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La economía es parte fundamental de la vida del ser humano, y la política su guía. Juntas, hacen la base programática de un país, o sistema político. Así lo entendieron en el pasado y así será el futuro. En el presente texto, el autor nos propone una estrategia, una guía necesaria para la sobrevivencia del llamado Sur Político, o sea, todos los países, sin distinción de cultura, religión o continente, que estemos debajo del Norte, o sea, los países industrializados, o del Primer Mundo.
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Seitenzahl: 808
Veröffentlichungsjahr: 2022
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Edición, composición interior, diseño de cubierta y Conversión a e-book: Jadier I. Martínez Rodríguez
Todos los derechos reservados
© Sobre la presente edición:
Ruth Casa Editorial,
Primera edición e-book, 2022
ISBN: 9789962740070
Prohibida la reproducción total o parcial, por cualquier medio, sin la autorización de Ruth Casa Editorial. Todos los derechos de autor reservados en todos los idiomas. Derechos reservados conforme a la ley.
Ruth Casa Editorial Calle 38 y Ave. Cuba,
Edif. Los Cristales, Oficina no. 6
Apdo. 2235, Zona 9A, Panamá
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www.ruthcasaeditorial.com
Datos de autor
Página legal
Capítulo 1. Nacimiento del norte y del sur. Hacia un enfoque científico integral para una economía política desde el sur.
Surgimiento de dos polos del desarrollo desigual del capital a escala mundial.
El Sur del capitalismo global: El modelo de la economía extrac-tiva en América latina
El modelo de la economía de plantación; caso Cuba.
Los antecedentes históricos de la banca imperialista y José Martí
El desarrollo y la soberanía: José Martí y Enrique José Varona
CAPÍTULO 2. LOS PRECIOS: MAGNITUDES REGULADORAS DEL DESARROLLO DESIGUAL
Importancia de la teoría de los precios de Marx para diseñar una política de defensa de los Estados del Sur frente a las empresas del Norte.
Necesidad de modificar el primer supuesto
Necesidad de modificar el segundo supuesto
Cómo compiten tecnológicamente las transnacionales
Necesidad de modificar el tercer supuesto
Rubén Martínez Villena acerca de los precios políticos del Sur impuestos por el Norte
La defensa de los precios del Sur en una sociedad en transición al socialismo.
CAPÍTULO 3. LAS MERCANCÍAS Y EL DINERO AL SERVICIO DEL CAPITAL ESPECULATIVO.
El devenir del dinero
El dinero real y los signos de valor: cómo se determina su cantidad en la circulación
El capital industrial y el capital financiero: sus vínculos
El aporte de Keynes a la teoría monetaria
La dolarización y la competencia espuria de los Estados Unidos
El dinero al nivel del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos
El Dinero, el capital ficticio y las criptomonedas: su impacto en la formación de los precios internacionales
El movimiento de las criptomonedas contra la dolarización
Los cambios en el proteccionismo competitivo de Estados Unidos en el período 2007-2018.
El proteccionismo competitivo de E.E.U.U. con Barack Obama.
El proteccionismo competitivo de E.E.U.U. con Donald Trump.
Donald Trump y La pandemia Covid 19
CAPÍTULO 4. IMPORTANCIA DEL CAPITALISMO DE ESTADO PARA EL DESARROLLO DESDE EL SUR
Las magnitudes reguladoras en el diseño de los Estados del Sur
Importancia de la competitividad legítima para los Estados nacionales del Sur
El Modelo de Desarrollo japonés como paradigma del capitalismo de Estado en función del desarrollo capitalista del Sur.
El Modelo de Desarrollo Latinoamericano como paradigma del capitalismo de Estado en función del desarrollo capitalista del Norte.
El aporte del estructuralismo al esclarecimiento de los vínculos entre la crisis, la inflación y el desarrollo.
Raúl Prebisch, la Cepal y su enfoque sobre el desarrollo.
El excedente económico y el capitalismo de Estado como fundamentos del desarrollo: Paul Baran y Paul Sweezy.
El excedente económico y el capitalismo de Estado como fundamentos del desarrollo: Celso Furtado.
El capitalismo de Estado como fundamento del desarrollo del Sur en las nuevas concepciones del neoestructuralismo latinoamericano.
El capitalismo de Estado y el programa de gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
El Estado y el socialismo en la escuela latinoamericana de la dependencia como fundamento del desarrollo del Sur.
CAPÍTULO 5. LA TEORÍA DEL SISTEMA MUNDO Y EL DESARROLLO DEL SUR COMO PROBLEMA GLOBAL EN EL SIGLO XXI
El desarrollo mundial como problema global.
Immanuel Wallerstein y su teoría del sistema mundo
La teoría de la desconexión de Samir Amin
La teoría del “socialismo real” como fase pospitalista, de Isván Meszaros
De la Economía Ambiental a la Economía Ecológica
CAPÍTULO 6 EL PROBLEMA GLOBAL DEL DESARROLLO DEL SUR EN LAS INSTITUCIONES INTERNACIONALES.
El conocimiento y la tecnología como mecanismo de dominación del capital.
El desarrollo sostenible.
El desarrollo social.
Los Objetivos de la Agenda 2030
La Amazonía en llamas a la luz de la Economía Política.
El “aporte” que pudiera dar el Banco Mundial al desarrollo del Capital Humano en el Sur
Las nuevas concepciones del desarrollo local y la alternativa del desarrollo endógeno.
El desarrollo humano y su medición.
La importancia de la concepción del desarrollo de la Comisión del Sur.
Hacia un “nuevo” equilibrio social después de la pandemia
CAPÍTULO 7 EL CAMINO DIFÍCIL HACIA UN SUJETO SUR PARA EL DESARROLLO: LA COMUNIDAD DE ESTADOS LATINOAMERICANOS Y CARIBEÑOS (CELAC)
La concertación política del Sur frente al Norte
La integración sí es solución, pero a nivel nacional hay que dar “pasos macroeconómicos”
La oportunidad que abre la VI Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) para América latina y el Caribe
Desafíos que ha venido enfrentando la CELAC
La VI Cumbre de la CELAC: encuentros y desencuentros
Plan de autosuficiencia sanitaria para América Latina y el Caribe propuesto por la CEPAL y aprobado por la CELAC.
Sobre la Declaración final de la Sexta Cumbre de la CELAC
CAPÍTULO 8 LA INTEGRACIÓN DEL SUR Y LA CREACIÓN DE UN SUJETO SUR PARA EL DESARROLLO
Potencialidades de la región Asia Pacífico para la Integración del “Sur”
El desarrollo industrial dependiente de los países del Sur se caracteriza por el predominio de las industrias extractivas y maquiladoras.
El buen desempeño de la ASEAN en la concertación política hacia el desarrollo
La ASEAN: factor de conciliación de conflictos.
ASEAN: el motor pequeño que impulsa el motor grande.
ASEAN + China
ASEAN + Corea
ASEAN + Japón
El Acuerdo ASEAN+3
ASEAN + 6
El Área de Libre Comercio Asia Pacífico (APEC).
El Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Econó-mica (TPP).
China y la Ruta de la Seda: un motor grande que impulsa a otro motor más grande
Devenir de las relaciones entre Estados Unidos y la República Popular China (2001- 2020)
Devenir de las relaciones entre Estados Unidos y la República Popular China a partir de la pandemia
Impacto de la ley de la tendencia decreciente de la cuota gene-ral de ganancia en Estados Unidos y China
Unión Europea: factores de la multipolaridad
Asia Pacífico: espacio geopolítico a escala global (2011-2020)
La Carrera armamentista y la inteligencia artificial
CAPÍTULO 9 POR UNA ECONOMÍA POLÍTICA DESDE EL SUR HACIA EL SOCIALISMO
El Sur frente a la concentración y polarización de la ciencia al servicio del capital.
La Cuarta Revolución Industrial y la polarización de la ciencia al servicio del capital.
El aporte de Cuba al desarrollo de una ciencia desde el Sur y su impacto en el sistema de salud.
El Sujeto “Sur” en la Revolución Cubana
La experiencia industrial en América Latina y el Caribe
El camino socialista en América latina
La Estrategia de Estados Unidos para conservar «su patio trasero» en América del Sur.
La “búsqueda” de un Sujeto “Sur” por la Nicaragua Sandinista mediante la concertación de alianzas
La búsqueda de un Sujeto Sur por la Revolución Bolivariana
La búsqueda de un Sujeto Sur por la Revolución Ciudadana de Ecuador
La conformación del Sujeto Sur para el Desarrollo en Bolivia.
El Movimiento Indígena Originario Campesino (MIOC) en el proceso de cambio boliviano
La Teoría revolucionaria y el proceso de cambio boliviano
El Choque con las empresas transnacionales
El Litio
El regreso del partido MAS al gobierno de Bolivia
La oportunidad que abrió la República Bolivariana de Venezuela para América latina y el Caribe
La República Bolivariana de Venezuela: un motor que puede impulsar a otro motor más grande
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América- Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP)
Las Zonas Económicas Especiales y el desarrollo de encade-namientos económicos productivos.
La Zona Económica Especial de Paraguaná
La Zona Económica Especial Fronteriza Ureña – San Antonio
La Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Faja Petrolífera del Orinoco “Hugo Chávez” y la Zona de Desarrollo Estra-tégico Nacional “Arco Minero del Orinoco”
La Zona Especial del Mariel y la Autoridad Portuaria de Singapur, administradora del actual puerto del Mariel en la Zona Especial de Desarrollo
CAPÍTULO 10 LA DIALÉCTICA DE LOS HECHOS Y LAS IDEAS HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE UN SUJETO SUR PARA EL DESARROLLO
La ley del desarrollo económico y político desigual del capitalismo
Carlos Rafael Rodríguez y la distinción entre crisis cíclica y estructural
Ernesto Che Guevara y la cohesión del sistema socialista mundial en favor del Sur
Fidel Castro contra la deuda externa del Tercer Mundo
La concepción del capitalismo tardío
El impacto de la pandemia en el sistema de contradicciones Norte - Sur
Hacia la Construcción de un Sujeto Sur para el Desarrollo
Bibliografía
Anexo 1 Doce verdades esenciales y urgentes sobre la ciencia en Cuba
La mezcla de relaciones económicas en los países del “Sur político”, suele dificultar la identificación del modo de producción que rige en un país en una época determinada. Sin embargo, ello es de suma importancia para caracterizar si las políticas o programas —que proponen los gobiernos o partidos políticos— son progresistas o reaccionarios. No siempre se comprende, por ejemplo, cómo en nuestra América podía funcionar la dinámica de un mercado capitalista, cuando aún predominaba el trabajo esclavo; o incluso después, con el sistema de plantación capitalista. Éste y otros muchos problemas científicos quedan por dilucidar en nuestra región “Sur”. En particular, el tema del desarrollo recorre toda la historia, desde que surgió el “criollo” o germen de las nacionalidades en nuestra región. La necesidad de contar con una Economía Política desde el Sur conlleva contar con una ciencia para el diagnóstico y propuesta de soluciones para el desarrollo.
El estudio por Marx del sistema del capital fue realizado a partir del modelo de capitalismo más avanzado de su época: el inglés. Allí pudo reconocer el sistema de contradicciones del capital en pleno desarrollo para su época; por eso hay una “imagen” que desde la biología se extiende a la sociedad: “La anatomía del mono se estudia mejor cuando se conoce la anatomía del hombre.” Era de suponer que aquellos países que no habían accedido a la Revolución Industrial, llegarían a ella al igual que Inglaterra; y, por tanto, allí también se desarrollaría el sistema de contradicciones del capital a la manera como se estaban produciendo en Inglaterra. Sin embargo, ya en los capítulos 24 y 25 de El Capital, tomo I, Marx dejó claro que, por diversas circunstancias, el desarrollo de las contradicciones del capital, se realiza de manera desigual en el mundo. En el continente americano, al norte y al sur, el sistema del capital siguió un “camino” muy diverso y diferente al que se había desarrollado por el capitalismo inglés.1
1 Marx tuvo que rectificar varias veces su criterio científico acerca de muchos fenómenos del capitalismo; y el propio Engels lo hizo también cuando preparaba las ediciones de El Capital, que Marx dejó inconcluso al morir en 1883. No por eso hay que abandonar la obra de Marx como fuente teórica de análisis.
Marx subtituló El Capital: “Crítica de la Economía Política”. Y en efecto, él se valió de la inteligencia de muchos autores que lo precedieron, o fueron sus contemporáneos, para identificar contradicciones en desarrollo del sistema del capital. Numerosos fueron los problemas científicos que encontró, gracias a otros pensadores a los cuales acudió sin temor a la contaminación de sus ideas, porque confió en su capacidad crítica para hallar solución científica a ellos. No siempre los continuadores de Marx han contado con una capacidad crítica a la altura de Marx. El sistema del desarrollo desigual de las contradicciones del capital continuó adelante ya desaparecido Marx; y no siempre se supo aprovechar, como lo hiciera Marx, la inteligencia de otros autores y de la crítica de la Economía Política. Pensadores como Federico Engels y Vladimir Ilich Lenin, son una excepción. También hemos de acudir a Antonio Gramsci, por el papel que le supo reconocer este genial revolucionario al carácter activo de la cultura en el accionar de la voluntad colectiva, y no esperar a que los acontecimientos se produzcan como resultado inexorable de la acción de las leyes objetivas; porque el devenir de los acontecimientos no conduce necesariamente al progreso. Ello sucede solo cuando surge una determinada voluntad colectiva organizada "racionalmente", con planes bien concebidos para la solución a sus problemas. Pero, además, el desarrollo desigual de las sociedades se relaciona también con sus culturas desiguales: unas tienden al progreso, al cambio; y otras, a seguir tradiciones arcaicas, a ser conservadoras.
A lo largo de la historia, tal pareciera que hay fuerzas irresistibles, frente a las cuales solo nos queda esperar: carestías, epidemias, hambrunas, guerras, catástrofes sociales, etcétera. Justo en los albores de 2020, se desencadenó la pandemia del Covid 19, frente a la cual no se ha logrado crear una voluntad global racional. ¿Será que no contamos con suficientes portadores del progreso, es decir, de una cultura a escala mundial para dominar racionalmente la naturaleza y el azar a que nos somete la actual pandemia, junto a otros problemas globales angustiosos como el cambio climático, las crisis financieras y las amenazas militares?
A nivel de 2020, la ciencia y la tecnología han alcanzado tal envergadura que ya se empieza a hablar de una cuarta y una quinta Revolución Científico Tecnológica. Pero ni la ciencia, ni la tecnología son neutras: se diseñan al servicio de determinados intereses. Cada tipo de sociedad se sirve de la ciencia y la tecnología según su naturaleza, es decir, según el papel que desempeñe la cultura dominante en la voluntad colectiva.
Sin pretender presentar a Cuba como un modelo social a seguir por el resto del mundo, hay que preguntarse por qué el pueblo cubano ha podido crear una cultura ética de resistencia, disciplina y solidaridad, a lo largo de más de seis décadas, que le han permitido afrontar el combate a la pandemia con un enfoque político integral en sus dimensiones económicas y sociales.2 Cuba pertenece al Sur político; y solo por eso, tiene derecho a hablar desde el Sur.
2 Todo parece indicar que sin la actividad política no es posible transformar y dirigir conscientemente a un pueblo ante una situación de tanto peligro para la vida de todos.
La tarea científica de saber aprovechar la inteligencia de autores del Sur y del Norte, (sobre todo, de la segunda mitad del siglo XX e inicios del XXI) para detectar problemas científicos asociados al desarrollo desigual de las contradicciones del capital en el “Norte” y en el “Sur”: abre un espacio hacia una Economía Política desde el Sur. Este es el dilema provocativo que asumo en esta investigación. Porque la necesidad de construir un Sujeto Sur para el Desarrollo en los diversos escenarios de Nuestra América exige mucha creatividad. Y no solo en América Latina y el Caribe: en todo el Sur político.3
3 Para quienes objetan los términos “Norte” y “Sur” y los reducen a términos geográficos, olvidan quizás, como nos acostumbramos a recibir en todo tipo de literatura política el término “Occidente”. Angus Maddison, en su libro Crecimiento Económico Mundial, una perspectiva de mil años, OCDE; 2001, define “Occidente” como el Conjunto de Estados Unidos, Europa Occidental, Australia, Nueva Zelanda y Japón. Por supuesto, Australia, Nueva Zelanda y Japón, geográficamente, no pertenecen a Occidente. En realidad, el término “Occidente” ya venía siendo utilizado geopolíticamente mucho antes del 2001; muy especialmente con la Guerra Fría.
De cierta manera, El Manifiesto Comunista incentivó o le planteó la tarea científica a Marx para concebir el proyecto de “El Capital”. Porque ya había identificado a los “enterradores” del capital a la altura de aquellos tiempos: el proletariado unido. Luego Lenin amplió el ejército de enterradores: junto a los proletarios unidos, estarían los pueblos oprimidos del mundo unidos.
Hoy “la unidad” de los proletarios y los pueblos oprimidos es el gran problema a resolver por la teoría revolucionaria. Es lograr crear un Sujeto Sur para el desarrollo a escala global.Ya Marx había previsto que una tarea no se plantea para su solución, sino cuando ya existen las condiciones para lograrlo. El mundo tendrá que avanzar a velocidades diferentes, porque el mundo es desigual.
Para transformar al mundo hay que conocerlo. Ello supone conocer muy bien su sistema de contradicciones en acción; los actores que pugnan entre sí a favor o en contra de las tendencias que se manifiestan; el sistema de alianzas políticas, las formas de imponer el poder para mantener el sistema del capital; y las formas idóneas para desafiar las fuerzas del capital. Y todo ello sucede de manera diferente en el “Norte” y en el “Sur”.
Se trata, por tanto, de una investigación principalmente teórica, a la manera del subtítulo de El Capital: la Crítica de la Economía Política, pero en este caso, identificando aquellos problemas científicos planteados acerca del subdesarrollo, desde los años 50 del siglo XX hasta el presente, por autores de derecha e izquierda que hagan viable la investigación, para lo cual se expondrán criterios que argumenten la importancia de los problemas planteados por dichos autores. Cada autor, como regla, supone una teoría específica; y, por tanto, exige exponerla de forma abreviada y asimilarla críticamente, si ello es posible, o rechazarla con argumentos que brinden los hechos (la práctica).
Las categorías de la Economía Política en Carlos Marx reflejan la dialéctica de lo subjetivo y lo objetivo; porque cada categoría refleja, de cierta manera, las relaciones de poder entre las clases sociales, que ahora reflejarán las contradicciones Norte-Sur en el sistema del capital global.
¿Por qué plantearnos la necesidad de contar con una Economía Política desde el Sur? En el actual sistema del capital global existe todo un proceso de contradicciones, que impide o dificulta la regulación efectiva de la reproducción social a escala mundial, para proteger las dos fuentes originarias de toda riqueza (la naturaleza y el hombre) e impide regular, por tanto, las cadenas productivas internacionales desde el Norte y desde el Sur, a favor del desarrollo sostenible del Sur y la protección de la naturaleza de todo el planeta.4
4 La pandemia del Covid 19 ha evidenciado la importancia de contar con un sistema social con capacidad e interés por proteger el derecho a la vida la salud de todos; pero también todos los derechos, el derecho al trabajo, a la educación, a la seguridad alimentaria, a la ciencia y la tecnología, a la vivienda, etcétera.
Este libro ha sido concebido para analizar (desde la crítica de la Economía Política) las teorías y autores más influyentes para concebir y orientar las actuales políticas gubernamentales. Dichos autores, por supuesto, pertenecen al sector académico de los países del "Norte” y del "Sur" y muchos de ellos han trabajado, o trabajan, en las diversas instituciones, organismos internacionales y movimientos sociales de "derecha" o de "izquierda".
Vincular el interés nacional o regional con el interés clasista y hacerlo de una manera acertada, ha sido histórica y prácticamente uno de los problemas más complejos e importantes en la lucha de los pueblos del Sur político. El problema existe incluso antes de que el pensamiento haya conformado un sistema teórico. Con mucha más razón, debe esclarecerse a partir del surgimiento de una escuela, nacional o regional, de teoría económica. La necesidad de arribar al concepto de una “Economía Política desde el Sur” tiene mucho que ver con esta correlación muy compleja entre lo clasista, lo nacional y lo regional.
Una “Economía política desde el Sur” supone un modelo, un sistema de conceptos, de principios y valores, una coherencia lógica entre medios y fines, que identifique determinados intereses de una clase, con los intereses de un sistema nacional o regional, en los marcos de un período histórico determinado.
Estamos conscientes de que, como ciencia, el desarrollo de la Economía Política desde el Sur presenta los avatares y dificultades de no poder explicar determinados hechos a partir de la teoría establecida. Estos hechos “anómalos”, o que contradicen las teorías establecidas, exigirán nuevas hipótesis y nuevas ideas, hasta que fructifiquen como células de nuevas teorías.
Es necesario reconocer un vínculo dialéctico entre el viejo y el nuevo conocimiento. El material aportado por la historia de la Economía Política permite afirmar que se puede sintetizar lo positivo existente en los conocimientos teóricos en polémica, y plantear ante la ciencia económica el imperativo de crear una teoría más general, que pueda explicar los llamados hechos anómalos.
Quizás, lo más inteligente sea reconocer el aporte que pueda estar presente en cada concepción, provenga de cualquier escuela de pensamiento. De cualquier forma, en este análisis crítico es muy importante tener presente los procesos históricos y las particularidades de cada región del mundo, así como los intereses legítimos que mueven la búsqueda del desarrollo.
La estructura del libro sigue el siguiente orden:
Capítulo 1. Nacimiento del Norte y del Sur. Hacia un enfoque científico integral para una Economía Política desde el Sur.
La utilización en las colonias de sistemas de mano de obra que históricamente han correspondido a otras formaciones sociales, (por ejemplo, la esclavitud y la encomienda en el caso americano) muestra la gran flexibilidad del capital para adaptarse a las diferentes condiciones en que debe ejercer su dominación, subordinando así a formas pre capitalistas de relaciones de producción.
Marx supo reconocer en las categorías fetichistas del capital las variables de decisión para la competencia de los capitalistas (del Norte o del Sur) Unos y otros explotan a sus obreros, pero los capitalistas del Sur pierden parte de la plusvalía a manos del Norte, gracias al intercambio desigual. Hay aquí un punto de referencia para explicar el subdesarrollo. Cada vez se hace más necesaria una teoría científica que abarque toda la complejidad de esta problemática desde las condiciones particulares del llamado “Sur”, con sus tipos socioeconómicos característicos y sus modelos de desarrollo dependiente, tales como la economía de plantación. Y para ello, hay que contar con autores del Sur, que en el caso de Cuba, José Martí y Enrique José Varona aparecen en este capítulo reflejando, precisamente, el nacimiento del Norte y el Sur: Cuba versus el Imperialismo norteamericano.
Capítulo 2. Los precios: magnitudes reguladoras del desarrollo desigual
De cierta manera, en la competencia internacional entre el Norte y el Sur, los precios “Norte”, dominan mayores “cuotas de poder” que los precios “Sur”. Ello es expresión de cómo los precios de monopolio determinan el intercambio desigual entre los polos. El poder global de Estados Unidos se ha sustentado en dos pilares: el Pentágono y el dólar. Estos, a su vez, son base en la crisis estructural de la economía estadounidense. Por una parte, el Complejo Militar Industrial es pieza inseparable de la cúspide de la oligarquía financiera norteamericana. Por otra parte, Estados Unidos ha podido exportar su inflación al resto del mundo gracias al dólar y su poder especulativo; ello puede explicar por qué cobra cada vez mayor importancia el dinero digital y las criptomonedas en la competencia especulativa global.
Uno de los problemas más graves asociados a la existencia del subdesarrollo, tiene que ver con el intercambio comercial desigual que existe en el mundo. Ello explica por qué es imprescindible dedicar un espacio al estudio teórico de la formación de los precios internacionales bajo las actuales condiciones de globalización del capital.
Autores cubanos —en distintas épocas— reflejaron la regulación de los precios a favor del Norte y en contra del Sur (y viceversa) como fueron Rubén Martínez Villena y Ernesto Che Guevara. Precisamente, el mecanismo de la competencia tecnológica y financiera global contribuye sistemáticamente a mantener y elevar la brecha económica entre países desarrollados y subdesarrollados. La competencia de precios se manifiesta sobre todo en las políticas comerciales a escala global, tal y como se han venido regulando por la OMC. Sin embargo, con la administración Trump, la estrategia de E.E. U.U. no solo cambió hacia sus adversarios, sino también hacia sus aliados, al iniciar una política de nuevos tratados bilaterales nación a nación, como si las agrupaciones regionales fueran a debilitarse y a desaparecer.
La política de Trump ha supuesto un giro hacia el proteccionismo que puede generar una reacción similar en el resto de países, pudiendo llegar a provocar una guerra comercial, anticipo de una crisis global, que la pandemia de Covid 19 ha desencadenado en todos los órdenes, especialmente, en los sistemas de salud, los puestos de trabajo y las bolsas de valores.
Capítulo 3. Las mercancías y el dinero al servicio del capital especulativo.
El dinero como mercancía y como signo de valor ha ido desarrollando nuevas funciones al servicio del capital, sobre todo en la esfera especulativa. En este capítulo se puede apreciar por qué las categorías fetichistas del capital ficticio resultan relevantes en la macroeconomía keynesiana; y posteriormente en la macroeconomía monetarista, a través de la dolarización del sistema monetario internacional; y su impacto en el ciclo económico capitalista y sus crisis financieras.
Capítulo 4. Importancia del capitalismo de Estado para el desarrollo desde el Sur
La protección del Sur de los movimientos especulativos que se desarrollan desde el Norte, sobre todo en la esfera del capital financiero global, exige que los Estados del Sur regulen cierta desconexión de dichos movimientos especulativos espurios con cierto dominio del análisis prospectivo. Las políticas neoliberales auspiciadas desde el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, instrumentos de los Estados del Norte y sus transnacionales empujan en dirección contraria: se pretende que los del Sur sean Estados mínimos en la defensa del interés nacional, simples sirvientes de ese mercado financiero global.
El capitalismo de Estado ha desempeñado un papel muy diferente en los Estados del Sur; unas veces para proteger desde Estados nacionales legítimos los in-tereses del desarrollo; y otras, para plegarse a los intereses de los Estados del Norte, con apoyo de las oligarquías nacionales. En este capítulo se presentan experiencias de ambos tipos, con sus respectivas argumentaciones teóricas. Ello supone explicar los aportes más significativos de las teorías estructuralista, neo estructuralista y de la dependencia acerca del subdesarrollo. Se hace especial énfasis en la idea del excedente económico de Paul Sweezy y Paul Barán, que tanta influencia ha ejercido en lo mejor del pensamiento económico latinoamericano.
Capítulo 5. La teoría del Sistema Mundo y el desarrollo del Sur como problema global en el siglo XXI
Es sabido cómo el término “globalización” ha inundado la literatura económica y social de las últimas décadas. De ahí la importancia de estudiar los problemas globales del desarrollo y la teoría del “sistema mundo”. Entre los autores más destacados de la teoría del “sistema mundo”, hemos seleccionado a Immanuel Wallerstein, Samir Amín e István Meszaros, si bien es justo reconocer que varios de los autores dependentistas compartieron la teoría del sistema mundo.
Capítulo 6. El problema global del desarrollo del Sur en las instituciones internacionales
Las políticas neoliberales prevalecientes en el sistema mundial del capital, han estado reflejadas en concepciones acerca del desarrollo en organismos, instituciones internacionales y movimientos sociales. Se ha producido un debate a escala internacional acerca de conceptos tales como “desarrollo sostenible”, “desarrollo social”, “desarrollo local”, “desarrollo endógeno” y “desarrollo humano”. Con toda seguridad, una de las concepciones más importantes para los intereses genuinos del Tercer Mundo, es la concepción del desarrollo de la Comisión del Sur. Para realizar la crítica de todas estas concepciones acerca del desarrollo, es necesario tener muy presente el papel del conocimiento y la tecnología como mecanismo de dominación del capital.
Capítulo 7. El camino difícil hacia un Sujeto Sur para el desarrollo: La Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños (CELAC)
Las políticas de concertación desarrolladas por la CELAC han avanzado con dificultad, resultado de las contradicciones internas entre los países integrantes. Sin embargo, ASEAN + China ha mostrado mayor dinamismo para lograr la unidad en la diversidad, algo que a la CELAC aún le falta por lograr, debido a los intereses oligárquicos que pugnan en dirección contraria y que comprometen a la región a mantenerse como “patio trasero” del imperialismo norteamericano. Ello hace patente la necesidad de crear un Sujeto Sur legítimo, impulsor del desarrollo social del pueblo. La VI Cumbre de la CELAC, convocada por su Presidente pro tempore, López Obrador (septiembre 2021) y con el apoyo de Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, ha dado un nuevo impulso a esta comunidad, en circunstancias tan difíciles como la crisis sanitaria por la pandemia de Covid 19.
Capítulo 8. La integración del Sur y la creación de un Sujeto Sur para el desarrollo
La integración del Sur, cuando es legítima, es impulsada y realizada por un sujeto Sur, mediante el cual dos o más estados van incrementando gradualmente su cooperación económica y política y fomentando los intercambios entre sus sociedades y, al propio tiempo, van cediendo gradual y voluntariamente sus atribuciones soberanas y de acción autónoma a un nivel supranacional de gobernanza y acción social, con el objetivo de cohesionar y unificar sus sistemas económicos, sociales, culturales y sus mecanismos de defensa y seguridad, sin perder su identidad nacional propia.
En este capítulo, se estudian los esquemas de integración “silenciosa” en la zona asiática (alrededor de la ASEAN) que pueden ser un buen ejemplo de concertación política para nuestros procesos de integración en América Latina y el Caribe, porque en ellos han predominado las cadenas de valor entre empresas, así como el apoyo estatal estuvo más enfocado en crear condiciones internas favorables para la integración productiva. Por supuesto que, hasta la propia República Popular China (Dos sistemas, una sola nación) nos da un ejemplo muy contradictorio de los intereses nacionales y clasistas que se manifiestan a lo interno de un proceso de construcción de un Sujeto Sur para el desarrollo. Y además de estas contradicciones geopolíticas regionales, acechan con no menos importancia, los conflictos Norte-Sur, asociados al ciclo económico global y a cualquier otro “cisne negro”, que los agrave aún más, como ha sido la pandemia de Covid 19; y algo aún más peligroso: La “guerra de cuarta y quinta generación”, asociada a la carrera tecnológica, no solo en cuanto a inteligencia artificial (ahora 5G o 6G), sino en el desarrollo de nuevas armas no convencionales, como las armas hipersónicas.
Capítulo 9. Por una Economía Política desde el Sur hacia el socialismo
Hoy es imprescindible diseñar hacia dónde vamos con un sentido integral muy crítico, lo cual supone tener presente toda la complejidad del mundo en que vivimos. El aporte de Ernesto Che Guevara en su concepción de “El hombre y el socialismo en Cuba”, tiene plena vigencia para el socialismo del siglo XXI. Al mismo tiempo, hay que ir haciendo camino al andar, con avances y retrocesos, profundizando en el estudio de las experiencias exitosas y fallidas de lucha anti imperialista en los procesos nicaragüense, venezolano, ecuatoriano, boliviano y cubano; y, últimamente, el proceso mexicano y los avatares de la República Bolivariana de Venezuela frente a la amenaza militar de Estados Unidos, que ponen en peligro los caminos democráticos legítimos para seguir adelante, hacia procesos más radicales de transformaciones sociales, aquellos que nos conduzcan a construir el “Sujeto del Sur” que necesitamos para nuestro desarrollo, incorporando el Buen Vivir autóctono de nuestras culturas ancestrales y el combate al imperialismo fascista.
Capítulo 10. La dialéctica de los hechos y las ideas hacia la construcción de un Sujeto Sur para el desarrollo
La ley del desarrollo económico y político desigual del capitalismo no solo se manifiesta a escala mundial de forma particular en sus distintas fases históricas; sino que tiene también sus especificidades a escala regional y nacional; lo cual se hace evidente en las obras de los diferentes autores revolucionarios, que la han ido enriqueciendo teórica y prácticamente a partir de sus propias luchas y procesos históricos (Marx, Engels, Martí, Lenin, Gramsci, Mariátegui, Villena, Guiteras, Carlos Rafael, Che, Fidel).
Y el impacto de la pandemia en el sistema de contradicciones Norte-Sur, ha hecho más evidente la necesidad de atender el llamado del Che ante el peligro de subordinarse a la acción ley del valor, que puede conducir a la ausencia de unidad y de solidaridad en una sociedad socialista mundial, y en el caso de Fidel, sus planteamientos se añadieron a los del Che, pero dirigidos a la unión del Sur para construir un Sujeto Sur hacia el desarrollo y contra el imperialismo depredador de la naturaleza y de la humanidad.
La Habana, noviembre 28 2021
Aun cuando el subdesarrollo cristaliza en el siglo XX, y en época de Marx se encontraba en proceso de conformación, los hoy países “subdesarrollados”, en ese entonces eran países coloniales; por tanto, vale la pena conocer los criterios de Marx, Engels y Lenin acerca del problema del colonialismo.
En El Capital hay un tratamiento del fenómeno colonial, por cuanto este forma parte del llamado “proceso de acumulación” del capitalismo y muestra la rapacidad y la barbarie capitalista en la búsqueda de ganancias, cuestión que se trata en el capítulo 24 del primer tomo de El Capital.
Para Marx la “llamada acumulación originaria del capital” no es más que el proceso histórico de disociación entre el productor y los medios de producción. Se llama “originaria” porque forma la prehistoria del capital y del régimen capitalista de producción. Y es denominada por Marx “llamada”, algo que no siempre se destaca suficientemente, porque el origen del capital no fue esa “acumulación” de reservas por hombres previsores y ahorrativos, como se pretende presentar: el capital surgió “chorreando sangre y lodo por todos sus poros”.5
5 Carlos Marx, El Capital, tomo I, capítulo XXIV, pp. 654- 657, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1973.
Sin embargo, según Adam Smith, con el desarrollo de la división del trabajo apareció el capital, que no es más que reservas acumuladas, pues el hombre primitivo, cuando no existía la división del trabajo, no necesitaba acumular reservas. Pero después sí, hacía falta tener reservas para poder trabajar.
La explicación que brinda Carlos Marx en El Capital acerca del papel desempeñado por la Revolución Industrial en la consolidación del capitalismo, es fundamental para comprender el surgimiento de dos polos del desarrollo desigual del capital a escala mundial.
En primer lugar, porque establece cuándo y por qué le conviene al capitalista sustituir mano de obra por maquinaria:
Suponiendo que un arado de vapor es puesto en lugar de ciento cincuenta obreros que ganan un salario de tres mil libras esterlinas anuales, este salario anual no representa todo el trabajo realizado por ellos, sino solo el trabajo necesario, sin embargo, ellos también realizan trabajo excedente. Si el arado de vapor cuesta tres mil libras esterlinas, ésa es, sin embargo, la expresión en dinero de todo el trabajo incorporado a él. De manera que, si la máquina cuesta tanto como la fuerza de trabajo que ella reemplaza, el trabajo humano incorporado a ella es siempre mucho menor que el que ella reemplaza.6
6 Carlos Marx, El Capital, tomo I, pp. 344, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1973.
En segundo lugar, porque la maquinaria permite al capital elevar el grado de explotación de la clase obrera, al incorporar el trabajo de mujeres y niños y depreciar así el valor de la fuerza de trabajo; además permite prolongar la jornada de trabajo, intensificar el trabajo y crear el ejército industrial de reserva.7
7 Ibidem, pp.344-370
En tercer lugar, la máquina permite al capital hacer crecer la producción de lujo y de servicios improductivos, crece la clase de servidumbre, los modernos esclavos domésticos, cuyo material es suministrado por la liberación de obreros.8
8 Ibidem, p. 397.
En cuarto lugar y especialmente importante para el tema del subdesarrollo, la producción de máquinas con máquinas hizo posible el surgimiento de lo que hoy se llama, eufemísticamente, centro y periferia:
Se implanta una nueva división internacional del trabajo ajustada a los centros principales de la industria maquinista, división del trabajo que convierte a una parte del planeta en campo preferente de producción agrícola para las necesidades de otra parte organizada primordialmente como campo de producción industrial.9
9 Ibidem, pp. 402-403.
No por casualidad Carlos Marx expresó que con la Revolución Industrial se alcanza la subordinación real del trabajo al capital.10
10 En realidad, la existencia del capitalismo del Sur hace patente que, la subordinación formal del trabajo al capital con sus métodos coercitivos militares y políticos, coexiste junto a la subordinación del trabajo al capital.
De cierta manera, algunos aspectos de lo que hoy llamamos “subdesarrollo”, también se aborda en el capítulo 20 del primer tomo de El Capital: “Diferencias Nacionales de los Salarios”; al mostrarse cómo la división internacional del trabajo capitalista condiciona la polarización entre metrópolis y colonias en cuanto a las necesidades que satisfacen los obreros con sus salarios en unos y otros. El capital crea así una base objetiva para dividir a la clase obrera en la esfera internacional, tratando por este medio de hacer su cómplice a los obreros del país metrópoli, con respecto a la explotación de los obreros y trabajadores de los países coloniales.
Mientras más divide el capital a los obreros, más logra explotarlos.11 Los obreros quieren tiempo para sí mismos, quieren energía después de trabajar, reducir la jornada, elevar el salario real: disminuir el grado de explotación. Los capitalistas empujan en dirección contraria. Para ello introducen nuevas tecnologías: para elevar el grado de explotación. La tecnología es un instrumento de la lucha de clases.
11 El sistema del capital, mediante sus ideólogos, se ha valido de todas las formas discriminatorias entre los mismos obreros: por razas, por nacionalidades, por género, por religiones, por nivel de calificación; entre obreros de las metrópolis y las colonias o neocolonias. Ello dificulta la unidad del Sur.
En esa época, las relaciones esclavistas y serviles fueron establecidas por el capital comercial, que se combinó posteriormente con los intereses del capital industrial moderno, necesitado de materias primas y productos agrícolas a precios bajos.
Un problema teórico muy polémico ha sido identificar el modo de producción que rige en un país dependiente en una época determinada. La mezcla de relaciones económicas en los países dependientes suele dificultar esta identificación. No siempre se comprende, por ejemplo, cómo podía funcionar la ley de la plusvalía cuando aún predominaba el trabajo esclavo en el sur de los Estados Unidos. Está claro que la ley de la plusvalía corresponde al régimen capitalista y no al esclavista; pero no es casual que Marx hablara de “capitalismo anómalo”, refiriéndose a la producción de algodón por esclavos en los Estados Unidos para un mercado mundial capitalista.
Para Marx la esclavitud en las colonias, no es un hecho casual, sino una necesidad del desarrollo capitalista de esa época. Por eso puede hablar explícitamente de la creación de la plusvalía sin que exista trabajo asalariado.
En El Capital, resume la vinculación entre la explotación capitalista en la metrópoli y esa misma explotación en la colonia:
A la par que implantaba en Inglaterra la esclavitud infantil, la industria algodonera servía de acicate para convertir el régimen más o menos patriarcal de esclavitud de los Estados Unidos en un sistema comercial de explotación. En general, la esclavitud encubierta de los obreros en Europa exigía, como pedestal, la esclavitud sansphrase (sin tapujos) en el nuevo mundo.12
12 Carlos Marx, El Capital, Tomo I, p.p. 696- 697, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1973.
En efecto, el sur de las colonias inglesas de Norteamérica no fue poblado principalmente por obreros provenientes de una metrópoli avanzada en el capitalismo comercial, primero y en el capitalismo industrial, después, como sucedió con el norte de esas mismas colonias inglesas.
No fue fácil, sin embargo, contar con un flujo estable de mano de obra asalariada, tan imprescindible para el capital en esas colonias del norte. El capital pudo abrirse paso en América del Norte, pero tuvo que ejercer primero una fuerte coerción extraeconómica, para someter a los obreros importados de Europa al capital.
En el capítulo 24 de El Capital (Tomo I) “La Moderna Teoría de la Colonización”, Carlos Marx explica cómo el mérito de E. G. Wakefield no está en haber develado nada nuevo sobre las colonias, sino en haber descubierto en las colonias la verdad sobre el régimen capitalista de la metrópoli:
En primer lugar, Wakefield descubre en las colonias que no basta que una persona posea dinero, medios de vida, máquinas y otros medios de producción, para que se le pueda considerar como capitalista, si le falta el complemento: el obrero asalariado, el otro hombre obligado a venderse voluntariamente...y descubre que el capital no es una cosa, sino una relación social entre personas a las que sirven de vehículo las cosas. 13
13 Ibídem, p. 702.
Y de ello da fe en el siguiente párrafo:
Allí donde la tierra es muy barata y todos los hombres son libres – expresa Wakefield – donde todo el mundo puede, si lo desea, obtener un pedazo de tierra para sí, el trabajo no sólo es muy caro, por lo que a la participación del obrero en su producto se refiere, sino que la dificultad está en obtener trabajo combinado a ningún precio.14
14 Ibidem, p. 704.
El gobierno inglés puso en práctica durante largos años el método recetado por Wakefield:
Se le asignó por decreto un alto precio a la tierra virgen (precio independiente de la ley de la oferta y la demanda) que obligara a los obreros inmigrantes a trabajar a jornal durante mayor espacio de tiempo, para reunir el dinero necesario para comprar tierra. El fondo que se formaría con la venta de los terrenos a un precio relativamente inasequible para los obreros podría ser invertido por el gobierno en exportar a las colonias a los desarrapados de Europa, con lo cual los señores capitalistas tendrían siempre abarrotado su mercado de jornaleros.No es casual este tipo de “capitalismo importado”, con obreros obligados a vender su fuerza de trabajo, haya tenido la potencialidad de convertirse en una nueva metrópoli: Los Estados Unidos de América, algo que no correspondió al caso de Cuba, ni al Caribe, ni a la América Latina.
Ello puede explicar por qué históricamente surgieran dos tipos de capitalismo en América: el de las colonias convertidas en metrópolis (Estados Unidos y Canadá) y el de las colonias convertidas en neocolonias: América Latina y el Caribe. Y ello puede explicar también cómo la ley de la plusvalía se manifiesta de forma desigual en unos y otros países a través del intercambio desigual. Esto es, a escala internacional se produce una distribución desigual de la plusvalía entre países del capitalismo “Norte” y países del capitalismo “Sur”.
Y en efecto, Marx explica el intercambio desigual entre naciones cuando expresa:
Dos naciones pueden proceder a cambios entre sí según la ley de la ganancia, de manera que ambas se beneficien, aunque una explote y robe constantemente a la otra. (...) Es sabido que la ganancia puede mantenerse por debajo de la plusvalía, el capital cambiarse en consecuencia con ganancia, sin que se desvalorice completamente. Puede por ende seguirse que, no solamente los capitalistas privados, sino naciones enteras, pueden efectuar cambios constantemente, e incluso reproducirlos a una escala siempre creciente, sin que por ello su ganancia sea uniforme. (...) Uno de los cambiadores puede apropiarse constantemente una fracción del plustrabajo del otro, sin darle nada a cambio, y con todo la medida utilizada aquí no es la del cambio entre capitalistas y obreros.15
15 Carlos Marx, Fundamentos de la Crítica de la Economía Política (Esbozo de 1857 - 1858 en anexo 1850-1859) Tomo II, pp. 355 – 356, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1971.
Lenin, en sus estudios acerca del imperialismo, prestó especial atención al problema nacional. Llegó a la conclusión de que el proletariado internacional debía apoyar la lucha nacional liberadora de la burguesía y las masas populares de las naciones oprimidas contra la burguesía de la nación opresora, pero sin perder de vista su objetivo final: la revolución socialista.
Con el lema “Una nación, dos sistemas”, la República Popular China puede confirmar lo planteado por Lenin acerca de la posible alianza de las masas populares con una parte de la burguesía en las naciones oprimidas en su lucha estratégica contra el imperialismo. La cuestión es confirmar si esto ha sido así en China, porque en América latina abundan las oligarquías nacionales aliadas al gran capital transnacional.16
16 Al menos, en Vietnam, Ho Chi Min, en carta a campesinos y cuadros al terminar la reforma agraria en el Norte, con respecto a los terratenientes orientaba que si éstos han tomado parte en la resistencia y apoyado la Revolución o cuyos hijos se han alistado en el ejército o trabajado como cuadros, deben ser tenidos en cuenta como aliados. (18 de agosto de 1956). Citado por Fernando Martínez Heredia, La Crítica en tiempo de Revolución, p. 313, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2010.
Mientras que para Marx la revolución en los pueblos de Asia estaba condicionada a las transformaciones que los acercaran al modo de producción capitalista, para Lenin las nuevas condiciones eran resultado del desarrollo del capitalismo y sobre todo después de la victoria de la Revolución de Octubre, el movimiento nacionalista de esos países se iba convirtiendo en un complemento de la lucha de los comunistas de Europa y la naciente República Soviética. En el desarrollo de sus ideas llega a la conclusión de que el imperialismo ha convertido a las colonias, semicolonias y los movimientos políticos por su liberación en una reserva de la revolución socialista.
Si bien ya Marx había destacado el proceso desigual de desarrollo capitalista, Lenin formuló, por primera vez, la ley del desarrollo económico y político desigual del capitalismo en el artículo “Sobre la consigna de los Estados Unidos de Europa” y su descubrimiento condicionó la elaboración científica de la estrategia y la táctica del Partido Socialdemócrata Ruso (bolchevique). Del descubrimiento de esta ley se desprende que la sustitución del capitalismo por el socialismo ocupa toda una época histórica durante la cual es inevitable la coexistencia de Estados con diferentes regímenes sociales.
Al llegar a su fase monopolista, el capitalismo no solo aumenta la desigualdad de su desarrollo, sino que comienza a realizarlo a saltos. El rápido progreso de la técnica permite que unos países capitalistas alcancen y aventajen en períodos relativamente breves a los estados capitalistas más poderosos. El desarrollo desigual del capitalismo agrava no solo las contradicciones entre las metrópolis y sus países dependientes, sino también las contradicciones inter imperialistas.
Para la teoría de la revolución socialista, el reconocimiento de esta ley es de cardinal importancia. Marx y Engels no creían posible el triunfo de la revolución socialista en un solo país; la burguesía del resto del mundo la aplastaría.
Después del triunfo de octubre, Lenin continuó sus elaboraciones y en la polémica frente a los que dudaban proponerse la meta del socialismo desde las condiciones de atraso de Rusia, sostuvo que desde el poder revolucionario podían crearse las condiciones para acceder al socialismo en un país atrasado.
En su artículo “Nuestra Revolución” planteó:
Si para crear el socialismo se exige un determinado nivel cultural (aunque nadie puede decir cuál es este determinado “nivel cultural”,17 ya que es diferente en cada uno de los países de Europa Occidental), ¿por qué, pues, no podemos comenzar primero por la conquista revolucionaria de las premisas para este determinado nivel, y lanzarnos luego, respaldados por el poder obrero y campesino y con el régimen soviético, a alcanzar a otros pueblos?
17 Gramsci amplía esta idea al explicar cómo el poder no se ejerce solo sobre la base de la represión, sino que necesita de hegemonía cultural, y, por tanto, el poder revolucionario tiene que construir su propia hegemonía cultural: tiene que enseñar a pensar y a sentir de una manera revolucionaria, tiene que controlar también la producción, difusión y aceptación de normas de valoración y comportamiento, con nuevos valores morales a compartir.
Para crear el socialismo hace falta civilización. ¿Y por qué no hemos de poder crear primero en nuestro país premisas de civilización como la expulsión de los terratenientes y de los capitalistas rusos y comenzar luego el avance hacia el socialismo? ¿En qué libros habéis leído que semejantes alteraciones del orden histórico habitual sean inadmisibles o imposibles?18
18 V. I. Lenin, Obras Escogidas en 12 tomos, Tomo XII, pp. 387-388, 1976.
Aún en esta época de globalización del capital, hay que tener muy en cuenta estas concepciones de Lenin, que en resumen se caracterizan por vincular el problema nacional con el neocolonial, profundizar en las características del movimiento de liberación en las neocolonias y plantearse táctica y estratégicamente la unión de la revolución socialista posible, con la lucha de los comunistas en los países industriales y las revoluciones nacional liberadoras de las colonias y neocolonias.
Antonio Gramsci insistió mucho en el papel de la conciencia cultural de las masas como condición imprescindible para la revolución; y esta conciencia se iba formando lentamente, precedida por una intensa labor de crítica y penetración cultural revolucionaria. Ernesto Che Guevara hizo énfasis en este mismo sentido y en el transcurso de una entrevista que se le hizo en Argelia, lo expresó claramente:
El socialismo económico sin moral comunista no me interesa. Luchamos contra la miseria, pero al mismo tiempo luchamos contra la alienación. Uno de los objetivos fundamentales del marxismo es hacer desaparecer el interés, el factor de interés individual y de lucro como motivación psicológica. Marx se preocupaba tanto del hecho económico como de su repercusión sobre el espíritu y del resultado definitivo de esta repercusión: el hecho de conciencia. Por lo tanto, si el comunismo no se preocupa del hecho de conciencia, se convierte en un método de distribución, pero no será nunca una moral revolucionaria.19
19 Un reportaje al Che en Argelia. Entrevista con Jean Daniel titulada “La profecía del Che”, citado en Ernesto Che Guevara: La Economía Socialista: debate. Editorial Nova Terra, Tamarit 191, Barcelona 11, pp. 46 – 47.
El Imperio Español, luego del llamado período de conquista e iniciada la colonización de América, estableció el modelo de la economía extractiva en sus territorios. Enrique Dussell, en su libro Historia de la Iglesia en América Latina; y asumiendo un criterio ético para reflejar el inicio del modelo de economía extractivista, acude a información estadística reflejada en las obras de Álvaro Jara, Pierre Chaunu y Osvaldo Sunkel, para presentar el saqueo de metales preciosos por España y Portugal en América Latina:
Exportaciones de metales preciosos del sector privado hacia europa y retorno de importaciones de mercaderías hacia américa latina
(En maravedís, moneda española de la época)
Período
Remesa del sector privado
Importaciones en mercaderías
Diferencia a favor de España
1561-1570
8.785.000.000
1.565.000.000
7.220.000.000
1581-1590
16.926.000.000
3.915.000.000
13.011.000.000
1621.1630
19.104.000.000
5.300.000.000
13.804.000.000
Fuente: Obras de Álvaro Jara, Pierre Chaunu, Osvaldo Sunkel
Enrique Dussel no solo caracteriza, a partir de Hobbes y Nietzsche, el devenir histórico del colonialismo en sus primeros siglos, también acude a Raúl Prebisch para mostrar la actualidad del tema en los años 60 del siglo XX:
El hombre europeo dice primero con España y Portugal, con Pizarro y Cortés: «yo conquisto» al indio. Con Hobbes enunciará todavía más claramente: «Homo homini lupus». Con Nietzsche se manifestará como «Voluntad de Poder». La estructura político-económica del mundo queda así unificada en un solo mercado internacional de dominación. Tomemos dos ejemplos para mostrar la profunda injusticia ética de dicha estructura inhumanizante. (…)
Esta dependencia e injusticia colonial se mantendrá ininterrumpidamente desde el siglo XVI al XX. Nos dice Raúl Presbisch, en 1964, que entre 1950 y 1961 en América Latina las aportaciones netas de capital extranjero de todo tipo alcanzaron la cifra de 9.600 millones de dólares, en tanto que las mismas remesas latinoamericanas al exterior sumaron 13.400 millones.20
20 Enrique Dussel, Historia de la Iglesia en América Latina, p. 20, Mundo Negro, Esquila Misional, Imprenta Fareso S.A. Madrid, 1992.
Y en efecto, los Estados nacionales latinoamericanos adoptaron el modelo agro minero exportador o de desarrollo hacia afuera, que fue predominante hasta la Gran Depresión Mundial (1929-1933). Si bien aún no se hablaba del deterioro de los términos de intercambio, de hecho, este fenómeno ya venía produciéndose mucho antes de la crisis, con el dominio cada vez mayor en la producción y el comercio mundial de los productos manufacturados sobre los productos básicos.
La crisis agudizó este proceso. Disminuyó notablemente el volumen y el precio de los productos básicos de exportación, que caracterizaban al modelo agro minero exportador, y se hizo evidente la necesidad de un nuevo modelo de de-sarrollo capitalista para Latinoamérica.
Se inició así elmodelo de desarrollo hacia dentroomodelo de industrialización vía sustitución de importaciones (ISI), que ciertamente potenciaba el mercado interno y, por tanto, propiciaba una mayor conciliación entre las clases en pugna, con la mejoría de la distribución de los ingresos y, en consecuencia, una menor polarización social. Ello puede explicar el surgimiento de gobiernos populistas propiciadores de este modelo de desarrollo.
La Segunda Guerra Mundial contribuyó a fortalecer esta vía de desarrollo en América Latina, fundamentalmente por dos razones:
Los principales países industriales participantes en la guerra dejaron de suministrar equipos y productos industriales a los países latinoamericanos.Las exportaciones latinoamericanas pudieron crecer durante la guerra e incluso en el período posbélico de reconstrucción durante algunos años, gracias a la gran demanda de alimentos y materias primas que se produjo, lo cual incrementó los ingresos en divisas extranjeras en los presupuestos latinoamericanos.2121 Hay cierta semejanza en esta experiencia de política o modelo de desarrollo industrial latinoamericano con lo que Samir Amin llama “conexión y desconexión de la globalización”, como forma de lograr el desarrollo en nuestros países subdesarrollados. La diferencia consiste en que una política nacional consecuente debe persistir en esa desconexión coyuntural y convertirla en desconexión consciente estratégica mediante un plan de desarrollo que responda a las necesidades propias nacionales.
Pasado el período posbélico de reconstrucción, Estados Unidos comenzó a estructurar su proyecto hegemónico en las esferas productiva, financiera, comer-cial y militar, por medio del proceso de transnacionalización de la economía, que consiste, entre otros aspectos, en subordinar los niveles de industrialización alcanzados en América Latina por todos los medios posibles: la dependencia tec-nológica y financiera, principalmente.
Los efectos de este proceso se fueron evidenciando a lo largo del período 1950 -1970, que coincidió también con la Revolución cubana, pero que en el plano económico se puede sintetizar así:
Las exportaciones latinoamericanas y los precios de los productos básicos comenzaron a decrecer tendencialmente.La capacidad de importación disminuyó con la carencia de fuentes de divisas extranjeras y, por tanto, se limitó la transferencia de tecnología Norte-Sur.Conjuntamente, se presentaron sistemáticamente crisis de la balanza de pagos con incremento del proceso inflacionario.El modelo de industrialización vía sustitución de importaciones comenzó a deteriorarse. Las empresas transnacionales comenzaron a distorsionar y penetrar el proceso de industrialización de los países latinoamericanos, se derrumbaron las alianzas populistas, la gran burguesía se subordinó al capital extranjero y se consolidó la hegemonía norteamericana en la región.
La aplicación del modelo neoliberal en América Latina se inició en el Cono Sur con Chile y Uruguay en la década del setenta y años más tarde fue dominante en toda la región.
Lo primero que caracteriza al modelo neoliberal en América Latina es la concepción del Estado como un simple sirviente del empresariado transnacional y sus “aliados nacionales”, como garante de deuda, como desregulador del mercado de capitales y como Estado mínimo en la defensa del interés nacional.
El término o concepto que se utiliza es Estado subsidiario, para referirse a la necesidad de llevar a efecto una drástica disminución de los organismos y empresas estatales, así como de las reglamentaciones o cualquier otro mecanismo que pueda brindarle al Estado la posibilidad de regular la actividad económica.
En su discurso sobre el proyecto constitucional elaborado por la Junta Militar, el general Pinochet planteó:
Igual inspiración libertaria orienta la adopción constitucional de las bases de un sistema económico libre, fundado en la propiedad privada de los medios de producción y en la iniciativa económica particular, dentro de un Estado subsidiario. Crucial definición, que el sistema anterior no contenía, y que ahora se levanta como un sólido dique en resguardo de la libertad frente al estatismo socialista.22
22 A. Pinochet: “Discurso sobre el Proyecto Constitucional de la Junta Militar del Gobierno de Chile, 10 de agosto de 1981”, en Rolando Ruiz Valiente: El neoliberalismo y su variante latinoamericana, Ediciones de la Universidad, Buenos Aires, 1998, p. 63.
Un Estado subsidiario debe limitar sus funciones a la defensa, la adminis-tración gubernamental y el control de los gastos para algunos programas sociales y salvaguardar la regla fundamental del modelo neoliberal: el libre funcionamiento del mercado.
Por definición, el Estado y las empresas públicas son ineficientes en la gestión económica –este es el criterio neoclásico y neoliberal–, por tanto, solo el sector privado, caracterizado por la empresa privada y la iniciativa personal, constituye el principal agente productor, y esto implica la necesidad de acometer elprograma de privatización total de la economía.
“Las empresas ineficientes deben desaparecer”. Hay aquí cierta retórica neoliberal, porque de lo que se trata realmente es de justificar la desnacionalización del sistema empresarial: la venta barata del país a las transnacionales.
La realidad de los años ochenta en América Latina mostró una gran coincidencia entre el desmantelamiento del Estado y el estancamiento cada vez más notable del desarrollo económico y de la dinámica de la mayoría de las empresas capitalistas. Sin dudas, el desmantelamiento del Estado conllevó enormes ganancias en esferas tradicionalmente públicas que pasaron a manos privadas.23
23 Aquellos que ante la crisis asociada a la pandemia del Covid 19, claman por dejar atrás las políticas neoliberales y regresar al Werfare State del keynesianismo, intentan presentar las políticas keynesianas como expresión de un capitalismo monopolista de Estado al servicio de los trabajadores, cuando en realidad dichas políticas surgieron para defender los derechos del gran capital, cuya gobernabilidad estaba en peligro, como sucede hoy con las políticas neoliberales bajo otras condiciones.
Ciertamente, la invasión neoliberal en América Latina buscó también imponer la gobernabilidad reaccionaria del gran capital en alianza con la oligarquía nacional, para tratar de mantener las relaciones de propiedad existentes en esos países que, caracterizados por su particular expresión de las crisis, se veían amenazados por la posibilidad de cambios revolucionarios. Esta misión la cumplió y la sigue cumpliendo sin escrúpulos junto a la “mano invisible” del mercado, la mano criminal, visible y cómplice de los gobiernos neoliberales de América Latina, bajo la dirección del gobierno de los Estados Unidos.
Durante el Encuentro Internacional Contra el Terrorismo “Por la Verdad y la Justicia”, realizado en el Palacio de las Convenciones, en La Habana, Cuba, celebrado del 2 al 4 de junio de 2005, se presentó el libro Paraguay: la cárcel olvidada, el país exiliado,24 de uno de los participantes en el evento, el paraguayo Martín Almada. Este libro pone al desnudo la Operación Cóndor, una internacional de la muerte, que dejaría cientos de víctimas en su camino.
24 Martín Almada: Paraguay: la cárcel olvidada, el país exiliado, Encuentro Internacional Contra el Terrorismo, “Por la Verdad y la Justicia”, Edición Especial, 2005.
Así como Carlos Marx asume como objeto de estudio del “Norte” del capitalismo global, la nación donde cristaliza la Revolución Industrial – Inglaterra – con todo derecho, el estudio del “Sur” del capitalismo global, puede realizarse a partir del modelo de la economía de plantación.
El estudio de este modelo –de plantación– desarrollado en el Caribe insular, tiene especial importancia para comprender la desigualdad en el desarrollo del capitalismo global.