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La Europa de entreguerras constituye un período sumamente interesante sin el que no es posible entender el advenimiento de regímenes totalitarios y autoritarios que desembocaron en la II Guerra Mundial. Sin embargo, a veces se puede tener la impresión de ser etapas históricas mencionadas muy de pasada o de las que en todo caso se analizan primordialmente las causas económicas, históricas y sociales del advenimiento de las dictaduras. A pesar de que estas variables desempeñaron un papel crucial en aquellos momentos, no hay que olvidar que existía un contexto institucional, un marco político en el que se insertaron los regímenes democráticos de la República de Weimar y la II República Española. Y, muy posiblemente, estos factores también ejercieron su influencia en la caída de las democracias. Este breve estudio analiza la forma en la que el contexto institucional de un país puede afectar a la formación de grupos antisistema cuya finalidad última es la sustitución del régimen vigente. Es decir, trata de averiguar comparativamente si existen factores institucionales que aceleran la caída de la democracia a través de partidos antisistema. Y si existen, tratar de averiguar en qué medida facilitaron las cosas a los extremistas. Este sería el principal objetivo de las páginas que siguen. Texto de contracapa: ¿El encaje institucional de una democracia, es decir, sus reglas de juego, puede influir en el advenimiento de una dictadura? Y si es así, ¿en qué medida facilitaron el auge de opciones antisistema en la Europa de entreguerras? El análisis de este turbulento periodo de la historia contemporánea, conjugado desde el paradigma de la ciencia política a nivel comparado, puede ofrecer pistas para dar respuesta a estos y otros interrogantes.
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Seitenzahl: 251
Veröffentlichungsjahr: 2025
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Casi nueve meses después de haber iniciado este trabajo me veo obligado, eso sí, con mucho gusto, a agradecer toda la ayuda y apoyo que he ido recibiendo para dar fin al estudio que sigue. Ciertamente no ha sido un periodo fácil. Ha habido que ir sorteando muchas dificultades que se han ido presentando durante este tiempo; algunas ajenas al propio trabajo y otras propias al mismo. Ahora que quedan atrás todos estos recuerdos y el esfuerzo realizado, es justo mencionar a todas aquellas personas que han hecho posible las páginas siguientes.
En primer lugar, hubiese sido difícil pensar en esta tesina sin la inestimable ayuda de mi tutor, Klaus-Jürgen Nagel. Su permanente disposición, sus indicaciones y, especialmente, su paciencia hacia mí, han constituido a lo largo de este tiempo una valiosa experiencia de la que he podido aprovechar mucho, tanto académica como humanamente. Así como también agradezco la atención de su esposa al facilitarme en un primer momento el acceso a las obras y autores relacionados con el tema.
A la profesora Montserrat Bajet del área de Història del Dret de la UPF, le quedo muy agradecido por su interés y disposición para darme la referencia oportuna justo cuando más lo necesitaba.
No podría olvidarme de los míos. A pesar de encontrarnos alejados, agradezco infinitamente todo el apoyo y los ánimos que me han dado. Mis padres, hermanos, especialmente Óscar, el Fiorentino, y Víctor, el doctor y profesor de química, no han cesado de respaldarme desde la distancia.
Como tampoco podría olvidarme de mi “otra familia” de Barcelona. Me refiero a todos mis compañeros y compañeras, amigos y conocidos de aquí. Después de cuatro años juntos, han sido muchas las cosas que me han enseñado, que he vivido y sobre todo, mucho lo que les debo. Reconozco que es tan solo un pequeño granito de arena al lado de tanto recibido, pero este estudio quisiera que fuese en reconocimiento a todo lo que me une a ellos. En especial querría agradecer a Ruth la inmensa paciencia que también ha demostrado hacia mí. Ha sido y es una de las pocas personas que uno conoce en la vida de la que se puede aprender sin necesidad de muchas palabras y que además sabes que siempre estará ahí. Gracias por todo cuanto has hecho por mí que sin duda no ha sido poco ni tampoco has escatimado tu tiempo para conmigo; al Oriol por la parte que le toca y por su carácter incansable; a Lluís porque nadie mejor que él conoce la II República Española, y siempre me ha dado buenas ideas; al Joan por su lealtad; al More y Carlota por su desbordante energía y alegría; al Bernat, nuestro alegre concejal; a Josep Santamaría por facilitarme libros de otras bibliotecas; a Joan Adsuara y Vic porque han sido el mejor soporte informático para este estudio, sobre todo en los anexos; a Ainhoa, Marta, Dúnia, Andreu, Josep Mª, Giovanni... y tantos y tantos otros que de una forma u otra han hecho de alguna manera realidad este estudio.
Por último, quiero dedicar especialmente esta tesina a una persona a la que, a pesar de no encontrarse aquí, quiero y aprecio profundamente. Ella ha sido sin duda alguna el alma mater de lo que a continuación sigue. Me ha acompañado en casi todos los momentos de la carrera, ya fuesen buenos o malos, y me ha animado (sin que yo lo notase) a no rendirme nunca y a seguir siempre adelante. Vuelvo a reconocer que este estudio es insignificante al lado de estos inolvidables años con ella, pero quisiera que estuviese especialmente dirigido en agradecimiento a todo lo que ha supuesto y sigue suponiendo para mí.
De nuevo, muchísimas gracias a todos.
Barcelona, 27 de mayo de 2003.
Nunca perseguí la gloria ni dejar en la memoria de los hombres mi canción.
Antonio Machado, Proverbios y Cantares. 1912
Hace ahora ya casi un año, llegó a mis manos un libro basado en la Guerra Civil española que mis compañeros quisieron regalarme por mi cumpleaños. Ciertamente les quedé muy agradecido porque el detalle realmente me encantó. En los días siguientes, me entregué por completo a su lectura. Me gustó tanto el libro que a partir de ahí se me metió la idea de por qué no investigar sobre un periodo de la historia de Europa en la que las democracias cayeron en varios países para dar paso a dictaduras totalitarias y autoritarias, como había ocurrido en España. Así de sencillo fue. Bueno, quizás no tanto. Sería necesario añadir que tanto la lectura como la historia han sido una de mis grandes inclinaciones. Poco a poco, lo que en un principio era tan solo una idea lejana fue tomando cuerpo y puesto que se me ofrecía la oportunidad en este último curso de realizar un pequeño trabajo de investigación, me decidí a comparar los casos de la Alemania de Weimar, la II República española y la Italia inmediatamente anterior a la llegada del fascismo.
La materia me producía un especial interés puesto que a veces la sombra de la dictadura nazi y la Segunda Guerra Mundial o, en el caso de España, la Guerra Civil, tapaban en cierto modo los periodos anteriores en los que se habían implantados nuevas democracias. Creo que a veces me da la impresión de ser etapas históricas mencionadas muy de pasada o de las que en todo caso se analizan primordialmente las causas económicas, históricas y sociales del advenimiento de las dictaduras. A pesar de que estas variables desempeñaron un papel crucial en aquellos momentos, no hay que olvidar que existía un contexto institucional, un marco político en el que se insertaron los regímenes democráticos de la República de Weimar y la II República Española. Y muy posiblemente estos factores también ejercieron su influencia en la caída de las democracias. Este pequeño estudio lo que pretende precisamente es analizar la forma en la que el contexto institucional de un país afecta a la formación de grupos antisistema cuya finalidad última es la sustitución del régimen vigente. Es decir, tratar de averiguar comparativamente si existen factores institucionales que acelerase la caída de la democracia a través de partidos antisistema. Y si existen, tratar de averiguar en qué medida facilitaron las cosas a los extremistas. Este sería el principal objetivo de las páginas que siguen.
I PARTE — INTRODUCCIÓN
1. Introducción
II PARTE — ANÁLISIS DEL CONTEXTO INSTITUCIONAL
2.1. Introducción
2.2. Factores que quedan al margen del estudio
2.2.1. Influencia del contexto internacional. República de Weimar
2.2.2. Factores económicos, históricos y sociales. II República Española
2.2.3. Configuración territorial del estado. República de Weimar y II República
2.2.4. Oligarquías y clases dominantes. República de Weimar
2.2.5. Ejército. República de Weimar
2.2.6. La Justicia. República de Weimar
2.2.7. La Iglesia. II República Española
2.2.8. Partidos comunistas. II República Española.
2.3. Constitución de Weimar
2.4. Forma de Gobierno. II República Española.
2.5. Sistema electoral
2.5.1. Sistema de elección presidencial. República de Weimar y II República
2.5.2. Sistema electoral cámaras parlamentarias. República de Weimar.
2.6. Referéndums y formas de participación directa. República de Weimar y II República Española.
2.7. Sistema de partidos: República de Weimar.
III PARTE — ANÁLISIS DE LAS HIPÓTESIS
3.1. Tesis
3.2. Hipótesis I
3.3. Hipótesis II
3.4. Hipótesis III
IV PARTE — CONCLUSIONES DEL ESTUDIO
4. Conclusiones
V PARTE — ANEXOS
5.1. Sistema Electoral
5.2. Sistema de Partidos.
5.3 . Forma de Gobierno.
5.4. Mapas
5.5. Fuentes historiográficas.
REFERENCIAS
INTRODUCCIÓN
De ahí que finalmente el tema de este estudio fuese el de examinar los factores institucionales del ascenso de los regímenes totalitarios y autoritarios en la Europa de entreguerras.
La cuestión quizá no se haya abordado aún de forma sistemática por autores de lengua hispánica. Existen autores como G. Sartori J. J. Linz o D. Nohlen, que han tratado algunos aspectos de la cuestión, pero de forma aislada. Y las obras más especializadas son de autores alemanes o anglosajones. Por el contrario, sí que abunda la literatura que analiza las variables económicas, la estructura social, el contexto histórico, etc.
Por otro lado, el periodo objeto de análisis, será, para Alemania, la etapa conocida como la República de Weimar (1919-1933) deteniéndonos justo antes de la definitiva desaparición de la democracia y la implantación de la dictadura nacionalsocialista. Para España, la etapa será la II República desde su proclamación en abril de 1931, hasta el estallido de la Guerra Civil en julio de 1936. Estas acotaciones temporales no restan que podamos hacer referencia a etapas anteriores o posteriores a estas fechas. Pero el estudio se centrará de forma específica en estos dos periodos.
Como podemos observar, Europa atravesaba en estos momentos por un periodo histórico muy convulso. La I Guerra Mundial, la Gran Guerra para los contemporáneos, afectó profundamente en la forma de pensar de la sociedad y también en la forma de organización de los estados. Efectivamente, donde antes existían regímenes autoritarios o dictatoriales, se implantaron ahora nuevas democracias. Alemania y España no quedaron tampoco al margen de este influjo “democratizador”. Estas democracias tuvieron que enfrentarse cara a cara con los difíciles años posteriores a la Primera Guerra Mundial. Una nota característica de estos primeros años fue la pobreza a la que se vieron abocados amplios sectores sociales, el aumento del desempleo, la radicalización política y social, el resentimiento, etc. Más adelante, cuando parecía que este oscuro panorama parecía alejarse, impactó de lleno en Europa la crisis del 29, que a pesar de tener su origen en los Estados Unidos, sacudió especialmente a aquellas economías estrechamente vinculadas a este país. El malestar social volvió a crecer y lo que fue más grave, la situación era un caldo de cultivo especialmente propicio para aquellas opciones contrarias al sistema democrático al que se acusaba de todos los males. A grandes rasgos, este era el contexto de la Europa de entreguerras.
Alemania constituyó un fiel reflejo de las tensiones del momento. El fin de la I Guerra Mundial dejó destrozado al país, el crack del 29 continuó esta labor y el triunfo del partido antisistema más poderoso del momento, el NSDAP, fue total, hasta sus últimas consecuencias, tristemente conocidas. España vivió algo ajena a las consecuencias de los principales hechos históricos del momento. No participó en la I Guerra Mundial, pero de todos modos sufrió también algunas de las consecuencias de la crisis del 29 (paro, pobreza, etc.). Aunque esto no fue motivo para que las profundas divisiones sociales e ideológicas acabasen desembocando en un devastador conflicto civil en el 36. Junto con Italia, son países que presentaban rasgos comunes en cuanto se habían implantado regímenes totalitarios o autoritarios. De todos modos, aunque Italia entraba en un principio dentro del análisis, varios motivos hicieron que fuese desechado. El principal sería que el advenimiento del fascismo se produjo mucho antes de que en Alemania el partido nazi fuese una fuerza respetable o de que en España se instaurase un régimen democrático. Además, las causas de la llegada al poder del fascismo italiano pueden explicarse en gran medida por motivos económicos y sociales y quizá no tanto por factores institucionales (sin que por ello no tuviesen su importancia). También entraban en juego limitaciones más circunstanciales como la envergadura que un estudio de este tipo hubiese supuesto dada la limitación del espacio y del tiempo. De ahí que finalmente se decidiera excluir el caso italiano centrándose en los dos restantes.
Para acometer esta tarea, pensamos estructurar el estudio en dos bloques principales. El primero serviría para ofrecer un marco teórico completo que facilitase el posterior análisis de las hipótesis. Dentro del mismo nos centraríamos en los aspectos fundamentales del sistema institucional alemán y español: sistema electoral, sistema de partidos y forma de gobierno sin dejar de repasar los textos constitucionales y las formas de participación directa. Por supuesto, creímos también conveniente hacer referencia a aquellos elementos que por sus características quedan fuera del contexto institucional, pero que tuvieron su influencia.
El segundo entraría ya en el examen de las principales preguntas de este estudio. Cada una de ellas se correspondería con las fases de un partido antisistema dentro del sistema institucional: nacimiento, auge y llegada al poder. Respecto a la formación, la hipótesis será si tanto un sistema electoral proporcional como uno mayoritario pueden propiciar la entrada de partidos antisistema al sistema de partidos. En cuanto al auge, trataremos de responder a la cuestión de si un sistema de partidos de pluralismo extremo favorece a las fuerzas antisistema, y si es así, en qué aspectos son los que les ayudan más. Por último, en la fase de llegada al poder examinaremos qué tipo de organización del poder favorece más a los extremistas: si un sistema presidencial o uno parlamentario. Detrás de este bloque vendría el correspondiente apartado de conclusiones y autocríticas a este trabajo.
La formulación de las hipótesis nos lleva a hablar con más propiedad de preguntas que de hipótesis en sí. De todos modos, hablaremos de hipótesis a pesar de que conviene dejar claro que no podremos comprobarlas de manera definitiva en este estudio.
Con todo lo anterior expuesto, nos encontramos en condiciones de iniciar este análisis.
ANÁLISIS DEL CONTEXTO INSTITUCIONAL
En este segundo bloque, trataremos de abordar el análisis del contexto institucional como paso previo al último apartado de estudio de las preguntas. A su vez, este segundo bloque quedará dividido en seis apartados, correspondientes cada uno de ellos a un aspecto concreto del contexto institucional de la República de Weimar y de la II República española. A excepción del primero, que se centrará en aquellos factores que, a pesar de que deberían de ser tenidos en cuenta en este estudio por su importancia, no constituyen el objeto específico del mismo1. Además, las variables institucionales seguirán un orden establecido para que unas se complementen con las otras. El objetivo, por tanto, sería el de ofrecer un marco teórico centrado en ciertos factores institucionales que fuese lo más completo posible y que permitiese entender el apartado de hipótesis.
Dejando en primer lugar los factores que quedan fuera del análisis institucional, la primera de las variables estudiará las características fundamentales de los textos constitucionales, puesto que sirven de base a todo el sistema político y diseñan el marco institucional.
La segunda, tratará la cuestión de la forma de gobierno y de los poderes que corresponden a los jefes de estado y gobierno, así como también sus posibles conexiones con los partidos antisistema.
La tercera variable, se centrará en los sistemas electorales, haciendo una pequeña mención al sistema de elección presidencial. Los elementos del sistema electoral a tratar serán la circunscripción electoral, forma de la candidatura, estructura del voto, barrera legal, fórmula electoral empleada. Haremos hincapié en las posibles repercusiones que el sistema electoral tuviese sobre el sistema de partidos y sobre la aparición y desarrollo de los partidos antisistema. Al final de este apartado, mencionaremos las formas de participación directa, tales como referéndums, iniciativa popular... así como los posibles vínculos con el ascenso de los extremistas.
Para finalizar, seguiremos la clasificación que establece Sartori para definir a un sistema de partidos de pluralismo polarizado o extremo2, señalando las notas principales que definían al sistema de partidos de Weimar y de la II República.
En todo caso, al realizar las comparaciones del caso alemán y español, intentaremos poner de manifiesto las semejanzas y las diferencias, tratando de relacionar la influencia de estas variables sobre los partidos antisistema y la caída de las democracias.
Pasemos a analizar a continuación los elementos que quedan fuera de este estudio.
Enumeraremos los principales hechos del contexto internacional que pudieron contribuir de forma decisiva al ascenso de las opciones antisistema en Alemania, para después comentarlas brevemente sin que por ello otros hechos de la época no hubiesen podido tener un papel clave:
- Triunfo del fascismo en Italia. Influencia de Mussolini.
- Consolidación del sistema comunista en la URSS.
- Crack del 29 y la depresión internacional.
- Problemas fronterizos: minorías alemanas fuera del territorio alemán. Problema del Sarre.
Dejaremos para el apartado de factores económicos, históricos y sociales, los efectos que tuvieron el fin del I Guerra Mundial y el Tratado de Versalles y nos centraremos en los cuatro anteriores.
Mussolini llegó al poder en octubre 1922 sin un programa concreto y sin una doctrina clara sobre la que basar su actuación. De todos modos, el régimen fascista fue imponiéndose poco a poco. El caso italiano se convirtió de este modo en un ejemplo a seguir, más si tenemos en cuenta que durante estos años (20’s y 30’s), Europa se resentía de las consecuencias de la crisis del 29 y en cierta medida buscaba opciones autoritarias que sacasen a las economías de la crisis. En países como Austria, Polonia, Portugal, España (Primo de Rivera), Yugoslavia y en algunos países bálticos y balcánicos, se implantaron en este periodo regímenes autoritarios o totalitarios. El ejemplo italiano bien pudo servir de referencia a la Alemania nazi para implantar su régimen totalitario, aunque no copió punto por punto el modelo fascista4.
Otro hecho que influyó de forma decisiva en el contexto internacional de la época fue la consolidación del régimen comunista en la URSS. Así como el régimen fascista en Italia tuvo influencia en varios países (bien por la implantación de regímenes de corte fascista o autoritario, bien por la creación de partidos de ideología fascista o antisistema), el régimen comunista soviético repercutió también en varios estados. Principalmente en el auge que experimentaron los partidos comunistas durante este periodo, pasando en algunos casos de ser simples partidos secundarios en la escena política a convertirse en partidos de masas (caso del KPD alemán). Controlados directamente desde Moscú y siguiendo las directrices que marcaba el PCUS, el comunismo comenzó a ganar terreno en varios países chocando continuamente con las formaciones fascistas o de ultraderecha. También el modelo comunista, a pesar de las dificultades primeras, se rebeló, al menos en apariencia, como un sistema eficaz. Más igualitario, con unos índices menores de pobreza y conflictividad social, se intentó exportar el modelo a países como Alemania mediante el partido comunista, como ya se ha visto.
En 1929, por causas que quedan fuera de este estudio, se inició lo que sería una de las grandes crisis económicas del siglo XX5. El punto de partida estuvo en la Bolsa de Nueva York. Se entró en un largo período de recesión que, comenzando en Estados Unidos, se extendió al resto de países. Pero aquellos países que llevaron la peor parte fueron los que dependían en gran medida del capital estadounidense. Como, por ejemplo, Alemania que tras la I Guerra Mundial había empezado a atraer inversiones considerables y a endeudarse con los EEUU. Las consecuencias de la crisis del 29 no se hicieron esperar: aumento de la pobreza, situaciones inflacionistas, incremento de la violencia social ante la falta de recursos, nacimiento de partidos y grupos que aprovecharon las circunstancias para derrocar el orden existente, etc. Precisamente se considera que una variable fundamental en la que los partidos antisistema pueden encontrar un caldo de cultivo apropiado es en aquellas situaciones de crisis económicas no controladas que se prolongan en el tiempo y cuyos efectos se dejan sentir con intensidad sobre la población. Este fue el caso de la Alemania de Weimar, y en menor medida, el de la España republicana, si bien los efectos de la crisis del 29 no llegaron a tener las mismas consecuencias en España que en Alemania. Aunque conviene matizar, puesto que una situación de crisis económica aguda no es la única variable que explica el ascenso de las opciones antisistema en el período de entreguerras. Suele combinarse crisis económicas con problemas internos propios, gobiernos ineficaces... Con toda una gama de variables que en conjunto pueden facilitar, o no, el ascenso a este tipo de fuerzas extremistas.
Brevemente, los problemas fronterizos alemanes fueron una pieza importante para entender la política agresiva y expansionista que llevó a cabo el régimen nazi. El Tratado de Versalles dibujó unas nuevas fronteras para Alemania6, dejando fuera del país zonas tan vitales como el Sarre7, núcleo industrial y minero de primer orden para el país. O dejando minorías alemanas dentro de las fronteras de otros países como Checoslovaquia8. Estas minorías reclamaron pertenecer al estado alemán, justificando la agresiva política anexionista del régimen hitleriano.
II República Española
Lógicamente, el período en el que tuvo lugar la II República Española y la República de Weimar no son los mismos. Casi puede decirse que cuando en Alemania el NSDAP ya era prácticamente la primera fuerza política, en España acababa de establecerse un régimen republicano9. Esto trae consigo que, a pesar de que algunos de los cuatro puntos anteriores sobre el contexto internacional en Alemania dejaron sentir su influencia también en España, hubiese otras particularidades del contexto internacional que afectaron más de lleno al caso español. Por ejemplo, el dominio y control de las colonias en el extranjero. España no estuvo ajena a la fiebre colonizadora a la que se lanzaron buena parte de los países occidentales principalmente durante el siglo XIX. Sus pretensiones sobre el norte de África trajeron consigo una campaña en Marruecos en los años 20 con consecuencias más bien desastrosas. El desastre de Annual y las continuas pérdidas infringidas al ejército español, ejercieron sus efectos por mucho tiempo en la vida política del país y se hicieron eco también durante la II República.
La Italia fascista sí que se dejó sentir con cierta intensidad en España. Algunos grupos de ultraderecha tomaban como referencia la disciplina y maneras de los camisas negras y algunos grupos políticos como la CEDA, mantenían contactos con el partido fascista italiano (no hay que olvidar que, por ejemplo, la JAP, juventudes de la CEDA, copiaron en gran medida la estética del fascismo italiano).
El régimen comunista favoreció durante la II República, más que la formación y desarrollo de partidos comunistas, la formación de numerosos grupos de izquierda10 que a veces mostraron su apoyo a opciones antisistema.
Por último, la crisis del 29 no afectó excesivamente a la economía española. Quizá porque la neutralidad durante la Gran Guerra favoreció en cierto sentido una expansión de la producción o quizá porque el carácter cerrado de cara al exterior de la economía española la protegía de los efectos externos. Tampoco su vinculación con la economía estadounidense no era tan estrecha como el caso alemán.
Por tanto, el análisis del contexto internacional nos ayuda a visualizar toda una época de cambios en la que factores externos a Alemania y España pudieron tener mucho que ver en el ascenso de las opciones antisistema. Al fin y al cabo, la Alemania de Hitler no puede explicarse de forma completa sin tener en cuenta los efectos de la crisis del 29 y sin la expansión del modelo comunista por toda Europa. Así como tampoco si no conectamos lo anterior a la implantación de modelos fascistas como el italiano. Pero más bien tanto la caída de la República de Weimar como la II República, se deben a factores esencialmente internos.
Además, también resulta importante destacar una diferencia entre los dos contextos antes expuestos. Para España, la política exterior no era tan relevante como sí que lo fue para Alemania. Con excepción de las colonias del norte de África11, España estuvo muy al margen de la política exterior (europea sobretodo) a la que no concedía la misma importancia que a los temas internos. Alemania sí que daba mayor importancia a la política exterior y al contexto internacional como quedó patente en los primeros años de la dictadura nazi.
Analizaremos en primer lugar los factores históricos que pudieron influir en la caída del régimen republicano, abarcando aproximadamente el período que va desde 1898 a 1936.
Uno de gran importancia es la pérdida de las colonias. Puede decirse que desde el 98, la sociedad española había entrado en crisis. La pérdida de las colonias puso de manifiesto otros problemas que no hicieron más que irse agravando con las pérdidas coloniales. Estos problemas eran la herencia de una estructura política y burocrática altamente estática, conservadora y poco proclive al cambio junto con una propiedad de la tierra latifundista en las zonas del sur y minifundista en el norte. Lo anterior generaba que los sucesivos gobiernos fuesen ineficaces, altamente corruptos y fuesen perdiendo progresivamente legitimidad. El ejército a su vez fue convirtiéndose en el salvador de la situación y fue cobrando un papel cada vez más activo en la vida política del país13. Esto podría explicar que, en el 36, el estamento militar se sublevase contra los intentos de cambiar el orden establecido. La República vino a presentarse como una especie de panacea universal que vendría a resolver todos los males. Tanto la pequeña y mediana burguesía, como los campesinos pusieron sus esperanzas en el nuevo régimen que venía a romper con la ineficacia, la corrupción y el estatismo anteriores. Pero los grandes propietarios, algunos sectores del ejército y la Iglesia, recibieron con hostilidad el surgimiento de la nueva república14. Por tanto, uno de los muchos factores históricos que intervinieron en el fracaso de la II República estuvo precisamente en la estructura estatal altamente estática y conservadora que se fue heredando sucesivamente, controlada principalmente por las oligarquías, la alta burguesía y la vieja nobleza.
Otro problema histórico de vital importancia residía en las reivindicaciones nacionalistas. Tanto en Cataluña, como en el País Vasco y en Galicia, se reivindicaba una historia, una lengua y unas costumbres diferenciadas del resto de España que justificaban una autonomía política propia. Los continuos roces y tensiones se producían porque precisamente ya se ha visto que desde tiempos lejanos (casi podría decirse que desde tiempos de los Reyes Católicos) el estado español heredaba una estructura tendente al centralismo y al estatismo. Es cierto que hubo períodos en los que estas zonas gozaron de cierta autonomía, pero fueron períodos cortos que no pasaron de tímidos intentos de descentralizar el poder. Incluso durante la II República, aunque solo estas zonas tuvieron cierta autonomía, estuvieron muy condicionadas al poder central15. A pesar de todo, quizá no fue uno de los elementos históricos que más pesó en el fracaso de la experiencia republicana en España y si la estructura arcaica, conservadora y dominada por las oligarquías del estado.
Aunque no conviene olvidar que la influencia que tenía en ciertas zonas el anarcosindicalismo era grande. En Cataluña y en Andalucía quizá donde más. Y arraigó con especial intensidad en aquellas zonas en las que predominaba una estructura latifundista de la tierra o donde existía un gran desarrollo industrial. Durante la II República y la posterior Guerra Civil, el papel de estos grupos anarquistas no es desdeñable, siendo una fuente constante de revueltas, huelgas (como uno de sus instrumentos de lucha más importantes) y violencia que contribuyeron en gran medida a deslegitimar al régimen republicano por las duras represiones de estos focos anarquistas que se oponía frontalmente al poder del estado16.
En cuanto a los factores sociales, algunos se derivan de la propia historia del país y otros provienen de la coyuntura económica. Por ejemplo, una gran miseria en las zonas rurales del sur donde existía una clase de campesinos y jornaleros que vivían de forma precaria y que eran potencialmente desestabilizadores del orden, como ya se ha visto. Esto se traducía en brotes de violencia que eran duramente reprimidos, contribuyendo de este modo a incrementar más aún la espiral de violencia y agitación social. Pero en las zonas más industrializadas también se produjeron episodios de huelgas y violencia callejera, igualmente sofocados con dureza, como en Asturias y Cataluña en octubre de 1934. Había que añadir que un considerable porcentaje de la población era analfabeta, a pesar de los esfuerzos que se llevaron a cabo durante la República por extender la educación gratuita a toda la población. Podría pensarse que hasta cierto punto esto podía facilitar la aparición de opciones antisistema que calasen en la población con mensajes sencillos y directos, aprovechando las circunstancias sociales, políticas y económicas.
Y finalmente, la coyuntura económica, resultado de la estructura política que se ha visto al principio de este apartado. Los rasgos fundamentales, como señala Tuñón de Lara17, serían los siguientes:
- Arcaísmo agrario con zonas del sur de agricultura tradicional y zonas periféricas mecanizadas (p. ej. la zona de Levante).
- Enormes desigualdades en la estructura de la propiedad.
- Baja productividad y escasa capitalización.
- Exportaciones escasas y centradas la agricultura y los minerales.
- Monopolio financiero, protegido por medidas arancelarias.
- Proteccionismo comercial como, por ejemplo, en la producción de cereales, textil o carbón.
La I Guerra Mundial se presentó como una ocasión inmejorable para modernizar la economía y ampliar mercados. La neutralidad de España favoreció las exportaciones y la diversificación la producción. Pero acabada ésta, la propia estructura estatal conservadora e inmovilista, entre otras razones, se encargó de no aprovechar esta ventaja y otros países europeos arrebataron el papel a la economía española. Vemos pues, que uno de los rasgos fundamentales de la economía española era el peso que tenía la agricultura dentro del sector productivo. Pero una agricultura atrasada, basada en latifundios, escasamente mecanizada y poco diversificada (olivo, vid y cereales). Ante este panorama, la crisis del 29 no afectó a España tanto como a Alemania, pero aumentó el paro, se agudizaron los problemas en el campo y todo contribuyó al estancamiento, aún mayor si cabe, de la economía española.
República de Weimar18
Para Alemania, los factores históricos son una pieza clave para interpretar los hechos acaecidos durante la República de Weimar y su posterior caída. Citaremos los que entendemos pudieron ser más relevantes:
- Derrota en la I Guerra Mundial.
- Tratado de Versalles.
- Estructura autoritaria del poder en Alemania desde su unificación: influencia del estado y los valores prusianos.
Aunque podrían citarse muchos más, creemos que los más relevantes para este estudio por su influencia mediata y decisiva en el régimen de Weimar, son los anteriores.
Alemania desde su unificación había experimentado un engrandecimiento a todos los niveles. La economía comenzó a crecer a un ritmo continuo y acelerado sirviendo el ferrocarril como medio para potenciar aún más este crecimiento. El desarrollo de las industrias pesadas del hierro y del acero barrió rápidamente a los competidores europeos (franceses, sobre todo) del sector19