Devenir del modelo económico socialista - Ernesto Molina Molina - E-Book

Devenir del modelo económico socialista E-Book

Ernesto Molina Molina

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El punto de partida de este texto es el estudio acerca de las condiciones en las cuales Marx, Engels y Lenin desarrollaron sus principales concepciones económicas, continúa con el debate acerca del modelo económico socialista en la URSS en el período 1924-1961 y las tesis de Bujarin, Preobrajensky y Stalin, seguido de las ideas de los economistas WodzimiersBrus, OtaSik y JanosKornai, representantes de las ideas de reformas socialistas en Polonia, Checoslovaquia y Hungría, así como el modelo de autogestión yugoslavo. Prosigue con el análisis sobre el papel del plan y el mercado en el socialismo, en las experiencias históricas de las reformas emprendidas por China y Vietnam. Contextualiza, además, las condiciones en las cuales Ernesto Che Guevara debatió acerca de las ideas y proyectos económicos en la etapa inicial de la Revolución Cubana (1959-1965).

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Seitenzahl: 486

Veröffentlichungsjahr: 2017

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Título original: El devenir del modelo económico socialista

Edición y corrección: Gladys Estrada

Diseño de cubierta: Yuleidis Fernández Lago

Diseño interior: Madeline Martí del Sol

Emplane digitalizado: Alejandro Villar Saavedra

© Ernesto Molina Molina, 2016

© Sobre la presente edición

Editorial de Ciencias Sociales, 2016

ISBN 978-959-06-1841-3

Estimado lector le estaremos muy agradecidos si nos hace llegar su opinión, por escrito, acerca de este libro y de nuestras ediciones.

INSTITUTO CUBANO DEL LIBRO

Editorial de Ciencias Sociales

Calle 14 no. 4104, entre 41 y 43, Playa, La Habana, Cuba

[email protected]

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Índice de contenido
INTRODUCCIÓN
Capítulo 1
ANÁLISIS POR MARX, ENGELS Y LENINACERCA DEL PAPEL DEL PLAN Y EL MERCADOEN EL SOCIALISMO
Crítica al Programa de Gotha
La Guerra Civil en Francia
Importancia para el socialismo de la teoríadel valor y los precios en El capital
Plan prospectivo de Lenin al iniciode la Revolución de Octubre
Obras de Lenin en el período del comunismode guerra
Nueva Política Económica y regulación estatal del mercado
Sobre el impuesto en especie
Importancia del oro
Sobre la cooperación
Capítulo 2
EL DEBATE ACERCA DEL MODELO ECONÓMICO SOCIALISTA EN LA URSS EN EL PERÍODO1924-1961*
Polémica entre Preobrajensky y Bujariny ley de la acumulación socialista originaria
Política económica de Stalin: colectivización forzosa e industrialización acelerada14
Desarrollo del modelo económico de la Unión Soviética, 1929-1961
Capítulo 3
MECANISMO DE FUNCIONAMIENTODE LA ECONOMÍA SOCIALISTA: WLODZIMIERZ BRUS, OTA SIK Y JANOS KORNAI
Teoría del mecanismo económico socialistade Wlodzimierz Brus
Ota Sik y su concepción acerca del modeloeconómico descentralizado
Ideas de Janos Kornai para reformar la economía húngara
Capítulo 4
EL MODELO ECONÓMICO YUGOSLAVO
Tránsito del cooperativismo socialistaal capitalista8
El Estado yugoslavo como garantede la propiedad socialista
Comienzo del tránsito al cooperativismo capitalista
Elementos positivos de esta historia
Elementos negativos de esta historia
Trascendencia de la ganancia diferencialen el socialismo
Capítulo 5
DEBATE ACERCA DEL PLAN Y EL MERCADOEN RELACIÓN CON LOS MODELOS ECONÓMICOSDE CHINA Y VIETNAM*
Antecedentes de las reformas económicasen China
Inicio de las reformas económicas en 1978
Debate acerca del modelo socialista
Separación de la propiedad y la gestión
La “economía de la escasez”
Política de apertura e inversión extranjeraen la reforma
Zonas Económicas Especiales (ZEE)
China y los BRICS
Resultados recientes en China
Antecedentes de las reformas económicasen Vietnam
Reformas en Vietnam
Debate sobre la reforma y su aplicación,1978-1985
Reinicio del debate sobre la reforma económica
Política de inversión extranjera en la reforma vietnamita
Resultados recientes en Vietnam
Capítulo 6
DEBATE TEÓRICO DE ERNESTO CHE GUEVARAY El SISTEMA DE DIRECCIÓN (1963-1965)
El gran debate de los años sesenta*
Categorías mercantiles y la “gran fábrica”en la concepción del Che
El Che y la banca
El Che y la planificación
Ventajas y limitaciones del sistema de financiamiento presupuestario
Capítulo 7
EVOLUCIÓN DEL MODELO ECONÓMICO CUBANO ENTRE 1959 Y 2010
Semejanza entre la Constitución de una República y un modelo económico
Modelo económico en el período 1959-1960
Situación del agro cubano después de la primera Reforma Agraria
Del período de transición del capitalismoal socialismo hasta el I Congreso del PCC
Modelo económico en el período 1960-1965
Significación del I Congreso del PCCpara la economía
Modelo económico en el período 1976-1990
Proceso de rectificación de errores y tendencias negativas, 1986-1990
Desaparición del socialismo en Europa, inicio del período especial
Modelo económico de 1991-2010
Contradicción entre salario nominal, inflacióny productividad del trabajo
Capítulo 8
HACIA EL MODELO SOCIALISTA CUBANOACTUALIZADO
El modelo y la implementaciónde los Lineamientos
Política monetaria de Cuba frente a los Estados Unidos durante el período especial
Necesidad de eliminar la dualidad monetariay cambiaria
Necesidad de cambios en el modelo económico socialista cubano
Modelo económico socialista actualizadoy prospectiva
La empresa estatal y el modelo
Las cooperativas y el modelo
Las empresas mixtas y extranjeras
Los trabajadores por cuenta propia
Sistema de arriendo
Capítulo 9
EL MODELO ECONÓMICO SOCIALISTAY EL SECTOR EXTERNO
Filosofía de la producción cubana
Pequeñez y estrategia del desarrollo
Macroeconomía en una sociedad socialista
Actualidades del comercio exterior de Cuba6
Relaciones internacionales
Nuevo impulso a la inversión extranjera7
Garantías y estímulos al inversionista extranjero
Beneficios tributarios
Régimen jurídico de la inversión extranjera
Modalidades de la inversión extranjera en Cuba
Sectores hacia los cuales está dirigidala inversión
Acuerdos de complementación a la inversión
Zona Especial de Desarrollo Mariel
Ventajas de invertir en la Zona de Desarrollo Especial
Sectores de interés
Importancia de la inversión extranjerapara Cuba
Bibliografía
Datos del Autor

INTRODUCCIÓN

Pudiera dar la impresión que la evolución del modelo económico socialista —a lo largo de toda su historia— es únicamente el resultado del camino en zigzag de errores y aciertos de quienes toman las decisiones estratégicas fundamentales para organizar el desenvolvimiento de cada etapa revolucionaria en ese proceso por crear una sociedad socialista.

Por eso es necesario citar en extenso una bella carta que escribiera Federico Engels a Franz Mehring, en la cual, casi artísticamente, expone la dialéctica entre los procesos ideológicos y materiales, algo que desde 1844, Marx y él habían logrado dilucidar felizmente; pero que, sin embargo, él mismo (F. E.) como si no estuviera alerta por ese descubrimiento científico realizado, a veces volvía a incurrir en un análisis donde primaba esa “conciencia falsa”:

La ideología es un proceso que se opera por el llamado pensador conscientemente, en efecto, pero con una conciencia falsa. Las verdaderas fuerzas propulsoras que lo mueven, permanecen ignoradas para él, de otro modo, no sería tal proceso ideológico. Se imagina, pues, fuerzas propulsoras falsas o aparentes. Como se trata de un proceso discursivo, deduce su contenido y su forma del pensar puro, sea el suyo propio o el de sus predecesores. Trabaja exclusivamente con material discursivo, que acepta sin mirarlo, como creación del pensamiento, sin someterlo a otro proceso de investigación, sin buscar otra fuente más alejada e independiente del pensamiento; para él, esta es la evidencia misma, puesto que para él todos los actos, en cuanto les sirva de mediador del pensamiento, tienen también en este su fundamento último.1

1 “Engels a Francisco Mehring, Londres, 14 de julio de 1893”, en C. Marx y F. Engels: Obras escogidas, t. III, Editorial Progreso, Moscú, 1970, p. 523. Cursivas en el original a menos que se indique lo contrario (N. de la E.).

En fin, una idea lleva a otra idea; y de nuevo, esa nueva idea lleva a otra nueva idea; y así, todo el curso de la historia es resultado, supuestamente, de los aciertos y errores del puro pensar. Y continúa Engels:

El ideólogo histórico (empleando la palabra histórico como síntesis de político, jurídico, filosófico, teológico, en una palabra, de todos los campos que pertenecen a la sociedad y no solo a la naturaleza), el ideólogo encuentra, pues, en todos los campos científicos, un material que se ha formado independientemente, por obra del pensamiento de generaciones anteriores y que ha atravesado en el cerebro de estas generaciones sucesivas por un proceso propio e independiente de evolución. Claro está que a esta evolución pueden haber contribuido también ciertos hechos externos también, enclavados en el propio campo o en otro, pero, según la premisa tácita de que se parte, estos hechos son, a su vez, simples frutos de un proceso discursivo, y así no salimos de los dominios del pensar puro, que parece haber digerido admirablemente hasta los hechos más tenaces.2

2 Ibídem, pp. 523-524.

Y así, Engels destaca la conciencia falsa de ese modo de realizar el análisis histórico cuando ha comprobado que él mismo ha incurrido en ese error:

También yo lo he hecho, como queda dicho, y la falta me ha saltado siempre a la vista post festum.3 Así pues, no solo está muy lejos de mí hacerle un reproche por esto, pues, por haber pecado antes que usted, no tengo derecho alguno a hacerlo, sino todo lo contrario; pero quería llamar su atención para lo futuro hacia este punto.4

3 Después de la fiesta, con tardanza (Nota de la Editorial en el original).

4 “Engels a Francisco Mehring”, ob. cit., p. 524.

A continuación, Engels precisa la relación dialéctica entre los hechos y las ideas:

Con esto se halla relacionado también el necio modo de ver de los ideólogos: como negamos un desarrollo histórico independiente a las distintas esferas ideológicas, que desempeñan un papel en la historia, les negamos también todo efecto histórico. Este modo de ver se basa en una representación vulgar antidialéctica de la causa y el efecto como dos polos fijamente opuestos, en un olvido absoluto del juego de acciones y reacciones.5

5 Ibídem, pp. 524-525.

No puedo asegurar que los capítulos de este libro estén libres de pecado antidialéctico. No obstante, he hecho un esfuerzo por evitar que predomine mi “conciencia falsa”.

El haber dedicado mi vida profesional por más de cuarenta años a la docencia y la investigación en el campo de la Economía Política y la Historia del Pensamiento Económico, me anima a intentar esta síntesis histórica y teórica sobre un tema tan delicado: la evolución del modelo económico socialista y su trascendencia para Cuba. Si bien he compartido con otros colegas el estudio del pensamiento económico universal y cubano; a lo largo de estos años transcurridos, siempre hemos notado cierta carencia en los planes de estudio académicos, precisamente, sobre el devenir histórico del pensamiento económico socialista.

Por fortuna, hoy se emprende la elaboración de una antología en varios tomos sobre el tema, bajo la dirección del Departamento de Marxismo Leninismo del Ministerio de Educación Superior. En definitiva el tema es tan importante para la práctica revolucionaria constructiva, que de alguna manera siempre reverdece en el debate profesional. Para realizar este trabajo me he valido necesariamente de toda la experiencia acumulada en eventos científicos nacionales y extranjeros; de la lectura de excelentes tesis de doctorado y maestría, de libros y artículos elaborados por profesores e investigadores pertenecientes especialmente a la Universidad de La Habana, Centro de Investigaciones de la Economía Internacional (CIEI) y Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC), así como también del Instituto Nacional de Investigaciones Económicas (INIE), el Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM) y el Centro de Investigaciones de política Internacional (CIPI). Me satisface haber compartido con todos ellos este debate de ideas. Y desde 2001, trabajo como profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa García, lo cual me ha exigido estar muy al tanto de los escenarios de la economía mundial.

De cierta manera, ello me ha obligado a correlacionar los hechos con las ideas —hechos muy convulsos, porque en este medio siglo transcurrido desde 1959 a la fecha— nuestra pequeña isla ha tenido que enfrentar una gran diversidad de retos y desafíos económicos, políticos y sociales; que ha obligado a desarrollar una tremenda actividad creadora y teórica de sus dirigentes y de su pueblo para resistir y seguir adelante. Sin el análisis de esos retos y desafíos planteados por la práctica de estos años, no sería posible valorar correctamente por qué el cambio de mentalidad a que hoy se convoca a nuestro pueblo y cuadros de dirección, resulta una tarea especialmente difícil, pero necesaria.

Para cada momento histórico, nuestro pueblo tuvo que incorporar el aprendizaje de una nueva forma de lucha por su independencia y autodeterminación. Tuvo que aprender que Patria y Socialismo tendrían que unirse para lograr la “segunda independencia” de que hablara Martí en su testamento político. Sin embargo, treinta años después de iniciada la Revolución Cubana de 1959, hubo que plantearse de nuevo cómo convertir el revés del socialismo en victoria. Los años noventa nos obligaron a interiorizar en nuestra mentalidad aquella frase de Alegría del Pío “aquí no se rinde nadie”, en circunstancias diferentes, ahora para un pueblo entero. Solo que este pueblo ya tenía mayor conciencia de sí mismo, de su propia historia; y de sus fortalezas y debilidades para continuar un nuevo tipo de lucha.

En el campo económico, político y social, en esos treinta años, el pueblo cubano había logrado avanzar desigualmente en la solución de varios problemas muy difíciles, para los cuales hubo que desarrollar una experiencia teórica y práctica. Entre esos problemas, vale la pena mencionar los siguientes:

La independencia económica y política.La nacionalización y la socialización en el agro y la industria.La distribución y los beneficios sociales a la población.La estrategia económica en el plan de la economía nacional.La elección del sistema de dirección y planificación de la economía nacional.El lugar de la economía nacional en la división internacional del trabajo.El problema de la eficacia de la producción social y la eficiencia de los métodos de su realización.El problema poblacional y la solución de las desigualdades espaciales.La solución de la organización política de la sociedad.

Muchos de estos problemas tienen una vieja historia. Desde la época colonial, la etapa republicana, y la experiencia de nuestro proceso revolucionario, los más lúcidos pensadores cubanos supieron identificar los siguientes problemas económicos estructurales que aún hoy tenemos que enfrentar, como son, por ejemplo:

Cuba ha sido y es una economía muy abierta. Sin capacidad para exportar un producto de alto valor agregado, no podemos importar lo que necesita el pueblo. Fuimos “diseñados” como una economía de plantación, monoproductora y monoexportadora, sin soberanía alimentaria.La economía de plantación que heredamos constituyó la principal debilidad estructural: se consideró la industria azucarera la “locomotora” del resto de la economía en los marcos de la integración con el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME).Precisamente, esta experiencia de integración Cuba-CAME evidenció el carácter de economía abierta y altamente dependiente del comercio exterior de Cuba para desarrollar su ciclo reproductor interno. Durante el período en que Cuba pudo desarrollar positivamente sus vínculos con el CAME y la URSS contó con una retaguardia económica segura: combustibles, materias primas, alimentos, tecnología, facilidades de pago, un mercado siempre en desarrollo y créditos blandos.Por eso, hoy más que nunca, tenemos que priorizar el sector agropecuario. Y también los sectores que generan divisas: níquel, biotecnología, turismo, servicios exportables. Y avanzar en el camino de la integración legítima y en relaciones económicas amplias con el resto del mundo posible y conveniente: vivimos la época de las cadenas productivas internacionales. Frente a las empresas transnacionales, se empiezan a crear las grannacionales.El efecto económico de la desaparición de la Unión Soviética y el campo socialista europeo sobre Cuba fue enorme. La crisis económica del período 1990-1993 desmanteló el comercio exterior de Cuba y redujo bruscamente la capacidad de importación del país. Los niveles de actividad económica en 1993 con respecto a 1989, según informaciones oficiales, supusieron una declinación del producto interno bruto de 34,8 %.Y más recientemente, frente al cambio progresista en la región caribeña y latinoamericana, la reacción ha organizado una estrategia con resultados importantes en Venezuela, Argentina, Brasil, Ecuador, Bolivia. Pareciera que se iniciara un ciclo negativo para los procesos revolucionarios y progresistas en América Latina. Nosotros preferimos coincidir con François Houtart, cuando expresa:

Hablar sobre el final de un ciclo introduce la idea de un cierto determinismo histórico, lo que sugiere la inevitabilidad de alternancias de poder entre la izquierda y la derecha, concepto inadecuado si el objetivo es sustituir la hegemonía de una oligarquía por regímenes populares democráticos. Sin embargo, una serie de factores permiten sugerir un agotamiento de las experiencias postneoliberales, partiendo de la hipótesis que los nuevos gobiernos fueron postneoliberales y no poscapitalistas. Obviamente, sería ilusorio pensar que en un mundo capitalista, en plena crisis sistémica y, por lo tanto, particularmente agresivo, el establecimiento de un socialismo ‘instantáneo’ es posible. Por cierto también existen referencias históricas sobre el tema. La NEP (Nueva Política Económica) en los años veinte en la URSS, es un ejemplo para estudiar de manera crítica. En China y en Vietnam, las reformas de Deng Xiaoping o del Doi Moi (renovación) expresan la convicción de la imposibilidad de desarrollar las fuerzas productivas, sin pasar por la ley del valor, es decir, por el mercado (que se supone el Estado debe regular). Cuba adopta, de forma lenta pero prudente a la vez, medidas para agilizar el funcionamiento de la economía, sin perder las referencias fundamentales a la justicia social y el respeto por el medioambiente. Entonces se plantea la cuestión de las transiciones necesarias.6

6 Ver “François Houtart frente a la derecha” en Cubadebate, La Habana, 2016.

En su Informe Central al VII Congreso del Partido Comunista de Cuba, el Primer Secretario, General de Ejército Raúl Castro Ruz expresó:

Es la primera vez que presentamos a un Congreso del Partido el tema de la conceptualización, que recoge las bases teóricas y las características esenciales del modelo económico y social al que aspiramos como resultado del proceso de actualización. A lo largo de estos cinco años se elaboraron ocho versiones de la conceptualización que fueron analizadas sucesivamente, primero en las reuniones de la Comisión del Buró Político para el control de la implementación de las acuerdos del VI Congreso y posteriormente en el Buró Político y en los plenos del Comité Central, con la participación del Consejo de Ministros.

Por su parte, el proyecto relacionado con las Bases del Plan Nacional de Desarrollo hasta 2030, es fruto de la labor realizada desde hace cuatro años por académicos y especialistas de los organismos del Gobierno y la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo. Aborda un asunto de alcance trascendental, cuya gran complejidad técnica no nos permitió llegar al Congreso con el Plan Nacional de Desarrollo hasta 2030 terminado, como era el propósito inicial, sino que se presentan sus bases, o sea, la Visión de la Nación y los Ejes y Sectores Estratégicos, lo cual nos proporciona una formidable herramienta para continuar trabajando hasta su conclusión, que esperamos alcanzar en el año 2017.7

7 “Conceptualización del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista, Informe Central al VII Congreso del PCC, Granma, La Habana, 2015, p. 2.

Teniendo en cuenta estos elementos, el Primer Secretario añadió:

Hemos concebido que ambos documentos, es decir, la conceptualización y las bases del Plan Nacional de Desarrollo, luego de su análisis en el Congreso, sean debatidos democráticamente por la militancia del Partido y la UJC, representantes de las organizaciones de masas y de amplios sectores de la sociedad, con el propósito de enriquecerlos y perfeccionarlos.8

8 Ídem.

Como se aprecia en las ideas expresadas por el Primer Secretario del Partido, los documentos que se someterán a consulta tienen una marcada importancia y gran relación entre sí.

La conceptualización porque expresa, con una visión de futuro, el modelo económico y social que resultará del proceso de actualización; y el Proyecto de Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030: Propuesta de Visión de la Nación, Ejes y Sectores Estratégicos, porque expone las bases del referido plan, cuyo cumplimiento contribuirá a alcanzar, en el largo plazo, dicho modelo.

Al plantearme la redacción de este libro, solo he añadido ideas conceptuales desde la Economía Política que puedan contribuir a una concepción más amplia de la trascendencia de los cambios que en los próximos años hagan más próspero a nuestro pueblo: que nuestro socialismo cada día sea un mejor ejemplo sobre la base de sus resultados económicos y sociales, que hagan prevalecer sus aportes solidarios a lo interno de la sociedad cubana y hacia otros pueblos hermanos; pero que también nuestro aparato productivo nacional alcance un nivel de competitividad internacional en su vínculo con el capitalismo global.

El título que damos a este trabajo nos obliga a acudir a los clásicos del marxismo y por eso nos planteamos los siguientes objetivos generales:

Realizar el análisis crítico del debate realizado acerca del proceso de desarrollo del socialismo por los clásicos del marxismo leninismo y otras figuras marxistas destacadas en las experiencias históricas más relevantes del proceso diverso de construcción del socialismo en el siglo xx.Realizar el análisis conceptual del modelo económico y social cubano que debe implementarse para modificar en los próximos años la estructura económica de Cuba con vistas a lograr un desarrollo socialista sustentable y próspero.

Por tanto, nos proponemos presentar de forma muy resumida el debate del pensamiento económico socialista como fundamento para avanzar primero hacia la toma del poder político en pos de la revolución socialista; y después, como fundamento de las políticas económicas en los Estados socialistas que históricamente iniciaron el proceso de desarrollo socialista, siguiendo el método marxista para su análisis.

Un empeño de tal naturaleza, exigiría —de abordarse en toda su profundidad y amplitud— una obra de varios tomos, con una participación de un colectivo de autores bien organizados. Porque cada uno de los capítulos programados realmente merece mucho más de lo que aquí se presenta. Sin embargo, a veces conviene tener una visión muy general, muy panorámica de los acontecimientos históricos, para que “los árboles no nos impidan ver el bosque”.

En el capítulo 1, se contextualizan las condiciones en las cuales Marx, Engels y Lenin desarrollaron sus principales concepciones económicas acerca de la dialéctica entre el plan y el mercado, y su trascendencia teórica y práctica para fundamentar las políticas económicas a seguir por un Estado revolucionario con vistas a impulsar el desarrollo socialista.

En el capítulo 2 se aborda el debate acerca del modelo económico socialista en la Unión Soviética en el período 1924-1961; y por tanto, no se incluye el debate asociado al derrumbe de la URSS y sus consecuencias posteriores. Se presentan las condiciones en las cuales se debatieron las ideas y los proyectos económicos en la etapa estalinista de la construcción socialista en la URSS, principalmente, entre Bujarin, Preobrajensky y Stalin, dirigentes revolucionarios marxistas rusos que desarrollaron sus principales concepciones económicas acerca de las relaciones entre el plan, y el mercado y las políticas económicas. Se describe brevemente el período posterior hasta 1961 cuando prevalece la concepción de Stalin.

En el capítulo 3, se desarrolla el debate sobre el mecanismo de funcionamiento económico del socialismo, o del modelo de desarrollo económico socialista, a través de las ideas de los economistas Wlodzimierz Brus; Ota Sik y Janos Kornai: representantes de los intentos de reformas socialistas en Polonia, Checoslovaquia y Hungría.

El capítulo 4 aborda el modelo de autogestión yugoslavo, a la luz de su evolución histórica desde el surgimiento del cooperativismo socialista hasta su transformación en cooperativismo capitalista. Se tienen en cuenta principalmente las ideas de Ernesto Che Guevara y Michael Lebowitz.

En el capítulo 5 se presentan los puntos de debate acerca del papel del plan y el mercado en el socialismo, las experiencias históricas de las reformas emprendidas por la República Popular China y la República de Vietnam, luego de desaparecidos sus líderes históricos, iniciadores de sus procesos revolucionarios.

El capítulo 6 contextualiza las condiciones en las que Ernesto Che Guevara debatió acerca de las ideas y proyectos económicos en la etapa inicial de la revolución (1959-1965) con dirigentes revolucionarios cubanos y otros intelectuales extranjeros marxistas que desarrollaron sus principales concepciones económicas acerca de la dialéctica entre el plan y el mercado y su trascendencia teórica y práctica para fundamentar las políticas económicas a seguir por el Estado cubano con vistas a impulsar el desarrollo socialista.

El capítulo 7 aborda la evolución del modelo económico cubano entre 1959 y 2010. La elaboración conceptual del modelo socialista cubano de desarrollo económico-social ha exigido, necesariamente, momentos importantes de confrontación de la teoría con la práctica desde los inicios de la Revolución hasta el presente. El año 1991 resultó indudablemente un punto de inflexión, que dio inicio al período especial. Pero también 2010, hasta cierto punto es otro punto de inflexión, por todo lo que significó para la estrategia de desarrollo económico y social del país el debate y aprobación de los Lineamientos generales de la política económica y social para el período 2011-2015.

El capítulo 8 intenta sistematizar conceptualmente los cambios necesarios a realizar en el modelo económico y social cubano, desde el llamado período especial hasta la proyección del modelo socialista actualizado en correspondencia con la situación interna y externa de desarrollo de la sociedad cubana, aprovechando las fortalezas y oportunidades en pos de un desarrollo socialista sustentable y próspero.

El capítulo 9 hace énfasis en el papel relevante que desempeña el sector externo en el modelo económico socialista cubano.

Capítulo 1

ANÁLISIS POR MARX, ENGELS Y LENIN ACERCA DEL PAPEL DEL PLAN Y EL MERCADO EN EL SOCIALISMO

A la Comuna de París, en 1871, Marx la llamó “asalto al cielo”. Ni Marx ni Engels conocieron otra experiencia de la toma del poder político por la clase obrera; y el fin de este suceso histórico fue tan breve, abrupto y dramático, que el análisis realizado por ambos amigos de aquella experiencia fue de carácter principalmente político. Por tanto, el tema del plan y el mercado en el socialismo, en Marx y Engels, aparece cuando intentan predecir el futuro de la sociedad comunista, algo que por probidad científica prefirieron evitar las más de las veces.

En cambio, Lenin vivió intensamente la revolución en el poder, al menos, desde 1917 a 1924; y en ese breve tiempo histórico, contrastó sus ideas con los hechos. Sus primeras ideas sobre el tema, provenían precisamente de Marx y Engels, como se puede apreciar en su obra El Estado y la Revolución. Pero los hechos duros del proceso revolucionario, en combinación con el fuerte debate teórico con sus compañeros de lucha, lo llevaron a enriquecer científicamente el tema.

Al hacer referencia a los trabajos de Marx, Engels y Lenin —dentro de su enorme obra— relacionados con el problema del plan y el mercado en el socialismo, conviene establecer los vínculos teóricos, si no con todas las obras en las cuales ellos trataron el asunto, sí con aquellas que permiten dibujar el hilo conductor que hemos seguido para evidenciar la evolución y enriquecimiento de la teoría de los clásicos alrededor del debate de uno de los temas económicos más polémicos del socialismo: el papel del plan y el mercado.

Los trabajos aquí referenciados, aunque no agotan el tema, reflejan precisamente el difícil camino científico y práctico que siguieron los clásicos en el esclarecimiento de este problema.

Resulta imprescindible comenzar por Crítica al Programa de Gotha. Al calor de la polémica, para fundamentar la distribución con arreglo al trabajo, a Marx no le quedó más remedio que referirse a la sociedad futura en esta obra, pues como muchas veces insistieron, Marx y Engels no se propusieron predecir cuáles habrían de ser las formas concretas y el ritmo de las transformaciones socialistas. Este conocimiento solo podía adquirirse sobre la marcha —en una estrecha relación con la experiencia de la lucha de las masas populares— bajo la dirección revolucionaria y el grado de conciencia teórica y práctica que lograra desarrollarse en el seno de la dictadura del proletariado.

Crítica al Programa de Gotha

La experiencia histórica del socialismo evidencia la importancia de esta obra, en la cual Marx afirma —como si ya el socialismo fuera presente:

…nadie puede dar sino su trabajo y ahora nada puede pasar a ser propiedad del individuo, fuera de los medios individuales de consumo, [y subrayaba también], el productor individual obtiene de la sociedad después de hechas las obligadas deducciones exactamente lo que le ha dado.”1

1 Carlos Marx y Federico Engels: Obras escogidas, en tres tomos, t. 3, Editorial Progreso, Moscú, 1973, p. 14.

Ciertamente, en Crítica al Programa de Gotha, Marx excluye al dinero como mediador del reconocimiento al carácter útil del trabajo del individuo:

La sociedad le entrega un bono consignando que ha rendido tal o cual cantidad de trabajo (después de descontar lo que ha trabajado para el fondo común), y con este bono saca de los depósitos sociales de medios de consumo la parte equivalente a la cantidad de trabajo que ha rendido. La misma cuota de trabajo que ha dado a la sociedad bajo una forma, la recibe de esta bajo otra forma distinta.2

2 Ibídem.

Pero en el socialismo histórico que hemos conocido, este reconocimiento mediante el plan, acerca del carácter social del trabajo es incompleto, ya que el dinero tiene que hacer acto de presencia, e incluso aún con su presencia, no siempre el dinero, en una economía de oferta insuficiente, logra convertirse en la mercancía deseada, o exactamente necesaria. Incluso, se reconoce, solo dentro de ciertos límites legales, la propiedad individual sobre los medios de consumo.

Es cierto que la distribución de los fondos sociales de consumo no se distribuye mediante la ley del valor; de hecho, la ley del valor ya no regula las principales proporciones de la economía nacional, ni sus ritmos y direcciones fundamentales de desarrollo; ni la distribución de la fuerza de trabajo entre las distintas ramas de producción; al menos, su influencia no es determinante como lo es el plan.

Sin embargo, el carácter desigual del objeto sobre el cual recae la propiedad social (la tierra y los medios de producción, de una parte, y los medios de consumo, de otra parte) crea una base objetiva para cierto aislamiento económico relativo entre los productores. En efecto, la renta diferencial persiste en el socialismo, pues las porciones de tierra en usufructo son diferentes en fertilidad y costos de transporte; y puede hablarse también de una ganancia diferencial3 en las empresas industriales y de servicios, provistas de tecnología de calidad superior al resto de las empresas del mismo tipo.

3 En el capítulo XXXVIII “La renta diferencial. Generalidades”, del tercer tomo de El capital, Marx brinda un ejemplo de un salto de agua, monopolio en manos de un terrateniente capitalista, que le permite obtener de forma estable una ganancia extraordinaria y, por tanto, una ganancia diferencial.

En el socialismo afirma Marx:

El trabajo social seguirá cultivando, simplemente, tierras de diversa fertilidad, por lo cual, a pesar de la diferencia en cuanto al trabajo aplicado, este podría llegar a ser más productivo en todas las clases de tierras. Pero no se daría en modo alguno el caso, que hoy se da en el régimen burgués, de que la masa de trabajo que cuesta cultivar la tierra de peor calidad exija también invertir más trabajo para pagar el cultivo de las tierras de calidad mejor. Lejos de ello, el trabajo ahorrado en las tierras de la clase IV se invertirá en mejorar las tierras de la clase III, el ahorrado en las tierras de clase III en mejorar la clase II y finalmente, el ahorrado en esta en mejorar la clase I, es decir, el capital que hoy devoran los terratenientes se emplearía en su totalidad en nivelar el trabajo agrícola y en reducir en general el trabajo consagrado a la agricultura.4

4 Carlos Marx: Historia crítica de la teoría de la plusvalía, vol. I, Ediciones Venceremos, La Habana, 1965, p. 384.

Esta predicción de Marx es hoy todavía algo por realizar, pues la experiencia del socialismo histórico no ha cumplido con esta tarea de nivelar el trabajo agrícola y reducir el trabajo consagrado a la agricultura. La renta diferencial ha continuado existiendo bajo las diversas experiencias históricas del socialismo.

Por tanto, el desarrollo de la propiedad social es un proceso que parte de bases desiguales; y avanza de forma desigual. Su realización se expresa en un cierto nivel de organización de la gestión económica a escala global (el plan); y un nivel de organización empresarial. Suelen existir también otros niveles intermedios de gestión (ramal, ministerial, regional, local, etcétera).

La propiedad social ha de tener entonces distintas formas de manifestación, lo cual implica establecer su regulación más adecuada; de lo contrario, el nivel de auto reconocimiento del propietario socialista puede quedar muy restringido o muy desigual; sobre todo a escala individual.

La Guerra Civil en Francia

No es casual que Lenin le prestara mucha atención a esta obra de Marx: La Guerra Civil en Francia, escrita al calor de la Comuna de París, y que para Lenin constituyó el colofón del desarrollo de la teoría revolucionaria de Marx sobre la dictadura del proletariado.5

5 En El Estado y la Revolución, Lenin hace un recorrido analítico a lo largo de toda la obra de Marx, sobre el enriquecimiento de la categoría: “dictadura revolucionaria del proletariado”. El propio Lenin dará continuidad a esta teoría bajo las nuevas condiciones del capitalismo en su fase imperialista.

Precisamente, este aporte de Marx, tan reconocido por Lenin, es que no era suficiente que el proletariado de París tomara en sus manos el poder político:

Pero la clase obrera no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la máquina del Estado tal y como está y servirse de ella para sus propios fines.6

6 Carlos Marx y Federico Engels: Obras escogidas, t. II, Editorial Progreso, Moscú, 1981, p. 230.

En otras palabras, ese aparato represivo al servicio de la burguesía había que destruirlo y sustituirlo por un nuevo Estado proletario.

Pero este no fue el único aporte de Marx en esta obra. También concedió una gran importancia a la emancipación del trabajo por medio del trabajo cooperativo, algo que en la experiencia de la Comuna escandalizó a los portavoces de la sociedad capitalista:

¡La Comuna, exclaman, pretende abolir la propiedad, base de toda civilización! Sí, caballeros, la Comuna aspiraba a abolir esa propiedad de clase que convierte el trabajo de muchos en la riqueza de unos pocos. La Comuna aspiraba a la expropiación de los expropiadores. Quería convertir la propiedad individual en una realidad, transformando los medios de producción, la tierra y el capital, que hoy son fundamentalmente medios de esclavización y de explotación del trabajo, en simples instrumentos de trabajo libre y asociado. ¡Pero eso es el comunismo, el ‘irrealizable’ comunismo! Sin embargo, los individuos de las clases dominantes que son lo bastante inteligentes para darse cuenta de la imposibilidad de que el actual sistema continúe —y no son pocos— se han erigido en los apóstoles molestos y chillones de la producción cooperativa. Ahora bien, si la producción cooperativa ha de ser algo más que una impostura y un engaño; si ha de sustituir al sistema capitalista; si las sociedades cooperativas unidas han de regular la producción nacional con arreglo a un plan común, tomándola bajo su control y poniendo fin a la constante anarquía y a las convulsiones periódicas, consecuencias inevitables de la producción capitalista, ¿qué será entonces, caballeros, más que comunismo ‘realizable’?7

7 Ibídem, p. 237.

Y con relación a lo prolongado o no del período de transición del capitalismo al socialismo es en esta misma obra de Marx donde aparece una referencia al necesario proceso de aprendizaje y transformación de los hombres para llevar adelante la nueva sociedad:

La clase obrera no esperaba de la Comuna ningún milagro. Los obreros no tienen ninguna utopía lista para implantarla par decrete du peple.8 Saben que para conseguir su propia emancipación, y con ella esa forma superior de vida hacia la que tiende irresistiblemente esa sociedad actual por su propio desarrollo económico, tendrán que pasar por largas luchas, por toda una serie de procesos históricos, que transformarán completamente las circunstancias y los hombres.9

8 Por decreto del pueblo (Nota del editor en el original).

9 Ibídem, p. 237.

Crítica al Programa de Gotha nos señala un objetivo por alcanzar, una meta, que necesariamente exige ajustes, dada la complejidad del mundo de hoy; como también se hace necesario vincular esta obra con otros trabajos de Marx, Engels y Lenin. Pero si la realidad de hoy nos plantea con fuerza el estudio del plan y el mercado como condición de desarrollo del socialismo, entonces debemos abordar de nuevo con Marx el estudio de la mercancía.

Importancia para el socialismo de la teoría del valor y los precios en El capital

Ciertamente, Carlos Marx prestó mucha atención al problema de los precios relativos; pero siempre en estrecha relación con las categorías valor social y valor individual y sin perder de vista las condiciones históricas donde la ley del valor —como ley de los precios— se ha abierto paso en cada etapa del desarrollo de la sociedad.

La transformación del valor de las mercancías en precios de producción, requirió de un período histórico en el cual el libre movimiento de capitales de un sector a otro no tuviera obstáculos insalvables. En los modos pre-capitalistas de producción, como tendencia general, los precios giraban en torno a un centro de gravitación: el valor social de las mercancías. En este sentido, queda bien precisa la idea de que el movimiento de los precios relativos está regulado por la ley del valor.

Es muy importante para comprender los fundamentos objetivos del análisis micro económico “neoclásico”, la clara precisión que realiza Carlos Marx al vincular la categoría precio de costo con la competencia dentro de la rama y al vincular la categoría ganancia con la competencia inter-ramal:

Para lo que atañe al reparto de la ganancia, los distintos capitalistas se consideran como simples accionistas de una sociedad anónima en que los dividendos se distribuyen porcentualmente y en que, por tanto, los diversos capitalistas solo se distinguen entre sí por la magnitud del capital invertido por cada uno de ellos en la empresa colectiva, por su participación proporcional en la empresa conjunta, por el número de sus acciones. Por consiguiente, mientras que la parte de este precio de las mercancías que repone las partes del valor del capital consumidas en su producción y con la que, por tanto, es necesario volver a adquirir estos valores-capitales consumidos; mientras que esta parte, o sea, el precio de costo, se atiene íntegramente a la inversión realizada dentro de las respectivas esferas de producción, la otra parte integrante del precio de las mercancías, o sea, la ganancia, que se añade a este precio de costo, no se rige por la masa de ganancia que este capital concreto produce en un período de tiempo dado en esta esfera concreta de producción, sino por la masa de ganancia que corresponde por término medio a cada capital invertido, considerado como parte alícuota del capital total empleado en la producción conjunta, durante un período de tiempo dado [...]. Sus precios de costo son específicos. El recargo de la ganancia añadida a este precio de costo es independiente de su esfera especial de producción, pues constituye simplemente la media porcentual del capital invertido.10

10 Carlos Marx: El capital, t. III, cap. IX, Instituto Cubano del Libro, La Habana, 1973, p. 181.

Ciertamente, la ley del valor, como ley de los precios relativos, tiene su forma histórico-concreta de manifestarse en el capitalismo como ley de la formación de los precios de producción:

Toda la dificultad proviene del hecho de que las mercancías no se cambian simplemente como tales mercancías, sino como productos de capitales que reclaman una participación proporcionada a su magnitud en la masa total de la plusvalía, o participación igual si su magnitud es igual.11

11 Ibídem, p. 197.

El papel del precio de producción dentro del mecanismo económico capitalista, al sustituir al valor social como centro de gravitación en torno al cual giran los precios relativos, puede concretarse en las siguientes funciones esenciales del precio de producción:

Determinación del desarrollo de las fuerzas productivas, concretamente el aumento de la productividad del trabajo y sus formas tendenciales en la competencia tecnológica, tal y cual se expresan en el precio de costo, la calidad del producto, etcétera.Determinación de la distribución de la fuerza de trabajo y los medios de producción en las requeridas proporciones dentro de cada rama (papel del precio de costo en la competencia tecnológica); y entre las diferentes ramas (papel de la ganancia en la competencia financiera).Determinación de las formas de operar de los agentes económicos capitalistas sobre las llamadas magnitudes reguladoras de la competencia tecnológica y financiera (el precio de costo, la ganancia, etcétera) y resultados en la diferenciación socio-clasista de estos agentes económicos.

Una vez que se tiene bien claro que la formación de los precios de producción y la ganancia media, se relaciona específicamente con la mercancía capitalista, es decir, una vez que el sistema capitalista ha alcanzado su pleno desarrollo y el capital puede moverse libremente de un sector a otro; es entonces que los precios se aproximan al valor, pero modificados por la acción de la ley de la plusvalía, ley económica fundamental del capitalismo; la pregunta que nos hacemos es: ¿Cómo se aproximan los precios al valor de la mercancía socialista cuando la producción está determinada, no por la ley de la plusvalía, sino por la ley económica fundamental del socialismo?

¿O es que el socialismo cuando aparece en un eslabón roto del capitalismo global, a esa mercancía “que quiere ser socialista”, aún no lo puede ser de manera plena, porque tiene que competir en un mercado de inmensos monopolios capitalistas?

Mientras más estudiamos El capital, más nos convencemos de que la ciencia de la Economía Política del socialismo necesita de una obra semejante, por el rigor en el análisis de la realidad social como lo que realmente es: un sistema de contradicciones.

Plan prospectivo de Lenin al inicio de la Revolución de Octubre

Con el triunfo de la Revolución de Octubre, Lenin abordó el programa de transformaciones socialistas en dos obras fundamentales: Acerca del infantilismo de izquierda y el espíritu pequeño burgués y Las tareas inmediatas del poder soviético.

Llama la atención la importancia que Lenin le concede a establecer una correlación idónea entre las distintas formas de propiedad mediante el plan y el mercado, con vistas a elevar la productividad del trabajo.

En Acerca del infantilismo de izquierda y el espíritu pequeño burgués Lenin aborda los diferentes tipos socioeconómicos presentes en la economía rusa del período de transición del capitalismo al socialismo y las contradicciones existentes entre estos:

Economía patriarcal campesina, es decir, natural en grado considerable.Pequeña producción mercantil (incluye a la mayoría de los campesinos que vendían cereales).Capitalismo privado.Capitalismo de Estado.Socialismo.

En un país como Rusia, sobre todos estos tipos predominaba el pequeño burgués, base económica para la especulación. El pequeño productor mercantil junto con el capitalista privado “lucha contra cualquier intervención del Estado, contabilidad y control, tanto capitalista de Estado como socialista de Estado”.12

12 V. I. Lenin: “Acerca del infantilismo de izquierda y el espíritu pequeño burgués”, Obras escogidas, en doce tomos, t. VIII, Editorial Progreso, Moscú, 1976, p. 153.

Sobre esta base Lenin desarrolla su concepción del capitalismo de Estado:

El capitalismo de Estado, —expresaba— es un tipo de economía superior a la pequeña economía mercantil y no significa una amenaza para el poder socialista pues el nuevo Estado socialista es un Estado en el que se asegura el poder de los obreros y campesinos pobres.13

13 Ibídem, p. 156.

Por otra parte, Lenin plantea:

No se puede seguir avanzando desde la actual situación económica de Rusia sin pasar por lo que es común al capitalismo de Estado y al socialismo (la contabilidad y el control de todo el pueblo), es un completo absurdo teórico, asustar a los demás y asustarse a sí mismo con la evolución hacia el capitalismo de Estado.14

14 Ibídem, p. 159.

Lenin llega incluso a reconocer la vigencia del “capitalismo de Estado” como uno de los tipos socioeconómicos posibles del período de transición del capitalismo al socialismo, y no solo para la fase democrático burguesa de la revolución. Porque en definitiva, para Lenin, lo más importante era lograr la efectiva socialización de los medios de producción.

Por eso, establece claramente la diferencia entre la nacionalización socialista y la socialización de los medios de producción: “Se puede ser decidido o indeciso en el problema de la nacionalización, de la confiscación. Pero el quid está en que la mayor decisión del mundo es insuficiente para pasar de la nacionalización y la confiscación a la socialización [...] La socialización se distingue precisamente de la simple confiscación en que se puede confiscar con la sola ‘decisión’, sin saber contar y distribuir acertadamente; pero es imposible socializar sin saber hacerlo”.15

15 Ibídem, pp. 150-151.

En “Las tareas inmediatas del poder soviético”, Lenin hace especial énfasis en llevar adelante la socialización de la producción en la práctica: “La dificultad fundamental reside en el terreno económico: llevar en todas partes una contabilidad y un control riguroso de la producción y distribución de los productos, aumentar la productividad del trabajo, socializar la producción en la práctica”.16

16 V. I. Lenin: “Las tareas inmediatas del poder soviético”, Obras escogidas, en doce tomos, t. VIII, Editorial Progreso, Moscú, 1976, p. 92.

La primera tarea inmediata del poder soviético enunciada por Lenin en este trabajo es desarrollar una rigurosa contabilidad y control de la producción y la distribución para, sobre esta base, pasar del control obrero a la regulación de la producción por los obreros. Si este control era estricto y riguroso los obreros podrían dar el segundo paso en este sentido sobre bases firmes, en otras palabras, podrían administrar la producción y la distribución en toda su magnitud y a nivel de toda la economía, poniéndola en función de satisfacer las necesidades sociales, es decir, socializándola efectivamente. Pero para satisfacer las necesidades crecientes de la sociedad hay que incrementar y perfeccionar constantemente la producción; de aquí que la tarea primordial en este sentido estriba en asegurar el incremento de la productividad del trabajo:

En toda revolución socialista, una vez resuelto el problema de la conquista del poder por el proletariado y en la medida en que se va cumpliendo en lo fundamental la tarea de expropiar a los expropiadores y aplastar su resistencia, va colocándose necesariamente en primer plano una tarea cardinal; la de crear un tipo de sociedad superior a la del capitalismo, es decir, la tarea de aumentar la productividad del trabajo y, en relación con esto (y para esto), dar al trabajo una organización superior.17

17 Ibídem, p. 108.

Para crear una férrea disciplina del trabajo y un espíritu de organización proletario Lenin aconsejaba: “combinar las discusiones públicas acerca de las condiciones de trabajo con el sometimiento incondicional a la voluntad del dirigente soviético durante el trabajo”.18 También, desarrolló ampliamente el significado e importancia de la aplicación del principio del centralismo democrático en la dirección de la economía. “Nuestro objetivo —decía— es lograr que cada trabajador, después de ‘cumplir la tarea’ de ocho horas de trabajo productivo desempeñe sin retribución las funciones estatales”.19

18 Ibídem, p. 122.

19 Ibídem, p. 125.

En la lucha por incrementar la productividad del trabajo Lenin le asignó un importante papel a la emulación, como un valioso procedimiento para lograr, por una parte, la elevación de la productividad del trabajo y, por otra, la formación de una conciencia laboral comunista.

En el verano de 1918, hubo que interrumpir este programa cuando la reacción imperialista —en alianza con la contrarrevolución interna— inició una agresión armada contra la joven República soviética. Ante esta situación se puso a la orden del día la defensa de la patria socialista lo que implicaba la necesidad de aplicar una política económica que se adaptara a las exigencias de las nuevas condiciones. Esta política económica se conoció con el nombre de “comunismo de guerra”.

Obras de Lenin en el período del comunismo de guerra

Entre las obras principales escritas por Lenin a destacar en este período vale la pena destacar: Economía y política en la época de la dictadura del proletariado y los artículos y discursos referidos al plan de electrificación del país.

Los bolcheviques, incluyendo a Lenin, se ilusionaron un poco con la idea del paso directo al comunismo, como lo traslucen algunos de sus trabajos de 1920 y como el propio Lenin reconoció más tarde.20 Mediante la política del “comunismo de guerra” se pretendía garantizar el abastecimiento del frente con todos los medios económicos posibles mediante el sistema de contingentación de víveres de forma diferenciada con arreglo a las clases sociales.

20 Ver: V. I. Lenin: “La nueva política económica y las tareas de los Comités de Instrucción Política”, Obras escogidas, en doce tomos, t. XII, Editorial Progreso, Moscú, 1976.

El Estado no disponía entonces de productos industriales para satisfacer las necesidades de los campesinos pero obtenía de ellos los productos agropecuarios imprescindibles para abastecer al frente tomando de los campesinos todo su excedente económico e incluso parte del producto necesario. Esto fue posible gracias a la alianza político militar de la clase obrera y los campesinos frente a los terratenientes y capitalistas expropiados.

Además, a fin de movilizar los recursos extremadamente limitados de la industria para combatir al enemigo, su gestión se pasó a manos de los órganos centralizados del Estado. Se implantó el servicio laboral general. Los víveres se distribuían por cartillas de racionamiento. Se prohibió el comercio libre. El dinero perdió su sentido y en medida considerable se produjo un cierto retraso hacia la economía natural.

En su obra Economía y política en la época de la dictadura del proletariado, Lenin, al describir el período de transición, señala:

…que no puede menos de ser un período de lucha entre el capitalismo agonizante y el comunismo naciente; o en otras palabras, entre el capitalismo vencido pero no aniquilado, y el comunismo ya nacido, pero muy débil aún.21

21 V. I. Lenin: Economía y política en la época de la dictadura del proletariado”, Obras escogidas, en doce tomos, t. X, Editorial Progreso, Moscú, 1976, p. 117.

Identifica también cuáles tipos socioeconómicos son generales para el tránsito del capitalismo al socialismo: socialista, pequeña producción mercantil y capitalista. A estos tipos de economía corresponden como fuerzas básicas: el proletariado, la pequeña burguesía y la burguesía.

Por tanto la lucha de clases durante la dictadura del proletariado, explica Lenin, se sostiene entre el proletariado y los capitalistas que han sido derrotados pero no aniquilados. El proletariado tampoco es el mismo en esta lucha, se ha convertido en clase dominante y ante él se presentan nuevas tareas: dirigir el Estado, socializar la producción, dirigir a los elementos y clases vacilantes y aplastar la resistencia de los explotadores.

Por último, los campesinos, como toda la pequeña burguesía en general, ocupan una situación intermedia en la lucha de clases dada su doble naturaleza como trabajador y propietario, oscilando entre el proletariado y la burguesía.

La defensa por Lenin del plan de electrificación del país de los soviets constituye un importante aporte durante el período del comunismo de guerra.

El Plan GOELRO o Plan de electrificación de toda Rusia, primer plan perspectivo que se conoce en la historia, elaborado para un período de diez a quince años, perseguía poner a la economía del país a la altura del desarrollo alcanzado por el sistema político. Fue un plan que determinó las orientaciones fundamentales de la creación de las nuevas fuerzas productivas sobre la base de la electrificación de la economía, del empleo integral de los recursos naturales y la aplicación de la técnica más organizada que podía lograrse en aquel entonces.

La electrificación, al organizar la agricultura sobre nuevas bases, era un poderoso factor para modificar la psicología del campesino, contribuiría a elevar su nivel cultural y conduciría a la creación de las cooperativas. En forma muy sintética, Lenin expuso esta idea al señalar: “El comunismo es el poder soviético más la electrificación de todo el país”.22

22 V. I. Lenin: “VII Congreso de los Soviets de Rusia (22-29 de diciembre de 1920)”, Obras completas, t. III, Editorial Política, La Habana, 1963, p. 493.

Habría que preguntarse hoy sobre qué fuentes energéticas renovables y no renovables un “poder del pueblo” exige desarrollar un nuevo plan de electrificación capaz de lograr esos tres objetivos:

Modificar la psicología del campesino.Contribuir a elevar su nivel cultural.Y conducir todo este proceso a la creación de las cooperativas.

Puede apreciarse la importancia brindada por Lenin a la política a seguir con el aliado por excelencia de la clase obrera (el campesino); que vinculado aún a la propiedad privada y a la producción mercantil, habrá que persuadirlo hacia el camino cooperativo exitoso, ¡lo cual exige electrificación!

Nueva Política Económica y regulación estatal del mercado

Después de concluida la guerra civil y derrotada la intervención extranjera, fue necesario realizar un cambio en la política económica con motivo del tránsito a la organización pacífica de la economía. La política económica trazada por Lenin para este fin se llamó Nueva Política Económica (NEP).

En el período de la guerra civil la crisis de la economía y la agudización de la lucha de clases obligaron a prohibir totalmente el libre comercio, confiscar a los campesinos todos sus excedentes, imponer una rigurosa centralización de la distribución de los pocos recursos de que disponía el poder soviético y aplastar directamente a los elementos capitalistas. Surgió así la necesidad de aplicar el comunismo de guerra con sus rasgos de economía natural y de intercambio directo de productos entre la ciudad y el campo. Este sistema fue empleado durante tres años y constituyó como señalara el propio Lenin un plan que se proponía destruir en forma directa, revolucionaria y por completo, la vieja estructura económica y social y reemplazarla por otra nueva:

Creíamos que, con el sistema de contingentación, los campesinos proporcionarían la cantidad necesaria de cereales que nosotros podríamos distribuir por fábricas y talleres y, de esa manera, tendríamos una producción y una distribución comunista.23

23 V. I. Lenin: “La nueva política económica y las tareas de los Comités de Instrucción Política”, Obras escogidas, en doce tomos, t. XII, Editorial Progreso, Moscú, 1976, p. 173.

Sobre el impuesto en especie

En su obra “Sobre el impuesto en especie”, Lenin fundamenta cómo después de la guerra civil se hizo evidente la necesidad de utilizar las relaciones monetario-mercantiles, para fortalecer los vínculos entre la ciudad y el campo: el comunismo de guerra nos fue impuesto por la guerra y la ruina. No fue ni podía ser una política que respondiera a las tareas económicas del proletariado. Fue una medida provisional.24

24 V. I. Lenin: “Sobre el impuesto en especie”, Obras escogidas, en doce tomos, t. XII, Editorial Progreso, Moscú, 1976, p. 80.

La continuación de esta política en tiempos de paz suscitaba el descontento de los campesinos y quebrantaba el estímulo por incrementar la producción. Además, en la situación de hambre y ruina que presentaba el país florecían la especulación y la espontaneidad pequeño burguesa que escapaban a la contabilidad del Estado proletario:

No se podía contar con el paso directo al comunismo, era preciso construir (la nueva estructura socioeconómica) estimulando el interés personal del campesino.25

25 V. I. Lenin: “La nueva política económica y las tareas de los Comités de Instrucción Política”, ob. cit., p. 182.

Era necesario restablecer las relaciones monetario-mercantiles entre los pequeños productores para reanimar las fuerzas productivas en la agricultura.

El desarrollo de la pequeña economía es un desarrollo burgués, capitalista, ya que existe el intercambio, esta es una verdad indiscutible y elemental de la Economía Política.26

26 V. I. Lenin: “Sobre el impuesto en especie”, ob. cit., p. 81.

Ante la nueva situación Lenin propone un viraje en la política económica, reemplazar el comunismo de guerra por la nueva política económica (NEP). El punto de partida de la NEP fue el impuesto en especie, el cual, para Lenin, representaba la transición hacia la NEP. Con él se sustituía el sistema de contingentación de víveres que absorbía todo el excedente del campesino con el impuesto en especie a las haciendas campesinas y la concesión a estas de la venta en el mercado de sus excedentes de producción, en una palabra, se permitía el libre comercio entre los productores privados.

Importancia del oro

En su artículo “La importancia del oro ahora y después de la victoria completa del socialismo”, Lenin reitera la idea de que en el período de transición del capitalismo al socialismo era inevitable la existencia de diversos tipos socioeconómicos junto al tipo de economía socialista que representa el papel rector:

No nos entreguemos a un socialismo de sentimiento que siente un desprecio inconsciente por el comercio. Todas las formas económicas de transición son admisibles, y es preciso saber emplearlas, puesto que son necesarias para fortalecer los vínculos entre los campesinos y el proletariado, para reanimar enseguida la economía.27

27 V. I. Lenin: “Acerca de la significación de oro ahora y después de la victoria completa del socialismo”, Obras escogidas, en doce tomos, t. XII, Editorial Progreso, Moscú, 1976, p. 199.

En la primavera de 1921 se creyó posible implantar el libre comercio entre los productores privados y estatales. Algunos meses después en la VII Conferencia Provincial del Partido en Moscú celebrada en noviembre de 1921, Lenin explicó en detalle que las relaciones de la industria socialista y la hacienda campesina debían tener como base la circulación mercantil y dineraria, ya que el intercambio directo de productos había resultado imposible en la práctica.

La defensa por Lenin en esta obra de la necesidad de las relaciones monetario mercantiles en la transición socialista se circunscribe a relaciones entre empresas estatales y la pequeña producción mercantil, las cuales debían ser reguladas por el Estado socialista: “El poder estatal proletario puede controlar el comercio, orientarlo, encauzarlo dentro de determinados marcos.”28

28 Ibídem.

Los logros obtenidos por la NEP en su primer año de vida, fueron enunciados por Lenin en el IV Congreso de la Internacional Comunista (13 de noviembre de 1922). En este sentido aclaró que los impuestos en especie aportados por los campesinos permitieron vencer el hambre y abastecer de productos alimenticios las ciudades, se produjo un auge de la industria ligera y en relación con ello un mejoramiento de la situación de los obreros en los centros industriales del país, y se creó una acumulación para incrementar la industria pesada. Hasta aquí se había logrado una conciliación de intereses entre productores privados y productores estatales bajo la dictadura del proletariado. ¿Cómo lograr darle continuidad a esa conciliación de intereses sin expropiar violentamente a los productores privados?

Sobre la cooperación

Con la implantación de la NEP se reanimaron las fuerzas productivas en el campo a través del comercio, se reconstruyó la agricultura sobre la base del interés individual del campesino dada su naturaleza pequeño-burguesa de propietario y comerciante. El campesino tiene la doble condición de propietario y trabajador. ¿Cómo conjugar los intereses individuales del campesino con los intereses generales de la sociedad? En su obra “Sobre la cooperación”, Lenin adelanta sus ideas en este sentido: “Con la NEP hacemos una concesión al campesino en su calidad de comerciante, una concesión al principio del comercio privado; precisamente de ello emana la importancia fundamental de la cooperación”.29

29 V. I. Lenin: “Sobre las cooperativas”, Obras escogidas, en doce tomos, t. XII, Editorial Progreso, Moscú, 1976, p. 378. Obra conocida indistintamente con estos dos títulos (N. de la Ed.).

La cooperación desde el punto de vista de los intereses materiales soluciona la contradicción no antagónica que se establece entre los intereses de la sociedad que coinciden con los de la clase obrera y los intereses del campesinado como clase. Con la cooperación, decía Lenin:

…hemos encontrado el grado de conjugación de los intereses privados, de los intereses comerciales privados con los intereses generales; los métodos de comprobación y control de los intereses privados por el Estado, el grado de su subordinación a los intereses generales, lo que antes constituyó un escollo para muchos socialistas.30

30 Ibídem.