GuíaBurros: Cuando tu cuerpo te avisa de la enfermedad - Jaume Fernández - E-Book

GuíaBurros: Cuando tu cuerpo te avisa de la enfermedad E-Book

Jaume Fernández

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Beschreibung

La salud es el elemento principal sobre el que gira el bienestar de una persona. Siendo algo tan primordial, a veces desatendemos señales de advertencia que el cuerpo nos envía diciéndonos que algo no va bien. El prestar atención a esas señales es crucial a la hora de enfrentar una enfermedad, para ello es importante conocer los síntomas más comunes de las enfermedades más extendidas y ante las que hay que acudir al médico rápidamente. Este libro nos dice sus causas y cómo prevenirlas, qué síntomas muestran, cómo se diagnostican y cómo las trata la medicina. Una obra que, de la mano de un profesional de la salud, se convierte en una guía enormemente valiosa a la hora de cuidar nuestra salud.

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GUÍABURROS: CUANDO TU CUERPO TE AVISA DE LA ENFERMEDAD

GUÍA PARA CUIDAR TU SALUD

Jaume Fernández

www.cuerpo-avisa-enfermedad.guiaburros.es

Sobre el autor

Jaume Fernández Roigé nació en Barcelona y es Diplomado Universitario en Enfermería en E.U.I de Bellvitge (Universitat de Barcelona). Como formación adicional cursó el Máster Universitario Oficial de Enfermería en Urgencias, Emergencias y Cuidados Críticos en la Universidad Europea de Madrid; obtuvo el Diploma de Posgrado en Atención Integral de Enfermería al Enfermo Frágil en la Fundación Privada Hospital Parc Taulí de Sabadell y el Diploma de Posgrado en Curas de Enfermería al Enfermo Crítico en la E.U.I de Bellvitge, igualmente hizo el Curso presencial de R.C.P Básica e Instrumentalizada y Utilización del D.E.S.A en el Hospital Quirón de Madrid.

Tiene una amplia experiencia profesional principalmente en Unidades de Cuidados Intensivos y ha ejercido una intensa actividad docente y de formación siendo Tutor principal de Prácticas Clínicas con que realizan las prácticas en la U.C.I del Hospital Universitario Quirón de Madrid, Tutor principal de Prácticas Clínicas con alumnos de Universidades de Madrid, organizador y realizador de las Jornadas de Prevención Primaria y Docente del Curso de Preparación para el Título de Auxiliar de Enfermería en la O.N.G Adefis en Las Rozas.

Participó como ponente durante el II Congreso Internacional Ibero Americano de Enfermería celebrado en Madrid en mayo de 2015.

Agradecimientos

Para Alexandra, mi compañera de viaje, gracias por compartir y apoyar mis inquietudes, te quiero vida.

Para Amaia y Miquel, mis hijos, por ser el motor de mi vida, os quiero mucho mis niños.

A mis padres, mami estés donde estés seguro que serás mi mejor crítica, te echamos de menos.

Para familiares y amigos por acompañarme y compartir todos mis momentos.

Gracias a mi profesión y a mis compañeros por darme la oportunidad de disfrutar el día a día y poder conocer a gente maravillosa.

Y para Sebastián y Marta por darme la oportunidad de realizar este proyecto, espero que os guste a todos.

Gracias y a disfrutar de la lectura.

Introducción

Desde que el ser humano aparece en la Tierra hay dos grandes temores que lo afligen: por un lado, a la muerte; por otro, a la enfermedad y sus consecuencias.

¿Alguna vez te has preguntado qué es la salud? Seguro que puedes saber si tienes salud, pero tal vez tengas problemas para definir ese concepto. Al mismo tiempo, ¿te has preguntado qué es para ti la enfermedad?

Ambos conceptos no son ni únicos ni universales, son cambiantes y dependen de las personas y de las situaciones vividas.

El concepto de salud ha evolucionado mucho a lo largo de los siglos, dependiendo del contexto histórico, social y cultural, así como de los avances de la medicina.

La salud y la enfermedad son parte integral de la vida, del proceso biológico y de las interacciones medioambientales y sociales.

Vamos a ver cómo van variando estos términos a lo largo de la historia del hombre:

Para Galeno (año 190), “la salud es el equilibrio íntegro de los principios de la naturaleza, o de los humores que en nosotros existen, o la actuación sin ningún obstáculo de las fuerzas de la naturaleza. O también es la cómoda armonía de los elementos”. Galeno asumió la teoría hipocrática de los cuatro humores (sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra). El equilibrio de estos representaba la salud (eucrasia).

Para Sigerist (año 1941), “la salud no es simplemente la ausencia de enfermedad, sino algo positivo, una actitud gozosa y una aceptación alegre de las responsabilidades que la vida impone al individuo”.

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) (año 1948), “la salud es el completo estado de bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o dolencias. El goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social. La salud de todos los pueblos es una condición fundamental para lograr la paz y la seguridad, y depende de la más amplia cooperación de las personas y de los Estados”.

Según Rene Dubos (año 1959), “salud es un estado físico y mental razonablemente libre de incomodidad y dolor, que permite a la persona en cuestión funcionar efectivamente por el más largo tiempo posible en el ambiente donde por elección está ubicado”.

Para Kamó Nikolaievich Simonian (año 1984), “la salud es el estado de completa satisfacción sociobiológica y psíquica, cuando las funciones de todos los órganos y sistemas del organismo están en equilibrio con el medio natural y social, con la ausencia de cualquier enfermedad, estado patológico, defecto físico”.

En 1986, según la Carta de Ottawa para la promoción de la salud realizada por la OMS, “el concepto de salud, como bienestar, transciende a la idea de formas de vida sanas […] La promoción de la salud no concierne exclusivamente al sector sanitario […] Las condiciones y requisitos para la salud son la paz, la educación, la vivienda, la alimentación, la renta, un ecosistema estable, la justicia social y la equidad. Cualquier mejora de la salud ha de basarse necesariamente en estos prerrequisitos”.

Para L. Salleras Sanmartí en 1989, “la salud es el logro del más alto nivel de bienestar físico, mental y social, y de la capacidad de funcionamiento, que permitan los factores sociales en los que viven inmersos el individuo y la colectividad”.

Según James Frankish (año 1996), “la salud es la capacidad de la gente para adaptarse, responder o controlar los cambios y retos de la vida”.

Como podemos ver, el concepto de salud va cambiando y evolucionando con el paso del tiempo, aumentando su complejidad, y con más factores intervinientes.

Y seguro que cada uno de los lectores tendrá su propia percepción sobre lo que es la salud. Por ejemplo:

La salud es no estar enfermo.

La salud es vivir feliz.

La salud es no sentir dolor y poder trabajar.

La salud es poder llegar a viejo sin depender de otros.

Etc.

Hemos visto hasta ahora la evolución del término salud, pero ¿qué pasa con el término enfermedad? Según la OMS, la definición de enfermedad es la siguiente: “Alteración o desviación del estado fisiológico en una o varias partes del cuerpo, por causas en general conocidas, manifestada por síntomas y signos característicos, y cuya evolución es más o menos previsible”.

A lo largo de este libro intentaré explicar cuáles son las enfermedades crónicas más importantes en la actualidad. Conoceremos su causa, su sintomatología, cómo podemos diagnosticarlas, prevenirlas… Y si las padecemos, cómo poder tratarlas.

Las enfermedades crónicas son afecciones de larga duración y por lo general de progresión lenta. Son la principal causa de muerte e incapacidad en el mundo.

Las más comunes son las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y la diabetes.

Enfermedades cardiovasculares

Son aquellas que afectan tanto al sistema circulatorio como al corazón. Entre ellas se encuentran la enfermedad coronaria, la hipertensión arterial, el accidente cerebrovascular o el infarto de miocardio.

En España, estas enfermedades constituyen la primera causa de muerte, originan casi el 40% de todas las defunciones. El infarto de miocardio es el más frecuente, con un 61% de las muertes.

Los infartos de miocardio y los accidentes vasculares cerebrales suelen ser fenómenos agudos que se deben sobre todo a obstrucciones que impiden que la sangre fluya hacia el corazón o el cerebro.

¿Cuáles son las causas de las enfermedades cardiovasculares?

La causa más frecuente es la formación de depósitos de grasa y de colesterol en las paredes de los vasos sanguíneos que irrigan el corazón o el cerebro, que hace que se estrechen, a veces llegando a ocluirlos por completo. También puede ser debido a la formación de un coágulo de sangre que de igual forma ocluye la circulación sanguínea.

¿Cuáles son los factores de riesgo más importantes?

Hay factores de riesgo cardiovascular que determinarán las posibilidades de cada uno de padecer alguna de ellas. Dentro de estos factores hay algunos que son modificables:

Obesidad.

Tabaquismo.

Consumo nocivo de alcohol.

Ausencia de ejercicio físico.

Niveles aumentados de colesterol.

Padecer otras enfermedades como hipertensión o diabetes.

Dieta no equilibrada.

Luego existen los no modificables:

Edad.

A medida que una persona va envejeciendo, su corazón y su sistema circulatorio también lo hace, por eso las personas de edad avanzada son las principales víctimas tanto de cardiopatías como de accidentes vasculares cerebrales.

Sexo.

Los hombres tienen más riesgo de tener una patología cardiovascular que las mujeres, debido al efecto protector que ejercen las hormonas femeninas. De hecho, con la menopausia se produce un aumento de casos de estas enfermedades.

Herencia genética.

Se ha demostrado que existe cierta concentración de enfermedades cardiovasculares en algunas familias determinadas, por lo que se considera que pueda existir cierta causa genética.

Infarto de miocardio

Es una patología que se caracteriza por la muerte de una porción del músculo cardíaco que se produce cuando se obstruye completamente una arteria coronaria. Afecta tanto a hombres como a mujeres.

En España se producen cada año aproximadamente 52 000 casos, que son tratados en un hospital, pero hay que tener en cuenta que hay muchos otros pacientes que sufren un infarto y no llegan vivos al hospital.

¿Sabrías decir cuáles son los síntomas más importantes cuando se sufre un infarto de miocardio?

Los síntomas más habituales que describen los pacientes que sufren un infarto de miocardio son:

Dolor torácico intenso y prolongado, que es percibido como una presión interna que puede extenderse a hombros y brazos (sobre todo el izquierdo), espalda e incluso a la mandíbula.

Dificultad para respirar.

Palpitaciones.

Sudoración.

Palidez.

Mareos.

Náuseas.

Vómitos.

Desfallecimiento.

¿Tenemos los mismos síntomas de infarto de miocardio los hombres y las mujeres?

La respuesta es no.

Según algunos estudios, solo una de cada cuatro mujeres reconoce los síntomas del infarto agudo de miocardio, mientras que el resto los confunde con problemas digestivos, respiratorios o trastornos ansioso−depresivos.

La falta de reconocimiento de los síntomas del infarto en la mujer provoca retrasos en la búsqueda de tratamiento, y aumenta las secuelas y la tasa de mortalidad.

Al igual que en los hombres, el síntoma más común entre las mujeres al sufrir un infarto es el dolor de pecho o malestar. Pero la diferencia es que, en el caso de las mujeres, existe mayor tendencia a experimentar otros de los síntomas del infarto, concretamente sensación de falta de aire, náuseas, vómitos y dolor localizado en la espalda o mandíbula. Y por esta razón las mujeres muchas veces no le dan la importancia que merece a la situación que están viviendo.

Al igual que en las mujeres, las personas diabéticas y las personas mayores pueden presentar un tipo de dolor diferente, tanto en la intensidad, como en la localización.

¿Cómo podemos diagnosticar un infarto de miocardio?

La prueba más sencilla, evidente y eficaz durante el dolor para diagnosticar el infarto de miocardio es el electrocardiograma. Esta prueba es indolora, detecta alteraciones durante el momento en que el paciente está sufriendo dolor. Posteriormente se utiliza para confirmar o descartar que se ha producido daño en el corazón.

Otras pruebas diagnósticas que se realizan para confirmar un infarto son:

Analítica de sangre,

donde se detectará un aumento de las enzimas cardíacas, que son liberadas en el torrente sanguíneo a causa de la necrosis (muerte) de la zona cardíaca que se produce durante el infarto. También se obtienen valores de los niveles de colesterol, glucosa y hormonas tiroideas.

Cateterismo cardíaco y coronariografía,

que sirve para determinar el grado de obstrucción y la localización exacta de las lesiones arteriales coronarias que han provocado el infarto.

¿Qué debemos hacer si alguien presenta los signos de un infarto de miocardio?

En el instante en que el paciente presente alguno de los síntomas descritos anteriormente, sobre todo el dolor de forma opresiva en el pecho, se debería avisar inmediatamente a los servicios de emergencias (teléfono 112).

Por lo general, un infarto de miocardio produce dolor localizado en el pecho durante más de 15 minutos. Algunas personas pueden percibir ese dolor como leve, mientras que otras lo perciben como un dolor más intenso.

Se tranquilizará a la persona afectada demostrándole seguridad y que todo está controlado. Deberá estar en reposo absoluto y hay que procurar no moverlo, dejarlo tumbado, estar alerta y, si pierde el conocimiento y no tiene pulso, iniciar maniobras de resucitación, con masaje cardíaco.

Es mucho mejor hacer algo que no hacer nada en absoluto, aunque creas que no tienes los conocimientos y habilidades necesarias. La diferencia entre actuar y no hacer nada puede salvarle la vida a alguien.

Cuando el corazón se detiene, la falta de sangre oxigenada puede causar daño cerebral en solo unos minutos. Una persona puede morir en 8 o 10 minutos o quedar con daños cerebrales severos de por vida.

La reanimación cardiopulmonar (RCP) puede mantener el flujo de sangre oxigenada al cerebro y otros órganos vitales hasta que un tratamiento médico más definitivo pueda restablecer el ritmo cardíaco normal. El electrocardiograma que realizará el personal sanitario que acuda a la emergencia y la evolución del estado del paciente marcarán el tipo de tratamiento que seguir.

¿Cuáles son los tratamientos para un infarto de miocardio?

Al sufrir un infarto de miocardio los tratamientos son:

Tratamiento farmacológico.

Tratamiento quirúrgico: cateterismo.

¿Se puede prevenir el riesgo de sufrir un infarto de miocardio?

El riesgo de padecer un infarto puede evitarse siguiendo algunas pautas de vida saludable:

Llevar una dieta equilibrada, rica en verduras, frutas, legumbres y cereales (dieta mediterránea).

Evitar las bebidas alcohólicas.

Dejar de fumar.

Realizar ejercicio físico aeróbico: caminar, montar en bici, nadar.

Mantenerse en valores de tensión arterial y glucemia saludables.

Evitar el sobrepeso y la obesidad.

¿Voy a sufrir un infarto? Estos síntomas aparecen días antes

El infarto de miocardio es una patología frecuente asociada a diferentes factores de riesgo como hemos visto anteriormente. El tiempo de detección es clave para evitar secuelas a corto y largo plazo. La buena noticia es que hay señales de alerta que pueden prevenirlo a tiempo.

Muchas personas desconocen que existen síntomas previos a un infarto de miocardio que nos pueden alertar de que algo no va bien y adelantarnos.

El síntoma principal que nos debe poner en alerta es la angina de pecho (dolor localizado en el pecho, sobre todo desencadenado por los esfuerzos, y que cede con el reposo).

También la disnea (sensación de fatiga y falta de aire al realizar pequeños esfuerzos), el cansancio y la astenia (sensación de falta de energía o vitalidad, mantenida, percibida en reposo, y que se incrementa con el ejercicio).

Hipertensión

La tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias, que son los vasos grandes por los que circula la sangre en el organismo. Cuanto más alta es la tensión, más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear la sangre al resto del cuerpo. Se considera que la persona presenta hipertensión cuando su tensión arterial es demasiado elevada.

Cuando se realiza la toma de la tensión arterial se dan dos valores: el primero es la tensión sistólica (tensión máxima o alta), que corresponde al momento en que el corazón se contrae o late bombeando la sangre al resto del cuerpo. El segundo, que se conoce como tensión diastólica (tensión mínima o baja), representa la presión ejercida sobre los vasos cuando el corazón se relaja entre un latido y otro.