Hans J. Morgenthau. La paz por medio de la diplomacia - José Antonio García Sáez - E-Book

Hans J. Morgenthau. La paz por medio de la diplomacia E-Book

José Antonio García Sáez

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Beschreibung

Hans J. Morgenthau es un autor fundamental para el estudio de las relaciones internacionales y es considerado uno de los máximos exponentes del realismo político. Este libro propone una reconstrucción de su pensamiento que permita interpretar la teoría de la política internacional de Morgenthau no solo como una herramienta al servicio del poder, sino también como una palanca a favor de la paz entre las naciones. El papel, prudente y sabio, de la diplomacia será la clave de su apuesta realista por la paz mundial.

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Hans J. Morgenthau

La paz por medio de la diplomacia

Hans J. Morgenthau

La paz por medio de la diplomacia

Jose Antonio García Sáez

MINIMA TROTTA

Esta publicación ha sido realizada con el apoyo financiero de la Generalitat Valenciana. El contenido de dicha publicación es responsabilidad exclusiva de la Universidad de Alicante y no refleja necesariamente la opinión de la Generalitat Valenciana. Esta obra se integra en el conjunto de actividades de la Cátedra Paz y Justicia de la Universidad de Alicante.

 

 

MINIMA TROTTA

Serie Pensar la Justicia cosmopolita /

Dirigida por Manuel Menéndez Alzamora

© Editorial Trotta, S.A., 2023

www.trotta.es

© Jose Antonio García Sáez, 2023

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a cedro (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

ISBN (edición digital e-pub): 978-84-1364-230-7

CONTENIDO

Presentación: Hans J. Morgenthau: la paz por medio de la diplomacia

1. Un esbozo biográfico de Hans J. Morgenthau

2. Fundamentos epistémicos y metodológicos para un cambio de disciplina

3. Buscar la paz en un mundo cosmopolita

A modo de conclusión

Bibliografía

Índice

Presentación

HANS J. MORGENTHAU: LA PAZ POR MEDIO DE LA DIPLOMACIA

Considerar a Morgenthau como un pensador de la justicia cosmopolita puede resultar problemático a primera vista, al menos para quien relacione a este autor con un realismo político que acaba por defender siempre los intereses de los actores más poderosos en el panorama internacional. Ciertamente, no faltan motivos para tomar precauciones ante quienes se autocalifican como realistas, porque con esta etiqueta suelen hacer de su capa un sayo los faltos de escrúpulos, a quienes no les tiembla el pulso ni la voz para justificar acciones que contradicen los valores más elementales o que suponen masivas violaciones a los derechos humanos.

El caso de Morgenthau es, sin embargo, diferente. No cree en utopías, no promete fórmulas infalibles para lograr una paz mundial estable y duradera. Pero tampoco es un apologeta del poder. Al contrario, su penetrante mirada analítica nos enseña a desnudar las actuaciones de los poderosos, a anticiparnos a sus movimientos. Estamos ante un autor complejo, que necesita ser constantemente matizado, pero que sobre todo necesita ser leído. Porque la lectura de sus obras proporciona claves fundamentales para entender el mundo que nos rodea, más aún en un tiempo en el que las esperanzas del cosmopolitismo parecen disolverse en un nuevo repliegue de grandes bloques.

Este breve libro tiene la intención de proporcionar algunas claves con las que afrontar su lectura. Obviamente, estas claves no son las únicas posibles y vienen condicionadas por la óptica desde la que he trabajado al autor en los últimos años, que es la óptica de la filosofía del derecho internacional. Desde esta perspectiva, me ha interesado especialmente la contextualización del pensamiento de Morgenthau dentro del fenómeno de los intelectuales europeos exiliados en Estados Unidos a causa del fascismo y de la Segunda Guerra Mundial. Morgenthau llega en 1937 a un país que estaba destinado a convertirse en la próxima gran potencia. Un país necesitado de teorías capaces de justificar su dominio global. El trabajo de Morgenthau resulta aparecer en el lugar y en el sitio adecuados, y se convierte así en el padre fundador de una nueva disciplina académica: las relaciones internacionales1.

El surgimiento de las relaciones internacionales como una disciplina con vocación no solamente de explicar el complejo tablero internacional, sino de proporcionar elementos normativos para configurarlo, implicó lo que algunos han llamado el declive del derecho internacional, un proceso lento pero constante que tiene uno de sus hitos principales2 en la publicación en 1948 del libro de Morgenthau Politics Among Nations. Esta obra, inicialmente pensada como un manual para estudiantes, inmediatamente alcanzó un importantísimo éxito editorial, convirtiéndose en un libro de cabecera de quienes ocuparon las más altas responsabilidades en la política exterior de los Estados Unidos. Baste mencionar a Henry Kissinger, quien se consideró directo discípulo de Morgenthau, o a la propia Condoleezza Rice.

Sin embargo, atribuir cualquier interpretación ulterior de un análisis político a su autor original resulta siempre problemático, cuando no injusto. En el caso de Morgenthau, es cierto que durante algunos años asesoró directamente al poder político de Washington. Pero también es cierto que siempre mantuvo la independencia crítica que cabe esperar de cualquier intelectual que lo sea de verdad y, especialmente durante la guerra de Vietnam, se convirtió en una de las voces públicas más implacables contra la actuación del Gobierno estadounidense. Adoptó la máxima de Speak truth to power (decir la verdad al poder) y la llevó hasta las últimas consecuencias en el campo académico.

Así pues, la figura de Morgenthau no está exenta de ambivalencias o, si queremos, de contradicciones. Por un lado, está lo que Morgenthau significa: el surgimiento de las relaciones internacionales y el correspondiente y progresivo detrimento del derecho internacional como disciplina ordenadora del orden mundial, dentro de la cual ha prevalecido una visión realista que ha implicado una fría y cruda política del poder. Por otro lado, está lo que Morgenthau fue: un fino analista de la naturaleza humana, que señaló valientemente los límites de los marcos establecidos —del positivismo en el derecho, del racionalismo en la filosofía y del liberalismo en la política— para comprender la realidad de las relaciones entre los estados. Es este el Morgenthau que, como ha señalado Scheuerman3, ofrece todavía la plena posibilidad de una lectura en clave progresista y cosmopolita que hasta ahora ha sido poco visible.

Reconociendo el influjo de esta última interpretación y desde el enfoque de la filosofía del derecho antes señalado, he procurado que en este libro el tono sea lo más neutral posible para dejar hablar al autor y dar a conocer su pensamiento. Particularmente he querido centrarme sobre la que es una de las ideas centrales de cualquier planteamiento de la justicia cosmopolita: la idea de la paz. En ese sentido, se ha querido trazar una hoja de ruta que permita al lector o a la lectora descubrir el itinerario que conduce a Morgenthau a formular la paz en los términos en que lo hace, considerando que el camino factible no es el de las complejas instituciones internacionales establecidas en los tratados; sino que la clave para la paz reside en recuperar el papel discreto y prudente de la diplomacia. Una propuesta que hoy nos puede saber inicialmente a poco, pero que resulta cada vez más convincente a medida que uno la va conociendo y va reflexionando sobre los acontecimientos más recientes de nuestro escenario contemporáneo.

Esa hoja de ruta comienza por proporcionar un breve esbozo biográfico del autor, bajo la premisa de que las teorías no surgen en el vacío, sino que están fuertemente condicionadas por las vidas de quienes las elaboran. Esto cobra mayor vigencia cuando quien piensa en la paz es alguien, como Morgenthau, que ha vivido la experiencia del antisemitismo, de dos guerras mundiales y diversos exilios.

A continuación, se elaboran los ejes centrales del pensamiento del autor, centrándonos en su fundamentos epistémicos y metodológicos. En ese sentido, se da cuenta de su ruptura con el liberalismo y con el racionalismo, así como con el positivismo jurídico imperante en su época. Se recogen además las influencias de otros autores que resultan claves en su formación, como son Weber y Nietzsche, por un lado, y Mannheim, Simmel y Schütz, por otro. Estas son las bases que impulsaron el salto que Morgenthau hizo desde el derecho a la ciencia política, y que le permitirían alumbrar y sistematizar una nueva manera de analizar la realidad internacional.

Por último, se muestra la manera en la que Morgenthau llega a formular la idea de la paz por medio de la diplomacia. Tras reconstruir su realismo político, se repara en el potencial analítico que esta teoría tiene cuando es proyectada a distintas realidades internacionales. Destacadamente, nos detendremos a conocer la crítica que el realismo de Morgenthau realiza respecto de las ideas de guerra y paz, de los tribunales internacionales y de instituciones internacionales, como la Sociedad de las Naciones y las Naciones Unidas. Al final, llegaremos a exponer sintéticamente sus propuestas normativas para un nuevo orden mundial, haciendo un especial énfasis en su exaltación de la diplomacia como instrumento de paz.

Cabe aclarar que, por la finalidad divulgativa que tiene esta colección y los límites de su extensión, en esa obra se ha utilizado como material principal directamente las obras de Morgenthau, prescindiendo de los ricos y complejos debates que se encuentran en la abundante bibliografía secundaria, que en la mayoría de ocasiones solamente aparece señalada. Por eso mismo, la crítica al autor y a sus postulados ha sido apuntada en determinados pasajes, pero no desarrollada. Asuntos hoy puestos de relieve, como su visión estrechamente masculina4 o su sesgo colonial5, quedan fuera de este libro, pero no fuera de los asuntos que debieran interesarnos.

1. S. Hoffmann, «An American Social Science: International Relations»: Daedalus, 106 (1977), pp. 41-60, p. 44.

2. M. Koskenniemi, The Gentle Civilizer of Nations. The Rise and Fall of International Law 1870-1960, Cambridge University Press, Cambridge, 2001, pp. 413 ss.

3. W. E. Scheuerman, The Realist Case for Global Reform, Polity, Cmbridge, 2011.

4.Vid. A. Tickner, «Hans Morgenthau’s Principles of Political Realism: A Feminist Reformulation»: Millennium. Journal of International Studies, 17/3 (1988), pp. 429-440.

5.Vid. B. S. Chimni, «The Classical Realist Approach to International Law: The World of Hans Morgenthau», en Íd., International Law and World Order. A Critique of Contemporary Approaches, Cambridge University Press, Cambridge, 22017, pp. 38-103.

1

UN ESBOZO BIOGRÁFICO DE HANS J. MORGENTHAU

La vida y la obra de Hans J. Morgenthau están marcadas por el hecho migratorio. La teoría de cualquier autor necesita de su contexto vital para ser comprendida. Y la de Morgenthau, como la de tantos otros académicos de su generación, estuvo fuertemente determinada por la huida de los horrores del fascismo y de la Segunda Guerra Mundial. Por eso, dedicaremos este capítulo a proporcionar un breve esbozo de su biografía, que puede dividirse en tres periodos claramente diferenciados: 1) sus primeros años en Alemania, donde se forma como un jurista crítico con el orden internacional derivado del Tratado de Versalles; 2) su exilio europeo, época en la que comenzará su prometedora carrera académica en Ginebra y en el Madrid de la Segunda República; y 3) su llegada a Estados Unidos, donde se consolidará como uno de los padres de la disciplina de las relaciones internacionales y un prolífico teórico de la política exterior estadounidense.

I. ALEMANIA Y LOS AÑOS DE FORMACIÓN

Morgenthau nació en la ciudad bávara de Coburgo en 1904. Único hijo de una familia judía de clase media, sufrió desde niño el antisemitismo que en aquellos años comenzaba a fraguarse en Alemania. En octubre de 1922, un jovencísimo Morgenthau escuchó en directo un discurso de Adolf Hitler y recuerda: «Nunca olvidaré la parálisis de la voluntad que se apoderó de mí mientras estaba escuchando a ese hombre»1.

Algunos de sus escritos de juventud demuestran que Morgenthau fue plenamente consciente del profundo movimiento que estaba experimentando el continente europeo en los años veinte:

Las acusaciones que se vierten directamente sobre mí como judío son totalmente injustificadas. Por lo tanto, considero que las acciones hostiles provocadas por esas acusaciones, como el ostracismo social destructivo de los vínculos de amor y amistad o los brutales insultos, son una lamentable injusticia y una humillación. Y, puesto que ni puedo ser ni soy un mártir [...] solo me queda luchar contra los representantes de ese movimiento2.

Se trata de una declaración de intenciones que el autor llevará hasta sus últimas consecuencias teóricas a lo largo de la dilatada trayectoria académica que tenía por delante. Aunque inclinado por la filosofía, estudiaría derecho en Múnich, en el complejo y fascinante ambiente de la República de Weimar. Comenzaría a ejercer como pasante en los tribunales en 1927 y pronto fue trasladado a Fráncfort, donde trabajó para el influyente abogado laboralista Hugo Sinzheimer, quien le puso en contacto con el Institut für Sozialforschung, sede de la famosa Escuela de Fráncfort. Aunque Morgenthau solamente se consideró un outsider3, la influencia de la Escuela influiría en la incorporación de nuevas perspectivas teóricas y metodológicas.

La corta experiencia en los tribunales durante este periodo determina la visión que Morgenthau tendrá del mundo del derecho: «lo decisivo no eran los méritos de las diferentes interpretaciones jurídicas, sino la distribución del poder político»4. Esta idea básica se hará compleja y se matizará a lo largo de toda su obra, pero ya puede decirse que proporciona el núcleo básico para entender sus posiciones en relación con el ámbito de lo internacional. Su tesis doctoral, elaborada bajo la dirección del internacionalista Karl Strupp y publicada en 1929 bajo el título Die internationale Rechtspflege, ihr Wesen und ihre Grenzen (La función judicial en el ámbito internacional, su naturaleza y límites), comienza a marcar la senda de lo que será una implacable crítica a la fe que el liberalismo deposita en los tribunales internacionales como principales baluartes de la paz entre las naciones.

Las halagadoras reseñas que tuvo este primer libro5 no fueron suficientes para encontrar una posición estable en la universidad alemana. En 1931 le es denegada la venia legendi, hecho que Morgenthau atribuye a la influencia cada vez más poderosa del nazismo y el antisemitismo6. Ante estas perspectivas, con veintiocho años, Morgenthau decide dejar su país natal para probar suerte en Ginebra, capital del derecho internacional de la época, pero también ciudad de acogida de una multitud de académicos europeos que buscaban cierta estabilidad para proseguir con sus estudios.

II. EL EXILIO EUROPEO: GINEBRA Y MADRID

En Ginebra las cosas tampoco serían fáciles para Morgenthau, quien tuvo que empezar su labor docente en el ámbito privado ante las trabas de la universidad pública para concederle la habilitación. En noviembre de 1933 la comisión evaluadora rechaza un trabajo que, tomando como referencia la teoría normativa de Hans Kelsen, critica la inefectividad de las sanciones internacionales a la luz de una mirada sociológica que trascienda el estrecho marco del positivismo jurídico. Convencido de la valía de su trabajo, Morgenthau lo envía a la prestigiosa editorial Alcan de París, que se lo publica sin mayores problemas7; y además decide impugnar la decisión de la comisión, solicitando una nueva revisión.

El destino quiso que el mismísimo Hans Kelsen, también huyendo del auge del fascismo, acabara de llegar a Ginebra y a él se le asignó la presidencia de la comisión que reevaluaría el trabajo de Morgenthau. Su dictamen no deja lugar a dudas:

[El trabajo] habla bien de la seriedad y el vigor de los esfuerzos académicos del señor Morgenthau, que aborda el que quizá sea el problema más difícil de la teoría de las normas. Ha tratado este problema no solamente con un amplio conocimiento de la vasta bibliografía, no solo con una profunda mirada respecto de las muchas cuestiones relacionadas, sino también con una gran independencia y con ideas que resultan realmente originales. Este estudio demuestra que el señor Morgenthau es una de las escasas mentes que tienen algo importante que aportar a una ciencia exacta del derecho8.

Pese a otras opiniones desfavorables, la comisión no pudo más que conceder la habilitación debido al enorme prestigio del jurista austriaco. «Si no hubiera sido por Kelsen —reconoce Morgenthau— mi carrera académica probablemente hubiera tenido un final prematuro»9. El de Coburgo guardaría una deuda de gratitud con Kelsen para toda la vida, como atestigua la correspondencia entre ambos, que se extendió entre 1934 y 197110.

La ayuda de Kelsen, sin embargo, no sería suficiente para resolver todos los problemas del joven Morgenthau. En la universidad suiza no encontraba ninguna plaza y la vuelta a casa era ya imposible. A través del Comité de Emergencia para Académicos Extranjeros Desplazados, una las múltiples organizaciones internacionales que se dedicaban a ayudar a los profesionales judíos exiliados, recibió una oferta para enseñar en el Instituto de Estudios Internacionales y Económicos de Madrid, una de las instituciones a través de las cuales la joven república trataba de regenerar la vida cultural del país. Allí Morgenthau vivió un corto periodo de felicidad, donde pudo estabilizarse laboralmente como profesor de derecho internacional. A sus cursos asistía el por entonces joven estudiante Antonio Truyol y Serra, gracias a cuyos apuntes tenemos una buena referencia de la orientación que por aquel momento Morgenthau daba a la enseñanza del derecho internacional. Tal orientación, que apuntaba hacia una teoría realista del derecho internacional, se refleja en el único artículo que Morgenthau publicó en España11.

En verano de 1936 su contrato en el Instituto es renovado por tres años, circunstancia que por primera vez prometía algo de estabilidad a nuestro protagonista. No obstante, la historia se repetía: cómo vivió de primera mano en Weimar, el auge del fascismo daba al traste con la viabilidad de una joven república con vocación social. El 18 de julio, cuando se produjo el alzamiento militar que hizo estallar la Guerra Española, Morgenthau se acababa de marchar de viaje a Italia para visitar a sus padres aprovechando el receso estival. Al igual que cuando salió de su Alemania natal, no imaginaba que sería ya imposible regresar a España, donde quedaron todas sus pertenencias, que no recuperaría hasta una vez pasada la guerra. Comenzó entonces un periplo de un año entero por Europa. Tras pasar errantes por distintos países, en julio de 1937 Morgenthau y su mujer Irma embarcaron en el puerto de Amberes con destino a los Estados Unidos.

III. ESTADOS UNIDOS Y LA CONSOLIDACIÓN COMO TEÓRICO DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES

Morgenthau llegó a los Estados Unidos en un momento en el que tampoco era sencilla la continuidad de su carrera académica. El desempleo era elevado como consecuencia del crack del 29 y la inversión pública en las universidades se vería drásticamente reducida en los siguientes años para poder asumir el gasto militar que implicaría entrar en la Segunda Guerra Mundial. Además, el cambio de continente significaría no solamente un nuevo cambio de idioma, sino esta vez también un cambio de contexto cultural. Un cambio que afectaba directamente a las estructuras académicas y a las formas de relacionarse con el conocimiento. El campo de los estudios sobre la teoría del estado o sobre la filosofía del derecho que con tanta fuerza había florecido en la República de Weimar, no podía ser equiparado a los estudios de ciencia política que se impartían en las universidades americanas. En la Law School se ofrecía una docencia específicamente orientada a la práctica de la abogacía, que dejaba poco espacio a las materias de carácter teórico. Estas materias se enseñarían más bien en las facultades de Political Science, pero la ciencia política no existía como tal en Weimar, sino que se abordaba fundamentalmente a través de los estudios de derecho público12.

En ese contexto, Morgenthau dejará de ser un jurista para convertirse en un teórico de las relaciones internacionales y un analista de la política exterior estadounidense. Como veremos, el enfoque desarrollado por él en sus obras, particularmente en Politics among Nations (1948) resultaría encajar especialmente bien para cubrir las demandas de legitimación de la nueva política exterior estadounidense, necesitada de deshacerse del molesto corsé impuesto por el derecho internacional para apostar por las fórmulas más «flexibles» posibilitadas por las relaciones internacionales como disciplina normativa. Esta circunstancia hizo que Morgenthau llegara a ser un personaje relevante no solamente en la academia, sino en la vida pública estadounidense de los años cincuenta y sesenta, siendo frecuentes sus artículos en la prensa de tirada nacional e incluso apareciendo en diversos debates en televisión.

Pero llegar a ese punto no fue un camino fácil. Durante sus primeros años en América, Morgenthau comenzó dando clases nocturnas en el Brookyn College de Nueva York, hasta que le contrataron en enero de 1939 en la Universidad de Kansas City. En unas condiciones que distaban mucho de ser las ideales, publicó un importante artículo en la American Journal of International Law, «Positivism, Functionalism and International Law»13, texto que supone un paso fundamental en la transición del que fue un teórico europeo del derecho internacional y se acabará convirtiendo en un teórico americano de las relaciones internacionales. De la misma manera, los años pasados en Kansas City fueron decisivos para la preparación de su primer libro americano, Scientific Man vs. Power Politics (1946)14, la obra en la que mejor se condensan los ejes clave de su pensamiento, que serán expuestos en el siguiente capítulo.

Morgenthau continuó buscando una nueva posición, inconforme con las condiciones de Kansas. En el verano de 1943 —año en que le fue concedida la ciudadanía americana— había enviado su currículum a más de cien universidades de todo el país15. Hasta que en el otoño de ese mismo año recibió una oferta que cambiaría su suerte. La Universidad de Chicago le proponía un contrato de seis meses para sustituir a Quincy Wright, una de las máximas autoridades del derecho internacional en Estados Unidos. Morgenthau por fin había encontrado un ambiente realmente estimulante en una de las universidades punteras del país. Allí estaría en contacto directo con el behaviorismo de Charles Merriam y de Harold Lasswell, con quienes mantuvo importantes debates metodológicos16. Tampoco se hallaría demasiado lejos del influyente conservador Leo Strauss; ni, por supuesto, de la célebre Escuela de Chicago que, con Milton Friedman a la cabeza, fue el centro de producción del pensamiento económico neoliberal. Los seis meses iniciales se prolongaron posteriormente por otros seis, y después por un año. Cuando Wright volvió a Chicago, a finales de 1945, Morgenthau ya había consolidado su posición y la universidad le ofreció un nuevo contrato. Así comenzaría el periodo más productivo de su carrera académica, que sirvió para convertirle en una referencia obligatoria en el estudio de las relaciones internacionales.

Asegurada su posición en la Universidad de Chicago, entre 1946 y 1951 Morgenthau publica los tres libros probablemente más importantes de su carrera: Scientific Man (1946), Politics Among Nations (1948) e In Defense of the National Interest (1951). También edita otros tres libros17 y publica decenas de artículos y comentarios de libros en revistas especializadas. Politics Among Nations es, especialmente, el libro que consagra su éxito. En septiembre de 1948, el mismo año de su lanzamiento, ya había sido adoptado como libro de referencia en las asignaturas de política exterior y de relaciones internacionales por las universidades de Harvard, Yale, Princeton, Columbia o Notre Dame18. A partir de ahí, su ascenso académico es meteórico. En 1949, a la edad de cuarenta y cuatro años, alcanza el estatuto de full professor en la Universidad de Chicago, y al año siguiente fundaría el Center for Study of American Foreign and Military Policy, del cual fue director. A través de ese centro de estudios desarrollaría en los años siguientes importantes proyectos de investigación y organizaría multitud de encuentros científicos.

Durante los casi treinta años que estuvo en la Universidad de Chicago, Morgenthau se convirtió en un personaje importante para la diplomacia estadounidense. Entre 1952 y 1965 fue requerido como asesor por el Departamento de Defensa y por otras agencias gubernamentales. La situación empezó a cambiar, no obstante, a partir de la intervención de Estados Unidos en Vietnam (1964), duramente criticada por Morgenthau, quien emprendió una campaña que le llevaría a varias apariciones televisivas y a la publicación de multitud de artículos de opinión en los principales diarios de tirada nacional. Desde ese momento empieza a deteriorarse su relación con la Administración norteamericana, hasta el punto de que llega a ser objeto de una investigación por el FBI19. En cualquier caso, insiste su biógrafo, habitualmente se ha sobrestimado el papel de asesor que Morgenthau jugó dentro de los organismos oficiales20; puesto que su ocupación principal y su verdadera pasión fue siempre la enseñanza universitaria.

En 1971, al final de su carrera, se trasladó a la Universidad de Nueva York, donde ejercería como full professor y, a partir de 1974, cuando cumplió los setenta, como profesor emérito. En esta última etapa en Nueva York formó parte del círculo de amistades de Hannah Arendt. Fueron múltiples los vínculos que le unían con la brillante pensadora, como reflejó en la necrológica que escribió a su muerte, en 197521.

El balance de una vida dedicada a los problemas de la realidad internacional es tremendamente amplio. Tras la época de febril productividad a la que ya se ha hecho alusión, Morgenthau publicó cuatro monografías más22. Publicó también centenares de artículos (alrededor de cuatrocientos veinte), que en buena parte se han recogido en tres importantes antologías23. Entre 1950 y 1980 Morgenthau impartió más de trescientas conferencias por todo el mundo. Algunas encuestas cuantitativas que se realizaron en Estados Unidos a finales de los años sesenta le sitúan como el autor más importante entre quienes se dedican a las relaciones internacionales; así como a su Politics Among Nations como la obra más relevante24. Siete doctorados honoris causa atestiguan el reconocimiento a ese trabajo. En 1958 fue elegido para ingresar en la American Academy of Arts and Sciences, confirmándose así el pleno reconocimiento por parte de su país de acogida. El reconocimiento llegaría igualmente desde su país de origen, cuando en 1975 le fue concedida por el presidente de la República Federal Alemana la Grosse Verdiendstkreuz (Gran Orden del Mérito)25. El encumbrado analista de la política exterior norteamericana visitaría en calidad de invitado de excepción aquellos lugares, como Fráncfort o Ginebra, en los que tantas dificultades encontró el joven académico del derecho internacional que un día fue.

1. H. J. Morgenthau, «The Incarnation of Demoniac Power»: Business Week, 2276, 21 de abril de 1973, p. 12.

2. H. J. Morgenthau, «Fragment of an Intellectual Autobiography: 1904-1932», en K. Thompson y R. J. Meyers (eds.), Truth and Tragedy: A Tribute to Hans J. Morgenthau, Transaction, New Brunswick, 1984, pp. 1-17, p. 1.

3.Ibid., p. 8.

4.Ibid., p. 12.

5. C. Frei, Hans J. Morgenthau. An Intellectual Biography, Louisiana State University Press, Baton Rouge, 2001, p. 40. Es de mencionar también el encuentro con Carl Schmitt al que dio lugar esta primera publicación. Puesto que la obra pretendía ser una réplica parcial a la primera edición de El concepto de lo político (1927), Morgenthau envió un ejemplar de la publicación a Schmitt. Al contestarle este con una carta llena de alabanzas, el joven académico decide pedirle una entrevista personal al que era ya una de las más relevantes figuras del derecho público alemán. Sin embargo, su desilusión será total: Schmitt le recibe en su despacho de Berlín, pero —probablemente al percatarse en persona de su condición de judío— le dispensa un trato tan poco cordial que tras la entrevista pensó: «acabo de conocer al hombre más malvado sobre la faz de la Tierra» (H. J. Morgenthau, «Fragment of an Intellectual Autobiography: 1904-1932», cit., p. 16). La relación intelectual entre las posiciones de Schmitt y Morgenthau resulta ambigua y compleja, y ha sido objeto de abundantes discusiones doctrinales, pero en sus escritos autobiográficos Morgenthau establece con toda claridad: «era inevitable que yo estuviera influenciado —no obstante, temporal y negativamente— por Carl Schmitt [...]. Ningún pensador político alemán del periodo de entreguerras se encontraba dotado de tanta habilidad intelectual, pero también es dudoso que alguien le superara en su carencia de principios y en su servilismo a los jerarcas nazis» (ibid., p. 15).

6. H. J. Morgenthau, «Bernard Johnson’s Interview with Hans J. Morgenthau», en K. Thompson y R. J. Meyers (eds.), Truth and Tragedy, cit., pp. 333-386, p. 352. Su biógrafo matiza que, siendo innegable el creciente sentimiento antisemita, también hay que tener en cuenta la catastrófica situación financiera de la época: «lo cierto es que las perspectivas para una generación entera de académicos en las universidades alemanas se habían deteriorado seriamente a finales de los veinte» (C. Frei, Hans J. Morgenthau, cit., p. 42).

7. H. J. Morgenthau, La réalité des normes. En particulier des nor-mes du droit international, Alcan, París, 1934.

8.