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Este libro es una síntesis perfecta de una metodología que está revolucionando el mundo de las organizaciones y las relaciones humanas: la Indagación Apreciativa (IA); un método basado en la nueva psicología positiva, la biomímesis, el pensamiento de diseño y la construcción social de la realidad. Escrito conjuntamente por el creador del método, David Cooperrider, y por su principal abanderada en el mundo de habla hispana, Miriam Subirana, Indagación Apreciativa trata de la forma en cómo promover el cambio a nivel personal, familiar, social, institucional o empresarial. La IA nos facilita conectar con nuestro núcleo vital, nuestras aspiraciones, puntos fuertes y experiencias cumbre. Una de las tesis centrales del libro es que la inspiración constituye la "fuente de alimentación" y la principal dinámica de la IA. Podemos transformar momentos convulsos o dificultades de comunicación en oportunidades únicas en las que salir reforzados. Este libro trata justamente de cómo lograrlo, en formatos de coaching individualizados, así como en cumbres de IA con grandes grupos de España, Argentina, México, Chile, Uruguay, Brasil o EE.UU.
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Seitenzahl: 734
Veröffentlichungsjahr: 2024
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Miriam Subirana David Cooperrider
INDAGACIÓN APRECIATIVA
Un enfoque innovador para la transformación personal y de las organizaciones
Inspirémonos para diseñar nuestro futuro
© 2013 by Miriam Subirana
© 2013 by David Cooperrider for:
Prólogo y Sobre David Cooperrider (traducción de Miguel Portillo)
Facilitar el cambio; capítulo 5: Innovación y fortaleza y Cómo una cumbre de IA… (textos traducidos por Marita Osés Sardá).
© by Jane Magruder & Bernard Mohr for: Historia de la IA (traducción de Miguel Portillo)
© by J. Stravos y J. Sutherland for: El corazón de la estrategia apreciativa
© by Jacqueline Stavros, David Cooperrider & Lynn Kelley for: Indagación estratégica…
© by Judy Schueler for: El poder de las historias…
© by Bliss Browne for: Imagine Chicago
© by Ilma O. Barros & David Cooperrider for: La integridad… Brasil
(Textos traducidos por Zulema Couso)
© de la traducción de los textos respectivos del inglés al castellano:
Miguel Portillo, Marita Osés Sardá y Zulema Couso
© de la edición en castellano:
2013 by Editorial Kairós, S.A.
Numancia 117-121, 08029 Barcelona, España
www.editorialkairos.com
Primera edición en papel: Septiembre 2013
Primera edición en digital: Octubre 2024
ISBN papel: 978-84-9988-304-5
ISBN epub: 978-84-1121-318-9
ISBN kindle: 978-84-1121-319-6
Composición: Pablo Barrio
Diseño cubierta: Katrien van Steen
Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita algún fragmento de esta obra.
Cambiemos a la velocidad de la imaginación.
Convierte el potencial creativo en poder positivo.
Es posible y podemos.
Estás a punto de iniciar el viaje.
Prólogo
Introducción
Parte I: LA IMAGINACIÓN AL PODER
1. La imaginación al poder
El poder de la imaginación
Cambiar a la velocidad de la imaginación
2. Origen y raíces
Historia de la Indagación Apreciativa
Transparencia y libertad
Premisas
La positividad y la psicología positiva
PERMA
Apreciar es avanzar
La imagen como impulsora del cambio
Principios
El poder transformador de las preguntas
3. La fuerza singular del yo
Singularidad personal
Liderazgo apreciativo
Thinking partner
Coaching
apreciativo
Facilitar el cambio: la cumbre de indagación apreciativa más diminuta del mundo
4. Nuevos rumbos
Las metáforas generativas. Superar los sistemas divididos y en conflicto
Cambio de discurso
5. Innovación y fortalezas
Desarrollo organizacional positivo a partir de la innovación. El cambio inspirado en la innovación, en una economía y ecología de fortalezas
6. La constelación de estrellas
La semilla y la savia: el núcleo positivo que enaltece la vida de todo sistema vivo
Las estrellas de la Indagación Apreciativa
La cumbre: la fuerza creativa y transformadora del grupo
Otras estrellas: Discernir, Deliberar, Despliegue,
Drumming
(celebrar, tocar tambores), Danzar y Actuar ahora (
Do it now
)
Cómo una cumbre de indagación apreciativa obtiene lo mejor de un sistema humano
7. Culturas de aprendizaje apreciativo
8. Encontrar lo insólito
Construccionismo social
La indagación generativa
9. De competir a compartir
Indagación Estratégica. Del DAFO (FODA) al FOAR
El corazón de la estrategia apreciativa
Indagación Estratégica con propósito apreciativo: la inspiración para el foar. Un nuevo marco para la planificación estratégica90 Por Jacqueline Stavros, David Cooperrider y Lynn Kelley
Parte II: CONSTRUIR JUNTOS EL FUTURO
10. ¿Cómo organizar una intervención de indagación apreciativa? ¿Cuáles son los pasos que hay que seguir? ¿Qué preguntas se plantean?
Organizar una cumbre de Indagación Apreciativa
Preguntas estratégicas sobre la práctica de indagación apreciativa
11. Actuar para transformar
Comunidad
Cambio social: inspirándonos y construyendo el futuro juntos
Llamada a la integridad: el nacimiento de la imaginación sobre el futuro comunitario. Imagine Chicago Por Bliss Browne
Despierta Argentina: una respuesta apreciativa a la crisis de 2001 Por Santiago A. Otero
Imagine Uruguay Por Julio Martínez, cofundador de Imagine Uruguay
Afrontar constructivamente situaciones traumáticas
Salir de la pobreza y dar voz a los invisibles. Tejiendo nuevos diseños con diálogo de Indagación Apreciativa en Guatemala Consultores: Jeff Fifield y Sherry Miller, Empowerment Unlimited
Liderazgo
Formación de liderazgo y planificación estratégica para mujeres
Formar a mujeres para dirigir empresas con microcréditos. Trabajo con asesores de negocios en microcréditos destinados a mujeres de la ONG Namaste Guatemala, para la Tercera Conferencia Anual de Prestatarios Consultores: Jeff Fifield y Sherry Miller
Fortalecer las capacidades de liderazgo participativo. Hacer posible otra comuna: Indagación Apreciativa para la formación de dirigentes comunitarios en la comuna de Peñalolén-Chile Consultores: Jorge Sanhueza, Jorge Leiva y Roberto Arístegui
Organizaciones (ámbitos empresariales, diferentes ONG, educación y sanidad)
Innovación y reinvención
La integridad en las organizaciones
Vivir la misión y los valores
Igualdad de género
Planificación estratégica
Despliegue del plan estratégico
Mejora del clima laboral
Gestión exitosa del cambio
Cambio cultural: hacia una cultura apreciativa
Transformación organizacional con el uso de la metáfora generativa
Recursos humanos: transformando los procesos en la gestión de personas
Mejora de la gestión en el ámbito educativo
Cohesión de equipos
Equilibrio entre la excelencia de servicio y la buena calidad de vida del trabajador
Medios de comunicación
Imágenes y voces de esperanza Por Miriam Subirana
Glosario
Bibliografía
Agradecimientos
Sobre los autores
Notas
Cubierta
Portada
Créditos
Índice
Dedicatoria
Comenzar a leer
Glosario
Bibliografía
Agradecimientos
Notas
El cambio ocurre en todas partes, y, en ocasiones las perturbaciones, los sufrimientos y la volatilidad dan la impresión de ser un caos apenas controlado. No obstante, en el interior de esta confusión se encuentran las semillas de un futuro mejor. En la naturaleza, cuando de las cenizas de lo viejo surge un sistema nuevo y a menudo más sano, se da un proceso que los científicos denominan “emergencia evolutiva”, que convierte el trastorno y la agitación en oportunidad a través de nuevas combinaciones de nutrientes o materiales vivificantes. En los sistemas humanos, cuando la fortaleza alcanza la fortaleza, y dispara una espiral ascendente, lo denominamos cambio basado en las fortalezas, y la pregunta que cada vez se hace más gente es: «¿Cómo podemos convertir con más confianza y de manera activa los desafíos y épocas de agitación en ciclos positivos basados en las fortalezas, de renovación y avance, en oportunidades que inspiren la innovación y la emprendeduría, el avance creativo, una prosperidad económica más sostenible y un florecimiento o una prosperidad humanas?, y ¿cómo podemos mejorar a la hora de diseñar y navegar por este tipo de cambio intencional positivo adelantándonos a los acontecimientos, es decir, antes de que el cambio se convierta en un suceso traumático o en una experiencia paralizadora?».
Este libro reúne un sistema de herramientas, así como investigación puntera sobre una metodología que está cambiando el cambio. Su base de conocimientos se inspira en las nuevas y emocionantes investigaciones acerca de la psicología positiva de las fortalezas humanas, y en campos como la biomímesis, el pensamiento de diseño y la construcción social de la realidad. Este sistema de pensamiento y práctica –muy adecuado para transformar momentos convulsos en ocasiones llenos de oportunidad– se llama Indagación Apreciativa (IA).
La IA trata, sobre todo, de ver. Trata de la búsqueda rigurosa de lo mejor en las personas, en sus organizaciones, y en el universo repleto de fortalezas en el que vivimos. En su enfoque más amplio, la IA implica un descubrimiento sistemático de todo lo que proporciona “vida” a un sistema vivo cuando este es más eficaz, está más vivo y es más capaz en términos económicos, ecológicos y humanos. La IA implica, de una manera disciplinada, el arte de hacer preguntas que refuercen nuestra propia capacidad –y la de los demás– de aprehender, anticipar y aumentar el potencial positivo. Imagine lo que ocurriría si dispusiese de la capacidad de ver sistemáticamente, y de conectar con cada fortaleza, con todas las capacidades inherentes en su mundo interior y en el que lo rodea; o de captar todo el potencial positivo en su hijo o hija; o, al igual que Miguel Ángel, de la capacidad intelectual de “sentir” la imponente e histórica figura de David que ya existía en el enorme bloque de mármol…, incluso antes de que se tornase realidad.
Como todo el mundo sabe, Albert Einstein dijo: «Ningún problema puede resolverse desde el mismo nivel de consciencia que lo creó. Debemos volver a descubrir el mundo». Y de eso precisamente es de lo que trata la IA. Trata literalmente del don de una nueva visión. Es un conjunto de herramientas para poner en marcha las tres etapas del cambio basado en fortalezas: la elevación de las fortalezas humanas; el alineamiento y aumento de fortalezas conectadas y colaborando con otras, y, en último término, de la creación de instituciones y comunidades positivas que refracten nuestras fortalezas humanas más elevadas más allá de nosotros y hacia nuestras sociedades. El núcleo de todo ello es lo que sucede cuando descubrimos fortalezas –todo lo que da vida cuando las cosas están más vivas– y cuando combinamos y agrandamos esas fortalezas en “estudios de diseño” a fin de crear nuestra historia futura.
En pocas palabras, lo que sucede es inspiración, justo lo contrario de expiración o muerte. Inspiración es sinónimo de vida. Suele darse cuando nos concentramos en desviaciones positivas, sorpresas y en todo lo de valor y fuerza que nos rodea. Podemos ser capaces de crear un estado de inspiración armonizándonos con la magnificencia y genio de la naturaleza, al escuchar música hermosa, al diseminar historias de innovación organizativa, leer palabras inspiradoras, o al observar los diminutos milagros que suceden a nuestro alrededor a diario. La inspiración es algo que nos llena de un potente tipo de esperanza que no es ni frívola ni superficial, sino que está basada en las observaciones de lo que vemos. Implica que nos trasladamos y nos movemos hacia algo mejor, a menudo con una refrescante claridad de propósito, y de maneras que abren puertas en la mente. La inspiración es el fundamento para la creatividad, la motivación, la alegría y todas esas emociones que nos permiten trascendernos a nosotros mismos. Resulta asombroso lo poco que se ha escrito sobre temas como esperanza, inspiración y alegría, y su relación con la “gestión de cambios”. Pero las investigaciones sobre el otro aspecto de la ecuación resultan ciertamente concluyentes: no cambiamos bien en condiciones traumáticas –en momentos de ansiedad, temor, angustia y rabia– porque no pensamos bien, no nos relacionamos bien ni diseñamos bien.
En la primavera de 1987, una serie de investigaciones denominadas Organization Development and Change (Desarrollo de las organizaciones y cambio) publicó un artículo mío titulado “Appreciative Inquiry in Organizational Life” (“Indagación Apreciativa en la vida organizacional”). Ese artículo, escrito en colaboración con mi mentor, Suresh Srivastva, generó más experimentación en ese campo, más estimulación académica y más innovación que cualquier otra cosa que hubiéramos escrito con anterioridad.
«La Indagación Apreciativa (IA) está revolucionando el campo del desarrollo organizacional y el cambio organizativo», escribió Bob Quinn –de la Universidad de Michigan– en su libro sobre liderazgo Change the World, aunque, tal y como veremos más adelante, la Indagación Apreciativa nunca pretendió revolucionar nada en el campo de la teoría y práctica de la intervención.
La principal contribución de nuestro artículo, su metáfora raíz, era trasladar para siempre nuestra atención del mundo de la vida organizacional como “un problema que hay que resolver” a una visión del mundo como un “universo de fortalezas” repleto de innovación del que manaba la vida a borbotones. Una década más tarde, la encuesta mundial de Gallup desveló los resultados de su estudio de referencia y confirmó un principio básico: que una persona, o una organización, solo destacará aumentando sus fortalezas, y no arreglando sus debilidades.
En los años transcurridos desde que se publicara esa visión seminal de la “erudición de lo positivo”, ha habido millones de personas, organizaciones e investigadores involucrados en el desarrollo de las nuevas herramientas, conceptos y prácticas para llevar a cabo e introducir la IA, y otras metodologías basadas en las fortalezas, en organizaciones de todo el mundo. En la actualidad, el enfoque de la IA inspirado en las fortalezas, en lugar de convertir los cambios en algo problemático, está sustituyendo a muchos de los modelos tradicionales de gestión de los cambios, la mayoría centrados en los problemas. Y la IA se practica en todas partes: en el mundo empresarial y corporativo, en la Administración pública, la economía, la educación, la fe y la filantropía. Los afecta a todos.
¿Por qué ese desarrollo de la IA? Una de las razones principales es muy simple: porque funciona mejor que los métodos que se centran en los problemas. Pero hay más que eso, también es porque aprovecha el poder de lo que la científica Barbara Fredrickson ha denominado “el índice de positividad”. Trabajando con el matemático Marcial Losada, y tras pasar varios años en sus laboratorios estudiando el poder cognitivo de emociones positivas como la esperanza, la inspiración y la alegría, en contraste con emociones negativas como la cólera, el miedo y la depresión, Fredrickson descubrió que se producen espirales ascendentes de cambio positivo cuando el índice de positividad respecto a la negatividad alcanza un valor de 4:1. Tanto al estudiar las diferencias entre equipos de ejecutivos excepcionales frente a otros equipos de baja productividad, como al estudiar las diferencias entre matrimonios felices o fracasados, el único factor que explicaba las diferencias era este, que ella denominó el índice de positividad. Cuando una fortaleza entra en contacto con otra fortaleza, o la esperanza con la esperanza, o la inspiración de alguien se encuentra con la inspiración de otro –y cuando ese índice alcanza un valor cercano a 4:1–, entonces, en lugar de languidecer, los sistemas humanos aprovechan la espiral ascendente de elevación mutua o fortificación mutua. Se da un contagio o propagación positiva, como una chispa de inspiración que se convirtiese en una llama y esa llama en una antorcha olímpica o un legado. El Nobel Rufus Jones dijo en una ocasión: «Nadie sabe cómo la llama de la vida y la energía saltan de una vida a otra». Puede que así sea. Pero cada vez estamos más cerca de llegar a comprender esa dinámica.
En una palabra, se trata de unión. Se trata de forjar un vínculo de conocimiento con lo que la IA denomina “el núcleo positivo” de un sistema: todas las fortalezas, activos y oportunidades pasadas, presentes y futuras disponibles para ese sistema se extienden a su ecosistema de relaciones. Se trata de un cambio inspirado por lo mejor de la vida. Y este libro trata justamente de cómo se lleva a cabo: trata del ciclo de las 4D de la IA (Discovery, Dream, Design, Destiny), que pasa de descubrimiento a sueño, diseño y destino; trata de la teoría de las fortalezas y de las etapas del cambio basado en ellas; trata de llevar a cabo este trabajo en formatos de coaching individualizados, así como en cumbres de IA con 300 o 1.000 personas. Escenarios en los que el “efecto concentrado de fortalezas” provoca cambios sistémicos más rápidos y más positivos de lo que nadie puede imaginar. A propósito de una de esas cumbres IA en Naciones Unidas –con empresas como Telefónica, IBM, Coca-Cola, Tata, Royal Dutch Shell, Ericsson y otras 500–, el secretario general Kofi Annan escribió más tarde: «Me gustaría recomendar su innovadora metodología de Indagación Apreciativa y agradecerle por haberla introducido en Naciones Unidas. Sin ello, hubiera resultado muy difícil, quizás incluso imposible, implicar constructivamente a tantos líderes del ámbito empresarial, de la sociedad civil y del gobierno».
Miriam Subirana compartió conmigo en una ocasión lo siguiente: «El sentido de la vida es encontrar tu don. El propósito de la vida es regalarlo». Bien, pues eso es precisamente lo que ha hecho con este generoso libro. Uno de sus grandes dones es la escritura, sobre todo acerca de cosas que considera que pueden sacar a relucir lo mejor de los seres humanos, sus instituciones y nuestro mundo. Miriam publica aquí algunos de mis mejores escritos, así como los de otros muchos colegas y pensadores que han contribuido a lo que cada vez se conoce más como “una revolución positiva del cambio”.
El libro tiene ritmo y poesía propios, empezando con el poder de la imaginación y cómo se refuerza con la IA dando lugar a la creatividad y al pensamiento de diseño, pasando a los fundamentos de la IA y a cómo nos ayudan a ser mejores seres humanos optimizando las relaciones entre nosotros. Desde el cambio individual pasamos al cambio en sistemas, creando culturas de aprendizaje apreciativo en los que la comunidad, la organización y la sociedad avanzan respetando la vida humana y el planeta, adentrándose en una sostenibilidad que no solo es necesaria, sino urgente a todos los niveles si queremos asegurar un futuro digno para nuestros hijos y nuestros nietos.
Miriam ha reunido las experiencias prácticas de la IA aplicada en empresas, negocios, instituciones, comunidades, hospitales y colegios de distintos países de habla hispana, tanto en Latinoamérica como en España. A través de esos testimonios vemos cómo la IA puede trabajar con acierto en distintas culturas, pues permite que se oigan las voces de toda la comunidad. Este libro publica, por primera vez, muchos casos satisfactorios de IA aplicada en culturas latinas por parte de consultores y practicantes de IA de las comunidades locales que conocen su idiosincrasia e idioma.
Pero este libro ofrece más. Con coraje y atención, Miriam propone y elabora la principal tesis de este libro: que la inspiración es la dinámica principal no solo tras la IA, sino su “fuente de alimentación” más esencial de cara a cualquier tipo de movimiento ascendente y cambio sostenible. Pero insiste en que, además, es valiosa para todos nosotros incluso en momentos críticos y caóticos. ¿Por qué? Porque nos tenemos unos a otros, y nos daríamos cuenta de que todo el mundo es una maravilla a cierto nivel especial si pudiéramos disponer del tiempo necesario para ayudar a elevar las fortalezas y éxitos de cada uno. Lo que el gran Pau Casals dijo acerca de nuestros jóvenes, insiste Miriam, puede aplicarse a todo el mundo. ¿Recuerdas lo que dijo Casals? Realmente es la manera perfecta de comprender el significado del poder de la apreciación. En esencia, Casals vino a decir a los profesores que todas las personas son una inspiración y que depende de nosotros darnos cuenta, y que al hacerlo insuflamos vidas, posibilidades y nuevas realidades:
«Lo que deberíamos enseñarles es lo que son. Deberíamos decir: “¿Sabes lo que eres? Eres una maravilla. Eres único. En todos los mundos, no hay otro niño exactamente como tú. En los millones de años que han pasado, nunca hubo otro niño exactamente como tú. Puedes convertirte en un Shakespeare, en un Miguel Ángel, en un Beethoven. Tienes capacidad para lo que quieras. Sí, eres una maravilla”».
De eso es de lo que trata este libro: trata de cambio inspirado por lo mejor de la vida. Y lo mejor de la vida nos es tan cercano, real y accesible como cualquiera de nuestras relaciones.
Este libro es una aventura. Es la aventura de indagar para descubrir, conocer y ampliar talento, fortalezas y aspiraciones. Es la aventura de formular nuevas creencias que nos impulsen a ser mejores y a organizarnos mejor. Es la aventura de cuestionar creencias obsoletas, erróneas o inefectivas acerca del cambio en las organizaciones. Es despertar el asombro de ver lo que somos capaces de construir colectivamente. Es la aventura de soñar juntos creando sinergias, diseñando propuestas que desafíen nuestros límites y nos ayuden a salir de nuestros prejuicios. Es la aventura de la alegría de vivir nuestros sueños y de inspirarnos para construir juntos un mundo mejor.
En las próximas páginas te invitamos a percibir las organizaciones de una forma nueva e imaginativa. Te acompañamos a vivir el proceso a través del cual las personas, los líderes, los consultores y las organizaciones se abren para crear la realidad que más quieren vivir.
El cambio que promueve la Indagación Apreciativa (Appreciative Inquiry) en las organizaciones incluye la voz de todos y respeta las aspiraciones de sus gentes, de la comunidad en la cual o para la cual trabajan y el medio ambiente. Se convierten así en empresas y organizaciones agentes benéficos para el mundo. En las próximas páginas ofrecemos una visión amplia y casos prácticos destinados a conocer las posibilidades que ofrece esta metodología revolucionaria. Presentamos la Indagación Apreciativa (IA) en todas sus dimensiones y profundidad. Obtendrás las pautas para conocer, comprender y ver las posibilidades de aplicación de la IA en tu empresa, en tu organización, en tu escuela o institución y en tu vida profesional y personal.
Gracias a la IA, la tarea de intervención en las organizaciones y en los sistemas y grupos humanos da espacio a la velocidad de la imaginación e innovación; y en lugar de negaciones, crítica y diagnóstico cíclico, se abre paso al descubrimiento, al sueño, al diseño y al destino que queremos vivir. A veces imaginamos innovaciones que deseamos llevar a cabo, pero los sistemas jerárquicos y burocráticos o la comunicación inefectiva, nos impiden o ralentizan el proceso de plasmar en la realidad eso que imaginamos como posibilidad. Con la IA generamos el compromiso y la valentía de poner en práctica lo que imaginamos colectivamente. Y lo hacemos a la velocidad necesaria, para promover y sustentar el cambio, en vez de paralizarlo o estancarlo.
Con este libro queremos contribuir a crear prácticas que operen basándose en suposiciones afirmativas y no deficientes acerca de las organizaciones en las que trabajamos. Prácticas que nos faciliten crear relaciones de respeto y grupos eficientes que promuevan el crecimiento en las relaciones.
Suelen conocerse algunos aspectos de la IA que se utilizan en World Café, Espacio Abierto, Art of Hosting…, y en otras interacciones. En las próximas páginas podrá comprobar que las dimensiones que ofrece la IA son más amplias y que, a la vez, facilitan que se concrete más. La IA permite que se incorporen otras metodologías en el proceso siempre y cuando se sigan los principios apreciativos.
El libro en sí es una IA en mi experiencia vital y profesional. En él comparto las vivencias que se han dado en llamar de las 5 «D»: Definir, Descubrir, Soñar (Dream), Diseñar y crear el Destino al que quiero llegar. Al compartirlas espero inspirar al lector e impulsar su motivación para que se aventure en una IA que le lleve a descubrir sus fortalezas y sus aspiraciones, a soñar desbloqueando su imaginación y creatividad, a diseñar propuestas de posibilidades que le conduzcan a vivir lo que quiere y como quiere vivirlo.
Supe acerca de David Cooperrider cuando en 1988-1989 fui coordinadora nacional en España del programa internacional «Cooperación Global para un mundo mejor». A David le fascinó la idea de que en más de 100 países estuviéramos movilizando a miles de personas con la pregunta de «¿Cómo ves el mundo mejor que quieres? Piensa en lo que quieres y no en lo que no quieres». Creábamos grupos y potenciábamos visiones compartidas de aquello que más querían los niños y niñas, los adultos y las organizaciones. La IA surge precisamente de una búsqueda a través de preguntas de aquello que más queremos y potencia las imágenes de futuro para que sirvan de guía en el presente.
Participé en otras iniciativas que utilizaban la IA, como «Imágenes y Voces de Esperanza», un programa impulsado por y para periodistas, diseñadores y artistas, personas que trabajan con las imágenes y con la voz, para encontrar formas de transmitir valores y esperanza. Comparto esta iniciativa en el capítulo 11.
Me formé en IA con David Cooperrider en 2001 en Nueva York, y posteriormente en la Universidad Case Western. Desde entonces empecé a aplicarla y a dirigir formaciones.
En 2009 acogí la reunión semestral de la red europea de Indagación Apreciativa en el Espacio Yesouisi de Barcelona, que fundé y sigo dirigiendo en la actualidad. Desde la primavera de 2012 formo parte de la comisión coordinadora de la red europea y de la coordinación de la red iberoamericana de IA.
Toda esta experiencia me llevó a impartir formación de IA (acreditada por la Universidad Case Western y David Cooperrider). Imparto talleres en organizaciones, empresas y universidades utilizando la IA.
Me apasiona la IA porque preguntar me abre a lo desconocido, me mantiene despierta la curiosidad y me ofrece la posibilidad de ampliar mi experiencia y mi saber. Enfocarme en lo que quiero, y en concreto en lo que quiero más, me ayuda a salir de la queja y a vivir apreciativamente, agradeciendo a cada paso.
El libro que tienes en las manos es el fruto de la participación de muchos profesionales y expertos en IA. Su colaboración enriquece la lectura con ejemplos prácticos de aplicación.
Los párrafos y apartados escritos directamente por David Cooperrider, o bien están citados explícitamente, o bien se cita la fuente al final del libro. Los apartados escritos en su totalidad por él son: “Facilitar el cambio, la cumbre de Indagación Apreciativa más diminuta del mundo”, en el capítulo 3; el capítulo 5, titulado “Innovación y fortalezas”, y el apartado “Cómo una cumbre de Indagación Apreciativa obtiene lo mejor de un sistema humano” del capítulo 6. Los capítulos 2 y 9 contienen grandes aportaciones de Cooperrider.
«Si cambiamos conscientemente la imagen interna de la realidad, la gente puede cambiar el mundo». Willis Harman
En la década de los años sesenta nacieron movimientos de jóvenes que realmente querían cambiar el mundo. Uno de sus lemas fue «La imaginación al poder», impulsado por los estudiantes franceses en Mayo de 1968. Invitaban a rebelarse contra el poder establecido, a pensar que había otros mundos posibles y a no aceptar el orden social tradicional. Anhelaban transformar la sociedad, eliminando toda forma de autoritarismo, desde los exámenes universitarios hasta la presidencia de la República. La frase «La imaginación al poder» cobró un gran significado simbólico y traspasó fronteras, convirtiéndose en una llamada a la revolución de los movimientos juveniles que proliferaron en muchos países.
«La imaginación al poder» reflejaba el «cambio social cualitativo» (en palabras de Marcuse) que reclamaban en el 68 para pasar de una sociedad obsesionada por “tener” a otra más preocupada por “ser”. El lema refleja asimismo la necesidad de cambio personal para impulsar el cambio social. Sus impulsores partían de la constatación de que no era posible alcanzar la emancipación del ser humano por la vía meramente institucional o revolucionaria si ello no iba acompañado de un cambio en las conciencias. La imaginación unida a una intención de hacer el bien común ayudó y ayudará a liberar a las personas de todas las formas de represión –internas y externas– a las que se ven sometidas en las sociedades avanzadas. Despertar las conciencias y la imaginación sigue siendo necesario para lograr evitar el desastre nuclear y ecológico que nos acecha.
El eslogan enlaza con uno de los aspectos básicos de los movimientos juveniles de esa época: creatividad y búsqueda interior. La contracultura del Mayo del 68 se rebeló contra los excesos de la “razón razonante” (el sueño de la razón produce monstruos, así tituló Goya un grabado de su serie Los Caprichos), en el sentido de rechazar que la razón fuese el modo único de conocimiento. Consideraban importante experimentar y desarrollar todo el potencial creativo, imaginativo, sensitivo, emocional y espiritual del ser humano. Con la imaginación al poder se puede compensar el exceso de uso que hacemos del hemisferio izquierdo del cerebro, el lógico-analítico, con un desarrollo de las capacidades del hemisferio derecho: la creatividad, el arte y la intuición.
Los creadores y portadores de la contracultura repensaron desde un punto de vista humanista todos los aspectos y valores establecidos de las sociedades occidentales avanzadas, trabajando subterráneamente en la creación de formas alternativas de vivir, producir y consumir. Se crearon movimientos clandestinos en regímenes autoritarios, como el del franquismo que imperaba en España. El movimiento de la contracultura se caracterizó por la anarquía no violenta, la preocupación por el medio ambiente y el rechazo del materialismo occidental. Formaron una contracultura políticamente atrevida y antibelicista, y artísticamente prolífica en Estados Unidos y en Europa. Para ello resultaba básica la imaginación, que les llevó a idear fórmulas comunitarias de autoayuda tan imaginativas como las “bicis blancas” (bicicletas gratuitas que los jóvenes ponían a disposición de los ciudadanos para que las utilizasen y dejasen en cualquier parte de la ciudad, donde otro pudiera acceder a ellas) o las “redes de intercambio local” (fórmula de “trueque” al margen del dinero, mediante la cual tú aportas un bien o servicio al resto de la comunidad –por ejemplo, cuidando niños– y a cambio recibes las mismas horas de trabajo por parte de otras personas, en modo de masajes, clases de idiomas, etcétera). Estas y otras fórmulas interesantes, que surgieron de la imaginación de los activistas de los años sesenta y setenta, hoy han sido institucionalizadas por muchos ayuntamientos de España y otros países.
La imaginación al poder nos conecta con el “utopismo”. Los realistas difícilmente cambiarán el mundo, son los utópicos quienes llevan el impulso del cambio. Los realistas están aferrados a una realidad problemática y les cuesta pensar más allá de ella. Ya nos lo dijo Albert Einstein, «No podemos resolver los problemas usando el mismo tipo de pensamiento que usamos cuando se crearon». La imaginación es necesaria para no abandonar el impulso utópico que, partiendo de la constatación de que otro mundo es posible, nos impulsa hacia un horizonte deseable por muy lejano que hoy nos parezca. No en vano el himno musical del movimiento contracultural, que recoge el ideario hippie, lo hallamos en la canción de John Lennon titulada –¡cómo no!– Imagine. Quizá yo no pueda cambiar el mundo, pero puedo empezar a cambiarlo, y la Indagación Apreciativa (IA) crea el entorno y las posibilidades para que unamos esfuerzos en esa dirección.
Han pasado ya 45 años y «La imaginación al poder» sigue siendo una de las frases mágicas que desde ese mayo revolucionario del 68 transmiten y evocan mucho en pocas palabras. Los logros sociales de los que hoy gozamos fueron un día vistos como utópicos por el statu quo del momento, aunque fueron soñados y reclamados por otros sectores sociales.
La Indagación y los Diálogos Apreciativos encienden y avivan este espíritu de querer cambiar el mundo. La IA inspira una revolución positiva, pacífica; abre canales para impulsar la imaginación individual y colectiva; despierta los sueños que quedaron dormidos en miles de personas en todo el mundo.
Cuando observamos la situación mundial, nos damos cuenta de la necesidad urgente de cambios drásticos que nos lleven a un mundo de relaciones en armonía, donde nadie muera de hambre, y donde la paz y la no violencia sean una realidad. Sin embargo, siguen propagándose las resistencias, el odio, el desamor, los deseos adictivos y las dependencias a la industria del entretenimiento. Parece que se nos induce a seguir dormidos, y a ser espectadores que necesitan ser estimulados para distraerse. A ser consumidores pasivos activados únicamente por lo que se les vende. Es el efecto N.T.D.: Nos Tienen Distraídos (María Novo). La industria del entretenimiento, el seguimiento masivo de espectáculos deportivos, es decir, el ocio por el ocio, hacen que no participemos activamente en transformar la realidad. En estas circunstancias es prioritario aquello que afirmó Graf Dürckheim: «No hay nada más grande ni más necesario en la vida que despertar del profundo sueño en que está sumido el ser humano».
Para provocar ese despertar individual y colectivo con la imaginación al poder, en las últimas dos décadas han surgido muchas iniciativas de la IA, como Despierta Argentina o Imagina Chicago. Bliss Browne, impulsora del Proceso Imagine (nacido como Imagine Chicago y que sigue vivo en los seis continentes) propuso que: «En una época de cinismo y desconfianza, es necesario que todos, mujeres y hombres, ricos y pobres, adoptemos la vocación colectiva de ser portadores y cuidadores de los sueños del futuro de las comunidades. ¿Qué es lo que nos permitirá abrir la mente, el corazón y la voluntad para ver a los demás como creadores únicos, para confiar los unos en los otros y para alcanzar el estado de “caída libre” que es dar a luz a algo nuevo? ¿Qué es lo que abrigará nuestra voluntad de trabajar juntos en nombre del futuro comunitario en el que la vida florece para todos?».
En las próximas páginas ahondaremos en estas preguntas y sus posibles respuestas. Te invitamos a leer este libro con tu imaginación despierta.
«La imaginación es más importante que el conocimiento». Albert Einstein
«Una imaginación vívida compele al cuerpo entero a obedecerla». Aristóteles
«Si yo tuviese que desear algo, no desearía riquezas ni poder, sino la pasión de la posibilidad, el ojo que en todas partes ve la posibilidad eternamente joven, eternamente ardiente. El placer decepciona, la posibilidad, no». Søren Kierkegaard
«La ardua tarea de la intervención dará paso a la agilidad de la imaginación y la innovación; y en lugar de negación, crítica y diagnóstico en espiral, habrá descubrimientos, sueños y diseños… La metáfora que mejor expresa nuestra función y tarea primarios (“el niño como agente de indagación”) será aquella en la que el asombro, el aprendizaje y la imaginación dialógica constituyan nuestro modus operandi». David Cooperrider
La imaginación es uno de nuestros mayores recursos. Nos ofrece muchas opciones, y con la claridad de nuestra intuición y el poder de nuestra intención podemos utilizarla para aportar capacidad de asombro, abundancia y plenitud en nuestras vidas, en nuestras relaciones y en nuestras organizaciones. La imaginación es nuestra mejor amiga cuando nos lleva hacia delante, o nuestra peor enemiga cuando obstruye y destruye. Demos luz a nuestras mejores intenciones de crear el bien común y comprendamos el poder que tienen cuando son claras. Desarrollar una intención clara en la próxima etapa de nuestra vida personal y laboral nos ayudará a diseñar las mejores estrategias para crear organizaciones mejores que contribuyan, a su vez, a crear un mundo mejor. La IA nos acompaña en este proceso.
Desde Mayo del 68 fue arraigando la creencia de que las empresas son las enemigas del medio ambiente, de la solidaridad y de la igualdad. Polucionan, explotan a las personas y funcionan con la avaricia como motor. La IA impulsa un cambio de visión y de acción: las empresas pueden ser, y algunas lo son, agentes benéficos para el mundo. No solo las ONG, las fundaciones, las comunidades espirituales o iglesias, y otras asociaciones, viven el espíritu de la solidaridad. Gracias a la IA, se va implementando una nueva manera de trabajar en las empresas y organizaciones: sostenible, colaborativa y humana.
«Si hiciéramos todo lo que somos capaces de hacer, quedaríamos realmente sorprendidos». Thomas Alva Edison
La IA es un proceso y una metodología que impulsa el cambio, incrementa las fortalezas y las convierte en hábitos, promueve el crecimiento, la ilusión y la motivación. La IA propone la intervención en las organizaciones desde un enfoque revolucionario para el cambio estratégico y el crecimiento sostenible de las organizaciones. Se aplica a todos los niveles y en todos los ámbitos: personal, de equipo, social, político, empresarial, organizacional, educativo, sanitario, religioso, cultural, entre otros. La amplitud de posibilidades que ofrece nos facilita descubrir que tenemos un gran potencial generativo de una realidad mejor para todos.
La IA es un proceso de búsqueda colaborativa que se centra en el núcleo positivo de una organización, grupo o sistema. Busca conectar a las personas y a la organización con sus competencias, habilidades, talentos y con sus mejores logros y prácticas. En su enfoque más amplio, afirma Cooperrider, involucra un descubrimiento sistemático de lo que da vida a un sistema vivo cuando está en su momento más vital, más efectivo y capaz de construir en términos económicos, ecológicos y humanos.
Con la IA estudiamos, descubrimos, seleccionamos y enfatizamos lo que da vigor, y es el pilar de la existencia de la organización. Con la IA buscamos lo mejor de lo “que es” para ayudar a despertar la imaginación colectiva de “lo que podría ser”.
En el proceso de la IA, los miembros de una organización visualizan el futuro que desean colectivamente, generando nuevos conocimientos que expandan la dimensión de lo posible. En el proceso facilitado por la IA se pone la visión colectiva en acción traduciendo las imágenes de posibilidades en realidad y las creencias, en prácticas.
La IA ofrece unas nuevas bases teóricas y prácticas del cambio. Ofrece una visión sistémica del cambio con la convicción de que para ser efectivo el cambio tiene que incluir a toda la organización. La IA es una metodología para la gestión del cambio. Es una perspectiva que puede aplicarse a cualquier proceso de cambio de una organización o modelo como planificación estratégica, construcción de equipo (team building), coaching, community building, e incluso para la reflexión personal.
Para ser efectivo, el cambio requiere velocidad, ejecución clara y acuerdo a todos los niveles. La IA logra esto involucrando a todos los grupos interesados de forma colaborativa en el proceso de toma de decisiones. Es un proceso de indagación que desafía a todo el sistema a fin de maximizar el potencial positivo para el cambio cultural, la planificación estratégica, el desarrollo del liderazgo, las alianzas, el construir equipos más ágiles, el desarrollo de comunidades y el cambio integral del sistema.
La IA ofrece un método de liderazgo que permite que la innovación emerja del mismo sistema. No se busca a alguien ajeno a la organización para inspirar la innovación, sino que se potencia la excepcionalidad y la creatividad personal y colectiva en el sistema organizacional, lo cual facilita que surja la innovación.
Desde mediados de la década de los ochenta, la IA se aplica en procesos de cambio organizacional, alineamiento de competencias, definición de visión y de plan estratégico en empresas, comunidades, organizaciones de la sociedad civil y pública. El método se utiliza tanto en intervenciones con pequeños grupos como en grupos de hasta dos mil personas.
Una de las claves centrales de la IA es la práctica del arte de plantear preguntas que fortalecen la capacidad de un sistema para rescatar, anticipar y resaltar el potencial positivo. La indagación se moviliza creando la pregunta positiva incondicional.
Un proceso exitoso de IA involucra a menudo a cientos o a veces miles de personas, y consigue el compromiso voluntario de las personas en actividades que no se habían planificado con anterioridad. En los diálogos, las personas se motivan a emprender nuevas acciones en las que la cooperación es el motor. Se libera energía que había estado bloqueada por factores como: la burocracia, la excesiva jerarquización, los sistemas internos de petición de autorizaciones o la comunicación deficiente. Se reajustan muchos asuntos de forma rápida, creándose mayor armonía y empatía en el trabajo y en las relaciones. Las actividades respetan las aspiraciones comunes y consiguen mayores niveles de afiliación y energía.
La IA ofrece una filosofía de vida, una manera de ver la vida y una actitud hacia la vida. Despierta un espíritu renovador que nos invita a realizar un cambio positivo, comenzando por uno mismo, nos conecta con el núcleo positivo de nuestro ser y nos facilita nuevas formas de actuar. Aplicando los principios de IA en la vida personal, uno convierte sus fortalezas en hábitos y la positividad en una actitud mental. Uno aprende a afrontar los desafíos con optimismo.
De hecho, David Cooperrider se resistió a escribir un libro sobre cómo practicar la IA hasta el cambio del milenio porque quería que las personas se centraran en la filosofía de este enfoque y no que lo vieran como una mera técnica o una metodología. Como resultado han proliferado muchas maneras diferentes de aplicar la IA y no sería preciso decir que la IA se practica de una sola forma, “la correcta”. Gervase Bushe, experto en Liderazgo y Desarrollo Organizacional, ha estudiado a fondo la Indagación Apreciativa y el Construccionismo Social, y explica que, «durante los primeros quince años, los practicantes de la IA basaban sus métodos en los cuatro principios iniciales (Cooperrider y Srivastva, 1987) que declaraban que la indagación en el potencial social de un sistema social debería iniciarse con apreciación, debería ser colaboradora, debería ser provocadora y debería ser aplicable».
«El método original hacía una llamada a un proceso colectivo de descubrimiento utilizando: 1) una observación fundamentada para identificar lo mejor de lo que es, 2) visión y lógica para identificar ideales de lo que podría ser, 3) diálogo colaborador y elección para lograr consenso acerca de lo que debería ser, y 4) experimentación colectiva para descubrir lo que puede ser. No fue hasta 1997 cuando se creó el modelo de las 4D de la IA, que ahora casi se describe universalmente como el método IA. Diana Whitney, colaboradora de Cooperrider, tuvo mucha influencia en la evolución de la práctica de la IA en algunos de los primeros proyectos en los años noventa».1 Con la práctica, el ciclo de las 4D ha pasado a ser de 5D, al convertirse la definición del tema y tarea de la IA en prioritaria. Con lo cual, la primera D es Definir.
«Lo más importante que hacemos como líderes y consultores es indagar –afirma Cooperrider–. Leemos las situaciones; realizamos un análisis y diagnóstico organizacional. Todo se inicia con la Indagación. El punto clave es que la forma en que conocemos es decisiva. Las preguntas que planteamos, los aspectos en los que elegimos enfocarnos y los temas sobre los que elegimos indagar determinan qué es lo que encontramos. Lo que encontramos se convierte en la información y en la historia sobre la cual dialogamos y visualizamos el futuro. Así que las semillas del cambio están implícitas en la primera pregunta que planteamos. La indagación es la intervención».2
La IA fortalece los vínculos entre personas y, además, aclara Cooperrider, «la IA vincula a un grupo de personas con su núcleo positivo, es decir, sus capacidades del pasado y el presente: logros, recursos, potenciales no explorados, innovaciones, fortalezas, pensamientos elevados, emociones positivas, oportunidades, cotas de referencia, momentos cumbre, valores vividos, tradiciones, competencias estratégicas, historias, expresiones de sabiduría, perspectivas en el espíritu corporativo profundo y visiones de futuros valorados y posibles. En toda la IA se busca a propósito trabajar desde este núcleo positivo. Todo sistema vivo tiene sin explotar muchas cuentas positivas que son inspiradoras y están por descubrir».3
Veamos por qué se utilizan las palabras “Indagación” y “Apreciativa” como nombre de esta metodología y filosofía. En algunos casos encontraremos la traducción de Appreciative Inquiry como Diálogo Apreciativo.
Apreciar es:
Valorar el acto de reconocer lo mejor en las personas y en el mundo que nos rodea.
Afirmar las fortalezas del pasado y el presente, los éxitos y el potencial.
Percibir las cosas que dan vida (salud, vitalidad y excelencia) a los sistemas vivos.
Incrementar el valor de algo.
Dar la bienvenida y acoger, respetar, reconocer, incrementar el valor, agradecer, afirmar, gratitud.
Sinónimos: valorar, estimar, preciar, honrar.
Indagar es:
El acto de explorar y descubrir.
Plantear preguntas con un rigor que va más allá de tan solo preguntar, estando abierto a descubrir nuevos potenciales y posibilidades.
Sinónimos: inquirir, investigar, descubrir, buscar, explorar, averiguar, estudiar, examinar con cuidado.
La IA es la combinación de Indagar con una mirada apreciativa que valora y respeta al otro. En la intervención con IA utilizamos el diálogo como herramienta de comunicación, por eso encontramos en español la traducción de Appreciative Inquiry como Diálogos Apreciativos.
Dialogar es:
Comunicar.
Intercambiar puntos de vista y visiones personales y colectivas.
Compartir inteligencia y sabiduría.
Escuchar y proponer.
Conocer y conocerse.
Sinónimos: hablar, platicar, conversar, charlar, debatir, discutir, entrevistar, departir.
A menudo, en las reuniones no dialogamos, sino que nos limitamos a exponer nuestras opiniones sin escuchar ni construir sobre las de los otros. Cuando nuestro diálogo es auténtico, creamos un espacio en el que los participantes nos escuchamos, identificamos las propias opiniones y conocemos las del otro. El ignorarlas o no conocerlas nos lleva a reaccionar de acuerdo con lo que suponemos al respecto. Las suposiciones no siempre son acertadas y con frecuencia provocan malentendidos y decisiones sin fundamento cierto. Es bueno hacer hincapié en uno de los acuerdos que recomienda Miguel Ruiz: «No hagas suposiciones ni saques conclusiones de todo precipitadamente. Al hacerlo, crees que lo que supones es cierto y creas una realidad sobre ello. No siempre es positiva ni guiada por el amor. Ten la valentía de preguntar, aclarar y expresar lo que quieres. Comunícate con los demás con la mayor claridad que puedas para evitar malentendidos, tristeza y otros dramas. Con solo este acuerdo puedes transformar tu vida por completo».4
La etimología de la palabra “diálogo” es: dia (“a través de”) logos (“palabra”). Es el significado que fluye entre, en y a través de los participantes, a partir del cual puede emerger una nueva comprensión. El objetivo del diálogo, según David Bohm, uno de los grandes físicos del siglo xx, es penetrar en el proceso de pensamiento colectivo y transformarlo. Comparándolo con la discusión (disgregar) cuyo objetivo es vencer (alguien gana y alguien pierde), el espíritu del diálogo sería “ganar-ganar”.
Para que la comunicación pueda fluir con libertad, las personas debemos trabajar en un estado de superconductividad humana y aprender a no ofrecer resistencia, afirmó Bohm. Y comparó la comunicación humana con el flujo de electrones. Así como la resistencia en un circuito eléctrico hace que el flujo de corriente genere calor (energía desperdiciada), la comunicación en un grupo también disipa energía.
El principal obstáculo para el libre flujo de significados es nuestra manera de pensar. La mayoría de nosotros no ha desarrollado una conciencia que nos permita pensar de manera integral, y lo hacemos de modo fragmentado. En lugar de buscar un significado compartido, defendemos nuestra visión particular. Quizá deberíamos reconocer la “falta de sentido” que existe a menudo en la visión fragmentada: lo separados que estamos, los problemas colectivos que afrontamos. Muchos de los problemas que observamos en las familias, en los equipos de trabajo o en las grandes empresas, y la incapacidad para resolverlos, se deben a que pensamos de manera individualizada y sin visión colectiva. No aplicamos el pensamiento sistémico ni colectivo. La fragmentación, la polarización y el aislamiento que resultan de ello nos impiden relacionarnos de forma productiva. En los diálogos que promovemos con la IA buscamos un significado compartido, fuera de la fragmentación y el pensamiento individual inconexo, con la realidad colectiva. Este es uno de los puntos fuertes de la IA.
Si el pensar colectivo es un arroyo continuo, dice Bohm, los “pensamientos” son como hojas flotando en las aguas que acarician las orillas. «Recogemos las hojas y creemos erróneamente que son nuestras, porque no atinamos a ver el arroyo del pensar colectivo que las arrastra…». Al dialogar comenzamos a ver el arroyo que fluye entre las orillas. Participamos en esta reserva de significado común, con posibilidad de constante desarrollo y cambio.
En los Diálogos Apreciativos permitimos el flujo permanente y la evolución de los significados, así podemos concebir nuevas acciones y encontramos soluciones innovadoras. El Diálogo Apreciativo crea las condiciones para que podamos compartir significados colectivos y darnos cuenta de que formamos parte de un todo. En los diálogos que fomentamos con la IA se disuelven las resistencias potenciando la positividad y la apreciatividad para que fluya la comunicación. «El diálogo es abrazar diferentes puntos de vista –literalmente, el arte de pensar juntos, afirma William Isaacs–.5 En el diálogo aprendemos a utilizar la energía de nuestras diferencias para realzar la sabiduría colectiva».
Los problemas entre los gerentes y sus empleados, entre ciudadanos y sus políticos, e incluso entre las naciones, con frecuencia surgen –considera Isaacs– de una incapacidad para facilitar diálogos exitosos. Según este autor, la mayoría de las veces llegamos a nuestras conversaciones bien preparados. «Sabemos lo que queremos decir y esperamos nuestro turno para decirlo. Nos mantenemos herméticos a la hora de escuchar lo inesperado de los demás. Interrumpimos la comunicación de intercambios honestos que nos inspiren para emprender acciones. Esto es la antítesis del diálogo». Con el fin de que esto no ocurra, la IA propone preguntas bien formuladas que inspiren un diálogo constructivo, apreciativo y positivo y sigue unos principios que facilitan que emerja lo inesperado y lo innovador.
Otro elemento en un diálogo genuino es la cuestión de desviar la relación de poderes, añade Isaacs. «En tanto exista una diferencia de poderes en los roles, el diálogo es muy difícil. Debemos suspender nuestras diferencias, de modo que el profesor pueda aprender del alumno y el jefe, del empleado. Si es posible verse como un compañero y no como un dependiente, súbitamente se presentan las posibilidades para la creatividad». Este logro es una de las claves del éxito de las cumbres de la IA. Una de las metas del diálogo es abrir nuevos terrenos mediante la creación de un “continente” o un “campo” para la indagación, un ámbito donde los participantes puedan ser más conscientes del contexto de su experiencia, y de los sentimientos y pensamientos que crearon esa experiencia.
Peter Senge y sus colaboradores (1997) afirman que: «El diálogo crea condiciones donde las personas experimentan la primacía del todo. Las relaciones son más fundamentales que las cosas, y la totalidad es más importante que las partes».6
En este apartado veremos los objetivos fundamentales de la IA y los logros que se obtienen al introducirla en nuestras organizaciones y en nuestras vidas. A lo largo del libro explicamos cómo se consiguen. Es decir, aquí expondremos el qué y el para qué, en los siguientes capítulos veremos el cómo, y entraremos con más detalle en su metodología en los capítulos 6 y 10.
La IA se puede utilizar en cualquier situación donde los líderes y miembros de la organización se comprometan a construir organizaciones positivas, centradas en la vida y en las personas.
A continuación exponemos en líneas generales qué es lo que una intervención con IA facilita:
Conseguir cambios a la velocidad de la imaginación
Mediante la IA se crea un estado generativo que nos lleva a innovar. El proceso de intervención despierta la creatividad de todos los participantes. En el diálogo se manifiesta la imaginación y se disuelven barreras para llevar los ideales a la acción.
Las organizaciones tienen que innovar y esforzarse por generar ideas y productos nuevos. El esfuerzo de innovación exige un tipo de aprendizaje diferente, que no sea un mero adaptarse a los retos y resolver problemas. Es un aprendizaje centrado en imaginar posibilidades e idear nuevas formas de mirar la realidad. Cuando estamos dispuestos a pensar de forma alternativa, innovamos. Innovar conlleva un enfoque apreciativo, la habilidad de vislumbrar posibilidades radicales y la disposición a ir más allá de los límites de los problemas.
La revolución del cambio positivo
Cooperrider comparte su experiencia de cómo la IA es una intervención poderosa para transformar a través de una investigación capaz de inspirar, movilizar y sostener cambios en sistemas humanos. Con la IA provocamos un cambio en todo el sistema, una revolución positiva.
Aplicando la IA en una organización se puede:
Crear una organización radicalmente nueva.
Innovar la organización o en la organización.
Retocar o ampliar las fortalezas de una organización que ya funciona bien.
Incrementar el impacto de las fortalezas de la organización en la comunidad donde opera.
Crear una cultura de aprendizaje apreciativo en una organización, empresa, institución, grupo de interés y grupo vinculado.
Despertar creatividad y construir puentes
Diana Whitney, en su ponencia en el V Congreso Mundial de Indagación Apreciativa, WAIC (Gante, Bélgica, abril de 2012), afirmó que, «en una era en la que necesitamos co-creatividad, la IA encaja muy bien. Los líderes hoy en día se preocupan por las cuestiones de: ¿cómo comprometo a mi gente?, ¿cómo generamos compromiso en nuestros clientes?, ¿cómo construimos puentes?, ¿cómo logramos una comunicación óptima? La IA ayuda en estas cuestiones».
En todas las fases de la IA se impulsa la creatividad, para definir, descubrir, soñar y diseñar, y para vivir lo que hemos soñado y diseñado (destino). Se construyen puentes entre trabajadores de diferentes departamentos y niveles dentro de la organización, y entre socios, clientes, proveedores y otros colaboradores y grupos de interés.
Crear espacios de posibilidades
La IA empieza cambiando la percepción de las organizaciones como nidos de problemas, por espacios de grandes posibilidades, donde las fortalezas y aspectos que se han de conservar son mucho más significativos e importantes que las debilidades y asuntos que deberían cambiar o cuestionarse.
La IA surgió del convencimiento en la necesidad de un cambio en el lenguaje. Es habitual observar las organizaciones como una fuente de problemas que deben ser resueltos, cerrándose así las oportunidades de cambio. Cuando solo nos centramos en los problemas por resolver, perdemos de vista la visión del futuro que nos lleva a avanzar, olvidamos lo que hacemos bien y nos encallamos en el lenguaje y en las conversaciones acerca del conflicto. Utilizamos un lenguaje basado en la cultura del déficit y de la avaricia. Por ejemplo: nos falta esto, no lo hacemos bien, ellos se equivocan, ellos y nosotros, necesitamos tener más, dominar, ganar, crecer. Este lenguaje no es solo de déficit, sino que procede de la estrategia militar. Con la IA inspiramos la comunicación con un lenguaje apreciativo que incluye y no excluye (ellos están en nosotros: ellos y nosotros), que valore y no desprecie ni rechace, que inspire a colaborar y a compartir, y no a competir.
Enaltecer la vida y revigorizar
La IA investiga los elementos que generan y enaltecen la vida en el sistema y las fortalezas que desarrolla la organización mediante su capacidad de identificar y aplicar su potencial y competencias.
Compartir, fortalecer y aplicar las aspiraciones colectivas
Los sistemas humanos se mueven en la dirección en la que los investigamos. La IA es un proceso que nos da soporte para sistematizar esa investigación y lo hace a través de fases claras de intervención. La aplicación del método se desarrolla por medio de preguntas cuidadosamente preparadas que invitan a la organización a:
Apreciar sus fortalezas.
Conseguir con ellas el alineamiento y colaboración de los equipos.
Activar la energía para crear, ejecutar y vivir colectivamente sus aspiraciones y sus sueños.
Crear culturas de aprendizaje apreciativo
Las culturas de aprendizaje apreciativo alimentan el pensamiento innovador generando un enfoque positivo, un sentimiento de sentido compartido y sistemas que fomentan la colaboración. La IA acelera el aprendizaje organizacional y la transformación. De hecho, «el futuro del desarrollo organizacional –dice Cooperrider– pertenece a métodos que declaren, incorporen y aceleren el aprendizaje anticipatorio que envuelve mayores niveles de colectividad».7
Crear un futuro mejor siendo generativos
En general, queremos un presente y un futuro mejor para todos. Con la convicción y el compromiso personal y el poder colectivo que se despiertan en la IA, logramos cambios centrados en vivir más aquello que queremos. Gervase Bushe explica que uno de los propósitos de la IA es el de «generar un futuro nuevo y mejor. Para diseñar y facilitar la Indagación Apreciativa con efectividad necesitamos introducir la generatividad en cada acción». Para ello, Bushe propone que planteemos preguntas generativas, conversaciones generativas y acciones generativas.
Encontrar vías de colaboración entre las administraciones públicas, las empresas y las organizaciones del tercer sector
Con la IA podemos impulsar una relación fructífera entre administraciones públicas, empresas y organizaciones del tercer sector.
Dada la crisis medioambiental, económica y social que estamos atravesando, es prioritario encontrar vías de colaboración. La IA es una metodología ideal que permite crear el entorno idóneo en el cual mantener las conversaciones necesarias para llegar a acuerdos concretos que incidan directamente en la realidad social, cultural, medioambiental, económica y política, tanto local, nacional, como internacional.
Un ejemplo de creación de alianzas a través de la IA es la experiencia que se está llevando a cabo, desde 2009, en la ciudad de Cleveland con el compromiso de continuar hasta 2019. Nos lo explica Cooperrider: «Con habitantes sin trabajo que abandonaban la ciudad, el alcalde de Cleveland, Frank Jackson, quería encontrar el modo de reunir a todo el mundo para innovar y construir. Tras ver los efectos de la cumbre de IA en Naciones Unidas, enseguida supo que el enfoque sobre las macrofortalezas era exactamente lo que su ciudad necesitaba. También observó que la nueva energía en Cleveland se centraba sobre todo en la sostenibilidad –esta se estudiaba en universidades, en empresas como Sherwin Williams y Eaton, y en redes como Emprendedores para la Sostenibilidad–. Así que organizó un comité de diseño de una cumbre con profesionales y líderes de la comunidad». (Véase más información sobre esta experiencia en el apartado «Cómo una cumbre de IA obtiene lo mejor de un sistema humano».)
En Nepal se han llevado a cabo muchos talleres e iniciativas de IA, como, por ejemplo Imagine Nepal, en la que trabajan conjuntamente administraciones públicas, empresas, diversas ONG, universidades y profesionales independientes.
En el capítulo 11 se muestran diferentes ejemplos de estas alianzas en las que colaboran administraciones públicas, empresas y ONG.
Ser una empresa responsable “de verdad”
Con la IA facilitamos el diálogo entre los grupos de interés para que la empresa pueda convertirse en realmente responsable a todos los niveles (social, medioambiental, cultural, etcétera). Como afirma Esther Trujillo (2013): «Cuando una empresa decide que quiere apostar estratégicamente por ser una empresa responsable, las relaciones con los grupos de interés, con aquellos que opinan, influyen y son en potencia influidos por la empresa se hace imprescindible».
La aplicación de la IA aporta beneficios para el líder, el director ejecutivo, el
coach
, el consultor, el terapeuta, el profesor, el facilitador y la persona
El profesional puede beneficiarse de conocer los diez principios de la IA para su trabajo personal y con grupos. Los principios aplicados amplían su capacidad para investigar las fortalezas de su equipo y del coachee, cliente, paciente o estudiante. El profesional que vive la filosofía de la IA desarrolla la apreciatividad, con la cual valora, estima, reconoce y honra lo mejor en sí mismo y en el otro. ¡Cuán importante es reconocer y ver al otro! ¡Qué bien nos sentimos cuando se nos ve y se nos reconoce!
El modelo mental y el proceso desarrollado con la IA son fundamentales para que el trabajo del consultor y del coach sea transformador desde la visión sistémica y desde la positividad. La IA nos ayuda a crear preguntas potentes, positivas y afirmativas que amplían la visión del coachee, cliente, paciente o estudiante. Como profesional, podrás añadir un sistema metodológico a tu práctica que te ayudará en la estructuración de las sesiones tanto individuales como de grupos.
Cooperrider, Whitney y Stavros (2008) comparten su amplia experiencia afirmando que la aplicación, la práctica y la vivencia de la IA crean una diferencia en una sola persona, en una colectividad o en cualquier sistema humano. Por ejemplo, la IA «se ha utilizado con éxito en los siguientes temas y áreas:
Innovaciones que nos llevan hacia la organización ideal.
Planificación estratégica.
Desarrollo de liderazgo y gestión.
Rediseñar el proceso laboral.
Cambio cultural organizacional.
Ventajas financieras.
Desarrollo de los empleados.
Prácticas de recursos humanos.
Coaching
.
Comunicaciones.
Alianzas colaborativas.
Relaciones con la comunidad.
Relaciones con los clientes.
Relaciones entre grupos de interés.
Iniciativas multiculturales y con la diversidad.
Grupos de enfoque (
Focus group
).
Marketing
generativo.
Encuestas.
Reuniones.
Iniciativas de tipo global.
Evaluación para validar los sistemas de desempeño.
Desarrollo de nuevos productos».
8
Durante más de tres décadas, las organizaciones y comunidades en diferentes países han experimentado transformaciones extraordinarias a través de la utilización de la IA para el cambio personal, organizacional y social. ¿Por qué las personas se entusiasman y quieren participar en los esfuerzos de IA? ¿Por qué la participación dirige de forma rápida a resultados positivos, como la innovación, la productividad, la satisfacción del empleado y la rentabilidad? ¿Qué es lo que crea el espacio para que las personas se hallen en su forma óptima en el trabajo, y para la transformación personal? ¿Cuáles son las condiciones que impulsan la cooperación en todo los sistemas de grupos muy diversos? En los siguientes capítulos responderemos a estas preguntas.
Generalmente se invita a una intervención en IA cuando:
Las otras metodologías no han funcionado.
El equipo directivo conoce la IA y cree en los beneficios de aplicarla.
Se pide una intervención a un consultor que es practicante de IA y, por lo tanto, puede introducirla sin que previamente el cliente sepa sobre su existencia; ahí será el consultor el que consiga entusiasmar al cliente para utilizarla.
Se está en épocas de desempeño pobre en la organización.
Se desea crear un clima laboral digno del compromiso por parte de los trabajadores.
Se desea afrontar desafíos sociales y medioambientales actuales.
Se desea crear un diálogo entre partes enfrentadas o entre socios de nuevas alianzas.
Se desea resolver conflictos.
Se desea convertirse en una empresa realmente responsable.
Se desea decidir el rumbo y la dirección hacia la que quiere ir un grupo o comunidad.
En un proceso de cambio cultural.
A nivel nacional se invita a una aplicación de la IA cuando hay una crispación social. Por ejemplo, en Nepal, ante la crispación social y los ataques terroristas continuos, crearon una red de IA para lograr la paz y el desarrollo de la nación. Después del corralito en Argentina, a finales de 2001, se creó el movimiento social Despierta Argentina, a principios de 2002, que utilizó los Diálogos Apreciativos como herramienta central para su indagación.