero esto?», es habitual que se responda: «Quiero esto porque me va a ayudar a…». Si ante cada respuesta se va repitiendo la pregunta «¿para qué quiero esto?», probablemente llegue a algo, a un punto en el que diga: «Es que, si tengo esto, ya lo tengo todo. Esto es realmente lo que más deseo». Aquí es cuando ha pasado de los medios a los fines.

1.3.¿PARA QUÉ QUIERO ESTO?

Entre gustos, no hay nada escrito. Entre deseos tampoco. Cada persona tiene sus deseos. Todos los deseos pueden ser legítimos, mientras no perjudiquen a otras personas. Sin embargo, cuando nos vamos repitiendo la pregunta «¿para qué quiero esto?», ¿dónde llegamos?

La mayoría de las personas llegan a la conclusión de que lo que más desean en este mundo, en el fondo, es el bienestar o la felicidad. Esto puede quedar de manifiesto cuando es un diálogo compartido con otras personas. A veces, se procuran evitar ciertas palabras («felicidad» o «bienestar») y se utilizan otras en su lugar («armonía», «plenitud», «equilibrio», «serenidad», «paz interior», etc.). Incluso se pueden utilizar otras como «salud», «justicia», «libertad», «paz», «amor», «solidaridad», etc. Todo esto es muy importante y necesario. Pero, si bien lo analizamos, en el fondo lo deseamos porque consideramos que son requisitos para el bienestar y la felicidad. Si analizamos las respuestas, podemos observar que la mayoría de las personas lo que más desean es experimentar estados emocionales de satisfacción, paz interior, bienestar, plenitud…; en definitiva, felicidad.

Lo que pasa es que, a veces, las palabras «bienestar» y «felicidad» generan actitudes contrarias a estos conceptos. Tal vez porque se considera que el bienestar o la felicidad es algo egoísta e individualista. Tal vez porque se piensa que no puede existir la felicidad en este mundo. Así surge un problema personal: me reprimo mis deseos de felicidad.

En conclusión, cuando nos preguntamos «¿para qué quiero esto?», llegamos a la conclusión de que lo que en el fondo quiero es tener experiencias emocionalmente satisfactorias, se denominen como se denominen: satisfacción, bienestar, felicidad, armonía, plenitud, equilibrio, calma, serenidad, gozo, paz interior, amor…; incluso: salud, justicia, libertad, etc.

1.4.LAS EMOCIONES COMO FINALIDAD

Si profundizamos sobre lo que estamos comentando, probablemente lleguemos a la conclusión de que lo que más deseamos es experimentar estados emocionales relacionados con bienestar, satisfacción, amor y felicidad. En otras palabras, lo que más deseamos es experimentar emociones satisfactorias. Esto queda reflejado en las felicitaciones navideñas. En otras palabras, las emociones son muy importantes en nuestras vidas. Pero ¿qué son realmente las emociones?

Una cosa es pasar un rato agradable leyendo y otra distinta es leer para aprender a vivir mejor. Por esto, vamos a dar dos opciones a los lectores: por una parte, se puede simplemente leer y disfrutar de la lectura; por otra, se presentan actividades que van a suponer dedicar unos minutos a reflexionar y escribir, con la intención de aprender. Esto se basa en el principio de learning by doing (aprender haciendo) que difundió John Dewey. Nos gustaría que usted, estimado lector o lectora, se quisiera implicar en el «aprender haciendo» (hacer para aprender).

Le proponemos que, antes de continuar, dedique unos minutos a reflexionar y a escribir su propia definición de estas cuatro palabras: «emoción», «sentimiento», «afecto» y «estado de ánimo». Cuando haya definido con sus propias palabras, sin consultar nada, lo que son estos conceptos, puede continuar leyendo.

Al intentar definir qué son las emociones y relacionarlo con los otros conceptos (sentimientos, afectos, estados de ánimo…), tal vez puedo tomar consciencia de que no lo tengo claro; no sé cómo expresar las diferencias entre estos conceptos. Y, sin embargo, los utilizo de vez en cuando y son muy importantes para mi vida y mi bienestar. Si estamos en esta tesitura, tiene sentido querer saber, con cierta profundidad, qué son las emociones.

1.5.¿CÓMO SE ACTIVAN LAS EMOCIONES?

Para conocer lo que son las emociones, recomiendo pensar en una emoción fuerte que haya experimentado. Piense qué pasó, dónde, cuándo, con quién estaba; intente recordar colores, ruidos, olores… Procure hacer el recuerdo lo más vívido posible, revivirlo como si fuera real aquí y ahora. «¿Qué me pasó por dentro?». Esto lo ayudará a comprender lo que es una emoción.

Con la intención de ayudarlo, le voy a compartir una emoción fuerte que experimenté en cierta ocasión. La intención es que sirva de ejemplo para rememorar una emoción fuerte que haya podido vivir usted. Con base en esta experiencia real, vamos a explicar lo que son las emociones.

En una ocasión, estaba realizando una investigación de campo en un centro educativo de Barcelona con la intención de conocer las reacciones emocionales de jóvenes estudiantes de educación secundaria (adolescentes). El objeto del estudio eran las emociones de los estudiantes de quince años. Realizaba una observación participante, tomando notas de campo de las reacciones emocionales de la juventud. Para ello, asistía a clases; estaba en el patio, en el comedor, en la calle con el estudiantado.

Un día se planificó una excursión para ir a un lugar que está al sur de Tarragona. Es un parque temático que se denomina PortAventura. Allí, los chicos subían a las atracciones, algunas de gran impacto, como montañas rusas, que provocan emociones fuertes. Al vivir estas experiencias, los estudiantes expresaban verbalmente y también con el cuerpo, estimulando la comunicación no verbal de sus experiencias, que en el fondo eran sus emociones.

En un momento dado, yo me encontraba observando a un grupo de jóvenes delante de un artefacto denominado Dragon Khan, que es una montaña rusa que, en su momento, fue la más grande del mundo. Mientras estaba concentrado tomando nota de lo que observaba, me sentí levantado por un grupo numeroso de estudiantes, que no me soltaron hasta dejarme sentado en la primera fila del Dragon Khan. Yo no quise montar y lie un escándalo gritando «¡socorro!», «¡ayuda!». Simplemente, me limité a seguir la broma.

Una vez sentado en la primera fila, vi que me ponían una especie de collera y una barra de hierro por delante del estómago para que no me pudiera escapar. Al rato, el Dragon Khan, que es una especie de trenecito, empezó a subir por una empinada pendiente. Recuerdo que, mientras iba subiendo, se escuchaba un ruidito: «taca-taca-taca-taca»…

A medida que iba subiendo, el paisaje era cada vez más esplendoroso. Hacía un día claro, soleado, con una temperatura excelente, digno de disfrutarlo, ya que la vista se podía recrear hasta el lejano horizonte. Pero mi mente no estaba disfrutando de las hermosuras del paisaje, sino que estaba pendiente de qué iba a pasar cuando llegásemos arriba.

A medida que íbamos subiendo, se iba activando más la emoción. Mi mente anticipaba lo que iba a pasar y las emociones que iba a experimentar antes de que sucediera nada real.

Por si no tenía suficiente con la imaginación, se escuchaban unos gritos aterradores del trenecito que había subido antes que el nuestro. Los gritos de la gente parecían proceder de una especie de cámara de tortura donde los verdugos cumplen con su función sin piedad ni compasión. Para entender mejor lo que intento describir, sería bueno que la persona que lo está leyendo hubiese tenido esta experiencia y, en este caso, la animo a revivirla. Si no la ha vivido, que se la imagine. Aunque no va a ser lo mismo. Siempre se puede consultar por YouTube alguna de las montañas rusas más potentes del mundo. Esto puede ayudar a comprender la situación.

Subidos del todo de la montaña rusa, se inicia la caída en picado por una pendiente vertiginosa; así se inicia una carrera a toda velocidad, sin ninguna posibilidad de parar. Esta experiencia me parece particularmente idónea para comprender lo que son las emociones.

Una emoción se activa a partir de un acontecimiento. Nuestros sentidos (vista, oído, tacto, olores, sabores…) captan continuamente información del entorno. Estas informaciones son señales que activan nuestras emociones.

También pueden activar nuestras emociones los pensamientos, recuerdos, anticipación de resultados o fenómenos internos como, por ejemplo, un dolor fuerte en el pecho (¿señal de infarto?), dolor de estómago, de muelas (¿tendré que ir al dentista?) o en alguna parte del cuerpo. Todo esto son acontecimientos internos que también pueden activar emociones.

En resumen, las emociones se activan a partir de acontecimientos externos o internos que valoramos continuamente en qué medida pueden afectar a nuestra supervivencia y a nuestro bienestar.

1.6.EL CONTROL DE SEGURIDAD

Me subí por primera vez a un avión en 1969. Hasta los años sesenta, la mayoría de las personas pasaron su vida sin saber lo que era subirse a un avión. Actualmente, la mayoría de las personas viajan con frecuencia. Actualmente, es de dominio público lo que significa pasar por el control de seguridad de un aeropuerto. Estos sistemas de control se implantaron en los aeropuertos a partir del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001. En el control de seguridad, hay un escáner que observa los equipajes de mano, para detectar si hay algún objeto peligroso. Cuando se detecta alguno (aunque solo sea agua), se activan las alarmas.

En una ocasión, fui a dar un curso de formación a Aracena (Huelva), que está a unos veinte kilómetros de Jabugo. Por esta zona se elaboran los mejores jamones del mundo. No me podía marchar sin que me envolvieran uno de los deliciosos jamones de pata negra para disfrutarlo con la familia. Llegado al control de seguridad del aeropuerto de Sevilla, se activaron todas las alarmas cuando pasó el jamón. Me hicieron pasar a un despacho privado y me dijeron: «Abra usted esto» (el jamón envuelto). Tranquilamente lo abrí, y cuál fue mi sorpresa cuando vi que, junto al jamón, habían puesto, como obsequio, un cuchillo de dos palmos de los típicos para cortar el jamón.

Madre mía la que se armó. Se había encontrado una evidencia de que yo quería subir al avión con un cuchillo de dos palmos. ¿Cómo les explico yo ahora a esta gente (policía y guardia civil) que yo no sabía nada? Yo simplemente llevaba un jamón. Ni siquiera sabía que me habían obsequiado con un cuchillo para cortarlo y lo habían puesto dentro sin yo enterarme. ¿Cómo se lo explico? Se montó la de San Quintín. Por poco me acusan de terrorista y me caen unos años de reclusión mayor.

Afortunadamente, se pudieron hacer las gestiones para poder demostrar lo que realmente había sucedido. Al final, no fue más que un incidente sin mayor importancia. La policía se quedó con el cuchillo y yo con el jamón. Por suerte, había llegado al aeropuerto con mucho tiempo de antelación y, a pesar del contratiempo, pude subir al avión una vez aclarado el entuerto.

Esta anécdota personal me sirve para explicar cómo se activan las emociones, algo similar al control de seguridad. Tenemos un mecanismo innato de valoración automática de todas las informaciones que procesamos en el cerebro. El mecanismo de valoración automática funciona como si fuera un escáner del control de seguridad de los aeropuertos. Es como si preguntara: «¿Hay algo de peligro?», «¿hay algo que afecta a lo que más deseas en tu vida?».

En la medida en que valoramos informaciones que afectan a lo que más deseamos en nuestra vida (supervivencia, salud, bienestar…), se activa una emoción. Lo que más deseamos se refiere tanto a nosotros como a las personas amadas (pareja, hijos, familia, amigos…). Cuando nuestro cerebro procesa información que puede ser valorada como indicadora de peligro, se activa alguna emoción, como si fuera el escáner del aeropuerto.

El acontecimiento que activa nuestras emociones puede ser externo (real) o interno (imaginado, percepciones internas, recuerdos…); por ejemplo, en el párrafo anterior, no hemos subido realmente al Dragon Khan, pero es posible que, solamente con recordarlo, ya se hayan activado emociones. Lo mismo me ha pasado a mí: solamente de recordar el incidente del jamón, se han activado de nuevo emociones provocadas por el recuerdo.

Lo importante es que las emociones no se activan con los acontecimientos, sino con la valoración que hacemos de los acontecimientos. En otras palabras, lo que activa las emociones no son los acontecimientos en sí mismos, sino la forma que tenemos de valorar lo que acontece. El activador es la valoración, no el acontecimiento.

Esto explica por qué, ante un mismo acontecimiento, distintas personas pueden experimentar emociones diferentes; por ejemplo, imaginemos un partido de fútbol entre los dos eternos rivales. Cada uno en su contexto geográfico sabrá quiénes son los «eternos rivales» que tiene más cerca. Podrían ser, por ejemplo, Real Madrid-Barcelona (en España), Boca Juniors-River Plate (en Buenos Aires), Chivas-América (en México), Sevilla-Betis, etc. Vamos a denominar a un equipo con la letra A y al otro, con la B. Imaginemos que A marca un gol a B. El acontecimiento va a ser el mismo para todos los espectadores. Sin embargo, las emociones de los seguidores del A serán diametralmente opuestas a las emociones de los aficionados del B; es decir, lo que activa las emociones no es el acontecimiento, sino la valoración que hacemos del acontecimiento: desde qué perspectiva lo estamos valorando. Por esto, ante un mismo acontecimiento (marcar un gol), las emociones pueden ser muy distintas según los aficionados. Cada uno valora el acontecimiento de forma distinta según cuál sea «su equipo».

Imagínese que va por la calle y viene corriendo hacia usted un perro rottweiler y un dóberman, con la boca abierta enseñando los colmillos, con la lengua fuera babeando. Se están acercando, corriendo rápidamente hacia usted. ¿Cómo se sentiría?

Imagínese que esto pasa al propietario de los perros. Se le están acercando para darle la bienvenida y, por esto, se siente la mar de contento; es decir, lo que activa la emoción no es que se acerque un perro, sino cómo valoro lo que esto significa.

Hay una interacción permanente entre emoción y razón. Las emociones afectan a la forma de pensar y esto afecta a la vivencia de las emociones. En la valoración que hacemos de los acontecimientos influyen nuestras creencias, actitudes, valores, experiencias previas, autoestima, autoconfianza, personalidad y, en definitiva, la educación que hemos recibido.

Hay personas que van a percibir informaciones como una amenaza, un reto o un peligro, mientras que otras, en la misma situación, lo van a vivir como una oportunidad. En la valoración que hacemos de los acontecimientos, también influyen nuestras cogniciones y razones. Hay una interacción entre emoción y razón (cognición). Se han provocado peleas porque uno ha pensado (razonamiento): «Me ha mirado mal». Por su parte, otras personas, en las mismas situaciones, pueden vivir los acontecimientos sin permitir que perturben su estabilidad emocional o paz interior. Así pues, las emociones que sentimos dependen en gran medida de nosotros mismos. La educación que hemos recibido, en la familia, en la escuela, en los medios de comunicación, va a influir en la forma de valorar los acontecimientos que activan nuestras emociones.

1.7.EPICTETO

«Epíteto» es un adjetivo que denota una cualidad prototípica del sustantivo; por ejemplo, en la «blanca nieve», «blanca» es un epíteto de «nieve». Cuando se habla de Alfonso X el Sabio, la palabra «sabio» es el epíteto de «Alfonso X». No hay que confundir epíteto con Epicteto (con «c»), que es lo que realmente vamos a comentar. Epicteto fue un filósofo de la escuela estoica que vivió entre 55 y 135 d. C., de quien se dice que fue preceptor del emperador Marco Aurelio (quien aparece al principio de la película Gladiator) o, como mínimo, lo influyó significativamente. De las enseñanzas de Epicteto se conserva el Enchiridion, también conocido como Manual de vida, que son recopilaciones recogidas por su discípulo Flavio Arriano.

Epicteto, en el Enchiridion dejó escrito: «El hombre no está perturbado por las cosas en sí, sino por la visión que tiene de las cosas». Esta afirmación se ha utilizado como punto de partida en la moderna psicoterapia cognitiva y refleja claramente cómo es la valoración de los acontecimientos lo que activa nuestras emociones. A pesar de lo antiguo de esta afirmación, casi dos mil años después, sigue vigente. Lo importante no es lo que nos pasa, sino cómo lo valoramos y afrontamos. Los mismos acontecimientos se pueden valorar de forma distinta. Ante los mismos acontecimientos, unos adoptan una actitud negativa y otros, positiva.

Epicteto también afirmó que la felicidad solo puede hallarse en el interior. Los bienes materiales pueden alimentar las pasiones. Pero la verdadera felicidad es un estado interior de bienestar.

Otra de sus propuestas es: «Define claramente la persona que quieres ser». Muchos piensan que la personalidad nos viene dada y que no podemos hacer nada para cambiarla. Actualmente se sabe que, según sea la personalidad, va a facilitar o dificultar la felicidad. Por esto, es importante reflexionar sobre qué tipo de persona quiero ser en el futuro; cómo puedo construir mi personalidad para aumentar las probabilidades de ser más feliz.

Las fortalezas, virtudes y valores son elementos importantes en la construcción de una personalidad que quiere aumentar las probabilidades de ser feliz. Si lo que quiere es simplemente ganar mucho dinero, ser famoso, tener poder o gozar de los placeres, estos son objetivos vitales muy distintos de ser feliz. Al tomar decisiones, conviene distinguir entre lo fácil y lo difícil; la puerta ancha y la estrecha; las gratificaciones inmediatas y las gratificaciones a largo plazo, pero de orden superior; las alegrías intensas, pero superficiales y breves, respecto al bienestar interior profundo y duradero, que puede ser la felicidad.

1.8.TODO EL CUERPO RESPONDE ANTE UNA EMOCIÓN

Cuando se activa una emoción, se produce una triple respuesta: neurofisiológica, comportamental y cognitiva. En este apartado y en los siguientes, se describen los componentes de la emoción.

Lo que denominamos «respuesta neurofisiológica» significa que una emoción no es una entelequia inmaterial que nos imaginamos, sino que una emoción produce reacciones en el organismo como taquicardia (el corazón acelera el ritmo), hipertensión, mariposas en el estómago, temblor de piernas, sudor, rubor, piloerección (piel de gallina), etc. Pero, sobre todo, se segregan hormonas y neurotransmisores. Los neurotransmisores son sustancias muy importantes para las emociones, que tienen entre sus funciones comunicar información de una neurona a la siguiente. Todo esto representa la bioquímica emocional. Una emoción es una respuesta neuronal y fisiológica que puede ser de alta activación y afectar a nuestro organismo. Todo el cuerpo puede estar implicado en una emoción.

Expresiones coloquiales como «me tiemblan las piernas», «se me revuelve el estómago», «ha sido un partido de infarto», «tengo el estómago como un puño», «tengo un nudo en la garganta», «tengo los nervios a flor de piel», «me quita el sueño», etc., son formas de expresar que las emociones provocan reacciones corporales.

1.9.EMOCIÓN Y SALUD

La respuesta neurofisiológica de las emociones afecta a la salud. El análisis de la relación entre las emociones y la salud se remonta a los orígenes de la medicina con Hipócrates (460-370 a. C.). En su opinión, las pasiones influyen en el cuerpo y pueden causar enfermedades. Posteriormente, Galeno (129-199 d. C.) propuso que cada emoción estaba asociada con un fluido del cuerpo: sangre, flema, bilis negra y bilis amarilla. Esto es la teoría de los humores del cuerpo y sus efectos en las emociones; por ejemplo, el exceso de bilis negra puede causar depresión y enfermedad. La doctrina de los humores perduró hasta el siglo XVIII. Todavía en la actualidad se utilizan expresiones como «estado de humor», «de buen humor», «de mal humor»…

La palabra «patología» significa «estudio de la enfermedad» y se origina de las raíces etimológicas griegas πάθος(pathos) y λογία(logía), que significa «estudio». Ahora bien, pathos es una palabra que, en la Antigüedad, significaba «emoción». Por lo tanto, etimológicamente hablando, «patología» significaría «estudio de la emoción», pero de la emoción como causa de la enfermedad. Esto pone en evidencia que las emociones no han tenido buena prensa a lo largo de la historia, ya que se han relacionado con las causas de las enfermedades.

Los cambios científicos han sido lentos a lo largo de la historia, ya que se han tenido que enfrentar a las ideologías imperantes. Las observaciones de los anatomistas del siglo XVI tienen unos efectos en la medicina del siglo XIX, de tal forma que se considera que todas las enfermedades son consecuencia de una anatomía patológica. Es en esta época cuando las emociones prácticamente desaparecen del panorama de la salud física, al no ser directamente observables con los instrumentos de que se disponía.

Según Freud, la represión de las emociones es la causa de muchas enfermedades. Desde entonces, la represión de las emociones se considera como un factor importante en la activación de ciertas enfermedades.

En 1911, Cannon observó que los gatos expuestos a un estímulo amenazante (por ejemplo, un perro ladrando) reaccionaban con una activación fisiológica específica; por ejemplo, piloerección (se ponen los pelos de punta). Con Cannon, se inicia la medicina psicosomática y los estudios sobre el estrés.

La medicina psicosomática se ocupa de analizar las relaciones entre las emociones y las enfermedades. En los estudios sobre el estrés, se analiza la respuesta neurofisiológica cuando estamos ante retos que superan nuestros recursos.

Los estudios sobre el estrés reciben un gran impulso a partir de los años treinta con Hans Selye, quien publica en 1956 The Stress of Life, que se considera la primera obra de referencia sobre el estrés.

A partir de principios del siglo XXI, se están desarrollando investigaciones sobre los efectos de las emociones sobre la salud. Hay evidencias de que las emociones negativas afectan a la salud, así como las emociones positivas la benefician. De hecho, las emociones positivas activan las defensas del sistema inmunitario y las emociones negativas reducen estas defensas. Las investigaciones en el campo de la neurociencia apoyan estas afirmaciones.

La mayoría de las drogas (alcohol, tabaco, cocaína, heroína, anfetaminas, etc.) actúan sobre las emociones provocando una sensación de bienestar. Esto se debe, en gran medida, gracias a la producción de dopamina y serotonina. Pero los efectos pueden poner en riesgo la salud y la propia vida.

Las investigaciones científicas han demostrado que las emociones participan en un gran número de trastornos y enfermedades, entre los que se encuentran los siguientes, entre otros:

• Trastornos cardiovasculares: enfermedad coronaria e hipertensión.

• Trastornos respiratorios: asma bronquial y síndrome de hiperventilación.

• Trastornos gastrointestinales: dispepsia funcional, úlcera péptica (gástrica o duodenal), síndrome de colon irritable, síndrome de intestino irritable, colitis ulcerosa y esofaguitis.

• Trastornos endocrinos: hipertiroidismo, hipotiroidismo, hipoglucemia, diabetes, enfermedad de Addison y síndrome de Cushing.

• Trastornos dermatológicos: prurito, hiperhidrosis, urticaria, eccema, dermatitis atópica, psoriasis y alopecia areata.

• Trastornos musculares: tics, temblores musculares, contracturas, lumbalgias, cefalea tensional, dolor miofacial y bruxismo.

• Alternaciones del sistema inmunológico: cáncer, evolución clínica del síndrome de inmunodeficiencia adquirida, artritis reumatoide, etc.

Todo esto son evidencias de las relaciones entre emociones y salud. Se han identificado más de cuarenta enfermedades relacionadas con las emociones. Es interesante resaltar que una larga historia de teoría e investigación empírica ha demostrado que la ira y la hostilidad son factores de riesgo significativos en la enfermedad coronaria, los trastornos cardiovasculares, la hipertensión, el cáncer y el dolor crónico. De esto se deriva la importancia de la regulación de la ira, no solamente como prevención de la violencia, sino también como prevención de enfermedades.

También se ha observado que niveles crónicos altos de emociones negativas, como ansiedad, ira y depresión, están asociados a conductas adversas para la salud, tales como fumar, consumo de alcohol, alta masa corporal, baja actividad física, comportamiento alimentario desordenado, etc., lo cual influye negativamente en la salud.

En resumen, hay una relación entre emoción y salud. Las emociones negativas afectan negativamente a la salud; las emociones positivas afectan positivamente a la salud. Cuando se experimentan emociones negativas, aumenta la probabilidad de adoptar comportamientos de riesgo (consumo de sustancias, alcohol, tabaco, drogas ilegales, violencia, conducción temeraria, comportamiento sexual de riesgo, etc.).

La conclusión es que, si usted quiere hacer méritos para contraer alguna de las enfermedades citadas, lo mejor que puede hacer es dosificarse, a ser posible a diario, con intensos miedos, angustia, ansiedad, estrés, resentimiento, odio, furia, cólera, etc. No le va a costar mucho conseguirlo; es suficiente que lea la prensa, mire las noticias por la televisión y se deje llevar por la impulsividad. Otra forma de lograrlo es trabajar en una empresa que planifica por el sistema SS (ya sabe, por «sustos y sobresaltos»).

En cambio, si le interesa aumentar las probabilidades de gozar de buena salud, lo mejor que puede hacer es procurar dosificarse a diario con calma, serenidad, relajación, mindfulness, ilusión, entusiasmo, motivación, fluir, gratificaciones saludables, satisfacciones, bienestar… y, en definitiva, felicidad. Hay que tener presente que lograr esto va a ser mucho más difícil. Pero merece la pena esforzarse en conseguirlo.

1.10.LA COMUNICACIÓN NO VERBAL

La respuesta neurofisiológica es lo que pasa por dentro del cuerpo. La respuesta comportamental es la forma como nuestro cuerpo se expresa a través de la comunicación no verbal. Alrededor de la boca tenemos 23 músculos que conectan directamente con los centros de procesamiento de las emociones en el cerebro. Esto provoca que nuestros labios y la zona orbicular de la boca reflejen espontáneamente, y muchas veces de forma inconsciente, las emociones que estamos experimentando.

También en los extremos exteriores de los ojos se pueden observar los efectos de las emociones. Las denominadas «patas de gallo» son el registro acumulado de emociones en estado puro.

A veces, es todo el cuerpo el que exterioriza las emociones. Esto incluye movimientos de los ojos y sus alrededores, de la cabeza, de los brazos, manos, dedos, piernas, movimientos de los pies, etc.

Cuando estaba cayendo por la primera pendiente en el Dragon Khan, me hicieron una foto que después dejaron colgada a la salida. ¿Se puede imaginar cómo era la expresión de mi cara en este preciso momento? Es fácil de imaginar: de espanto. Se me ve con la boca abierta, ojos que se querían salir, brazos agarrotados para evitar que nadie me robara el apoyo al que me agarraba… Esto es un ejemplo de comunicación no verbal de la emoción que estamos experimentando.

La comunicación no verbal permite identificar las emociones que está experimentando otra persona. Los actores son expertos comunicadores de emociones a través de la comunicación no verbal. Esto significa que las personas pueden disimular y esconder las emociones que están experimentando. Hay personas que no quieren comunicar la emoción que sienten y ponen «cara de póquer».

1.11.EMOCIONES Y SENTIMIENTOS

Muchas personas confunden emociones y sentimientos. En el lenguaje coloquial, muchas veces se utilizan ambos conceptos de forma intercambiable, como si fuesen sinónimos. Sin embargo, no lo son.

Un sentimiento es una emoción hecha consciente. No somos conscientes de todas las emociones que sentimos. Cuando una emoción se hace consciente, con la participación de la voluntad, se puede alargar en el tiempo; también se puede acortar, intensificar, atenuar, transformar, mientras que las emociones tienen una duración breve. Las emociones son más intensas que los sentimientos, pero también más breves. Hay sentimientos que pueden durar toda la vida.

La respuesta cognitiva de las emociones se refiere a que las personas podemos tomar consciencia de las emociones que experimentamos. En función del dominio del lenguaje, podemos etiquetarlas. Al poner nombre a las emociones, podemos distinguir mejor entre matices como, por ejemplo, entre alegría y felicidad, entre miedo y ansiedad, entre frustración y decepción.

El enfado es una emoción que habitualmente no suele durar mucho. En cambio, el odio es un sentimiento que puede durar toda la vida. Cuenta la historia que Aníbal juró odio eterno a los romanos. El resentimiento, como su nombre indica, es un sentimiento que también se puede alargar en el tiempo.

El enamoramiento es una emoción muy intensa, pero de duración breve; lo siento por las personas románticas. En cambio, el amor es un sentimiento que puede durar toda la vida.

La alegría es una emoción que puede ser intensa, pero breve. En cambio, la felicidad es un sentimiento, tal vez un estado de ánimo, que se puede alargar en el tiempo. Es menos intenso que la alegría, pero puede ser más profundo.

Estos son ejemplos que nos permiten aproximarnos a la distinción entre emoción y sentimiento. Un sentimiento se origina a partir de una emoción. Una emoción tiene una respuesta neurofisiológica y comportamental que permite su observación e investigación. En cambio, en los sentimientos, la respuesta neurofisiológica y comportamental puede ser imperceptible, tanto para quien los experimenta como para un observador externo. Esto explica que, en las investigaciones, se habla, principalmente, de emociones, ya que son observables. En cambio, se habla menos de sentimientos, ya que son menos observables.

En el lenguaje coloquial, en general, no se especifica si nos referimos a emociones o a sentimientos. Hay personas que sí lo especifican, pero no es lo habitual. A partir del análisis del contexto, se puede distinguir entre emociones y sentimientos, pero no siempre.

1.12.LOS ESTADOS DE ÁNIMO

Además de las emociones y los sentimientos, están los estados de ánimo; también denominados «estados de humor», «estados afectivos» o «estados emocionales». En inglés, se conocen como moods.

Un estado de ánimo es una forma de experiencia afectiva que se mantiene en el tiempo. Muchas veces, no obedece a un acontecimiento externo o interno que lo origina. A veces, podemos experimentar estados de humor negativos sin una causa que lo explique. Esto puede ser debido, por ejemplo, a problemas hormonales o a anomalías en los neurotransmisores.

Cuando una persona experimenta estados de ánimo negativos, intensos, que se alargan en el tiempo más allá de lo razonablemente aceptable, conviene que consulte a un experto (psicólogo, psiquiatra, terapeuta…) cuanto antes, ya que podría derivar en un trastorno emocional, como ansiedad, estrés, depresión, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), manías, fobias, hipocondría, etc.

Los trastornos emocionales son el principal objeto de atención de la psicoterapia. Cuando se habla de salud mental, muchas veces se está pensando en salud emocional. Las principales enfermedades mentales (no todas) son trastornos emocionales: ansiedad, estrés, depresión, burnout…